Laila Scamander Y Las Reliqui...

By fanfics_and_fandom

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#7 «A matar a Voldemort» Las cacerías han comenzado en el mundo mágico. Laila Scamander junto con sus amigos... More

Sinopsis + TRAILER 1
1: El camino de la Nostalgia
2: Tonks
3: Angustiosas horas
4: Por Ojoloco
5: Preparativos
6: Los Delacour
7: Scrimgeour...otra vez
8: Testamento
9: Una boda de ensueño
10: Escape
11: Fugitivos
12: R.A.B
13: El Relicario
14: Kreacher
15: Una terrible reunion
16: Inútil Ayuda
17: Primera Plana
18: La calma antes de la Tormenta
19: Ministerio
20: Obsesión
21: No se deben decir mentiras
22: Escape poco exitoso
23: Gregorovitch
24: No son vacaciones
25: Inesperados visitantes
27: Carroñeros
28: La vida en Londres
29: El Refugio
30: El Plan
31: Avalon
32: Bola de Luz
33: Reencuentro
34: Una muy enojada Hermione
35: Lovegood
36: Las Reliquias de la Muerte
37: Emboscada
38: Pottervigilancia
39: Greyback
40: La Mansión Malfoy
41: Dobby, el elfo libre
TRAILER 2
42: Las Secuelas
43: Griphook y Ollivander
44: Un curioso trato
45: Padrinos
46: La horripilante poción multijugos

26: Separación

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By fanfics_and_fandom

Uno de los capitulos mas esperados, sobre todo por mi

Cuando ya no pude escuchar las voces de mi tio Ted ni de Dean, no pude evitar sentirme triste, quería seguir escuchando sus voces, alguien que no fueran mis tres amigos o Morgana, quería ir con Dean y mi tio, abrazarlos, decirles que estaba bien. Sin embargo una vez ellos junto a los duendes y el otro hombre empezaron a subir, sus voces se perdieron y ya no hubo rastro de ellos

Enrollamos los Oídos Extensibles.  Ahora en mi mente se procesó la nueva información que acabábamos de oír. Harry balbuceó a mi lado;

— Ginny... la espada...

— Lo sé. —dijo Hermione.

Se abalanzó sobre el pequeño bolso bordado, esta vez hundiendo el brazo dentro de él justo hasta la axila.

— Aquí... lo... tengo... —dijo con los dientes apretados, y tiró de algo que evidentemente estaba en el fondo del bolso.

Paulatinamente, pudo verse el borde de un recargado marco de cuadro, este bastante pesado, por el fondo lo reconocí como el vacío retrato de mi ancestro, Phineas Nigellus, le apunté con la varita, lista para conjurar un hechizo en cualquier momento.

— Si alguien cambió la verdadera espada por la falsa mientras estaba en la oficina de Dumbledore — jadeó Harry que ayudaba a Hermione a cargar la pintura—. ¡Phineas Nigellus debería haber sido testigo, esta colgado justo al lado de la vitrina!

— A menos que estuviera durmiendo —dijo Harry,  mientras yo me sentaba en frente de la pintura, con mi varita aun bien en alto—. Er... ¿Phineas? ¿Phineas Nigellus?

Nada ocurrió...

— ¡Oye anciano!— le di unos golpecitos con mi varita al marco de la pintura haciendo salir algunas chispas, inquieta, las palabras de mi tío y los duendes aun grabadas en mi mente—. ¿Estas ahí?

— ¿Phineas Nigellus? —intento Hermione, esta vez con delicadeza al contrario de mi—. ¿Profesor Black? Por favor... ¿Podemos hablar con usted? ¿Por favor?

— Decir por favor siempre ayuda. —dijo una fría y sarcástica voz, y Phineas Nigellus se deslizó dentro de su retrato. Al instante, gire mi varita:

— ¡Obscuro!

Una venda negra apareció sobre los  ojos oscuros de Phineas Nigellus, provocando que se golpeara contra el marco y gritara de dolor, no pude evitar dar una risita ante esto. No podía evitarlo. Cada vez que un compañero se caía o se tropezaba por las escaleras en Hogwarts me reía detrás de la espalda de Harry para que no me vieran y se sintieran mal, pero es que ver como la gente se golpeaba me daba mucha risa.

