Así coincidimos || Terminada

Galing kay MsMistery19

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¿Existe el amor de una vida pasada en otra vida? Nadie lo sabe. Sus caminos se cruzarán después de que al par... Higit pa

Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capitulo 45
Capítulo 46
Final/Epílogo

Capítulo 2

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Galing kay MsMistery19

Pov Poché.

Me iba a desmayar, literalmente, Caleb tuvo que sostenerme porque mis piernas se pusieron débiles y no podía estar de pie.

No me lo podía creer.

Daniela, mi futura esposa, estaba cómo vagabunda en la basura del bar que trabajo, yo sabía que mis manifestaciones iban a servir algún día.

¡Gracias universo, te debo una!

— Había visto cosas en mi vida, pero está si es inesperada. — Comentó Caleb.

— Hasta vagabunda es linda. — Musité en un suspiro enamorado.

Daniela dormía muy plácidamente entre las bolsas de basura, su cabello estaba regado por las bolsas negras, una mano estaba en su estómago y la otra arriba de su cabeza. Portaba un vestido que se le pegaba al cuerpo con un blazer, sus pies tenían unos tacones, su cuello tenía collares y sus dedos anillos.

Ayuda, me está seduciendo.

— Huele a alcohol y pescado. — Caleb arrugaba el gesto, le di un golpe.

— Es olor de gloria. — Repliqué, apuntándolo con mi dedo índice.

— Cada día más rara. — Murmuró Caleb negando con su cabeza.

Me acerqué a la castaña ignorando a mi mejor amigo, me puse de cuclillas viéndola dormir.

Que linda era.

Ni con el hilo de saliva que salía de su comisura se veía fea, ella era linda de todas las formas.

— ¿Cómo habrá llegado aquí?— Hablé en voz alta.

— No lo sé, pero no la podemos dejar aquí. — Contestó mi acompañante viendo el callejón.

— ¿La llevamos a casa?— Pregunté insegura, Caleb alzó sus cejas.

— ¿Y si piensan que la secuestramos y vamos presos?— Contestó con sus escenarios catastróficos.

— No exageres, culón. — Dije rodando los ojos.

— Yo no quiero que la chota me lleve preso, ¿ok?— Amenazó mi mejor amigo con su dedo índice.

— ¿Entonces?

Nuestra conversación fue interrumpida por un sonido muy peculiar, fruncí el ceño tratando de descifrar de dónde venía el sonido.

¿Esa no era la canción de los teléfonos de plástico chinos?

Caleb de la nada se puso a bailar por el sonido que salía del cuerpo entre la basura, lo vi raro negando con mi cabeza. Acerqué mi rostro un poco al cuerpo de Daniela, descubrí que el sonido venía de ella.

— Es su teléfono. — Informé.

— Pues contesta. — Respondió Caleb obvio.

— No seas idiota, no quiero tocarla e invadir su privacidad. — Expresé negando con mi cabeza.

No podía hacer eso, sería invasivo y ella está inconsciente.

— ¿Hay opciones?— Habló Caleb alzando sus hombros.

Solté un bufido sin saber qué hacer, me fui por la opción más viable. Despertar a Daniela.

— Hey, futura esposa digo, — Carraspeé mi garganta. — Daniela. — La llamé.

— No seas rara, por favor. — Pidió mi amigo, bufé.

— Es mi crush, déjame procesarlo. — Puntualice con voz evidente.

Solté un suspiro y llevé mi cabello detrás de mis orejas viendo a Daniela.

Me pone nerviosa tanta belleza.

— Daniela. — La llamé está vez más alto. — Hey, despierta.

De cuclillas aún, me había puesto al final de sus pies para despertarla, pero no parecía funcionar.

— ¡Calle!— Dije más alto.

— ¡Ya desperté! ¡Ya desperté!— Gritó.

Me eché para atrás cayendo de trasero haciendo una mueca, llevé mi mano a mi frente para sobarla. Daniela por el grito se había levantado cómo un resorte, golpeando mi frente y la suya de golpe.

A diferencia de que a mí me dolió, ella solo soltó un eructo y cayó entre las bolsas de basura otra vez murmurando palabras entre sueños.

— Jamás vi a alguien sonreír por un eructo. — Escuché a Caleb, borré mi sonrisa.

— Déjame. — Me quejé, levantándome del suelo. — ¿Qué hacemos ahora?

