Vidas cruzadas: El ciclo. #3...

By AbbyCon2B

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Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrent... More

NOTA DE LA AUTORA Y MÁS.
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AGRADECIMIENTOS.

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By AbbyCon2B

Marie gimió sin dejar de moverse contra él y sintió su erección presionándose contra su pierna, más firme y erguida que momentos antes. No sabía si era algo bueno o para preocuparse, no sabía si el tamaño de Rylan era seguro o le haría daño, tampoco sabía como debía tocarlo o como dejar que la tocara. Su madre y Jian le habían explicado muchas cosas, pero realmente hacerlo era muy diferente y estaba algo apenada, por eso estar dándole la espalda ayudaba.

Escucharlo gemir en su oído y como su respiración se aceleraba era algo que le gustaba. Le excitaba aun más cuando él se removía de placer contra ella y se apretaba con más fuerza, buscando más contacto. Sus labios habían dejado un rastro por todo su cuello y estaba segura de que la había marcado, pues la zona entre el hombro y el cuello estaba caliente después de que él hubiera dedicado unos segundos a chuparla y lamerla.

Él acarició la curva de su cintura con las manos y le cerró los dedos en la cadera para guiar sus movimientos y que se moviera contra él lentamente, disfrutando y sintiendo cada segundo en el cual sus carnes se frotaban con la delgada tela de por medio.

Se mordió el labio cuando la mano de Rylan se arrastró por sobre la camisola para acariciar su vientre y no pudo evitar gemir al sentir como se apretaba contra su pubis, acariciándolo por sobre la ropa mientras él continuaba moviéndose contra ella. Sujetó su muñeca por impulso, pero no lo detuvo de tocarla, gimió, ocultando el rostro en las almohadas y Rylan besó su nuca y descendió hacia su hombro. Su mano se alejó de su sexo para poder deslizar la manga de la camisola y desnudó su hombro.

Besó su hombro y su brazo, mientras bajaba la tela y Marie dejó que le quitara la pieza por la mano y desnudara uno de sus senos. Sus mejillas enrojecieron al comprender que él podía tocarla directamente, que estaría desnuda en su presencia cuando nunca antes había estado desnuda con otro hombre. Él le enterró los dientes gentilmente sobre el brazo y lamió su cuello ascendiendo hacia su mandíbula. La atención que le daba era de otro mundo y la excitación que sentía resultaba adictiva. Se sentía tan húmeda entre las piernas que hasta le incomodaba.

Rylan llevó su mano hacia el cuello de la camisola y sin dejar de besar su cuello y sus mejillas, desanudó el cordón que mantenía la tela en el lugar y la estiró para poder empujarla hacia abajo con el resto de la ropa y desnudar sus senos. En la oscuridad apenas podía ver un poco de estos, pero tocarlos era suficiente para generar una imagen perfecta de como eran.

Acarició uno de sus senos con la yema de sus dedos y sintió como ella se erizaba y su pezón se endurecía. La giró para que se acostara sobre la espalda y besó sus clavículas, siguiendo el hueso hacia el centro del cuello y de regreso hacia el hombro. Él permaneció de lado, sosteniendo su peso en un brazo y usando el otro para tocarla.

Trazó la forma de su pezón con un dedo mientras sus labios se acercaban con besos hacia los suyos y Marie apretó los ojos y se removió entre gemidos.

—¿Te gusta? —. La sintió asentir y mordió su mandíbula antes de llegar a su boca—. A mí también, eres jodidamente hermosa. Igual de hermosa que de insoportable.

—Al menos tenemos algo en común.

Se rio contra su boca y mordió su labio inferior.

—Bésame, Marie. Abre esa hermosa boca que tienes y bésame.

—No sé cómo —se avergonzó de decir.

—Como lo hiciste en el granero fue perfecto.

Se atrevió a rodear su cuello con los brazos y respondió a su beso de la misma forma, dejando que sus labios se amoldaran y la lengua de él se adentrara en su boca de forma traviesa. Era tan extraño sentir su lengua contra la suya, pero tan excitante.

