Entre letras y notas

By MelanieVoragine

566K 60.4K 53.8K

Todo lo que tiene Tristan Everly lo ha conseguido con esfuerzo, y al parecer, su nombre seguirá en lo alto de... More

Sinopsis + advertencias
01 | Salvar a Dominic Hepburn
02 | Úsalo para relajarte
04 | Ya la hemos cagado
05 | ¿Es una invitación?
06 | Pequeños duelos
07 | ¿Del 1 al 10?
08 | Interacciones reales
09 | El miedo no siempre es malo
10 | ¿No quieres complacer a tu novio?
11 | Dime una de tus debilidades
12 | Quiero saber qué tanto me quieres
13 | Una pieza para el otro
14 | Australia está a 17 horas por delante
15 | Ex compañero de banda y posible novio
16 | Por supuesto que para mí valía la pena
17 | Tienes una interesante forma de odiar
18 | Hay ocasiones en las que no es bueno etiquetarse
19 | Le había fallado a Tris
20 | Tómame, por favor
21 | Siempre fuiste la constelación completa
22 | No podíamos acabar de otra forma
23 | La mejor maldita noche de mi vida (CROSSOVER ELYN x BLUISH)
24 | Vas a ser el rey del puto mundo, Dom
25 | Un brindis
26 | Ganaremos el juego de la industria
27 | Tú también debes empezar a vivir por ti
28 | Llevaste un poco lejos lo de fingir
29 | No quiero solucionar esto
30 | Encuéntrame en nuestro trono
31 | Espero que esta noche disfruten el concierto
32 | Ofrenda a tu corazón
33 | Te devolveré la seguridad
34 | A devorarnos el mundo, Tris
Epílogo | Bienvenido al funeral
Extra | Cumpleaños Tris

03 | Voy a darte dos opciones

16.7K 2K 1.6K
By MelanieVoragine

Dominic

—Hace mucho que no cenábamos en familia —dijo papá con una sonrisa, turnando la mirada entre mamá y yo.

—Supongo que hay una razón especial por la que hoy lo estamos haciendo, ¿no? —respondí, fijando mis ojos en él.

Mamá alzó la mirada hacia mí, dejó los cubiertos sobre su plato y se inclinó levemente.

—¿Por qué lo hiciste?

—Ya estabas tardando mucho en preguntármelo —contesté, riendo por lo bajo.

—¿Puedes ser serio alguna vez en tu vida, Dominic? —preguntó papá.

—¿Alguna vez te has preguntado por qué no lo soy? —inquirí, deslizando el plato hacia un lado.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Te he visto a ti y a mamá tomándose la vida con tanta seriedad, que no quería apestarme —respondí con simpleza—. ¿Qué han ganado siendo así? ¿Realmente son felices?

Mamá resopló y se hizo una coleta alta, un gesto que indicaba que no estaba para juegos. Sentí como si sus ojos oscuros me hubieran lanzado espinas.

—¿Sabes lo que hemos ganado viendo la vida de esa manera? —preguntó ella—. Atención. Eso fue lo primero que obtuvimos y lo que nos ayudó a tener la oportunidad de estar donde hoy estamos. Si no nos hubiésemos tomado nuestras metas en serio, ni siquiera vivirías bajo un techo como este. No estarías en la banda que estás y no tendrías nada de lo que hoy posees y disfrutas para vivir esa vida cargada de diversión —soltó con firmeza—. Lograr que las personas adecuadas pusieran su atención en nosotros, nos dio un espacio; luego, valor y una posición. ¿Tú crees que conseguimos ser quienes somos porque nacimos en una familia acomodada tal como te ha sucedido a ti? —inquirió con ironía—. Soportamos un montón de portazos en la cara, noches de duda en nosotros mismos y nuestro talento, días enteros yendo de audición en audición, obras de teatro en la que solo nos veían cinco personas. Pero fuimos perseverantes. Jamás dejamos de esforzarnos y de seguir adelante, porque teníamos un objetivo claro. Y ese, era estar aquí. Para ti, Dominic, tu apellido es insignificante, porque has nacido portándolo con la grandeza envuelta. Pero para nosotros, es fruto de años de sacrificio. Y tú no haces más que pisotearlo.

—Tenemos diferentes formas de ver la vida, simplemente.

