Capítulo editado
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El baile anual que lady Trowbridge ofreció en Hampstead Heath la noche del sábado fue, como siempre, uno de los puntos álgidos de la temporada de chismorreos. Esta autora vio a Annette Basset salir apresuradamente después de bailar con el vizconde Bridgerton, ¿que es lo que pasó entre ellos dos?
Además,también se pudo ver a Nigel Berbrooke cortejando a una joven que no era Daphne Bridgerton; quizá, por fin, el señor Berbrooke se ha dado cuenta de la futilidad de su persecución.
Y hablando de las señoritas Daphne Bridgerton y Annette Basset; abandonaron la fiesta bastante temprano. Benedict Bridgerton dijo a los curiosos que su hermana y su amiga se habían marchado por un dolor de cabeza, aunque esta autora las vio al principio de la noche hablando con el anciano duque de Middlethorpe y parecían gozar de una salud estupenda.
REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN
14 de Mayo de 1813
Cuando llegaron a casa de los Bridgerton, lo primero que hicieron Daphne y Annette fue subir a la habitación de la chica.
Una doncella trajo el ungüento y Annette lo agarró.
— Señorita, no es necesario que lo haga usted— dijo una doncella a Annette.
— Tiene razón — dijo Anthony en la puerta de la habitación.
— Anthony — gruñó la chica—, vete de aquí— se giró a la doncella —. Tranquila, está bien, yo la curaré.
— Puede retirarse— dijo Daphne.
La doncella se retiró.
Anthony se quedó mirando a la chica fijamente, hasta que suspiró y se fue.
A Annette le temblaban las manos mientras curaba a Daphne, las lágrimas caían de sus ojos por todo su rostro.
— D-daff, no pueden b-batirse a duelo.
— Lo sé.
— Simon no disparará, y Anthony no dudará en ha-hacerlo— susurró la chica, sollozando.
— Lo sé— repitió Daphne.
— N-no me q-q-quiero quedar sola, n-no quiero que S-simon m-muera.
Cuando terminó de curar a la chica, se limpió las manos con un trapo y se levantó.
— Daff, si descubres donde se batirán a duelo, dímelo por favor.
— Sí — asintió Daphne.
— Por favor Daphne, no puedo perder a Simon— dijo secándose las lágrimas.
— Tranquila Anne, en cuanto lo descubra, te lo diré.
— ¿Qué le dirás?— preguntó Anthony, entrando por la puerta.
— Nada que te interese— respondió tajante, Annette.
Ignorando su comentario dijo:
— Es hora de que te vayas Isabella.
Annette apretó los puños con rabia, siempre que Anthony quería hacerla rabiar la llamaba por su segundo nombre, lo había hecho desde que era pequeña.
Isabella era como siempre su padre la había llamado cuando estaba enfadado con ella, o a veces simplemente la llamada Isabella, alegando que Annette era un nombre vulgar, nombre que fue elegido de su madre, y para él, Béatrice era eso, una mujer vulgar.
— De acuerdo — siseó—. Adiós Daff, te quiero—se acercó a ella y la abrazó.
— Yo también— dijo y se separaron.
Cuando salió chocó bruscamente su hombro contra el cuerpo de Anthony y salió de ahí.
— ¡Annette!— dijo Anthony, llamándola.
La chica se giró bruscamente hacia él, mientras más lágrimas seguían cayendo de su rostro.
— ¡Oh! ¿Ahora ya no me llamas Isabella?— dijo sarcásticamente.
— Anne...
La chica lo ignoró y se dirigió hacia la entrada principal.
— Annette no me des la espalda — le agarró de la muñeca suavemente.
— Suéltame por favor— suplicó.
— No, no hasta que entiendas el porqué debo batirme en duelo— murmuró.
Annette soltó una risa sin gracia.
— ¿Y porqué necesitas que lo entienda?
— Porque..., eres importante para mí Annette — la chica le miró sorprendida—, y necesito que entiendas que no hay otra opción.
— ¡Sí la hay Anthony!— exclamó llorando Annette.
— No— dijo secamente — no la hay, la ha deshonrado y no se quiere casar con ella, definitivamente no hay otra opción.
— Deja que se vaya de la ciudad Anthony.
— No.
— ¡Eres un idiota! — dijo con rabia.
La chica empezó a pegarle en el pecho repetidamente, Anthony no se movió ni un centímetro, pero dejó que lo pegara, porque se lo merecía, estaba haciendo daño a Annette, pero no podía hacer otra cosa que batirse a un duelo, a no ser que Simon se casara con Daphne, aunque no creía que eso fuera a pasar.
— ¡Es mi hermano! ¡La única familia que me queda! ¡Lo único que me queda!— siguió pegándole — S-si lo m-matas— se le escapó un sollozo — ¡Me quedaré sola!— otro golpe— ¡Sin nadie!— y otro—, s-sin n-nadie— repitió susurrando, bajando los brazos a los lados y con la mirada al suelo.
— No es verdad, tendrás a toda mi familia... y a mí.
— ¿A ti? — rio la chica— para mi estarás muerto— soltó con rabia— de hecho ya lo estás— levantó la mirada hacia él, para mirarle directamente a los ojos, cosa que pocas veces hacía.
Anthony sintió como si le estuvieran apuñalando una y otra vez en las entrañas, sus ojos eran puro odio, no había rastro de la mirada de hacía una hora cuando bailaban, se había esfumado.
