En esta ocasión, el beso fue ligeramente más intenso a pesar de que seguía siendo igual de torpe que el primero.
-bueno eso es todo -hablo cortando aquel beso alejándose de mi, desvio la mirada tratando de cubrir su rostro sonrojado con la palma su mano.
-pero-
-dije que fue todo -alzo un poco la voz-, vamos a dormir -decretó.
Se metió bajo las sábanas cubriéndose con estás mismas hasta la cabeza y permaneció ahí completamente quieto. -"¿a caso entro en pánico?"-, me pregunte a mi misma desconcertada.
A pesar de mi desagrado no me quedo más opción que dormir. Apague las luces y me recosté del otro lado de la cama, aquel chico me daba la espalda, no se había movido un solo centímetro, no emitía sonido alguno, por lo que asumí había caído en los brazos de Morfeo. Decidí que yo también descansaría. Me costó un par de minutos pero al final termine durmiendo cuál oso en hibernación.
A la mañana siguiente desperté con un dolor de cabeza inexplicable, había dormido pero no descansado y tenía un sentimiento de angustia por algún motivo. No recuerdo lo que había soñado, pero fuese lo que fuese, no había sido nada agradable.
Mire a mi costado solo para encontrarme con la cama vacía, mi enamorado había despertado.
La noche anterior no había terminado como me hubiese gustado, sin embargo pude besarle finalmente y eso me bastaba.
Me levanté de la cama confundida y salí de la carpa.
Lo primero que encontré fue justamente al susodicho quien practicaba malabarismo, o al menos eso intentaba, era torpe y apenas podía atrapar las bombas que usaba como si de pelotas se tratase, por fortuna estaban apagadas. Me acerque con sigilo y saludé:
-buenos días -hable con tono suave pero aún así hice saltar del susto a mi enamorado.
-¡no me hables de repente! -expreso con enfado.
-lo lamento -me disculpe de inmediato.
Al darse la vuelta pude percatarme de su expresión molesta y su semblante apagado, a demás del echo que bajo sus ojos azules, resaltaban unas ojeras muy marcadas.
-¿no dormiste bien? -pregunte con cierta preocupación.
-lo mismo preguntó, anoche te quejabas demasiado.
-¿a si?.
-¡si!, decías algo sobre regresar o no se que -trato de explicar.
Me puse a analizar sus palabras, era extraño, pero tenía sentido dado todo lo vivido recientemente, sin embargo, en este preciso momento lo que menos quería es ir de vuelta a mi mundo, al menos no ahora que todo marchaba bien.
-debió ser tu imaginación -le di poca o nula importancia.
-¿extrañas tu mundo?.
Negué con la cabeza.
-en lo absoluto -respondí con sinceridad-, aquí soy feliz.
Aquel chico regreso a sus actividades ignorandome rotundamente en el proceso, sin embargo, debido al agotamiento por falta de sueño, fallaba en sus ensayos, más de lo común. -"necesita descansar"-. No obstante le conocía lo suficiente como para saber que se negaría a tomar una siesta sin haber logrado su performance con éxito, por lo que, debía distraerlo de esto mismo lo suficiente para que se olvidase por completo de ello y finalmente pueda tomar una siesta por su propio mérito. Por supuesto, lo primero que llegó a mi cabeza fue:
-oye Popee -le llame.
-ahora no puedo, estoy ocupado.
-es que quiero hablar sobre lo que pasó anoche.
El paro en seco.
-no hay nada de que hablar -tambaleo su voz.
-si que lo hay -insistí-, quiero saber que fue todo eso.
-fue lo que fue -respondió con ambigüedad.
-¿solamente te dejaste llevar por el momento?.
-y que si así fue.
Se volvió personal, había olvidado mi objetivo principal.
-¿acaso yo te gusto?, ¿sientes algo por mi?-pregunte directamente, sorprendiendolo.
-no, define gustar -hablo con nerviosismo.
-cuando piensas todo el tiempo en esa persona, cuando buscas su compañía, cuando quieres saber de su persona, cuando quieres su atención, cuando te preocupa, cuando quieres hacer ciertas cosas como tamarse de las mano, abrazarse, besarse, pasar el rato juntos... -divague.
-no estoy seguro de sentir todo eso -respondió.
-yo si lo siento -hable honesta-, porque tu me gustas y por eso es que estoy confundida al respecto de lo que ocurrió anoche.
Me sentía melancolía, ansiosa, alegré, todo un cúmulo de sensaciones se disparaban en mi interior.
-es que no lo se, simplemente ocurrió -expreso el rubio.
-¿entonces por qué dijiste que querías una cita?.
Me acerque a el.
-no lo se.
No podía contenerme mucho más.
-¿estarías dispuesto a repetir el beso de nuevo?.
-yo...
Me acerque peligrosamente a su rostro, a pesar de retroceder parecía estar dispuesto a dejarse llevar de nuevo y yo también.