—¡¿Por qué lo hiciste?! —insistió, levantándose de su asiento para inclinarse aún más hacia mí, pero me mantuve inmóvil, mirándola.

—Stella, tranquila —le dijo papá, posando una mano en su espalda para incitarla a que se sentara de nuevo—. Dominic, te voy a pedir que tengas un mínimo de respeto.

—No sé por qué lo hice.

—Siempre te hemos enseñado a analizar lo que sientes —dijo mamá, más calmada—. Haz el intento. Dinos qué es lo que necesitas para dejar de comportarte de esta manera. Somos una familia enormemente privilegiada y prestigiosa, Dominic, pero no somos intocables. No somos los dioses de este mundo. Estás a punto de hundirnos a todos. Si nos dices qué te sucede, podemos buscar la manera de solucionarlo juntos.

—No lo sé —repetí—. Solo quiero... Divertirme sin pensar en las consecuencias —agregué, recargándome en la silla—. No quiero pensar en lo que dirán de mí al día siguiente, incluso porque me fotografiaron comiendo... Yo qué sé, ¿helado de menta cuando usualmente escojo el de piña? Ahí afuera todo lo analizan. Todo lo observan. Y yo solo quiero vivir. Aprender de mis errores en el momento adecuado, no cuando el resto espera que lo haga, porque entonces, no veré nada, ¿lo entiendes? Ahora no veo nada —aseguré—. Solo hay niebla mientras voy a infinitos kilómetros por hora con la adrenalina corriendo gran parte del tiempo por mis venas. Y estoy bien así. Excepto ahora, que me estás deteniendo. No quiero que me detengas, mamá.

—Si no te detengo, terminaremos bajo tierra.

—Estaré un tiempo a menos velocidad. Caleb lo está solucionando y debo colaborar, por supuesto. Es un hombre controlador y firme. Es inteligente, está haciendo bien las cosas.

—¿Por qué no se está haciendo cargo tu representante? —preguntó papá, frunciendo el ceño.

—Porque Caleb tiene más experiencia en personas como yo —respondí, haciendo énfasis en las últimas palabras, tal como lo había dicho el representante de Tris.

—Personas como tú —repitió mamá, asintiendo lentamente, y comenzó a llorar. Y por acto reflejo, segundos después estaba a un lado de ella, de cuclillas, mirándola y acariciando su espalda, sintiendo culpa por primera vez.

—Mamá, por favor —susurré.

—Están comenzando a tratarte diferente —dijo, sollozando—. Antes te trataban distinto debido a lo grande que eras y a la familia a la que perteneces. Hoy es por tu actitud. Van a destruirte, Dominic. No estoy preparada para ver cómo destruyen a mi hijo frente a mis ojos.

Deseaba decirle que ojalá nunca hubiesen comenzado a tratarme diferente a los demás, a pesar de que aquello me había otorgado beneficios. Pero tal vez, si no hubiese sido así, yo habría sido uno más, pudiendo vivir en tranquilidad, haciendo música, divirtiéndome y ya. Sin embargo, sentía que mientras más atención y presión ponían en mí, más aceleraba. Era una motivación y un detonante al mismo tiempo. Un arma de doble filo.

Me puse de pie para ocupar la silla a su lado y la acurruqué en mi pecho. Sentí a papá acercar la suya para unirse. Y en ese instante, todo se sintió como debió ser siempre.

—No van a destruirme.

Mamá tomó distancia, secando sus lágrimas.

—¿Y si te dieron la droga por esa razón? Quizás querían verte caer. Nunca lo habías hecho, a pesar de todo eres un chico sano.

Suspiré y negué con mi cabeza repetidas veces, levantándome para alejarme.

—Quería hacerlo. No me trates como si fuese un niño al que ahora quieres proteger —dije con decisión, echando mi cabello hacia atrás—. Quería tomar esas pastillas, porque me pareció una buena idea. Lo disfruté, lo pasé bien y ya está. Nadie me obligó, mamá. Estás buscando excusas para creer que no soy lo que estás viendo aquí, frente a ti. Pero soy esto. Y soy la misma persona que aparece en ese estúpido periódico con la sonrisa enorme horas antes de causar el caos.

—¿Al menos te arrepientes?

Me reí por lo bajo, mordiendo mi labio inferior.

—No.

—Siéntate, Dominic —me exigió papá—. Aún hay cosas de las que hablar.

Obedecí, asintiendo, pero tomando mi lugar habitual.

