Vidas cruzadas: El ciclo. #3...

Od AbbyCon2B

192K 23.1K 99.7K

Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrent... Více

NOTA DE LA AUTORA Y MÁS.
239
240
241
242
243
244
245
246
247
248
249
250
251
252
253
254
255
256
257
258
259
260
261
262
263
264
266
267
268
269
270
271
272
273
274
275
276
277
278
279
280
281
282
283
284
285
286
287
288
289
290
291
292
293
294
295
296
297
298
299
300
301
302
303
304
305
306
307
308
309
310
311
312
313
314
315
316
317
318
319
320
321
322
323
324
325
326
AGRADECIMIENTOS.

265

2K 261 291
Od AbbyCon2B

27 de mayo 1890.
White Oak, Minnesota.

Desde hacía ya algunos días, Marie visitaba los campos con alimentos para los trabajadores y la intención de atraer a Rylan para que le hablara. Él siempre cumplía, la veía y se acercaba a molestarla. Burlas, insultos y besos que eran adictivos y que le entregaba a escondidas cuando nadie miraba.

Bajó del carro frente al granero y sonrió cuando Rylan la vio.

—¿Me vienes a seducir con más comida, rubia?

—Esperaba poder seducir a otros hombres primero —. La sonrisa de Rylan desapareció y señaló hacia el granero para que lo siguiera—. He preparado estos pasteles yo misma.

—Eso explicaría el olor a quemado.

—Ahora no te daré nada.

Rylan la atrajo desde la cintura y la empujó contra la pared para acorralarla, ocultos entre las pilas de bloques de heno.

—Solo bromeaba, nena —. La besó y descendió hacia su cuello—. ¿Vendrás a casa esta noche?

—No sé si pueda, papá está empezando a sospechar.

—¿Qué te hace pensar eso?

—Fue a mi dormitorio tres veces esta mañana y parecía estar buscando algo o mejor dicho...alguien —dijo y le presionó un dedo contra el torso al señalarlo.

Rylan rodó los ojos.

—Que lo descubra, aun así, serás mía y solo mía.

—¿Mientras continúas seduciendo a mi hermana?

—¿Cuál de todas? —. Rylan se cubrió entre risas cuando ella le dio un manotazo y se apartó—. Que sensible estás hoy, rubia. No he estado seduciendo a ninguna de tus hermanas.

—Pues Zenia no piensa eso, le gustas.

—¿Te sorprende? Soy un encanto —. Fingió una arcada ante la sonrisa seductora que le dedico y Rylan se llevó una mano hacia el corazón—. Ahora quizás me dedique a seducir a tu hermana. Al menos ella aprecia mi belleza.

—Hablo en serio, Rylan, dijiste que no podía haber otro hombre en mi vida, pero tu estás seduciendo a mi hermana.

—Te digo que no lo he hecho, a menos que ser amable se consideré seducir, entonces sí, he seducido a toda tu familia, incluso tu madre —. Se rio sin poder evitarlo y le sirvió un vaso con jugo—. Zenia no es mi tipo, es bonita, pero muy tranquila, a mi me gustan perras como tú.

—Eres todo un encanto, Rylan —dijo sarcástica y él se rio.

—Sé que te encanta, no puedes resistirte a mí.

—¿Quién es el que lleva toda la semana suplicando para que vaya a dormir con él?

Rylan se mordió el labio y tiró de ella desde las caderas para abrazarla.

—¿Seré yo? Nah, imposible.

—Ajá, ahora se te olvidó, que conveniente.

—¿Qué te puedo decir, víbora? Mi mente es de otro mundo.

Volvió a besarla Y Marie le acarició la nuca y sonrió al sentir su lengua acariciándole los labios.

—Debes dejar las cosas claras con mi hermana ¿sí? —. Asintió y mordió su mentón—. Iré a verte esta noche.

—Pondré velas y rosas.

—¿Tan romántico?

—No, solo quiero que mi pene este cómodo mientras te lo meto —. Marie lo apartó, bufando exasperada y él empezó a reírse—. Te veo esta noche, rubia.

—Sí, sí, ya veremos.

Ansiaba demasiado que llegara esa noche y llevaba ansiándolo toda la semana. Él la tocaba y le hacía ver estrellas, la idea de que se adentrara en ella, finalmente descubrir como se sentiría, era algo que le emocionaba.

