Excalibur Chronicles (Sonic...

By ExcaliburChronicles

92 5 2

Todo empezó cuando el joven Arthur Pendragon sacó la legendaria espada de la piedra, convirtiéndose así en el... More

Prólogo: Uther Pendragon, El origen de la leyenda.

89 5 2
By ExcaliburChronicles

Era de noche, Una gran tormenta invadía el clima y el cielo era tan negro que ni la misma luna podía iluminar el paso. De las pocas luces que había en todo el reino de Camelot, una era de una pequeña cabaña, de hecho una Herrería, ubicada en la ciudadela; nada menos que la herrería de los Prower.

Los Prower son una familia de herreros (Caracterizados por ser Zorros de dos colas y muy conocidos por sus espadas de gran calidad) que desde hace años sirven al reino de Camelot, y esta vez, al dueño de aquel humilde taller, le encargaron la tarea más titánica que tuvo que hacer en su vida. Forjar una espada para el Rey, Un arma hecha con materiales divinos y magia, Una espada con nombre.

Y ahí estaba el dueño actual de la herrería, Smith Prower II, forjando la espada más histórica de todos los tiempos, hecha con los más finos materiales. Como lingotes de oro sagrado extraído de tumbas druidas, hierro minado en tierras élficas, escamas de dragón y el diamante único, reliquia familiar de los Pendragon.

Justo cuando estaba por templar, una eriza de color rosado, cabello corto y vestido blanco entró a la posada, acompañada de un pequeño niño elfo de cabello rojizo, con unos redondos lentes azules en su cara. El Zorro se detuvo a verlos con asombro, pues no esperaba su visita a esas horas de la noche y menos en pleno trabajo; pero detuvo su labor y preguntó.

- ¿Qué los trae por aquí? Estoy algo ocupado haciendo una espada para el rey.

-Precisamente vinimos por eso. -respondió la eriza, sacando un pequeño frasco con un líquido rojo en su interior de una de sus mangas. -tenemos aquí el último elemento para esa espada, estimado Smith.

El Herrero dirigió su mirada al frasco, su expresión pasó de sorpresa a completa seriedad. Sabia que lo que contenía ese frasco es algo muy especial, algo que solo pocas gentes poseen.

-¿Es suya?.

-Es necesaria para esta espada, ¿Verdad?.

Smith apoyó la hoja aún al rojo vivo encima del yunque, y con suma precaución, derramó el contenido del frasco encima de esta; Al momento de hacerlo el sable empezó a resplandecer, emanando una sorprende energía que hasta podía sentirse en la más profunda de las cuevas.
La eriza apartó al Herrero y se posicionó enfrente del sable resplandeciente; colocando ambas manos delante de esta para acto seguido, empezar a recitar lo siguiente.

- ~ Duwiau bywyd, rhyfel a chreadigaeth.
rho imi'r gallu i fendithio'r arf cysegredig hwn sy'n dod â heddwch, cyfiawnder ac undod i wlad Albion.
dyro iddo allu brenin gwir, bendithia deulu Pendragon i derfynu'r tywyllwch.
Enwch y cleddyf hwn, Excalibur! ~.

Una gran luz invadió todo el lugar, tan brillante como un sol estallando en una supernova, para finalmente cesar en un tenue brillo proveniente de una bella espada larga completamente terminada. Una bella espada con Guarda rectangular y pomo circular de oro, con un mango hecho de la que parecía ser el más fino marfil y una hoja recta del mejor de los aceros, tan brillante como una estrella fugaz y tan filosa que podía cortar el más duro de los materiales.

Smith quedó con los ojos abiertos como platos, Jamás había visto una espada tan preciosa en sus ya 50 años de experiencia como Herrero. Sin dudarlo se sentía lleno de orgullo dentro de su corazón.

-Es... Es Hermosa... -dijo Smith, aun sin creer lo que estaba viendo -Gracias, Señorita.

-Mi nombre es Nimueh, mi estimado -Fue su respuesta.

Nimueh, También conocida como "La dama del lago", era una conocida hechicera perteneciente a la antigua religión que ayudó a Camelot en muchas ocaciones; o por lo menos así era antes de la gran purga de magos ocurrida hace ya cinco años. ¿Porque querría ayudar al reino que la traicionó?, eso no se sabe, pero tenía misteriosas intenciones escondidas.

Nimueh cargó la espada, la cubrió con un mantel y se la entregó al pequeño elfo. Luego de acariciarle un poco la cabeza al infante, le comandó.

-Ve con el rey, está en el castillo. Procura que no te capturen y entrégale la espada lo más rápido posible, estará junto a su esposa y su hijo.

