Una canción no fue suficiente...

By didi4garcia

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[EL ARTE DE UN CORAZÓN ROTO #1 🎤] ¿Qué harías si en medio de un concierto te das cuenta de que el vocalista... More

BOOKTRÁILER
1 | «Solo recuerdo personas significantes»
3 | «Trágame tierra»
4 | «No hables solo porque tienes boca»
5 | «Basorexia»
6 | «"La bitácora de los recuerdos"»
7 | «Es publicidad, nada más.»
8 | «No iré por la espalda.»
9 | «Wanna be yours»
10 | «Esta es mi melodía favorita.»
11 | «Engendro del diablo»
12 | «Eres como un perro viejo»
13 | «Muéstrame el puto celular.»
14 | «¿Siempre buscando una excusa para pelear?»
15 | «Cuñada»
16 | «Es mi ex novio»
17 | «Aquello que parece un culo»
18 | «Tu propio diseño»
19 | «¿Por qué no quieres decir que es tu novio?»
20 | «Esa gorra es de él»
21 | «Two hearts beating here»
22 | «¿Eso me convierte en tu musa?»
23 | «Todo es cuestión de límites»
24 | «Solo iré porque tu quieres ir»
25 | «Collywobbles»
26 | «Se llama "Fenómeno".»
27 | «Supe que no quería estar solo»
28 | «Una canción no fue suficiente»
29 | «Cafuné»
30 | «¿Casa del lago?»
31 | «El futuro»
32 | «Meant to be»
33 | «Luz roja»
34 | «Amarillo y blanco»
35 | «Te juro que lo haré»
36 | «Adiós»
Epílogo
Didi ak
PLAYLIST «Sabyn»
PORTADA SEGUNDO LIBRO
EXTRA - ¿Qué habría pasado si nada hubiera pasado?

2 | «Anti-CorbynHood»

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By didi4garcia

—¡Que hijo de puta! —chilla Erika y la mujer frente a nuestra mesa voltea a vernos con cara de espanto—. Upsi, perdón.

Los niños que acompañan a la mujer ríen por lo bajo y ella los reprende poniéndoles pena en vida de que repitan la palabrota que acaba de decir la maleducada chica de en frente.

—Es un descarado, lo odio —baja un poco la voz—. Hiciste bien en tirarle la mayonesa por encima...

—Si me hubiera dejado entrar yo le habría hecho más que eso —dice Joako y pone mala cara.

—¡Ay, sí, como no! —se burla Uriel—. Con todos los monos de seguridad que había por todos lados no llegarías ni a tocarle un pelo.

No dejé que entrara en parte por eso y porqué lo último que quería era que mi único exnovio se agarrara a golpes con mi novio actual. Nada bueno puede salir de ahí, estoy segurísima.

 —Me dolió que no me recordara...cinco años no es tanto tiempo.

—Encima no es como que tu rostro sea uno cualquiera, vamos ¿Quién olvida esos ojazos hechos por los dioses? —Uriel rueda los ojos—. Yo creo que se estaba haciendo el interesante.

—Que interesante ni que interesante, se le subió la fama —Eri es la más indignada con la situación—. Dejemos que la estrellita se coma sus propios intestinos, tenemos cosas más importantes por las que preocuparnos.

Eso es cierto, mañana es la exposición y tengo los nervios a flor de piel. No tengo las expectativas altísimas en cuanto a la venta de mis lienzos porque, aunque pinto desde los dos años y estoy en mi último semestre, me considero principiante en el mundo artístico. Creo que el solo hecho de que alguien se detenga a observar una de mis pinturas ya es un logro enorme.

—¿Ya sabes que te vas a poner? —inquiere Uriel, robando una papita de mi plato.

—Del outfit me encargo yo, luego tu ves el maquillaje, ya mandé a Chris a por los zapatos... —Erika dirige su mirada suavemente hacia Joako—. ¿Ya conseguiste traje?

—No, se suponía que tú me lo buscarías... —dice él, haciendo una pausa dudosa entre cada palabra.

—¿Yo? ¡Pero si dividí las tareas entre todos para poder dedicarme al vestuario de Sam!

Erika habla haciendo ademanes y agrandando los ojos como platos. Yo aún espero que me diga que es una puta broma y que tiene el traje esperándolo detrás de la puerta de su habitación.

—Puedo comprarlo mañana...

Quizá no sea una broma...

