El secreto de la Luna (COMPLE...

By Roma_Olivetto

371K 23.3K 3K

El pueblo Ravenwood. Es fácil vivir aquí, porqué aunque es un lugar tan aburrido y simple, solamente tiene u... More

ANTES DE LEER!!
Prólogo.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
capítulo 6
capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
capítulo 12
capítulo 13
capítulo 14
capítulo 15
capítulo 17
capítulo 18
capítulo 19
Capítulo 20
capítulo 21
capítulo 22
capítulo 23
capítulo 24
capítulo 25
Capítulo 26
capítulo 27
capítulo 28
capítulo 29
capítulo 30
capítulo 31
capítulo 32
capítulo 33
capítulo 34
capítulo 35
capítulo 36
capítulo 37
capítulo 38
capítulo 39
capítulo 40
capítulo 41
capítulo 42
capítulo 43
capítulo 44
capítulo 45
capítulo 46
capítulo 47
capítulo 48
capítulo 49
capítulo 50
capítulo 51
capítulo 52
capítulo 53
capítulo 54
capítulo 55
capítulo 56
capítulo 57
capítulo 58
capítulo 59
capítulo 60
capítulo final 61

Capítulo 16

5.7K 422 74
By Roma_Olivetto

Tentaciones peligrosas

★・・・★・・・★・・・★・・・★・・・★

Samantha:

—Te digo que fue así, ¿por qué no puedes creerme?

—Porque es absurdo, Samantha. — contestó Eithan, al entrar a su cabaña.

Sabía que sí, sonaba descabellado. Pero había pasado, yo vi a esa mujer.

—Ella estaba ahí. — insistí, al entrar al living con él.

Se dejó caer en el sofá, aun algo adolorido por la apuñalada en su hombro.

—Escúchame, esa mujer no existe. — reiteró y me pareció una estupidez.

Puedo estar loca, pero no tanto como para ver personas imaginarias. Nadie me sacaría de la cabeza que yo hable con ella. Aunque ahora me digan que no hay ninguna representante de la Luna viviendo en el bosque.

—Debe haber una explicación. No puede ser imposible haberla visto, si apareció dos veces. Me conocía a mí, a ti, a la abuela.

—¿Cuál es la razón según tú?

Por supuesto que eso no lo sabía. Si se fue antes de poder hacerle preguntas.

—Creo que apareció para detenerme. Si yo no me la hubiera encontrado, habría llegado a tiempo para que los Mahina me vieran.

Eithan resopló, como si fuera un completa tontería lo que estaba diciendo.

—De verdad no tengo tiempo para oír estas cosas ahora. Debo ir con Atarah y ver qué medidas tomaremos sobre lo sucedido.

—Aun te encuentras herido.

—No puedo quedarme a esperar que cicatrice. — como todo necio que es, hizo el amague de levantarse del sofá. Pero el esfuerzo le dolió.

Naisha tiene razón, Eithan no sabe ponerse límites con su salud y las responsabilidades de la aldea. Siempre pasa por alto cosas importantes, porque para él la única prioridad es mantener en balance a los Mahina y evitar más guerras. Lo he notado en su carácter.

Para su mala suerte, no dejaré que salga así.

—No saldrás con esa herida descubierta. — con un suave empujón en su hombro, lo hice recostarse nuevamente en el respaldo del sofá.

—Estoy bien.

—Sí, en tu mejor momento. — repetí con ironía — Dime donde tienes vendajes o algo para limpiarla.

Él se resignó, y me indicó donde. Le advertí que no se moviera de ahí, y fui hasta el baño por el botiquín. Al regresar lo encontré todavía en el sofá, con la cabeza recostada hacia atrás y los ojos cerrados. Al sentirme cerca los volvió abrir, e hizo una mueca como si su berrinche me fuera a detener.

Podré no tener el mejor vínculo con él. Pero no contribuiré en su forma de ser. No me parece bien que se salté pasos de su bienestar, por estar pensando todo el tiempo solo en los Mahina. No sé cuál fue la crianza que le dieron, pero hay otras cosas también importantes.