-Yo... yo no sé si podré hacerlo... -titubeó el niño- tengo miedo.

-El destino de toda Albion recae en los hombros de dos niños. -Dijo Nimueh, con un tono de Consuelo- y uno de ellos eres tú, Merlín.

Las palabras de la mujer llenaron de energía al pequeño, sus ojos estaban llenos de brillo, valor y esperanza. El destino del reino estaba en sus manos, y no pensaba fallar en lo absoluto.

-¡Ahora ve, Ve!. -Gritó la dama, señalando la puerta. Orden que Merlín, aceptó sin titubear.

-¿Qué tiene de especial el elfo, Mi lady?. -Preguntó el zorro.

-Oh, ¿Merlín?, no mucho en realidad. -Respondió.

-¿En serio?.

-Si, solo tiene la misión de protejer al futuro Rey de Camelot.

~Ciudadela de camelot, A las afueras del castillo~

La tormenta era cada vez más fuerte, relámpagos caían estruendosamente tapando los gritos de guerra y la lluvia hacia pesado el escape de muchos de los pueblerinos. Una mujer erizo destaca de entre ellos, una madre con su bebé en brazos huyendo de Cinco caballeros a caballo persiguiendola.

-¡Uther!. -se la oía gritar- ¡¡Uther!!.

- ¡¡Tu esposo ya no está aquí para salvarte, Igraine!!. -exclamó uno de los caballeros- ¡¡Todo Camelot pagará por sus pecados y traición, incluyendo al niño!!.

La mujer siguió corriendo, tratando de llegar a la salida de la ciudadela para poder salir de camelot y proteger a su bebé. Pero una flecha impactó en una de sus piernas, haciéndola caer desplomada en el suelo; y aún así, protegió a su niño con todo su cuerpo.
Igraine vio al pequeño llorando, con un gran corte en diagonal en su pecho que, por suerte, no era tan profundo, pero definitivamente iba a dejar una cicatriz.

-Tranquilo, mi niño, tranquilo. -susurraba la reina a su pequeño príncipe.

Estaba rodeada por los caballeros, los cinco bajaron de sus corceles y desenvainaron sus armas con la intención de matar a ambos. Todo parecía perdido, Igraine abrazó a su hijo con fuerza y cerró los ojos esperando el golpe final; pero de repente escuchó un fuerte ruido, como si alguien cortara el aire. Cuando alzó la mirada, vio a los cinco caballeros muertos a su alrededor, y enfrente suyo, aquel que la salvó: un erizo azul con una gran cicatriz en su ojo izquierdo y armado con nada más que una espada rota, El caballero dragón, El rey de Camelot, Uther Pendragon.

-¡¡Igraine!!. -Exclamó el rey, preocupado por su esposa e hijo- ¡¿Como está el niño?!.

-No te preocupes... no tiene nada grave... -suspiró la eriza en alivio.

-Tengo que volver al castillo, ¡mis hombres me necesitan allá!.

-¡¡Todos están muertos Uther!! Todos...

-¡¿Que quieres decir?!.

-De los caballeros de Camelot... solo quedas tu en el reino, Los demás están muertos o escaparon...

La cara de Uther se llenó de ira y tristeza a la vez; estaba perdiendo la batalla contra este enemigo y no había nada que pudiese hacer sin arriesgar la vida de su familia.

-Entonces debo volver, ese desgraciado de Gorlois ya se quedó sin tropas. -Dijo el erizo, mostrando una actitud terca ante la situación. -Tu ve a buscar refugio, mantén al niño lejos de esto.

-¡¿Que no ves que Camelot está perdida?!, ¡¡Ya no queda nada por que pelear!!. -Grito la mujer angustiada, no le gustaba que su marido fuese a pelear y no regresara.

-¡¡Debo hacerlo por mi gente, No me permitiré perderte!!.

-¡¡Ni siquiera tienes una espada!!.

Al momento de decir eso, un joven elfo se acercó a ellos corriendo con gran ímpetu, cargando algo de gran tamaño y peso.

- ¡Lord Uther, Lady Igraine!. -Gritaba el niño a todo pulmón.

Los dos voltearon a verlo, estaban sorprendidos de ver a un niño en esa situación llendo hacia ellos.

-¡¡Niño, ve a casa, no tengo tiempo de jugar!!. -Gritó el rey enfurecido.

-¡¡Tengo una entrega de la herrería Smith para usted, Lord Uther!!. -le respondió

Uther enseguida fue con el pequeño, Tomando en sus manos aquel objeto grande que cargaba. Nada más ni nada menos que una espada larga, con preciosa presencia, balance perfecto y un filo impecable.

