|¿Cómo el verano enamoró al i...

By X_MigadePan_X

48.7K 6.6K 2.2K

"La conocí en verano, pero me enamoré de ella en invierno". La historia transcurre en el año de 1960, cuando... More

• SINOPSIS •
• Capítulo 1 •
• Capítulo 2 •
• Capítulo 3 •
• Capítulo 4 •
• Capítulo 5 •
• Capítulo 6 •
• Capítulo 7 •
• Capítulo 8 •
• Capítulo 9 •
• Capítulo 10 •
• Capítulo 11 •
• Capítulo 12 •
• Capítulo 13 •
• Capítulo 14 •
• Capítulo 15 •
• Capítulo 16 •
• Capítulo 17 •
• Capítulo 18 •
• Capítulo 19 •
• Capítulo 20 •
• Capítulo 21 •
• Capítulo 22 •
• Capítulo 23 •
• Capítulo 24 •
• Capítulo 25 •
• Capítulo 26 •
• Capítulo 27 •
• Capítulo 28 •
• Capítulo 29 •
• Capítulo 30 •
• Capítulo 31 •
• Capítulo 32 •
• Capítulo 33 •
• Capítulo 34 •
• EPÍLOGO •

• Capítulo 35 •

970 164 53
By X_MigadePan_X

Parte 3. La caída de la reina; Final.

C.

Quedo horrorizada cuando me encuentro con Samantha en el suelo, grandes mares de sangre bajan de su hombro izquierdo e inundan su cuerpo. Nayeon la toma entre sus brazos y la pega a su pecho al mismo tiempo que presiona con un trapo su herida, lo hace tan fuerte hasta el punto que sus nudillos se marcan blancos.

—¡Resiste, Samantha! —suplica Nayeon, al borde del llanto, al ver como su amiga poco a poco pierde el conocimiento.

Miro a mi alrededor y noto con asombro el interior de la cabaña. Dos ventanas están rotas, la mesa se encuentra en el suelo mientras que las pocas decoraciones que hay, están hechas pedazos por cada rincón del lugar. El fuerte viento entra por la puerta, donde un par de huellas con una gran cantidad de lodo dejan rastros de la llegada del enemigo.

Intento caminar hacia donde está Nayeon, pero las fuerzas no me dan. Miro con recelo mi cuerpo y noto como en mi abdomen una gran mancha de sangre hace contraste con el blanco de mi ropa, aún así, no es motivo suficiente para rendirme. Me arrodillo tomando impulso de la mesa y termino por caer de nuevo al suelo, solo que esta vez de espaldas. Gruño con furia e impotencia ante lo poco que puedo hacer.

—¡Ayuda! —la voz de Mina se escabulle y llega como un grito desesperado que me aturde por unos segundos.

Miro a Nayeon, la cual no sabe a quién de las dos ayudar, pero al igual que yo, nota que si suelta a Samantha tan solo un segundo, morirá desangrada y ninguna quiere eso, ¿pero, y Mina? Tengo que ir por ella, ser yo quien la salve. Como ella lo hizo conmigo. Vuelvo a escucharla, sus gritos desesperados generan en mí una ira incontrolable e irreconocible. Cegada por las emociones mi cuerpo se maneja solo y me conduzco hacia donde ella se encuentra: En otra habitación.

La cerradura de la puerta ni siquiera sirve, ha sido abierta con tanta fuerza que incluso parte de la madera se ha roto, seguramente ante un azote o una fuerte patada. Los pasos con lodo llegan hasta ahí y cuando logro entrar a la habitación, mi mundo se desmorona.

Veo a Mina sobre la cama, de espaldas y con las manos en su espalda, donde Adam la toma para evitar que ella se suelte. Presiona con su otra mano la cabeza de Mina hacia la cama, buscando hogar sus gritos de ayuda, pero Mina no pierde ni un segundo intentando liberarse; grita, patalea y se mueve de manera brusca, pero Adam ni se inmuta, él en cambio, deja caer su cuerpo sobre el de ella, frotándose de manera lujuriosa mientras acerca su boca hacia su oído.

—¡Ayuda! —vuelve a gritar Mina con desesperación.

—No pidas ayuda para ti, ¿sabes por quién sí deberías? Por Martha, la pobre viejecita ya debe de estar con Dios en este momento, si no es que ya está con él.

—¡Hijo de...

—Cállate, perra. Antes de que te mate te voy a ser toda una mujer. ¡A ver si ahora prefieres un buen pene que andar lamiendo vagina! —Acerca su arma hacia la intimidad de Mina y la frota allí sin discreción alguna; con fuerza y brusquedad haciendo que ella se queje de dolor.

