La excepción

Von ChicaBuena2

7.9K 733 137

Carol Fernández tiene una sola regla, no tener más de tres citas con un chico. ¿Alguien podrá hacer que rompa... Mehr

≼ Nota ≽
✸ Sinopsis ✸
⚜ Personajes ⚜
❧ 1 ☙
❧ 2 ☙
❧ 3 ☙
❧ 4 ☙
❧ 6 ☙
❧ 7 ☙
❧ 8 ☙
❧ 9 ☙
❧ 10 ☙
❧ 11 ☙
❧ 12 ☙
❧ 13 ☙
❧ 14 ☙
❧ 15 ☙
❧ 16 ☙

❧ 5 ☙

324 38 12
Von ChicaBuena2

¿Acaso estaba pidiendo permiso para aquello? Su dedo roza mi clítoris, haciendo que cierre los ojos unos segundos. La brisa fría que me molestaba hace unos minutos ha perdido su poder sobre mí. La temperatura en mi cuerpo ha aumentado como nunca. Así que sin dudarlo asiento con mi cabeza.

Mi acción le da la aprobación que necesita. Sus manos sujetan mi cintura con fuerza y en un instante estoy encima del borde de la piscina. Su cabeza queda a la altura de mi intimidad. Lo ayudo a quitar mi tanga para darle mejor acceso y así poder disfrutar al máximo de lo que está a punto de hacer.

Abro mis piernas, estando del todo expuesta ante él. Una sonrisa lasciva está sobre sus labios, lo cual me hace sonreír también. Una corriente caliente recorre todo mi cuerpo al sentir su lengua sobre mis labios vaginales. Mis ojos están sobre los suyos, los cuales me miran con deseo. Es demasiado excitante tenerlo entre mis piernas. Apoyo un poco mis brazos detrás de mí para mantener el equilibrio. Siento que sus manos aprietan mis glúteos y me acercan más a él.

—Oh, Mateo —gimo sin poder evitarlo.

Él continúa con sus estímulos en aquella área tan sensible. Pasa su lengua esta vez por mi clítoris, en forma de círculos, centrándose en causarme placer. Luego baja de nuevo a mis labios, introduciendo por completo su lengua en mi interior. Entro una de mis manos en su cabello para sujetarlo un poco y evitar que se alejara. Lo tengo que admitir, tiene una habilidad envidiable, siento varios espasmos avisando mi orgasmo. ¿Es en serio? Nunca nadie ha conseguido que terminara tan rápido.

—Hazlo —murmura contra mi intimidad.

Deja un ligero azote en uno de mis glúteos. No puedo contenerlo más, muevo mi pelvis con rapidez contra él. Un grito se escapa de mí cuando siento mis piernas temblar y así llegar a mi esperado orgasmo.

Él se encarga de lamer cada gota de mi néctar. Noto que se separa de mi entrepierna lamiendo sus labios.

—Tenemos un problema, Carol, creo que me volveré adicto a ti.

—Problema tuyo. —Mi pecho se mueve con irregularidad.

—Oh, mira. —Lo escucho reír—. Pues tendré que hacerte adicta a mí.

Lo veo nadar hacia las escaleras de la piscina para salir de esta. Camina hacia mí, mientras peina su cabello. Varias gotas de agua recorren todo su cuerpo y yo no he podido apartar ni un segundo mis ojos de él.

—Vamos, adentro estaremos más cómodos. —Me extiende su mano.

La tomo y en un segundo estoy de pie a su lado. Él recorre con descaro mi cuerpo y se detiene en mis senos.

—Creo que esto está de más, ¿no? —Tira de mi sostén.

—Muy de más. —No dudo en quitar mi sostén, quedando del todo desnuda ante él.

Él sonríe y toma mi mano para comenzar a caminar hacia la habitación.

Al entrar y cerrar la puerta, el calor acogedor se apodera de mi cuerpo. Mis ojos quieren recorrer cada rincón de la lujosa habitación, pero él no me da tiempo de hacer aquello. porque en un parpadeo estoy contra la pared. Siento la dureza de su entrepierna contra mi trasero.

—Va a hacer una noche larga —susurra en mi oído, luego de pasar su lengua por este.

Lo cual provoca que mi piel se erice.

—Una muy larga, espero.

➳➳➳➳➳➳➳➳➳

Mis ojos se abren con lentitud. A primera instancia no tengo idea de dónde me encuentro. Hay poca luz, las ventanas están cubiertas con cortinas largas y oscuras. Me siento sobre la cama mientras froto mis ojos, tratando de recordar dónde estoy. Mi cabeza gira de forma ligera hacia mi izquierda y me encuentro con una persona junto a mí, y es allí que me percato de que estoy desnuda. Esos dos datos son suficientes para que mi cerebro recuerde cada cosa ocurrida en el día anterior.

Me levanto de la cama y con pasos torpes le doy la vuelta a esta. En efecto es Mateo quien se encuentra junto a mí. Está boca abajo, la sábana cubre la mitad de su cuerpo, lo cual es una lástima, porque no me permite ver el trasero de ensueño que posee. Todos sus músculos están relajados, lo que me hace pensar que duerme de forma plácida.

Muevo mi cabeza para obligarme a dejar de verlo. Debo irme. Así que busco algo para poder vestirme, ya que, si mal no recuerdo, nos desvestimos afuera. Encuentro un albornoz y no dudo en colocármelo.

Si digo que la habitación es un desastre, es poco. Pobre de la persona que le toque limpiarla. Creo que ambos nos excedimos anoche. Ni siquiera sé en qué momento nos dormimos, creo que simplemente nuestros cuerpos cayeron exhaustos.

