Supe que él no iba a decirme ni un poquito.
Supe que él iba a hacer hasta lo imposible para solo no mencionar el tema.
Desde que dijo "Sube al auto". Sonaba nervioso, pero al mismo tiempo aliviado.
Y luego el "Tu padre nos espera", significaba que realmente lo había llamado, al instante que nuestra conversación terminó. Y eso solo me daba más que pensar.
Ross no quería decirme nada, e iba a dejar que mi padre se encargara.
Yo estaba de acuerdo mientras me lo digan.
Y mientras miraba por la ventana del auto, sosteniendo a Emma entre los brazos, me preguntaba que era lo que realmente quería saber.
Ross ya había sido claro, y entonces mi mente quería descartar cualquier cosa que incluya la palabra "engaño".
¿Pero que podía pensar?
Él no me quería decir porque se ha había quedado, y la conversación que tuvo con mi padre la noche anterior definitivamente tuvo que ver.
Y yo no sabía de que demonios habían hablado.
¿Quería saberlo?
Parte de mí sí quería, mientras que la otra me decía que era mejor que me mantenga lejos de eso.
Pero ya era tarde.
-¿La playa?- pregunté mientras Ross se estacionaba.
-Eres observadora.- bromeó.
Yo no tenía tiempo para sus bromas.
-Creí que iriamos a ver a mi padre.
Sacó las llaves y se las guardó en el bolsillo de los shorts.
Señaló por la ventana.
-¿Ahora lo ves?
Y poco a poco la silueta de mi padre fué aclarándose, estaba a tan solo unos metros más allá y hablaba con mi madre bajo una sombrilla.
¿Por qué en la playa?
Debí haber intuido que vendríamos acá al haber visto el flotador y la pequeña maleta que Ross había puesto en el asiento trasero junto a ________(1), pero mi mente pareció estár muy ocupada.
-¿Puedo ir?- preguntó _______(1) cuando estuvo afuera del auto.
Ross se encargó de responder:
-Iré contigo.- salió del auto pero se detuvo antes de cerrar la puerta y volteó a mirarme.- ¿Recuerdas lo que te dije?
Estaba segura de que mi expresión lo decía todo.
-Trata de no decir mucho.- me recordó.- Deja que él sea el que hable.
Asentí sin estar de acuerdo.
-Y una cosa más.- dijo.- No me metas en problemas, por favor.
Sonreí y él también.
-No prometo nada.
Me guiñó el ojo mientras cerraba la puerta y luego seguía a ________(1) hacia el agua tibia de los días de verano.
Sorprendentemente y casi calculado mi padre llegó hasta mí tan pronto Ross estuvo lejos de nosotros.
También pareció estár de acuerdo con permanecer dentro del auto, porque en instantes ocupó el asiento de Ross.
-¿Cómo está mi pequeña princesa?- preguntó sonriendo.
Allí estaba.
Allí estaba la felicidad que siempre sentía cuando mi padre estaba cerca a mí.
La había sentido siempre, desde que me empujaba cuando yo estaba en los columpios, hasta cuando simplemente me llegaba un mensaje de texto suyo.
Ahora que lo pensaba, tal vez mi padre había sido siempre mi verdadero mejor amigo, y con el que había mantenido 24 años de exitosa amistad.
-Asumo que me estas preguntando por Emma, porque dudo que te refieras a mí como "princesa" o aún peor: "pequeña".
Mi padre rió.
-Dejaré de llamarte así cuando seas mayor...- hizo una pausa y yo estuve a punto de reclamar.- Que yo.
Estallamos en risas.
Eso era como la felicidad se sentía.
-Y la otra pequeña no deja de dormir.- continuó, esta vez refiriéndose a Emma.- Han sido 4 veces las que la he visto y en todas ha estado durmiendo.
-En realidad es así como quiero que sea siempre.- admití.- ¿No recuerdas los gritos y llantos de _________(1) a las 4 de la mañana?
-Claro que los recuerdo, al igual que recuerdo haber acabado todas las pastillas para el dolor de cabeza.