— ¿Qué... cómo te atreves... quién eres?

— Lo siento mucho, Profesor Black,— dijo Hermione por mi—. ¡Pero es una precaución necesaria!

— Remueve este tonto aditamento enseguida! ¡Quítalo, te he dicho! ¡Estás arruinando una gran obra de arte! ¿Dónde estoy? ¿Qué está ocurriendo?

— ¿Gran Obra de arte? Mira, no te alagues tanto, digo hay obras de arte como yo o el libro de Animales Fantasticos y donde encontrarlos.

Hermione me dio un codazo para que evitara seguir insultando a tal vez nuestra única fuente de información y asentí, dándole la razón. Había estado aguantando varias comentarios desagradables a lo largo del día y al ver otra pobre alma en la que descargar mi frustración mi lengua empezó a actuar por si sola. Aun así, Phineas Nigellus se congelo.

— Reconozco esa voz, es mi ultima descendiente. Laila Black. ¿Donde estas y con que osadías haces esto?

— No importa donde estamos. —dijo Harry, y Phineas Nigellus, abandono los intentos de quitarse la venda pintada que le cubría el rostro.

— ¿Y será posible que esa sea la voz del huidizo Señor Potter?

— Tal vez. —dijo Harry, sabiendo que esto mantendría a Phineas Nigellus interesado—. Tenemos un par de preguntas que hacerle... acerca de la espada de Gryffindor.

— Ah —dijo Phineas, ahora volviendo la cabeza de un lado a otro en un esfuerzo por tratar de obtener un vistazo de Harry o de mi—. Si. Esa tonta chica actuó muy imprudentemente...

— No hable así de mi hermana. —dijo Ron bruscamente. Phineas Nigellus enarcó las cejas de forma arrogante.

— ¿Quién más está ahí? —preguntó, girando la cabeza de lado a lado—. ¡Tu tono me desagrada! La muchacha y sus amigos fueron extremadamente temerarios. ¡Robarle al Director!

— No estaban robando. —dijo Harry—. La espada no es de Snape.

— Pertenece al colegio del Profesor Snape. —dijo el retrato—. ¿Qué derecho tiene exactamente la joven Weasley sobre ella? ¡Se merecía el castigo, tanto como el idiota de Longbottom, la rareza de Lovegood y la irrespetuosa de Dunbar!

— ¡Neville no es un idiota y Luna no es una rareza! —dijo Hermione.

— Y Fay no es...— me quede pensando sin poder encontrar bien las palabras—. Bueno depende de como se siente en el día.

—¿Dónde estoy? —repitió Phineas Nigellus, empezando nuevamente a forcejear con la venda—. ¿Dónde me han traído? ¿Por qué me han sacado de la casa de mis ancestros?

— ¡En este momento eso no es importante! ¿Cómo los castigó Snape? —preguntó Harry con apremio.

— El Profesor Snape los mandó al Bosque Prohibido, a hacer algún trabajo para el idiota de Hagrid.

— ¡Hagrid no es un idiota! —dijo Hermione estridentemente.

— Y seguro que Snape pensó que eso era un castigo —dijo Harry—. Pero Ginny, Neville y Luna probablemente pasaron un rato agradable con Hagrid. El Bosque Prohibido... han pasado por cosas mucho peores que el Bosque Prohibido, ¡vaya cosa!

Sin embargo yo me quede pensando. Snape no era tan tonto como para pensar que pasar tiempo con Hagrid era un castigo, digo a los ojos de los demás desconocidos, como mortifagos, o cualquiera que nunca haya estado en el colegio, eso era un castigo. Pero Snape sabía la cercanía que Hagrid tenía con sus alumnos de Gryffindor. Habían castigos mucho peores por la falta que cometieron.

Aun asi considerando como casí habíamos muertos un montón de veces en el bosque Prohibido no podía considerarse algo muy bueno. Pensé en como cuando dijeron castigo mi mente ya había pasado por escenarios de mis amigos sufriendo por la maldición Cruciatus y cosas peores, tal vez incluso quitándoles su voluntad con el hechizo imperius.

— Lo que realmente queríamos saber, Profesor Black, es si ¿alguien más, por alguna razón, ha sacado la espada? ¿Tal vez se la llevaron para limpiarla o... o algo.

