ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤㅤㅤAnastasia debía admitir que todo se veía increíble. El estrés de Alice, y también el estrés que Alice provocó en todos, había valido mucho la pena. Eso le dio expectativas de que su boda fuera igual de hermosa. Aunque tampoco podía esperar menos cuando se trataba de su sobrina. Eso era algo que le enorgullecía de ella.
—No me gusta los eventos tan elegantes y grandes, pero admito que se lució —le dijo Charlie mientras subían las escaleras, en busca de la novia.
—Si crees que esto es demasiado elegante y grande, espera a nuestra boda —la mujer sonrió ampliamente. —No todos los días tu tía favorita se casa.
—O tu única tía —ella se rio. —Aun ninguno me ha dicho tío.
—Oh, solo dales un momento —dijo riendo. —¿Crees que lo acepte? —miró la caja de terciopelo azul oscuro que su esposo traía en la mano.
—Espero que lo haga. Al menos por Renée —murmuró y se detuvieron en medio de las escaleras. —¿Cuál es la historia? —hizo un gesto con la cabeza a los birretes de graduación.
—Cada fila le pertenece a un miembro. La primera es de Edward, seguido de Jasper, Rosalie y Emmett. Los míos están completando la fila de Emmett, no siempre se graduaba. No imagino porque —bromeó y el hombre se rio.
—¿Estudiaste en Italia por ellos? —ella lo miró sin entenderlo. —Los Volturi.
Ana suspiró.
—En parte sí. Me gustaba mucho vivir con ellos. Era divertido, aunque no lo parezca. Los programas de las universidades en Italia también eran muy buenos.
—Pero más por ellos —ella pretendía excusarse, pero él continuó. —No digas que no. Lo primero que dijiste fue en relación a ellos. Es una conclusión lógica ya que delataste tu subconsciente.
—Policía inteligente —murmuró con fingida irritación y rodó sus ojos con diversión. —Supongo que sí.
—¿Por qué te fuiste si te gustaba vivir con ellos?
—Es complicado... —admitió, pero se dispuso a explicarla. —Cuando Carlisle estuvo listo para irse, yo no lo estaba. Sentía que todavía tenía mucho que aprender de ellos y quise quedarme. Fue el único periodo donde estuvimos separados tanto tiempo —vio de reojo como él asentía. —Fue genial por mucho tiempo, pero luego no se sintió del todo bien. Por muy feliz que llegue a ser, extrañaba a mi hermano y, no lo sé, me sentía...
—¿Incompleta? —la rubia lo miró con una pizca de sorpresa y asintió.
—Sí. Incompleta —una suave sonrisa salió de sus labios. —Siempre serán mi segunda familia. Sin importar que.
—¿Charlie? —interrumpió una voz escalera abajo y miraron a una mujer subir. —¿La encontraste? —después de preguntar notó la presencia de la vampira. —¡Hola! Debes ser la hermana de Carlisle. Soy Renée Dwyer, la mamá de Bella.
Ella sonrió y aceptó la mano que le ofrecía. Sabía perfectamente quien era sin necesidad que se presentara. Se parecían demasiado como para dudar.
—Sí, Anastasia Cullen.
—Swan —corrigió el humano y Ana lo miró con una sonrisa mientras Renée parecía confundida. —Es Anastasia Swan —aclaró y pasó el brazo con su cintura, atrayéndola a sí mismo. —Estamos casados.
—¡Vaya! —exclamó y la rubia se sintió incomoda al no lograr distinguir las emociones de la castaña. —¿Cuándo ocurrió esto?
—Es reciente —dijo Charlie, sin ser muy específico.
—Mm —murmuró la mujer. Anastasia se dio cuenta que se equivocó con su hijastra, se parecía mucho más a su madre que a su padre, incluso físicamente. —¿Y hace cuánto se conocen? —eso parecía cada vez más a un interrogatorio.
—Tres años —respondieron a la vez, demasiado seguros de sus palabras.
—¡Oh! —esta vez sí parecía que la habían tomado por sorpresa. —¿Te molesta que vea...? —señaló la mano de la vampira.
—No —aceptó con una falsa sonrisa.