Cuando él apoyó su mano sobre el colchón a su lado y la acorraló con su cuerpo al acomodarse sobre ella, se encogió, bastante avergonzada y nerviosa y abrió los ojos para mirarlo. No le gustaba mucho no poder verlo y su atención, aunque le encantaba, empezaba a aumentar sus nervios.

Gimió, con sus labios devorando su cuello, chupándolo y lamiéndolo con tanta intensidad que la abrumaba y le acarició la nuca hasta que se ayudó de ambas manos para alejarlo.

—¿P-puedes prender a-algunas velas?

Rylan la besó brevemente y cuando dejó la cama, pudo volver a respirar por unos minutos y refrescar su cuerpo que parecía en llamas. La cama ardía o era ella, la verdad ya no sabía, pero sentía que se estaba incendiando y le incomodaba toda esa sensación entre sus piernas.

Rylan encendió dos velas y sopló el fosforo mientras la miraba.

Con la nueva claridad en el dormitorio todo era más claro y admirarla era mucho más excitante. Estaba acostada en su cama, sus piernas ligeramente separadas, pero con la camisola ocultando esa parte de ella que tanto necesitaba. Tenía un seno expuesto por la manga que le había retirado, pero la otra seguía en el lugar y ocultaba su pecho. Sus mejillas estaban demasiado rojas y su respiración era acelerada, se veía hermosa. Como una Diosa de la lujuria.

Se quitó la camisa, aprovechando que estaba de pie y Marie se sentó en la cama y lo miró. Esa noche vería a un hombre desnudo por primera vez, podría tocarlo y saber como era, como se sentía.

Cuando Rylan dejó caer su camisa al suelo, Marie se enderezó hacia el borde de la cama y admiró su cuerpo. Si él contraía las abdominales estas se marcaban sutilmente en su vientre y su piel bronceada y suave reflejaba la luz de la vela. Tenía vellos cubriendo su torso hacia los pectorales y descendiendo desde su ombligo hacia la cinturilla de la pantaleta que traía. Y por primera vez, realmente veía la erección pronunciándose contra la tela que no se resistía a permitir que se irguiera.

Rylan le acarició la mejilla cuando se detuvo de pie frente a ella y comenzó a acomodarse sobre su cuerpo otra vez, incitándola a acostarse en la cama y dejar que la acorralara. Se sobresaltó cuando la beso y un gemido escapó de sus labios.

—Tan atrevida y aun así tan vergonzosa —murmuró con una sonrisa cuando besó su cuello—. Que combinación más extraña.

Abrió la boca con un jadeo ahogado cuando él chupó su pezón y lo miró sin poder evitarlo. Todo el cuerpo se le erizó y se mordió el labio, su espalda se arqueó por voluntad propia en respuesta a su lengua acariciando su pezón y no pudo evitar gemir y gemir más fuerte. Rylan le bajó la otra manga de la camisola y tiró de la tela hacia abajo para desnudar su otro seno, lo besó y lo lamió de la misma forma, succionándolo por momentos como si pretendiera devorarlo entero.

No tenía senos muy grandes, pero a él parecían gustarles y los atendía con dedicación y tiempo. Le empujó la camisola por las caderas para quitársela y Marie apretó las piernas para cubrirse y se abrazó bastante apenada.

Rylan dejó que el vestido cayera al suelo junto a la cama y regresó a ella para besar sus rodillas flexionadas que se apretaban para intentar ocultar lo que a ella tanto pudor le daba. Besó sus rodillas y las mordió, acariciando el hueso que se pronunciaba contra su piel y que le daba cosquillas. Le estiró las piernas suavemente y sus ojos volaron hacia su monte de venus. Tenía los vellos de un color dorado claro, apenas perceptibles y se amontonaban en pequeños rulos. Alzó la vista hacia sus ojos y la notó sonrojada.

—Abre las piernas, nena, quiero verte.

Negó, ocultándose en sus manos y Rylan se inclinó sobre ella para besar sus nudillos y volvió a sus senos.

—Me gusta tocarte, no eres tan insoportable de esta forma —. Le sonrió y ella rodó los ojos—. Estás callada y muy roja.

—Me da vergüenza.

—¿Qué cosa? ¿Excitarme tanto? ¿Eso te da vergüenza? Porque me excitas demasiado, nena y quiero continuar disfrutando de este placer ¿tu no?