-Una espada perfecta... ¡Justo lo que necesitaba!. -Exclamó en alegría- Luego te pagaré, niño.

-Me llamo Merlín, Mi lord. -dijo.

-Merlín... Luego de esta batalla te pagaré con oro.

-¡¡TU NO LE PAGARÁS A NADIE PORQUE NO VIVIRAS LUEGO DE ESTO, UTHER PENDRAGON!!. -Dijo una estruendosa voz.-

-《Es el... 》-pensó Uther. - ¡¡Corran!!.

- ~¡¡SAETH DYWYLL!!~.

Un gran Rayo de energía oscura emanó del cielo, yendo directo hacia Igraine que decidió lanzar al bebé hacia Merlín justo antes de que aquel ataque le atraviese el corazón. El Rayo logró impactar también al bebé, generandole otro corte en el pecho formando una "X" junto con el otro corte que ya tenía.

-¡¡IGRAAAAAINE!!. -gritó Uther de impotencia y dolor al ver muerta a su esposa por acto de magia.

-Oh, que lástima. Supongo que tuve una muy mala puntería. -dijo un caballero de armadura negra, también un erizo, apareciendo delante de Uther de una nube negra.

-¡¡Bastardo, Pagaras por la muerte de mi amada, Gorlois!!. -Respondió el rey enfurecido.

-¡¿TU AMADA?!. -Reclamó Gorlois -¡¡ASESINASTE A SU PUEBLO NATAL JUNTO CON SU GENTE Y TUVISTE EL DESCARO DE PONERLA EN MI CONTRA!!.

-¡¡No por eso debes atacar a mi reino y miles de inocentes!!.

-¡¡Las millones de vidas que tomaste no opinan lo mismo, Pendragon!!.

Con esas palabras, un recuerdo muy amargo llegó a la mente del rey. Gritos de sufrimiento retumbaban en sus oídos, Sentia en el aire el olor a fuego, frente a sus ojos pasaron millones de rostros gritando de dolor suplicando piedad; sobretodo madres y niños. El sufrimiento se sentía en las lágrimas que derramaban por los rostros que eran derretidos por las llamas que el mismo Rey justo de camelot provocó.

-Callate... ¡¡Callate!!. -empezó a gritar Uther, en desesperación. -¡¡¡CIERRA TU MALDITA BOCA!!!.

Y sin más, se abalanzó contra su enemigo para acabar con su vida, Saltando hacia el para asestar un golpe con la espada que Merlín (expectante de todo lo ocurrido, con el bebé en brazos) le había entregado; sin embargo el golpe fue bloqueado por un contraataque de Gorlois. Ambos empezaron a darse mandobles entre sí, saltando de un lado a otro solo para chocar una y otra vez en aire; hasta que finalmente Gorlois asestó una herida mortal al pecho de Uther, provocando que este caiga al piso desangrándose.

-¡¡Mi lord!!. -gritó Merlín desesperado por el rey herido. -¡¡¡Es una espada con nombre, Es Excalibur!!.

-¿Con nombre dices?. -Respondió. -¡Entonces debo despertarla!.

Con sus últimas fuerzas, Uther se paró, agarró el sable con ambas manos, concentró su mente y Alma en la espada y gritó en voz alta:

-¡¡¡EXCALIBUR!!!.

Nada pasó... Uther estaba atónito y Merlín espantado, No entendían porque la espada no reaccionó

-¡¿Porque no funciona?!. ¡¡DESPIERTA, EXCALIBUR!!. -volvió a gritar, Sin reacción alguna de parte de la espada. -¡¡EXCALIBUR, EXCALIBUR!!.

-Eres tan patético... Uther Pendragon. -Reclamó el Caballero oscuro. -tu y tu pueblo pagarán por lo que hicieron con nuestra gente... ~¡¡SAETH DYWYLL!!~.

-~¡¡¡MYFYRIO!!!~.

Una barrera de Cristal se creó en frente del malherido erizo, provocando que el Rayo se refleje hacia Gorlois, atravesando su abdomen.

Merlín enseguida reconoció ese tipo de magia, una magia antigua tan pura como el agua de un lago. Al darse la vuelta, Vio que había llegado a su ayuda la mismísima dama del lago, Nimueh.

-T-tu... Traidora!. -reclamó el hechicero, que parecía conocer a la eriza rosada. -¡¡Tu eras de los nuestros!!, ¡¿Porque estas ayudándolo?!.

-Solo cumplo mi trabajo, Proteger las tierras de Albion. -Fue su respuesta, mientras lentamente alzaba su mano apuntando a Gorlois. -~¡¡¡SÊL HANFODOL!!!~.