A ella no le agrado ni un poco esa idea, temía que Renée reconociera el anillo, pero ser descortés nunca fue muy suyo así que extendió de mala gana su mano izquierda. Su sortija relucía, igual que su alianza, sobre su pálida piel. El dorado rosado contrastaba de maravilla.
—¡Vaya! —volvió a decir, pero esa vez no era irónico. Agradeció que no la tocara. Era primavera, pero su piel estaba igual de helada que siempre. —Se ve costoso. ¿Al fin usando útilmente tu salario, Charlie?
Al igual que Jasper, pareció estar bromeando con la verdad. A Ana le sonó a reproche y eso no le gusto para nada. Sin dudas Bella se parecía más a Renée, se había equivocado con creses.
—¿Busca a Bella? —preguntó, apartando abruptamente su mano. —Esta por aquí —dijo antes que respondiera y tomó el brazo de su esposo.
Se lo llevó arrastras y subieron los últimos escalones de las escaleras del segundo piso. Escuchó que claramente la castaña los siguió y giró hacia ella, señalando al final del pasillo al lado izquierdo de las escaleras. Dwyer no dudo en irse corriendo, con dificultad por los tacones.
—No lo tomes personal —le dijo su esposo cuando la mujer se fue y lo miró con una ceja alzada. —Bella me dijo que le habló de ti. Y teniendo en cuenta que a Bella no le... agradas, es fácil que ella crea que eres algo que no eres.
Ella reflexionó lo dicho.
—Tal vez merezco su odio —comentó.
—No, Ana. Claro que no —tomó su mano, acariciándole el dorso. —Si alguna de ellas se diera el tiempo de conocerte se darían cuenta de lo increíble que eres.
—¿Seguro que no solo lo dices porque estamos casados? —preguntó divertida, sintiéndose mejor con esas palabras.
—Claro que no —respondió con falso escándalo. La rubia alzó sus cejas. —Bueno, un poco sí —ella rio y pasó sus brazos por la nuca del castaño.
—Te amo —dijo felizmente y le dio un corto beso en los labios. —Iré a ver a Edward —murmuró, pero no se movió.
Charlie murmuró una afirmación y volvió a besarla, esa vez más largo e intenso. El brazo de su esposo envolvió su baja espalda y la atrajo a sí mismo. Anastasia se separó cuando supuso que necesitaba aire, pero el hombre la tomó de la nuca, enredando los dedos en las perfectas ondas que Rosie le había hecho, y la sometió a otro fuerte beso. La mujer dijo algo incoherente mientras aceptaba más que feliz, acariciando la descubierta piel del cuello.
—¡Charlie, ven acá!
El mencionado se separó abruptamente por ese grito. La vampira rio al verlo con los labios hinchados y las mejillas rojas.
—Ve para allá —le dio un suave empujón, procurando no volver a besarlo por temor a no poder detenerse, y fue al otro lado del pasillo.
La habitación de Edward se veía bastante más desastroso de lo usual. Solo estaban Carlisle y Jasper haciéndole compañía al novio.
—Te ves hermosa, tía —le dijo Jazz al instante que la vio y ella sonrió.
—Por supuesto que me veo hermosa —contestó con arrogancia. El joven rio mientras su hermano negaba con la cabeza por su actitud. —¿Qué tal todo?
El cobrizo estaba por responder, pero su hermano se adelantó.
—Está nervioso —respondió con diversión y Edward lo miró mal.
—Me voy a casar —dijo, como si no fuera evidente. —¿Acaso no estabas nerviosa cuando te casaste? —le preguntó a la mujer y ella sonrió sin mostrar sus dientes.
—En realidad no —se acercó a su sobrino y le arregló el desatado moño blanco. —Estaba ansiosa por que pasara. Había esperado tanto tiempo que solo quería que ocurriera de una buena vez.
—Yo también llevó esperando mucho tiempo por esto —ella frunció el ceño.
—¿Entonces por qué estás nervioso?
Edward suspiró, cerrando los ojos. Parecía que estaba a punto de confesarse.
—¿Qué pasa, hijo? —preguntó Carlisle preocupado.
—Bella y yo... peleamos hace poco.
