Hate you, love me [l.s]

By TheSunLouehh

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«Arrogante, narcisista, insoportable, soberbio, hipócrita y un condenado hijo de puta.» Son algunos los térmi... More

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Dedicatoria
Epígrafe
Prefacio
Primer acto
Segundo acto
Tercer acto
Cuarto acto
Quinto acto
Sexto acto
Séptimo acto
Octavo acto
Noveno acto
Décimo acto
Décimo primer acto
Décimo segundo acto
Décimo tercer acto
Décimo cuarto acto
Décimo sexto acto
Décimo séptimo acto
Décimo octavo acto
Décimo noveno acto
Vigésimo acto
Vigésimo primer acto

Décimo quinto acto

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By TheSunLouehh


3/3 


Para Harry, los siguientes tres meses estuvieron llenos de una incomodidad a las justas disimulada, miradas arrepentidas y emociones aplastantes, perdidas en el anhelo de una ambrosía ya probada y que no podía volver a beber.

Demasiadas estrellas muertas que contar en su firmamento, aguardando el momento inevitable en que su energía se agotara y entrando en combustión, se desmoronara en un montón de cenizas sin ruego ni identidad, desvaneciéndose en la nada.

Miedo, incertidumbre, verdad...

Un solo trago del más amargo de los licores llamado humanidad.

—Mmmmh, Louis, regresa a la cama. —pidió el actor palmeando el espacio vacío a su costado con una sonrisa ladeada que pretendía cubrir la duda en su voz.

Los orbes azules se separaron un momento de la pantalla, para solo darle una mirada divertida con una ceja arqueada y negar sutilmente con la cabeza.

—Tengo trabajo que hacer. — a pesar de su tono suave, la falta de calidez en su gesto apretó un nudo a su alrededor.

Un frío que poco tenía que ver con el clima, trepó por su columna y se alojó en su pecho con una viciosa comodidad. Tragó duro y sin saber muy bien qué hacer, se volvió a recostar en el desastre que la cama estaba hecha, delineando sin mucho interés las manchas húmedas que se mantenían de su jornada matutina.

Louis, por supuesto, había dejado que sus besos se convirtieran en una necesidad tan vívida como el oxígeno, se había asegurado de que sus caricias se transformaran en un martirio y su mirada perdida en la tristeza, la constante de sus pesadillas.

No le negó jamás una caricia, un beso pasional o un orgasmo jadeado con velocidad; siguió frecuentando su cama, su vida y sus sueños como si fuera el dueño de cada pensamiento dado, pero la sutil muralla erigida alrededor de sus corazones no cedió con el tiempo ni con las disculpas murmuradas a media noche.

Se había arrepentido.

Por supuesto que lo había hecho.

En el momento en el que la puerta se cerró tras los pasos de un Louis que en medio de su orgullo se negó a mostrar su tristeza, Harry supo que fue un error; cuando al día siguiente el asistente le recitó su agenda de la semana y se negó a cruzar sus miradas, se dio cuenta de que había renunciado a algo demasiado grande y cuando tres días después, Louis dio un comunicado oficial desde su cuenta de Twitter, negando categóricamente una relación con su jefe, su corazón se detuvo unos segundos en dolor.

La respuesta a su reclamo fuera de lugar fue una mirada azul indiferente, hombros encogiéndose y un "El equipo consideró que sería lo mejor" dicho como si no le importara lo más mínimo lo que cada una de esas palabras en internet generó en su arrogante alma.

Era cierto, claro, no había relación. Harry se encargó de eliminar esa posibilidad con sus estúpidas palabras, pero algo en lo profundo de su ser se rebeló ante la idea del mundo sabiendo que el paraíso de unos ojos índigo estaba libre para cualquier pecador que rogara la redención.

Ignoró las dudas de su madre, los regaños de su hermana y la sutil lástima de sus amigos, fingió que no le dolía la incomodidad en la voz de Jay cuando la felicitó por su cumpleaños – olvidado en Los Ángeles, por primera vez desde que Louis empezó a trabajar con él – o el modo en el que las hermanas de Louis se distanciaron sutilmente de él. Presionó hacia abajo al monstruo posesivo cuando veía a aquel que consideraba suyo para adorar y soportar, riendo libremente con alguien más y se convenció a sí mismo de que finalmente, fue lo correcto por hacer.

