The Stripper Ꞝ Sahyo

Von Ss0ulx

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❥. ᭄ 𝐒𝐚𝐡𝐲𝐨 ★ Adaptación ❝ ¿Se han imaginado tener dos vidas? ¿Ser dos personas al mismo tiempo? Apues... Mehr

Sinopsis
Capítulo 1- "Doble Vida"
Capítulo 2- "Regreso a Miami"
Capítulo 3- "La Stripper"
Capítulo 4- "Nueva presidenta"
Capítulo 5- "Primer día"
Capítulo 6- "Conversación y más tiempo juntas"
Capítulo 7- "El baile"
Capítulo 8 -"El beso"
Capítulo 9 - "Perdiendo el control"
Capítulo 10 - "Le Coffee"
Capítulo 11 - "Dulce ilusión"
Capítulo 12 - "Confusión"
Capítulo 13 - "Regalo, Paseo, Conversación"
Capítulo 15 - "Llegada inesperada"
Capítulo 16 - "Reencuentro"
Capítulo 17 - "Conociendo a la familia"
Capítulo 18 - "Un día diferente"
Capítulo 19 - "Un baile"
Capítulo 20 - "Volviendo a la dura realidad"
Capítulo 21 - "La venganza"
Capítulo 22 - "Perdidas"
Capítulo 23 - "Arriesgarse"
Capítulo 24 - "Fuck You All The Time"
Capítulo 25 - "Caminos cruzados"
Capítulo 26 - "Peleas y reconciliación"
Capítulo 27 - "Nueva Alianza"
Capítulo 28 - "Un día diferente"
Capítulo 29 - "Momentos"
Capítulo 30 - "El descubrimiento"
Capítulo 31 - "Confrontación"
Capítulo 32 - "Torbellino de sentimientos"
Capítulo 33 - "Caer en tentación"
Capítulo 34 - "Negociaciones"
Capítulo 35 - "Cosas del pasado"
Capítulo 36 - "Baile de máscaras"
Capítulo 37 - "Propuesta"
Capítulo 38 - "Cuestión de saber"
Capítulo 39 - "¿Quién manda en este juego?"
Capítulo 40 - "¿Todo estará bien?"
Capítulo 41 - "¿Mentir, si o no?"
Capítulo 42 - "Sorpresa"
Capítulo 43 - "El vuelo"
Capítulo 44 - "Secretos"
Capítulo 45 - "Irse ¿Sí o no?"
Capítulo 46 - "Decisión"
Capítulo 47 - "Lap dance"
Capítulo 48 - "Jaque-Mate"
Capítulo 49 - "Estrategia"
Capítulo 50 - "La nueva era"
Capítulo 51 - "Ajuste de cuentas"
Capítulo 52 - "La pérdida"
Capítulo 53 - "Nuevos tiempos"
Capítulo 54 - "La boda"
Capítulo 55 - "El poder"
La familia - Epílogo pt.1
Dos lados - epílogo pt.2
Querida Stripper - Epílogo pt.3

Capítulo 14 - "Juegos perversos"

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Von Ss0ulx

¡Buenas, en este capítulo se les recomienda que lean con la música! Les dejo dos opciones, "Pour it up" — Rihanna y "Drunk in love" — Beyoncé, pueden escuchar las dos seguidas si quieren, se les indicará cuando darle play con un "(...)".

Recuerden que la historia tiene una playlist y pueden encontrar las canciones mencionadas ahí.

Minatozaki Sana's Point of View

— ¡Sana, deberías venir! Sabe que papá te extraña. — Escuché la voz de Sakura tratando de convencerme a través del otro lado de la línea.

—No puedo ir, ¿Tienes idea de lo ocupada que estoy?

—Bien sabes su condición, y ya tienes meses que no vienes a visitarnos.

—Saku—chan, por favor. No es fácil para mí, y lo sabes.

—Necesitas aprender que la familia es importante Sana, aprendemos y tú también puedes aprender.

— ¡No puedo!

—Te puedes callar y venir este fin de semana, vamos a hacer la fiesta de cumpleaños a papá y estoy segura de que le encantaría tenerte aquí.

Respiré hondo tratando de calmarme. Habían pasado meses desde que los vi, no es que no tuviera ganas de estar con mi familia. Pero era de alguna manera complicado estar con ellos, y por otra parte, tenía demasiados compromisos que atender, que era una buena táctica para escapar de los encuentros. Pero, al parecer, esta vez no me podía escapar, Sakura estaba decidida a hacerme ir.

—Lo voy a pensar, ¿Está bien? Tal vez el fin de semana me veas allí. — Hablé rindiéndome ante su insistencia.

—Piensa en ello con cuidado, o no. Pero ven. Haré tu pastel favorito.

Sonreí al recordar lo unidas que éramos Sakura y yo, a pesar de ser más joven, mi hermana sabía muy bien de la vida. Siempre ha sido una chica madura y centrada.

— ¿De verdad vas a hacerlo? — Pregunté sonriendo.

