Una suave caricia recorrió mi rostro. Aquellos dedos fríos y titilantes me produjeron un ligero escalofrío, pero en ningún momento me aparté. Extrañamente me sentía a gusto, era un placer difícil de describir; no obstante, cuando el invisible camino llegó a mi pequeña herida, cesó.
Me vi obligado a abrir mis ojos como una forma de protesta e inmediatamente quedé hechizado. Una mujer yacía junto a mí y observaba mi rostro con atención. Su mirada era penetrante, como algún tipo de escáner que buscaba exponer cada recóndito secreto, pensamiento o sentimiento.
Pestañeé varias veces en un inútil intento de escapar de aquél extraño trance. Nunca fui una persona capaz de esconder lo que sentía, por el contrario, mi defecto era ser excesivamente expresivo y fácil de leer, así que dudaba que mi expresión atónita haya pasado desapercibida ante ella.
Sus carnosos labios formaron una pequeña sonrisa, aunque esta me dio la impresión de que estaba satisfecha, ¿acaso causó en mí la reacción que deseaba? Pero, ¿Quién era ella? Las demás preguntas que giraban en torno a la figura femenina inmediatamente se disiparon, porque me resultó más relevante cuestionarme de quién se trataba. Estaba segurísimo de no haberla visto nunca, y por ello me extrañaba su aparente preocupación por mí.
Sin embargo, si todo se trataba de un sueño, tenía sentido. Al mismo tiempo, no podía evitar pensar que todo se sentía demasiado realista como para ser solamente una ilusión creada por mi cerebro. Aparte de ella, observé que a mí alrededor había algunos árboles gigantescos y la hierba se extendía por todas partes. El viento movía el césped, y este cosquilleaba mis pies desnudos, así como mis brazos. Después de inspeccionar todo lo visible, sentí el coraje de dirigirme a ella, quien sostenía mi cabeza en su regazo y acariciaba mi cabello.
—¿Quién eres?
Llevó sus dedos a mis labios y nuevamente fui incapaz de moverme, me limité a tragar saliva. Si no la conocía, ¿por qué estaba tan cerca de ella?
—Ya me conoces.
Fruncí al ceño ante su respuesta, era imposible, estaba seguro de no haberla visto antes. Abrí mi boca en un intento de soltar algunas palabras más, pero ella se adelantó.
—Estaba tan preocupada. No te había visto herido ni con un aspecto tan lamentable —acarició mis mejillas.
—¿Dónde me has visto?
—Donde también me has visto —percibí cierto tono de obviedad en sus palabras, aunque yo no lograba encontrar lo obvio.
—Pero nunca te he visto.
Ella notó mi confusión y volvió a sonreír ligeramente antes de dirigirse a mí.
—Lo has hecho, aunque no luzco igual allá afuera. Igualmente, no importa, pronto hallarás la respuesta. Mientras tanto, de ahora en adelante apareceré frente a ti de esta manera.
—¿Cómo te llamas?
—Haces demasiadas preguntas. De todos modos, es mejor si no lo sabes. Lo conveniente es que conozco todo de ti, Hoseok —en ningún momento apartaba su mirada de la mía, por ello sus palabras me resultaban aterradoramente convincentes.
—Eso, eso es imposible —intenté sentarme, pero ella empujó mi frente con su dedo anular para mantenerme en su regazo.
—Algunas veces es mejor no obtener ciertas respuestas, y sin lugar a duda, mi nombre es una de ellas. De acuerdo con lo que he visto de ti, no eres una mala persona, entonces no quiero arrastraste a este infierno —finalmente desvió sus ojos a otra dirección.
—Dudo que sea tan grave como para considerarla un infierno —fruncí el ceño; sin embargo, mis palabras lograron capturar nuevamente su atención —. Además, si tanto sabes de mí, menciona al menos tres cosas.
—¿Estás seguro? —su expresión ocultaba cierta malicia, lo que me hizo arrepentirme un poco de mis palabras.
¿Y si era verdad? ¿Qué haría? A decir verdad, sería más extraño que una desconocida lograra saber aspectos privados sobre mí, aunque si todo se trataba de un sueño, era obvio que mi cerebro conocería las respuestas de todo. Probablemente me estaba asustando por nada y después de todo esto me sentiría completamente tonto, ¿Cómo una absurda pesadilla podría tratarse de una realidad?
—No te diré cosas sencillas, ¿sabes? Serán aquellas que incluso desconoces. La primera es que tienes un diminuto lunar en la parte de atrás del muslo izquierdo. Recuerda bien todo lo que te diga, porque podrás comprobar todas mis palabras hasta cuando salgas de aquí. La segunda es sobre tu perfume preferido, creíste perderlo desde hace un mes, pero nunca ha estado perdido, lo dejaste caer sin darte cuenta, así que se encuentra en la caja donde guardaste los zapatos que ya no usas. Y la última te sorprenderá, tu mejor amigo, Yoongi, ocultó un bolso con pertenencias de Taehyung sobre el armario; no obstante; colocó una tabla para que no quedara expuesto.
Su respuesta estaba completamente lejos de ser la que esperaba. Estaba desconcertado y me sentía incrédulo. Lo del lunar podría ser cierto, pero sus otras dos menciones eran demasiado específicas, como si ella misma hubiese presenciado ambos eventos. Mi silencio fue más extenso de lo que esperaba, ¿Qué más podría decir?
Es solo un sueño, es solo un sueño, es solo un sueño... Intenté convencerme con mayor intensidad de que no habría nada extraño al despertar. ¡Mi golpe en la cabeza! Esa era la respuesta, quizá estaba alucinando o mi imaginación creaba aterradoras escenas de más.
