Nueva Sociedad©

By lunae_hokema

105 10 131

Tras haber vivido casi todos los años de mi vida encerrada en un circo, uno que particularmente se hallaba en... More

Notas de la autora
Capítulo I: El circo
Capítulo III: ¿Sociedad?

Capítulo II: Humanidad

21 2 46
By lunae_hokema

Un tiempo había pasado, no sabía diferenciar si fueron minutos u horas debido a mi impaciencia, pero fue un tiempo necesario para mi. Acababa de escaparme de mi isla, una isla en la que viví la mayoría de experiencias que recuerdo, con una persona que había conocido hace unos dos días y otras tres que había conocido momentos antes de partir. Por mucha confianza que inspire Azura, y por muy tierna que me parezca, nada de eso me calmaba frente al hecho de que me había escapado con una desconocida.

Sin embargo, ese sentimiento se esfumó en aquellos minutos que pasé encerrada en la canoa, con ella remando ya que se ofreció debido a su evidente fuerza. Luego de una charla tan simple como lo podía ser lo que sentíamos en el momento o de lo sorprendentemente fácil que se le estaba haciendo remar, logré relajarme nuevamente. Estaba muy acostumbrada a personas que me trataban bien por conveniencia, claramente las viejas no me iban a hablar por gusto, pero ella... Ella tenía esa pureza, esa pureza de nunca haber estado entre un conjunto de humanos llenos de problemas y hambre de más, que hacía que me calme. No importaba si del otro lado del río nos encontrábamos con la famosa ciudad enorme de la que tanto hablaban el resto de personas del circo, o si nos encontrábamos otro conjunto chico de personas. Mínimo empezaría devuelta, y si era necesario, arrastraría a ese rayito de luz que de milagros me dejaron ver.

A todo esto, Azura ni cuenta se dió de todo lo que había pensado en ese tiempo, y lo noté porque ni bien terminó de hablar del tema que veníamos hablando, comenzó a imaginar lo que veríamos al otro lado, dejando escapar su emoción en sus palabras. Esa chica era más habladora de lo que yo estaba acostumbrada, pero no me importaba. Hacía que el tiempo pase más rápido de lo que había pasado en toda mi vida. Muchos cambios estaban por venir, y repentinamente, me agradaba la idea de esa compañía ansiosa y curiosa a mi lado.

—¡¡¡La playa!!!

No necesitamos mucho tiempo más para llegar, y todos teníamos el mismo sentimiento. Desesperación, ansiedad, y ganas de más. Habíamos salido al mediodía, y el sol estaba ya en un poco más de la mitad del cielo, si no me equivocaba deberían ser como las cuatro de la tarde. A esa hora en ese momento, divisamos una playa con un muelle, algunos barcos pesqueros y pescadores en lo que parecía una playa para gente anciana.

Ver a cinco personas saliendo de canoas les pareció bastante raro, y en su momento no entendí qué tanto de raro teníamos, pero más tarde lo sabría. Cuando finalmente, me introduzca en la sociedad. O algo así.

Mientras, nosotros andábamos todos emocionados, corriendo fuera de la playa con mi mochila como la única pertenencia de todos. Mientras salíamos de lo que era ese lugar, empezando a caminar para poder hablar, fuimos presentándonos entre todos, cosa que me sirvió para asumir un poco mejor sus personalidades. El primero en presentarse fue Cary, el híbrido de zorro, el cual parecía una persona animada con un aire pícaro, el cual tenía la única diferencia a los humanos su pelo rojo carmesí y sus orejas ocultas por el mismo, el cual parecía una melena de frizz. Marcos, el chico serpiente, fue el segundo. Parecía una persona en el medio de confiada y despreocupada, más lo segundo que lo primero, y sus rasgos más notorios eran sus ojos y su cabello castaño, en un corte hasta el oído, considerado bastante largo para muchos. Por último, se presentó Jael, el chico carnero, del cual claramente resaltaba su personalidad introvertida y tímida además de sus particulares ojos y unos cuernos que eran mayormente tapados por su pelo, casi que no eran notorios para mí.

Nos divertimos caminando y presentándonos, pero lo mejor, fue cuando llegamos a la ciudad. Casas grandes, edificios, semáforos que gracias a leer libros sabía lo que eran... Todo un panorama nunca antes visto frente a nuestros ojos, un panorama que claramente amaba.