—Los escucho.

Escribió algo en su celular y lo deslizó hacia mí. Era un sitio web de noticias. No presté atención al titular, pero sí a la foto que lo acompañaba. Tris dándome de comer una papa frita. Me eché a reír.

—¿Por qué Tristan ha decidido estar cerca de ti después de lo que le hiciste hace años? —preguntó papá.

—Porque es un buen amigo —respondí con simpleza, deslizando el dedo por la pantalla para ver el resto de las fotos. Tris acariciando mi brazo; sacudiendo mi cabello; yo sonriéndole como si hubiese estado irremediablemente enamorado. Volví a reír. La situación completa me causaba mucha diversión.

—Tristan no es tu amigo —dijo mi madre—. Nadie podría volver a tener una amistad con alguien que lo traicionó como lo hiciste tú.

Su falta de confianza en mí se sintió como una puñalada en el estómago, pero intenté ignorarla para seguir hablando.

—Tristan fingirá una relación conmigo.

—¿Qué? —preguntaron al unísono.

—Sí, es por eso que desde ahora comenzarán a vernos juntos con frecuencia. Es parte del plan de Caleb. Y la verdad es que me da pereza explicarlo, pero solo les diré que tiene bastante sentido y está pensado de forma meticulosa. A ese hombre no se le escapa nada, al parecer.

—¿Por qué Tristan aceptaría formar parte de algo así para ayudarte? —preguntó mamá, frunciendo el ceño.

—Supongo que le debía una a la discográfica, ya sabes cómo son esas cosas.

—Debió ser una importante —supuso papá, con la mirada fija en mí.

—No tengo la menor idea, pero tampoco es que esté interesado en la vida de Tris como para indagar allí —respondí—. El caso es que vamos a venderle al mundo una maravillosa relación. Nos vendrá bien si ustedes también colaboran. Quizás dándole like a sus publicaciones en las redes sociales, haciendo comentarios dulces cuando subamos fotos juntos, dejando entrever en las entrevistas que está todo muy bien entre nosotros, etcétera.

Ambos asintieron en silencio.

Tristan

—Realmente me gusta Dominic.

Mi hermana me miró horrorizada, mientras yo solo oía una respiración pausada a través del celular.

—Tristan —susurró Stella, la madre de Dominic. Podía sentir el lamento en su voz—. ¿Por qué? Ya sé que es mi hijo y lo adoro, pero ambos sabemos lo que ocurrió en el pasado. ¿Cómo es que aun así acabaste generando sentimientos por él?

—Porque los tenía desde antes. Y no se controlan.

—¿Por eso has aceptado ayudarlo?

—Sí —respondí por lo bajo—. Creí que dejando la banda después de lo sucedido, ya no me sentiría de esta manera. Pero ahora sé que todo este tiempo ha estado allí, latente entre las sombras. Y pienso que si me ofrecieron a mí formar parte del plan, es por algo, ¿no? Por más que intenté mantener las distancias, de todas formas tu hijo termina atrayéndome hacia él. Y quiero ayudarlo, sé que el plan de Caleb funcionará —dije, aunque intentaba convencerme más a mí que a ella.

—Puedo decirle a la discográfica que busque a otra persona, y así te alejas definitivamente, Tristan. No es necesario que te expongas de esta manera, solo vas a arruinar tu carrera —insistió—. Si algún día Dominic va a cambiar, no será pronto. Si estás esperando que eso suceda, vas a hundirte con él.

—Tenemos todo bajo control, no te preocupes.

Se quedó unos segundos en silencio y luego suspiró. Se había resignado, y yo lo había conseguido.

—Somos tan tercos cuando somos jóvenes y nos enamoramos.

—¿Qué tan malo puede ser? —pregunté con diversión, con tal de aligerar la tensión.

—Muy malo.

—Stella, debo cortar. Seguro que nos vemos pronto.

—Buenas noches, Tris.

Dejé el celular sobre el sofá y me concentré en la mirada analítica de Skye. Mara, mi amiga y también su novia, suspiró.

—¿Qué demonios acabamos de escuchar? —preguntó Mara, con el entrecejo fruncido—. ¿Enamorado de Dominic? Skye me dijo que habías ido a comer con él, pero jamás me esperé que fuera por ese motivo. ¿Acaso te volviste loco?