Busco con desespero algo cerca mío que me pueda ayudar a que Adam suelte a Mina, pero solo encuentro pedazos de vidrio, los estantes en el piso, mesas y muebles de cabeza. Me escabullo lento por el suelo y tomo un trozo de vidrio, que aunque logra lastimar mi mano al estrujarlo, no lo suelto. Llego hasta la cama y con la misma alzo parte de mi cuerpo, él nota mi presencia, pero antes de que intente hacer algo, clavo con fuerza el objeto sobre una de sus piernas.

Grita de dolor cuando la presiono hasta que casi desaparece entre su piel. Soy lenta para cualquier movimiento, así que es fácil para él poder derribarme de un solo golpe. Caigo al suelo incluso más afectada y adolorida que las otras veces. Mi saliva no tarda en mezclarse con el agrio sabor metálico de mi sangre y aunque intento no pensar en eso, mi cabeza da vueltas ante la estrepitosa caída.

Veo con dificultad como Mina logra zafarse de él, intenta correr hacia mí, pero Adam la toma del brazo y la regresa a la cama, donde con la empuñadura de su arma, la aturde con un fuerte golpe. Ella cae sin fuerzas y la presión que se forma en mi pecho al verla me corta la respiración.

—¡No! —grito horrorizada—. ¡Déjala!

Regreso mi mirada hacia Nayeon en busca de ayuda, pero ella trata con discreción de sacar a Samantha de la casa, así que no se lo impido y doy por sentado que tendré que ser yo quien atrase a Adam para darle tiempo a ella.

—¡Maldita! —menciona Adam, mientras intenta sacar el vidrio de su pierna—. ¡Me la vas a pagar!

Intenta tomarme del brazo, pero pronto sus intenciones son impedidas por Mina, quien a pesar de que la sangre la priva de ver correctamente, encuentra el cuerpo de Adam sobre el mío, pues él busca regresarme lo que le he hecho momentos antes. Los brazos de Mina se aferran al cuello de Adam y lo obliga a apartarse de mí. A tropezones ambos caen en la cama, luchando por ver quien logra ganar o quien se rinde primero, pero ambos resisten.

Me arrastro hacia donde se encuentra el arma, la cual ante la brusquedad de la situación termina debajo de la cama. Las patadas que suelta al aire Adam, terminan aterrizando en mí. Sabe que trato de hacer y con la fuerza de una bestia se levanta aún con Mina sobre su espalda y me proporciona una patada que me regresa al suelo.

Veo a Adam tomar el arma, y luego quitar a Mina de encima suyo para acorralarla de nuevo en la cama.

—¡No hubiéramos llegado a esto si tú hubieras aceptado salir conmigo! —grita Adam sin despegar su mirada de ella—. ¿Acaso no ves que te amo? Es tu culpa que haga esto, que te haga daño.

—¡Estás loco! —exclama Mina con desdén.

—Yo te hubiera hecho tan feliz. —Intenta besarla, pero Mina gira su rostro a tiempo—. Ahora por tu culpa no puedo sacarte de mi cabeza y mucho menos puedo aceptar que tengas esta terrible enfermedad. ¡Dos mujeres no pueden estar juntas!

—¡Aquí el único enfermo eres tú! Entiende que no me gustas, nunca lo hiciste y nunca lo vas hacer, así que déjame en paz.

—No puedo —menciona con la voz dolida. ¿Acaso la declaración de Mina lo ha afectado? ¡Dios, esta demente!—. ¿Qué no lo ves? Eres la mujer de mi vida —pronuncia con ilusión.

—No puedo ser la mujer de tu vida... ¡Porque soy de la mía! —grita Mina furiosa.

—Yo te amo —susurra Adam repasando con sus dedos su mandíbula—. Huye conmigo, te daré todo lo que quieras, incluso seré mejor persona por ti.

—¡Déjala ya! —grito intentando ponerme de pie.

Él se ríe ante mi manera bruta de hacerlo, se burla porque no puedo poner un pie sin caer de lleno al suelo.

—¿O qué? ¿Qué van hacerme? —Toma a Mina del vestido y la pega a su pecho. Sus asquerosas manos se pasean por su cuerpo—. No hay nadie a kilómetros, nadie que pueda venir a ayudarlas.

—¿Qué es lo que quieres de nosotras? —pregunto intentando razonar, aunque por dentro la furia me mate.