Una especie de cúpula de luz empezó a formarse alrededor del atacante que, al momento de cerrarse, creó un pequeño sol que empezó a crecer en su interior junto con Gorlois. El sol aumentaba cada vez más su tamaño, consumiendo al oponente de Uther casi por completo, hasta que una pequeña explosión ocurrió dentro de la cúpula. Lo único que quedó de Gorlois, no era más que un pequeño puñado de polvo que el viento terminó llevándose.

-¡¡Lady Nimueh!!. -exclamó el joven elfo. -¡¡La espada no reaccionó con Uther, Está por morir!!.

-Precisamente, mi joven aprendiz. -Respondió La eriza. -La espada no es para el.

-¡¿De que estas hablando, Dama del lago?!. -Exclamó un moribundo Uther, completamente humillado en el suelo. -¡¡Perdí a mi reino y a mi amada porque tu dichosa espada mágica no sirve!!.

-Lo que no sirve eres tú, Uther Pendragon. -Contestó Nimueh, con un aura oscura y cruda a su arlededor. -Excalibur si bien fue creada exclusivamente para los Pendragon, solo aquel que posea un corazón puro y Alma de justicia inquebrantable puede despertarla, Cualidades de las que tu careces.
Fuiste asesino de millones de niños, mujeres y hombres druidas solo porque le temes a la magia, eres ese mismo "rey justo" cegado por el poder que arruinó la vida de una pobre niña "por amor", y además, responsable de extinguir casi por completo la raza de los elfos.
Tu nunca fuiste digno, y el que estés aquí; con tu reino hecho pedazos y a punto de morir completamente solo, es la prueba más grande.

-Lady Nimueh... -titubeó Merlín, aterrorizado.

Uther estaba quebrado, a punto de morir, con el orgullo hecho pedazos y sin honor. Lo único que le quedaba era arrastrarse a los pies de una de los pocos sobrevivientes de los tantos magos que asesinó a sangre fría.

-A-ayuda-me... P-Por fA-vor.... -suspiró entre lágrimas. A lo que la dama del lago, entre susurros y acercando su bello rostro al de Uther a tal punto de que pueda sentir su aliento en la punta de su nariz, rezpondió:

-Tu jamás mereciste mi ayuda, y no tengo motivos para dartela ahora.

Con esas palabras, la última chispa de Uther Pendragon, rey de camelot, se extinguía. Camelot había caído ante los pies de Gorlois, ya que su hermano, Agravaine, se encargó de tomar el trono.

-Lo dejaste morir... ¿Porque?. -Preguntó el niño elfo, entre lágrimas de terror; no podía creer lo que había visto. -¡¿Porque lo dejaste morir?!, ¡¡Podias salvarlo perfectamente!!.

-Es bastante simple, Uther no es el rey de la profecía. -fue la respuesta de la eriza. -De hecho, es ese niño que tienes en brazos, Merlín.

El bebé empezó a llorar con fuerza, llamando la atención de ambos. El pequeño bebé tenía pelaje azul como el de su padre, más unos bellos ojos azules iguales a los de su madre, era un bebé erizo precioso que, para su mala fortuna, debía pasar por eventos tan duros a una temprana edad; además de ser marcado para siempre con una "X" en su pecho como recuerdo de esos eventos.

Nimueh se le acercó, arrodillándose para verlo de cerca, y con un gesto de manos, cicatrizó las heridas del pequeño príncipe.

-Hay que llevarlo lejos de aqui, no es seguro. -Exclamó la dama, agarrando la espada Excalibur del suelo. -¡Merlín, ven conmigo!.

El pequeño elfo fue corriendo hasta encontrarse con Nimueh. Una vez ya estando los tres (contando al bebé) en un mismo lugar, la eriza empezó a recitar un nuevo conjuro que los llevaría lejos de ahí:

- ~ Dduwiau, yr wyf yn erfyn arnoch. Cymer ni i ffwrdd o'r lle hwn.
Dewch â ni o flaen y marchogion bonheddig sy'n dal i fyw. Ewch â ni at ddrws ei annedd, fel y gallwn fynd allan yn fyw a chyflawni arwr Albion yn y dyfodol. Ewch â ni i Syr Hector, Teleportation!!~.

Un gran Halo de luz los cubrió, causando un gran resplandor que por pocos segundos había iluminado todo Camelot para finalmente desaparecer, dejando atras una Camelot completamente destruida.

