Así coincidimos || Terminada

By MsMistery19

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¿Existe el amor de una vida pasada en otra vida? Nadie lo sabe. Sus caminos se cruzarán después de que al par... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capitulo 45
Capítulo 46
Final/Epílogo

Capítulo 9

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By MsMistery19

Pov Calle.

No sabía que tan seguro era bañarme cuando mi falsa novia estaba en mi departamento.

Y si...

No, no, no. ¡Control Daniela Calle!

Alejando pensamientos de mi cabeza, salí de mis prendas para abrir la llave de la ducha.

— Siri, modo ducha.

Obviamente le dije a Siri que pusiera música de calidad.

Fue entonces cuando la bocina empezó a sonar con Ana Gabriel de fondo. ¡Ahora sí a cantar!

— ¡Ay amooor, no sé que tiene tu miraaar! ¡Que día a día me conquista más y más!— Canturreé.

¿Qué estaba usando el shampoo cómo micrófono cantando a todo pulmón?

Por supuesto que sí.

Hoy se hacía gira con el shampoo de micrófono.

— ¡Ay amoooor! ¡Cuánto daría por romper ese misterio que me atrapa sin quereeee- aaaah!

No se imaginan el susto hijueputa que me llevé cuando miré una silueta por detrás de la puerta de la ducha.

— ¡No veo nada, lo juro, lo juro, lo juro!— Gritaba Poché rápidamente.

— ¡María José!— Reproché.

Iba a decirle sus cuántas cosas por invasora, pero cuando saqué la cabeza y la miré con sus ojos tapados y apenada, todo insulto quedó atorado en mi garganta.

— Lo siento, lo siento, lo siento. — Se disculpaba dándome la espalda con los ojos cubiertos por su mano.

— ¡¿Qué haces aquí?!— Cuestioné alterada por el susto.

— Es que hay un hombre en la puerta y está tocando cómo loco. — Explicó.

— ¿Qué?— Arrojé confundida.

— Yo no fui. — Respondió con voz nerviosa y bochornosa.

Rodé los ojos y tomé una toalla para taparme, resoplé y tomé de la muñeca libre a Poché para arrastrarla conmigo fuera del baño.

Cambie mencionar que no quitaba la otra mano de sus ojos.

Tierna...

— Por cierto estoy en-

— ¡Dios mío!— Exclamé asustada por segunda vez.

Me escondí detrás de la pared más cercana con su cuerpo, asomé la cabeza y la iPad estaba en pleno live.

¡Casi me ven la concha!

— ¡¿Por qué no me dices que estás en live?!— Dije alterada, Poché hizo una mueca.

— Es que no veo nada. — Replicó con obviedad.

— Ya puedes ver. — Le dije al ajustar mi toalla.

Poché abrió sus dedos para ver en medio de ellos, al verme frente a ella los cerró de nuevo negando con su cabeza.

— Ay papito Dios, digo-

Ella tragó grueso y yo alcé mis cejas, Poché apretaba su mano contra sus ojos.

— Estás en toalla. — Puntualizó, alcé una ceja.

— ¿Algún problema?— Inquirí.

— Muc-chos. — Tartamudeó.

Suspiré pasando una mano por mi cabello húmedo.

— Muy bien, necesito que vayas y termines el live, ¿ok?— Mencioné serena.

Ella asintió con su cabeza, giré su cuerpo para que me diera la espalda, una vez hice eso ella quitó la mano de sus ojos se dirigió hasta el iPad y se sentó en la silla del comedor.

— Haremos live pronto, chau. — Se despidió. Y sin más preámbulo cerraba el en vivo causandome gracia.

Salí de mi trance cuándo la puerta fue tocada otra vez fuertemente, fruncí el ceño.

Me dirigí hasta la puerta sosteniendo mi toalla, los golpes no cesaban. Me puse de puntillas y acerqué mi ojo en la mirilla, abrí mis ojos cómo platos.

Ay no...

Si no era una desgracia era otra. ¡Ya vino el pegelagarto a joder!

— ¿Quién es?— Cuestionaba mi acompañante.

Giré mi cabeza y no podía creer que todavía siguiera con los ojos tapados.

— Poché, puedes ver estoy en toalla nada más. — Dije con las cejas fruncidas.

