Danger: El avance de las somb...

By Ensalitrada

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Segunda parte trilogía Danger Como el día y la noche. El Séptimo Círculo brillaba en felicidad mientras el f... More

Sinopsis
Un cambio de look como prueba de amistad
Dos comprometidos con el medio ambiente
La forma perfecta de disfrutar un buen filete de carne
Se necesita una balsa para los juguetes de la capitana
Un tiro directo al corazón
Privilegios por ser un gobernado de Empíreo
Nico aprende a usar la pulsera para pedir socorro
Dos días y ya Percy comete su primer asesinato voluntario
Silena se encarga de mantener hidratados a los babosos
Un nuevo compañero de piso no identificado
Fuera del armario pero indoor
El buen humor de Luke debe ser por razones poco educativas
Percy trata de torear pero termina toreado
Los jóvenes siempre quieren explotar cosas
Un mal momento para que te falten centímetros
Una forma muy útil de hacerse notar
Leo tiene un amplio repertorio de profesiones
Llevarse una paliza de Thalia y Percy es todo un honor
Mejor hacerse el muerto que recibir un tiro (otro)
El plan de huida puede retrasarse por unas natillas
Nico está altamente indignado con Piper y Leo por tratar de matarle
Silena sí sabe cuidar a sus recién llegados
Poco a poco se va formando el Imperio Grace
Cero confianza en los planes de Thalia Grace
Nico di Angelo, el rey de la originalidad
Entre las habilidades de Luke Castellan, no está el dominio del fuego
Por seguridad, Percy debe permanecer dos semanas lejos de Thalia
Si Leo no bromea, preocúpate
Will acumula por las mañanas toda la energía que le falta a Nico
El rey de las fugas es Percy Jackson, no Thalia Grace
Percy Jackson jamás irá en buggy
Un inocente campamento de música
El ego de las dos capitanas no para de chocar
Cuelga. No, cuelga tú
Allá donde haya una explosión, estarán Percy y Thalia
Silena y Will unidos contra la terrible censura de información
Ni dos cerebros son capaces de aprobar un test hecho por Annabeth
Unos detalles importantes para un buen desayuno
Miguel Ángel se quedó sin pintura
Annabeth Chase, destructora de montañas
El verdadero milagro será que le respondan los buenos días
Will resulta ser un sucio traidor
Leo tiene totalmente prohibida la entrada al Séptimo Círculo
La capitana Chase pone a prueba sus conocimientos de carpintería
Una forma muy práctica de tener visualizado al enemigo
Una apuesta a la que le faltan detalles por pulir
Percy Jackson está sabroso
Un amago de boda por encerrona
Quintus se cambia el look para la guerra
Silena usa gorros de lana en sus cambios hormonales
La tierra hace boom
Media hora en Empíreo es suficiente para ser abandonado por tu novia
Una lámpara puede ser tan útil como una pistola
Por sus gustos, un símbolo de guerra, no de paz
El dúo dinámico deja un original mensaje en la pared
Leo es un friki de los efectos en cadena
Reyna vive en carne propia la importancia de tener un plan
Hacerle la pelota a la capitana Chase nunca funciona
Las alcantarillas son menos acogedoras que de costumbre
Una paliza que deja secuelas
Libro tres

Una competición de tiros para hacer la cama

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By Ensalitrada


Annabeth tenía las piernas apoyadas en el regazo de Luke, una posición para nada distinguida siendo una de los capitanes, pero llevaba tantas horas sentada que le costaba encontrar una posición que considerase cómoda. Luke pasaba con pereza varios hologramas frente a ellos, trazando líneas de ruta. Definitivamente en cada misión, el trabajo que lleva consigo antes, es el más agotador.

-No podemos atravesar la ciudad - corrigió Annabeth al verle señalarla como primer punto. - Vamos en coche, recuérdalo. No suben colinas.

-Cierto - soltó un largo bostezo, abriendo la boca como un león. - ¿No había por aquí una especie de campamento? Que tenía cabañas de madera - señaló manejando el holograma a su antojo, tanteando las ubicaciones que habían recabado tras tanto tiempo. - Mira, aquí. Podemos usarlas para descansar y que se carguen los coches.

-Prefiero que nos movamos de día - confesó Annabeth. - Los coches son solares.

-Se cargan durante el día, pequeña. Así por la noche avanzamos sin que los monstruos nos vean.

-No quiero contratiempos. ¿Y si estamos obligados a hacer un cambio en el camino? Podemos ver una zona abarrotada de monstruos que es mejor evitar - comenzó a explicar su punto de vista. - Nos consumirá más batería y quizás los jeeps se queden parados, en mitad de la nada y de noche. Estaremos a la vista como haya alguno cerca. Sé que por el día somos más visibles, pero sabemos defendernos.