— Eh...

El teléfono volvió a sonar, miré a Caleb y sin más opciones tomé el teléfono de la castaña, estaba en el pequeño bolso del blazer que portaba. Metí la mano lo más rápido posible para sacar el aparato.

Contesté la llamada antes de que se cortara.

— ¿Bueno?— Dije esperando una respuesta.

— ¿Daniela?— Contestaron al otro lado de la línea.

— Emmm, no, no lo soy. — Murmuré, rascando mi ceja.

— ¡¿Quién eres?!— Gritaron en la llamada, alejé el teléfono de mi oído. — ¡Si secuestraste a mi chica voy a buscarte y cortar tus bolas!

— Oiga, relájese. — Pedí con ojos abiertos. — Su chica está tirada entre la basura, por suerte la encontramos.

La llamada se invadió de silencio, aparte el teléfono de mi oreja para corroborar si la llamada seguía.

— Mierda. — Resoplaron al otro lado de la línea.

— ¿Usted es?— Cuestioné.

— Verónica Castro, la manager de la chica que duerme entre la basura.

Miré a Caleb con la boca abierta, yo conocía a Verónica Castro, no por nada era fan de Daniela. Esa mujer era imponente y calculadora.

A mí me gustan mucho de esas.

— ¿Ya encontró a su Ana Gabriel?— Bromeé apretando los labios para no reír.

Siempre quise hacer eso.

— Mantenme...— Escuché un murmullo al otro lado de la línea.

Caleb me veía raro, mientras yo quería explotar de la risa. Tenía el humor roto, basta.

— Mira, chica, pon atención. — Su tono de voz serio me quitó la risa. — Llevarás a Daniela al Marriot y espero sigas mis órdenes o tendrás problemas.

Lo dicho, Verónica era imponente, me dio miedo su forma de hablar.

— Vale. — Musité asintiendo con mi cabeza, cómo si pudiera verme.

La llamada se colgó y yo observé el teléfono, el fondo de pantalla era el de un perrito sonriendo. Enchiné mis ojos viendo la foto, entonces caí en cuenta.

Mi yo interior gritaba cómo una fangirl justo ahora. ¡Esta foto yo la subí para Daniela en un hilo de Twitter comparándola con perritos tiernos! Lo dicho, voy a casarme pronto.

— ¿Qué te dijeron?— Indagó Caleb, cruzado de brazos.

— Tengo que llevarla al hotel Marriot o tendré problemas. — Avisé rascando mi nuca.

— Pues move el culo. — Contestó.

— ¿Me ayudas a levantarla?— Pedí con un puchero.

Caleb asintió con su cabeza y ambos nos acercamos a Daniela.

— Vas a tocar a tu crush, limpia tus manos mortales.

Le hice caso a mi mejor amigo, pasé mis manos por mis jeans varias veces, hasta que mis manos quedaron limpias.

Caleb y yo levantamos a Daniela, su cuerpo pesaba al estar desplomado por completo. Mi mejor amigo puso el brazo de Daniela encima de mis hombros para arrastrarla a algún taxi.

— Vaya con fe, soldado. — Mencionó el pelinegro, hice saludo de militar.

— Cierra el lugar. — Le tiré las llaves y él las atrapó. — Nos vemos en casa.

Caleb asintió con su cabeza, mientras yo llevaba a Daniela Calle colgada de mi hombro. El mundo era un pañuelo.

Con mucho esfuerzo llegué a la acera de la calle, estiré mi brazo para pedir un taxi. Esperé unos momentos antes de ver cómo un taxi se detenía frente a mí.

Abrí la puerta y con cuidado metí a la castaña la cual balbuceaba incoherencias, una vez estaba acomodada en el asiento, me deslicé yo para por fin irnos.

— ¿Esa es Daniela Calle?— Preguntó el conductor, arrancando el coche.

Me quedé muda, si alguien veía a Daniela en este estado sería el chisme de la semana. No podía permitirlo.

Caller de corazón ante todo.

— No, es una prima. — Repliqué al conductor.

El hombre todavía de chismoso se asomó por el retrovisor para corroborar si era ella o no.

— Se parecen mucho. — Comentó con inseguridad.

— ¿Verdad que sí?— Hablé sarcástica, él asintió con su cabeza. — Conduzca. — Ordené dándole una mala mirada.