Phineas Nigellus hizo una pausa en los forcejeos con que intentaba liberarse los ojos y se rió disimuladamente.

— Nacidos de muggles —dijo—. Las armas de hechura Goblin no necesitan limpieza, ingenua niña. La plata Duende repele el polvo mundano, absorbiendo solamente aquello que la fortalece.

— No llame ingenua a Hermione. — fruncí el ceño—. Solo yo puedo insultarla.

— Me estoy cansando de que me contradigan. —dijo Phineas Nigellus—. ¿Tal vez sea hora de que regrese a la oficina del Director?

Aún vendado, comenzó a andar a tientas por el borde del marco, tratando de tantear su camino fuera de esta pintura y de regreso a la que estaba en Hogwarts. Harry al parecer tuvo una súbita inspiración.

—¡Dumbledore! ¿Puede traernos a Dumbledore?

— ¿Perdón? —preguntó Phineas Nigellus.

— El retrato del Profesor Dumbledore... no podría traerlo con usted, aquí, a su propio retrato.

Phineas Nigellus volvió el rostro en dirección a la voz de Harry.

— Evidentemente no solamente los nacidos de muggles son ignorantes, Potter. Los retratos de Hogwarts pueden comunicarse entre ellos, pero no pueden viajar fuera del castillo excepto para visitar pinturas de si mismos colgadas en otros lugares. Dumbledore no puede venir conmigo aquí, y después del tratamiento que he recibido en sus manos. ¡Les aseguro que no regresaré a visitarles!

Phineas redoblaba sus esfuerzos para dejar el marco, sin embargo yo lo sacudí un poco para que se desorientara aun más.

— Profesor Black —dijo Hermione—. ¿No podría decirnos, por favor, cuando fue la última vez que la espada fue sacada de la vitrina? ¿Me refiero a antes de que Ginny la tomara?

Phineas bufó impacientemente.

— Creo que la última vez que vi la espada de Gryffindor fuera de la vitrina fue cuando el Profesor Dumbledore la usó para abrir un anillo de un golpe.

Me di la vuelta para ver a Harry, manteniendo una conversación en silencio.

— Bien, buenas noches tengan ustedes. —dijo algo gruñón, y empezó a apartarse de la vista otra vez. Solo el borde de su sombrero de ala quedaba a la vista cuando Harry dio un inesperado grito.

— ¡Espere! ¿Le contó a Snape que había visto eso?

Phineas Nigellus metió la vendada cabeza nuevamente dentro del cuadro.

— El Profesor Snape tiene cosas más importantes en su mente que las muchas excentricidades de Albus Dumbledore. ¡Adiós, Potter!

Y diciendo esto, se desvaneció por completo, dejando detrás de él nada más que el sombrío telón de fondo.

— ¡Harry! —gritó Hermione haciéndome dar un saltito.

— Dioses santos, esta si que es gritona— Morgana se masajeó las sienes.

— ¡Lo sé! —gritó Harry. Caminó a zancadas por la tienda, de arriba abajo mientras Hermione comprimía el retrato de Phineas Nigellus metiéndolo nuevamente dentro del bolso bordado; cuando hubo cerrado el cierre tiró el bolso de vuelta a un lado y levanto la cara brillante hacia Harry. Entendía su entusiasmo, pero lo que faltaba era siquiera una pista del paradero de la espada.

— ¡La espada puede destruir Horrocruxes! Las hojas fabricadas por los duendes absorben solo aquello que las fortalece... ¡Harry esa espada esta impregnada con veneno de basilisco!

— Y Dumbledore no me la entregó antes porque aún la necesitaba, quería usarla en el Relicario...

— ...y debe de haberse percatado que no te dejarían tenerla si te la dejaba en su testamento...

—... Por lo que hizo una réplica...

—... Y puso una falsificación en la vitrina...

—... Y dejó la verdadera... ¿Dónde?

Yo veía de derecha a izquierda como si estuviera viendo un partido de gobstones.  Maldije un poco a Dumbledore, hubiera sido mucho más fácil si le hubiera dicho esta importante información a Harry para así robar la espada en el tiempo antes de ser perseguidos hace unos meses, aunque bueno eso solo hubiera atraído los problemas antes. 