— No, te vería y eso está mal. — Respondió con determinación.

— ¿Por qué?

— Amm, porque es tu privacidad. — Vaciló con duda.

¿Quién es esta mujer y por qué me está seduciendo de esta forma?

¡Ya basta de estupideces Daniela!

— Pero yo te estoy dando permiso-

— ¡Daniela!— Armando me interrumpía detrás de la puerta.

¿Por qué Dios no me hacía el milagro de llevárselo con un rayo?

— ¡Lárgate, pedazo de caca!— Espeté con mal humor.

— ¡Abre la maldita puerta!— Exigió el muy infeliz, bufé.

—¿Quién es?— Murmuró Poché.

— Mi ex. — Declaré harta de ese ser.

— ¡Abre la puerta, maldita!— Exigió de nuevo.

Fifa de mierda, está loco si cree que le voy abrir.

— ¡Tenle respeto, hijo de puta!— Gritó mi acompañante.

Miré a mi costado impresionada al oírla de esa forma, Poché estaba con el ceño fruncido y los puños cerrados  viendo la puerta, ya no se tapaba los ojos pero aún así no me veía.

Armando cesó los golpes y hubo un momento de silencio.

— ¡¿Estás con ella?!— Inquirió furioso al otro lado de la puerta.

— ¡Armando, si no te vas llamaré a seguridad!— Amenacé, acercándome a la puerta.

— ¡Me importa una mierda, abre la puta puerta!— Demandó, dándole una patada.

— ¡No!— Grité harta.

Fue entonces cuando sentí una mano tomar mi muñeca, me alejó de la puerta y pude observar cómo Poché abría la puerta de golpe para cerrarla de nuevo.

— ¡María José!

Intenté abrir la puerta, pero cuando se cerró de nuevo al ser jalada, no pude hacer mucho. Pegué el oído a la puerta y escuché quejidos y maldiciones.

Me aparté abruptamente cuando la puerta se abrió, abrí mis ojos grandes cuando miré a Armando tirado en el suelo sosteniendo su entrepierna y Poché entrando.

—¿Qué carajos-

— Tu ex es un idiota. — Me interrumpió la pelinegra.

No entendí.

Ella cerró la puerta con seguro y sacudió sus manos, arregló su cabello y yo me quedaba en shock por lo que había pasado.

—¿Cómo-

Y cómo cambio radical a la situación, Poché volvía a tapar sus ojos con su mano.

¿Qué quería? ¿Qué muriera de ternura? Porque lo estaba haciendo.

Ayuda, me está seduciendo.

— Ve a cambiarte, yo espero. — Murmuró.

Por más que me diera ternura y quisiera quedarme viéndola parada, con su cabello revuelto y tapando sus ojos, mejor me dirigí a mi habitación sin decir una palabra para vestirme.

• ────── ♪ ────── •

Me había vestido y maquillado, ahora estaba comiendo una barrita energética con Poché a lado, mientras hacíamos live. Había 10 mil personas viéndonos a mí comer y a Poché leer comentarios graciosos.

Habíamos desayunado las dos juntas hace unas horas, teníamos tanto tiempo en live que por el ventanal podía percibir que era medio día ya.

Por razones desconocidas habíamos hecho cómo si Armando no existió hoy en la mañana.

— Cariño, ¿me traes agua?— Pedí con ojitos a la peliazul.

— Claro, muñequita.

Poché se levantó de su asiento y fue a la cocina.

Voy a ignorar que el “muñequita” se escucha extraño... Y horny.

Alto, soy una persona mormonal así que no es horny, solo es raro.

Empecé a leer los muchos comentarios en el live, todas las personas hablaban de tantos temas que era casi imposible leer.

Enchiné mis ojos tratando de ver, pero no veía un carajo, así que tuve que acercarme para leer los comentarios.

Necesito lentes maldita sea.

🌻Chayanne_mivarón_: ¡¿LE DIJO MUÑEQUITA?! YO QUIERO DE ESAS 💥💳💥💳

🌻Kimberly_tu_patr0na: Cansada de ser espectadora.

🎸La-nalga-de-Poché: YA BESENSE.

Sonreí lentamente y terminé mi barrita dejando la envoltura de lado. Observé el plato que Poché había comido hace unas horas, me di cuenta que las semillas de la fruta tenían forma de casita.