El hombre no dijo más en todo el camino, se limitó a manejar y poner música. Yo solo podía ver a Daniela, pero apartaba la mirada porque me sentía una acosadora.

Veía por la ventana cuando escuché quejidos, entonces sentí el peso de alguien aplastarme. Abrí mis ojos grandes y giré mi cabeza, Daniela había posado su cabeza sobre mi hombro.

¡¿Dios que?!

Me quedé tiesa, sintiendo su cabeza en mi hombro, su aroma y su calor. Era demasiado para mí ser. Iba a morir.

Finalmente llegamos al hotel, pero me hice chiquita en mi asiento –o sea aún más– al ver la entrada llena de paparazzi. Mierda y más mierda.

— ¿A quién esperan?— Habló el taxista en voz alta.

— A Lady Gaga. — Contesté.

— ¿Y esa quién es?— Respondió el taxista.

Ayúdalo Diosa Gaga, quién no te conoce a cualquier santo le reza.

Miré el mundo de paparazzi olvidando al señor, todos tomaban fotos con sus flashes cegadores al coche.

¿Cómo mierda iba a salir con Daniela ebria?

— Señorita, bájese. — Miré al taxista con mala cara. — Tengo que seguir mi trabajo.

— Espere un poco. — Repliqué soltando un bufido.

Busqué en mis bolsillos dinero, le pagué al señor y no sabía cómo mierda salir, Daniela seguía inconsciente y los paparazzi casi le daban vuelta al taxi.

Universo, solo pido una luz. Ayúdame.

La puerta del taxi fue abierta de golpe, miré un rostro desconocido asomarse, ladeé mi cabeza y pude ver un gorila con mala cara.

— Rápido, chica. — Me apuró.

Con su ayuda salí del taxi junto a Daniela. El hombre le pedía a los paparazzi que dejarán de tomar fotos, pero hacían caso omiso.

No niego que sus flashes me dejaban ciega.

Cuando llevaba a Daniela de la cintura, ella pareció despertar por los tantos flashes de las cámaras, tomó su cabeza con una mano.

— ¿Daniela?

Su tacón trastabillo, doblando su pie a punto de caerse. Afirmé el agarre en su cintura y ambas quedamos frente a frente, tragué grueso.

Su nariz rozaba la mía, mientras mis manos envolvían su cintura con fuerza, su aliento a menta y whisky golpeaba mis labios colocándome muy nerviosa. Sus manos tomaban los costados de mi camiseta sosteniéndose, todo su aroma había entrado violentamente a mis fosas nasales y su pecho subía y bajaba pegado al mío.

— ¿Estás bien?— Cuestioné con preocupación.

Sentía el corazón en la garganta, la tenía tan cerca que no sé cómo no me caí con ella al suelo.

— ¿Quién eres?— Murmuró ella cerrando los ojos con fuerza.

El tipo gigante junto con otro, nos sacaron de aquella situación, con su ayuda nos adentramos al hotel, los paparazzi quedaron fuera y Daniela fue llevada hasta alguien que al parecer discutía con un empleado del hotel. Intenté ver de quién se trataba y de también asegurarme que Daniela llegaría bien, pero una mano me lo impidió.

— Gracias por tu ayuda.

Uno de los tipos gigantes me detenía agradeciéndome, lo vi y parecía al hombre que salía en Lilo y Stich, me dio ternura.

— ¿Ella estará bien?— Inquirí al moreno, él asintió.

— Si, chica. — Aseguró. — Ten, por hacer el favor y que vuelvas a casa.

El hombre Lilo y Stich me dio un rollo de dólares muy grande, alcé mis cejas sorprendida.

— No gracias. — Me negué, dando media vuelta e irme.

Que noche tan alocada.

Día siguiente.

Había despertado hace unas horas, pero me había quedado en mi habitación dibujando. De alguna forma intentaba despejar mi mente con lo que pasó ayer. No sé cómo mierda sigo viva después de rozar nariz con nariz con Daniela.

Me da escalofríos y todo.

Solté un suspiro y seguí dibujando al Nick humanizado, ahora sí me gustaba el resultado. Ladeé la cabeza y vi el boceto el cual estaba coloreando.

El zorro estaba sentado en un sofá, claramente en bóxer, era fornido y tenía la sonrisa de lado y el color de sus ojos verdes pícaros. Con una mano recargaba su cabeza y la otra la tenía en el elástico del bóxer mostrando impuridades.