Atarah puede hacerse cargo de todo un segundo.

Acomode las cosas sobre la mesita ratona frente a él. Por suerte con el tiempo desarrollaron medidas de curación que acelera la cicatrización en nuestro cuerpo, creando remedios caseros con hierbas y flores del bosque. Alivianan el dolor en lo que vuelve a reconstruirse lo dañado.

—Quítate la camiseta.

—¿Así sin juego previo?

Busque no ruborizarme por eso, sé que lo hizo a propósito. Él se la quitó, y luche internamente por no desviar mucho mi mirada a su torso.

Piensa en patitos, Sam.

Piensa en patitos.

Me incline hacia él, y en cuanto el algodón rozó su piel lastimada Eithan se alejó con un gruñido de dolor. Bufé por lo bajo e intenté repetir el proceso.

—Quédate quieto o no podré limpiarla. — le exigí haciendo que vuelva a su sitio — ¿Por qué tienen tanta sensibilidad? Creí que al cicatrizar rápido no sentían dolor tampoco.

—Sigue siendo un cuerpo, y seguimos estando conectados a él.

Comencé a limpiar su herida, quitando la sangre que se había secado. Por suerte estas cosas no me dan impresión. Y es que solía hacerlo mucho cuando mi hermano se metía en peleas y mis padres no debían saberlo. Además, mi madre es enfermera. Crecí sabiendo cómo hacer esto.

—No deberías pasar por alto estas cosas. — murmuré, concentrada en mi trabajo — Es importante tu salud también.

—Cicatrizará pronto.

—No por eso debes dejar de darle importancia.

Él se quedó en silencio, siguiendo todos mis movimientos con su mirada. Me comencé a poner más nerviosa conforme pasaban los minutos.

—¿Por qué lo haces? —soltó de repente, tan suavemente que erizo mi piel.

—Porque Atarah podría preocuparse si te ve así. — escondí todas mis verdades tras eso. Él de alguna manera, creo que lo supo.

—No, Samantha. ¿Por qué sigues aquí? — especificó, y de a poco deje lo que estaba haciendo — No soy amable contigo, te la pasas diciendo que soy detestable. Y a pesar de haberte dicho que no te quiero cerca, aquí estas.

Me sentí humillada, porque estaba en lo cierto. Él me había aclarado que me quiere lejos suyo, y en vez de comprenderlo, estoy aquí. Pero es que no tiene explicación, porque no puedo controlarlo. Yo tampoco quiero estar cerca de alguien que es así conmigo, pero hay algo que siempre me vuelve arrastrar a Eithan.

—No sé. — respondí, escapando de su mirada.

—Mírame. — exigió con una suave autoridad. Alce mi mirada a él, y me observo incomprensible — ¿Por qué no podemos alejarnos?

Capte la complicidad en esa pregunta.

—¿Tú no puedes alejarte de mí? — balbuce confundida.

—No. Y eso está mal.

Aunque debería, no daría marcha atrás.

—¿Por qué? Dame una buena razón.

Eithan acercó un poco su cuerpo, pero sin romper un espacio respetable entre ambos. Aun así, no pude evitar recorrer con mi mirada su rostro, porque es una adicción que me gusta demasiado. Su quijada marcada, sus labios rellenos, su nariz perfilada, su delgado y detallo perfil. Aquellos indefensos lunares que decoran su piel.

Todo tenía un orden de perfección que juega demasiado bien en él.

—Porque todo este fuego que sentimos, acabará por dejarnos en cenizas.

Bajé mis ojos a sus labios un fragmento de segundos, y decidía volví a perderme en ese celeste de su mirada.

—Hay fuegos que son inextinguibles, y te consumen eternamente.

—Eso no significa que se bueno, Samantha.

—Pero sí que vale la pena.

MI respuesta retadora lo hizo tomarme por la nuca, para aproximar su boca a la mía. Mi resistencia se volvió de cristal. Mi respiración se agitó como nunca antes y no lo podía contener, eso pareció gustarle porque sonrió. Una sonrisa peligrosa pero bonita. Su aliento chocó con el mío, mi pecho subía y bajaba con rapidez.