Regresó a su casa para descansar el resto de la tarde y participó en la cena familiar con la esperanza de que su padre dejara de sospechar. Tendría que esperar hasta que se durmieran para marcharse, pero la cena se extendió por más tiempo del necesario, pues sus hermanas había decido hacer un juego de mesa entre todos y su padre estaba emocionado con la idea.

Cuando se fueron a dormir ya eran pasadas las doce de la noche y no sabía cuanto tiempo esperar hasta que sus padres se hubieran dormido y no la escucharan dejar la casa. Entró en su dormitorio, cerrando la puerta a sus espaldas y cuando encendió la luz ni siquiera se sorprendió de ver a Rylan sentado en su sofá.

—En mi defensa, es tarde para que andes de noche y por eso pensé en venir yo.

—¿Estás demente? Mi padre puede venir en cualquier minuto.

—Invocaré mis poderes de invisibilidad y listo —dijo encogiéndose de hombros—. O...Mejor aún... ¿Y si trancas la puerta?

Quiso golpearse mentalmente por no haber pensado en eso y fue a trancar la puerta para que su padre no pudiera entrar sin llamar. Rylan la miró desde el sofá y le sonrió. Realmente había esperado que pudieran pasar la noche en su casa, donde podía poner unas velas, algunos pétalos de rosas y hacer el ambiente más romántico, pues, aunque no la amara, era la primera vez de Marie y quería que fuera bien.

—¿No me darás un beso? Siempre debo ser yo quien te los de, eso me parece muy injusto.

Marie sonrió y los nervios formaron un nudo en su vientre cuando se acercó a Rylan para sentarse sobre sus piernas. Él cerró las manos en su cintura y esperó hasta que ella se inclinó para besarlo.

—Te haré el amor esta noche, nena y la próxima vez que te vea te follare como a una puta ¿qué dices?

Asintió contra su boca y las manos de Rylan empezaron a quitarle el vestido para llevarla a la cama. Sentía que gritaría de la emoción y los nervios, el sentimiento de que harían algo prohibido latía con fuerza en su pecho y tenía muchas ganas de correr y contárselo a sus hermanas.

Esa noche se volvería una mujer, oficialmente y ansiaba descubrir que tantas cosas cambiarían.

La última prenda que Rylan le quitó fue la camisola, justo frente a la cama y antes de empujarla sobre esta para que cayera acostada. Se acomodó hacia el centro del colchón y lo observó atenta cuando él se quitó la chaqueta y su camisa. Hasta el momento no lo había visto completamente desnudo y solo podía imaginar cómo sería con base en lo que había tocado y había tocado demasiado.

Se abrazó a él cuando fue sobre ella para besarla e invirtieron los lugares, dejando que ella fuera quien se acomodara sobre él. Rylan acarició sus muslos y sus nalgas y se sentó para poder abrazarla contra su cuerpo y besar sus senos. Cuando le soltó el cabello, este cayó sobre toda su espalda y con los dedos pudo peinárselo. Tenía un hermoso cabello, largo y ondeado, dorado como el oro y un poco más oscuro cuando la luz no se posaba en este.

Marie jadeó al sentir sus labios recorriendo su cuello y le acarició la nuca.

—He estado pensando en esto todo el jodido mes desde que empezamos a hablar.

Lo besó y él la aferró desde la cintura para poder girar sobre la cama e invertir lugares.

—¿Piensas tanto en mí? Pensé que me odiabas —dijo burlona y él se rio.

—Oh, lo hago, tienes una personalidad asquerosa y despreciable, pero tu cuerpo esta muy lejos de cumplir las mismas características, rubia.

Quería responderle algo, pero cuando él se ocultó entre sus piernas todas las ideas desaparecieron de su cabeza y solo pudo gemir por lo bajo y morderse el labio para intentar no alertar a su padre.

Esa noche sucedería, perdería su virginidad con Rylan Blackwood, el estúpido más egocéntrico, malhumorado y desubicado que podía existir. Casi parecía el colmo, que la persona con todas las cualidades que más odiaba, se terminara convirtiendo en la persona con quien se sentía más cómoda y segura. Sabía que él se detendría si se lo pedía, sabía que la cuidaría y que la complacería y sabía que no le diría a nadie sobre su aventura, pues llevaban días durmiendo juntos y él nunca había largado una palabra al respecto con sus amigos o desconocidos.