Pero ahí, mientras veía al castaño sumergido en el trabajo, ya vestido para una jornada laboral – tras haber salido disparado a la ducha ni bien el sopor del orgasmo con regusto a poco del sexo matutino se disipó, como si no soportara seguir cubierto de la única muestra de lo sucedido entre verde y azul que no podían ocultar – y completamente distante del anhelo en su corazón, se preguntó si el soportar mantener su trono dorado en el mundo al que siempre quiso pertenecer, valía la pena.

—Tienes una última sesión de fotos hoy antes de la premiere la siguiente semana. —la voz eficiente del ojiazul lo sacó de sus penas — Inicia en tres horas, pero sería bueno que empieces a moverte, porque todavía falta revisar los últimos detalles de tu traje para el evento y tu modista solo tiene cupo libre hoy por la tarde, así que estamos un poco ajustados de tiempo.

Harry parpadeó con lentitud.

—Está bien. — se puso de pie y justo antes de entrar a la ducha, se acercó al pequeño escritorio en el que su asistente estaba instalado, inhaló una profunda bocanada del olor de su colonia para después del afeitado y con la poca valentía que pudo reunir, se atrevió a rozar sus nudillos manchados en emoción contra la mandíbula firmemente apretada de su oponente.

La única reacción del hombre más pequeño fue el sutil levantamiento de sus cejas.

El actor sonrió ligeramente amargo, giró sobre sus pies y entró al baño, cerrando la puerta tras suyo y con un hormigueo en los dedos, ahí donde habían estado en contacto con la cálida piel del menor. Se duchó con calma, tratando de no pensar en el embrollo que su vida amorosa se había convertido y dando respiraciones profundas como había aprendido de su terapeuta.

Para cuando salió, no se sorprendió porque Louis no estuviese a la vista ya que nunca se quedaba demasiado tiempo cerca y el hijo dorado de Hollywood creía firmemente que el único motivo por el que lo aguantaba a su lado unos minutos después del sexo, era por un retorcido sentimiento de lástima.

Se vistió rápido y tras pasar la mano por sus mechones húmedos, decidió dejarlos tal cual estaban, consciente de que en la sesión de fotos, estaría en producción por lo menos una hora, para que arreglaran su aspecto de acuerdo a lo que necesitaban.

Louis estaba en la cocina, desayunando lo que la Nana dejaba en su plato y en una animada conversación que mantenía con Hunter, entre risas fuertes por parte del guardia y sonrisas divertidas del asistente.

—Sinceramente, Hunter, eres un imbécil. —le dijo sin mucho calor en la voz.

Le dio una mirada de reconocimiento al rizado y un gesto para que empezara a desayunar, que parecía ligeramente aburrido.

—No podía saberlo, en ningún lugar decía que no podía hacerlo. — el guardia se quejó, todavía resollando de la risa — Buenos días, Harry.

—Hunter. —le respondió.

El americano apretó un poco los labios, terminó su café de un sorbo y tras una sonrisa brillante a la Nana, tomó un pastelillo de la fuente y se despidió.

—Yo debo ir a coordinar los viajes del día o Yavok va a estar molesto como la mierda.

Louis asintió suavemente, justo en el momento en el que la ama de llaves le ponía un plato lleno de panqueques con fruta, yogurt natural y una taza de té frente al actor.

—Gracias. —susurró, mirando todavía por donde el guardia había desaparecido — Ya están juntos, ¿verdad?

Louis detuvo la mano con el tenedor lleno de panqueques frente a su boca, la bajó un poco y ladeó la cabeza, reconociendo la pregunta dirigida hacia él. Por un instante, algo parecido a la pena pareció destellar en sus ojos, pero tan rápidamente como llegó, la máscara pétrea estaba nuevamente en su lugar.

—No estoy muy seguro, pero es probable. — dijo en voz cuidadosa, lo miró analítico — ¿Habría algún problema?

Harry se apresuró a negar.

—Solo feliz por ellos. —comentó.

El ojiazul asintió en comprensión y siguió desayunando, mientras ojeaba perezosamente las noticias del día en su teléfono; el actor bajó la mirada y empezó a comer con la mirada fija en el bonito jardín que se veía por las altas ventanas. La mujer mayor no mencionó nada al respecto y salió a pasos tranquilos tras una disculpa.