—Te aseguro que no querrás quemarte en mi infierno. Y dejar que te consuma por completo — sostuvo sobre mis labios, acariciando suavemente la piel de mi cuello con su pulgar —, tomando todo de ti.

Cerré mis ojos un momento, sintiendo tan exquisita la sensación de tenerlo así. Tan cerca de mí. Ganándome el valor volví a mirarlo, más decidida que nunca.

—Eso lo terminare de decir yo. — demande como última palabra, antes de cometer mi mayor pecado.

Acorte la distancia de sus labios con los míos, en una ola de rebeldía que escondía dentro mis nervios y miedos de que me alejara, de que decida no seguir esto y acabé humillada como tanto lo temí.

Pero todas las ideas cayeron a mis pies, cuando sintió mis labios sobre los suyos y sin esperar un segundo desató aquel fuego que nos quemaba. Saboreando mis labios como si hubiera estado hambrientos de ellos toda su vida. La presión en mi nuca se intensificó, en cuanto el beso escalo nivel más salvaje. Atropellándome con toda su intensidad.

Ninguno sabía cómo manejar aquello que golpeaba con tanto deseó. Pero todo tuvo sentido en ese segundo para mí.

Su lengua se abrió paso cuando se lo permití, inundándome de sensaciones. Invadiendo mi cuerpo de un calor interno casi asfixiante. Azotándome la realidad de mis sueños y fantasías escondidas por él. Nunca nada se había sentido tan bien, como su boca reclamando todo de la mía. El tacto suave de sus labios, pero con la fuerza de su lujuria, es una combinación adictiva.

No lo quería detener. Mucho menos cuando sus manos bajaron a mis caderas, tomándome con fuerza para colocarme sobre su regazo. Éramos como imagen magnéticos, imposibles de soltarse. Me acomode ahorcajadas encima suyo, burbujas de placer comenzaron a subir por mi vientre y algunas se escaparon a mi cerebro. Apagando cualquier interruptor de realidad, como una dosis adictiva que bloquea tus sentidos.

Mi corazón desbocado no podía más y mi cuerpo libera pequeñas cadenas de deleite que me provocaban mover mi cuerpo, buscando aquella fricción que tanto necesitaba. Un gruñido escapó de su garganta al sentirme y me gusto como clavo sus dedos en mis caderas para tratar de contenerlas, pero no podía hacerlo.

Descendió su boca a mi cuello, y mi cabeza se inclinó hacia atrás soltando un jadeo. Eso pudo avergonzarme, pero estaba extasiada, rodeada por una nube de placer que me alejaba de la realidad.

—Sigue moviéndote de esa manera, y no me detendré hasta escucharte gritar mi nombre. — me advirtió con una voz ronca, áspera.

Volví a mirarlo de forma retadora, para continuar haciéndolo. Porque quería empujarlo a perder los estribos, a borrar ese Eithan limitante. Deseaba sentir todo su fuego. Me dio una sonrisa ladeada, cuando sus manos se deslizaron por mis curvas hasta mi trasero. Poniendo presión para juntar aún más nuestros cuerpos. Era todo muy perfecto.

Volví a besarlo. Enrede mis dedos en su cabello, sintiendo que quería más y más. Lo hubiera obtenido, sé que me lo hubiera dado. De no ser, porque toda perfección se cortó de golpe al oír un toque en la puerta. Ninguno se hizo cargo, creo que no queríamos soltarnos.

—Amigo. ¿Estás ahí? — gritó Oliver, desde atrás de la puerta.

Mis labios se alejaron de los suyos, pero nos mantuvimos la mirada unos segundos. La respiración alterada, el cuerpo encendido, los labios rojizos. No quería olvidar esa imagen suya nunca. Oliver volvió a llamar, y recapacite en la posición que estaba.

Rápidamente salí de encima suyo, tomando el espacio que debí tomar desde un principio. Aún sentía el calor subir y bajar por mi cuerpo, tenía una presión insoportable en mi vientre bajo y el ardor en mi rostro me hacía ver como un tomate.