Estrujó las mantas en sus puños cuando sintió como su lengua se adentraba lentamente en su interior y tuvo que morderse con fuerza para no gemir por lo alto. Él masajeó su clítoris hasta darle un orgasmo y continuó lamiendo su sexo durante otros minutos antes de ir a besarla.

—¿Quieres estar sobre mí o prefieres que yo lo haga?

La pregunta la puso nerviosa y bajó la vista hacia su vientre cuando sintió que él empezaba a desabrocharse el pantalón. Realmente lo harían, pensó y su corazón se aceleró. No sabía que responder, así que empezó a balbucear y él la besó.

—Mejor lo hago yo —decidió al ver su indecisión—. No vaya a ser que te caigas sobre mi pene y le anuncies a todo el mundo lo que sucedió.

Se rio y él volvió a besarla con una sonrisa y se presionó suavemente contra su sexo. Gimió al sentir su piel, no se había desnudado del todo, pero su pelvis estaba expuesta y se frotaba demasiado bien contra ella, le enterró los dedos en la espalda y Rylan gimió en su cuello y maldijo. Sentía que él realmente ansiaba ese momento tanto como ella.

Apretó los ojos cuando él empujó un dedo en su interior y se removió algo incomoda. Un quejido escapó de entre sus labios cuando le sintió empujar un segundo y Rylan besó sus pezones para relajarla.

—No hay forma de que e-entre...No se puede.

Su risa vibró contra su pecho y enrojeció.

—Te sorprendería, bebé —. Le levantó las piernas para que las cerrara en su cadera y terminó de bajarse el pantalón—. Bésame.

Se abrazó a él para hacerlo y gimió en medio del beso cuando sintió como algo firme y grueso se deslizaba entre sus pliegues y acariciaba su clítoris. Él gimió con ella en el beso, intentando mantenerse silencioso y jugó con su miembro en su entrada para acostumbrarla. La respiración de Marie se había acelerado y la impresión de sentirlo de esa forma le ponía el rostro rojo. Apretó los ojos con fuerza cuando lo sintió empujándose un poco y empezó a hiperventilar ante el malestar.

—Tranquila, nena, cuidaré de ti.

—Duele bastante —confesó con la respiración acelerada.

Los besos que Rylan repartió en su rostro y su cuello la relajaron, pero el dolor y malestar seguía presente.

—Ni siquiera he entrado, Marie.

—Sí, pero eso duele.

—¿Quieres que me detenga? —. Negó y tiró de él para volver a besarlo—. ¿Qué quieres hacer entonces?

—Sigue, pero no me dejes hacer ruidos fuertes porqué papá vendrá y nos matará a ambos.

Asintió y le acarició la cintura cuando se empujó unos milímetros en ella, empezando a adentrar su glande en su interior. Marie se mordió el labio con fuerza y apretó los ojos incomoda por esa sensación. No era para nada como sus hermanas lo habían mencionado, a ellas apenas les había dolido, pero Marie sentía cada minúsculo movimiento y le molestaba.

Rylan se detuvo sin haber avanzado demasiado y la besó.

—¿Estoy siendo muy brusco?

Negó, era todo lo contrario, su atención y delicadeza le encantaba.

Acarició su mejilla y Rylan cerró los ojos y besó el interior de su mano.

—Solo hazlo —pidió—. Estoy bien.

Le acarició la cintura y se adentró otro poco en ella, besándola y acariciando su cuerpo para intentar consolarla y remplazar el malestar por placer. Cuando la escuchó gemir se sintió bien, como sin finalmente estuviera logrando complacerla.

—Joder, estás apretada —gruñó contra sus labios y ella jadeó—. ¿Estás bien?

Marie asintió sin poder hablar y cuando jadeó, él aprovechó para besarla y adentrar la lengua en su boca.

Se empujó por completo en su interior y se quedó en ella esperando a que su cuerpo se adaptara. Ella lo abrazó y Rylan decidió abrazarla de regreso, le acarició la cintura y los muslos y se ocultó en su cuello, donde su respiración vibraba en el oído de Marie.