—¿Tu gato no se sentirá solo? —preguntó Harry tras un momento de silencio tenso.

Louis alzó la mirada y arqueó una ceja.

—No, no lo creo. Lo cuida Anna hoy, parece que tiene un desfile de mascotas en la escuela y va a llevar al Sr. Hyde a que le sigan subiendo el ego. —respondió con calma, volviendo a las noticias — Además, con un poco de suerte estaré para la cena en casa para recogerlo.

—Claro...—hizo una pausa — Sabes que si quieres puede venir y quedarse, Helen estará feliz de cuidarlo.

—No es su responsabilidad y no es necesario. —zanjó el ojiazul — No estoy alrededor el suficiente tiempo, de todas formas.

Harry le dio una sonrisa que se sintió demasiado complicada de fingir y asintió.

—Por supuesto.

El resto del desayuno continuó en silencio, con un ojiverde indeciso sobre qué era peor: si la nueva dinámica de su trato, que rayaba entre la cortesía y la indiferencia, o el silencio desinteresado que se establecía a su alrededor.

Extrañaba la boca veloz y venenosa del ojiazul, pues aunque su personalidad no había cambiado en nada, la manera en que llevaban su relación sí lo había hecho. No había burlas sutilmente coquetas, sonrisas desdeñosas en medio de un enfrentamiento o la oportunidad de callar con un beso las palabras filosas que le escupiría. Una distancia poco perceptible se había instalado alrededor de ellos y el asistente parecía haber perdido el interés al insultarlo o empujar sus límites.

Lo extrañaba.

—Iré a avisarle a Xander que esté listo en media hora. —dijo el menor, poniéndose de pie y recogiendo su plato ya vacío —Trata de no tardar demasiado.

Asintió sin saber que decir. Louis lo estudió por unos segundos, pero pareció determinar que no valía la pena y salió de la habitación con el mismo gesto desesperantemente indiferente que lo había acompañado.

Masticó desganado, sin sentir verdaderamente el sabor y al terminar se cepilló los dientes, tomó su teléfono y fue en búsqueda de su chófer y asistente, que ya estaba firme en su postura profesional, repartiendo indicaciones sobre sus próximos movimientos y a la espera de una orden para proceder.

—Usaremos una sola camioneta por hoy. —le comentó Yavok a la estrella recién llegada — Algunos guardias de la compañía ya están en la productora, así que de ser necesario, tendremos apoyo ahí.

—Bien. —Harry se puso unos lentes oscuros, subió a la SUV y espero que el viaje no fue tan insoportablemente asfixiante como él mismo se sentía.

Ahogado y resignado.

—Vamos, tenemos que dejar a Harry en la productora para su sesión de fotos y yo necesito que me lleven a las oficinas, tendremos una reunión con los representantes de NCR. —Louis comentó, subiendo a su lado y con la mirada fija en su propia agenda.

—¿No es necesario que esté presente?

—Por el momento no, solo serán algunos repasos de parámetros de contrato y establecer quiénes serían los encargados de tratar contigo. —le respondió, mientras salían de la propiedad — Después, si pasan nuestros filtros, se concederá una reunión contigo, pero eso sería probablemente en una semana más.

—Bien. —dudó un segundo — ¿Quién me apoyará con la sesión de fotos?

Louis resopló ligeramente harto y el estómago de Harry dio un vuelco por la expectativa de una confrontación con su pequeño insoportable.

—Hay un equipo al completo a cargo de tu imagen, Harry. —explicó, arrastrando las palabras— Algunos de nuestros miembros de Publicidad y Relaciones Públicas también estarán alrededor, así como la seguridad prudente.

—¿Pero no mi asistente?

Los ojos azules lo miraron con desdén.

—Alexander te ayudará a acomodar la pajita de tu jugo entre tus labios, si es lo que quieres.

—Alexander es tu ayudante. —siseó — Y tú eres mi asistente, es tu deber asistirme, por si lo has olvidado.

—Tengo responsabilidades más urgentes que lidiar contigo, Styles. —le gruñó — Alexander es más que capaz y hoy me está haciendo el favor de soportarte a pesar de todo.