Estaba por besarlo, cuando de repente sentí un dolor intenso en mi pierna, me separe al instante soltando un quejido de dolor y posicione mi mano en aquel lugar de donde venía la molestia, solo para darme cuenta que se hallaba un cuchillo clavado en mi muslo izquierdo, me hizo perder el equilibrio y caí al suelo aún con aquella arma incrustada.
-¡T/N! -expreso aquel chico alzando la voz.
Dolía bastante, y lo peor, estaba profundamente incrustada, no comprendía que tanto daño me había causado, pero, una pregunta llegó a mi: -"¿cómo fue que pasó?, ¿de quién?"-, el integrante más psicópata de este circo estaba conmigo y por la posición, el arma había llegado desde la izquierda, la carpa principal del circo, -"si no fue Popee entonces..."-. Mire a mi costado, en dirección del ataque, termine encontrandome con.
-lo lamento mucho, ¿estás bien? -preguntaba con fingida preocupación.
-¡¿qué carajos te pasa?! -salto a reclamar apenas se acerco-, ¿qué pretendías hacer?, ¡¿matarla?!.
Estaba enfadado debido a mi, el Popee que conozco le habría importado poco o nada una situación como está, la herida no era mortal, pero se había alterado como si lo fuese.
-claro que no Popee, cálmate, solo fue un accidente.
-¡tiene un maldito cuchillo incrustado en su pierna!, ¡¿cómo pretendes solucionarlo, sol?! -grito con enfado.
Y así padre e hijo, cara a cara, mirándose fijo, parecía que iniciarían una de sus tan conocidas peleas, mientras yo permanecía aún sobre la arena sin saber cómo reaccionar.
-¿vas a seguir con esto? -le preguntó su padre con una voz serena.
-¡¿de qué carajos estás hablando?!.
-quieres matarme, ¿no es así?.
-por supuesto que lo haré -decía a la vez que sacaba un arma de fuego de su bolso.
-¿entonces la dejaras así?, ¿no vas a ayudarla?.
-¿qué cosa? -expreso el menor con confusión.
-vas a perseguirme hasta matarme y dejarla ahí tirada, sola, sufriendo por el dolor esperando que se desangre y muera ella también o vas a quedarte, tragarte tu orgullo para cooperar conmigo y darle primeros auxilios ambos evitando así su muerte, tu decides hijo mío.
Hablo de una manera tan seria que incluso a mí me dieron escalofríos. Le presiono de cierta forma, forzandole a tomar una desición, arrinconando a su hijo a elegir una de dos opciones, pero, ¿por qué?, ¿qué ganaba al hacer eso?. Pero sobre todo, me daba curiosidad saber, cuál sería su respuesta.
Popee gruñó molesto y guardo el arma en su bolso.
-entonces ayúdame.
Acepto a regañadientes. Me sorprendí, tanto que por un segundo olvide que tenía una cuchilla enterrada en la pierna, inclusive me olvidé del dolor.
-excelente desición hijo mío -le dió una palmada en el hombro, con orgullo-, por favor trae el botiquín de primeros auxilios.
-bien.
Aquel chico se retiró apresurado, dejándome únicamente con aquel hombre quien se acercó a mi agachándose para quedar a mi altura, sonrió y sucesivo dijo:
-espero que no te enfades conmigo, solo quería hacer un experimento y confirmar una teoría.
-no entiendo -respondí sincera, completamente confundida.
-sabes, no importaba cuál de las dos opciones escogiera, al final la respuesta sería la misma.
-eso que significa -no comprendía en lo más mínimo.
-significa que está enamorado, o se enojaba y me mataba para vengarte o se quedaba a tu lado para curarte.
Me sonroje al instante.
-honestamente me sorprendió que eligiera la ruta pacífica y no la violenta como siempre suele hacer, parece que le interesas bastante.
-supongo.
Segundos más tarde hizo presencia el rubio, quien junto a su padre decidieron retirar aquel objeto punzocortante, aunque por supuesto eso provocó un sangrado masivo y un dolor intenso, más sin embargo, ambos pusieron de su parte para ayudarme cuánto pudieron. Al final todo resulto bien.
-¿puedes levantarte? -me preguntó mi enamorado.
-creo que puedo.
Ambos me ayudaron a ponerme en pie, sin embargo, caminar fue un problema, no es que no pudiera hacerlo si no que al hacer presión con aquella pierna el dolor se disparaba haciéndome soltar quejidos.
-si no puedes caminar entonces te llevaré cargando -se ofreció el rubio.
-no es necesario -me negué avergonzada.
De igual forma, no lo repito dos veces, ni siquiera hizo el intento por convencerme, simplemente me sostuvo en brazos y me llevo consigo, dejamos atrás a su padre quien simplemente se despidió con un movimiento de mano.
Al final termino llevándome con las chicas, dentro de la carpa, recibiendome aquellas mujeres con inquietud y sin más, se marchó sin decir palabra alguna...
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Perdonen la demora con las actualizaciones
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