—Sí, adelante. — exclamó sin quitar su mirada de mí.

Lo vi acomodarse en el sofá, y tomar un cojín para ponerlo sobre su regazo. Cabizbaja intenté tocar mis mejillas con mis manos frías, y bajar un poco el rubor que hace arder mi piel.

Los pasos de Oliver se hicieron más cercanos, hasta que apareció en el umbral con un gesto despreocupado.

—Hermano, ¿qué haces aquí? todos te estamos esperando. Atarah quiere tu ayuda. — se percató de mi presencia y sonrió — Oh, no sabía que estabas en manos de la nueva enfermera.

Comencé a guardar las cosas, escondiendo mi rostro entre los mechones sueltos de mi cabello.

—Sí, me estaba atendiendo. — no deje de sentir su mirada cuando lo decía.

—¿Y lo hizo bien? — preguntó el inocente queriendo ver su hombro ya limpio.

—Demasiado bien. — dio a saber con doble intención.

Genial, es hora de desaparecer.

Me aclaré la garganta nerviosa.

—Yo debo irme, y ustedes tiene cosas importantes que hacer.

Oliver me miró extrañado.

—¿No quieres venir con nosotros?

No necesitaba pensarlo mucho. Requería con urgencia alejarme de Eithan, y recapacitar lo que acaba de pasar. No tengo mente para una reunión ahora.

—No, está bien. Iré al lago un rato. — dejé las cosas sobre la mesa, y como pude salí de ahí lo antes posible.

Acabo de cometer quizás un gran error.

Pero lo malo de eso. Es que me gusto.

═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════

Eithan:

Nos reunimos en la sala de juntas, para debatir lo sucedido con los Mahina. Algo que tiene muy alterados a varios Selenitas. Y es que no estábamos preparados para enfrentarnos a un tema así.

Parece que la preocupación y agitación no tardó en caer sobre la aldea, todos se encuentran rabiosos por el atrevimiento de los Mahina al venir hasta aquí.

Queda claro que exigen algo de nosotros. Y aunque nadie lo sabe, Atarah prefiere no dar detalles sobre el asunto para evitar más alboroto. Durante estos últimos años, nos acostumbrados a no tener dilemas con los Mahina.

Más allá de que siguen atacando a los humanos, y nosotros intentando detenerlo. Entre ambas aldeas no volvió a existir una guerra. Gracias a un tratado de paz que formó mi padre, al buscar detener las muertes.

Las batallas tuvieron su final, permitiendo que vivíamos en paz. O al menos, sin tener que seguir despidiéndonos de los que queremos. Nuestra generación sufrió muchas pérdidas, nos esforzamos en no regresar a ello.

Me preocupa que esto, atraiga el pasado. Porque los Mahina pueden romper el tratado, y entonces no nos quedará otra que luchar por los nuestros. De nuevo, dolor, miedo e inseguridad. Eso es lo que atemoriza a todos.

La abuela Viatrix intenta calmarlos, asegurando que la Luna mantiene todo en control. Aun así, no puedo sentirme seguro. Esta aldea es una enorme familia, y si uno cae es igual para todos.

Cada día confiar en la Luna es más complicado.

—No deben preocuparse. Los Mahina no nos atacaran. — plantea mi hermana, ante el grupo de Selenitas con mayor poder.

—¿En que nos basamos para creer eso? — pregunta Mitch — ¿En el tratado de paz? Eso puede perder valor para ellos en cualquier momento.

Tiene razón. Nadie lo contradice.

—Si no lo hicieron antes, no creo que tengan razones para hacerlo ahora. — insiste de todas formas — Hablaré con Daren. Buscaré la manera de establecer lo que sucede.

—No te oirá fácilmente. De seguro fue él mismo quién le ordenó a ese grupo de Mahina que viniera. — supongo, porque es lo más lógico.

Ningún Mahina se mueve sin una orden suya.

—Lo intentaremos. — Roger apoya la idea de Atarah. Ella le agradece con la mirada — No hay razones para lanzarnos a una guerra, sin intentar conversarlo primero.