— ¡Piensa! —susurró Hermione—. ¡Piensa! ¿Donde podría haberla dejado?

— No en Hogwarts. —dijo Harry, reanudando su paseo.

— ¿En algún lugar de Hogsmeade? —sugirió Hermione.

— ¿En la Casa de los Gritos? —dijo Harry—. Nunca va nadie por allí.

— Pero Snape sabe como llegar allí, ¿No sería eso un poco arriesgado?

— Dumbledore confiaba en Snape. —le recordó Harry.

— Y mira adonde le llevó eso— murmuré,  me puse la varita en la oreja suspirando—. No lo suficiente al menos como para decirle que había intercambiado las espadas.

— ¡Si, tienes razón! —dijo Harry, y no pude evitar sonreír un poco al ver su alegría. Dumbledore había tenido ciertas reservas, aunque fueran leves, sobre la honradez de Snape—. Por lo que habrá escondido la espada bien lejos de Hogsmeade ¿Qué supones tú, Ron? ¿Ron?

Me di la vuelta para ver a mi amigo pelirrojo que estaba detrás de mi, tenía una mirada áspera y cuando habló, sus palabras rebozaban de amargura;

— Oh, se han acordado de mi, ¿eh? —dijo.

— ¿Qué?

Ron bufó con la vista fija en la parte de abajo de la litera superior, mi legeramancia podía captar todo, y me sentí levemente abrumada por todas las emociones y pensamientos negativos que di un paso hacia atrás, sosteniéndome un poco la cabeza. Ese maldito Horrocrux. Harry lo noto y me puso una mano en la espalda baja, viéndome confundido, al igual que Hermione, siendo que yo era la única que podía entender el comportamiento.

— ¿Cuál es el problema? —preguntó Harry.

— ¿Problema? No hay ningún problema. —dijo Ron aún rehusando mirar a Harry—. No en lo que a ti respecta, de cualquier forma.

Se escucharon varios golpes sordos en la lona sobre mi cabeza. Había empezado a llover y escuché el graznido de lo que solo podía ser una bandada de pájaros, Castiel se acurrucó aun mas contra mi cuello.

— Bueno, evidentemente tienes un problema. —dijo mi novio—. Escúpelo, ¿quieres?

Ron balanceó las largas piernas fuera de la cama y se sentó. Se le veía sórdido, no parecía él mismo.

— Esta bien, lo escupiré. No esperes que salte arriba y abajo por toda la tienda porque hay otra condenada cosa que debemos encontrar. Añádela a la lista de cosas que no sabes.

— ¿Qué no sé? —repitió Harry—. ¿Qué no sé?

El ambiente se volvió mas denso. La lluvia caía cada vez más fuerte y pesada; produciendo leves ruidos en la capa de hojas y chapoteando en el río a través de la oscuridad. Cualquier pequeña chispa de alegría que hubo se la llevó la lluvia, Ron estaba diciendo exactamente lo que se había aguantado por días de no decirle a la cara a su mejor amigo.

— No es como si estuviera pasando el mejor momento de mi vida aquí— dijo Ron—. Sabes, con el brazo estropeado y nada que comer y congelándome el trasero todas las noches. Solo tenía la esperanza, sabes, de que después de haber estado dando vueltas durante semanas, hubiéramos logrado algo.

— Ron—dijo Hermione, pero con una voz tan baja que Ron podía pretender no haberla oído sobre el ruidoso tamborileo de la lluvia que ahora golpeaba la tienda.

— Creí que sabías para lo que te habías ofrecido voluntario. –dijo Harry.

— Si, yo también creía saberlo.

— Ron, ya basta, esto no ayuda— traté de disuadirlo.

— Entonces ¿Qué parte de ello no esta colmando tus expectativas? —preguntó Harry. Cerré los ojos, Harry al enojarse era bastante fuerte de distintas formas, una vez se enojaba todo el infierno se desataba siendo que traía su corazón en la mano. Ya no había marcha atrás—. ¿Creías que nos alojaríamos en hoteles cinco estrellas? ¿Qué encontraríamos un Horrocrux cada dos por tres? ¿Pensabas que volverías con tu mamá para navidad?