—¿Acaso tú no me conoces? —respondí, claramente ofendido—. ¿Crees que soy tan estúpido como para enamorarme de ese idiota? Todo tiene una explicación.

Ambas me escuchaban con atención mientras les contaba los hechos en orden cronológico, y luego, el plan de Caleb y la razón por la que yo debía participar.

—Voy a llamar a esa mujer ahora mismo —dijo Skye, refiriéndose a nuestra madre. Tomó su celular, pero me puse de pie enseguida y se lo arrebaté.

—No lo harás. Tú y yo no tenemos ningún poder sobre ella. Dejaremos que Caleb se haga cargo, y así no nos arriesgamos a arruinarlo.

—Está jodiendo tu vida, Tris.

—En realidad, Dominic se la está jodiendo —dijo Mara—. Si él no hubiese tomado aquellas decisiones, no habría ningún plan en el que Tris tuviera que involucrarse por obligación.

—Dominic no tiene la culpa de las acciones de mi madre —aseguré—. Si esto no hubiese estallado por él, podría haber sido peor. Pero de alguna manera, está relacionado a mí y eso me beneficia para que podamos resolver el problema con más calma. Si otra persona hubiese causado este revuelo, escaparía de nuestras manos y ahí sí estaríamos mucho más jodidos.

Vi la duda en sus ojos por un momento, seguía analizando la situación. Sabía que la sola idea de imaginarme con Dominic le repugnaba, considerando su pasado. Pero en pocas horas yo ya me había convencido de que no había otra opción, y que entre todas las formas en las que aquello pudo ocurrir, esa era la mejor para mí, y era lo único que importaba.

—Lo quiero lejos de mí.

—Así será.

Asintió, con la mirada perdida.

—Si eso no se cumple, voy a encargarme yo, Tris —dijo Mara.

—Me he encargado de eso durante años —respondí con firmeza, levantándome para abandonar la sala de juegos.

Tristan

—¿Qué carajos haces aquí?

Era la voz de Skye, enfadada y alterada, y yo acababa de salir de la ducha.

Cerré las cortinas de inmediato, impidiendo la entrada del sol en medio de la tarde, y me sequé y vestí tan rápido como pude para bajar al primer piso.

—¿Qué sucede? —pregunté al llegar a la sala, pero al verlo, enseguida frené mis pasos—. ¿Qué haces aquí?

Dominic me sonrió, mientras mi abuelo y Skye intentaban hacerlo desaparecer con la mirada.

—Le dije que no tenía permitida la entrada a este lugar, pero mencionó que era tu novio y que lo veríamos con frecuencia por acá —respondió Gael—. ¿Puedes explicarme qué está ocurriendo, Tristan?

—Ya te lo explicaré.

—Lo haré yo —dijo Skye—. Tú asegúrate de dejarle claro que no lo queremos aquí —agregó, guiando a mi abuelo hasta el patio trasero.

—Sígueme.

Subí las escaleras sintiendo sus pasos tras de mí, junto a aquella risa burlesca, como si el hecho de alterarnos le pareciera lo más gracioso del mundo.

Dejé la puerta de mi habitación abierta para él.

—Cerraré con seguro, en caso de que nos interrumpan en una situación comprometedora.

—Como intento de asesinato, quizás —respondí, girándome hacia él con los brazos cruzados—. ¿Cómo conseguiste mi dirección?

—Caleb.

—¿Y por qué has venido? ¿Te pareció buena idea que te fotografiaran entrando a mi casa?

—En parte —contestó, sonriendo—. Pero la razón principal es que, dijiste que me quedaba de brazos cruzados mientras el resto se comía la cabeza por solucionar mis problemas. Así que tomaré acción.

—Ya, ¿y eso por qué debería importarme? —pregunté, arqueando una ceja.

—Porque no quiero que el día en que debamos besarnos públicamente, no transmitamos nada. Así que he venido para que tengamos prácticas —respondió, sentándose en la orilla de mi cama, echándole un vistazo a la habitación. Deslizó una mano por el edredón y su sonrisa se amplió antes de volver a mirarme—. Bonita cama. Espacio suficiente para ambos.

—Estás loco si crees que voy a tener prácticas de besos. Voy a besarte el día que corresponda, y punto. No hay más.

—¿Por qué aceptaste ayudarme, Tris?

Tragué, dudando por unos segundos. Él no podía saber la verdadera razón, ¿verdad?