—Bueno... —dijo lentamente la rubia. No sabía muy bien que decir teniendo en cuenta que nunca había peleado con Charlie. —No pudo haber sido muy grave si estamos aquí —el cobrizo la miró por un largo momento.
—Peleamos por ti —admitió y Ana dio un paso hacia atrás, impactada.
—¿Por mí? —se señaló. —¿Por qué pelearon por mí?
—Después que digieras que te habías casado con Charlie, ella no estaba muy feliz que digamos —supo que estaba aminorando los sentimientos de la adolescente. —Bella te insultó y yo no pude evitar defenderte —la mujer separó sus labios. No pensaba decir nada, pero Edward se adelantó. —Sé que a ella no le agradas, de la misma manera que a ti no te agrada ella. Pero tú nunca la insultaste, de hecho, la ayudaste lo más que pudiste y sé que intentaste demasiado para tener una relación decente. No me pareció justo...
—Edward —lo interrumpió antes que continuara con las divagaciones. —No necesito que defiendas mi honor. No necesitas discutir con tu futura esposa por algo relacionado a mí. Las diferencias que Bella y yo tengamos no tienen que cruzarse con nuestras relaciones. Va a ser tu esposa, yo soy tu tía, y nunca me voy a molestar porque estés de su lado. Ella es el amor de tu vida.
Su sobrino volvió a suspirar, esta vez parecía ser más de alivio. Se miró en el espejo por unos segundos y luego volvió a mirarla.
—Lo siento —ella negó rápidamente con la cabeza. —No por esto. Por no haber sido un buen sobrino y desconfiar tanto de ti. Nunca hiciste algo que pusiera en duda donde tu corazón y lealtad estaban. Yo no pedí una tía —bromeó y la rubia sonrió. —Pero eres la mejor que pude haber tenido. Lo lamento.
—Oh, basta —pidió con lágrimas empañando su vista. —No es mi boda, pero me harás llorar.
Edward rio entre dientes y aceptó el emotivo abrazo de Anastasia.
—Las bodas unen a más que solo los novios —bromeó Carlisle y Jasper se rio.
La mujer rodó sus ojos mientras se separaba de su sobrino para ir a sentarse junto al rubia y mirar como el novio se preparaba para ir al altar.
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤ
( . . . )
ㅤ
ㅤ
ㅤ
ㅤㅤ
ㅤㅤㅤAnastasia se acercó con Bree al pequeño grupo conformado por los recién casados, Charlie, Billy y Seth, un joven chico metamorfo que se había hecho cercano a su sobrino. Hizo una mueca de disgusto ya que su única intención era llevarse a su esposo, pero no podía evitar como mínimo saludar al resto.
—¡Felicidades! —chilló Bree al llegar, dando pequeños saltos.
—Gracias, Bree —le respondió Edward con una sonrisa. —Tu vestido es hermoso.
—Está usando blanco —fue lo único que Bella dijo.
La rubia tomó posesivamente de los hombros a la pequeña, atrayéndola a su pecho. Temía que la ahora señora Cullen hiciera una escena por ello, sobre todo cuando no era culpa de Bree. Por suerte, las dos personas de La Reserva se metieron a la conversación.
—Debes ser la neófita, el nuevo miembro del clan —habló Billy y la vampira quiso corregirlo, pero se contuvo.
—Soy Bree —se presentó con tono ingenuo y le extendió formalmente la mano.
—Billy Black —respondió seco y no aceptó la mano.
La de cabellos chocolates lo miró desconcertada y estuvo a punto de bajar la mano de no ser que el chico que acompañaba a Black se adelantó y la sostuvo.
—Soy Seth Clearwater —dijo entusiasmado, con una gran sonrisa y ojos brillantes.
—Hola, Seth —contestó igual de sonriente la adolescente.
Ana miró fijamente al metamorfo. Al parecer su mirada era muy penetrante porque Seth volvió a su anterior lugar y evitó mirarla. La mujer no despegó sus ojos ni cuando bajo las barreras de su escudo para hablar con Edward.
Por favor, dime que no se imprimió de Bree.
Se pudo imaginar que su voz había sido demasiado suplicante. De reojo notó como su sobrino negaba rápidamente, lo cual fue todo un alivio para ella. Suspiró, volviendo a usar su don y tomó la mano de Charlie.