¿Por qué se veía cómo un pitufo que me dejaría en terapia y era tan tierna?

¿Qué signo será? Pienso.

Me recordé mentalmente que le preguntaría luego y seguí leyendo los comentarios.

🎸LA_PEPO68_: ¿CUANDO SE CASAN?

Jesús, mándala al más allá por pregunta tan pendeja.

🔮Quemebese_Rose: ¿CALLE, CONOCES A LOS INTEGRANTES DE LA BANDA?

¡No conocía a nadie de esas personas!

Poché llegaba con un vaso de agua y me lo pasaba, nuestros dedos rozando en el momento.

— Gracias. — Dije nerviosa ante su tacto.

— De nada. — Contestó con una sonrisa ladeada, tomando asiento de nuevo.

Tomé un trago de agua y carraspeé mi garganta, mientras seguía leyendo preguntas de si mis amigos y los integrantes de la banda de Poché ya se conocían.

— Oh sí claro, ya conozco a los integrantes de la banda. — Mentí. — ¿Cierto, cariño?

Miré a Poché y ella me vió raro, apreté su rodilla mirándola mal, ella pareció entender mi referencia y asintió con su cabeza.

— C-claro. — Titubeó viendo mi mano en su pierna. — Rose y Caleb están encantados de conocerla. — Añadió con una sonrisa.

Bebí agua de nuevo dejando su pierna, ella empezó a leer comentarios.

— Dicen si conozco a tus amigos. — Habló para si misma.

— Por supuesto que los conoces, bombón. — Bromeé.

Claramente nos los conocía.

— Ajá, cómo olvidar a Cameron y Lila.

Me atragante con el agua, escuchando el timbre del departamento sonar.

¡¿Ella dijo que cosa?!

—¿Cómo-

— ¡La puerta!— Me interrumpió rápidamente.

Me quedé sola al ver cómo Poché se iba cómo flash, me encogí de hombros y seguí leyendo comentarios.

🖤 Caleb_homosexual: ¡¿Ya viven juntas?!

— Aún no vivimos juntas, pero casi que si. — Respondí al comentario con una mentira claramente.

No entendía porque todos los comentarios eran: a.

—¡Calleee!

Fruncí mi ceño cuando Poché me llamaba.

— ¡¿Qué ocurre?!— Cuestioné aún en mi asiento.

— ¡Ven!— Pidió.

Bufé y tomé el iPad para llevarla conmigo hasta donde mi falsa novia.

— Vamos a tener turbulencia, amiguitos. — Avisé soltando una risita.

Caminé con el iPad en el abdomen hasta la puerta y cuándo miré a Poché abrí mis ojos grandes, paré en seco y juro que casi se me cae el iPad de las manos.

— ¡Sorpresa!— Exclamó con una sonrisa.

No. Podía. Creerlo.

Literalmente tenía un oso de al menos un metro cincuenta sentado con un gorro de santa en la entrada de mi departamento con un gigante moño rojo en su cuello.

Y eso no fue todo, porque el gigante peluche –casi del tamaño de Poché por cierto– se movió y empezó a sacudirse cuando Poché apretó un punto estratégico en su pecho.

— ¡¿Cómo demonios conseguiste un oso bailarín con sombrero de santa gigante?!— Grité cómo niña pequeña con juguete nuevo.

Poché solo sonrió victoriosa y yo me derretí.

Ok, creo que debía tomar asiento porque se me bajó la azúcar.

Pov Verónica.

Iba viendo las calles de la ciudad por la ventana del coche, Hades me llevaba a mi destino, solté un pequeño suspiro mientras me concentraba en mi teléfono.

— Señorita. — Hades me llamó, alcé la vista. — Ya está todo listo con el contrato. — Informó, sonreí.

— Muy bien, Daniela ni se espera este golpe. — Repliqué, viendo la pantalla de mi teléfono.

Miraba cómo la avenida y su falsa novia peleaban en el live, aquello me causaba risa porque de fondo se podía ver un enorme oso.

La gente estaba vuelta loca.

Me cambié a mi cuenta secreta y puse muchos comentarios divertidos en el live.

— Llegaremos pronto, señorita. — Comentó Hades sonriente, asentí con mi cabeza.