Si lo imaginaron son unas cochinas.

Seguí coloreando cuando mi puerta fue tocada cómo si viniera una horda zombie. Dios, que ganas de una pandemia zombie. No por nada era experta en Resident Evil.

— ¡Ya voy!— Exclamé de mal humor.

Me paré de mi silla y fui hasta la puerta, pero no esperaba que en el camino mi pie se enredara con la camiseta que use la noche anterior y cayera de culo.

— Mierda. — Me quejé, con el culo adolorido.

Pateé la camisa lejos con enojo, no sé porque me enojaba con un pedazo de tela cuando yo ni caminar sabía.

— ¡Pitufo, abre!— Gritaron atrás de la puerta, bufé.

— ¡Espera!— Mencioné.

Me paré del suelo y resoplé un mechón que cruzaba por lo cara, tomé el pomo de la puerta para abrir.

— ¡Si te estás toqueteando déjalo para después! ¡Es urgente!

Abrí la puerta con el ceño fruncido, Rose se quedó con el puño al aire y pude ver que estaba en pijama, su cabello en un moño desordenado y la Macbook en sus manos.

— Me había caído, señora de los signos. — Hablé con voz evidente.

— Eso no importa ahora. — Replicó, entrando a mi habitación.

— Oh claro, pasa, ¿quieres algo de tomar?— Hablé con sarcasmo.

Rose se sentó en mi cama aún desordenada, me crucé de brazos esperando que dijera algo.

— Tienes que ver esto. — Mencionó.

Rose me pasó la Mac, la tomé y miré la pantalla, alcé mi vista viéndola para alzar una ceja.

— Bueno, no leo mangas pero esa doctora le está revisando la concha a su paciente. — Le mostré la pantalla y Rose se puso roja.

— ¡Ay! ¡Eso no era!— Exclamó, arrancando el aparato de mis manos.

— Tan temprano y antojando. — Bromeé riendo.

— Mel es guapa, ¿cierto?— Rose alzaba sus cejas con picardía. — La doctora es sexy.

— Rose. — Mencioné.

— El manga se llama Pulse. Por si quieres leer.

Y ahí estaba Rose, divagando cómo siempre. No me quejaba, pero a veces se perdía en su mundo y nunca decía lo que realmente tenía que decir.

No contaba el chisme y eso no es de Dios.

— Rose. — La llamé otra vez.

— Mel, la doctora es una mujeriega, pero es tan sexy.

Ella seguía encantada sobre la dichosa doctora Mel que revisaba conchas, sus ojitos hasta brillaban.

— Rose. — Dije esta vez más alto.

— Y-y...— Rose iba a seguir hablando, pero al ver mi cara paró. — ¿Qué?

— Al grano. — Pedí con media sonrisa.

— ¡Ah sí!— Contestó golpeando su frente. — Mira, era esto.

Rose esta vez sí me pasaba la Macbook con la información, pude ver que estaba en Twitter. Arrugué mis cejas.

— ¿Qué...?— Musité.

— Eres tendencia con tu crush y todo mundo quiere saber quién eres. — Arrojó Rose con una sonrisa.

Miré a Rose con los ojos abiertos, me senté en la silla de mi escritorio y empecé a leer el chismecito.

🌻Elojo_deCalle: ¿Quién es esa y por qué está con mi mujer? 🤨

🌻LaspatasdeDani: ¡Las lesbianas ganamos hoy!

🌻Calle_escupime: Yo solo quiero saber quién es la peliazul.

🎸:Pan_con_pollo: Yo la conozco.

🌻Arrozconpoio: @Pan_con_pollo DINOS QUIÉN ES 💳💥💳💥

La concha que me parió.

Que verguero hay en Twitter. Todos asumían que Daniela y yo teníamos algo.

Que ganas de que si fuéramos algo.

Por otro lado le tiraban hate, ya que decían que tan pronto se había olvidado de su ex. Por suerte había entrado a a mi cuenta fandom y les respondí a los sin cerebro que se ocultaban detrás de una pantalla.

Miré a mi costado y de la nada mi teléfono le comenzó a llover notificaciones.

Mamá, tengo miedo.

— Te encontraron.

Una voz en mi oído me dio tres paros cardiacos, giré mi silla y miré a Caleb, él se veía divertido.