Asintió y se mordió el labio cuando él descendió por su vientre con más besos.

—Quiero sentir tu sabor contra mi lengua y escucharte gemir mientras alcanzas el orgasmo. Tu primer orgasmo ¿verdad? Me lo presumiré en el espejo cuando despierte —. Se rio y él empezó a besar sus muslos—. Te tocaré entre las piernas con mis dedos y mi lengua —. Arrastró la lengua por su muslo y ella se tensó—. Y podré adentrarme en ti ¿me dejarás hacer eso?

—¿Dolerá?

—Pues no tengo vagina ¿sabes? —. Se rio y él se recostó sobre ella, recargando parte de su peso y la miró con una sonrisa—. Pero por lo que sé la primera vez duele un poco y te daré tan duro que te dolerá mucho.

Se rio cuando vio el espantó en su mirada y la besó.

—Solo bromeo, rubia. Iremos lento, suave —. Gimió cuando él le abrió gentilmente las piernas y ni siquiera pensó en resistirse—. Muy suave, disfrutaremos de este calor...Mmm, eso es, nena, abre las piernas. 

Se acostó a su lado para no abrumarla con tantas emociones y descendió con su mano por su vientre para poder adentrarla entre sus pliegues. Marie jadeó y cuando sintió sus dedos deslizándose entre su humedad la vergüenza y el placer colisionaron.

Lo escuchó gemir y la atención de sus labios en su cuello volvió, junto con la atención que les daba a sus senos.

—Estás tan húmeda, estabas ansiosa ¿eh? Yo también lo estaría de ser tú, con lo guapo que soy.

—Esto es solo un s-sacrificio de mi parte.

Rylan se rio al besarla y asintió.

—Uhm-mmm, seguro te estás sacrificando por el pueblo, se nota que la estás pasando muy mal.

—Terrible —agregó y sonrió.

Él la miró a los ojos y empezó a frotar su clítoris con movimientos circulares y tanta lentitud que le abrumaba.

—¿Cómo se siente? —. Ni siquiera podía hablar, solo asentir y gemir—. Tan suave y húmeda...Joder, que me encantas, Marie...Me encantas demasiado.

—Pensé que me odiabas.

—No confundas, nena, te desprecio, pero tu cuerpo...Tu belleza —gruñó y trepó sobre su cuerpo para descender por su vientre con la lengua—. Es mi perdición.

Marie se cubrió la boca al gritar de placer cuando él enterró su rostro entre sus piernas sin previo aviso y su lengua se extendió sobre toda su intimidad y empezó a moverse contra esta, frotándola e impregnándose de todo su néctar. Lo escuchó gemir, claramente a gusto con lo que hacía y ella se retorció en la cama y gimió sin poder contenerse.

—Abre más las piernas, Marie.

Lo hizo sin siquiera pensárselo y se removió contra él buscando más y más contacto. Gimió, se mordió el labio y le apretó una mano en la cabeza para que no se apartara.

Rylan tiró de sus caderas y las alzó de la cama, dejándola sosteniendo todo su peso en la espalda y la cabeza. Le subió las piernas hacia sus hombros y se arrodilló frente a ella sin dejar de lamerla. Su lengua se empujó en su interior y Marie se cubrió el rostro y no supo que era más fuerte; la vergüenza o el placer. Por un lado, quería pedirle que se detuviera porque le apenaba demasiado, pero le gustaba tanto que detenerlo parecía un crimen.

—Es cierto entonces —comentó y la soltó para que sus caderas cayeran en la cama.

—¿Qué cosa?

—Vírgenes son más dulces —. La besó y tiró de ella para que se sentara.

—¿Nunca habías estado con una mujer...ya sabes... ¿virgen? —. Negó y Marie se sorprendió—. Oh...Pensé...Pensé que sí.

—¿Crees que mi pasatiempo es desvirgar mujeres? —inquirió con una ceja arqueada y se recostó contra la pared para que ella se sentara sobre él—. Eres mi primera vez...Uf, tan romántico ¿cómo ves? Te la meteré y ambos estamos para estrenar.

—A veces eres un gran cretino ¿sabes?