Me sentía villana, pero no lo era y todo por un contrato estúpido.

Calle no había leído el contrato sin saber que había una cláusula muy, pero muy pequeña o sea del tamaño de un arroz dónde constata que si alguna de las dos incluidas en el PR se enamora, el contrato automáticamente queda absoleto pero con una demanda a la otra parte la cual debe pagar una gran cantidad de dinero.

No quería tomar esas medidas, pero solo quería proteger a mi prima, mi única familia. No quería que sufriera más y lo único que me interesaba era su bienestar, tanto sentimental cómo económico junto con el de mi sobrino.

Solo quiero que aprenda a separar los negocios con los negocios del corazón. Estaba cansada se verla sufrir.

Cuándo Daniela conoció a Armando en una campaña de modelaje y él le pidió una cita, supe que nada bueno saldría de esa relacion, pero Daniela nunca me escuchó cuando le dije que se separará de él.

Dos años después su carrera dependía de un hilo por un infiel que no sabe lo que quiere y es un idiota.

Sabía que la castaña estaba triste; solo bastaba ver cómo evadía el tema haciéndose la fuerte y la que no le importa la situación con el futbolista.

No lo niego, es un poco triste ver cómo los hombres no valoran a tu casi hermana ya que no la respetan.

Bueno no, no da tristeza... Da una rabia hijueputa que dan ganas de extinguirlos.

Por eso soy lesbiana.

Así que por eso quería darle algo seguro por si pasaba algo inesperado, después de todo era un año podía pasar cualquier cosa, pero no creo que se enamore en ese transcurso.

¿Está mal la cláusula del contrato?

Ay que más da, somos bellacos.

Pude ver cómo Hades detenía la camioneta, tamborileé mis dedos en el reposabrazos de la puerta.

—¿Los Silva están en su sesión de hoy?— Inquirí al chófer.

— Así es, señorita.— Respondió Hades, chasqueé la lengua.

— Vamos.

Hades y yo salimos de la camioneta y nos dirigimos al edificio en dónde hacían el photoshoot de hoy.

Con Hades nos adentramos y caminamos por el pasillo hasta que finalmente llegamos a la puerta donde se llevaba a cabo la sesión, tomé el pomo de la puerta y abrí está para ver el panorama.

Hades cerraba la puerta a mis espaldas y yo entraba quedándome parada detrás del fotógrafo, guardé las manos en mis bolsillos y ladeé la cabeza viendo a la chica frente a mí.

Lila Silva...

Bella, coqueta, sensual, una chica que me ha hecho mirarla más de una vez por su preciosura.

Hasta su nombre era precioso, cómo ella.

— ¡Muy bien, Lila! ¡Descanso! ¡Cameron sales en 5 minutos!— Exclamó el fotógrafo.

La pelirroja ni siquiera se había dado cuenta de mi presencia, así que cuando el fotógrafo giró y casi choca conmigo se disculpó apenado.

— Tranquilo.— Lo calmé al verlo tan nervioso con mi presencia. — Solo veo cómo van mis chicos. — Mencioné con tranquilidad.

— Fotos excelentes, Castro.— Celebró el fotógrafo con una sonrisa.

— Bien hecho. — Felicité. — Si me disculpas hablaré con Lila.

— Adelante.

Elevé la comisura de mi labio dándole una sonrisa de boca cerrada, me dirigí al área de camerinos y entré sin avisar.

Lila dió un respingón y yo recargué mi hombro en la puerta del camerino guardando las manos en mis bolsillos. Lila enchinó los ojos con sospecha antes de dejar caer la cascada de cabellera sobre su espalda soltando el peinado.

— ¿Pasa algo?— Preguntó sin más.

— Solo venía a ver cómo va la sesión. — Contesté viendo su perfil. — Por cierto, ¿dónde está Cameron?

— Está en otro set con otro fotógrafo. — Explicó la pelirroja. — ¿Sabés? El que seas manager de los tres no significa que debas andar en todo. — Dijo a a la defensiva, alcé una ceja.

— Amanecimos bravas, eh. — Bromeé.

— ¿Quieres algo?— Cuestionó con seriedad.

Por supuesto. A ti.

— ¿No puedo ver cómo va tu trabajo?— Repliqué alzando mis cejas, ella giró su cuerpo viéndome de frente.

