—Oh no lo creo...—Susurró.
—Bueno pues..
Win se levantó de la silla, dio un pequeño vistazo a los lados, para que nadie lo viera, y rápidamente apresó sus brazos en el cuello del alfa, se sentó en sus piernas y juntó sus labios con los de él.
Al principio sintió asco.
Pero, luego se dio cuenta de que no era tan malo. Su boca tenía sabor a menta fresca. Vachirawit parecía un tomate tieso.
No se movía, estaba como una estatua y su rostro más rojo que nunca. El omega que le gustaba lo había besado. Y no podía contenerse más. Lo agarró de la barbilla y en cuestión de segundos parecía como si el alfa se lo estuviese comiendo.
—Mmm...~— Gimió Metawin, estaba sorprendido. Sintió algo de humedad en su entrada, y tan solo con un beso. Aunque el beso duró unos cinco minutos, el alfa parecía estar perfecto, excepto por el labial que ahora ocupaba gran parte de su boca. Win estaba hecho un desastre. Pero había salido bien.