—Tu no eres lo que se dice angelical —. Desanudó el cordón de su pantaleta y Marie sujetó sus manos antes de que la bajara—. ¿Qué sucede, rubia?

—No estoy lista para ver...para...Ya sabes...Coso eso... —. Rylan se rió y alejó las manos de su pantalón.

—¿Coso eso? —repitió burlón.

—Sí, tu me entiendes.

—¿Y si no estás lista qué hacemos? —. Le acarició la cintura y admiró su cuerpo mientras siseaba de placer—. No me molesta seguir lamiéndote las tetas el resto de la noche.

Marie se mordió el labio cuando él la atrajo desde las caderas y se inclinó para ir hacia sus senos y continuar chupándolos. Le acarició el corto cabello que tenía y él sonrió y besó sus pezones.

—Mi padre estará furioso cuando me vea.

—No sabrá si no le dices.

—Él se da cuenta —. Le peinó el cabello y se mordió el labio cuando sus labios ascendieron hacia su cuello, dejó que la besara y suspiró—. Es como si lo viera en nuestros ojos. Y va a querer matarte.

—Respeto mucho al señor Morgan, pero no le tengo miedo, nena.

—Deberías.

—Quizás, pero ser inteligente no es una de mis cualidades —. Le amasó las nalgas y la empujó contra su erección—. ¿Me puedo desnudar ahora?

Negó y se atrevió a besarlo.

Rylan sonrió y continuó acariciando su cuerpo mientras respondía a su beso.

—Que buenos besos que das, rubia.

—¿De verdad? —. Asintió y regresó por más—. No soy muy buena en esto.

—Lo que estás haciendo lo haces muy bien. Me gusta mucho, sobre todo cuando te frotas contra mí...Uhm, así, nena, eso es... ¿Te gusta? —. Asintió mordiéndose el labio y él desanudó el cordón de su ropa—. ¿Me dejas quitarme la ropa ahora?

Rylan maldijo cuando ella negó y le tiró del cabello para que apartara la cabeza y despejara el camino hacia su cuello.

—Al menos tócame ¿no?

—M-me da pena.

—Nena, ya te lamí el coño, no puedes seguir con pena.

—Pero sigo —susurró y lo miró a los ojos—. Quizás deberíamos parar y...

Se sobresaltó cuando él la acostó otra vez en la cama y sus labios la reclamaron apasionadamente.

—Fingiré que no has dicho nada por el bienestar de mis testículos ¿te parece? —. Se rio y él volvió a acomodarse entre sus piernas—. Y mientras te decides a enfrentar mi poderoso pene, seguiré disfrutando de tu exquisito coño.

—¿Poderoso? —repitió con cierta burla, pero esta desapareció al sentir su boca—. Oh...Oh, Dios...R-Rylan...

—Quería que tu primer orgasmo sea conmigo en tu interior, nena, pero acabaras en mi boca ¿sí? —. Se mordió el labio al escucharle y asintió—. Tan malditamente rica... ¿Quieres probarte?

No supo que responder y se removió cuando sintió su lengua entre sus pliegues y luego la llegada sus labios hacia su boca. Pudo sentir su propio sabor en el beso, un sabor algo sutil y no muy fuerte, pero no estaba del todo segura si podía considerarlo dulce. Gimió y él chupó su labio al apartarse y coló una mano entre sus cuerpos para masturbarla.

—¿Te gusta? —. Solo podía asentir y gemir al sentir sus caricias—. Quiero escucharte, rubia, quiero escucharte gemir y decir mi nombre.

Un quejido escapó de su boca cuando él empujó un dedo en su interior y Rylan gruñó.

—Mierda, estás apretada, preciosa, muy apretada ¿y sabes qué significa eso? —. Negó y él volvió a acomodarse entre sus piernas—. Que lo disfrutaremos mucho una vez pase el malestar.

Quizás querer tener relaciones con él esa noche era un error, pero ya no podía pensar al respecto, lo necesitaba y con el placer que crecía en su vientre, la vergüenza se alejaba. Soltó otro quejido cuando empujó otro dedo en su interior y se removió algo nerviosa.