— Vero, tú no das paso sin guarache. — Arrojó cruzándose de brazos.

Solté una risa entredientes viendo al suelo, ella se recargó en el tocador viéndome expectante.

— ¿De dónde salió eso?— Pregunté divertida.

— No sé, lo escuché en la novela que veo. — Contestó, cruzándose de brazos.

Solté otra risa y ella resopló.

— Agh, ese no es el punto. — Añadió. — ¿Qué quieres?

Me quedé en silencio mirándola fijamente, ladeé la cabeza y me alejé de la puerta para ver el camerino hasta que me topé con un cuadro.

— ¿No te parece interesante este cuadro?— Inquirí, acercándome a la pintura.

— No en realidad. — Declaró la ojiazul, sonreí.

— El arte para algunos en aburrido, pero en cierto modo es fascinante. — Contesté. — Este cuadro por ejemplo se llama los amantes.

Lila giró su cabeza sin moverse de su posición observando el cuadro conmigo, pero solo terminó haciendo una mueca.

— ¿Qué tienen de amantes si sus rostros están cubiertos?— Inquirió.

— ¿Curioso, no?— Solté viéndola, ella asintió. — Cómo su título lo dice son dos amantes, besándose con mucha pasión, pero tienen sus rostros cubiertos, no se ven, solo se sienten.

Me acerqué a Lila con cautela, ella se quedó inmóvil, aún cruzada de brazos.

— Yo lo veo cómo una forma de decir que debajo de esa máscara ocultan sus verdaderas intenciones... O lujuria. — Murmuré cerca de su rostro.

— No lo creo en realidad. — Replicó en un murmullo.

— Yo si. — Contesté.

Mis manos se dirigieron al tocador encarcelando a la chica frente a mí, ella no despegaba su vista de mi, lo único que nos separaba eran sus brazos.

— ¿Qué haces aquí, Verónica?— Susurró Lila despacio.

— Solo quería verte. — Dije con total sinceridad.

— ¿Solo para eso?— Habló confundida.

Bajé la vista y sonreí, la ví de nuevo y mi mano se dirigió a su mejilla, mi pulgar bajó hasta su mentón para acariciar su labio inferior.

— Y desearte lindo día. — Añadí en un murmullo.

Me acerqué a ella y dejé un beso en la comisura de su boca, me alejé de ella y salí del camerino dejándola anonadada.

Y yo quedaba con ganas de devorar su boca.

Pov Cameron.

Me sentía cómo un puberto de 18 años espiando a mi crush desde lo lejos, lo admito mi yo actual sentía vergüenza, he caído tan bajo por buscar amor.

Yo solo venía por un café ya que tenía un momento libre de la sesión de fotos que estaba realizando con Lila cerca de la cafetería rodante, por obra del destino mi vecino estaba en el puesto.

Dejé de hacerle zoom al teléfono y dejar de mirar al chico pelinegro de mechones rubios a lo lejos, él estaba pagando su café y no sabía a dónde podría ir.

Era tan guapo.

Di pequeños golpes a mi cabeza contra el árbol que me cubría, ¿cómo me acercaba a mi vecino ardiente otra vez? Es decir, ni siquiera sé cómo me habló el día que nos vimos en la mudanza, ese día estaba temblando más que un esqueleto en su tumba.

¡Piensa Cameron Silva!

Iba a ir por un plan, pero para mí mala suerte un perro venía hacia mí directo a mi pierna a hacer pipí, hice una mueca de asco.

— ¡Oye no!— Me quejé disgustado.

Para más desgracia el perro– chihuahua por cierto– empezaba a mostrar los dientes y a ladrarme.

— Tranquilo, perrito. — Susurré con una sonrisa que parecía una mueca.

El perro me ladró en respuesta.

Di un paso hacia atrás intentando huir, pero el perro comenzó a perseguirme, no tuve más opción que correr por mi vida.

Salí corriendo con el demonio que estaba a punto de morderme las patas, no sé en qué momento corrí tanto que cuando volteé a ver atrás, chocaba con una espalda y caí al suelo abruptamente.

El perro se me echó encima y solo pude poner las manos en modo de defensa, evitando que rasguñara mi hermoso rostro hasta que alguien quitaba el perro de mi pecho.

