-Marina es una persona admirable… su amor es sincero… debí haberme dado cuenta antes…-
-¿Darte cuenta de qué?-
-De que ella estaba enamorada de ti, siempre lo estuvo…-
-Enamorada de mí… no entiendo como…-
-Así es el amor Guru Clef, no lo controlamos, Marina te ama, ahora la pregunta es… que sientes tu por ella?... la amas?-
-Amarla?... que si yo amo a Marina?-
-Si Guru Clef, ¿corresponde a los sentimientos de ella?-
-Pues en verdad no se Ascot… he vivido muchos años pero jamás me he enamorado aunque he sido consciente de que hay personas que lo han hecho de mi, sin embargo no he sentido algo similar como para determinar si estoy enamorado, sinceramente no lo sé -
-Entonces tal vez sea mejor asi-
-A que te refieres con eso Ascot? ¿Por qué es mejor que no lo sepa?-
-Porque ahora las cosas no son tan fáciles, no pueden ser… ya no es Marina, ahora es el pilar de Cefiro y sabes que está prohibido que el pilar ame y que alguien se enamore de ella, es mejor que no sepas si estas enamorado de Marina, así sufrirás menos y ella podrá llevar su papel sin inconvenientes-
-No había pensado en eso…-
-Es mejor que las cosas sean así, no creas que te lo digo de mala fe Guru Clef para quedarme con ella, es solo que realmente pienso que es lo mejor tanto para el planeta como para ella y para ti, no creo que quieras compartir el mismo destino de Zagato-
-Ni siquiera sé que es lo que siento como para responder a eso, hay muchas cosas que ni siquiera se me han ocurrido… necesito pensar-
-Entiendo, lamento si te confundí, lo mejor es que te tomes tu tiempo para pensar y reflexionar sobre tus sentimientos y cuál es tu lugar, solo no olvides que Marina ahora está prohibida-
Clef solo guardo silencio mientras veía a Ascot alejarse, inconscientemente estaba apretando sus puños con fuerza con las últimas palabras dichas por el chico, se giro y regreso por el mismo camino que había llegado, de regreso a la sala del trono y encerrándose en ella, no entendía porque las palabras dichas por Ascot hacían que sintiera un agujero en su estomago y se sintiera mareado e indispuesto.
-Marina está prohibida, ella es el pilar así que nadie puede enamorarse de ella…- Suspiro con frustración y movió su cabeza para sacar esos pensamientos de ella –No sé ni porque pienso tanto en eso, yo no estoy enamorado de Marina, solo estoy confundido al enterarme de lo que ella siente-
El mago suspiro de nuevo ya que no estaba para nada seguro de esas palabras, solo esperaba que fueran reales aunque una parte de su interior le gritaban que no podían ser mas falsas. Empezaba a enojarse, le molestaba enormemente sentirse así, estar tan confundido y no saber qué hacer con tantos sentimientos:
Alegría por ver lo hermoso que estaba Cefiro, alivio porque el desequilibrio de Cefiro había sido detenido, frustración por no haber podido hacer nada por Marina cuando ella se sentía tan triste y sola, rabia contra el mismo por haberla tratado tan mal, tristeza por el sacrificio que ella había realizado, dolor por la vida de Marina como pilar y mucho enojo al recordar las palabras de Ascot proclamando que siempre la había amado y que aun la ama.
De esa forma, Guru Clef pasó varias horas encerrado en la sala del trono pensando una y otra vez sobre todos los acontecimientos sucedidos y sobre sus sentimientos, terminando con un enredo peor en su cabeza hasta que notó que era la hora de la cena así que casi arrastrando sus pies se dirigió al comedor; ya que la situación de Cefiro se había normalizado, no había razón para no continuar con las cenas comunes.
Al ingresar al comedor notó que todos se encontraban allí, pero la tensión, el silencio del lugar y el aura negativa resaltaban significativamente ya que todos se encontraban con cara de funeral y con su vista clavada en la mesa, así que el solo entro en silencio y se ubico en su sitio mirando la comida ya que no tenía nada de hambre hasta que dirigió su mirada a la silla vacía que quedaba en el comedor.