Samantha y yo estamos heridas, Mina, aunque no lo haga evidente, también lo está y Nayeon no podrá contra él. Necesito una forma de que nos deje ir sin que mate alguna de las cuatro.

—¿No es obvio? —menciona Adam con cinismo—. Quiero a Mina.

—En tus sueños, imbécil —dice ella buscando alejar las manos de Adam de sus piernas.

—Por favor déjanos ir, no le diremos a nadie lo que ha pasado aquí, te lo prometo —suplico entre lágrimas.

—Me importa poco eso. Yo solo quiero un rato de diversión, lo que les pase después me tiene sin cuidado —pronuncia mientras toma a Mina de la mandíbula y la regresa con fuerza a la cama.

—Adam, no hagas esto —exclama ella buscando que entre en razón.

—Yo sé que tú también lo quieres.

Intenta desnudar a Mina, aunque ella patalea y yo busco detenerlo, los movimientos de las dos se detienen cuando Adam apunta su arma hacia mi rostro. Está furioso. ¿Lo va hacer? Me hace retroceder, más nerviosa que asustada, porque si muero él violará a Mina y su seguridad por el momento es todo y lo único que me importa. Incluso más que mi propia vida.

—Vuelve a intentar detenerme y te mataré —me amenaza sin ni una pizca de piedad.

—No le hagas daño, haré lo tú que quieras —menciona Mina desesperada porque él aleje su dedo del gatillo—. Adam, por favor... por favor.

Sus palabras parecen hacer efecto y más cuando las delicadas manos de Mina toman con falso amor su rostro, lo seduce con terror y lo acerca a ella para que la tome. Adam, como un animal en celo no lo piensa dos veces y acerca su boca a su cuello. Lo marca como si quisiera dejar en claro que ella es de su propiedad. La imagen me repugna, me genera náuseas, tanto que tengo que apartar la mirada de ellos para evitar vomitar.

No puedo dejar las cosas así y aunque él aún tiene el arma lista para dispararme, es la presencia de Nayeon en la puerta con una maceta en sus manos lo que me impulsa a actuar. Antes de que Adam intente algo, me lanzo sobre él. El arma cae al suelo cuando él pierde el equilibrio, Nayeon no lo medita mucho y estrella con toda la fuerza que posee esa maceta en su cabeza, haciéndola pedazos al instante. Adam se enreda con las sábanas de la cama y termina cayendo aturdido al suelo.

—¡Salgamos de aquí! —exclama Nayeon exaltada.

Mina con torpeza logra bajar de la cama y con esfuerzo me toma entre sus brazos, cada paso que damos parece un paso hacia la libertad. Vemos el auto a lo lejos, ambas corren tan rápido como pueden, yo en cambio busco sujetarme con fuerza de los hombros de Mina, para evitar que me suelte, pero por lo visto eso no está en sus planes, porque me presiona contra ella con tanta fuerza que comienza a dolerme.

Nayeon abre la puerta del copiloto, donde Mina me acomoda, luego abre la puerta trasera y entra al auto solo para volver ayudar a Samantha. Las observo, se las ha ingeniado para hacerle un tipo de venda alrededor del pecho y así evitar que siga sangrando, pero es tanto el líquido que brota de su herida, que el vendaje se mueve de lugar con tan solo un mínimo movimiento.

Oímos fuertes pisadas, pero antes de que Mina logre arrancar el auto, la puerta del copiloto se abre. La mirada fría de Adam me analiza por un segundo. Me saca del auto de un solo jalón. Esta vez la caída es abismal. Mis pocas fuerzas se han extinguido, por lo que solo me quedo en la sucia tierra agonizando de dolor. Escucho el grito de Mina y de Nayeon, sin embargo, ninguna se atreve a moverse, puesto que Adam me apunta con el arma.

Él, sin dejar de apuntarme se acerca a Mina y le ordena que salga del auto y le entregue las llaves. Ella lo hace a regañadientes. Es inteligente y antes de que Nayeon busque ayudarnos, pone seguro, evitando que cualquiera de las puertas del auto se abra. Arrastra a Mina hacia donde yo me encuentro y con un simple golpe logra dejarla inconsciente.

Antes de que pueda hacer algo, él se abalanza hacia donde estoy yo. Me toma de los hombros y me golpea contra el suelo, hasta que logra sacarme el aire. Toso intentando que la sangre no me ahogue, sin embargo, reconozco las intenciones de Adam. Las conozco muy bien porque ya pasé por lo mismo con mi propio padre.