—Si no puedes hacer tu trabajo...

—Sigue quejándote y te dejaré botado a medio camino, Harry. — la voz de Louis se estabilizó monocorde — Todos tenemos deberes y estamos haciendo lo necesario para cumplirlos de la manera más eficiente posible, así que no seas una molestia y cumple tú también con tu trabajo.

Harry tragó saliva y asintió, enfurruñado en su sitio y con la mirada fija en las calles que pasaban.

Nadie más dijo nada hasta que llegaron a su destino.

Harry acomodó su ropa, plasmó una sonrisa descarada en sus labios y tras una última mirada a su estoico asistente, salió del vehículo, escoltado solamente por Yavok. Los flashes de la cámara fueron relativamente pocos y cuando un grupo de jóvenes se acercó, el actor no tuvo dificultades en deslizarse de su papel de arrogante hijo de puta y volverse el accesible hombre que amaba con facilidad a sus fans.

—Te sigo desde que tengo diez años y estoy tan orgullosa de ti y de todo lo que has logrado. —lloriqueó la que lucía mayor del grupo de chicas y lo miró con tanto cariño que lo desarmó.

—Muchas gracias, dulzura. —respondió suave, viendo por el rabillo del ojo cómo la camioneta se perdía en una esquina — No habría logrado absolutamente nada si no fuera por ustedes y su infinito apoyo, así que deberías estar orgullosa de ti.

La rubia lagrimeó un poco, pero le dio una sonrisa y se apartó para que sus amigas tuvieran un momento con su ídolo. Harry escuchó pacientemente todo lo que le decían, las abrazó con mimo y aceptó tomarse fotos con cada una de ellas, tratando de que cada momento se sintiera único y especial.

—Gracias, Harry. Estamos muy emocionadas por tu siguiente película, seguro será maravillosa.

El actor les agradeció suavemente y se despidió con una sonrisa amable, pero una de las chicas se detuvo en sus pasos y balanceándose nerviosa sobre la punta de sus pies, lo miró con timidez.

—¿Sí? —le preguntó con dulzura.

—Eh, Harry...—tragó saliva y miró hacia otro lado — Yo, te amo, ¿bien? Y s-si tú fueras parte de la comunidad y de v-verdad amaras a Louis tanto como parece...—se sonrojó hasta la raíz de su cabello — Estaría bien, sería maravilloso.

Harry boqueó aturdido unos segundos, sin saber del todo cómo reaccionar o qué decir, mucho menos cuando una de sus amigas – tan sonrojada como ella – se le acercó y entrelazaron sus manos con una mueca entre el miedo y la ansiedad.

—¿Tú crees? —optó por preguntar, mirándolas con cariño y aprobación para eliminar la tensión en sus ojos temerosos.

—Sí. —otra joven del grupo habló firme, como retándolo a contradecirlas.

El hijo dorado de Hollywood soltó una risita entre dientes y ante la mirada de advertencia de su guardia, se retiró un rizo suelto de la frente y asintió.

— Louis es una persona maravillosa y cualquiera que tuviera su corazón sería infinitamente afortunado.

No fue una negación.

Lo sabía, pero mientras ingresaba al edificio no pudo encontrar dentro de sí nada que le preocupara al respecto, nada más que crudo anhelo por unos ojos azules brillantes en desafío y unos brazos de piel dorada envueltos alrededor de su cintura.

—¡Al fin llegas! —Ivonne se le acercó, escudriñándolo con una sonrisa alegre que lucía extraña en su rostro amoratado y sucio.

—Hola, nena, ¿cómo has estado? —le devolvió la sonrisa, envolviéndola en un abrazo y con cuidado de no estropear el maquillaje que la actriz tenía.

—Tratando de convencer a Gianna de dejar todo el trabajo e irnos a los Alpes Suizos o algo así. —gimoteó dramáticamente, mientras lo guiaba al centro del torbellino donde maquillistas, asistentes y fotógrafos conversaban animadamente — Necesito urgentemente unas vacaciones, hombre.

—Los Ángeles también necesita un descanso de ti, cariño. —Gianna le dijo con dulzura, rozando suavemente la cintura de la rubia antes de darle una mirada irritada a Harry — Llegas tarde, Styles y seguro que no es culpa de Louis, porque el cielo sabe lo que ese hombre hace por soportarte.