—Tranquila, nena, cretino o no, prometo que no te haré daño —. Continuó estimulándola con su boca mientras empujaba sus dedos en su interior y la masturbó de esa forma hasta que ella alcanzó el orgasmo, gimiendo con fuerza y desarmándose en la cama como si fuera gelatina.

Cuando la vio, Rylan supo que el orgasmo la había agotado y no tenía ni la experiencia o la energía para ir por más, así que maldijo y terminó de disfrutar de su néctar antes de apartarse y acostarse a su lado.

—¿Me puedo masturbar al menos?

—¿Qué cosa?

—Dame la espalda —. Obedeció y volvió a enfrentar la pared con él pegado a sus caderas—. Me debes una buena follada, nena, no lo olvides.

Asintió y se mordió el labio a la expectativa.

El corazón todavía le iba demasiado rápido por ese orgasmo y las sensaciones que la habían recorrido eran completamente nuevas. No sabía como sentirse, solo podía decir que era intenso y agradable y una vez la sensación se esfumaba, se sentía tranquila y relajada. Era algo a lo que podía acostumbrarse.

Gimió cuando sintió su miembro presionándose contra su nalga con la tela de la pantaleta de por medio y Rylan empezó a masturbarse mientras ella se pegaba contra él. Lo escuchó gemir y tuvo que morderse el labio para no gemir con él.

—Tócate tu también, Marie.

—¿Qu-qué?

—Como yo te toqué, nena, tócate.

Le obedeció, no muy convencida y él gruñó más fuerte y empezó a tocarse más rápido. La giró para poder ver como se tocaba y besó sus senos acomodándose sobre ella. No se quitó la ropa, pero se frotó entre sus piernas robándole algunos gemidos y gruñó contra su boca.

—Me pones de una forma, víbora...No te imaginas lo que me haces, lo que siento...Joder...

Cuando él alcanzó el orgasmo se quedó quieto sobre ella y Marie exhaló más acalorada. Los gemidos de Rylan eran como una droga para sus oídos y su piel apretándose contra la suya...su voz vibrando en su cuerpo...Se mordió el labio y no se movió cuando él volvió a acostarse a su lado.

—Cierra los ojos —. Obedeció y lo sintió moviéndose, él se quitó la ropa, se colocó otros pantalones después de limpiarse y volvió a acostarse junto a ella—. Listo.

Había apagado las velas, por lo que volvían a estar a oscuras y él se estaba cubriendo con las mantas.

—¿No me...no continuarás?

—Estás muy cansada para disfrutar como yo deseo que disfrutemos, ya me cobraré esa follada más adelante.

Se giró en la cama, no muy segura de que hacer y apretó las mantas contra su cuerpo.

—¿Me alcanzas mi...mi camisola?

Rylan le levantó la cabeza suavemente para poder acomodar su brazo debajo de esta y se pegó a su cuerpo.

—¿Y si prefiero que duermas desnuda?

—Pero...Me da vergüenza.

—Más a mi favor —. Le acarició la mejilla y le agarró la pierna para que la apoyara sobre su cadera—. Así trabajamos la confianza ¿no crees?

Marie sonrió y acarició su torso desnudo, se entretuvo con los vellos en su cuerpo y terminó apretándose contra él en busca de su refugio. Rylan la abrazó y se sintió pequeña a su lado, envuelta en su protección. Definitivamente era un sentimiento al que podía acostumbrarse.

No supo bien en que momento se durmió o quién se durmió primero, pero cuando despertó, Rylan ya no estaba a su lado y la luz entraba por la ventana. Se sentó, algo sobresaltada y levantó las mantas contra su pecho para cubrirse.

La casa estaba vacía, no había rastro alguno de él o de su ropa diaria, frunció el ceño, empezando a sentir algo de angustia al sentirse utilizada y vio que su ropa estaba acomodada sobre una silla.

Se colocó la camisola rápidamente para cubrir su desnudez y estaba planeando marcharse enfurecida cuando se percató del desayuno servido sobre la mesa.

Detuvo sus intenciones al instante y soltó su corsé para acercarse a la comida. Era un plato con tocino, pan y huevos, había un frasco con mermelada de frambuesa y un cuchillo para untarla, también le había dejado la manteca y una taza de café que seguramente tendría que calentar. Junto a la comida había un delgado vaso con una única rosa y a su lado una hoja doblada a la mitad con su nombre en la cara exterior.

