❦𝗥𝗲𝗴𝗿𝗲𝘀𝗼 𝗮 𝗰𝗮𝘀𝗮 ➻...

By Caliope124

1.5K 152 30

ʟᴀ ᴘʀɪɴᴄᴇsᴀ ᴛsᴜɴᴀᴅᴇ, ᴜɴᴀ ᴘᴏᴅᴇʀᴏsᴀ ᴏɴɴᴀ-ʙᴜɢᴇɪsʜᴀ, sᴇ ᴇɴᴄᴀᴍɪɴᴀ ᴅᴇ ʀᴇɢʀᴇsᴏ ᴀ sᴜ ʜᴏɢᴀʀ ɴᴀᴛᴀʟ ʟᴜᴇɢᴏ ᴅᴇ ǫᴜᴇ ʟᴀs ɢᴜᴇ... More

𝕊𝕚𝕟ó𝕡𝕤𝕚𝕤
✿𝐏𝐋𝐀𝐘𝐋𝐈𝐒𝐓✿
ᴘʀɪᴍᴇʀᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ
༺Tsunade༻
░J░i░r░a░i░y░a░
༺Reencuentro en la nieve༻
░O░r░o░c░h░i░m░a░r░u░
༺Nieve manchada de sangre ༻
░R░e░c░u░e░r░d░o░s░ ░d░e░ ░u░n░ ░S░a░m░u░r░á░i░
░A░n░k░o
༺La aldea del puente༻
░U░n░a░ ░p░i░e░d░r░a░ ░e░n░ ░e░l░ ░c░a░m░i░n░o░

༺La decisión de Tsunade༻

123 10 4
By Caliope124


▂▂▂▂▂▂▂▂ VII▂▂▂▂▂▂▂▂▂

Tsunade- dono!, ¡Jiraiya- dono despertó! "

Esas palabras se oyeron como retumbantes bombos que estremecieron cada pequeño músculo de su cuerpo. Ni la misma Tsunade pudo ser un testigo consiente, después de que sus oídos captará esa frase, el vaso de arcilla, lleno de sake que estaba bebiendo para tranquilizar sus nervios, se había resbalado de sus dedos, haciéndose añicos en el suelo terroso cubierto de nieve, el cuerpo de la mujer se movió de forma involuntaria, como si unos hilos invisibles que ataban su corazón, (más no su mente) la guiarán ante la presencia del samurái convaleciente.

Corrió a tal velocidad, que si alguien en esos momentos la observaba con detenimiento, tendría la idea absurda de que se trataba de una pobre alma que huía sé la ira de los dioses. La mujer hizo a un lado las cubiertas de cuero de bovino, material principal por el cual la tienda estaba constituida, y entró dando largas zancadas a la improvisada estancia.

Sin poder evitarlo, el corazón de la Onna-Bugeisha latió con fuerza en su pecho, una euforia inimaginable le recorrió el cuerpo al verlo finalmente. Allí, cubierto por abrigadas mantas, sobre un futón reposaba Jiraiya totalmente consciente, su mirada fina en los incomparables ojos color castaño de Tsunade, y la valerosa guerrera maldijo a su subconsciente, cuando conmovida por la mirada pícara del guerrero ella le devolvió la sonrisa. Era un gesto que no era rutinario hacer en la mujer, siempre debía mantener su porte de líder estoica ente las situaciones de riesgo y ser una fiera al dar órdenes y luchar contra sus enemigos.

—Tal parece que estás feliz de verme Tsunade, lo lamento, pero no te podrás liberar del grandísimo Jiraiya tan fácilmente —la voz de Jiraiya se escuchaba muy entusiasta, con ese típico tono de alardeo, humor y picardía que le era tan característico, aun así, no podía fingir cierta ruptura en su fonación, señal de que su cuerpo no estaba del todo en perfectas condiciones.

—Idiota —dijo Tsunade, más no había un tono de reproche en su voz, más bien un tono cariño —. Estaba muy preocupada por ti, tenía... Que en cualquier momento tu espíritu abandonará tu cuerpo, creí que no despertarías más.

—Pero eso, no pasó — la interrumpió el samurái, brindándole una cálida sonrisa que solo iba dirigida a Tsunade, solamente a ella —. Pero gracias por tu preocupación.

—Sí. Bueno —expresó Tsunade, con la manga de su abrigo se secaba los ojos que se había ha tenido de derramar lágrimas —. Eso es lo que es mi deber hacer, soy una sanadora, y tu vieja amiga, después de todo.