Luke permaneció en silencio, pensando antes de aceptar la idea de Annabeth. No querían correr riesgos innecesarios, ya tenían suficiente con la entrada a Empíreo.

-Percy solo me pidió que ni Nico ni él fuesen en uno de los coches con Hades - murmuró Annabeth. - No podemos ponerlos solos en uno, ninguno sabe conducir.

-Thalia me dijo que hace dos días le enseñó. A Percy.

-Y casi nos quedamos sin coche y un árbol - negó incrédula ante las tonterías que podían surgir de esos dos juntos. - ¿Lee conduce?

-Sí, pero a al vuelta si hay heridos es mejor que vaya atrás, atendiéndolos. No podemos contar con él como chófer.

-Frank y Hades prácticamente son familia por Hazel, ambos conducen y se llevan bien. Irán juntos a la ida y si es necesario que Lee atienda médicamente a alguien, a la vuelta se hacen los cambios.

A pesar del riesgo que tenía la vuelta a Empíreo, Annabeth estaba deseando que llegase el día de mañana para comenzar la misión. Se lo debían a Percy, había tenido muchísima paciencia, una que ni la propia Annabeth Chase habría tenido de estar en su posición.

-Reyna me comunicó que irá a por Jason Grace junto a Nico - informó de forma rápida. - Thalia irá con Frank y conmigo a por Piper y Leo Valdez. Lee y Hades servirán de apoyo y defensa.

-En cuanto Percy y yo pongamos a Sally a salvo, volveremos a por vosotros - Luke asintió sin mirarla. - Tenemos que ser rápidos.

-El problema no creo que sea nuestra rapidez, sino el impacto que va a causar en Empíreo que nos llevemos a tres soldados, uno del máximo nivel. Va a desatar la guerra, además de que van a ver que tanto Reyna como yo siempre estuvimos vivos, no solo tú.

-Es un riesgo que tenemos que correr, quizás así se piensen dos veces si atacarnos - bromeó.

-O se cabrean más por haberles dejado como imbéciles - opinó con una risa seca. - Le pedí a  Silena que bordase en nuestros uniformes el número dos, varias personas la están ayudando con los monos. Con la marcha de Thalia y su fama sabrán que ya no quedaba nadie de nivel uno, excepto ahora Jason Grace. Cualquier soldado que vea un uno en nuestro pecho sospechará, es mejor de un rango más bajo y común.

-Ya verás el cabreo de Reyna y Thalia al ver el número dos. - Casi podía imaginarse la cara de indignación de la pareja al verse en un uniforme de un rango menor al que verdaderamente les corresponde.

Recibió un escueto mensaje de Quirón reclamando su presencia. El anciano era el símbolo del Séptimo Círculo, incluso en su día fue un capitán de equipo antes de retirarse, pero Annabeth más que un superior, a veces lo veía como un padre. Seguramente motivado por su forma sabia de hablar, guiándoles cuando se sentían perdidos en cualquier aspecto.

Se asomó a una de las salas de entrenamiento cuando escuchó risas y algún disparo ocasional. En otras circunstancias entraría de forma tranquila, pero podía ser Percy Jackson quien estuviese practicando y ese chico con un arma es un completo peligro.

-Voy a patearte el culo, ya verás - vio a Thalia sujetar una pistola frente a una diana a pocos metros, con Reyna a su lado también armada.

-Vas a quedar en ridículo. Harás la cama durante una semana cuando volvamos si gano.

De todo su tiempo en Empíreo, no recordaba ver la cama de Thalia hecha ni una sola vez.

Annabeth rodó los ojos divertida ante el sano pique de ambas, viendo a Thalia empujar a Reyna y poner las manos en su cara para que no acertase cada disparo. Incluso Reyna, la que aparentemente era fría y seria, molestaba a Thalia con unas pequeñas cosquillas para que igual fallase cada tiro. No era lo que Annabeth podía considerar un fructificado entrenamiento, pero sí se alegraba de verlas a ambas tan relajadas y felices.

Sin ser plenamente consciente, estaba siguiendo los pasos de Reyna en la vida, solo que con un poco más de retraso. Antes con respecto a lo que propiamente se conoce como amor, tenían la misma visión que Empíreo les había inculcado, una pérdida de tiempo y que a la larga pasaría factura para su puesto de soldado. Sin embargo, a Reyna se le terminó cruzando en su vida Thalia Grace.

A Annabeth, en cambio, fue Percy Jackson.