—Sí, te extraño Satang. — Su tono era melancólico, causándome opresión en el pecho, extrañando estar con ella.

—Yo también te extraño. — Escuché su respiración tranquila a través de la línea. — Tengo que colgar, ¿De acuerdo? puedes llamarme cuando quieras.

—Muy bien, Te espero aquí este fin de semana.

—Que tengas buenas noches Saku.

—Buenas noches Shiba — sonreí, recordando la forma en que solía llamarme.

Desconecté la llamada, dejando el dispositivo a un lado. Las llamadas o reuniones con mi familia siempre me dejan medio melancólica. Lo que odiaba, era complicado sentirse tan frágil, no era mi naturaleza, ya no. Cerré los ojos apoyándome contra el acolchado sillón, tratando de hacer que los músculos de mi cuerpo se relajen, lo que no ocurrió. A esta hora estaba sola en el edificio, sólo el ruido de los autos y el tráfico intenso de Miami llenó la habitación en ese momento. Me puse de pie, me serví un vaso de whisky, mi compañero de todos los días, caminando hacia la gran ventana de vidrio en donde podía tener una hermosa vista de la ciudad completamente iluminada esa noche.

En ciertos momentos podía sentirme sola, y sentirme mal. Pero en otros, la soledad se llenaba de la calma que me hacía sentir tan bien, que era al menos reconfortante sentirse fuera del mundo donde tenemos tantos problemas y deberes. A veces sólo necesitaba olvidar quién era yo.

"Dios mío, Sana, estás demasiado sola" — pensé bebiendo mi whisky.

Miré el reloj, viendo que era más que la hora de irme, y perderme un momento en el cuerpo de la mujer que más deseaba.

En menos de media hora, estaba estacionando mi auto en el garaje de Imperium. Arreglando algunos detalles en mí, me puse el abrigo, y me fui hacia el edificio. Y por Dios, ¿Aquel lugar siempre estaba lleno? La multitud de personas en la fila para comprar las entradas era enorme, pero con un cierto prestigio y conocimiento. Entré sin tener que esperar.

La temperatura del ambiente era mucho más cálida que la noche fría afuera, era muy cómoda y acogedora. Caminé entre algunas mesas hasta el mostrador principal, pidiendo alguna bebida para relajarme. Hoy era diferente de otros días no era la rubia, cuyo nombre era Jeongyeon que servía a los clientes. La morena me sirvió una cantidad de bebida rojiza, tomé un sorbo de la bebida imaginando que era ligera, pero estaba equivocada al sentir el sabor del líquido calentar mi estómago.

—Cielos, dame otro trago. No quiero emborracharme con un vaso. Un whisky, por favor. —

La chica sonrió y me sirvió. Me senté en uno de los taburetes del mostrador hasta que sentí que alguien se sentaba a mi lado.

—Me alegra verte de nuevo. — Dijo Irene sentándose a mi lado.

Le había gustado mucho, la chica era muy insistente. A raíz de la última vez Jisoo prácticamente la alejo de mí.

—Creo que ya soy cliente VIP — Bromeé, tocando con mis dedos el borde de mi vaso.

—Apuesto a que sí, los clientes VIP tienen un trato especial, ¿Sabes?

— ¿Lo tienen?

—Por supuesto, puedo mostrarte después del espectáculo.

No es que no fuera una mujer hermosa, lo era. Tiene rasgos delicados y sensuales, pero nada comparado con mi stripper.

— ¿Vas a bailar?

—Sí, hoy la única presentación será en grupo.

— ¿Única? Pero... ¿y qué hay de Jisoo? — Pregunté rápidamente, haciendo que la chica se puso seria al instante.

—Ella también estará en el medio, junto con las demás.

Me preguntaba por qué razón Jisoo no bailaría sola hoy. Me gustaba que fuera la única en ese escenario, pero mujeres, por más hermosas que fueran no robarían mi atención, que sin duda solo estaría sobre ella.

—Está muy interesada en Jisoo, y está perdiendo la oportunidad de probar algo mejor. — La chica susurró muy cerca de mí.

—Lo siento Irene, pero yo realmente no puedo estar contigo.

Yo estaba rechazando a una hermosa mujer que prácticamente se lanzaba a mis brazos. Era una locura, pero estaba pérdida por la bailarina que me robó mis fuerzas, mis deseos.

"Irene, ya es hora, ¡vámonos!"

—Bueno, me voy, hazme caso, tal vez cambies de opinión. — Habló la chica besando mi mejilla.

Negué con la cabeza sonriendo mientras la chica se iba. Era tiempo para buscar un asiento con buena vista, Jisoo, entre otras iban a comenzar la presentación en cualquier instante. Pedí otro whisky para mantenerme en calma durante el espectáculo que siempre me brindaba la bailarina. Me acerqué a una mesa que estaba en frente del escenario, esperando la hora de inicio.

Murmullos de todas las partes eran escuchados, carcajadas y conversaciones desvergonzadas. Yo sabía que no era la única en estar allí sólo para Jisoo, pero yo no iba a dejar que nadie la tuviera, ella había entrado en un juego peligroso conmigo, y quien ganaría seria yo o no.