-Y Marina?- El mago se atrevió a preguntar después de varios minutos de estar observando la silla vacía.
-Aun en el cuarto de la corona, no creo que vaya a venir a cenar ni a salir de allí, Lucy y yo fuimos hace un rato pero no quiso abrir la puerta, ni siquiera nos respondió-
-Entiendo Anais, tal vez sea mejor no molestarla… ya hemos causado suficientes problemas y mucho daño…-
Con el susurro de Guru Clef todos se sintieron peor y ahora nadie se atrevió a comer, poco a poco cada uno fue disculpándose y abandonando la habitación.
Los días empezaron a pasar rápidamente y en menos de lo esperado ya había pasado una semana desde que Marina se convirtió en el nuevo pilar de Cefiro, una semana entera en la que la chica no había salido del cuarto de la corona y tampoco había dejado ingresar a nadie a la habitación.
-Soy un cobarde…-
Clef agacho su cabeza frustrado, no se atrevía a acercarse si quiera a la torre en la que se encontraba Marina porque sentía que no tenía cara para verla aunque estaba preocupado por ella al no haberla visto en días. Aun sabiendo que ella estaba bien debido a lo hermoso que se encontraba el planeta, tenía la necesidad de verla pero no el valor para hacerlo.
Había pasado día y noche encerrado en el mismo lugar tratando de poner en orden sus pensamientos y sentimientos sin haber logrado nada, por más que reflexionaba todo seguía siendo una completa confusión para él y estaba empezando a darse por vencido, tal vez debería de hacerle caso a las palabras que le había dicho Ascot el día anterior.
-Recuerdo-
-Tienes mucho trabajo Guru Clef?-
-No Ascot, ahora que Cefiro tiene un pilar, el planeta está en perfectas condiciones y no tengo mucho que hacer realmente-
-Entonces por qué pasas tanto tiempo encerrado?-
-He estado pensando, ya sabes, reflexionando en lo que me dijiste, trato de hallar respuestas-
-Creo que no deberías hacerlo Guru Clef, es mejor que dejes las cosas así, Marina es el pilar ahora, si pones en claro tus sentimientos, que pasara después? Que harás?-
-Pues… no lo sé-
-Entonces no tiene sentido que pienses tanto, aunque supieras que hacer, no podrías hacerlo, mejor deja las cosas como están-
-Fin del recuerdo-
-No tiene sentido que piense tanto, como dice Ascot de nada servirá ya que no podría hacer nada al fin y al cabo, además no estoy enamorado de Marina, solo estoy confundido y me siento culpable por lo que le ha sucedido, es mejor dejar todo así-
Con ese pensamiento, Clef abandono la sala del trono por fin y empezó a recorrer el castillo distraídamente, mientras disfrutaba del aire puro, la paz y la tranquilidad que inundaba todo.
En su caminata no pudo evitar sonreír al pasar por una habitación y ver como un pobre Paris era regañado por una Anais muy enojada, definitivamente el príncipe siempre seria un irresponsable y Anais no podría cambiar eso jamás, se alegraba al verlos de mejor humor y también a Lucy y Latis cuando paso cerca a un jardín y vio a una tierna e infantil pelirroja corriendo detrás de Mokona y saltando encima de Latis entre sus juegos.
A pesar de la preocupación por Marina, lo que ella hizo mejoro notablemente la vida en Cefiro y ahora era inevitable no tomarse su tiempo para disfrutar del planeta por más tristes que estuvieran, como ella había dicho tarde o temprano lo entendieran y ahora comprendía sus palabras, aunque no estaba seguro si podría llegar a aceptarlas.