Ese chico que hacia agujeros en cualquier zona de la pared menos en los muñecos con diana incorporada.

No podía decir que Percy Jackson había empezado a gustarle sin ser consciente de ello, Annabeth es lo suficientemente inteligente para notar cómo disfrutaba de su compañía de un modo muy diferente al de su hermano Luke o incluso Charles. No le hacia falta tener experiencia previa en el amor para comprender sus sentimientos hacia el ojiverde.

Para su suerte o desgracia, Percy no parecía notarla en ese sentido, algo que entendía perfectamente dada la situación. Toda la atención de Percy estaba centrada en recuperar a sus mejores amigos y a su madre, algo lógico que conseguía que Annabeth apartase sus sentimientos en un segundo plano, por más difícil que pudiese resultarle a veces.

-¿Estás preparada? - le preguntó Quirón cuando Annabeth se sentó a su lado.

-Siempre lo estoy.

El hombre en silla de ruedas escuchó pacientemente todos los datos sobre la misión, incluidas la formaciones. Aunque tenían vía libre, Annabeth siempre prefería contar con su aceptación y consejo.

-Tenéis que controlar la salida de civiles, incluso de soldados que abandonan a su suerte - recordó Quirón. - No podemos abandonar a esa gente solo por ir a buscar a la familia de Percy.

-Lo sabemos, ahora mismo hay un grupo por la zona, estamos controlándolo cada día. Cuando lleguemos, seguirán allí mientras nosotros nos centramos en nuestra misión.
Quirón negó con la cabeza, acariciándose la barba y dejando la vista perdida en el horizonte.

-No, ese grupo tiene que volver en cuanto lleguéis - especificó. - En caso de que os pillen, es posible que Empíreo reaccione rápido en venganza, mandándonos tropas o más monstruos hacia nuestro hogar. No podemos tener tantos soldados fuera y poca seguridad aquí en casa. Nosotros no contamos con un gran número de soldados, a diferencia de ellos que no les importa sacrificar vidas.

No tuvo más remedio que darle la razón, habían pensado una acción de ataque por parte de Empíreo a largo plazo, pero no directamente. Escucharlo solo hacía énfasis en el peligro que suponía para ellos cada acción de Empíreo.

-Hazel, Will y Clarisse se quedan aquí, Hazel está al mando - informó Annabeth. - No correrá nadie ningún riesgo. Ya está al corriente de que Hades viene con nosotros.

-Entiendo que no confíes en Hades - Quirón pareció notar el desagrado en su voz, - pero no es un mal soldado, al contrario, fue uno de los mejores, pero ha cometido errores en la vida.

-Sé que no va a traicionarnos, pero su presencia me desagrada.

-Antes de que se supiese la verdad era un padre ejemplar con Hazel - sonrió con cariño. - Para mí la noticia también fue sorpresiva, no tolero sus acciones, pero hay que mirar por el futuro de los niños, me refiero a Nico y Hazel. - Le pareció tierno la forma en que Quirón se refirió a ellos, como si aún tuviesen seis años cada uno. - Hades peca de orgullo y necesidad de reconocimiento, pero he estado observándole durante todos estos meses, trata de enmendar sus errores poco a poco con Nico, incluso con la pequeña Hazel, espero que el tiempo juegue a su favor esta vez.

-Ninguno seremos agradable con él si molesta a Nico - advirtió.

-Si le molesta, dale un golpe de mi parte - bromeó. - Ese pequeño necesita tiempo, mucho tiempo. Prácticamente acaba de perder a su hermana, le rodean muchas heridas que necesitan cicatrizar.

-Ya no está solo.

-Lo sé, está aquí, en el lugar correcto.


Todos estaban rodeándoles, no solo soldados, una buena parte de las personas del Séptimo Círculo les deseaban suerte en su pequeño viaje.

Reyna no estaba de humor, su brazo seguía entumecido, tanto que tuvo que cargarle su fusil a Nico di Angelo, el chico es tan bajo que casi parecía que el arma medía lo mismo que él. Había tenido un despertar desastroso, su brazo encajado bajo la espalda de Thalia durante toda la noche había sido una tortura al despertar. Aún notaba atisbos de dolor al moverlo.

-La Rue - llamó Reyna, haciendo que la chica corpulenta y malhumorada de su equipo se girase. - Si necesitas que traiga a alguien de Empíreo, este es tu momento.

Clarisse parecía incluso sorprendida, pero supo disimular su expresión, volviendo a fruncir el ceño como siempre.

-Gracias, capitana - pronunció con retintín la última palabra. Aún no soportaba aceptar que en el Séptimo Círculo no tenía nada de autoridad, pero entró en razón sobre sus modales para dirigirse a Reyna. - No tengo a nadie.