—Ojalá pudieras sentir lo bien que se siente estar en ti, Marie, como me aprietas y me empujas hacia tu interior —. Besó su hombro y sonrió—. Podría acabar solo con estar así.

—Y ya no me duele.

—¿No? —. Negó y él besó su nariz—. ¿Puedo moverme entonces?

Ambos gimieron por lo bajo cuando Rylan se retiró y Marie lo aferró por los hombros y se ocultó en su cuello. La escuchó jadear cuando volvió a empujarse en ella lentamente y gimió con ella. No mentía ni exageraba cuando decía que era la mejor sensación que había sentido en el mundo, estar en su interior, sentir como sus pieles se rozaban y su calor lo recibía y se deslizaba en ella. Acarició su clítoris y ella se mordió el labio para evitar hacer demasiado ruido.

—Joder, nena...Que hermosa eres.

Aumentó las embestidas y la besó en el proceso, con sus manos enredándose mientras se acariciaban mutuamente. Ella sintió eso que sus hermanas describían, ese placer y comodidad de estar en los brazos de un hombre, lo sintió cuando él entrelazó sus manos para inmovilizarle los brazos en la cama y su cuerpo se pegó al de ella mientras se movía en su interior. Era agradable y cálido, su tacto era suave y su atención le emocionaba. Consiguió que él soltara una de sus manos y la llevó hacia su rostro para atraerlo y besarlo.

Rylan gimió gravemente en su boca y fue el sonido más perfecto que Marie había escuchado en su vida.

—Me encantas, nena.

—Tu a mí —susurró y sus lenguas volvieron a encontrarse—. C-creo que estoy cerca.

—También yo.

Aceleró las embestidas y cuando ambos alcanzaron el orgasmo, Rylan se empujó con más fuerza en su interior y Marie se cubrió la boca para evitar gritar. Lo sintió alcanzar el orgasmo y su cuerpo se removió de placer. Le quedaron los espasmos en el vientre que duraron unos segundos, incluso después de que él se hubiera salido y cuando se calmó, Rylan estaba colocándose el pantalón.

Se iría, pensó y no supo porque eso le decepcionaba tanto, claramente no podía quedarse y correr el riesgo de que su padre lo descubriera, pero parte de ella esperaba que después de darle algo tan importante, él se quedaría una hora o dos para acompañarla.

Al menos solo unos minutos.

—Hazme un lugar, rubia.

Sus palabras la tomaron por sorpresa y se corrió hacia un lado de la cama para verlo mover las mantas y acostarse con ella.

—Ven, déjame abrazarte para dormir.

—¿No te irás?

—Me da pereza caminar todo hasta mi casa a esta hora y tu cama es mucho más cómoda —. La arrastró para pegarla a su lado y cubrió su cuerpo con las mantas—. Me iré en la madrugada antes de que tu familia despierte.

—¿Y cómo sabrás despertarte?

—Tengo un reloj en mi cabeza, lo sé, soy muy genial —. Se rio y decidió acurrucarse a su lado—. ¿Te sientes bien? ¿Te gustó?

—Dolió más de lo que esperaba, pero fuera de eso me gustó.

Rylan sonrió y le peinó el cabello cuando ella se recostó en su torso.

—Gracias por confiarme esto a mí —le dijo y ella se enderezó para mirarle—. Sé que secretamente me amas y no puedes resistirte a mis encantos, pero igual muchas gracias.

Marie lo empujó, soltando un bufido ante su arrogancia y cuando intentó alejarse hacia el lado opuesto de la cama, él se arrastró por el colchón y se pegó a su espalda.

—No huyas de la realidad, rubia, estás loca por mí.

—Uf, sí, me muero de amor.

—¿Ves? Hasta lo admites.

—Era sarcasmo, Rylan.

—Mmm, claro, claro, ocúltate detrás del sarcasmo, víbora, debería darte vergüenza.

Se rio al escucharle y entrelazó sus dedos con la mano con la cual él la abrazaba. Dormir de esa forma se sentía bien, desnuda en los brazos de su amante después de haber hecho el amor y con los riesgos de que su padre se despertaría y llamaría a la puerta en cualquier momento.