Al hombre se le formó un nudo en la garganta.
— Annette por favor, perdóname — le suplicó
— No lo hagas— susurró la chica— habrá otra opción, seguro que Simon acaba entrando en razón y acepta casarse con Daphne— dijo la chica.
Anthony acarició la mejilla de Annette suavemente.
— Si pudiera no lo haría, pero por favor, perdóname Anne, no podría vivir sin tú perdón— dijo juntando sus frentes.
El hombre cerró los ojos por un momento, sintiendo ese cosquilleo en su interior, que sólo le sucedía cuando estaba con ella.
Un sollozo se escapó de los labios de la chica— Anthony..., no puedo, si lo llegas a matar, no podré llegar a perdonarte nunca, Simon se ha convertido en una de las cosas más importantes para mí, tú más que nadie lo sabes.
Anthony cada vez se sentía más culpable, pero sabía que no tenía otra opción, así que apartó la mirada de ella, sintiendo como sus ojos picaban y le sorprendió, él nunca lloraba, ni siquiera lo hizo con la muerte de su padre – aunque eso era un tema a parte –, pero ver a Annette llorando y suplicándole, le provocaba un nudo en la garganta.
— Bien, es hora que te vayas a casa— dijo fríamente, separándose de ella.
Sabía que diciendo eso le estaba dejando claro a Annette que no cambiaría de opinión aunque eso quisiera decir que la iba a perder para siempre. Porque él sabía que si se batía a duelo con Simon, iba a hacerse realidad uno de los mayores miedo de la chica, quedarse sola, sin familia, él no pensaba que fuera a quedarse sola, porque toda su familia iba a estar allí con ella, consideraban a Annette como parte de su familia, pero podía llegar a entender que tuviera ese sentimiento y lo peor es que el sería el culpable de eso.
— Será lo mejor— dijo por lo bajo.
Anthony la acompañó hasta el carruaje.
— Adiós Anthony.
— Adiós Annette — dijo el hombre, con un mal sabor de boca, le sonó como una despedida.
Cuando la chica llegó a su casa fue directamente a buscar a Simon.
Lo encontró en su despacho escribiendo una carta.
— ¿Qué haces?
— Nada.
— Simon, cásate por favor, o no vayas, no puedes batirte a duelo— dijo acercándose a la mesa.
— Annette, no puedo casarme— negó el hombre.
La chica dio un golpe contra la mesa.
— ¡Sí puedes! ¡Puedes casarte! ¡Pre-prefieres morir a casarte con Daphne!— exclamó enfadada.
— Si pudiera me casaría con ella, pero no puedo.
— ¿Y porqué no puedes? ¿Porqué prefieres morir antes que casarte?
— N-no lo e-enten-entenderías— dijo tartamudeando.
— ¿Tan poco te importo?— preguntó con dolor la chica.
Annette sabía que estaba siendo egoísta en pensar en ella en ese momento, pero tampoco le importó, quería saber la respuesta.
— Annette, cla-claro que me i-importas, pero...
— No lo suficiente.
«Como a todo el mundo», pensó.
Se giró para irse, cuando llegó a la puerta se paró y dijo:
— ¿Sabes? En poco tiempo te has vuelto de las personas más importantes en mi vida, la única familia que me quedaba, pero ya veo, que a ti no te he importado en lo más mínimo— dijo Annette.
Y con esas últimas palabras se fue.
En cuanto entró a la habitación se despojó de toda su ropa para ponerse la de dormir.
Se sentía asfixiada, el nudo que tenía en la garganta no desaparecía, solo aumentaba con los segundos, le costaba respirar a causa de la presión que sentía en el pecho.
Estaba enfadada y triste, sentía rabia, su hermano prefería morir antes que casarse, le había dejado claro que ella no era importante en su vida y el hermano de su mejor amiga, lo mataría sin piedad alguna. Sentía que no podía hacer nada, había hablado con los dos y ninguno había dado su brazo a torcer, deseaba que Daphne descubriera donde se batirian a duelo.
Se tumbó en la cama y empezó a llorar, de hecho no sabía si había dejado de llorar en algún momento, desde el momento en el que dijeron que se batirian a duelo había empezado a llorar y no había dejado de hacerlo. Se encontraba agotada, su cabeza iba a mil, pensando en si no podría haber una manera de impedir el duelo.
No supo cuánto tiempo había pasado en cama, pero de golpe escuchó la puerta abrirse. Annette cerró los ojos haciéndose la dormida.
— Lo siento— susurró una voz— pensé que tendría más tiempo para estar contigo— le acarició el pelo—. Eres muy importante para mí, y siento dejarte sola, pero no tengo otra opción.
Se acercó a ella y le besó en la frente cariñosamente.
— Te quiero— susurró Simon.
Se separó de ella y dejó una carta encima de su mesita de noche.
Y con eso se fue al lugar donde su muerte tendría lugar, para por fin, poder vengarse de su difunto padre.
Holaa, espero que os haya gustado el capítulo.
Cuanto drama, jejeje.
¿Qué os ha parecido?
Me parte el corazón ver a Annette tan mal y que los otros sean unos cabezotas que no dan su brazo a torcer.
Simon le ha dicho que la quiere, ay dios.
Yo me voy a ir retirando lentamente.
Os quierooo ❤