— ¡Pensamos que sabías lo que estabas haciendo! —grito Ron, poniéndose de pie, hice una mueca ante esto—. ¡Pensamos que Dumbledore te había dicho qué hacer, pensamos que tenías un verdadero plan!

— ¡Ron! —dijo Hermione, esta vez de forma claramente audible sobre la lluvia que retumbaba contra el techo de la tienda, pero otra vez la ignoró al igual que a mi.

— Bueno siento haberte desilusionado. —dijo Harry, su voz lo bastante serena para mi sorpresa—. Fui honesto contigo desde el principio. Te dije todo lo que Dumbledore me había dicho. Y en caso que no te hayas dado cuenta, encontramos un Horrocrux...

— Si, y estamos casi tan cerca de librarnos de él como lo estamos de encontrar el resto de ellos... ¡En otras palabras, para nada cercanos, maldición!

—Quítate el guardapelo, Ron. — le ordené, tenía que ser severa para sobrepasar el control del Horrocrux—. O te lo quitare yo.

— Por favor quítatelo. No estarías hablando de esa forma si no hubieras estado usándolo todo el día.— Hermione dijo en una voz inusualmente alta.

— Si, lo haría. —dijo Harry, que no quería que le buscáramos excusas—. ¿En serio creen que no he adivinado que pensaban estas cosas?

— Harry, nosotros no estábamos...

— ¡No mientas! —le lanzó Ron—. Tu también lo dijiste, dijiste que estabas decepcionada, dijiste que habías creído que tenía algo más en lo que apoyarse, además de...

— No lo dije de esa forma, Harry, ¡No lo hice! —lloró Hermione, no pude evitar sentir pena, yo al contrario de ellos, tenía mi propia mente con distintos escenario e en los que hablaba con Morgana y todos mis problemas, mis miedo y dudas.

La lluvia martilleaba la tienda, por el rostro de Hermione caían las lágrimas, había una palpitación creciente de que la pelea se iba a poner peor. Tal vez fueron las duras palabras de Ron que me dieron escalofríos al tan solo pensar en cuanto mas nos demoraríamos en acabar con todos, con solo unos meses, nuestra mas grande hazaña era aun estar vivos con todo lo que había pasado.

— ¿Entonces por qué están aquí aún? —le espetó Harry a Ron.

— Que me registren.

— ¡Pues vuelve a tu casa!.

— ¡Si, tal vez lo haga! —gritó Ron, y dio varios pasos hacia Harry, que no se echó para atrás, yo sutilmente agarré mi varita algo que solo Hermione notó—. ¿No escuchaste lo que dijeron de mi hermana? Pero eso a ti te importa un pimiento. Es solo el Bosque Prohibido. Al valiente Harry Potter, que se ha enfrentado a cosas mucho peores, no le preocupa lo que pueda pasarle a mi hermana allí. Pues mira, a mi si; me preocupan las arañas gigantes y los fenomenos...

—Lo que quise decir... es que estaba con los demás, estaban con Hagrid...

— Si, lo entiendo, ¡No te importa! Y que hay acerca del resto de mi familia, "los Weasley lo que menos que necesitan es más hijos heridos" ¿oíste eso?

— Si, yo...

— ¿Sin embargo no te preocupó lo que quiso decir con eso?

— Bájale el tono, sabes que esa no era su intención— me puse entre los dos, adelante de Harry al mismo tiempo que Hermione me seguía y se ponía delante de Ron.

— ¡Ron! —dijo Hermione—. No creo que signifique que haya pasado nada nuevo, nada de lo que no estemos enterados; piensa, Ron, Bill ya tiene una cicatriz, a esta altura mucha gente debe haber visto que George perdió una oreja, y se supone que tú estás en tu lecho de muerte con Spattergroit. Estoy segura que eso fue lo que quiso decir...

— Oh, estás segura, ¿verdad? Bueno, entonces, no me preocuparé por ellos.— vio a Harry otra vez—. ¿Sabes porque escuchó el radio todo el tiempo? Para verificar que no digan el nombre de Ginny, o el de Fred, o el de George, o el de mamá

— ¿Y crees que yo no lo escuchó?— Harry gesticuló—. ¿Crees que no se lo que sientes?