—Creo que dije suficiente por hoy, no quería espantarte, aunque creo que ya lo hice —sonrió ligeramente.
De pronto, inclinó su rostro lentamente hacia el mío. Mi corazón comenzó a latir con más fuerza, hasta el punto de emitir una vibración por todo mi cuerpo, y era capaz de escuchar las frenéticas palpitaciones. Alejó su cabello de mi frente y expulsó aire de su boca contra la mía. Al comienzo no me pareció tan extraño; sin embargo, unos segundos después me di cuenta de que no era aire, sino que, una extraña neblina grisácea, la cual me impedía observar su rostro y dificultaba mi respiración.
Comencé a toser desenfrenadamente y al mismo tiempo traté de respirar con desesperación. No sabía que me estaba pasando. Sentía como si alguien me estuviera asfixiando, por lo que quise quitar las manos que rodeaban mi cuello, topándome con la sorpresa de la inexistencia de aquellas manos. En ese momento, me desperté de pronto. Tosí por última vez y llené mis pulmones de oxígeno.
La piel de mi cuello ardía y cuando intenté tocarlo, noté que mis uñas tenían algunas gotas de sangre. Me encaminé hacia el baño para observarme en el espejo. Efectivamente, me había clavado las uñas mientras dormía, pero mi curiosidad no terminó allí. Bajé mi ropa interior para comprobar si de verdad tenía un lunar detrás de mi muslo izquierdo, incluso, me ayudé con otro pequeño espejo. Mi esfuerzo fue en vano, era prácticamente imposible observar con detalle esa zona de mi cuerpo. Regresé a mi habitación por mi celular y me tomé algunas fotografías un tanto sugerentes que no dudaría en borrar luego.
En cuanto me adentré en la galería, chequé si la existencia de aquél recóndito punto era verdadera, y sí, efectivamente lo hallé. Reí un poco ante la extraña y absurda coincidencia, o al menos quería convencerme de ello, aunque algo dentro de mí deseaba averiguar si lo demás era cierto. ¡Qué estúpido! ¿Y si después me arrepentía de hacerlo? ¡Qué más daba! Conocer la respuesta era demasiado tentador y únicamente de esa forma calmaría mi ansiedad.
Anteriormente, tenía la famosa caja debajo del estante donde acomodaba mis lociones y fragancias, aunque hacía unos cuantos días guardé algunos paños, la cerré y decidí guardarla en la habitación de invitados ya que no la necesitaba. Estaba a unos cuantos pasos de distancia, pero cada uno de ellos se volvió eterno. ¡Rayos! Detestaba que últimamente tuviera mis nervios de punta, ¿en qué momento me convertí en un miedoso?
Abrí el viejo clóset y luego la caja. Removí algunos objetos y no encontré absolutamente nada. Lo sabía, no era más que paranoia. Suspiré y negué con mi cabeza ante la absurda situación, pero, antes de colocar uno de los zapatos en su lugar, sentí que algo se movía en su interior y cuando introduje mi mano, todo mi cuerpo se estremeció al sentir el frasco de vidrio. Por algún motivo, me sentí acabado en cuanto lo vi, como si mi vida estuviera en juego.
Seguramente aquel sentimiento se debía a que lo otro, el bolso, era peor que las otras dos cosas. Agarré una de las sillas de la cocina y me dirigí una vez más a mi habitación. En cuanto estuve sobre ella, cerré mis ojos por unos segundos con la esperanza de no encontrar nada. Moví mi mano sobre el armario y me di cuenta de que no tenía el espacio vacío que recordaba, era liso.
Después del descubrimiento, levanté la tabla con mis uñas y extraje el artículo que ocultaba. En ese instante me debatí si debía abrirlo o no. Si había llegado tan lejos, ¿por qué no lo haría? Saqué cuidadosamente las prendas que tenía y las dejé caer después de inspeccionarlas, pero una de ellas era más pesada de lo normal y parecía envolver algo más. No estaba equivocado, en su anterior había una pistola y un cuchillo, además, la camiseta tenía evidentes manchas de sangre.
Minutos atrás me preparé psicológicamente para eso, inclusive, sentí cierta resignación. Comprobarlo generó otra clase de pensamientos, estaba decepcionado, ¿por qué mi mejor amigo abusó de mi confianza para ocultar en mi casa algo así? Todo el tiempo creí ciegamente en su papel como víctima, nunca quise creer que de verdad era cómplice de un criminal.
Lo peor es que tenía dos elecciones, deshacerme de todo tipo de evidencia, y eso me convertiría en un partícipe como él, o entregarlo a la policía. La segunda opción me parecía la más ética, aunque temía que me incriminaran o que él terminara en prisión; no obstante, ¿Qué pasaría si él no había perdido el contacto con el asesino y este después cobrara venganza? ¡Maldición! ¿En qué momento me incluyeron en todo este lío?
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¡Hola! Espero que se encuentren bien.
Perdón por la demora, subestimé el único curso que tenía pendiente de mi carrera, toma demasiado tiempo porque es la práctica profesional, así que debo darle clases a estudiantes de secundaria, soy profesora de español y literatura, e incluso planear cada lección. Además, para la graduación, uno de los requisitos es hacer 300 horas de trabajo comunal y eso significa más trabajo, aunque por dicha ya me quedan unas 75 horas y estoy haciendo lo mejor para concluir lo antes posible.
Me ha costado bastante organizarme, pero en cuanto lo logre intentaré ser más constante.
Por ahora me despido. La próxima vez no tardaré tanto.