-Entonces deberías estar de acuerdo el pasivo comportamiento de Emma.- continué.
-No volveré a mencionarlo.- dijo sonriendo.
Luego hubo un silencio.
Él trató, de alguna manera, tratar de no hacerlo notorio, pero era obvio que buscaba las palabras exactas para decirlas.
¿Y que debía decir yo?
Se suponía que no debería meter a Ross en problemas, pero...
Yo era buena haciendo eso.
-Ayer oí que estuviste hablando con Ross.- dije.
Quise mirarlo a los ojos, pero él notaría lo ansiosa que estaba.
Mejor no.
-Así es.- entonces su actitud se volvió un poco más cuidadosa.
Pasé los dedos por el cabello de Emma tratando de lucir tranquila.
-Hablaron por unos cuantos minutos...¿Pasó algo?
Está vez si me atreví a mirarlo a los ojos, necesitaba saber si me ocultaba algo, y tal vez mirándome era la manera de saberlo.
-No.- respondió sin vacilar.- Solo lo llamaba para decirle que había ganado su equipo favorito de soccer.
Mentira.
No había podido oir lo que él había dicho, pero sí había oído lo que Ross respondió, y no tenía sentido.
Además...
Ross no veía soccer, ni siquiera le gustaba.
-¿Estás seguro? Porque él me dijo...- levantó las cejas. Oh mierda.
"No me metas en problemas, por favor."
Lo siento, Ross.
-Quiero decir...lo oí hablar contigo pero...- mierda, mierda.- Ummm...
Mi padre suspiró.
-¿Qué fue lo que te dijo?
-Nada.- mi respuesta casi fue un grito.- Él no me dijo absolutamente nada.
Frunció el ceño.
-No entiendo.
Suspiré.
-Yo tampoco.
Pero entendería si él me contaba lo que estaba pasando, porque ha esta altura, ya sabía que algo pasaba.
Me coloqué el cabello que había caido por mi hombros hacia atrás.
¿Qué tenía que hacer para que me lo diga?
¿Era tan malo?
Conocía a Ross, sabía lo que podía hacer. A veces solíamos discutir, pero nuestras discuciones solían ser solo causadas por nosotros y sobre nosotros. No incluían directamente a algún tercero.
Y antes de que estuvieramos casados era igual.
Solo pasó una vez.
Solo fue una vez.
El total de veces que terminamos fueron 2.
Una fue causada por una chica.
Fue frente a mis ojos en una noche que hasta ahora recuerdo.
Y apesar de que ya había sido hace mucho tiempo, las imagenes de él besando a otra chica frente a mí seguían apareciendo en mi mente como un recuerdo de lo que alguna vez pasó, como algo que me decía que estuviera alerta.
¿Pero como saber si solo son cosas que mi mente crea?
-¿Qué le pasó a tu cuello?- de vuelta en el mundo real mi padre preguntó horrorizado.
Y me tomó solo 2 segundos ponerme roja como un tomate.
Las marcas.
Las marcas que me había hecho Ross la noche anterior.
Me las cubrí con el cabello con un movimiento rápido.
-Alergia.- mentí.
Pero él parecía estár maldiciendo para sus adentros.
-¿Alergia a qué?
-Maní.
Levantó las cejas.
-No tenía idea de que fueras alergica al maní.- dijo.
-Ni yo.- INCÓMODO. MUY INCÓMODO.- Oye, papá...
Yo iba a mencionar mis inseguridades en un intento de cambiar el tema, y si mi padre también las compartía entonces iba a solucionar todo.
-He visto raro a Ross últimamente.- dije lentamente, debía ser cuidadosa.- Y no se lo que realmente pasa...
Movió los dedos sobre el volante del auto.
-¿Cuáles son tus teorias?
¿Teorías?
Entonces si había algo en él.
Había dado en el clavo.
-No se que creer.- fingí estár triste.
Mi padre pareció haberlo notado e hizo efecto en él.
-Puedo jurarte que no está haciendo nada malo, él es un buen hombre, a veces es algo díficil llegar a un acuerdo con él, pero todo lo que hace lo hace pensando en tí.