—Quiero presentarte a algunas personas —le dijo con una sonrisa soñadora. —Si quieres, claro.
—Por supuesto —aceptó al instante y le extendió la otra mano a Bree, quien se la tomó de inmediato. —Nos veremos después —se despidió y se dejó guiar por su esposa. —Será mejor que nos apuremos, aún tengo mucho que comer.
La neófita rio por las palabras del hombre y Ana negó con la cabeza, divertida.
—No necesitas reventar tu estomago hoy. Mañana puedes desayunar y luego lo haremos —él hizo una mueca.
—No creo que cambiar con el estómago lleno sea lo mejor —ella sonrió.
—Entonces sácalo antes —dijo divertida y el humano arrugó la nariz.
—Adorable como siempre... —murmuró y Anastasia dejó salir una carcajada.
—¡Anastasia! —Carmen se acercó corriendo, como si ella fuera a escapar. La rubia sonrió mientras besaba las mejillas de la mujer. —Luces hermosa.
—No lo digas tan sorprendida —bromeó y ambos rieron mientras Eleazar se les acercaba junto a Tanya y Kate. —Te ves increíble. Mi querido amigo es un hombre con suerte —el pelinegro sonrió y le dio un corto abrazo. Notó sobre el hombro del vampiro a una rubia afligida. —¿Qué le pasa a Irina?
—No se siente muy bien —murmuró Kate y miró a su hermana.
—Ven, Irina —le pidió la castaña y la mencionada le hizo con incomodidad.
Anastasia les sonrió a todos una vez estuvieron juntos.
—Les quiero presentar a mi compañero, Charlie Swan —tomó el brazo del hombre y lo atrajo más cerca de ella. También guio a Bree para que se pusiera frente a ellos. —Y el nuevo miembro de la familia, Bree.
—Es un placer por fin conocerlo —habló Eleazar al humano y le estrechó la mano.
—Anastasia nos habló mucho sobre ustedes —dijo Kate con burla. La mujer rodó sus ojos.
—Miente. No hable tanto —se quejó y no era mentira.
Había hablado con el clan Denali muy recientemente para contarles todas las noticias que ocurrieron el este poco tiempo. En realidad, no hablaron tanto, con todo lo que estaba pasando a penas y había tiempo para hacer algo fuera del itinerario de Alice.
—Hola, pequeña —le habló Tanya a la más joven. —Eres muy bonita. Soy Tanya.
—Hola, Tanya. Gracias, tú también eres muy bonita —le extendió formalmente la mano y la rubia la tomó con una sonrisa. Carmen hizo un sonido de ternura.
—Es adorable, Anastasia —le comentó enternecida y la mujer sonrió con orgullo.
—Estos son Eleazar y Carmen con las hermanas Irina, Tanya y Kate. Son nuestros primos —le explicó a Charlie.
—Es un placer conocerlos. Ana también me ha hablado mucho sobre ustedes.
—Bienvenido a la familia —le dijo el pelinegro con una sonrisa.
—Bienvenidos a ambos —corrigió Carmen mirando con una sonrisa a Bree.
—Sí, bienvenidos —murmuró Irina sin emoción.
Ana suspiró al darse cuenta lo que le pasaba. Su prima no despegaba los ojos de Seth.
—Lamento mucho lo que pasó con Laurent, Irina —se acercó y le agarró la mano. La chica asintió sin decir nada. —No puedo ni imaginar el dolor que estás sintiendo.
Era verdad. Para ella había sido una agonía el periodo que vivió con ellos mientras estaba lejos de Charlie. Pero era solo eso, distancia. Su compañero de vida no estaba muerto como el de Irina. Quería pensar que la rubia iba a ser fuerte y no morir por la tristeza como la mayoría de vampiros hacían cuando morían sus compañeros de vida.
—No, no puedes —le dijo, pero no se escuchaba molesta. —¿Por qué lo invitaron? —preguntó en voz baja, dolida.
—No es cosa mía, fueron los novios. A mí tampoco me agrada de que esté aquí —admitió. Ella nunca hubiera invitado lobos a ninguna ocasión, ni siquiera si alguno le agradaba. Había cosas que se tenían que estar separadas.
