Cuando pase la tormenta

بواسطة Maggmon

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Un amor de verano. Corazones que laten distinto. Sentimientos demasiado fuertes. ¿Un amor de verano? المزيد

Sinopsis
ADVERTENCIA
PRÓLOGO
25 DE NOVIEMBRE
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Presentando a Conrad y Alana.
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Campaña "Hola Rafael"
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بواسطة Maggmon


Los corazones azules ya no están sobre las marcas de mis muñecas, pero, sin embargo, tal me parece sentir que todavía siguen ahí. Quizá, lo que sigue presente en mi piel, es la energía vibrante y hermosa que Alana me transmitió cuando les dio otra visión a mis heridas.

Alana me presentó la posibilidad de ver a mis cortes de una manera distinta, y nunca antes me había pasado.

Siempre me pasó que me encontraba con personas que también tenían sus marcas, por lo tanto, la mirada que me regalaban, era una que me decía lo mucho que me entendían. Una mirada cargada de tristeza, dolor y miedo.

Pero, lo que Alana me hizo sentir, no lo pudo conseguir nadie. Por primera vez en mi vida, no sentí pena o rencor al ver mis muñecas, sino que, a diferencia de ello, pude sentir que podía verme lejos de esas marcas. Pude verme progresando, construyendo mi vida en base al amor, cariño y amistad.

Recuerdo que Charly siempre tuvo la intención de hacer lo que ella hizo. Aun teniendo cortes por gran parte del cuerpo. Pero jamás consiguió nada bueno. Siempre lo rechazaba, insultaba o hasta me reía de sus ideas absurdas.

Supongo que, de alguna manera, estuvo presente en los corazones azules que Alana dibujó.

Supongo que mi mejor amigo acompaña cada buena acción de Alana.

Acostado en la cama, junto a Rocket, pienso en Charly y me disculpo por todas las veces que me alejé cuando intentó darle un nuevo sentido a mi vida. Y también lo perdono por haberme dejado solo cuando tuve la valentía de hacerlo.

Cierro los ojos y viajo por mis memorias, todo para dirigirme cuando tenía doce años. Por aquel entonces fue cuando me lastimé por primera vez.

A mis doce años de edad me practicaron por primera vez sexo oral. Yo no quería, lloraba y rogaba para que no me tocaran. Pero mi voz era silenciada entre la música, las risas, los insultos de mi padre, y el llanto de la muchacha que tampoco quería estar ahí.

Tampoco entendía por qué mi cuerpo reaccionaba y no procesaba mi rechazo. Eso me hacía sentir mal. Luego, de más grande, cuando pude hablarle a Charly de esto, me dio la respuesta necesaria. Me dijo que el cuerpo actúa de forma natural, lejos de la angustia de la negación.

Recién ahí pude soltar un poco la culpa que sentía por haber dicho que no, cuando mi cuerpo decía que sí.

Cuando la muchacha terminó su trabajo, se secó las lágrimas y me miró con mucha tristeza, para luego encerrarse en el baño a vomitar.

Mi padre me felicitó, sus amigos igual. A mí me costaba entender qué había hecho de bueno si lo que acababa de pasar no solo me hizo llorar a mí.

Esa tarde, tuve tanta, pero tanta angustia que di con un objeto punzante. Y así, sin pensarlo dos veces, me quité la camiseta y hundí el filo sobre mi abdomen.

Sentí algo extraño, como si estuviera liberando mi dolor, y entonces, me lastimé dos veces más.

Cada vez que me obligaban a hacer algo, o pasaba una situación que me angustiaba, recurría al objeto punzante. Hasta que Rebeca me alejó de todos los filos e intentó evitar situaciones horribles.

Mi padre se había dado cuenta de que ella me ocultaba en su habitación para que no sufriera, y entonces nos alejó un tiempo.

Pero a mis trece años, fue cuando le hizo creer a mi padre que yo le encantaba y que quería darme placer. Cuando, en realidad, nos tumbábamos en su cama a inventar historias, canciones y a soñar con una vida lejos del burdel.

Abro los ojos y veo que Rocket está sentado en la cama, me observa con tanto amor que olvidó todo lo que estaba pensando.

-¿Sabes qué? -mueve su cola cuando le hablo-. Siempre quise un perro que me mirara como tú lo estás haciendo ahora. ¿Acaso no tuvimos mucha suerte de habernos cruzado?