-¿A qué te refieres exactamente?
Dejó salir el aire por los dientes.
-A todo.- cogió mi mano.- Prométeme que harás todo lo que él te diga.
-¿Qué clase de padre hace que su hija prometa eso?
-No veo nada malo en eso.
-Hacer todo lo que él diga puede incluir muchas cosas, talvez algunas no sean de mi agrado.
-Has un esfuerzo.
-¿Y si tiene que ver con algo sexual?
Soltó mi mano y se sobó la frente.
-Por favor no hablemos de eso _________.
-Está dentro del tema.- hize un esfuerzo para que el color rojo no se volviera a apoderar de mis mejillas.- Me estás diciendo que haga todo lo que el me pida.
Volvió a tomar mi mano entre las suyas.
-Solo hazlo.
-Aunque fuera...
-Shh...- me interrumpió.- Ya basta de eso, no es necesariamente algo que quiero oír.
-No hago nada malo, no hacemos nada malo.
-Eso es tan cierto como tus marcas de alergia.
-¡Papá!
-Tú empezaste.
Apesar de que la conversación se había desviado, seguía sintiendo la misma felicidad del inicio.
Era solo el intercambiar palabras con mi padre.
Y apesar tambien que no había conseguido las respuestas que quería, me tranquilizaba lo que mi padre dijo.
Si Ross me estuviera engañando( odiaba usar esa palabra) mi padre hubiera sido el primero en decirmelo.
Sabía que sería así.
Me bastaba con eso.
-Él se va hoy.- dije mirando la ventana.
Ross jugaba con ________(1) sobre la arena. Él corría tras él y _______(1) trataba de esquivarlo.
Había algo en eso que me hizo sonreír.
Ross lo amaba. No haría nada que pudiera afectarnos como familia.
Nada.
-¿Quieres quedarte unos días en nuestra casa?- ofreció mi padre.- Ya sabes, por si necesitas ayuda con los niños.
Negué con la cabeza sin apartar la mirada de mi perfecto marido y hermoso mi hijo.
-Creo que puedo.
-Entonces iré hoy a visitarte, ya sabes, para que no te sientas sola.
Sonreí.
-Está bien.- le apreté la mano.- Talvez puedas ver a Emma despierta.
-Esperaré hacerlo con ansias.
Miré dentro de sus ojos.
Dentro de sus claros ojos, los ojos que yo había heredado, los ojos que solían darme calma en todo momento.
Desde recitales de ballet a los 4 años hasta presentaciones en alfombras rojas, siempre solían calmarme.
-¿Quieres que llame a tu madre para que hablen un rato?- preguntó.
-Me encantaría.
-Está bien.- asintió con una sonrisa.- Por cierto...
Salió del auto y se puso de pie.
Sacó algo de los bolsillos de sus pantalones...
-Aquí está tu teléfono.
-¿Por qué tienes mi teléfono?
Examiné confundida su mano extendida.
-Ross lo olvidó en mi casa cuando fue a verme, al parecer confundió el tuyo con el suyo.- lo dejó en mi mano.- Ten cuidado donde dejas tus cosas, pudo haberlo olvidado en otra parte y pudo haberlo encontrado otra persona. Ten el móvil siempre contigo.
Me lanzó otra tranquilizadora sonrisa y luego se fue.
Pero ahora para mí todo era confuso.
1.- ¿Cuándo Ross fue a verlo?
2.- ¿Comó sabía que era mió y no el de Ross?
3.- ¿Porqué no solo se lo dió a el?
No estaba segura de que pasaba.
No sabía nada.
Lo único que sabía era que hasta ayer mi teléfono no tenía ningún arañón en la parte de atrás, y que no recordaba que se me había caido antes, porque según notaba, había una pequeña abolladura en la esquina.
Yo no había hecho eso.
Y confiaba que el bolsillo de mi padre era bastante seguro.
¿Cómo había pasado?
No lo sabía.
Pero sabía que no había sido solo un simple accidente.