—No toques el caramelo, Vero —me advierte Gabriela, apuntándome con la cuchara.
—Ustedes sientense —nos ordena Emilia.
—Que nosotras haremos las manzanas acarameladas —finaliza Gabriela, colocando un plato en frente de ella.
Me encontraba más metida en mi cabeza que mirando a las chicas hacer las manzanas.
Cuando Gabriela abrió la puerta y mostró el celular de Lia con una llamada de Christopher, todo en mí de tenso. Lia tomó su celular y salió en silencio del baño. Gabriela me miró un poco confundida y salí del baño.
Las chicas terminan de hacer las manzanas acarameladas y Emilia saca las palomitas de el microondas. Nos levantamos y caminamos hasta la habitación.
—Ahora pelis de fantasía —anuncia Emilia, cerrando la puerta a sus espaldas.
—¡Harry Potter! —pedimos Lia y yo al unísono, luego sonreímos.
—Bueno sí, son las que trajo Lia —dice Gabriela mirando la mochila de Lia.
Gabriela saca tres tabletas negras, imagino que son las tres primeras películas de Harry Potter en disco.
Emilia apaga la luz, mientras Gabriela introduce Harry Potter y la piedra filosofal en la televisión.
—Cuidado con su cochinadas con las luz apagada —advierte Emilia riendo.
Me hizo pensar muchas cosas.
—Aquí no hacemos eso, Emi —asegura Lia, riendo.
Estamos viendo la película, la verdad es que amo Harry Potter, bueno a Daniel Radcliffe.
Tomo una manzana y la llevo a mi boca, es demasiado delicioso. Tomo otra manzana acaramelada, pero esta vez se siente áspera y no lisa o pegajosa. Miro hacia las manzanas y estoy tocando el dedo lastimado de Lia, rápidamente retiro mis dedos para no lastimarla.
—¡Corre, Ron, Corre! —exclama Gabriela al ver que Ron va a ser comido por el monstruo.
Vuelvo la vista a la pantalla y me concentro en la película hasta siento que rozan mis dedos con otros. Mi corazón empieza a bombear más sangre cuando siento que se entrelazan los dedos. Disimuladamente miró a Lia, ella está masticando algo con un sonrisa mientras mira la pantalla.
Sonrío también por ésta oscuridad tan cómplice.