Me responde con un ladrido y luego besa todo mi rostro.



Estoy en el trabajo, con todo listo y ordenado para empezar el turno. Justo a tiempo para el horario de ingreso de Alana.

Y cuando las agujas del reloj marcan la hora de su entrada, veo que no llega sola, sino que está acompañada por sus tres amigos.

En cuanto sus ojos me encuentran, se disculpa con un gesto juntando sus manos, y yo le respondo con una media sonrisa.

-Perdón, les dije que no hicieran esto. -Dice en cuanto cruza la puerta de entrada.

-¡Hola! -una chica de gafas negras se pone delante de Alana, dejándola atrás, con las manos cubriendo su rostro-. Soy Anna.

-Y yo George.

-Y yo Colleen. Y juntos somos...

-¡Los amigos de Alana! -. Completa Anna, elevando sus brazos.

-En realidad, nuestra pandilla tiene nombre, pero tendríamos que asesinarte si lo compartimos -me informa George.

-Bueno, ya, ¿se pueden ir? -. Alana se ubica delante de mí, como si me estuviera protegiendo de sus amigos. Aunque eso está haciendo-. Sepan que, en estos momentos, los estoy odiando como nunca antes -voltea-. En verdad lo lamento, Conrad.

Frunzo el ceño.

-Tranquila, todo está bien -le sonrío para darle seguridad-. En serio.

Alana suspira y asiente.

-¿Ya ves? Todo está bien. Ahora, hazte a un lado.

Colleen empuja a Alana, quien se queja y los insulta. Eso me hace reír.

Sí, me estoy riendo frente a tres desconocidos. Eso es nuevo.

-Vaya... -Colleen estudia mi rostro y luego observa a Alana-. Bien, amiga -mueve sus cejas.

-Te voy a asesinar, es una promesa. -Le responde Alana.

Colleen se ríe y vuelve a prestarme atención.

-Conrad, ¿cómo estás? ¿Haces algo esta noche? - pregunta, cruzándose de brazos.

-Yo...

-Porque queremos invitarte a una fiesta no fiesta.

-¿Fiesta no fiesta?

-No les hagas caso -Alana vuelve a ponerse frente a mí-. Ya les dije que no hagan esto. En serio, no molesten a Conrad.

Los tres se asoman por encima de Alana.

-¿Te estamos molestando? -. Interroga George, le sonrío y niego con la cabeza-. Él dice que no. Deja de molestarnos tú -Alana vuelve a quedar fuera de mi visión debido a otro pequeño empujón-. Una fiesta no fiesta significa que solo estaremos nosotros, en la casa de Mary, con el papá de Alana. Que, cuando nos ve, es uno más de la pandilla.

-Los tíos de Alana no están y nos dejaron hacer una fiesta no fiesta -agrega Colleen.

-Es fiesta no fiesta porque somos pocos, pero parecerá que somos cien -me informa Anna.

-Entiendo -respondo-. ¿Qué llevo para la fiesta no fiesta?

Alana, desde atrás, abre sus ojos a modo de sorpresa. Y creo que sus amigos están en la misma.

Si bueno, tal parece que estoy frente a un espejo enorme. Porque yo también me sorprendo de la respuesta automática que acabo de dar.

Mi corazón comienza a latir fuerte, sin embargo, no me arrepiento de lo que respondí.

-Tu presencia es lo justo y necesario. -Dice Anna.

-Sí... -responden George y Colleen a la misma vez. Aún están sorprendidos.

-¡Bueno, ya! -. Interviene Alana- ¡Ya molestaron demasiado! Y ya tienen su respuesta. La cual, por cierto, ¿estás seguro? -susurra su interrogante y asiento-. ¿Seguro, seguro?

-Sí, Allie.

Sus amigos suspiran y uno de ellos repite lo que dije.

-Bien, Conrad. Nos vemos esta noche. -Dice Anna-. Ahora, dejamos de molestarte. Aunque sé que no te molestamos.

George y Colleen también se despiden, y salen de la tienda susurrando cosas que no logro entender. Pero, sus sonrisas y su forma de mirarme, me da a entender que no hay nada malo en esa charla.

-En verdad lo lamento mucho -comenta Alana una vez que estamos solos-. No hubo manera de hacerles entender que no quería que vinieran. Llevo sudando desde que salí de casa.

Sonrío.