—¡Son las diez de la noche Joako y mañana es domingo! ¡Los domingos no encuentras ni un culo abierto! —los ojos de Erika parecen salirse de sus órbitas.

—¿Qué hago entonces? —ahora es cuando se nota la preocupación en su rostro—. Tengo un jean negro y una camisa blanca bonita...

No era un puta broma.

—¡Espero que no estés hablando en serio Joaquín Hasseldick Luzardo! —grita Erika—. ¡Es formal, no puedes ponerte jean, idiota!

Es mi turno de intervenir antes de que se maten.

—No se peleen...puedo ir sola...

—La idea era que no tuvieras que estar sola, Sam —Uriel forma una línea con su boca—. Me encantaría poder ir contigo pero sabes que las chicas...

—Uri, no, está bien. De verdad, nadie murió por ir sola a un evento.

La mamá de Uriel trabaja la mayor parte del día y durante las tardes él es quien se encarga de recoger a sus hermanas del colegio, sería una mala amiga si lo hiciera sentir culpable por no poder acompañarme y de verdad aprecio que se tome el tiempo de  ver la transmisión en vivo por Instragram.

—La responsabilidad era de Joako y la cagó...

—Basta, Eri, no lo hizo queriendo. Se malentendieron las cosas, estaré bien. —le paso el resto de mis papas a Uriel y me pongo de pie—. Nos vemos mañana, chicos. Los quiero.

Ni bien salgo de la mesa Erika y Joako se ponen a discutir nuevamente y yo decido apresurar el paso. El día me consumió las energías en su totalidad y no me siento preparada mentalmente para hacer de moderador entre mis dos mejores amigos.

Al llegar a casa dejo caer mi bolso junto a la puerta y a mí encima del sofá. Desde que subí al uber me viene picando el bichito de la curiosidad y ahora que estoy sola no creo aguantarme más la comezón.

Me meto a Instagram y busco el perfil de Liam. Ni bien se termina de cargar la página mi mandíbula queda colgando en el piso y mis ojos se abren tan grandes que tengo miedo que se salgan de sus órbitas. ¡Siete millones de seguidores! ¡Siete y yo llego a los mil con suerte! La última vez que lo vi era un chico que abandonaba todo para ir en busca de sus sueños y ahora es un engreído de mierda que se cree la gran cosa por tener un par de idiotas que lo siguen.

Su última publicación es de anoche, son algunas fotos del meet and greet en las que sus fans lloran y lo abrazan. Patético. Ni que fuera un superhéroe que salvó a medio mundo. Lo peor de todo y lo que me da más rabia es el pie de imagen «Jamás llegaré a conocerlos a todos, pero esta pequeña parte de ustedes con la que he tenido el placer de coincidir me llena el alma» ¿¡Quién diablos se cree!?

Estoy en medio de un ataque colérico cuando mi celular suena y la foto de Liam desaparece de mi pantalla para ser suplantada por una llamada entrante de Laura, mi hermana.

—Hola, Sam —su vocecita hace que todo mi enfado previo se esfume—. ¿Estás emocionada por mañana? 

—Hola, pulga. Sí, un poco. ¿Qué hacías? —me quito los zapatos ayudando a un pie con el otro y los hago volar lejos de mi.

—Mamá dijo que saldrías con tus amigos, pero quería llamarte así que cuando ella se fue a acostar bajé a la sala y esperé a que fueran las once.

—¿Vas a ver la transmisión mañana? —aunque sea a la distancia me hace bien pensar que están conmigo.

—No voy a despegar mi cola del sofá en todo el día. Mamá me dejó faltar a la escuela por esta vez...

—¿Nena, qué haces? —se escucha la voz somnolienta de mamá al fondo.

—Unicornios...de color rosa...

Y es lo último que escucho antes de que la llamada se corte. No crean que mi hermana es una tonta, de hecho es la mini persona más inteligente que conozco y eso que acaban de escuchar es la mentira que viene aplicando desde que aprendió a hablar. Hacerse la que camina y habla dormida es un clásico.

Me quedo viendo la foto del meet que vuelve a hacer presencia en mi pantalla. Es increíble lo mucho que una persona puede cambiar internamente con el tiempo, porque aunque Liam por fuera siga pareciéndose al chico dulce del que alguna vez estuve enamorada, por dentro es un engreído de mierda con linda sonrisa y hermosa voz.