De repente, todo quedó en silencio, se iluminó el centro del escenario, las luces se movían, parpadeando hasta que los primeros ritmos de la música empezaron a sonar, las luces de los focos se detuvieron en el cuerpo de seis mujeres que estaban en el escenario. Y no tardé un minuto en saber que estaba justo en el medio, puedo decir que ese cuerpo era imposible de olvidar.

Las mujeres comenzaron a bailar al ritmo de la música en una sincronización más que perfecta, una por una se daba vuelta y caminaba a la parte delantera del escenario. Y como si supiera mi deseo, Jisoo se acercó a mi meneándose de forma tan sexy y provocativa, haciendo aumentar el calor de mi cuerpo.

La coreana sonrió como si supiera lo loca que me volvía, dejó escapar un rápido guiño mientras se desabrochaba la blusa que llevaba puesta, a mi alrededor había un escándalo, dólares y los dólares eran lanzados en el escenario para las mujeres que hicieron de su cuerpo un arma de seducción. Había mujeres hermosas, y muy sexys. Pero Jisoo era la única dueña de mis deseos.

"Maldita sea, usted es tan deliciosa" — un hombre gritó.

Y ella continuó bailando, cambiando de lugar y dejándome totalmente irritada. Ahora mi stripper hizo un tipo de exhibicionismo para algunos hombres que babeaban por ella. Su cuerpo tenía una forma única, era hermosa y seductora. Deslizó sus manos por todo el cuerpo, haciendo que la gente se volviese loca, ella bajo hasta el suelo y volvió a subir lentamente, mostrando su culo para que todos lo vean, maldición, ¿Por qué carajos tenía que ser tan buena?

Traté de no mirarla a ella y enfocarme en las demás, dándome cuenta de que la rubia que siempre me sirvió estaba allí también. Jeongyeon era propietaria de un cuerpo escultural, que causaba envidia a cualquier mujer, la mujer bailaba tan bien como Jisoo. Era realmente para desear cada detalle, los hombres estaban locos por ella, que se meneaba en sinuosa manera para ellos.

Miré a Irene, que insistió en bailar para mí. Mis ojos contemplaron el cuerpo de la chica que se quitó su ropa en mi dirección, no era tan candente como mi stripper, pero era lo suficientemente buena. Todas las bailarinas se quitaban la ropa, mostrando sólo unos diminutos pedazos de su ropa interior de lencería, yo me estaba controlando de no verlas, pero era inevitable. Mire a Jisoo que sólo estaba con dos pequeñas piezas de lencería en color gris, ella sólo fue bajando al suelo mientras sostenía su cabello ondulado. Todas se levantaron y se fueron hacia los mini palos del pole-dance, cada una por su lado, haciendo un baile tan sensual que estoy segura que dejaban las hormonas humanas en euforia pura.

Mis ojos buscaban el cuerpo de mi stripper que desaparecía en medio de las sombras de este lugar, maldita sea. Apenas la había visto, realmente esperaba que ella deseara verme, lo necesito.

Bebí de mi whisky, sintiendo el líquido rasgando mi garganta.

— ¿Sra. Minatozaki? —un chico rubio se acercó.

—Me pidieron darle esta nota.

Miré al hombre con desconfianza, tomando el papel blanco de sus manos.

—Gracias.

El muchacho asintió y se alejó. En cuanto vi que se fue lo suficientemente lejos, abrí la envoltura y tomé la pequeña nota:

"Te espero en la habitación, no tardes mucho, ya te extraño"

Mi corazón se aceleró. ¿Era de Jisoo? Podría ser Irene, puesto que la chica deseaba conquistarme. Oh Dios, miré a mi alrededor buscando a ambas y no había rastro de ninguna

Me pregunté en mi interior si era la mujer que quería, había sólo una manera de descubrirlo y eso es lo que iba hacer.

El alcohol tiene el poder de darte el valor para hacer cosas que no haces en buena conciencia, podía estar siendo empujada por eso ahora, o el simple deseo de querer a esa mujer en mis brazos toda la noche. ¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Caminando con pasos lentos por el pasillo de la discoteca llena de gente, buscando la sala privada donde me esperaba la mujer que me hechizó? Sí. Puede ser vergonzoso como estaba a merced de las órdenes de la ninfómana, pero yo quería, yo anhelaba a esa mujer, cuyo rostro jamás había visto.

Sentí mi cuerpo caliente y sudoroso. El lugar tenía un aspecto lujoso, era de esperar en un Club de strippers.

Caminé hasta llegar a la habitación que tenía el número 13. Un número que para algunos de era buena suerte, y para otros mala suerte, Teniendo a Jisoo a dentro de la habitación, ¿Será buena o mala suerte? Iba a averiguarlo ahora.

Respiré hondo, girando la manija fría color plata, y entrando a la sala débilmente iluminada. Pude verla a ella, apoyada en el mostrador agitando un vaso lleno de un líquido transparente, con una sonrisa un poco diabólica.