— ¡NO, no sabes lo que siento! ¡Tus padres están muertos! Tú no tienes familia!

Di un grito ahogado y me puse una mano en la boca al mismo tiempo que Harry se tiro encima de su mejor amigo en un arranque de rabia, empujándose el uno al otro hasta que ambos se soltaron.

— Entonces ¡VETE! —rugió Harry—. Regresa con ellos, pretende que te recuperaste del Spattergroit y tu madre podrá alimentarte bien y... 

Ron hizo un movimiento súbito. Harry reaccionó, pero antes de que cualquiera de las dos varitas estuviera fuera de los bolsillos de sus propietarios, Hermione y yo gritamos al mismo tiempo;

— ¡Protego! 

Un escudo invisible se extendió entre ella y Harry de un lado y Ron y yo del otro; todos tuvimos que retroceder unos pocos pasos por la fuerza del hechizo, y Harry y Ron se miraban insistentemente a cada lado de la transparente barrera como si se vieran claramente uno al otro
por primera vez. Quise llorar al sentir en mi mente el odio corrosivo de Harry contra Ron. Algo se había roto entre los chicos de once años que celebraron navidad juntos solo ellos dos.

— Deja el Horrocrux. —dijo Harry

Ron se pasó la cadena por sobre la cabeza y tiró el relicario sobre una silla cercana. Se giró hacia Hermione.

— ¿Que vas a hacer?

— ¿A que te refieres?

— ¿Te quedas, o qué?

— Yo... —se veía angustiada, antes de de la respuesta que yo sabía que daría—. Si...si, me quedo. Ron, dijimos que iríamos con Harry. Dijimos que lo ayudaríamos.

— Lo entiendo. Lo eliges a él.

Mi cuerpo reacciono al instante, di un paso hacia adelante, agarrando su brazo, antes de decir las mas estúpidas palabras que alguna vez pude haber dicho junto con "Me puedo balancear en eses candelabro"

— Yo iré contigo.

Toda la carpa quedó en completo silencio a expresión del ruido de las gotas de lluvia aporrear el techo, Ron agrandó los ojos, tratando de ocultar su sorpresa ante vano. Hermione dio un grito ahogado, sin embargo mis ojos estaban pegados en Harry y sus ojos me penetraban hasta lo más profundo. Solo una palabra salió de sus labios;

Laila.

Y dijo mi nombre con tanto dolor, de una manera que no recordaba, mi nombre, que siempre decía con tanto cariño, con tanta admiración, salió de sus labios como si le hubiera lanzado un maleficio imperdonable ahí mismo. Muy bien le hubiera enterrado un cuchillo en la espalda y la expresión herida y decepcionada hubiera sido igual. 

Ron me extendió un brazo y mientras yo lo tomaba, no dejé de ver a Harry. Lo único que quería era darle un ultimo abrazo, un ultimo beso, verle bien la cara, esos ojos verdes, sentir un poquito de su calor, darle un pequeño beso en la cicatriz que el encontraba tan asquerosa.

— Te amo. Te amo más que a nadie en este mundo....— apreté los labios, tratando que la voz me saliera, esperando que él entendiera el porque, esperando que algún día me perdonara, esperando algún día volver a verlo—.  Pero él es mi hermano, no... no puedo dejarlo solo...

Harry necesitaba a alguien con lógica en una situación como esta. Necesitaba a alguien con los pies bien puestos en la tierra. Necesitaba más a Hermione que a mi si quería encontrar el siguiente Horrocrux, yo sabía eso, y me dolía pero tenía que aceptarlo si imaginaba un futuro en que estuviéramos vivos los cuatro.

Mi mirada paso a Hermione, la mire con cuidado y cargada de significado.

— Cuídalo por mi— le pedí, mas bien suplique, vi a Harry por un ultimo segundo antes de ver a Ron y ver de nuevo a mi amiga—. Yo haré lo mismo por ti.

Ron me agarró del bazo y comenzamos a caminar, mas bien el me estaba arrastrando porque mi cuerpo no quería dejar esa carpa, pero había tomado una decisión. Sentí a Hermione detrás de nosotros, gritando, pero Ron y yo rápidamente desaparecimos en las sombras que nos tragaron.

UHHHHH. ¿Alguien se esperaba eso?

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