—Porque le debía una a la discográfica.

—¿Y tan grande era como para aceptar involucrarte románticamente con una persona que odias? —preguntó, alzando sus cejas. Ya no había rastro del chico al que todo le parecía divertido. Dominic sabía utilizar sus herramientas de manipulación—. ¿Tu hermana estuvo de acuerdo?

—No metas a mi hermana en esto.

—La verdad es que no me interesa saber por qué aceptaste —dijo con simpleza, relajando sus facciones otra vez. Se puso de pie, caminando hasta quedar frente a mí—. Pero supongo que hay un motivo importante detrás. Así que esto ya no se trata de salvarme el culo a mí, sino de que te lo salves a ti. Yo no haré ningún movimiento pensando en solucionar tus asuntos, Tris. Voy a esforzarme por llegar hasta el final, porque mi madre está sufriendo, y es la persona más importante que tengo. Por lo que voy a darte dos opciones: o practicas conmigo para mostrarle al mundo los mejores malditos besos de Hollywood; o le digo a mis padres que llamen a Caleb y le exijan que busque a otra persona para hacer esto. Tú y yo podemos encontrar otra manera de salir a flote —añadió con decisión y una seriedad que me intimidó, porque jamás lo había visto así, derrochando tanto poder—. Pero no voy a vender una historia barata.

No sé exactamente cómo sucedió, pero en un pestañeo estaba estampándolo contra la pared más cercana y atacando su boca.

Era la adrenalina, la mirada desafiante, el miedo, los riesgos que nos estaban acechando a ambos fuera de aquella casa. Todo eso se había convertido en el impulso que me tenía apropiándome de sus labios. Olvidé quién era Dominic y las decisiones que había tomado y que me habían hecho daño en el pasado. Eché a un lado cuánto lo aborrecía. Mientras mi lengua batallaba con la suya, ya no me repugnaba. Quería más. Todo lo que fuera necesario para acabar con eso pronto y hacer de Dominic una costumbre, al menos por los meses que nos llevaría cumplir con aquel plan.

Buscó mi cuerpo con el suyo, jadeando, y tiró de mi labio inferior entre sus dientes, clavando sus ojos miel en mí.

Miel, así me sentía. Había comenzado a derretirme en su boca.

—Creí que no querías —dijo sobre mis labios.

—Cállate —respondí antes de volver a besarlo. Me abrumaba la precisión con la que encajaban nuestros labios y la naturalidad con la que se movían, a pesar de la agresividad y la efusividad del beso. Intentó llevar sus manos a mi nuca, pero las entrelacé con las mías, presionándolas contra la pared—. No me toques.

Mordió su labio y sonrió.

—Tal vez no va a ser tan malo después de todo.

Resoplé y me alejé de golpe, sacudiendo mi cabello. Tomé la distancia suficiente.

—No vuelvas a desafiarme —le advertí.

—Si vas a reaccionar así cada vez que lo haga, es tentador —dijo con diversión.

—La próxima vez voy a estamparte a golpes contra esa pared.

Alzó sus manos en señal de resignación.

—De todos modos, si aceptabas, quería comenzar hoy mismo. No voy a perder tiempo, Tris.

Regresó a mi cama para sentarse y se apoyó en sus codos.

—¿Cuál es el plan?

—Enamorarte —dijo con una sonrisa ladeada.

—Algo más cercano a la realidad.

—Pretendo que, si te beso de improviso en un lugar público, no te espantes al sorprenderte —respondió—. Mi idea es que hagamos esto las veces que sean necesarias hasta naturalizarlo.

—Querer besarte no forma parte de mi naturaleza —dije con una mueca.

—No lo parecía hace un minuto.

—Muchas personas hacemos cosas que no queremos, solo porque nos desafían y nos importa más mantener nuestro ego en lo alto.

—Estoy bastante familiarizado con ese modo de actuar —contestó entre risas—. Pero bueno, ¿empezamos ya?

Froté mi cara con ambas manos, mientras hacía el intento de relajar mis hombros y mi cuello.

—Media hora y te marchas.

—Trato. —Volvió a levantarse, acercándose a mí—. Si estamos en la calle y tú estás así, con esa cara de culo, yo puedo ir y hacer esto —dijo, presionando sus labios con los míos en un beso corto y suave—. Y la idea es eliminar esa cara de asco que tienes ahora mismo; que un beso mío te haga sonreír incluso aunque estés de mal humor.