—También me alegro de verte.

—Ve a maquillaje, ahora. Luces demasiado niño bonito para parecer un soldado retirado involucrado en la mafia, ¿no? —la pelirroja detuvo sus pasos para responder la pregunta susurrada de un asistente, antes de alcanzarlos rápidamente — No estoy hablando en algún idioma que no entiendas, ¿verdad?

—Eeeh, ¿no?

—¿Entonces por qué sigues caminando alrededor como un tonto? ¡Ve a que te arreglen!

Harry e Ivonne compartieron una sonrisa cansada.

—Señora, sí, señora. — le hizo un saludo burlón y salió disparado a buscar a su estilista de confianza.

No había forma en el infierno de que dejara que alguien más tocara su cabello.

Trató de ignorar la sensación punzante que lo recorrió cuando escuchó – a medida que se alejaba de ellas – el susurro de la directora.

—Sinceramente parece un poco perdido sin Louis a su lado.

—¡Gianna, no seas indiscreta! —la regañó su esposa sin mucho entusiasmo.

El rizado inspiró profundo y deslizándose rápidamente en el papel que se esperaba de él, sonrió con facilidad e hizo bromas en los momentos justos, evitó quejarse cuando Sarah tiró un poco demasiado fuerte de un nudo en su cabello y sonrió amable cuando Alexander le llevó un poco de agua excesivamente fría, con una mirada incierta en su rostro delgado.

—Bueno, bombón, dame una mirada peligrosa que así no asustas ni al Beagle de mi abuela. — Giovani, el fotógrado, lo regañó — Y ese perro es la cosita más asustadiza que he conocido.

Harry le dio una sonrisa fugaz y trató de seguir sus indicaciones; sin embargo, una hora después los regaños del italiano dejaron de ser una broma y se convirtieron en siseos frustrados que tenían a Gianna con una mirada irritada y al resto del equipo al borde de sus nervios.

—¡Maldición! Alguien enséñele al hombre cómo debe sujetar la cintura de una mujer. —el hombre de la cámara le gruñó, mirando sus últimas tomas con descontento.

—Mi método de sostenerla es perfecto, gracias. —Harry respondió con fastidio, dejando ir su agarre en la rubia y girando el rostro lo justo para que le aplicaran más polvo traslúcido.

—Cualquiera lo dudaría. —Giovanni murmuró — Siguientes tomas, me niego a trabajar con este insensible hasta que alguien le saque el palo que tiene atorado en el culo. Muchas gracias.

Un gruñido se escapó de los labios del hijo dorado de Hollywood, pero se apartó con un empujón poco sutil del espacio, dándole lugar a Liam – que le daba miradas que bailaban entre la confusión y la diversión – para sus propias fotos.

—¿Ayudaría un p-poco más de agua? —Alexander apareció a su costado, tropezando tanto con sus palabras como con sus pies.

—Si esta vez la traes a una temperatura decente, tal vez. — dijo sin mucho ahínco, consciente de que si había algo que molestara y empeorara su situación con su asistente aún más, sería un trato grotesco al ayudante que le había dejado.

El chico de cabello claro abrió la boca en una mueca confundida pero una mirada al ceño fruncido de su jefe pareció convencerlo de guardar silencio y tan atropelladamente como llegó, se retiró – probablemente a conseguir lo pedido –. En lo que esperaba, Harry se dejó caer con gracia en una silla, mirando desinteresadamente la sesión de fotos y con el calor producto de las luces artificiales empezando a hacer estragos en su cuerpo.

—¿Mal día? —Ivonne se deslizó a su costado, con la atención fija en su teléfono en algún juego de moda.

—No. —respondió escueto.

—Mmmmh, ya.

Tras un silencio cómodo, roto solamente por las carcajadas escandalosas de Giovani – que parecía recuperar rápidamente su buen humor a medida que avanza con las fotos del resto del elenco –, el rizado se animó a preguntar.

—¿Realmente te estaba sujetando mal?

Ivonne resopló una risa.

—¿Según lo sentí yo? No. Un agarre demasiado masculino para mis gustos, pero bueno...—se encogió de hombros con una sonrisa — Aunque vi las fotos y no parecía haber mucha química.