— ¡Puto culón, me asustaste!— Reclamé llevando una mano a mi pecho.

— Mira tus seguidores. — Sugirió. — Están cómo locos.

Caleb se lanzó a mi cama con Rose, la cual estaba en su teléfono. Ambos empezaron a ver sepa qué cosa.

— Ay no...— Murmuré.

Tomé mi teléfono, lo encendí y las notificaciones cayeron en ráfaga en la pantalla. Parte de ellas era de Instagram, menciones en Twitter y más.

Dios mío señor sálvame.

Mis seguidores aumentaron cómo espuma, mis pocas fotos en Instagram ya tenían un millón de likes y habían miles comentarios.

🌻Elpedo_deDaniela: ¡PISAME LA CARA!

🌻Aguacatito_sexy: Hola me llamo lesbiana.

🎸Poché-mi-mujer: ¿Quién es Daniela y por qué mi esposa anda con ella?

🔮La_besa_patas: @Poché-mi-mujer kyc el hocico y disfrute la reunión de lesbianas.

Ese último arroba yo sabía de quién era, giré mi cuerpo y miré a Caleb y Rose riendo.

— ¡Rose!— Mencioné, ellos me vieron rápidamente. — ¡No calles a los fans!

— Que aburrida. — Se quejó haciendo un puchero.

— ¿Sabían que vendrá una vecina?— Comentó Caleb, bufé.

— No, pero eso no me preocupa ahora. — Declaré, viendo mi teléfono.

Demonios, sabía que doña perfección iba a llamarme por esto, o tal vez lo dejaba pasar. Ojalá no se diera cuenta.

— Hay que ir a pedir azúcar, a ver si es un hombre guapo. — Soltaba mi mejor amigo.

— Culón, deja de tu lado homosexual de lado justo ahora. — Repliqué parándome de mi asiento.

No me gustaba nada de lo que estaba pasando, podrían demandarme por esto, ¿no?

— ¿Por qué te pones así? Es fama. — Caleb alzó sus hombros despreocupado. — Ayuda a la banda.

— Si, pero-

— Si sos jálame la yegua. — Mencionó rodando los ojos. — Relájalo, aprovechemos nuestros minutos de fama y demos publicidad a la banda.

— Caleb tiene un punto. — Agregó Rose.

— Ya lo sé, siempre tengo razón. — Suspiré. — Mira, no te vas a volver a topar con Daniela, así que aprovecha.

No podía negar que la idea de Caleb era alentadora. Después de todo, la banda no tenía tanta fuerza y muy pocos nos seguían por ello.

— Hay que ir a tocar está noche. — Hablé decidida.

— ¡Esa mierda! ¡Que mera pija! Celebró Caleb contento.

— Yo me voy a comer. — Rose tomaba su Macbook. — Y de paso vamos a chismear la nueva vecina.

— Ojalá sea un gay que me quiera azotar. — Añadía mi mejor amigo.

— Ojalá sea una mujer rezable que me ahorque. — Negué con mi cabeza.

Mis mejores amigos salieron de mi habitación hablando de la nueva vecina o vecino y sus fetiches raros, me senté en la silla de golpe inflando mis mejillas de aire. Mi teléfono no dejaba de vibrar.

Caleb tenía razón, Daniela y yo no volveríamos a vernos, de todas las probabilidades era algo nulo.

¿Debería darle un poco de reconocimiento a la banda con estos minutos de fama ajena?

No la volvería a ver, ¿cierto?
















































• ────── Flow llegando ────── •

Meta: 95 votos y 95 comentarios.

¡QUE PEDOOOOOO!

¿Qué les parece la historia?

Aclaración: Los girasoles son fans de Calle. Las guitarras son fans de Poché. Las bola de cristal de Rose. Los corazones negros de Caleb.

Otra aclaración: No sé cada cuánto tiempo estaré actualizando.

Sección dictionary Caleb.

Jalame la yegua= Una persona lenta o distraída.

Que mera pija= Un suceso increíble o genial.

Maje= Forma amistosa de decir amigo. O forma de decirle a alguien pendejo.

Chota= Policía.

Por ahora solo son esas. Se cierra la sección.

SE VIENE LO CHIDOOOOO.

Ya conocerán más personajes. El que se encule pierde.

Y con eso me retiro.

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