Rylan despertó en la madrugada como le había asegurado, se vistió y la besó antes de irse, Marie lo vio desde la cama, como se iba hacia el balcón y empezaba su descenso aferrándose a los relieves de la pared de la casa. Pensó en quedarse en la cama por otros minutos, pero la emoción le ganó, se puso de pie y fue hacia su camisola, sintiéndose un tanto extraña entre las piernas. Definitivamente todavía le dolía un poco.

Cuando entró en el dormitorio de Elizabeth, la encontró durmiendo abrazándose a una almohada y no dudó en sacudirla suavemente para despertarla. Elizabeth se removió a modo de protesta y cuando finalmente despertó y la miró, no parecía muy feliz de que la hubieran despertado.

—¿Qué sucede, Marie?

—Debo contarte algo —dijo y corrió a abrir las cortinas para que entrara la luz del sol y cerró las puertas del dormitorio—. Dormí con Blackwood.

Elizabeth espabiló al instante y se sentó en la cama.

—¿Qué? ¿Cuándo?

—Anoche en mi cuarto —. Elizabeth se cubrió la boca ante el asombró y Marie se sentó en la cama frente a ella—. Vino a verme e hicimos el amor.

—Oh, Dios mío, papá te colgará, Marie.

—No debe saberlo y no puedes decirle.

—¡¿Bromeas?! —chilló en un susurro—. ¡Soy la peor persona para guardar secretos!

—Lizzie, por favor —. Suspiró y prometió hacer un extra esfuerzo para no decir nada—. Mamá sí sabe.

—¿Y cómo fue? ¿Cómo te sientes? Oh, mi Dios ¡Ya no eres virgen!

—Lo sé —chilló con ella ante la emoción—. Y fue tan especial, Lizzie, él fue tan atento y cuidadoso, me dolió mucho más de lo que pensé, pero luego se sintió tan bien y tan placentero.

—¿Y ahora? ¿Te sientes diferente?

Marie se detuvo pensativa.

—Pues... ¿no? Me duele un poco todavía, pero me siento igual.

Ambas se encogieron de hombros por eso, quizás los cambios llegarían con los días.

—¿Te gusta Rylan?

—Pues...No lo amo, pero es muy guapo ¿no? —. Elizabeth se encogió de hombros—. A veces me irrita un poco, pero como amigo no está mal y es un buen amante.

—Pero no sientes nada por él.

Negó y Elizabeth no pudo entenderlo, no podía verse a sí misma durmiendo con un hombre a quién no quisiera, en cierta forma hasta le daba asco.

Estuvieron hablando al respecto durante un rato y luego Marie regresó a su cuarto antes de que la familia se despertara y cada una continuó durmiendo otros minutos, aunque Marie no pudo dormir. Estaba demasiado feliz por lo sucedido y se sentía más madura. Quizás su cuerpo no cambiaría, pero era una mujer y eso se sentía bien.

Cuando Jonathan despertó, bajó las escaleras hacia el salón terminando de acomodarse la chaqueta y regresó sobre sus pasos para ir hacia el dormitorio de Marie. Cuando entró la encontró durmiendo, pero él no era estúpido, había aroma a colonia de hombre en esa habitación, por eso llevaba días intentando encontrar al hombre que la visitaba durante las noches y saber con exactitud el motivo de las visitas, que, sin necesidad de ser muy astuto, era bastante obvio.

Dejó la habitación y su malhumor apareció.

—Tu sabes —señaló cuando vio que Olivia también salía del cuarto ya vestida para ir a desayunar.

Ella se detuvo ante la acusación inesperada y parpadeó confundida.

—¿Qué cosa?

—Con quién se está viendo Marie en las noches ¿es Blackwood ¿no es así?

—No sabía que Marie se estaba viendo con alguien en las noches.

—No me mientas, Olivia —. Fue detrás de ella y bajaron las escaleras—. No puedes permitir que un hombre la visite en su dormitorio, la destruirá.

—No sé de que me hablas, mi amor y aunque Blackwood la estuviera visitando ¿puedes culparlos? Tu los uniste.

—¡Como amigos! —dijo exasperado—. No le dije que se follara a mi hija.

—Jona, el lenguaje, por favor —. Se disculpó y tomó asiento en la mesa—. Marie no se ha acostado con nadie.

—Eso ya veremos cuando baje a desayunar.