Sus ojos me muestran el odio y el asco que le genero. Y no está para más, porque yo también siento lo mismo. Sus manos llegan hasta mi cuello, donde me estruja intentando ahorcarme hasta la muerte. Las venas de sus brazos se marcan ante la fuerza que ejerce sobre mi frágil cuello. Puedo sentir la falta de aire haciendo que poco a poco pierda la conciencia. Intento rasguñarlo con mis cortas uñas, lo pateo en el abdomen, me impulso hacia adelante, forcejeo y nada.

La debilidad me ha jugado en contra, porque en otro momento no sería tan fácil poder vencerme, aunque es obvio que él es más fuerte y grande, tendría la energía suficiente como para hacer el intento de escapar de sus manos, pero ahora... ¿Qué puedo hacer? Empuño mis manos y golpeo sus brazos, su rostro, pero solo logro perder más fuerza. No hay forma de que logre quitarmelo de encima yo sola.

¿Así es como voy a morir? Al parecer sí.

Mis manos caen al suelo, mi iris se pierde y deja ver el blanco de mis ojos, entre abro la boca intentando inútilmente tomar un poco de aire, pero solo logro ahogar un grito de sufrimiento. De un momento a otro ya no puedo ver nada; todo es negro, un profundo y desolado e inmenso negro. Como el de la última vez. No siento mi cuerpo, tan solo una de las lágrimas que baja por mi mejilla. Trato de luchar por quedarme despierta, pero me pesan los párpados y solo soy consciente de cómo todo a mi alrededor se nubla.

Mina...

Estos años aprendí que la palabra amor no siempre va de la mano de un hombre, que no solo se puede querer y enamorar de uno, sino que también de una. De una hermosa mujer.

Jamás en mi vida algo así se me cruzó por la cabeza. Seguramente si alguien antes me hubiera dicho que me enamoraría de una mujer, es seguro que habría palidecido y enfurecido; asqueada por la idea. No lo hubiera concebido, pero ahora... Ahora las cosas son diferentes, porque no me veo estando con un hombre, al contrario, sino con una bella mujer: Con mi amada Mina.

—¿Sabe? Hemos pasado la mitad del día juntas y aún no sé su nombre —dijo ella recibiendo mi atención.

Cuando me giré a verla, sentí un escalofrío, era la primera vez que la veía directamente, sin embargo, al fijarme en su rostro, no pude evitar preguntarme si no la había visto antes, porque en ese momento podía jurar conocerla de toda la vida.

—Un gusto, Son Chaeyoung —dije sonrojada por su profunda mirada.

Estiró su mano en forma de saludo y acompañó el gesto con una detallada sonrisa. Una que recordaría para siempre.

—Un gusto también, Myoui Mina.

Tom, Dahyun, ¿qué habrá sido de ellos? ¿Acaso habrán logrado ser libres o felices? Los extraño, incluso al frío de Anthony. Quiero verlos a todos una vez más, salir con ellos a caminar, a comer, a hablar, así como en los viejos tiempos. Quiero decirles que sí fui feliz, que encontré mi propia felicidad en una mujer. Que la amo con toda mi alma y que a pesar de las consecuencias de hacerlo, nunca dejaría de sentirlo. Porque mi amor por ella es sincero y más fuerte que las adversidades de la vida.

"La vida", pienso en ella. Mi vida, nunca fue tan mía hasta que conocí a Mina. Jamás quise romper las reglas. Jamás quise llamar la atención. Jamás quise cuestionarme. Jamás quise pelear. Jamás quise que me protegieran. Jamás quise vivir tanto como ahora. Jamás...

Me duele el pecho, es como si sintiera mi corazón al rojo vivo, pero no de una manera metafórica, de verdad lo siento. Como lucha, como busca resistir, como busca seguir latiendo. Se aferra, como yo, pero también sabe que no podrá seguir haciéndolo por más tiempo. El tiempo se acaba, puedo verlo. La luz, esa de la que hablan tantas personas, esa que parece más fantasía que realidad, la puedo ver. Me sonríe y me llama. Quiere que la siga y así terminar este sufrimiento. ¿Eso es lo que quiero?

¿Y Mina? Si muero ella también podría tener el mismo destino que yo. No puedo permitirlo.

Mina me ha enseñado durante este tiempo juntas que no puedo dejar que una persona decida mi destino. Que yo soy más fuerte y eso mismo pretendo hacer. Voy a ser más fuerte que Adam, que todos. Esta es la adversidad, esto es el golpe de la vida, esto es la piedra en el camino. ¿Yo puedo?

Yo puedo.