-Allie, todo está bien. Tus amigos me simpatizan.

Suspira y se ubica detrás del mostrador.

-Son buenos, pero lo de hoy es imperdonable.

Me río.

-Ya, no te enojes, no he reaccionado mal. ¿O sí?

-No... De hecho, has reaccionado mejor de lo esperado -me estudia con sus ojos negros-. No es necesario que vayas esta noche.

-¿No quieres que vaya?

Me dirijo a su lado. Estamos tan cerca que es imposible pensar que antes me costaba este contacto.

-Quiero. Pero no quiero que lo hagas por compromiso o algo parecido. Quiero que estés bien.

-Voy a estar bien. Sé que mi respuesta nos sorprendió a todos. Pero quiero ir.

Apoya su mentón sobre su mano y clava sus ojos en mi rostro.

-Te ves hermoso haciendo cosas que sorprenden, pero que en verdad quieres -sonríe y se sonroja.

Sonrío y siento cosquillas en la panza. Nunca antes sentí eso.

Su mano libre roza la mía, y pasa lo mismo que pasó en el teatro Morgan; nuestros dedos meñiques se entrelazan.

Ambos nos miramos y sonreímos. Me gusta su sonrisa, y me gusta saber que estoy sonriendo.

-¿Te puedo pedir un favor? -. Pregunta.

-El que quieras y el que pueda cumplir.

Suspira.

-¿Es mucho pedir que vayas con el traje de la otra noche?

Carcajeo tanto que debo romper con la unión de nuestros meñiques para secar las lágrimas que la risa provocó.

Alana me observa con amor, o al menos a ese campo emocional me traslada el brillo de sus ojos.

-¿Qué te sucede con ese traje?

-No estás listo para escuchar la respuesta, pero estoy segura de que sabes a lo que me refiero.

Sonrío.

-Supongo.

-No quiero incomodarte.

Elevo una de mis manos, la acerco hacia su rostro y lo acaricio. Su piel es suave. Alana apoya su cabeza sobre mi mano y cierra los ojos.

-¿Puedes entender que ya estás lejos de incomodarme?

Le pregunto, y al instante en que me mira, mi dedo pulgar roza la comisura de su boca.

La piel de mis brazos se eriza, mi corazón galopa con locura, y mi estómago se adormece por las cosquillas que está sintiendo.

Trago saliva cuando caigo en la cuenta del deseo que corre por todo mi cuerpo. Y, si no leo mal las señales, creo que Alana está como yo.

O eso me da a entender su mirada que viaja de mi boca hacia mis ojos.

Por primera vez en mi vida tengo el deseo de besar a una mujer. Pero, ¿cómo lo hago?

¿Cómo es dar un beso de verdad? ¿Estoy listo? Realmente no lo sé. ¿Cómo puedo comprobarlo?

¿Qué es dar un beso de verdad?

Suena la campanilla de la entrada. El primer cliente del día me obliga a salir de mi interrogante.


¿Ustedes sabían que Camila Cabello les escribió una canción a Alana y Conrad? Ahre. Igual sí.

AAAAAHHHHHH!!!!

Empezamos a leer el capítulo con angustia y bronca, pero terminamos fallecidas en el suelo. O me equivoco?

ENTIENDEN QUE CONRAD HABLÓ DEL DESEO QUE SIENTE POR BESAR A ALANA? Ay... quiero llorar. Es que él nunca dio un beso sin que lo obligaran, nunca besó de verdad. Y entonces, quiero gritar y llorar.

Yo creo que si sintió el deseo, es porque ya está listo. Pero bueno, es un proceso para él entender todo eso.

Este capítulo iba a ser todo en uno. Es decir, Conrad iba a ir a la fiesta no fiesta y todo eso. Pero, con todo lo que va a pasar ahí, iba a tener una larga extensión. Por lo tanto, para no cansarles la vista, y para dejarlas con la intriga jejeje, decidí dividirlo en dos partes.

Y AMBAS PARTES VA A HABLAR CONRAD!!!!

ES QUE NO SABEN TODO LO QUE SE VIENE, CHICAS. DENME UN GOLPE DE AIREEEEEEEE.

TODO EL PUTO DÍA ESTUVE PENSANDO EN ELLOS. AYUDA QUE ME DA ALGO.

Mañana tienen la segunda parte! No se preocupen y preparen sus tumbas, ok??? PORQUE VAMOS A MORIR!

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