Jonathan tenía un ojo agudo para notar cuando sus hijas dejaban de ser vírgenes, se apreciaba en su forma de comportarse, los nervios, las mejillas sonrojadas cuando recordaban lo sucedido e incluso la forma en como caminaban algunas veces. Gwendoline entró y le dio un beso a su padre antes de sentarse a desayunar.

—Papá, sé que es temprano, pero quería pedirte permiso para ir a cenar con Caden Tatham a la ciudad.

Jonathan desvió su atención de la puerta en espera de Marie y se enfocó en Gwendoline.

—¿Tatham? —. Gwendoline asintió—. ¿Te invitó a cenar?

Ella sacó una hoja del bolsillo de su vestido y se la entregó.

—El señor Horsfall me entregó la carta hace unos minutos.

Cuando Jonathan la leyó con ojos veloces confirmo que Caden Tatham, el pirata retirado, invitaba a Gwendoline a una cena formal en Valley Green a las afueras de un pueblo cercano. Prometía recogerla en la casa y traerla de regreso al finalizar la comida y parecía ser una buena oportunidad para Gwendoline, finalmente un hombre interesado en ella y que no le importaba la edad o que Gwendoline fuera un año mayor. Pero por supuesto no le importaría, Caden Tatham era un pirata acostumbrado a otra clase de costumbres.

—Esta es una buena oportunidad para ti, Gwen ¿te agrada Tatham?

—No lo conozco mucho y no pretendo ilusionarme, padre, eso nunca acaba bien. Solo me gustaría poder ir a esta cena y ver que sucede. ¿Tengo tu permiso?

Asintió inmediatamente y le regresó la carta.

De todas formas, Gwendoline ya era una mujer de treinta y cuatro años y él no podía estar celándola y reteniéndola en el hogar, necesitaba un futuro y un buen marido se lo daría.

Cuando Elizabeth entró en el salón traía su mente en otro mundo, pero regresó a la realidad cuando vio a su padre y empezó a sentirse nerviosa. Realmente no quería arruinar todo para Marie, así que intentó olvidar el tema. Cuando Marie entró en el salón, sus ojos volaron hacia Elizabeth cuando notó como su padre la miraba, como si supiera. Elizabeth negó y Marie se sentó silenciosamente intentando no pensar al respecto.

Jonathan se acomodó en la silla y miró hacia Olivia mientras esta intentaba fingir que no estaba presente.

Cualquier cosa que Jonathan hubiera pensado no la dijo y simplemente esperó hasta que toda la familia llegó para empezar el desayuno, pero sus ojos volaron hacia Marie cada tanto y esta se encogió un poco en la silla cada vez.

Él sabía y ella sabía que él sabía.

Cuando la comida terminó y todos se retiraron, Jonathan permaneció en la mesa y también Olivia, pues imaginaba él tendría muchas cosas para decirle y honestamente, prefería que se las dijera a ella antes de que terminara discutiendo con Marie después de lo bien que llevaban la relación tras aquel viaje.

—¿No se ha acostado con nadie ¿eh? ¿Crees que no me doy cuenta o que soy estúpido?

—Tiene veinticinco años, Jona, no es para tanto.

—Vuelve a decírmelo cuando quede embarazada o cuando el imbécil de Blackwood le pase alguna enfermedad —. Olivia suspiró y se acarició la sien cuando él se puso de pie—. ¿Es que no puede esperar a casarse?

—No quiere casarse, Jonathan.

—Entonces que no tenga relaciones, no es tan difícil.

—No eres el indicado para decir eso ¿o sí? —. Se rio y Jonathan rodó los ojos—. Rylan ha demostrado ser un buen muchacho y si resultara no serlo nuestros hijos pueden darle su merecido, pero debes dejar que Marie experimente y crezca como mujer, ella enfrentara las consecuencias que deba enfrentar de sus acciones.

—¿Entonces no te alarma ni un poquito que pueda quedar embarazada?

—Tiene veinticinco y sabe perfecto que de suceder tendrá que enfrentar las responsabilidades.

—Pero Rylan no las enfrentará.

—Entonces haremos que las enfrente, Jona, pero no podemos encerarlas a todas en una jaula para evitar que tengan relaciones. Alguna de nuestras hijas iba a atreverse a romper las reglas tarde o temprano, era evidente.