Lo acepto, Mateo me ha sorprendido. Y no me pienso negar si él tiene interés en repetir.

Al salir de la habitación, la brisa fría de la mañana choca contra mi rostro. Deben ser como las siete de la mañana. Nunca he sido de quedarme, trato de irme antes de que despierten. Es una regla que no pienso romper hoy, aunque tenga ganas de dormir por unas horas más.

Cierro la puerta lo más despacio que puedo. Camino por el lugar recogiendo mi ropa y también vistiéndome, y terminado dejando el albornoz sobre una silla. Me introduzco en el ascensor y pulso el botón para poder bajar al lobby. Al abrirse las puertas, me encuentro con el mismo hombre de anoche. Él se gira a verme y sé que busca a Mateo, pero al no encontrarlo, se aparta. Lo que me permite salir del ascensor y caminar dando pasos largos para salir de aquí, antes de que me encuentre con alguien que conozca, o peor, alguien que conozca a mis padres, ya que este hotel es frecuentado por personas del círculo social de mi padre. No tengo pruebas, ni tampoco dudas.

—Señorita —dice alguien, llamando mi atención. Me encuentro con el hombre del ascensor. Observo en su gafete su nombre: Gustavo—. Le conseguiré a alguien que la lleve a casa.

—No es necesario.

—Por favor, permítanos. —Señala un auto negro y se acerca a este para abrir la puerta trasera—. Insisto, así lo querría el joven Mateo.

Lo dudo unos segundos, pero termino accediendo y subo a este.

—Que tenga un buen viaje, señorita —se despide Gustavo al cerrar la puerta del auto.

Le indico al chofer a dónde dirigirse. Tengo algo claro, no puedo ir a casa. Se supone que tengo clases y sé que Carmen me obligará a ir. Aunque sé que, de todos modos, debo avisarle a ella que estoy bien, no quiero que se preocupe. Busco mi celular en mi bolsillo y ahí caigo en cuenta de que no lo tengo conmigo. Joder, lo he dejado. Seguro que se me tuvo que caer ayer al desvestirme.

¿Debería volver? ¿Y si Mateo está despierto? Sería algo incómodo, ¿cierto? Masajeo mi sien pensando qué hacer.

El auto se detiene y noto que hemos llegado. Me despido del chofer y me bajo del vehículo, no me dirijo a la entrada de la casa, sino que camino por el jardín de la enorme propiedad. Mis zapatos se humedecen, al parecer han rociado el césped. ¡Por Dios! Apenas son las siete de la mañana, ¿cuál es la necesidad?

Llego a la ventana correspondiente. Observo a mi mejor amigo, tiene su cabello castaño mojado y solo lleva un pantalón negro. Agradezco tanto haber venido ahora y no unos minutos antes, ya que no tengo ningún interés de verlo como Dios lo trajo al mundo.

Dejo varios golpes en la ventana, lo cual llama su atención. Él nota mi presencia, pero ni se inmuta al verme, ya que no es la primera vez que toco su ventana a esta hora y no creo que sea la última. Entonces se acerca, le quita el seguro a la ventana y la abre para que pueda entrar.

—Hay una puerta, ¿sabes?

Ignoro sus palabras y camino hasta la cama mientras me quito los tacos, para luego lanzarme sobre esta. Solo quiero dormir.

—Solo espero que no hayas tenido ningún sueño húmedo —digo cubriéndome con las sábanas.

—Quisieras. —Lo veo colocarse una camiseta y después sentarse en la orilla de la cama para colocarse sus zapatos—. Debes dejar de hacer esto... —Lo interrumpo.

—Sí, papá, lo sé.

—Hablo en serio, Carol.

—Lo sé, Emil. —Blanqueo mis ojos, no necesito su regaño. Si hubiera querido que me regañaran, hubiese ido a mi casa—. ¿No tienes escuela?

—Sí, y tú también.

—No, hoy me quedaré a dormir —digo con seguridad—. Y tú no sabes de mí, ¿entendido?

Lo escucho soltar un largo suspiro mientras se coloca de pie.

—Si sigues creciendo, llegarás al techo —comento.

No entiendo cuándo dejará de crecer. Yo siento que no he crecido ni un centímetro desde que cumplí dieciséis. En cambio él, está cada día más alto. Su padre anhelaba que aprovechara eso y que jugara básquetbol, pero lastimosamente a Emil nunca le ha interesado ningún deporte. Su pasión siempre han sido los videojuegos y la computación.

—Tienes ropa en el último cajón, es de la última vez que viniste. Y avisaré que estás aquí para que te traigan algo de comer a la hora del almuerzo —expone, sabiendo que dormiré hasta esa hora.

—Bien, gracias. Eres el mejor. —Él arruga sus cejas y me regala una mirada de pocos amigos, para luego marcharse de la habitación. Lo que me permite al fin cerrar mis ojos y tratar de conciliar el sueño. Al pasar unos minutos, lo consigo.


-------

Gracias por leer.

Weiterlesen

Das wird dir gefallen

56.9K 7K 131
Entra para obtener más información de la historia 💗
483K 37K 54
El mundo da un vuelco cuando la primer mujer en la Fórmula 1 se hace presente en el Paddock. Camille Watson, hija del gran piloto de la F1 tendrá que...
65.3K 4.8K 18
Hazel, una chica que es famosa en la escuela por agarrar a patadas a todos y ser muy extrovertida y Noah, la chica mas popular de toda la escuela, a...
59.5M 566K 6
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...