-Marina… a tan corta edad y eres mucho más sabia que yo que he vivido durante tantos años-
Clef sonrió como tonto aunque la sonrisa se borró de su rostro rápidamente cuando se encontró de frente con las puertas de la sala de la corona, iba tan distraído que ni se dio cuenta que había caminado inconsciente hacia ese lugar. De repente se sintió muy nervioso e indeciso, se dio vuelta para alejarse de allí lo más rápido posible pero no tuvo oportunidad de nada al escuchar como las puertas se abrieron detrás de él y la suave voz de Marina pronunciaba su nombre.
-Clef…-
-"No puede ser… pero será mejor que entre o sentirá que la estoy evadiendo o despreciando, además no tiene nada de malo, solo veré como esta y le daré una disculpa, no estoy enamorado de ella ni nada por el estilo así que no tengo porqué estar nervioso"-
Clef tomó aire y se giro para ingresar a la habitación, estaba igual a como la recordaba y ahora si la inspeccionó completamente con su mirada, hacía de todo con tal de no mirar a la chica mientras avanzaba lentamente por el camino de cristal hasta que sin tener más a donde ver fijó su vista en el suelo hasta que notó los pétalos blancos lo que le indicaba que había llegado a su destino así que se detuvo ahí aun mirando el suelo.
-Clef… me alegro que estés aquí, lamento haber estado aislada tanto tiempo-
-No tienes que disculparte Marina… pero que estabas haciendo aquí encerrada?- Le hablaba aun con la mirada fija en el piso
-Estaba rezando Clef, rezando por el bienestar de Cefiro-
-Claro… lo siento, olvide que eres el pilar ahora y ese es tu deber, vivir por Cefiro-
-Soy feliz con ello Clef, Cefiro es el mundo que amas, que yo amo-
-Marina yo… quiero pedirte una disculpa por cómo te trate, te hice cosas horribles y sufriste mucho por mi culpa, te lastime mucho… tu solo intentabas acercarte a mí y ser amable conmigo, sin embargo yo te trate mal, arruine tu pastel y te lastime… soy una persona horrible…-
-Clef, por que no me miras?-
-No puedo… soy incapaz de darte la cara después de todo lo que ha pasado-
Clef se sentía muy nervioso y avergonzado en ese momento así que fue una gran sorpresa para él cuando sintió la cálida y suave mano de Marina en su mejilla levantando suavemente su rostro y haciendo que separara su mirada del suelo y la posara en ella. El mago estaba impresionado, la chica se veía aun más hermosa y su sonrisa hacia que su cuerpo entero se estremeciera, aunque eso no fue nada comparado con lo que sintió cuando sus ojos se encontraron con los suyos, no la había mirado así desde esa vez hace 7 años que ella fue a buscarlo por una poción para dormir y se disculpo con él, ahora era la misma situación solo que esta vez era él quien le pedía disculpas a ella.
Al ver los ojos de Marina tan cerca, su corazón empezó a latir de una forma desenfrenada y se quedo paralizado con la mente en blanco, solo un pensamiento habitaba en ella o más bien una revelación, por fin lo había entendió, estaba enamorado de Marina.
-Esto me recuerda a aquella noche que no podía dormir-
Las palabras de la chica lo sacaron de sus pensamientos, se sorprendió de que estuviera pensando lo mismo que él pero ahora eso no era importante sino la revelación que lo había golpeado súbitamente con solo ver sus ojos, la amaba, definitivamente la amaba y eso lo ponía nervioso y lo descontrolaba.
-Clef estas bien? De repente de pusiste muy pálido y estas temblando-
-No… no es nada, estoy bien- trato de calmarse pero el que la chica siguiera con su mano en su rostro y lo mirara tan cerca no le hacía bien
-Siempre estoy preocupada por ti, así que si tienes un problema solo debes decírmelo-
Marina le sonrió y quito su mano de su mejilla para volver a arrodillarse sobre el lecho de pétalos mientras Clef seguía frente a ella siendo incapaz de separar su mirada de la figura femenina.