Ella vestía un pequeño traje negro. Dejando ver sus medias y lencería en sus piernas. Su cabello estaba suelto, despeinado, pero perfecto. Jisoo lentamente tomó un sorbo de su bebida, deslizando su lengua sobre sus labios tan sexys.

—Pensé que no vendrías. —su voz resonó en el ambiente haciéndome estremecer.

— ¿Me llamaste, no? Aquí estoy. —Dije caminando hacia la mujer, que ahora estaba de espalda hacia mí, sirviendo otra copa. — ¿Creíste que escaparía, Jisoo?

Toqué la cintura fina de la mujer, y ella inmediatamente se estremeció.

— ¿Quieres la verdad?

La coreana preguntó, girando frente a mí, con una sonrisa triunfante. Exhibiendo el regalo que yo le había dado. Simplemente asentí, mirando sus cálidos ojos cafés.

—Pensé que sí, nunca nadie se ha atrevido a jugar un juego así conmigo Minatozaki. —Jisoo dijo tomando otro sorbo de su bebida.

—Soy diferente a todas las personas, no estoy asustada y no tengo miedo a ir tras lo que deseo. —Hablé con firmeza, mirándola.

Podía jurar que con el mínimo contacto, el intercambio de miradas hizo que me cuerpo se calentara. La Stripper tenía una sonrisa hermosa, traviesa, burlona. Llevaba la máscara dorada que le había regalado, rodeada con detalles del estilo veneciano, destacando sus ojos y su piel.

— ¿Te gusta verla puesta en mí? — Ella susurró tan cerca de mis labios. —Sentí su aliento caliente, olor a menta y alcohol. —Luce como yo pensaba, perfecta. —Dije, tirando de la pelinegra hacia mi cuerpo.

—No acepto regalos de gente de aquí, pero el tuyo es diferente, quiero darle las gracias de la mejor manera posible. —Ella susurró suavemente en mi oído, haciendo erizar todos los vellos de mi cuerpo.

— ¿Cómo piensas agradecerme, Jisoo?

Ella sonrió, alejándose de mis brazos. La coreana entró a la escalera que daba al pequeño escenario, llevaba tacones negros, con suela roja.

—Sabes Sana, pensé que sólo tú, mereces un show privado esta noche, y te lo daré en forma de agradecimiento. Ahora siéntate y observa.

Tragué saliva, recogiendo el vaso del mostrador, caminando hacia la silla que estaba frente al escenario. Sentí mi corazón latiendo aceleradamente, mi cuerpo calentarse, sin siquiera haber bailado. Esa mujer era mi perdición, mi fin.

Tomé un sorbo de la bebida que me había servido, dejando que mi cuerpo se relajara, los altavoces comenzaron una música pulsada, lenta, sensual, era ahora, el espectáculo comenzaría.

(...)

La stripper comenzó a caminar con pasos lentos alrededor del escenario, poniendo sus ojos en mí, haciendo que todo mi cuerpo ardiera, ¿Por qué tenía que ser tan caliente? La mujer ya estaba sacudiendo su cuerpo de lado a lado, desabrochándose el abrigo negro, mostrando cada vez más su cuerpo.

Jisoo me dio la espalda, quitándose completamente el traje que cayó a sus pies, dejando sólo una pequeña lencería negra con detalles de encaje blanco. Maldita sea, yo estaba en el cielo o en el infierno. Pero eso era bueno, la pequeña tela apenas cubriendo el voluptuoso, enorme y sabroso culo de la stripper, que comenzó a mover con el ritmo lento de la música. Yo estaba hipnotizada mientras movía su cuerpo, su piel. La coreana levantó su cuerpo del suelo, sosteniendo el tubo, cerrando sus piernas, y dejando que su torso se inclinara hacia atrás, su perfecto cabello ondulado caía en cascada, mientras sus manos recorrían su cuerpo.

Delicioso.

¡Maldita Sea!

Cerré los ojos por unos segundos, tomando otro sorbo para humedecer la garganta, que estaba seca, sed de probar el cuerpo de la pelinegra que me quitaba la razón. Ella descendió al suelo lentamente y, a veces rápidamente, causando sensaciones placenteras. A cada momento Jisoo mantuvo una sonrisa, como si estuviera adorando verme en ese estado deplorable de excitación, maldita bailarina.

Ella llegó al poste de hierro, sosteniendo con ambas manos sobre su cabeza, moviendo su cuerpo de un lado a otro, moviendo sus caderas lentamente. Mientras su cuerpo descendía al suelo, tan sensualmente me hace sentir mareada. Ella abrió las piernas, dándome una vista que me gustaría mucho tocar en unos minutos. Sonreí maliciosamente, y ella devolvió la misma sonrisa. Jisoo se arrastró como un felino hacia mí, dejando a cada célula de mi cuerpo en estado de alerta, provocando calentar mi cuerpo.