Jonathan suspiró y la idea continuó desagradándole, pero Olivia volvía a tener razón y él tuvo que sentarse para calmarse. Al menos Marie no era menor de veinte, eso sí lo habría enfurecido, pero como bien Olivia decía, ya era una mujer de veinticinco años y si sus acciones provocaban consecuencias, ella tendría que enfrentarlas por su cuenta.

Harvie salió de la carpa con las primeras horas de sol y se estiró escuchando como todos sus huesos crujían y la tensión en su espalda cedía.

—Uhm, no me quejaré cuando podamos dormir en una cama de verdad.

—Puedes quedarte en la mansión, cariño, de verdad no hace falta que duermas aquí —aseguró Timmy al salir de la tienda detrás de él.

—Pero me gusta dormir contigo y hacerte compañía. Además, no nos falta mucho para terminar la casa.

O al menos la primera parte, Timmy insistía en continuar ampliando hacia el segundo piso, pero una vez la planta baja estuviera hecha, podrían empezar a habitarla. Debían conseguirse algunos muebles, comprar ciertas cosas y acomodar todos los alimentos en la bodega, pero estarían bien.

Timmy encendió el fuego para empezar a calentar el desayuno (que era la cena que les había sobrado) y Harvie se quitó el pijama y empezó a ponerse la ropa; pantalón y camisa, para seguir trabajando en la casa.

—¿Qué sigue una vez terminemos la casa?

—Quiero empezar a preparar el terreno para cultivar, debo hacer eso antes de que sea marzo del próximo año o no podré pagarle al señor Morgan.

—Él no se enojará si te retrasas.

—No quiero retrasarme —concluyó y a Harvie no le sorprendió.

Timmy y su orgullo y terquedad simplemente no cambiaban con la edad.

Terminaron de desayunar y empezaron a acomodar todo para continuar construyendo la casa. levantaron una de las paredes con la ayuda de unas cuerdas y Timmy las sujetó como pudo mientras Harvie colocaba los clavos y la afirmaba en el lugar. Acomodaron las ventanas y Harvie sujetó el cristal de un lado mientras él lo aseguraba desde el interior de la casa y luego, Harvie echó un vistazo a lo que tenían.

Ingresarían a un salón donde ya podía imaginar el tapete cubriendo el suelo y los sofás junto a la estufa donde podrían sentarse a descansar, del salón irían hacia un pasillo y junto a este estaría la escalera hacia el segundo piso. El pasillo llevaba hacia un baño y la cocina que conectaría con el comedor y en el segundo piso tendría tres dormitorios, uno el cual Harvie podría usar como oficina. También podrían un dormitorio en la planta baja por si tenían invitados.

—¿Harvie? —. Salió de la casa cuando reconoció la voz de su padre y sonrió—. Dalia me dijo que te encontraría por aquí.

Tad lo abrazó con fuerza y dejó su bolso con cosas del futuro en el suelo. James venía con él, cargando otro pesado bolso y Harvie le dio otro abrazo.

—¿Cómo estuvo el viaje?

—Agotador, ya estoy muy viejo para estas cosas y me traje todo para quedarme.

—¿No más viajes? —inquirió.

—No más viajes, aunque James dice que todavía tiene fuerzas para volver un par de veces.

—Sí, seguro puedo ir y traer cosas que sean de importancia. Ahora trajimos un montón de remedios ¿verdad? —. Tad asintió y Harvie tomó los bolsos—. Espero sirva, también trajimos algo de comida y tu celular cargado.

—Gracias, tío —. Miró hacia Timmy cuando notó que este estaba algo nervioso en un rincón apartado junto a la carpa y lo señaló—. Papá, él es Timmy Bissette.

Tad miró hacia Timmy y sus cejas se fruncieron, lo último que sabía de Timmy era que había muerto y nunca había tenido la oportunidad de conocerle, miró hacia Harvie algo confundido y este sonrió y asintió.

—Oh, guau...Esto es un milagro, Harvie —. Se acercó hacia Timmy y lo abrazó con fuerza, riendo de la emoción—. Mi hijo sufrió tanto cuando pensó había muerto, señor, es extraordinario.

—Regresó hace unos cinco meses, papá.

—Sabía que no debíamos ocuparnos tanto tiempo en el futuro, como me habría encantado estar presente para el reencuentro. ¿Pero qué fue lo que sucedió? —. Era una larga historia que Harvie decidió dejar para otro día—. Bueno, señor Bissette, quiero que sepa que es bienvenido en nuestra familia, mi hijo me contó muchas cosas de usted y ni una sola era mala.

—Gracias, señor, muchas gracias.

Para Timmy todavía era algo extraño sentirse tan bienvenido en presencia de otros hombres, pero era extraño de una forma agradable, como si no tuviera nada de que avergonzarse o preocuparse. Podía ser él mismo sin temer.

Saludó a James y se acercó a Harvie para quedarse a su lado.

Harvie parecía feliz de finalmente estar con su padre y poder presentarle a Timmy, pero su sonrisa desapareció cuando escuchó ruido entre la vegetación del bosque y sus ojos encontraron a una mujer con corsé y vestido que llegaba cargando otro bolso.

Tad miró en la misma dirección y suspiró.

—Antes de que me odies, escucha lo que tiene por decir, Harvie.

—No tengo nada que escuchar, puede irse por donde vino.

Laurena, la hermana de Harvie se acomodó el bolso en la espalda y sonrió.

—¿Más de treinta años y sigues odiándome? —. Harvie no había escuchado su voz en un largo tiempo, pero no dejó que le afectara y asintió—. Yo te extrañé, Harvie.

—Pues yo no.

—Harvie —regañó Tad.

Ni siquiera quería mirar a su padre en esos momentos, le había pedido enardecidamente que no la dejara viajar y su padre le decepcionaba. Laurena arruinaría todo lo que tenía con Timmy, no tenía dudas, era una perra homofóbica que siempre le había insultado y despreciado todo lo que él quería. No quería que arruinara la buena vida que había formado en ese siglo.

—Comprendo que me odies, Harvie, pero han pasado muchos años y yo no soy la misma persona que solía ser.

—Como si pudieras cambiar —espetó.

—Lo hice, por mi hijo lo hice —. La voz de Laurena se rompió—. No estoy aquí para molestarte, Harvie, estoy aquí porque necesito tu ayuda.

Harvie se rio.

—Eso tiene sentido.

—Harvie, solo escúchala.

Lo hizo porque no le estaban dando opción.

—Mi hijo Aleksey desapareció hace más de diez años, Harvie y las autoridades lo han buscado por todos lados, pero no hay rastro alguno, yo he investigado todos los libros de historia y no he encontrado nada, sé que él viajó en el tiempo, es la única explicación y necesito encontrarlo, por favor...Era solo un niño cuando viajo y el pasado...Son épocas crueles.

Harvie sostuvo su mirada y no pudo lamentarlo, con todas las cosas crueles que ella le había dicho cuando eran niños, casi parecía merecer ese sufrimiento.

—Aleksey es gay, Harvie y temo pensar que puedan hacerle daño por eso, si el viajo en el tiempo, necesito llegar a él. No te pido ayuda como tu hermana, sino como una madre desesperada, que ya no sabe qué más hacer.

Tad miró hacia su hijo y supo que esas palabras le habían llegado, pues Harvie era padre y no podía imaginar la desesperación que sentiría si uno de sus hijos desapareciera.

Suspiró y apartó la mirada.

—Podemos preguntarle a Olivia, ella entiende más de estas cosas que yo. 

Pokračovat ve čtení

Mohlo by se ti líbit

1M 32.5K 50
¡Hola a Todos!😳 Tomé la decisión de compartir algunos Sketch random de los viejos y los paises por aquí también, no son de buena calidad ni muy deta...
118K 10.2K 41
Un trato es un trato. Después de convertirse en una novia fugitiva, Katie se aventura en un viaje a Francia en busca de unas vacaciones soñadas. Sin...
5.4K 605 15
Dicen que los ojos son el espejo del alma, que una mirada dice más que mil palabras y que la conexión siempre rebaza la realidad. Dicen que el hilo r...
5.8K 542 35
[COMPLETA✔️] Amaya afrontaba las peores diversidades de la vida. "𝐍𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐨, 𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫 𝐯𝐢𝐯𝐨." -ᴇ. ᴇ. ᴄᴜᴍᴍɪɴɢꜱ