—No quiero hacerlo —le confesó y ella la comprendió.
—Lo prometiste —Tanya le dijo duramente.
—Mataron a Laurent e invitaron a su asesino —cuando ponía todo en contexto, Ana se dio cuenta que eso era muy difícil para cualquiera. Le sonrió levemente.
—Si tú lo matas, yo escondo el cadáver —bromeó y funcionó para levantarle el animo a la vampira.
Irina sonrió por primera vez y le dio un apretón a su mano para expresar su agradecimiento.
—Aquí estaban —comentó una nueva voz que reconoció de inmediato y rodó sus ojos. Soltó a su prima y dio un paso atrás, mirando al recién llegado.
—Garrett, que desagradable sorpresa —dijo con fastidio y el hombre se limitó a sonreír.
—Dije que vendría, ¿no?
—Esperaba que hubieras mentido —miró los ojos de Garrett. —El azul te hubiera quedado mejor —comentó en referencia a los lentes de contacto.
—Muy cliché. Y me gusta más el verde.
—¿Quién es tu amigo, Anastasia? —preguntó Kate con una mirada calculadora sobre el de largo cabello.
—No es mi amigo —aclaró rápidamente y su esposo se rio de su actitud. —Es amigo de Carlisle.
—Garrett. Para servirle —le ofreció la mano y la rubia la aceptó después de vacilar por unos segundos. Se notó que estaba sorprendida cuando él se la llevó a los labios y le dio un beso en el dorso. —Es un verdadero placer.
—Garrett —Ana llamó con amargura al vampiro. —Ellos son Eleazar, Carmen, Irina, Tanya y Kate.
—Como Katerina —comentó, mirando solo la última. —Significa pura. Algo irónico teniendo en cuenta el mito que crearon.
—¿Sabes quiénes somos? —preguntó Tanya, impresionada.
—Por supuesta. Son las leyendas —les sonrió ampliamente. —Me siento honrado de por fin conocerlas —parecía referirse a las tres, pero miraba solo a Kate, quien sonrió sin decir una palabra.
—¿No quieres saludar los novios, Garrett? —Anastasia llamó la atención, interrumpiendo el constante coqueteo. —Están por allá —señaló a lo lejos a los recién casados.
—Nosotros también íbamos a saludarlos. ¿Te molesta que te acompañemos? —preguntó Carmen con un poco de diversión.
—Para nada.
Garrett se le ofreció el brazo a Kate. La rubia de lacio cabello lo ignoró y se fue con la cabeza en alto, siendo seguida por el hombre igual que un cachorro perdido. El resto se fue y Ana se cruzó de brazos con un bufido, haciendo a Charlie reír.
—Creo que a Garrett le agrada tu prima —dijo riendo y ella lo miró con fastidio.
—Si intenta algo con Kate, juro que lo matare.
—Tal vez sean compañeros —sugirió mientras la acercaba a él. La rubia hizo una mueca de disgusto que desapareció cuando el castaño la beso.
—Eso se ve divertido... —comentó Bree mirando a Rosalie y Emmett bailar.
—¿Por qué no vas para allá? —Ana le preguntó dulcemente.
La pequeña bajo la cabeza y parecía triste y avergonzada.
—Yo no... No sé...
—¿No sabes bailar? —le preguntó el hombre y ella negó. Charlie la soltó y le ofreció la mano a la joven. —Vamos. Yo te enseño.
La vampira sonrió con ternura y felicidad mientras Bree miraba la mano del humano sin creerlo.
—¿De verdad? —preguntó ilusionada.
—Claro que sí —la chica tardó unos segundos más, pero terminó tomando la mano. —Luego puedes ir a mostrarle a Emmett lo que aprendiste. Solo si le dices que yo te enseñe.
Anastasia dejó salir una carcajada por esa condición. Bree aceptó felizmente decirle al pelinegro lo que él le pidiera. Vio a Charlie enseñarle con paciencia y escuchó como la neófita se disculpaba cada vez que sin querer lo pisaba. Sonrió en paz mientras el humano hacía girar a la pequeña.
Tal vez solo tendría que hablar con Charlie sobre adoptar a Bree.