La guerrera observó como el semblante de Jiraiya seguía conservando el entusiasmo, pero de forma inevitable se ensombrecio al oír esas últimas palabras, era como si una enigmática decepción diera pinceladas sutiles en su rostro.

La Onna-Bugeisha se arrodilló junto al convaleciente, y después de un largo silencio incómodo interrumpido por las voces de los soldados fuera de la tienda u las respiraciones de ambos guerreros, Tsunade habló:

—¿Qué es lo último que recuerdas antes de haber quedado inconsciente?

—No, lo sé— Jiraiya medito un momento sus siguientes palabras —. Recuerdo cómo estaba peleando contra Orochimaru, tú luchaste contra Kabuto, tu aprendiz se estaba protegiendo de los vasallos de la serpiente, de un momento a otro me sentí inexplicablemente mareado, oí los gritos de tu discípula, más no podía moverme, lo último que vi fue la katana de Orochimaru dirigida a mi hombro, sentí un dolor en el cuerpo seguido de un frío intenso... después de eso no recuerdo lo nada más, solo que desperté aquí, un soldado estaba a mi lado, y al abrir los ojos por primera vez te llamó a gritos.

Tsunade agachó su cabeza, se pasó las manos por el rostro, tratando de despejar esa intranquilidad que le había roído por catorce días, suspiro de forma profunda tratando de que el oxígeno inhalado purgará todo el malestar y fatiga de su cuerpo.

«Tranquila, él está bien. Cumpliste tu promesa» se dijo así misma.

—Por cierto, ¿Dónde estamos? —pregunto Jiraiya, tratando de incorporarse de su lecho —. ¿Cuentas bajas tuvimos? ¿Kabuto y Orochimaru escaparon? ¿Cómo está tu aprendiz?

Tsunade tomó la suficiente valentía pata posar su mirada en los ojos inquisitivos de su compañero. Se maldecía así misma, no poder ser lo suficientemente fuerte, sabía que las novedades serían una carga tortuosa para el samurái, no quería lucir como una mujer débil, pues conocía corazón empático de Jiraiya, él también se sentiría como un cobarde.

—Orochimaru, Kabuto y sus secuaces lograron escapar, en cuento a las bajas, tuvimos cinco soldados heridos que están en proceso de recuperación, y dos fueron asesinados. Nos encontramos a 50 millas de Konohagakure del sur, en un pequeño monte en las cercanías de una pequeña aldea, tuve que negociar con la curandera del pueblo para que me prestara alguna de sus próximas y ungüentos. En cuanto a Shizune... — la mujer no pudo evitarlo, desvío su mirada y trago grueso intentando que ese dolor siguiera oculto en más profundo de sus entrañas —. En cuanto a Shizune... Ella fue secuestrada por Orochimaru.

Un silencio sepulcral invadió la estancia. Fuera de la tienda, el paisaje seguía cubierto por nieve, a pesar de aquello, un hermoso sol esperanzador se alzaba en el cielo, uno que llenaba de paz, el corazón de muchos soldados atormentados por la guerra, un contraste opuesto con el clima tenso que se desataba en el interior de la tienda del convaleciente. Tsunade intuyó lo que llegaría. Era la calma antes de la tormenta.

Ella fue testigo de como el semblante de Jiraiya se contraía en un gesto de enojo. Sus manos se cerraron en puño y sus pupilas irradian ira e impotencia.

—Esa maldita serpiente ¡Debí matarla cuando tuve la oportunidad! Si yo hubiera tenido la fuerza, si la cobardía e ingenuidad de ese chico cabeza hueca nunca existiera en mí, tal vez muchos seguirían vivos, tal vez Shizune estaría bien junto a ti, tal vez...

—Deja atrás los "tal vez", nada de eso resolverá el problema.

—No te engañes a ti misma, sabes muy bien al igual que yo que si lo hubiese matado-

—No puedes retroceder en el tiempo —le reprochó Tsunade —, tú no eres el responsable de las acciones de Orochimaru. Nada ha llegado a su fin, todavía. Mientras sigas vivo tendrán oportunidad de enfrentarlo, ahora, tu única prioridad es descansar y recuperar fuerzas para que puedas retornar a nuestro hogar con la frente en alto, con el honor de tus servicios en la batalla.

