El placer de tus labios.

By Alex_Santi402

50.6K 4.4K 915

(Segunda parte del idioma de tus ojos) Años de la noche del baile, tanto Alex cómo Lucia decidieron continuar... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33.
Capítulo 34
Propuesta
Capítulo 35
Capitulo 37
Capítulo 38

Capitulo 36

478 61 5
By Alex_Santi402


-¿Qué haces aquí, en San Francisco?- Pregunto Mariana, observando a las últimas personas que parecían abandonar el parque.

-Tenía mucho tiempo sin ver a mis padres, los extrañaba- Contesto con nostalgia, observando el color celeste de sus uñas -¿Y tú? Pensaba que tú vida pertenecía ahora en Filadelfia.

-Pero mi familia sigue aquí, me crie aquí- Respondió con simpleza -Te conocí aquí- Añadió.

Mariana sonrió, recordando el primer intercambió de miradas. No se habían visto antes, ella estaba borracha y él solo intentaba ayudarla, pese a no conocerla.

-¿Por qué siempre intentaste ayudarme?- Pregunto -¿Aun cuándo a veces no lo merecía? Sé que han pasado años, pero siempre recuerdo como fuiste al baile solo para cumplir tu promesa, algo que yo definitivamente no merecía esa noche.

Matt negó, volteando a verla con una pequeña sonrisa jugando en sus labios.

-Eso haces por las personas que te importan, estás ahí para ellas. Sin esperar nada a cambio, solo... Ya sabes, que sean felices.

Matt podía lucir como un hombre duro e imponente, pero la verdad es que era el alma de niño en el cuerpo de un hombre. Inocente y lleno de bondad, siempre atento en ayudar a los demás, a veces antes que a sí mismo.

-¿Nunca antes pensaste en quedarte aquí, en América otra vez?- Se atrevió a preguntar, llamando la atención de Mariana -Digo... Están tus padres, y estoy seguro que será sencillo para ti encontrar trabajo, además...- Dejo escapar un pequeño suspiro, sin saber cómo terminar la oración.

-Te tengo a ti- Completo Mariana, tomando todo el valor dentro de ella para acariciar con la yema de sus dedos la mano de Matt -Y esa es la razón más importante de todas.

No aparto sus ojos de ella. ¿Cómo podría? Su amor de secundaria, el amor que no abandono sus pensamientos por tanto tiempo estaba frente a él, tocando su mano, observando sus ojos y susurrando palabras que todas las noches pedía por oír. ¿Cómo podrías llamar a eso además de que los milagros existen?

-Es decir no intento decir que eres parte del montón, o solo una razón más- Aclaro con una sonrisa nerviosa, apartando sus manos de él -Aunque si ese fuera el caso todas las razones serían pequeños destellos de luces en el mar y tú definitivamente serías el faro que ilumina toda la noche.

Divago por inercia, con tanta rapidez que en ocasiones se enredaba su lengua. Matt la contemplaba con diversión, pero sintió compasión por ella, la suficiente para tomar una de las manos de Mariana con firmeza entre las suyas.

-¿Estás segura?- Pregunto casi en un susurro, temiendo despertar de lo que parecía ser un sueño, porqué era increíble pensar que eso en verdad estaba sucediendo, que la vida de verdad le estaba dando una oportunidad.

Mariana por su parte no era consiente, solo sentía. Su corazón iba a mil, tan fuerte que sentía un retumbar en todo su cuerpo, su respiración al igual no podía estar completamente calmada.

La fuerte textura de las manos de Matt encima de ella, aprisionando su mano lo suficiente para evitar que huyera. Si tan solo supiera que ella deseaba todo menos marcharse, pensó Mariana. La mirada de Matt era indescriptible en ese momento, pero sus ojos negros la contemplaban tan cálidamente, que Mariana no tardo más en contestar su pregunta.

-No planeaba venir a San Francisco, y mucho menos planeaba encontrarte aquí. Pero te encontré, o tú me encontraste a mí, poco me importa- Alzo levemente la mirada, acercando un poco sus rostros de manera inconsciente -Pero antes de que esos idiotas llegarán a molestar, confieso que le pedí a la vida misma que te colocará en mi camino, solo una vez más, qué está vez haría todo por hacer las cosas bien.

-¿Qué intentas decir?- Pregunto con lentitud, arrastrando las palabras, dejando ver que el asombro no abandonaba su rostro.

-Que tengo la oportunidad para decirte que me equivoque, demasiado- Recalco -Cometí errores, e hice cosas de las que aún me arrepiento. Y no tienes idea de cuánto lamento haberte hecho daño, pero quiero que sepas que te quiero- Confeso, y juro sentir como un gigante peso de repente ya no estuviera en sus hombros -Te quiero y te quiero. Si te quise antes, y si te quiero ahora. Y si la vida te puso en mi camino está noche deseo creer con todas mis fuerzas que lo hizo porqué tú me quieres igual...