— ¡Auxilio, auxilio!

Mi vecino tenía el perro en sus manos y este intentaba morderlo, me levanté del suelo rápidamente y tomé al perro, obteniendo una mordida en mi dedo.

— ¡Corre!— Exclamé.

Mi vecino tiraba el perro al suelo y ambos salíamos corriendo sin parar, el perro detrás de nosotros.

Finalmente nos escondimos detrás de un árbol y el chihuahua nos perdía de vista. Fijé mi vista al frente y entonces tragué grueso con la respiración pesada.

Sin darnos cuenta mi vecino y yo quedamos cubiertos por el árbol, pero yo estaba muy cerca de él aferrandome a sus fuertes brazos.

— Lo siento. — Me disculpé alejándome de él. — Los nervios.

Solté una risita nerviosa rascando mi nuca.

— Nos volvemos a encontrar, eh. — Comentó él sonriendo.

— Al parecer si, estamos destinados o algo. — Apreté los labios al oír la estupidez que dije.

Era un tarado, apenas y me hablaba y yo yar veía con hijos y todo... Pero en mi cara. Digo, así no es.

— ¿Te invito un café?— Inquirí con timidez. — Ya que perdiste el tuyo.

El chico frente a mí sonrió lentamente.

— Solo si tú compañía viene incluído con el café. — Coqueteó sin más, reí.

Di media vuelta para salir del escondite y irnos.

— Claro, vamo-

Sentí los nervios apoderarse de mí cuando él tomaba mi muñeca girando mi cuerpo, pegandome a su cuerpo, mis manos pararon en su pecho fornido y a centímetros de su cara.

— Podemos saltarnos esa parte, ¿sabés?— Murmuró tomando los vellos traseros de mi nuca.

— ¿C-cuál parte?— Tartamudeé nervioso, él sonrió con picardía.

— La de charlar, tomar algo mientras y al final terminar cogiendote. — Mencionó con voz gutural.

No lo niego, era demasiado tentador y la mini erección que se estaba creando en mi pantalón lo sabía, pero no quería sexo, quería algo más.

— ¿Entonces aceptas el café pero sin lo demás?— Susurré esbozando una sonrisa inocente.

La confusión en su rostro fue de asombro y confusión, sonreí de lado soltandome de su agarre.

— Uhmm. — Vaciló. — Está bien.

— Oye, no nos hemos dicho nuestros nombres. — Mencioné riendo ligeramente.

— Soy Caleb Mondragón. — Se presentó extendiendome su mano.

— Cameron Silva. — Le respondí tomando su mano.

Entonces él volvió a jalarme de la mano para pegarme a su cuerpo.

— Encantado de conocerte. — Susurró con una sonrisa coqueta que hizo temblar mis rodillas.

— Igualmente. — Respondí soltando su mano.

Salí del escondite del árbol y Caleb salió después de mi, ambos empezamos a caminar, no sabía que conversación podría sacar ya que básicamente lo había rechazado en tener sexo.

— ¿Y a qué te dedicas?— Cuestioné intentando romper el denso silencio.

Él volteó a verme y alzó una ceja, volvió su vista al frente y guardó las manos en sus bolsillos.

— No soy de los chicos que doy información personal. — Expresó con simpleza.

Vaya, creo que iba a tener una difícil tarea con él. Nadie sabe, tal vez termine hecho mierda pero por ahora no me importaba.


























































• ────── Flow llegando ────── •

El Caleb desde que vió a Cameron:

Meta: 160 votos.

Cuidadito desconfían de mi mujer, eh.

Por cierto, ¿cuál shipp sería el de Lila y Vero? ¿Les gusta la parejita? ¿Y el de Calen y Cameron?

Me quiero centrar en los antagonistas también so, habrán capítulos de ellos también con sus respectivos amoríos.

¿Qué me cuentan?

¿Tomaron awita?

¿Ya comieron?

¿Qué les parece la historia?

No habrá drama lo juro, o sea nomás poquito JAKAJA.

¿Un chismecito? ¿No? Bueno ni modos.

Dato irrelevante: Chanel hizo el anuncio más caro de la historia. Gastó 33 millones de dólares por el pinshi anuncio.

¿Qué harían con tanta plata?

*C va escuchando No hay nadie más de Sebastián Yatra*

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