—Oh.

Su co protagonista dejó salir un chillido cuando ganó en su juego, dejó el teléfono a un costado y se giró a mirarlo.

—No pareces tener la mente aquí, ¿verdad?

—Tengo demasiado en lo que pensar. —respondió automáticamente.

—Claro. —ella le dio una mirada indescifrable — Ahí viene tu asistente.

La forma en que el actor volteó probablemente fue vergonzosa, demasiada desesperación, demasiado intenso, demasiado visceral... Un cúmulo de reacciones instintivas que aunque no celebraba, había aprendido a tolerar. Poco le importó lo anhelante que pudo verse, demasiado concentrado al buscar un ceño fruncido que se le hiciera conocido; sin embargo, lo único que encontró fue a Alexander mirando el vaso de agua fría que llevaba en las manos con concentración.

—Alexander es un ayudante. — aclaró tras unos segundos de expectante silencio.

—Oh, bueno. —la actriz ladeó la cabeza — Perdón, me confundí.

Harry le dio una mirada ceñuda que finalmente consiguió ahuyentarla hasta el otro lado de la habitación, justo en el momento en el que el joven se detenía al frente suyo y le tendía el agua con manos temblorosas.

Sinceramente, joder.

—Gracias. — a pesar de todo, se las arregló para escupir la palabra.

Alexander no pareció registrarla, pues sin otra mirada, desapareció entre el grupo de gente que pululaba alrededor, tal vez demasiado asustado para quedarse a ser el receptor del humor insufrible y tan famoso como su nombre, del hijo dorado de Hollywood.

Louis no haría eso.

Louis lo estaría mandando a la mierda por una respuesta tan grosera, insistiendo en que no era la palabra lo importante, sino la manera en que era dicha.

Bebió su agua a lentos sorbos, y si le supo un poco más amarga que de costumbre, en su gesto no se mostró más mueca que la melancolía.

—Bien, bien... ¡Styles, aquí! —Gianna gritó sobre el bullicio — Ya solo faltas tú.

Mio Dio. —el fotógrafo pasó una mano por su cabello corto — Pazienza, per favore.

Obedientemente, el rizado se dejó mover hasta quedar en una posición favorable, dejó que le retocaran el maquillaje y aguantó la sutil advertencia de la pelirroja directora para que pusiera más atención a la sesión del día.

Harry cerró su mente y eliminó todo pensamiento de unos ojos azules de su cerebro, concentrándose nada más en la historia de una vida que no era suya y deslizándose en la piel de su personaje.

—Giren, ¡izquierda!

—Querida, baja un poco la mirada. Bien, así.

—...

—¡Harry, sube la mano!

—¿Listos? Va.

—¡Iluminación!

—No, no, enseria el gesto. Sí, eso es.

—Un poco de tristeza en tus ojos, querida. ¿Bien?

—¡Las luces, joder!

—Da la vuelta, un poco más. Ajá.

—Lindo trasero, Dio.

—...

—No codicies el hombre ajeno, Giovani. —la voz clara y divertida, lo hizo levantar la mirada en el preciso momento en el que se disparaba la cámara.

Louis, de brazos cruzados, observaba todo con una sutil indiferencia, una única muestra divertida en el rizo de su boca.

—Al fin aquí, amore. Tal vez ahora podamos avanzar. — el fotógrafo se estiró para darle un abrazo al asistente, que lo recibió sin mucha dificultad, palmeándole la espalda.

—¿Tantos problemas te ha dado el insufrible hijo dorado de Hollywood? —Louis preguntó, con una ceja arqueada dirigida al actor y exagerando su tono pomposo— Creí que era tu favorito.

Giovani le dio una mirada cansada.

—Lo es cuando estás lo suficientemente cerca para controlar que haga su trabajo de una manera decente.

—¿Así de mal?

Harry rechinó los dientes ante la mirada coqueta que el fotógrafo le dirigió al ojiazul.

—Acabemos con esto pronto, tengo otros compromisos que atender. —señaló secamente.

Ivonne escondió una risa con una oportuna tos y asintió de acuerdo, ante los ojos estrechados de su compañero.

—Por supuesto. —Giovanni asintió, le guiñó un ojo a un Louis de gesto aburrido y regresó a su trabajo.