Me largué a reír, tomando un poco de distancia.

—Te tienes mucha fe, ¿eh? —Sonrió y yo bajé la mirada cuando sentí que su mano acariciaba la mía con lentitud. Comenzó a subirla por mi brazo en un roce, hasta llegar a mi cuello y posarla allí—. ¿Qué haces? —Si no hubiese hablado, no me habría percatado de que estaba reteniendo el aire.

—Un par de besos no harán la diferencia en tu actitud. Las caricias forman parte importante de esto —respondió, acariciando mi nuca. Dio un paso más hacia mí y descendió la mirada hasta mis labios. Entonces, llevó ambas manos a mi rostro, rozó su nariz con la mía, cerró los ojos y me besó. Se movió lento, y aunque su lengua pidió acceso de inmediato, fue delicado, demasiado dulce para la imagen que tenía de él. Pero acabó alejándose—. Me rindo por hoy. ¿Acaso te gusta tener el control? Porque puedo aceptarlo mientras sea así para hacer esto bien.

—¿A qué te refieres?

—Estabas ahí, paralizado, y abro los ojos y tienes esa expresión de traumatizado —dijo, señalando mi cara.

—Me estás manipulando para que salte sobre ti de nuevo —contesté, riendo con ironía.

—Me importa un carajo lo que creas, Tris. Tengo orgullo, no voy a besar a alguien que parece que está muerto.

—Dicen que el cerebro necesita aproximadamente sesenta y seis días para adquirir un nuevo hábito.

—No tenemos sesenta y seis días para que normalices besarme —dijo, con la mirada clavada en la ventana.

Bufé y volví a sacudir mi cabello en un gesto nervioso y de un estrés que comenzaba a incrementar.

—Otro día podemos volver a intentarlo. Quizás estoy cerrado a la idea, porque me tomaste desprevenido al venir hasta aquí a proponer algo como esto y querer llevarlo a cabo de inmediato. Necesito prepararme.

—De acuerdo —respondió, asintiendo—. El viernes estoy invitado a una fiesta —agregó, mirándome—. Creo que sería bueno que fueras conmigo.

—¿Estarán Chris y Connor?

Estaba comenzando a aceptar el hecho de tener que soportar a Dominic por una razón de peso. Pero actuar de la misma manera con sus compañeros de banda, no era una opción y no tenía la obligación de hacerlo. Las cosas habían terminado mal. Pésimo. Y nuestra amistad se había quedado allí, destrozada en una burbuja oscura que no pretendía reventar jamás. Mientras más lejos de mí, mejor.

—Sí, pero me encargaré de mantenerlos alejados de ti.

—Bien.

—Nos vemos —dijo, dirigiéndose hacia mí para dejar un pequeño beso en mis labios antes de abandonar la habitación.

Me quedé pasmado. Si antes no sabía cómo iba a divertirme siendo novio de Dominic, la nueva interrogativa era cómo demonios iba a lograr acostumbrarme a sus besos, si su orgullo y su ego nos ponían en juego al aparecer como mecanismo de defensa ante mi rechazo, y por consiguiente, éste me arriesgaba a perderlo todo.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH, ¿SE ESPERABAN QUE SUCEDIERA TAN PRONTO? Tenemos que agradecer a Stella, la madre de Dominic, que si no hubiese causado algo en él, el chico no habría pensado que era momento de ponerse las pilas y colaborar con la situación. ¿Y qué mejor que proponer práctica de besos?

Nos estamos leyendo, les adoro  💚

Continue Reading

You'll Also Like

579 56 20
Los amigos de Aziz no dejan de bromear con él y su "don mágico para el amor" haciéndole burla a la ironía al significado de su nombre en árabe; da la...
2.2K 90 19
Libro UNO de la trilogía Cambiantes Alexandr Lewis es un joven que en compañía de su madre se mudó al pueblo de Greenfield donde, sin saberlo, su vid...
330K 40.1K 59
Axel necesita dejar el pasado atrás y abrazar el futuro, Gad necesita dejar de fingir que todo está bien y luchar por lo que vale la pena. Sin embarg...
412K 14.4K 6
Ellos eran los Douglas: ricos, famosos y guapos. Y sobre ellos decían que tenían la misma capacidad de crear dinero o escándalos. Él era Keith. Solo...