Como un rayo de luz, me deslumbran las ganas de vivir. La imagen de Adam encima mío se aclara, incluso puedo verlo con ambos ojos. Está enfurecido al ver como no cedo ante la muerte, pero no le daré el gusto. Arrastro mis manos por la húmeda tierra en busca de algo que pueda ayudarme a librarme de él y cuando mis dedos rozan una superficie rocosa, no dudo en tomarla. Mi mano la envuelve con tanta devoción y me impulso con tanta velocidad, que apenas Adam se percata de mis intenciones. Estrello la gran piedra en su cabeza y él se aleja de mí entre gritos de dolor.

—¡Ahg! —se queja él cubriendo la herida, pero el sangrado solo aumenta ante la fuerza con que busca calmar el dolor.

Con rapidez me siento y comienzo a toser. El desenfrenado latir de mi pecho me alerta que necesito tomar aire o terminaré inconsciente junto con Mina. En mi garganta se ha formado una gran cantidad de saliva que me dificulta hablar o respirar. Toso, una y otra vez. Todavía siento como si me estrujara el cuello. Me arde y quema la piel allí.

Veo el arma a un costado mío. Sé que debo hacerlo, pero es inevitable que el miedo me acorrale, sin embargo, también sé que no tendré otra oportunidad para poder cambiar el destino. La intento tomar, pero Adam corre por ella también. Forcejeamos, nos golpeamos y empujamos. Es más la revolución en mi cabeza, que su fuerza. Termino al final amputando el arma contra su pecho. No estoy segura de lo que debo hacer, pero solo necesito llevar mi dedo hacia el gatillo para que él me observe con terror.

¿Lo hago? ¿Disparo?

Dobla mis manos intentando cambiar el rumbo del disparo. Un intento más y acabará en mi sien. Es ahora o nunca, las fuerzas se me acaban y de nuevo mi vista se nubla. Presiono el gatillo y el fuerte sonido me ensordece por unos instantes. Veo a las aves salir asustadas de su escondite entre los árboles. El eco que se forma y se mantiene por unos segundos más.

Un disparo y la libertad se mancha con la sangre de Adam. Su cuerpo cae a un costado mío. Produciendo un sonido incluso más espantoso que antes.

En ese momento no siento nada. solo soy consciente de lo que ven mis ojos: El cielo. Tan azul, tan brillante, tan despejado que me hace querer tocarlo. Mi mente divaga por espacios de tiempo irracionales. Recuerdo a mis padres, en lo que hubieran hecho conmigo de no desistir ante la idea de amar a una mujer. En Adam, en no aceptar que una mujer ame a otra. En todas aquellas personas que me miraron con repulsión por amar a otra mujer.

Amar.
Amar.
Amar.
A otra mujer...

¿Por qué no nos dejan ser libres? ¿Por qué no debemos amarnos? ¿Por qué debemos hacer lo que dicen? ¿Por qué? Yo soy, así que solo seré. Si amo a una mujer, no debería estar en discusión de nadie, mucho menos debería ser un problema. Quizás en esta vida no sea tan libre como me hubiera gustado ser, pero quizás algún día pueda hacerlo. Aquí o en la otra vida.

¿Verdad, Dios?

Me sobresalto cuando una mano toma la mía. Giro mi rostro y me encuentro con Mina. Débilmente me regala una sonrisa y me susurra que todo estará bien. ¿Lo estará? No lo sé, pero mientras la esperanza y mi voluntad nunca decaiga, voy a creer que sí. Que todo estará bien. Porque en esta vida nací siendo cobarde, pero creceré para ser valiente. Para defender contra todo el mundo lo que creo, a quien amo, como vivo y como soy. Nadie podrá evitar que esta revolución que crece dentro de mí, ocurra. Seré libre o mejor dicho...

—Soy libre.












Escrita por MigadePan2,
con mucho amor para
sus lectores.












FIN.

Recuerden votar y seguirme, se los agradecería mucho. Besos.

Continue Reading

You'll Also Like

12.3K 1.1K 17
Quién diría que la mejor forma de confesarse sería en una fiesta. Algo un poco normal tal vez, pero que pasaba cuando está era una fiesta familiar d...
102K 10K 40
"Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes". - Khalil Gibran.
24K 2.6K 17
Cuando un accidente trunca las oportunidades de Isaac de convertirse en una de las mayores estrellas de la natación y le quita toda esperanza, su vid...
35.3K 2.4K 12
❝ Myoui Mina con más de siete años de practica profesional con su fagot largo y de color rojo carmesí, ve con sus propios ojos a la nueva estudiante...