—¿Qué pasará con tu aprendiz? —cuestionó el samurái, inquieto.

—Partiré en su búsqueda.

—¡¿Qué?! Tsunade déjate de tonterías.

—¡No son tonterías, idiota! — exclamó la Onna- Bugeisha, con la voz rota por sus emociones a flote. ¿Acaso creía que la abandonaría? Shizune, además de ser su aprendiz, era el vivo recuerdo sé su tío, el hombre que la princesa Tsunade amo con todas sus fuerzas, pasando los años de convivencia mutua no pudo evitar tener cierto apego había su discípula. ¿Cómo podía pensar que se trataba de una broma? ¿Cómo podía pensar que seguiría viniendo con normalidad a sabiendas de que su discípula estuviera sufriendo inimaginables torturas?

—Lo... Lo lamento — murmuró Jiraiya arrepentido, sus ojos se tornaron comprensivos, dejando atrás ese frenesí de cólera que lo había poseído —. Orochimaru, es una criatura peligrosa, no sé qué haría si él te hiciera daño.

—El mismo debería preocuparse por lo que yo soy capaz de hacer — masculló Tsunade, entre dientes —. Cuando estabas herido descubrí su pequeño truco, por alguna razón, que no comprendía, tu herida sanaba con normalidad, no perdiste mucha sangre, aun así, fuiste atacado por espasmos, fiebre alta, deduje que habías sido envenenado.

Jiraiya se llevó las manos al rostro, tocando de forma tenue su mejilla, pasando su dedo índice por cada pequeña cicatriz conservada en su piel, un vestigio de su entrenamiento con la serpiente, su semblante se ensombreció y un gesto reflexivo inundó sus marcadas facciones, como si estuviera haciendo un esfuerzo para cavar en los rincones más profundos de su memoria.

—Ahora lo recuerdo — musitó el samurái, delineando una de las pequeñas cicatrices —. Ese bastardo lanzó un líquido en mi rostro, cerré los ojos, intentando calmar el ardor y luego olí un aroma putrefacto que provenía de su propia espada, aprovechó mi distracción para neutralizarme.

—Es tal como lo pensaba. Esa vil serpiente necesita recurrir a trucos sucios para poder ganar. Del resultado de tus heridas envenenadas, pude crear esto —Tsunade, saco del interior de una bolsita de cuero que le pendían del cinturón, un pequeño frasco de porcelana herméticamente sellado —. Es el antídoto del veneno.

—¿De verdad crees que eso es suficiente para enfrentarlo? ¿Olvidaste acaso que tenemos una tropa de soldados que dirigir hasta Konohagakure del sur?

Tsunade le dirigió una mirada de reproche al samurái y de una bolsa de piel que reposaba en las cercanías del futón de Jiraiya saco un trozo de papiro y se lo entrego con poca amabilidad a su compañero.

—¿Qué significa esto? —preguntó Jiraiya estupefacto después den leer las primeras líneas del documento.

—Es un certificado oficial, escrito por mi puño y letra, dónde se expresa mi orden y consentimiento de que tú serás de forma legítima el comandante de mi tropa y regresaras a mis hombres sanos y salvos a nuestra ciudad natal.

La voz de Tsunade estaba cargada de ese típico tono de fiereza y frialdad, de decisión que le era tan característico, a pesar de aquello, la mirada en sus ojos, sus manos siendo agitadas de forma nerviosa, añadiendo el hecho de que se paseaba de un lado a otro a grandes zancadas en el interior de la tienda, eso provocaba que toda esa marcará de seguridad cayera y fuera delatada.

La Onna- Bugeisha posó su inquieta mirada en Jiraiya, y sus ojos se suavizaron, al igual que su corazón, cuando contempló ese compromiso de fuerte voluntad y un cariño íntimo que ella en esos momentos no merecía querer tener.

«Por favor, debes entenderlo. No me puedo quedar sin hacer nada, sabes tan bien como yo, que enviar asesinos entrenados o algún miembro del ejército no serviría de nada. Orochimaru es equiparable a uno de nosotros, en el pasado formamos el trío de samuráis legendarios. De todas formas, también premeditaste un enfrentamiento en el futuro. Regresa a casa, tienes un discípulo que necesita tu compañía y guía. No quiero que tú, la representación en carne y hueso de mis tiempos de antaño, deje de existir. No sé cómo podría levantarme después de algo como eso»

Tsunade no dijo esas palabras en voz alta, pero su penetrante mirada sincera sin un velo de mentira estaba fija en los oscuros ojos de su compañero, internamente, le estaba suplicando que pudiera comprender su decisión, que él continuará con la misión y la dejara atrás.