La letra de Rylan no era muy prolija y tenía algunos errores ortográficos al escribir, pero el detalle estaba allí y a Marie le molestaba que le gustara tanto.

Quería quedarme a dormir contigo hasta que despertaras, pero me temo que mi culo no caga plata, así que debo irme a trabajar. Te preparé el desayuno, no sé cocinar, así que, si te duele la panza y vomitas todo, no me hago responsable, pero buen provecho.

No robes nada al irte, robar es mi profesión, víbora, no copies.

Nos vemos luego.

Con mucho odio y resentimiento.

El guapo de pene poderoso ;)

Se rio sin poder evitarlo y tomó asiento frente a la comida para disfrutar el desayuno, aunque se hubiera enfriado. Por supuesto que él debía ir a trabajar, entraba a las seis y ya debían ser pasadas las ocho de la mañana. Él no la había utilizado, solo tenía obligaciones a las que asistir y su carta...Le entretenía como podía ser romántico y cagarla al mismo tiempo.

Desayunó y cuando terminó, lavó el plato y la taza en el tarro con agua que había sobre la mesa de madera junto a la cocina y se vistió. Dejó la casa para volver a la suya y supo que tendría que evitar a su padre o enfrentar las consecuencias. Decidió evitarlo.

Estuvo dibujando en el jardín, aprovechando el sol del día y se quedó mirando hacia la lejanía donde se apreciaban los campos de maíz, tan perdidos en el paisaje que no lograba ver a los hombres trabajando.

Para la cena, le alegró que su hermana Elizabeth estuviera acaparando toda la atención de su padre, pues de esa forma él no la notó.

—Sólo será una cena para los dos, papá, por favor.

—Ya te dije que no y como sigas insistiendo, ni siquiera le dejaré venir a cenar con todos.

Elizabeth rodeó la mesa para atravesarse en el camino de Jonathan antes de que pudiera llegar a su silla y se colgó de su cuello.

—Papi, yo te amo mucho ¿lo sabes ¿verdad? Por favor, confía en mí, me portaré super mega híper bien —. Jonathan mantuvo el semblante serio mientras ella lo abrazaba y continuaba persuadiéndolo con su pequeño berrinche—. Por favor, por favor, eres el mejor papá del mundo, por fis ¿sí? ¿Eso es un sí?

Le plantó un enorme beso en la mejilla y Jonathan gruñó exasperado.

—Debí quedarme soltero.

—¡Oye! ¿Yo que culpa tengo? —protestó Olivia.

—¡Te quedaste embarazada! —señaló de malhumor y ella puso los brazos en jarra.

—¿Y quién me dejó embarazada?

—Mamá uno —contó Nolan.

—Papá cero —finalizó Henry.

Jonathan les calló con una mirada silenciosa y Elizabeth regresó a suplicar para que le dejara ir a cenar con Ethan a solas.

—Te lo voy a poner muy claro, Elizabeth Morgan, si vuelves a casa y me llego a dar cuenta que ese pedazo de mierda te tocó de la más mínima forma indecente, te encerraré en tu cuarto con candado hasta que tengas treinta años.

—¿Veintinueve? —propuso con una sonrisa.

Jonathan arrugó las cejas ante el enojo.

—Está bien, está bien, treinta años... ¿Puedo ir? —. Todos se cubrieron las orejas cuando ella chilló de la emoción y Gwendoline rodó los ojos y se acarició la sien—. ¡Me voy, me voy! ¡No me extrañen! ¡Adiós! ¡Ahhh, soy libre!

—¡Elizabeth te advierto!

—Escuché, escuché, adiosito.

Después de la cena, Marie se retiró hacia su dormitorio y leyó un rato en la cama antes de decidir dormir. Toda la familia ya descansaba, los pasillos estaban oscuros y la única luz que ella tenía era de la lámpara a su lado. Pasó la página en su libro, sumergida en la lectura de terror y brincó en la cama cuando escuchó un golpe.

Al principio se cubrió con las mantas y pensó en gritar por su padre.