No lo pienso negar. Sigue siendo atractivo y eso me molesta porque solo confirma mi teoría de que todos los chicos lindos son unos imbéciles descomunales y por desgracia eso no se quita ni con toda la belleza del mundo.

Mi dedo curioso sigue deslizando hasta que sin darme cuenta estoy al final de su perfil en una foto de hace dos años en lo que parece ser una entrega de premios. En el pie de foto pone «En el fondo siempre supe que había algo más esperando por mi fuera del pueblo».

—¡Que engreído de mierda! —lanzo el celular al otro lado del sofá y me cruzo de brazos, dispuesta a dormirme de una vez y dejar de lado al idiota de Liam.

—¿Sigues pensando en ese idiota? Declárate team anti-CorbynHood y listo.

Giro mi cuello hacia atrás con tanta velocidad que siento un tirón fuertísimo en el lado izquierdo de este.

—¡El susto que me acabas de dar! —chillo y Erika se encoge de hombros.

—¡Ay, Sam, nadie tiene miedo cuando el sol acaba de salir! —tira un montón de ropa encima del otro sofá—. Si fuera plena noche todavía te entiendo, podría ser un asesino serial, pero a las seis de la mañana lo dudo...

—¿¡Cómo que las seis de la mañana!? —confirmo la hora en mi celular y si, efectivamente son las seis y cuarto.

—¿Te despertaste en Júpiter o me parece a mi que estás media perdida?

—Ni siquiera me dormí, Eri. Anoche cuando llegué hablé con la pulga y después...

Me quedo callada.

—Samantha Kein ¿después qué?

Sus ojos acusadores me hacen soltar la verdad.

—Después me quedé mirando fotos en la cuenta de Instagram de Liam, ahogándome con los pie de páginas y queriendo arrancarle los ojos a sus fans por idiotas...

—¿Y no dormiste? —ladea la cabeza.

—¿Iba a hacerlo ahora? —estaba en eso cuando casi me mata del susto.

—Tendrás que dormir camino a la peluquería y ya, porque tienes que estar en la galería antes de mediodía lista y radiante para las fotos.

Malditas fotos, si fuera por mi las evitaría a toda costa, no me parece nada gracioso que mi cara ande en los periódicos locales y debajo de ella cuenten mi vida en diez resumidos renglones. Hace unos años quizá me habría hecho ilusión, pero a la edad de veintidós años cuanto más desapercibida pueda pasar es mejor.

—Pruébate el vestido otra vez por si las moscas, un baño y salimos rumbo a La Casa del Cabello.

Cuando Erika me dijo el nombre de la peluquería por primera vez creí que era una broma y me reí, pero pasados unos segundos y viendo que ella no se lo tomaba a chiste enserié mi rostro y apreté los labios para reprimir la risa que luchaba en mi interior por salir.

—Ya me lo probé como quince veces... —comienzo a quejarme pero una mirada fulminante de Eri me basta para levantar el culo del sofá y caminar hacia el baño.

—¡Selfie! —grita Eri ni bien abro la puerta del baño y el flash de su cámara delantera nos ilumina a ambas.

—Un segundo antes y captas como me acomodo la teta en tu precioso celular —digo con un tono irónico.

—¡Te queda hermoso el vestido, Sam! —me toma de la mano para hacerme girar, ignorando mi comentario—. Viste como el azul era tu color.

Sigo sin pensar lo mismo, en la tienda me gustaba más el negro, pero Eri insistió tanto en comprar este que al final terminé aceptando solo para que me dejara en paz y poder ir a comer de una vez por todas.

—Uri se siente culpable por no poder acompañarte, no te olvides de llamarlo.

—¿Lo hago después de ducharme? —señalo el baño a mis espaldas.

—Sí, ahora corre porque sino llegaremos a La Casa del Cabello a la hora de la merienda.

—Para hacer ondas no se necesita mucho tiempo...

—¡Corre, dije!

Y tras ese grito me meto en el baño de apuro escuchando las carcajadas de Erika resonar por toda mi sala. Puede que a veces sea una fastidiosa, pero no me podría imaginar mi día a día sin ella.

————🎤————
Y ustedes como se declaran ¿Team anti-CorbynHood? Yo creo que voy a por ese.

No tengo mucho que decir feas, solo que las kiero besos en la kola

Adiós.

Si lees esto me debes un chocolate 😋

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