-Tanto Percy como Thalia dijeron que tenías un grupo que siempre te cuidaba las espaldas.

-Lo sé, pero no eran amigos, simplemente estaban ahí, no me importa - se encogió de hombros sin darle mayor importancia. - Que vengan cuando les expulsen o qué se yo. Jackson es el único que tenía amigos en ese infierno, yo no los tenía.

-Suerte que aquí ya tienes una mejor amiga - se inmiscuyó Silena en la conversación, pasando el brazo por los hombros de Reyna con un poco de dificultad, teniendo que ponerse de puntillas.

-Esto sí es una sorpresa - comentó Reyna mirándolas. - Me alegro por ambas, especialmente por ti, Clarisse.

-Que no, que no somos amigas - movió bruscamente su hombro, alejándose unos pasos de Silena. - Se lo está inventando.

-¡Soy la única persona con la que hablas!

-Porque no te callas - espetó la morena. - Y a veces ni te respondo.

-Es que es vergonzosa, no quiere admitirlo, pero sí somos mejores amigas - susurró Silena hacia Reyna, como si Clarisse no estuviese delante escuchándolas. - Tenemos hasta pulseras de la amistad.

Clarisse levantó ambos brazos, enseñándoselos a Reyna para que viese que, además de la pulsera reglamentaria de Empíreo para comunicarse y dos cicatrices, no tenía nada más, ni rastro de la supuesta pulsera de la amistad de la que hablaba Silena.

-Las llevo yo, las dos - levantó su brazo Silena, enseñando dos cuerdas trenzadas idénticas. - Aquí mi amiga tiene pinta de perder todo. Es por precaución.

Clarisse soltó un gruñido exasperado, dando un fuerte pisotón al suelo antes de alejarse ignorando los reclamos de Silena. Conocía lo suficiente a Beauregard para saber que era demasiado intensa, pero era una buena cualidad para alguien tan cerrado como Clarisse, le vendría bien.

-Vengo a presentar mi decimotercera queja por no llevarme de paseo - se postró Will Solace delante suya.

Reyna estaba viviendo su peor pesadilla en ese momento, quedándose sola con Will y Silena. Solo faltaba Percy Jackson para que se replantease pegarse un tiro a sí misma.

-Como ya te hemos dicho, la decisión de Luke está tomada.

-Te llamaré cada día, además me llevo nuestra libreta para no olvidar nada - aseguró Silena, revolviendo en su mochila, enseñándole ese cuaderno rosa que tantas veces Reyna había visto. - Yo lo voy a ver todo, y te lo voy a explicar con tantos detalles que parecerá que tú también, somos un equipo.

-Eres la única que me hace feliz, si no fuese gay lucharía con Charles por tu amor - fingió un poco de drama antes de centrar su atención de nuevo en Reyna, frunciendo la mirada - ¡Ni siquiera me dejáis a Frank! También le quitáis el pobre novio a Hazel - señaló a la morena, que estaba envuelta en un largo abrazo con su padre. - ¿De quién cotilleo yo ahora? ¿Me lo explicas? ¡Hasta me quitáis a sombritas! ¡Y a mi Silena! ¿Pero yo qué os he hecho?

Reyna buscó con la mirada a Thalia, pero no la encontró, no había rastro de su mujer, la única que podía salvarla de la intensidad de esos dos.

-Will, a la próxima vienes, estarás preparado. - Hizo todo su esfuerzo para guardar paciencia y no empezar la misión con mal humor.

-¡A Percy no le queda más familia! No soy tonto, Grace dominante - pulsó su dedo en el hombro de Reyna. - Tú no quieres que yo vaya para que no te quite la atención de Nico. Lo sé, le mareaste la cabeza a Luke para que me dejase en tierra.

-Yo no tengo por qué aguantar esto - apartó de un manotazo la mano de Will de su hombro. - Tienes cinco minutos para despedirte. Una más y me encargaré de que limpies cada sala con la lengua hasta mi vuelta.

-¿Le he dicho alguna vez, hermosa capitana, que el matrimonio hace que tenga mejor cara? -  sonrió inocente. - Está usted radiante. El amor le ilumina la mirada.

Reyna inhaló fuertemente, suplicando por paz en silencio. Dio media vuelta, no sintiéndose capaz de aguantar el drama de Will Solace por más tiempo. Todos estaban cargando las armas, provisiones y algún que otro kit de primeros auxilios en los coches. Percy parecía discutir con Annabeth, aferrando una de sus manos a uno de los tres buggies donde iban los capitanes. Por lo que había escuchado, el chico estaba empeñado en ir con Annabeth.