Volvió a escuchar un golpe y comprendió que parecía alguien llamaba a la puerta. Pero no a la puerta de su dormitorio, sino a la puerta del balcón. Bajó de la cama, agarró lo primero que encontró para defenderse y se acercó para apartar las cortinas. Brincó en el lugar cuando vio a Rylan esperando por ella en el frío de la noche y soltó el cepillo de pelo para poder abrirle.

—¿Rylan?

Él le aferró el rostro al entrar en el dormitorio y la besó sin preguntar o saludar. Jadeó en su boca y lo abrazó de regreso para responder al beso hasta que tuvo que apartarse.

—¿Estás demente? ¿Qué haces aquí?

—Me aburría en casa y quería conocer tu dormitorio —. Se alejó de ella y paseó por el lugar empezando a revisar todo a su alrededor—. Más grande que mi casa, que bonito.

Lo vio reírse y empezó a sentirse nerviosa con su presencia. Si su padre lo escuchaba, lo cual podía suceder, pues Jonathan tenía la audición de un canino, los mataría a ambos. A ella la encerraría de por vida y a Rylan definitivamente lo mataría.

—Mi padre te matará si te ve aquí.

—Mejor que no me vea entonces —. Le sonrió y abrió un cajón de la cómoda—. Te fuiste de casa hoy y no volviste a verme en la noche, por eso pensé en visitarte.

—No puedo ir a verte todas las noches.

—Lo sé, por eso he venido yo —. Cerró el cajón y se guardó unos pendientes en el bolsillo—. ¿Qué? No es como que tu los necesites de todas formas.

—Son míos, Rylan.

—Tienes otro par por ahí.

—Rylan —. Él rodó los ojos y los regresó al lugar.

—Me debes una follada ¿recuerdas?

Marie se acercó a la puerta para trancar en caso de que su padre decidiera pasar a verla y le pidió a Rylan que bajara la voz.

—No podemos hacer eso aquí, nos atraparan y estaremos muerto.

—Uhm, mucho más excitante cuando es algo prohibido —. Se acercó a ella y aferró su rostro con ambas manos para besarla—. He estado pensando en ti todo el puto día, Marie...Tu sabor, tu exquisito sabor, todavía lo siento en mi boca.

—Rylan...

—Rylan, Rylan, Rylan, incluso pronuncias mal mi nombre, pero me gusta. Pronúncialo todo mal, pero déjame follarte toda la puta noche, nena.

Se aferró a él para besarlo y cuando recordó que no podía se apartó.

—No, no aquí, no puedo, mi...

—Tu padre, blah, blah, blah. Ya entendí, qué tal si me explicas porque no podemos hacerlo mientras lo hacemos ¿uhm? —. Negó y cuando él la alzó en sus brazos y volvió a besarla se olvidó de todo—. Quiero tu hermoso culo contra mi pene ¿me lo darás?

—Oh, Dios, Rylan...Debes parar o nos meteremos en muchos problemas.

—Vale la pena si lo disfrutamos —. La acostó en la cama y trepó sobre ella—. Oh, esta cama es mucho más cómoda.

Gimió cuando él empezó a devorar su cuello y le acarició la nuca, aferrándolo con fuerza.

—Estás demente.

—Perdone, mi princesa, por tener los testículos violetas de tanto esperar —. Su tono burlón no paso inadvertido, pero estaba drogándose con sus besos y no pudo responder—. Te deseo tanto, Marie...Joder...Mira que hermosa eres.

Él le levantó la camisola para dejar su cuerpo al desnudo y chupó sus senos con mucha más fuerza que la noche anterior, claramente desenvolviéndose libremente ahora que ella sabía como se sentía. Gimió, le acarició el cabello y tiró de él para que volviera a besarla.

—Eso, nena, eso...Bésame, tócame todo...

—Rylan...Te odio por hacer esto.

—También te odio, no te preocupes ¿pero sabes qué no odio? —. Negó y él hundió dos dedos en su interior—. Tu hermoso coño. Tengo el presentimiento de que será mi nuevo mejor amigo.

Se rio y cuando él se quitó la camisa, ella se quitó la camisola y tiró de él para volver a besarlo. Lo sintió gemir y como se emocionaba ante la repentina desesperación que ella mostraba.

—Oh, sí, nena, así me gustas.