Sus ojos estaban llenos de lujuria, en llamas. La coreana se puso de pie, casi encima de mí, pero todavía en el escenario, me quedé mirándola de pies a cabeza, con el deseo poseer ese cuerpo con toda la fuerza de mi ser. Lentamente caminó bajando de la escalera acercándose a mí, todavía estaba simplemente analizando sus acciones.

La stripper sonrió, mordiéndose el labio inferior, y luego se inclinó delante de mí, tan cerca que yo podía agarrarla en un instante.

—Me encanta cuando me miras así, ¿Sabes? —Ella susurró sobre mis labios.

Jisoo volvió a caminar, detrás de mí, enganchándose en mi cuello.

— Me encanta como me comes con los ojos Minatozaki. — Ella dijo, besando mi cuello.

"Hija de puta"

Yo estaba totalmente mojada, maldita sea, me excitaba sin siquiera tocarme.

— Me encanta cómo reacciona tu cuerpo, daría cualquier cosa por sentirlo, ¿Sabes?

Jisoo mordió el lóbulo de la oreja, agitando todos los vellos de mi cuerpo.

— Entonces hazlo. Vamos Jisoo, siéntelo.

Podría jurar que estaba sonriendo a mis espaldas, en mi obvia desesperación por ser tocada por ella. La mujer puso sus manos hasta mis hombros, bajando lentamente, pasando por mi cuello, mis pechos, mi abdomen, fueron directamente a mis muslos. Yo estaba ardiendo, sus manos audaces que daban un paseo a través de mi cuerpo, Jisoo me agarró el dobladillo de mi vestido, lo subió por encima de mis muslos.

Mi respiración era pesada y lenta.

— Oh Sana, estás realmente buena, como imaginé. — Ella me susurró al oído de nuevo.

La música seguía sonando, inundando mis oídos. ¿Todo aquí exudaba placer?

— Vamos a hacer un juego, ¿De acuerdo?

— ¿Qué juego?

— Voy a seguir mi show, voy a bailar para ti, pero tienes que prometer que no me tocarás.

— ¿Estás bromeando, Jisoo? — mi voz era firme.

— No. Puedes aceptar y seguir o simplemente puedo parar y dejarte ir, es tu elección.

Inteligente jugada. Jisoo sabía exactamente lo que quería, sabía que sería casi imposible para mí no tocarla. Pero le mostraría que era lo suficientemente fuerte, y ganaría su pequeño peligroso juego.

— Acepto.

Su sonrisa diabólica se dibujó en su rostro, caminaba delante de mí, me miró durante unos segundos y luego puso una pierna sobre mí. Jisoo se inclinó, sentándose en mi semi desnudo muslo, levanté mis manos para sostenerla de la cintura pero al instante me regañó.

— Hey, nada de eso...

La maldije mentalmente, y bajé las manos. La pelinegra se comenzó a mover nuevamente, al ritmo de la música. Ella solo podía estar queriendo enloquecerme. Jisoo prácticamente se frotaba en mí.

— Maldita sea, debes estar bromeando... — le dije a la mujer que sonrió.

Ella se levantó y se puso de lado, sentándose nuevamente en mis piernas, ahora entre ellas empezó a moverse, refregando su trasero contra mí.

Maldita sea, maldita sea, maldita sea.

Yo sentía mis bragas mojadas, no iba aguantar por mucho tiempo, yo necesitaba tocarla, sentirla.

¡Oh cielos!

Ella se movió rápido, frotándose con fuerza, apreté mis dedos en la silla en la que estaba sentada. Ansiando tomarla ahí en aquella mesa. Ah maldita, lo que me gustaría tocar la piel de su voluminoso trasero.

— Vas a pagar por esto Jisoo. — susurré en el oído de la mujer que sonrió.

— ¿Sí? ¿Cómo? ¿Mmm? — Bromeó.

La stripper se levantó, quedando frente de mí nuevamente, bailando delante de mí. Yo analicé cada detalle de su cuerpo, que parecía ser esculpido por dioses o demonios.

— Quítate la ropa para mí...

Jisoo me miró por unos segundos, ella lucia incluso más hermosa con la máscara que le había regalado. Pero todo lo que yo quería ver era su rostro, mirar la cara de la mujer que me dejaba en un estado de tensión.

— Quítatela, déjame verte.

La mujer continuo bailando de una forma tan sensual para mí, yo podía sentir mi humedad correr por mis bragas. Ella sabía lo que me causaba, pero yo no sabía que ella estaba de la misma forma. Jisoo se sentó nuevamente en mi regazo, con cada pierna de cada lado, ahora estaba frente de mí. Ella se movió de una forma tan sensual sobre mí, prácticamente frotando su sexo sobre el mío. Cerré las manos en puños apretados, para evitar las ganas de tocarla pero ella continuó. El ambiente estaba caliente, parecía un sauna. Mi cuerpo sudaba, y el de ella también, la stripper inclinó la cabeza hacia atrás en una de sus movidas, soltando un gemido excitante, dejando que una gota de sudor cayera por su cuello, perdiéndose entre sus pechos, ¡oh! aquello era mucho para soportarlo.