-¿Estás bien? - preguntó situándose al laso de Nico, que permanecía oculto bajo la sombra de varios árboles viendo a Hades y Hazel hablar a lo lejos.

-Sí, solo... no lo sé - murmuró desconcertado, quitándose el fusil de Reyna de encima y tendiéndoselo, una muestra de que ya estaba cansado de cargarlo. - No es envidia, no lo creo, es solo que... parece muy diferente. Parece un buen padre. Con Hazel.

Trató de recordar su vida antes de que volviese Thalia de Empíreo junto a Nico y el resto. No había hablado nunca con Hades directamente, como mucho le había visto junto a Hazel y Quirón, pero sí recordaba todas las historias que contaba Hazel sobre ella y su espectacular padre cuando aún formaba parte de su equipo y no del de Luke. Podría decir que la consideraba afortunada, al menos hasta que con la vuelta de Nico se supo toda la verdad.

-¿Crees algún día poder estar así con ellos? - indagó viendo a Hades de nuevo abrazar a la chica.

-No, no lo creo. Mi momento ya pasó, o al menos nunca lo tuve. Yo ya no necesito un padre, he vivido sin él toda mi vida - respondió de forma tétrica. - Pero Hazel sí le necesita, de otra manera no le habría perdonado tan rápido.

-No creo que perdonar sea la palabra, pero te entiendo - apoyó la mano en su espalda al ver a Hades dirigirse también hacia los coches. - Vamos. Tú vas con Percy y Lee.

Vio a Hades chocar saludar con un apretón de manos a Frank Zang, entrando al coche mientras el chico aprovechaba su momento para despedirse de Hazel. Recordó las palabras que había tenido hace unos días con la morena y de verdad esperaba que a la vuelta de Empíreo, se pensase seriamente hacer planes de futuro con Frank y no retrasar su vida por sus obligaciones con el ejército.

Nico empujó a Reyna hacia atrás, casi cayendo ambos al pasto cuando uno de los buggies frenó de golpe junto a ellos. Su mujer, Thalia Grace, sonreía de lado con unas gafas de sol negras, una chulería propia de alguien que estuviese conduciendo un coche deportivo de marca, no uno que básicamente eran tubos de metal sin puertas ni techo.

-¿Te llevo a algún lado, guapa? - bajó levemente sus gafas de sol, dándole una vista directa a Reyna de sus ojos azules eléctricos.

-Al manicomio - respondió Nico en su lugar. - Aquí a la mayoría le hace falta ¡casi nos atropellas!

-No hablaba contigo, traslúcido.

Nico reprimió un grito, pasando tras el pequeño coche y yendo hacia el jeep donde Percy estaba apoyado con aspecto enfurruñado, mirando a Annabeth que ya estaba montada en el otro buggy con Charles Beckendorf a su lado de copiloto.

-Fuera del asiento del piloto - ordenó Reyna, tratando de empujarla y sentarse en el pequeño espacio de siento libre que quedaba. - No vas a conducir.

-Pero si no tiene marchas, solo dos pedales - protestó Thalia, aferrándose al asiento a pesar de los empujones de Reyna. Ambas se sostuvieron la mirada, una guerra interna que Reyna no pensaba perder hasta que Thalia sonrió maliciosamente. - Bueno, ni para ti ni para mí, siéntate encima. Prometo que no me quejo.

-Thalia Grace, a tu sitio.

-Ya estoy en mi sitio - discutió, quitándose las gafas y apoyándolas sobre el asiento contiguo. - Venga, bombón de licor.

-Vuelves a llamarme así y vas corriendo detrás.

El agarre rápido de Thalia en su cintura impidió que se inclinase hacia atrás cuando silenció sus protestas besándola. El estrés provocado por Will Solace y la fijación de Thalia por provocar un accidente automovilístico desapareció. Notó la sonrisa de su mujer cuando Reyna se rindió a ella, soltando un suspiro tranquilo en su boca y cediendo a todo lo que ella quería esta vez.

-No te acostumbres - advirtió Reyna con fastidio, pasando encima de ella para sentarse en el asiento de copiloto.

-¿A quererte? Llegas tarde - le guiñó un ojo, girando la llave del coche de nuevo.

Annabeth se colocó de forma paralela en su buggy junto a Charles Beckendorf, alternó la mirada entre Thalia y ella negando de forma divertida mientras chasqueaba la lengua viendo cómo Reyna le había cumplido el capricho a su mujer.

-Qué débil eres, capitana Grace.

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Con el cap siguiente me he descojonado. De mis favoritos

No, no he matado a nadie. Es por una pelea.

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