Por otro lado, el samurái dejo de mantener los ojos fijos en su compañera, bajo la cabeza un momento, sin que Tsunade pudiera observar o tener alguna pista de los pensamientos que cruzaban por la mente de su acompañe, hasta que Jiraiya alzó su rostro y posó su mirada llena de una profunda resolución en la Onna- Bugeisha.

—y si... ¿Voy contigo?

Tsunade lo miró perpleja, como si de forma súbita el hombre estuviera hablando en otro lenguaje.

—No estoy jugando. Puedo acompañarte, no soy el único apto para liderar a la tropa, tengo a un joven guerrero bastante audaz entre mis filas, él podría...

—No sé trata de eso Jiraiya. ¡Por los dioses! ¡Mira el estado en qué te encuentras! ¿Crees que después de lo que pasó dejaré que te vayas así como así?

—Lo mismo aplica para ti Tsunade. Estoy consciente de que no se trata de un simple juego, sé lo que tu aprendiz representa para ti. Te hablo desde el más puro objetivismo. Las posibilidades de que puedas rescatar a Shizune se ven de forma drástica reducidas, si es que vas sola. Sin embargo, con la compañía de otro samurái plenamente capacitado, el éxito en tu misión es más que asegurado.

—Entiendo muy bien eso. Lo que no puedo permitir es tu salida a un posible viaje de muerte en tus precarias condiciones de salud.

—Esto no es nada. No es la primera ni la última vez que he estado al borde de la muerte. Solo dame seis días, si es ese plazo, mi cuerpo, bajo tu mirada especialista en curación, no está en condiciones, dejaré que vayas sin la más mínima compañía en búsqueda de tu discípula, tal como lo deseas. En efecto, si mi salud es la adecuada, te acompañaré.

La Onna-Bugeisha pareció meditar un momento su propuesta. No había alternativa. Conocía a la perfección el carácter de su viajo amigo, cuando algo se le metía a la cabeza no existía ningún medio para sacarla.

Ella suspiró cansada, se pasó las manos por sus hebras doradas, tratando de calmar una incontrolable preocupación. No tenía alternativa alguna. Después de todo, si ella se oponía, Jiraiya era capaz de seguirla a hurtadillas o encontraría la forma de retenerla en Konohagakure.

—No cambiarás de opinión, ¿Verdad? — preguntó Tsunade, —. Seis días es el plazo máximo. No esperaré ni un día más.

—Estaré listo antes de seis días, mi querida Konoha no Namekuji Tsunade-hime — expresó Jiraiya con emoción, de un momento a otro su rostro adquiero un gesto peculiar, sus ojos se mostraron brillantes con cierta picardía —. Por cierto, si mal no oí estamos en las cercanías de una aldea ¿No es así?

Tsunade asintió con la cabeza.

—En ese caso... ¿Podrías presentarme, mientras tanto, a una honorable dama que se dedique especialmente a las artes amatorias?

—Idiota —le regaño Tsunade, saliendo de la tienda llena de ira por aquel comentario.

«Sin duda, no ha dejado de ser un pervertido» pensó la Onna- Bugeisha, para sí misma, mientras suspiraba con un aire de nostalgia, recordando a los tiempos de antaño, cuando Jiraiya siempre se metía en problemas flirteando con alguna joven mujer en edad para ser desposada, a su vez, ocultó en el fondo de su corazón aquel sentimiento, que para ella misma era extraño, uno que la hacía sentirse ofendida cuando el samurái posaba su mirada lujuriosa en otra mujer.

Continue Reading

You'll Also Like

33.6K 915 10
Annette Lavesseur, daughter of legendary French pirate, Olivier Levasseur, accidentally joins Captain Jack Sparrow and William Turner on their quest...
1.3M 56.9K 103
Maddison Sloan starts her residency at Seattle Grace Hospital and runs into old faces and new friends. "Ugh, men are idiots." OC x OC
20.5M 760K 89
When she was 14, Dalia was sold to Matteo Martinelli, the former leader of the largest Italian mafia. Flash forward with his son, Vittore Martinelli...
476K 15K 24
Uchiha Sasuke encounters Senju [Name], who will eventually change his life for the better.