No daba más...

No...

Concéntrate Sana.

¡Maldición!

Agarré su cintura con una de mis manos, y con la otra jale su cabeza, en un beso hambriento. Era enloquecedor, estábamos en una batalla para ver quien asumía el comando, el cual yo gané. Chupé la lengua de Jisoo con ganas, haciendo a la coreana gemir. La levanté de la cadera sobre mi cintura, colocándola sobre la mesa a nuestro lado, sin separar mis labios de ella. No podía aguantar más aquella presión infernal en mi centro.

Jisoo me besaba con ganas, bajándome el vestido azul que llevaba puesto. Llevé rápidamente mis manos al broche de su sostén, quitándolo completamente, dejando libre y a mi merced sus enormes pechos con sus rosadas y claras aureolas, yo podía sentir el agua en mi boca solo de verlos.

— Espera... No podemos. — Jisoo susurró débilmente.

— Sí, sí podemos, ¡yo no puedo esperar más por esto Jisoo!

Park Jihyo's Point of View

No juegues con fuego, te puedes quemar. ¿Ya oyeron eso antes? yo también, solo no sabía que era así que pasaría. Yo había comenzado un juego pesado con Sana ¿y ahora? yo me encontraba sentada sobre una mesa, con los ojos marrones de ella encarándome con tanto deseo que me sentía rendida.

— Esto es una locura — susurré.

— Lo sé — ella dijo con una sonrisa maliciosa.

Sana se inclinó hacia adelante depositando pequeños besos sobre mi cuello, deslizando sus labios mojados sobre mi piel. Cerré los ojos con fuerza, dejando un gemido bajo escaparse de mi boca cuando sentí su lengua alrededor de mis pechos.

Cielos, ¿Cómo ella podía ser tan buena?

Ella lamió lentamente el pezón, deslizándose sin prisa, mientras sus manos subían por mis costados apretando con fuerza. Me incliné para mirarla, y joder, ella chupaba mis senos con ganas succionando con sutileza, para luego morder despacio la piel rosada.

— Sana... — susurré, llevando mis manos a su cabello.

Ella no respondió, se movió para mi pecho izquierdo, chupando de la forma más sabrosa que podía, mientras su otra mano subía hacia mi pecho derecho, masajeando con fuerza. Solté un gemido, apretando su cabello con fuerza.

Yo podía oír el sonido de como succionaba, y se mezclaba con la música y mis gemidos. Yo estaba enloqueciendo, y ahora que ella había comenzado.

Sana soltó mis pechos, bajando con besos por mi abdomen, deslizando su lengua mojada rápidamente sobre mi piel. Yo sentía mi sexo palpitar con las ganas de sentirla.

"Oh Jihyo, ¿Dónde te fuiste a meter?" — pensé.

Sana se levantó, empujando mi cuerpo, haciéndome sentar sobre la mesa. Conectando nuestras miradas de una forma intensa que no pude evitar las ganas de besarla.

La agarré de la nuca, tomando sus labios en un beso feroz, chupé su lengua con tantas ganas, que pude sentirla gemir. Sana apretó mi cintura con fuerza, clavando sus uñas sobre mi piel, y en el mismo instante llevé mis manos hasta su vestido, sacándoselo de su cuerpo.

Me sentí débil al verla semi desnuda, Minatozaki Sana era simplemente perfecta.

Ella estaba vestida solamente con una pequeña lencería roja como la sangre, destacando perfectamente en su piel blanca. Sus curvas bien hechas. Era notable que Sana pasaba tiempo en el gimnasio, tenía un abdomen marcado y unas piernas torneadas.

Vi una sonrisa maliciosa en su rostro, al notar que yo la miraba. La mujer se acercó, besando mi cuello, haciéndome sentir su lengua sobre el punto de mi pulso.

— ¿Te gusta lo que ves? — su tono de voz ronco.

— Oh Sana... me gusta.

Mis manos fueron hacia su cabello, halé las mechas sedosas, usándolas para dirigir su boca hacia la mía. Ella gimió, haciendo el beso más profundo, atacando mi lengua con movimientos lascivos. Sentí su latir descontrolado golpeando sobre mi pecho.

— Te necesito Jisoo, yo te necesito.

Una de sus manos abrió camino hasta el medio de mis piernas. Ellas se abrieron sin el mayor esfuerzo. Mi cuerpo estaba tan excitado, yo estaba toda roja, débil. Su otra mano comenzó a masajear mis senos, dejándolos insoportablemente sensibles al toque.

— Estás tan húmeda para mí. — ella susurró siguiendo con la mirada hasta donde sus dedos estaban. — Eres linda aquí también, rosada, caliente.

Yo gemí al oír sus palabras, al sentir sus dedos acariciándome, ella podía ser tan sinvergüenza. Agarré su cabello, y Sana se acercó y beso mi cuello, mordiéndolo, probablemente dejándome una marca la cual yo tenía que maquillar cuidadosamente.

— ¡Oh cielos, Sana!