Ese es el problema de esto. Siguen creyendo que con ellos se puede razonar hablando. No es así, los Mahina se mueven por acciones, no por palabras.

—¿Samantha donde esta? — me pregunta la abuela Viatrix.

Hago una mueca dando a entender que no sé.

—En el lago. — responde por mí Oliver — Abuela, ¿usted qué piensa de esto?

A ella no parece interesarle mucho. Su despreocupación hacia el tema, me dirigí a pensar que no es tan grave como nosotros vemos.

—Hay cosas que deben pasar, y nada que hagamos lo detendrá. Es el rol establecidos que deben cumplir. — contesta con esos acertijos confusos — Iré a verla.

Se levanta de su asiento para irse con Samantha. Parece que no hay otra cosa que le importe.

La reunión continua normal. Me quedo observando la puerta, pensando en Samantha. Porque una vez que su nombre aparece, ya no puedo quitarla de mi cabeza.

Ella es así. Un remolino que, al pasar, desordena todo. Mi estabilidad, mi orden y seguridad. Se ven atacados por ella y cada movimiento imprudente o impulsivo que hace. Porque no piensa sus actos antes de hacerlo, y luego me deja con miles de sensaciones dentro.

Es como si no cayera en cuenta el poder que emana. Lo que provoca. Es peligrosa para cualquiera, porque tiene una energía atrayente que domina tus sentidos.

Es desquiciante, hiperactiva, curiosa. Algunas veces quiero solo perderla en el bosque. Sin embargo, sé que más tarde volvería a buscarla. Porque hay algo en ella, que me vuelve magnético a su cuerpo.

Quizás es eso que carga, la dicha de poder desatar un infierno si se lo propone, con tan solo una mirada de sus ojos. Esos destellos de la Luna, imposibles de olvidar.

Buscaba alejarme de ella, porque la intensidad de deseo que siento cerca suyo es no es normal. Parece asfixiante. Nada bueno puede venir de eso. Sumando el hecho, de que aún no tenemos asegurado de que bando sea. Y siendo una Mahina, no me quedará más que verla como una enemiga.

Lo sucedido con la supuesta mujer del bosque, me hizo pensar por un momento si no fue una táctica que uso para no toparse con los Mahina. Quizás ella sabía que ellos vendrían, y por eso se atrasó en el camino. Pero como excusa, inventó el haberse encontrado con una extraña en el bosque.

Desearía que eso fuera cierto, y tener más razones para alejarme de ella. Pero siento que ni eso serviría en este momento.

Porque el paso que se animó a dar me condena. Porque quiero repetirlo. Quería saber hasta donde sería capaz de llegar y me lo dejó muy en claro.

Me gusta su forma de ser, desafiante y confiada, no me da puntos débiles para torcer. Puede darte el control de la situación o manejarlo ella misma.

Podría ser el peor error de mi vida, y todo terminar en desastre. Pero algunas veces lo arriesgado y peligroso, se vuelve delicioso. Tengo el presentimiento que con Samantha sería así.

Aunque no lo pueda notar, su cuerpo grita peligro y el mío se vuelve adicto a eso con facilidad.

—Eithan, ¿me estas escuchando? — Atarah me trae de nuevo a la reunión.

Me doy cuenta que me perdí en mis pensamientos, y reaccionó para regresar a lo importante. Sacando de mi mente a la mujer que me está desquiciando internamente.

—Concéntrate. — me regaña por lo bajo, tratando de ser discreta.

Respiró profundo, borrando de mi cabeza cualquier imagen que ahora sea perjudicial.

Estoy perdido.


★・・・★・・・★・・・★・・・★・・・★


Intensa la cosa, eh. Casi había olvidado la tensión que tienen estos dos.

No olviden dejar su voto y comentario.

Besos locos<3

Continue Reading

You'll Also Like

5.1M 444K 82
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...
16.7K 1K 22
Un día te llaman de ese programa que te cambio la vida y te ofrecen el trabajo de tus sueños, ser profesor de la academia de OT, con tu pareja, la cu...
445K 53.8K 71
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...
58.8K 8K 54
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...