-Eres muy buena y muy amable conmigo Marina-
-Claro que no, sabes que tengo un temperamento insoportable y te saco de tus casillas-
-No es así, es solo que soy un tonto, por eso es que te he pedido perdón-
-Siempre tendrás mi perdón Clef, además no es bueno que estemos molestos, te necesito a mi lado-
-A que te refieres?- no supo porque pero se sintió muy nervioso y ansioso con esas palabras
-Eres el mago supremo de Cefiro, tengo entendido que cuando la princesa Esmeralda era el pilar de Cefiro, tu trabajo era guiarla, aconsejarla y cuidarla, ahora que soy el pilar se supone que debes hacer lo mismo conmigo cierto?-
-Pues si… es mi función, como mago supremo debo estar al lado de pilar… a tu lado-
Lo último lo dijo en un susurro audible pero con inseguridad, no sabía si era buena idea estar al lado de Marina todo el tiempo con el descubrimiento que había hecho, hubiera sido mejor mentirle sobre su función como mago y ahora se reprendía internamente por haberle dicho la verdad.
Mientras tanto Marina también estaba perdida en sus pensamientos, se había esforzado mucho en su función como pilar, había orado con todo su corazón por el bienestar de Cefiro y puesto todo su amor, estaba completamente dedicada a ello sin pensar en nada mas, pero cuando había sentido que el mago estaba cerca de la habitación, no pudo evitarlo y abrió las puertas llamándolo inconscientemente, ni se había dado cuenta cuando lo había hecho hasta que Clef estuvo frente a ella.
No podía vivir sin él y al verlo allí recordó lo necesaria que era su compañía, sin importar todo lo que hubiera pasado lo amaba, aunque sabía que estaba mal y que sus sentimientos no podían intervenir con su labor y responsabilidad con Cefiro, por eso la única forma de impedir que sus sentimientos descontrolados por Clef afectaran su voluntad y deseos con el planeta, era mentalizarse que por el mismo amor que le tenía al mago, debía proteger el planeta con todo su corazón para verlo feliz y a sus amigos, usaría su amor para lograr el bienestar de Cefiro.
Pero ahora sentía que lo había arruinado, de nuevo actuó inconsciente e impulsivamente diciéndole sobre su labor como mago y obligándolo prácticamente a estar con ella. Sentía que estaba loca al haber hecho eso, no soportaría ni contendría sus sentimientos con él a su lado, no se concentraría, no sería un buen pilar, pero ahora no sabía cómo solucionarlo, simplemente se dejo llevar cuando escucho su disculpa sincera que la conmovió e hizo que sus sentimientos se intensificaran, realmente era una tonta pero ahora tenía que salir de sus reflexiones y volver a la realidad, aunque parecía que la mente de Clef tampoco estaba en la habitación.
-Clef yo…- Iba a retractarse de sus palabras pero él no la dejo continuar
-Será un placer estar a tu lado Marina y apoyarte, mi deber como mago supremo es ser la mano derecha del pilar, protegerla y servirle, evocare mi vida entera a ti y a Cefiro… mi querido pilar…-
Mientras Clef pronunciaba esas palabras se arrodillo frente a ella, tomó su mano e inclinó su cabeza como una reverencia en señal de respeto, después beso su mano con devoción y la soltó aun inclinado frente a ella. Sabía que era el pilar y le debía respeto, ahora Marina no era la guerrera mágica del agua, la niña de mundo místico, la mujer que lo acompañaba horas en la biblioteca y horneaba pasteles para él; debía mentalizarse en eso y evitar que sus sentimientos recién descubiertos crecieran, tendría que estar a su lado, pero lo haría como mago, cumpliría su deber y enterraría esos sentimientos ya que como dijo Ascot, Marina estaba prohibida para él.
Por otro lado Marina sintió un fuerte dolor en su interior con el comportamiento de Clef, tan solemne y respetuoso, siempre lo había sido pero esta vez le había dolido ya que con eso le había dejado en claro que permanecería con ella solo porque esa era su obligación y ella era el pilar, en su interior sonrió amargamente, eso era para él, solo el pilar de Cefiro, nada más.
CONTINUARA….