Yo sentía su cuerpo caliente contra el mío. Sus hábiles dedos frotaban frenéticamente sobre mi punto de placer, provocándome una fuerte presión en mi vientre. Sana otra vez se deslizaba a cada gemido que salía de mi boca.

— Oh si, hazlo así

— ¿Te gusta así? ¿Te gusta de esta forma Jisoo? — ella dijo retirando la pequeña braga que yo vestía.

Su voz tenía un tono ronco, mientras sus dedos bajaban hasta mi entrada totalmente mojada, subiendo nuevamente hacia mi clítoris, frotándolo, repitiéndolo varias veces.

— Si...

Mordí sus labios al punto de herirlos, empalmando mis manos sobre la mesa fría, cuando sentí sus dedos dentro de mí...

"Ah joder, Sana..."

Vi estrellas, cerré los ojos con fuerza, sintiendo el placer consumiendo cada célula de mi cuerpo. Sus dedos entraban y salían lentamente.

— Joder Jisoo, eres tan exquisita, tan sabrosa.

Yo sentía que mi corazón se iba salir por mi boca, latía descontroladamente en mi pecho, mi respiración estaba caliente, yo me movía con ganas para ella que me hacía suya con tanto gozo.

Ella se acercó, bajando sus besos por mi cuello. Donde finalmente llegó a mis senos, Sana me dejó en la mesa, tomando uno de mis senos con su boca, mientras sus dedos aún me penetraban.

La música aún tocaba de fondo, mis gemidos eran altos, yo simplemente no me podía contener. Yo sentía ganas de gritar todo el placer que ella me hacía sentir. Agarré con fuerza su cabello lacio, forzándola a continuar lo que hacía. El sonido de la succión era enloquecedor, yo no podría aguantar mucho tiempo.

— Hmmm... Eso. ¡Oh!

Aquel lugar que hace algunos minutos estaba frio, ahora está caliente, parecía un sauna. Yo sentía las gotas de sudor correr por mi cuerpo, que se movían cada vez que yo me movía rápidamente sobre los dedos de ella, todo era rápido, yo sentía el orgasmo construirse en mi interior, la sensación estaba cada vez más cerca.

— ¡Sana! ¡Sana! — gemí su nombre. — ¡Oh Dios mío! voy a correrme.

— Si, córrete para mí. Mi stripper... ¡Ahora!

Yo estaba a punto de explotar, y aquello solo aumentaba mientras ella masajeaba mi clítoris, y metía los dedos en mí a un ritmo constante, con prisa y deseo.

— ¡Por Dios! — gemí fuerte.

Llegué al orgasmo con un fuerte grito, agarrando los bordes de la mesa hasta que mis dedos quedaron sin color, moviendo mi cadera en las manos de ella tan rápido, olvidándome completamente cualquier vergüenza o timidez. Mis ojos estaba fijos en ella, incapaz de desviarse, hipnotizada por el color oscuro el cual estaban con tanto placer. En aquel momento ella tenía total poder sobre mí, y yo haría lo que ella quisiera, ella sabía de eso.

Sana se quedó de pie nuevamente acercando mi cuerpo a ella, yo me sentía débil. Pero ella todavía no había terminado, su boca devoró la mía. Ella me sacó de la mesa, guiándome al sofá de color negro, mientras mis manos retiraban las pocas piezas que ella aun vestía.

La única cosa que yo usaba era la inseparable mascara, yo sabía que Sana jamás me la quitaría sin mi permiso y aquello me dejaba más tranquila.

Ella me recostó sobre el sofá, aún con la boca junto a la mía, jugando con mi lengua de forma rápida y salvaje, haciendo a mi cuerpo entrar en calor fuerte. Como ella podía hacer eso, después de un orgasmo devastador yo aún quería, necesitaba.

— Yo jamás me voy a cansar de ti Jisoo, eres tan sabrosa...

Solté una sonrisa maliciosa al mirar su cuerpo lindo sobre mí, ella era maravillosa. Minatozaki Sana tenía un cuerpo que ustedes desearían poseer. Y en aquel momento era mío. Me moví, quedando sentada, tomando uno de sus senos en mi boca, viéndola gemir suavemente.

Deslicé mi lengua por su pezón rosado, su piel blanca. Para Después chupar con ganas, mientras mi otra mano masajeaba fuerte el otro.

— ¡Joder Jisoo!

Las manos de ella fueron directo a mi cabello, apretándolo con fuerza, causando un dolorcito placentero. Motivándome aún más, a todo momento Sana estaba con los ojos sobre cada movimiento que yo hacía, podía ver su cara de placer, y les aseguro que es maravillosa.

— Chupa así, ¡Eso! con fuerza.

Sentí mi centro quedar mojado nuevamente al oírla pedirme aquello. Yo bajé mis manos a su centro, sintiéndola toda mojada.

— Estás mojada Minatozaki, y aún ni siquiera te he tocado...