Lo besó y él invirtió los lugares para que se sentara sobre él y mientras ella se frotaba contra el bulto en su pantalón, se quitó los zapatos y le amasó las nalgas.

—¿Podré follarte esta noche? —. Negó, solo para torturarlo y sonrió contra su boca—. Comienzo a enojarme con este juego tuyo.

—¿Y qué me harás? —inquirió sonrojándose de la vergüenza que intentaba ocultar.

Rylan la miró y le cerró una mano en el cabello.

—Qué no te haré, nena...

Giró sobre la cama para continuar besándola y se apretó entre sus piernas, frotándose contra su clítoris con el pantalón de por medio. Ella gimió y él gruñó contra su cuello y la mordió.

—¿Me dejarás desnudarme? —. Asintió y lo miró a los ojos acomodándose debajo de su cuerpo—. ¿Sí? ¿Quieres verme desnudo?

Volvió a asentir y cuando él lamió su mejilla y sus labios ya no le asqueó, lo disfrutó y se atrevió a hacer lo mismo con él. Rylan gimió y se desabrochó el pantalón rápidamente.

—Joder, preciosa, me pones de una forma.

Tomó su mano para guiarla dentro de su pantalón y Marie ahogó un gritó al sentir su erección contra su palma. Se mordió el labio y él sonrió y gimió gravemente en su oreja.

—Tócame, víbora, tócame como hice yo anoche ¿sí?

Asintió y sentir su carne sensible en su puño le calentó el rostro. Se sentía tan extraño, era suave y estaba tibio y rígido contra su mano, pero al mismo tiempo algo blando si lo apretaba. Él guio su mano para que lo masajeara y gimió contra su boca mientras la besaba y sus lenguas se acariciaban.

—¿Puedo follarte? —. Negó y lo escuchó maldecir—. ¿Qué debo hacer para que me lo permitas ¿eh?

—No ser tan cretino.

—Ah, pero sí te encanta que lo sea, no me mientas. Te fascina.

Negó, conteniendo una sonrisa y él mordió su mandíbula.

—Si me consigues el diente de un oso te dejaré —prometió, pues sabía que era algo imposible de conseguir y que Rylan simplemente se reiría.

Pero él no se rió, la llevó a masturbarlo un poco más lento y sostuvo su mirada.

—¿Un diente de un oso a cambio de tu virginidad? Me parece un negocio justo, muy bien, nena...Poniendo precios dignos —. Había una clara burla en su tono de voz, claramente bromeaba, pero aceptaba lo que ella pedía—. ¿Puedo disfrutar de tu sabor al menos?

Asintió y cuando él descendió entre sus piernas se mordió el labio, ansiosa.

—Muy bien, entonces. Disfrutaré de tu sabor y conseguiré ese diente de oso, pero cuando lo haga tengo mi condición —. Marie frunció el ceño—. Dado que lo que pides pone mi vida en peligro, creo que merezco un poco más que solo una follada.

—¿Más? ¿Crees que no soy suficiente?

—Oh, no, no, mi reina, usted es más que suficiente para mí y encantado pondré mi vida en peligro por su exquisito coño, pero...Quiero poder disfrutarlo más de una vez.

—¿Y qué quieres entonces?

Besó sus muslos y mordió el hueso de su cadera que se pronunciaba cuando estaba acostada. Ascendió con la lengua por su vientre y llegó a su boca.

—Que seas mía.

—¿Tuya? No soy propiedad de nadie —. Él besó su pezón y ella se mordió el labio—. No seré tuya.

—No propiedad, estúpida, mi amante.

Marie se enderezó confundida y él se enderezó con ella.

—¿Quieres que sea tu amante?

—¿Tú no? Porque a mi me gusta mucho esto que hacemos.

—Pero... —. Lo miró confundida y se cubrió—. ¿No esperas que sea tu esposa o algo ¿verdad?

—Eww, no te soportaría como mi esposa.

—Bien, porqué yo no te soportaría como mi esposo.

—Suerte que te pregunte —dijo irónico—. Entonces ¿serás mía?

Asintió, no muy convencida y volvió a acostarse.

—No conseguirás ese diente.

—Me subestimas, nena...Me subestimas.


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