Capítulo 4

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Capítulo 4

No había dormido nada, absolutamente nada. Mis ojos no quisieron cerrarse en ningún momento de la noche, y dejé de intentarlo cuando mi alarma sonó a las cinco de la mañana. Todavía sentía a mis labios hormiguear

Dios, que vergüenza. Parecía que nunca había dado mi primer beso

Seguía en la habitación, esperando a que Nicholas entrará a la habitación, como lo hacía siempre que me quedaba

¿Se acordará al verme o no lo hará?

¿Debería mencionar algo?

Ay no, porque dejé qué ocurriera. En verdad amo mi trabajo, y no quiero que me despida por algo así

O quizás me confiesa su amor y me pide que me casé con él

La sonrisa más tonta y ridícula del mundo se planta en mis labios, y no está dispuesta a desaparecer pronto. La puerta es abierta, y mi pequeño hombrecito entró junto con su manta, se trepó a la cama y se acostó a mi lado

—Tuve una pesadilla—se acostó sobre mí y yo pase mis brazos sobre su espalda, abrazándolo por completo—Soñé que despertaba y tu ya no estaba aquí. Yo te buscaba, pero no te encontraba—sentí como sus lágrimas mojaban mi pijama, así que lo abracé más fuerte

—Aquí estoy, Nicholas. Siempre que lo necesites, aquí estaré

—¿Lo prometes?

—Lo hago

Estiró su dedo meñique y lo engancho con el mío, después alargó su pulgar y tocó el mío

—Es un juramento inquebrantable. Como en Harry Potter. Así que no puedes dejarme. Nunca

—Nunca

[...]

Gail escucha el parloteo de Nicholas con una sonrisa en su rostro, mientras prepara el desayuno

—¿Está Nathaniel despierto?—pregunté, aún tengo que hablar con él sobre Martha, y los comentarios hirientes de Zoé a Nicholas

—Está en su despacho

—Muy bien, necesito hablar con él. ¿Puedes cuidar a mi hombrecito por mientras?

—Claro, con todo gusto

Me levanté del banco del desayunador, besé la cabeza de Nicholas y salí de la cocina. Mi celular vibro en mi bolsillo trasero y contesté

—Hola, papá, ¿cómo va todo?

—Muy bien, cariño, tú tío Jonas y yo, hemos venido a cazar un poco. También a venido Jules, solo que ella ha llorado todo el camino, y nos ha hablado sobre el asesinato. Te llevarías de maravilla con esa pequeña, tú hacías lo mismo, ¿te acuerdas?

—Por supuesto que me acuerdo. Todavía tengo pesadillas por blass

—Era un conejo cualquiera, cariño. Ni siquiera era nuestro

—Pero quizás tenía familia

—No, era huérfano. Jamás encontramos a su familia, ¿Recuerdas?

—¡Papá!—su risa llenó por completo la bocina de mi celular, y una sonrisa se instaló en mis labios

—¿Has hablado con tu madre?—suspire y asentí, aunque sabía que él no podía verme

—Sí, me mandó un mensaje. Ella y Jimmy llegaron con bien. Asegura que solo estará por el fin de semana

LimerenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora