Limerence

By ariaslol

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Libro 1 de la saga "Amores que duelen" Limerence: significa estar enamorado de una persona, de forma involunt... More

Dedicatoria
Prólogo
Personajes
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Nathaniel Volkov
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Nathaniel Volkov
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Nathaniel Volkov
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Nathaniel Volkov
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Nathaniel Volkov
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Penúltimo capítulo
Último capítulo
Epílogo
Agradecimientos
1. Escena extra -La verdad

Capítulo 3

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By ariaslol

Capítulo 3

Los viernes siempre son ruidosos en la oficina, los empleados están extasiados por tener dos días libres. Pero no este viernes. Siempre el 8 de marzo la oficina está en absoluto silencio. Con el miedo de molestar al jefe, que durante este día siempre tiene un humor horrible, y ser despedido

Nathaniel no es un jefe horrible, siempre es justo, y nunca trata de ser un tirano, pero en este día, siempre olvida sus buenos modales, y cualquier falla lo saca de sus casillas

No sé si es realmente porque su esposa murió, o porque es cuando Nicholas más pregunta por su mamá, o porque Martha se pasa todo el día en la oficina, ladrando órdenes, remarcando cada error de Nathaniel, y haciendo llorar a su nieto

Nathaniel Volkov, desde que llegué a trabajar aquí, ha dejado claro una cosa. Su hijo, jamás, nunca en esta vida, irá a la misa conmemorativa de Hope Henderson. No está de más decir que Martha odia con cada fibra de su ser eso. Odia no ser capaz de controlar a Nathaniel, como si fuera una marioneta

—¿Por qué siempre que vengo, solo estás sentada detrás de ese escritorio?—resistí mi impulso de volcar los ojos ante el comentario de Martha, y le ofrecí la sonrisa más falsa de mi repertorio

—Porque para eso me pagan, señora Henderson. Para estar sentada detrás del escritorio, y evitar que visitas no deseadas pasen sin cita a la oficina del señor Volkov

—Yo no ocupo una cita. Soy su suegra

—Abuela de su hijo, técnicamente—Jonathan corrigió detrás de ella, ganándose una mirada de desprecio absoluto

—Veo que sigue en esta oficina, señor Romani. Creía que Nathaniel era más listo, y había dejado en el pasado amistades innecesarias como la suya

—Oh, créame Martha, Nate sí que dejó relaciones innecesarias en el pasado, ¿o necesita que le recuerde sobre eso?—Jonathan es como una piedra en el zapato, molesta. Y su víctima del día de hoy en definitiva será Martha—Adessa, avísale a Nate que estoy aquí, ya que yo sí tengo una cita

—Por supuesto, señor Romani—tome el teléfono entre mis manos y conecte mi llamada, al teléfono del jefe

¿Qué sucede, Adessa?

—El señor Romani se encuentra aquí afuera

Dile que pase, solo él. Ya escuché a Martha y no estoy de ánimos para soportar sus tonterías. Dile que vaya a casa, o lamentará no haberlo hecho—colgó sin más y guardé mi sonrisa de satisfacción

—El señor Volkov dice que puede pasar señor Romani. Señora Henderson, es mejor que se retire, el señor no se encuentra con ánimos el día de hoy

—Yo voy a pasar...

—Dijo que fuera a casa, o lo iba a lamentar—Jonathan silbó y se adentro a la oficina de Nate—Las dos sabemos que el jefe es un hombre de armas tomar. Vaya a casa, prepárese para la misa de su hija, y evite más problemas. Y de paso, me los evita a mí también

—Esto no se va a quedar así

Refunfuñando abandonó la oficina, cuando por fin salió de mi vista, pude respirar aire fresco, y de forma tranquila. Los músculos que no sabía que tenía tensos, descansaron por fin

El resto del día pasó volando, papá me mandó dos mensajes avisando que había llegado sano y salvo a casa del tío Jonas. Mientras que mamá solo envió uno diciendo "estoy aquí". Taylor me recogió y me llevó directamente a casa del jefe

—Hola, Gail, ¿cómo estás?—saludé a la ama de llaves, quien me recibió con una sonrisa amable

—Muy bien, señorita Adessa. El niño Volkov se encuentra en su habitación, y la pequeña maleta que Taylor hizo llegar hace unas horas, se encuentra en la habitación de siempre

—Muchas gracias, Gail. Iré con Nicholas

—Señorita... —me giré ante su llamado, deteniéndome al principio de las escaleras

—¿Ocurre algo, Gail?—me miró nerviosamente durante unos segundos, antes de tomar una profunda respiración para armarse de valor

—¿Sabe dónde se encuentra el señor?