No dudo en abrazarla, en envolver sus brazos sobre su cuerpo, sintiendo su calor y aspirando su dulce aroma. Las palabras de la mujer de ojos cafés no paraban de repetirse en su cabeza, y su corazón parecía al borde de un ataque cardiaco, incluso sentía el temblar de sus manos pero le restaba importancia, nada podía abarcar su atención además de que la mujer de la que estuvo enamorado por tantos años estaba frente a él, citando las palabras que tanto deseo oír.

Mariana correspondió su abrazo de inmediato, percatándose recién de cuánto necesitaba qué él la envolviera con sus fuertes brazos, cuánto necesitaba tenerlo cerca, sentirlo. Por un momento recordó el primer abrazo que compartieron, fue en el pasillo del instituto, acababa de enterarse de la relación de Alex y Lucia y sentía como la decepción y el dolor la carcomía por dentro. ¿Y Matt? No se conocían, tampoco habían intercambiado más que unas pocas palabras antes, pero ahí estaba él, consolándola pese a que no estaba obligado a hacerlo. Y qué dulce le resulto aquel recuerdo, pensó, inevitablemente lo abrazo aún más fuerte, enterrando su rostro en su pecho, escuchando el acelerado palpitar de su corazón.

-Nunca he dejado de quererte- Susurro, posando su barbilla sobre el cabello de Mariana -No ha habido ni un solo día, ni uno, en que no hayas cruzado mi mente. Nunca te fuiste del todo, siempre mantuve una parte de ti conmigo.

Busco sus ojos, desesperado por reconocerse en ellos. Y fue así, como si de una máquina del tiempo se tratará, Mariana creyó verse de 18 años, con el cabello castaño y por los hombros, y por un momento imagino también la versión juvenil de Matt, y que satisfactorio fue sentir un tibio calor dentro de ella, en su corazón. El hombre de ojos negros acaricio sus mejillas con sus pulgares con timidez, y valor.

-¿Y qué pasará ahora?

-Prometo dar todo de mí, para ti. Si tú prometes dar todo de ti, para mí- Susurro al mirarla a los ojos -Un cien por ciento, nada a medias, un todo completo. Lo suficiente para hacer feliz al otro.

-Yo solo quiero hacerte feliz- Confeso con delicadeza, como si fuera su propia alma la que hablará.

Matt sonrió una última vez antes de juntar sus frentes, cerrando los ojos, dejando escapar un suspiro de tranquilidad, paz, gozo. Pensando que nunca antes había sentido aquella calma. Y Mariana, por un segundo se preguntó si esto era lo que sentían Lucia y Alex, de ser así, en verdad creyó sentir que tenía el cielo en sus brazos.

...

Lucia se hallaba sentada en la cama, la luz apagada permitía que el bello resplandor de la luna que entraba por la ventana pudiera manchar de tonos tenue toda la habitación, su pijama de satén acariciaba su cuerpo, sin embargo su corazón se hallaba en incertidumbre. Alex y ella no pararon de recorrer las calles de Madrid hasta que el reloj les obliga a ir al departamento, Alex seguía en la ducha, y ella recién había salido, pero incluso debajo de la regadera no paraba de pensar que sentía la necesidad de contarle a Alex a detalle la terrible relación que formo con Dylan, aunque hayan pasado años, negar que era una grieta en su corazón era en vano, de aquella raíz nació la desconfianza que posteriormente arruino su relación.

-¿Está todo bien?

Lucia alzo la mirada, percatándose que Alex acababa de salir de la bañera y ella no lo había oído caminar hacia ella, con el cabello mojado, una toalla en sus hombros y un bóxer negro que apretaba sus muslos. La mujer de ojos verdes se mantuvo en silencio, e incluso cuándo sintió como él hombre de cabello negro se sentaba a su lado no giró a verlo. El silencio duro un poco más, pero Alex no insistió, se limitó a observarla con paciencia.

-Lo está- Aclaro, tomando valor -Y no quiero que cambie, por eso no quiero cometer los mismos errores que antes.

Alex no dudo en tomar su mano, entrelazando sus dedos.

-Y no lo haremos- Generalizo -Juntos haremos hasta lo imposible para que no suceda lo que antes pasó.

Lucia asintió, posando sus ojos verdes en aquellos orbes del mismo color, depositando un pequeño beso fugaz en las manos de Alex.

-Quiero contarte que pasó verdaderamente la noche de la que Dylan alardeó en el estacionamiento.

Alex sintió al instante como su cuerpo se tensó, era un tema altamente delicado, un tipo de herida que nunca sanó con los años. Y Lucia se percató de ello, en sus manos levemente apretadas, en sus ojos ahora más oscuros que hacía segundos antes.

-Puedo detenerme si...

-No- Negó de inmediato, sin apartar sus ojos de ella -Debo enfrentar esto tarde o temprano, no me permitiré la posibilidad perderte por no superar mis traumas del pasado, me niego a ser el mismo chico inmaduro de antes.

Las lágrimas subieron a sus ojos sin aviso, y un enorme sentimiento se instaló en su pecho. Se lanzó a los fuertes brazos del hombre que tanto quería, aferrándose lo suficiente para no soltarlo. Alex no dudo en consolarla, extrañado por su repentina actitud, reteniendo el aire en sus pulmones apenas la sintió llorar en su pecho.

-Lo volví a ver una tarde, y volví a sentirme como una niña indefensa ante sus ojos crudos- Empezó a narrar -Nunca quise estar cerca de él, pero no paraba de buscarme, y me negaba tanto a la idea de que supieras las cosas horribles que hice que nunca lo conté.

¿Ahí empezó la distancia? Se preguntó Alex a sí mismo, pero no la interrumpió.

-El acoso incremento, y con ello la amenaza. Y cuándo por fin pensé en contarte la verdad, un auto me detuvo y me obligo a entrar en él- Sollozo, repitiendo las imágenes de aquel día en su mente -Alardeó de conocerte, que podría hacerte daño, y juro que te quería tanto que preferí entregarme a mí antes de que el pensará siquiera en hacerte daño, Alex.

Podía sentir su dolor, y como incluso las emociones removían todo dentro de él. ¿Cómo pudo ser un maldito ciego al no darse cuenta de todo lo que sufrió Lucia frente a él y no darse cuenta? Porqué fue un puto egoísta, se gritó a sí mismo.

-Prometió no hacerte daño, si pasaba una noche con él- Confeso.

La respiración de ambos estaba acelerada, pero la luna llena iluminaba tanto la habitación que de alguna manera podían sentir paz pese a sentir una revolución de sentimientos y emociones dentro de sí mismos.

-Lo hubiera matado antes de permitir que te tocará- Dijo Alex con pesar, y enojó, pero no hacía Lucia. Enojo por el pasado, la situación, por aquel hombre que tanto se esforzó por separarlos.

-No pude- Dijo en un hilo de voz -Si fui a su departamento, si use el maldito conjunto que solo me provocaba vomitar, pero apenas sentí sus dedos en mi piel- Las lágrimas ahogaron sus palabras -No pude Alex, no eras tú, y me sentía tan desagradable por dejar que el me tocará que solo quise huir, y el intento detenerme pero no puedo parar de agradecer que pude defenderme, que luche contra él y gracias a eso logre salir de ahí- Explico, limpiando las lágrimas debajo de sus ojos -Después Benjamín me halló, en la calle, y me llevo a su casa.

Busco sus ojos con rapidez, llamando su atención.

-Espera... ¿Benjamín sabía esto?- Pregunto con asombro, sin ocultar su sorpresa -¿Todo este tiempo y nunca lo contó?

-Yo se lo pedí- Aclaro en voz baja, repitiendo aquel recuerdo en su mente -Él quería, pero... No quería que vieras lo rota que estaba esa noche, o las posteriores.

Su mente dolía, procesar todo lo que le contaba le resultaba altamente difícil, la mujer que tanto amaba fue víctima de un intento de violación y él se acababa de enterrar 6 años después. Su mente no dejaba de imaginar escenarios malos, de aquellos que te provocan nauseas, y su boca, pareció dejar de funcionar, simplemente las palabras no podían salir de su boca.

-Debajo de la regadera, cuándo estuve a solas por fin. Me permití llorar- Confesó, sobando con sus manos los vellos de sus brazos que se habían erizado -Y tome la esponja que adornaba el baño y no hacía más que restregarla por mi cuerpo, tan duro como me era permitido, quería borrar sus manos de mi piel, sus huellas- Empezó a contar, dejando que las lágrimas volvieran a hacerse paso bajo sus ojos -Y quería que estuvieras ahí. No quería que vieras el desastre en que me había convertido pero necesitaba tanto que estuvieras ahí, me abrazarás y me susurraras que todo estaría bien, aunque fuera mentira. Te necesitaba tanto Alex.

Se atrevió a verla a los ojos, sus preciosos ojos verdes ahora rojizos y bañados en lágrimas. Tan delicada y aparentemente rota, con sus palabras resonando fuertemente en su mente, agudizando sus oídos. Después de todo era verdad, ella lo necesitaba, pero el no estuvo, y siendo honestos, después de eso no volvieron a estar verdaderamente juntos.

Continue Reading

You'll Also Like

59.5M 567K 6
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
487K 37.3K 55
El mundo da un vuelco cuando la primer mujer en la Fórmula 1 se hace presente en el Paddock. Camille Watson, hija del gran piloto de la F1 tendrá que...
308K 20.9K 28
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
1.4M 86.9K 109
Alice Agnelli es obligada a trabajar para Ferrari luego de que su padre se hartara de su estilo de vida fiestero y desenfrenado, hará hasta lo imposi...