Y con dos dedos froté el clítoris de Sana que gimió de nuevo, probablemente contenido todo el placer que sentía. Pero yo la torturaría, la tocaría lentamente, hasta oír que ella me pidiera estar dentro de ella.

— Hija de puta...

Ella arqueó su cuerpo hacia atrás, dándome una vista total de ello, que estaba sobre mí. Podía ver las marcas moradas causadas por mí, alrededor de su pezón rosado. Yo deslizaba los dedos con cierta presión sobre el clítoris de Sana, pero lentamente, no lo suficiente para hacerla venir.

— Yo debería matarte, con toda razón debería — Ella dijo.

— Dime lo que quieres Minatozaki, dime.

Sus ojos me miraron con ganas, podía ver su mandíbula apretada. Pero yo continuaba frotándola lentamente. Ella movía su cuerpo sobre mí, necesitaba que fuera más rápida.

— Joder, ¡Follame! ¡Follame ahora! Quiero tus dedos dentro de mí.

Y así lo hice, invadí su sexo con dos dedos de una vez, haciéndola gemir alto y fuerte. Sana clavó sus uñas con fuerza en mis costados, moviéndose sobre mí de una forma rápida, acompañando en un ritmo perfecto en cada embestida. Ella era maravillosa, mis dedos entraban y salían rápidamente dentro de ella, era tan caliente y apretada.

— Eso, ¡Oh Jisoo!

Yo podía ver las gotas caer por todo su cuerpo, Sana era la mujer más linda que había visto.

— ¡Hazlo más rápido, con fuerza! — Ella ordenó.

Y yo lo hice, tan rápido y fuerte, era alucinante. Yo sabía que ella estaba a punto de llegar, mis dedos estaban siendo cada vez más apretados dentro de ella, era una sensación maravillosa. Pero Sana me hizo parar, sin entender nada, ella me echó sobre el sofá rápidamente, sentándose sobre mí, levantando una de mis piernas. Dejando que su cuerpo encaje con el mío. Ella quería que termináramos juntas.

Sus manos subían y bajaban por mis costados, y entonces su cuerpo comenzó a mover sobre mí, frotando su sexo con el mío.

— ¡Oh Dios!

Agarré su cintura, inclinándome hacia adelante, buscando más contacto, y no fue necesario, pues Sana se empezó a mover más rápido, con prisa y ganas. La fricción de nuestros centros era para enloquecer, nuestros gemidos se mezclaban con la música del ambiente.

— ¡Joder, joder, joder! — Ella se movía tan rico sobre mí.

Con las manos yo la impulsaba para adelante y para atrás con fuerza, no íbamos a demorar mucho en llegar al punto máximo.

— ¡Oh sí, eso Sana! vamos...

— Jisoo yo voy a correrme.

Yo no sabía más lo que estaba hablando, yo solo la quería a ella. Es como si yo estuviera al borde de un precipicio, el clímax me llegó, todo mi cuerpo comenzó a convulsionar, y luego el de ella también.

Era una combinación de gemidos, nuestros cuerpos se debatían contra el otro descontroladamente.

— Tú eres tan hermosa. — Ella susurró mordiendo a un lado de mi cuello.

Mi espalda se arqueó. Suplicas roncas salían de mi boca. La tensión se expandió por mi cuerpo, sintiendo los pequeños músculos de mi vientre contraerse en espasmos de éxtasis.

Sana a cada minuto fue parando sus movimientos hasta quedar sobre mí, su cuerpo estaba sudado y caliente. Ella se inclinó, besando mis labios lentamente, saboreando aquel momento.

— ¿Me podrías dar un premio, y quitarte esa máscara?

— Me la quitaría si no fuera un problema.

— ¿Es un problema? — Ella me preguntó calmadamente mientras me miraba.

— Tal vez si, o tal vez no. —Dije sonriendo, levantándome lentamente de aquel sofá.

Yo sabía que ella me estaba mirando con esa mirada avellana.

— ¿A dónde vas Jisoo?

— La diversión acabo Minatozaki, ve a casa, yo no quiero que estés paseando por aquí sin mi presencia.

— Dije mientras me vestía, poniéndome las pequeñas piezas de mi lencería.

Sana sonrió dulcemente y al mismo tiempo maliciosamente. Yo adoraría quedarme ahí con ella, pero yo tenía que mantener distancia segura de aquella mujer. Y Jisoo no daba caricias después de un sexo salvaje. La miré y ella aún seguía sonriendo. Ella estaba linda, con el cabello alborotado, su piel sudada, y su rostro levemente colorado. Me acerque a ella, quedando a centímetros de su rostro.

— Dominante, me gustas así.

Sana susurró entre mis labios.

— Sé lo que te gusta, ven a verme de nuevo te voy esperar.

— Yo vendré Jisoo, cuenta conmigo.

— Está bien.

Besé sus labios rápidamente, dejando un poquito de "Quiero más" en su boca, miré sus ojos avellana y sonreí. Dándome la vuelta en dirección a la puerta para salir.

Minatozaki Sana necesitaba a cada instante saber que ahí, yo mantenía el poder.

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