En un ínfimo y ridículo segundo, Harry cayó en cuenta de que Giovani era efectiva y públicamente gay, indudablemente orgulloso de su identidad y completamente libre de conquistar, poseer y presumir ser quien obtuviese el tesoro de la atención de Louis.

No mejoró su humor.

Pero tener a su asistente de vuelta, con su mirada seria fija en la sesión, haciéndole muecas cuando se distraía más de lo necesario y con un gesto adusto acompañándolo, ayudó.

Ayudó a centrarlo sobre su eje, a que la tierra dejara de sentirse temblorosa, su barco sin rumbo, a que su mente se despejara y sus latidos retumbantes en sus oídos se calmaran.

Su mundo pareció volver a su órbita y su Universo, dormir a su caos.

—Bien, gira...—Giovani apretó los labios — Gira.

Cuando Harry movió ligeramente su postura, el italiano soltó un suspiro cansado pero antes de que pudiese decir algo, la sarcástica voz de Louis se elevó.

—Significa que des la vuelta, Styles. —ordenó — Derecha, ahora.

El actor le sostuvo la mirada con irritación, una víbora retorcida de placer erróneo al verse como el punto álgido en la atención añil y una sonrisa victoriosa en una competencia que no sabía estaba sosteniendo. Los ojos azules no vacilaron ni parpadearon emoción alguna a lo que los fanales verdes demostraron, pero de nuevo, no habría esperado nada más.

Verde y azul se desafiaron por segundos que se sintieron una eternidad, pero el más alto, reconociendo su derrota, lentamente giró y permitió que una nueva serie de fotos fuese tomada.

—Bueno, ustedes sí que son una bonita pareja. —el fotógrafo soltó una risita que sonó estridente en el repentino silencio de la habitación — Mis padres llevan enamorados más de cincuenta años y se tratan exactamente igual.

Liam, que se había ubicado al costado de Harry para la última serie, tragó duro y fijó sus bonitos ojos miel en el fluorescente que colgaba del techo, como si lo encontrara lo más interesante de la estancia.

El rechinido de una puerta pareció despertar a todos de su estupor, pues con gestos incómodos y labios fruncidos, regresaron a sus deberes tras ignorar las palabras del italiano que había coincidido anteriormente con ellos y que no se había perdido jamás la química entre el vástago engreído de la industria del cine y su descarado asistente.

—Ellos no...

—¿Terminó la sesión? —el castaño preguntó, tecleando rápidamente en su teléfono como si no hubiese sucedido nada digno de mención — Tengo cuarenta minutos para llevarlo al otro extremo de la ciudad, Giovani.

Su tono más frío y brusco de lo que había sido hasta el momento, silenció rápidamente al italiano, quien solo alzó las cejas con sorpresa, preparó el obturador y con un gesto, siguió con la sesión.

—Listo, bonitos como siempre. —anunció diez minutos después — Hay fotos suficientes para empapelar la Estatua de la Libertad, corregiré algunas y las tendrás listas a más tardar para mañana por la noche, ¿bien?

—En realidad, tenemos que coordinar algunas situaciones extra, Giovani. —Gianna habló con firmeza, deteniéndolo — ¿A mi oficina?

El fotógrafo estrechó los ojos pero asintió.

—¿Cómo podría negarme a tan agradable compañía?

—Adelante, señores, quiero este lugar impoluto. Los que se han de retirar, háganlo pronto. —la pelirroja alzó la voz — Cualquier situación sucediendo, yo los contactaré. Permiso y buen trabajo.

—Ser más dulce no la mataría. —Liam comentó.

—Es dulce, solo que no contigo, Li. —Ivonne pellizcó sus mejillas —Además, por lo que sugieren tus estados, podrías tener alguien en casa que sea dulce contigo.

El ojimiel rio y se soltó del agarre de la rubia.

—Lo siento, pequeña curiosa, pero eso es personal.

—Louis lo sabe. —se quejó ella, dándole una mirada al asistente que se había acercado al grupo con facilidad por la fuerza de la costumbre.

Liam arqueó una ceja y compartió una mirada divertida con el ojiazul.

—¿Qué te hace pensar eso?

Ivonne rodó los ojos. —Louis siempre se entera de todo.