—Solo sé que salió con Jonathan, como cada año. Sabes que nunca me da explicaciones de lo que hace o deja de hacer

—Todo es culpa de esa mujer. Mi niño no era así. Era un joven feliz, y ella me lo arruinó—la tristeza en su voz me sacó de balance durante unos segundos, pero no tuve oportunidad a preguntar nada, Nicholas venía bajando las escaleras y Gail guardó silencio

—¡Ade, llegaste! ¿Por qué no me dijiste que habías llegado? ¿Y papá?

—Tenía una muy aburrida reunión de trabajo, por eso me pidió que viniera a verte, ¿te molesta?

—No, no. Papá sabe lo mucho que te quiero, y que tú me quieres, por eso siempre te manda conmigo, ¿verdad?

—Así es

Lo tomé entre mis brazos, besando todo su rostro y apretándolo. Sé lo que se siente crecer durante tu infancia en un hogar roto. Quizás Marshall trató de protegerme de él mismo, pero durante el proceso me alejé de él. Me lastimaba su rechazo cuando no entendía qué pasaba. O porque a veces me veía con odio. Ahora lo entiendo, pero no quiero que Nicholas se cuestione el cariño que le tengo, o el amor de su padre

—Podemos ver una película, ¿verdad?

—Por supuesto, lo que tu quieras, campeón

La sonrisa en su rostro calentó mí corazón y puso una sonrisa de forma automática en mis labios

Sí, yo me voy a encargar siempre de hacerle saber a este niño que es querido por todo aquel que lo conoce

[...]

La canción de los créditos de la película que Nicholas escogió me hace mover la cabeza a su ritmo. En cambio, Nicholas la canta a todo pulmón, feliz de ver la película, como cada vez que vengo aquí

—¿Crees que soy molesto?—la pregunta me saca de balance por unos segundos muy largos, mi ceño se frunce, y la confusión por su pregunta se puede leer en mi rostro

—¿Por qué preguntas eso, Nico?—se encogió de hombros, como si no tuviera importancia—Cariño, mírame—sus ojos encontraron los míos, y mi corazón dolió cuando gruesas lágrimas estaban a punto de derrumbarse de sus ojitos—¿Por qué preguntas eso? ¿Te dijeron algo en la escuela?

—No, yo... ¿por qué no me respondes? ¿soy molesto? ¿te molesto a ti también?

¿A mí también?

—Cariño, sabes que no, eres mi campeón, jamás serás alguien molesto ante mis ojos—me acerque a él y lo estreché entre mis brazos, acariciando su espalda—Ahora dime, ¿quién te dijo eso? ¿Tú abuela Martha?—la mueca que hizo fue toda la respuesta que necesite—¿Qué te dice? ¿Tú papá lo sabe? ¿Le has dicho?

—Ella solo... no me quiere mucho. Cuando vamos a las cenas con sus amigas, me abraza, me da besos y cariños, pero cuando salimos de ahí, me ignora durante todo el viaje, me grita y deja que la tía Zoé me diga todas esas cosas malas

—¿Qué cosas malas?

—Ella dice que soy una piedra en el zapato. Que mamá está en ese lugar frío y triste por mi culpa. Que todo se arruinó, desde que mamá se enteró que estaba embarazada de mí. Que yo fui el culpable de su muerte—lo apreté más fuerte entre mis brazos, tratando de calmar su corazón herido y mis ganas inmensas de asesinar a dos brujas

—No es verdad, Nico. Ella solo está triste, y por eso dice todas esas cosas. ¿Le has dicho a tu papá sobre esto?

—No, y tú tampoco le puedes decir, ¿lo prometes?

Crucé los dedos tras su espalda, y besé su frente

—Yo solo haré lo que crea mejor para ti, cariño

Nicholas estaba profundamente dormido, y mientras yo estaba en la sala, esperando que Nathaniel llegará y así poder hablar con él. La puerta sonó con un clic, y mi jefe entró por esta, tambaleándose y con una sonrisa floja en sus labios

Mi corazón se saltó un latido cuando miré esa sonrisa. Pero se borró de forma inmediata de mis labios, cuando Nate casi cayó en la sala

Ups—la risita floja y boba solo fue un indicio para saber lo borracho que se encontraba

—Señor Volkov, ¿se encuentra bien?