~a las afueras de camelot, en un pueblo ubicado del bosque profundo.~

Alguien golpeaba la puerta de una pequeña casa en el centro del pueblo de "Deep Woods", esa casa era la de uno de los caballeros de uther que logró escapar del ataque, de los más nobles y fuertes en todo Camelot; Su nombre, Sir Héctor. Era un erizo de pelaje grisáceo, con un gran bigote y varios años pesando en su espalda. Fue a combatir cuando el ataque de Gorlois apenas empezó, pero se vió obligado a huir cuando casi toda su tropa fue erradicada, acción por la cual se siente muy avergonzado.

Al oír aquellos golpes, pensó que su rey había sobrevivido y fue a visitarlo, pero se encontró con la dama del lago con una espada en mano y un pequeño niño elfo con un bebé en brazos.

-¡Lady Nimueh!. -exclamó en sorpresa. -¿Qué te trae por aquí?.

-Merlin... -Dijo la dama del lago, empujando levemente al niño elfo hacia adelante.

-Ah, S-Sir Héctor, esto es para ti. -Titubeó el joven elfo, entregándole al caballero el bebé.

Hector lo tomó en sus brazos y quedó mirando fijamente a la cicatriz en su pecho, estaba anonadado, pues no entendía porque la dama del lago le entregaba un bebé.

-Esto... Yo...

-Ahora ven conmigo. -volvió a decir la dama, llevando de la mano al caballero hacia la parte profunda del bosque, dejando a Merlín en la casa de Héctor.
Ambos estuvieron caminando por un par de horas en línea recta, aparentemente sin rumbo. Hector estaba algo preocupado, pues no sabia hacia donde lo estaba guiando Nimueh; pero viniendo de ella, todo se puede esperar. Todo siguió su curso hasta que la eriza se detuvo y exclamó:

-Es aquí.

Ambos estaban parados en frente de una especie de un pequeño terreno, con una gigantesca piedra en el centro del lugar y casi no había árboles alrededor de esta, siendo capaz de haber casi 100 personas alrededor de la piedra.

-Ahora, Sir Héctor, te pido que claves esta espada en esa piedra. -Dijo La dama del lago, entregando la excalibur al caballero. -Esta es la labor más importante que te voy a pedir.

-Pero... ¿Porque me pides esto?.

-¡¡Solo hazlo!!.

Héctor no tuvo más opción que tomar la espada, Dejando al bebé en brazos de Nimueh. El viejo caballero se subió a la Roca, alzó la espada con el filo hacia abajo con ambos brazos y con todas sus fuerzas, enterró la espada hasta por la mitad en la Roca como si fuese un cuchillo atravesando un pan.
Ante tal acción, Un brillo emanó de la espada, dejando al caballero con una expresión de asombro y a Nimueh sonriendo delicadamente.

-Bien... Ya hice tu pedido. -dijo Héctor mientras bajaba de la Roca, viendo fijamente a los ojos a la dama del lago mientras el brillo de la espada lentamente se desvanecía. -Ahora, Necesito respuestas.

-Dime, Sir Héctor. -respondió Nimueh, aún manteniendo su sonrisa mientras se acercaba al caballero lentamente. -¿Alguna vez escuchaste la profecía del "Héroe de albion"?.

-¿De que estas hablando?.

-Cuenta la leyenda, que un caballero logrará acabar con el mal de toda albion. -Nimueh empezó a relatar aquella profecía. -Será el mejor rey que haya gobernado Camelot, el caballero más poderoso de todos los tiempos y el que logre reestablecer La Paz en el reino. Ese aquel será el que logre quitar la espada de la piedra, volviéndose el autentico Rey de Camelot. Y ese Caballero, es este bebé.

-¿Ese bebé dices?. -preguntó Héctor. -¿Como estas tan segura, Lady Nimueh?.

-Lo verás cuando crezca, pero debes prometerme que no le dirás nada de esto. -Fue la respuesta de la dama.

-Claro, lo prometo pero...¿Puedes decirme cuál es su nombre?.

-Por supuesto, Sir Héctor. Este niño es el legítimo heredero de Camelot, y su nombre...
Es Arthur Pendragon...

Continue Reading

You'll Also Like

14.5K 1.6K 27
cada mil años dios debe mandar a uno de sus ángeles más puros para tener en pie el trato que hizo con el rey del infierno uno de sus antiguos ángeles...
66.3K 2.6K 52
historia +18
149K 19.7K 69
Sinopsis Tras encender el gas para perecer junto a quienes codiciaban la fortuna de su familia, Lin Yi transmigró a otro mundo, ¡y estaba a punto de...
239K 1.3K 9
Aquí habrá todo tipo de fantasía sexual, confesiones sexuales, si tienes alguna fantasía o secreto sexual mandamelo por privado y yo lo escribiré pro...