Liam negó con la cabeza y le revolvió el cabello con cariño.

Harry se guardó la sonrisa que quería salir al verlos interactuar y al recordar cómo hacía años, cuando Ivonne recién entraba al medio y Liam ascendía fácilmente por un papel en una franquicia de súper héroes, ambos actores habían empezado a salir juntos. Viéndolos ser tan risueños entre sí, probablemente no habría adivinado lo mal que terminaron las cosas para la pareja y los años que costó reconstruir su amistad.

Bastardos afortunados.

—Llegamos tarde. —Louis habló, tendiéndole el abrigo con un gesto neutral y sacándolo de sus pensamientos.

—¿Ahora?

—Sí, Xander está abajo. Vamos.

—Bien.

Se despidieron superficialmente de ambos actores y recorrieron el camino de salida con un silencio tenso e incómodo, ya tan familiar en sus interacciones.

—¿Cómo fue la reunión con NCR? —Harry cuestionó en los ascensores.

Louis lo miró a través del reflejo en la pared metálica y asintió.

—Es probable que firmemos contrato. Sus entrevistadores son sorprendentemente agradables y no parecen tener problemas respetando límites de privacidad. — apartó la mirada — Aseguraré una reunión con ellos en tu pronta agenda.

—Está bien...—susurró — Confío en ti.

El silencio se asentó, solo con la música instrumental de una banda debutante y el tamborileo molesto de las botas de Harry contra el piso. Un poco antes de que las puertas se abrieran, el actor se giró y atrapó los labios de su asistente en un beso demandante.

Louis, como siempre, correspondió con facilidad, abriendo su boquita para aceptar la intrusión de la lengua del más alto y permitiendo que su barba ligera le raspase la mejilla. Alzó las manos y apretó entre sus dedos un mechón rizado y oscuro, tirando de él para acomodar el rostro del ojiverde a su gusto para obtener lo que quería.

Como siempre, su beso tuvo gusto a poco y cuando se separaron, ver la tormenta indescriptible en los ojos azules que recordaba fueron paraíso puro hacia él en Grecia, se sintió como un puñetazo en el estómago.

—¿Y eso por qué fue? —cuestionó el castaño, arreglando su cabello con indiferencia.

Harry tragó.

—Te extrañaba, es todo.

Louis le dio una mirada de reojo.

—Bien. — las puertas se abrieron con un pitido suave — Tenemos que apurarnos, vamos tarde.

Mientras el joven avanzaba y le daba indicaciones a su equipo, a Harry le llegó el primer temor:

Lo estaba perdiendo.


Holi, holiii  >.<

Respecto a todo lo que está sucediendo con Harry y Louis aquí, me pareció que sería el rumbo más lógico. Es Harry siendo literalmente el actor joven más cotizado de Hollywood, quien hasta este punto ha estado involucrado en relaciones hetero de forma pública por Relaciones Públicas y un par de conquistas por deseo propio -  si lo notan, las insinuaciones de que pueda tener un poco de sexo con otro hombre siempre han sido más como un secreto personal que Louis solo conocer por ser tan cercano - y siendo quién es, estando en el mundo en el que estamos, por supuesto que su carrera se irá al drenaje si descubren que es gay y para colmo, en una relación. 

Miedo, cobardía, llámenlo como quieran, pero H tiene en parte razón de protegerse de tal forma, considerando que ha pasado una década de sacrificios para llegar a donde está y renunciar a todo pq se enculó, pues no suena muy inteligente y ambicioso como se estableció su personalidad, right? 

De amor no se vive, lamentablemente y quererlo no es suficiente. 

¡Eso no significa que no esté siendo un idiota! En este perfil promovemos la responsabilidad afectiva y seguro como el infierno que Harry la cagó, pero bueno, son adultos... Ya verán cómo lo resuelven, solo nos queda tenerles fe jsjsjs [Porque la fe es lo más bonito de la vida xd]

En fin, el siguiente capítulo es la premiere y rawwwr, se vienen cositas asdfghjks

Nos leemos prontito, voten y comenten si les gustó.

All the love xx

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Ian es un chico de 17 años quien se ve a mudarse de su hogar, ya que su madre a encontrado una nueva pareja al poco tiempo de la muerte de su padre. ...