Sus ojos brillaron cuando se encontraron con los míos y se relamió los labios

—Adessa, mi adorada Ade. Si nos hubiéramos conocido en otros tiempos, hubiera ido directo por ti—susurró, arrastrando palabras y alargando otras—Yo era el número uno de Harvard, y siempre me quedaba con la chica más guapa

—Entonces no se hubiera quedado conmigo. Era poco atractiva, y nuestros rumbos serían totalmente diferentes

—Oh no, créeme, Adessa. Te hubiera encontrado. Tú luz hubiera golpeado mi oscuridad

—Está borracho, no sabe lo que dice—frunció el ceño, como si apenas fuera consciente de esa situación, después soltó otra risita—Vamos, lo acompañaré a su habitación

Soltó un suspiro, pero dejó que me acercara a él, pusiera su brazo sobre mis hombros, y mi brazo rodeó su cintura. Subimos los escalones de forma lenta, cuando llegamos frente a la habitación de Nicholas, se detuvo durante unos instantes

—Está dormido. Lleva algunas horas. Cayó rendido después de ver una película

—A veces siento que no lo estoy haciendo lo suficientemente bien

—Por supuesto que lo hace. Es un padre excelente. Nicholas lo ama con todo su corazón

—Es difícil creer que soy un buen padre, cuando no tuve el mejor ejemplo—susurró, quizás esperando que yo no escuchara esa oración. Quizás solo quería que fuera una confesión al aire, así que no dije nada. Solo lo inste a seguir caminando, hasta llegar a su habitación

Abrí la puerta, y dejé que entrará él solo. Se tiró sobre la cama, y me acerqué ayudarle a quitarse la corbata

—Eres tan bonita, que es difícil mantenerse apartado de ti—susurró, y olisqueó mi cabello—Hueles a manzanas. Siempre me recuerdas a días felices. Cuando era feliz

Su voz sonó lejana. como si pudiera tocar esos recuerdos con sus manos. Comenzó a divagar, sus ojos se entrecerraron casi por completo, su respiración se volvió más lenta, más tranquila, como si estuviera apunto de caer dormido

—Siempre que estás con Nicholas, me pregunto cómo hubiera sido si tuvieras mi edad, y nos hubiéramos conocido en la universidad. Quizás tú no te hubieras ido. Sé que serías la mamá que Nicholas siempre ha querido

—Ya duérmase, mañana se arrepentirá por todo lo que está diciendo

—Si yo fuera otro tipo de hombre, ya hubiera luchado por ti. Pero te mereces algo mejor. A alguien completo

Fruncí el ceño por su confesión a medias, sin entender del todo lo que quería decir

—¿Un hombre mejor? Es padre soltero de un niño fantástico de 6 años, lo ama y lo cuida. Es un jefe responsable y jamás me ha faltado al respeto. Es rico, pero no deja que eso se le suba a la cabeza. Para mí, es un partido perfecto para cualquier mujer

—Tú no sabes nada, mi querida Adessa. No has visto mi oscuridad. Y mientras esté en mis manos, te mantendré lejos de ella

—¿Qué quieres decir?—sé que está mal tratar de sacarle información estando borracho, pero en mi defensa, fue él quien inició con las confesiones a medias. Me pidió que me acercara y eso hice

—Agáchate

Lo hice, incliné mi cabeza hasta su rostro, puse mis ojos a la altura de los suyos, esperando a que confesara. Pero no lo hizo. En lugar de eso, abrió los ojos por completo, tomo mi cuello y me jaló a sus labios

Me besó de forma dura, su lengua entró a mi boca como si tuviera el derecho divino hacerlo, un gemido traicionero salió de boca y él gruñó en respuesta

—Gracias por ser el lugar seguro de Nicholas. Sé que lo necesita. En estos días más que nunca

Y así como tomó fuerza de la nada para besarme. Sus ojos se terminaron de cerrar en cuestión de segundos, y su respiración se volvió calmada

Joder. Había besado a mi jefe, bueno, técnicamente, él me besó a mí. Pero el resultado era el mismo. Nuestros labios se habían tocado

¿Por qué me haces esto, Nathaniel Volkov? ¿Por qué haces que mi corazón lata aún más fuerte por ti?

Nota: Hoy es un día para conmemorar a las mujeres. A las que ya no están, a las que les arrancaron la voz a la fuerza, a quienes obligaron a apagar su luz. Hoy quiero mandarle un abrazo a todas esas mujeres que han salido o saldrán a la calle a marchar. A pedir justicia. A ser la voz de aquellas que ya no tienen

Por un mundo donde ya no tengamos que estar mirando sobre nuestro hombro. Porque en este mundo, no me cuida la policía, me cuidan MIS AMIGAS

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