Yo era la que más sabía del grupo, así que unidos, les iba explicando lo que había oído de las tiendas, librerías, bibliotecas, cafeterías, y cualquier lugar al que fuimos pasando. Sorprendentemente Marcos parecía que había vivido un poco siendo humano, ya que a veces recomendaba no entrar en ciertos lugares, como por ejemplo nos contó que la estación de policías no era una tienda, porque se lo habían dicho en el anterior lugar en el que estaba encerrado.

En ese momento feliz no pensaba preguntar, pero se me ocurrió la idea de que sería lindo hablar con él más adelante, sobre todo para enterarme qué era lo que sabía y si había experimentado algo por su propia cuenta. No me iba a mentir a mi misma, estar con el grupo en parte me hacía sentir una conexión con el sentimiento de novedad y desorientación, pero al ser todos híbridos inevitablemente me sentía distinta al resto, con o sin cualidades que el resto tenía. Por ahí, esa conexión con Marcos podría hacerme sentir más en mi círculo.

La noche fue cayendo a medida que nos acercábamos cada vez más a lo que yo conocía por centro, ya que la cantidad de casas disminuía y la cantidad de negocios aumentaba. La multitud no era algo que me tranquilizaba, pero al lado del grupo la verdad no tenía miedo a pesar de las miradas.

—Eu, tengo una pregunta—murmuró Marcos con algo de nerviosismo en su voz, haciendo que el grupo pare de caminar—¿Qué piensan hacer en la noche?

—La verdad yo no sé—comentó Azura, con un tono opuesto al de Marcos—¿Tienen alguna idea?

Jael negó de manera algo efusiva, luciendo igual de preocupado que Marcos, y Cary simplemente se encogió de hombros.

—¿Les parece ir a un bar? Es un lugar con música donde la gente va a comprar bebidas y hablar o bailar.

—Me parece bien—respondió Cary, haciendo que el resto asienta y sigamos caminando sin mucha más vuelta.

Claramente no estaba pensando en dónde dormir cuando dije eso. Claramente, estaba tan concentrada en la experiencia nueva que, otra vez, me había olvidado de las funciones vitales básicas.

—Hey, es medio raro esto, ¿no? Tu seguro conoces más sobre las ciudades, y vimos tantas cosas materiales... Pero siento como si no quisiera nada—comentó Azura con un tono medio perdido, como si siguiese divagando en su cabeza sobre la situación actual.

—Siendo sincera, siento lo mismo sobre los objetos que no leí. Aún no sabemos las funciones de muchas cosas, así que supongo que por eso no las deseamos—respondí dándole la razón, dándome cuenta de lo realmente apartada que estuve de la sociedad todos esos años—. Otro ejemplo de algo que no entendemos es la vestimenta. La gente nos mira raro, y aún no entiendo el porqué. Supongo que realmente vamos a tener que aprender a vivir como humanos, incluyéndome—admití con una sonrisa, sacando una aún más amplia de Azura. Lo que indirectamente quería después de tener mi primer intercambio serio pero tranquilo con ella. Se había sentido bien.

Entre comentarios y risas con los grupos aún un poco marcados, cayó la noche y presenciamos cómo sólamente ciertas tiendas cerraban, y mayormente las de comida no. Pero yo no quería ir a cualquier restaurante, así que no paré de caminar hasta ver lo que había leído y escuchado. Un bar. Quería ir con tanto ímpetu a estos bares porque supuestamente iba mucha gente, algunas "normales", pero también muchas "raras". Si había un lugar para conocer qué era lo que era normal o lo que no, ese era un bar. Al menos así lo pensaba en ese momento. Otra de las razones, era que supuestamente los bares estaban hechos para conocer personas. Claramente, quería conocer otras personas aparte del grupo con el que caminaba en el momento.

Una vez divisé el bar, el cual tenía un cartel bastante pequeño pero estiloso que lo confirmaba, hice que todo el grupo pare, se acomoden las ropas, y aclaré que era un lugar en el que podrían hablar con quien quieran. Todos estuvieron de acuerdo en entrar, algunos con más seguridad y otros con menos, pero aún así, abrí la puerta sin mucho titubeo. Al entrar escuché música animada, y ví que el lugar era bastante agradable y libre, pero aún así, estaba bastante vacío. Tenía una barra, en la que estaba sentada una mujer solitaria la cual tomaba según yo creía alcohol, por otro lado estaban algunos sillones con mesas ratonas, dentro de los cuales estaban sentados un grupo de tres personas, y una pista de baile, cosa que supe debido a que la gente bailaba, porque en realidad era un espacio igual al resto del bar pero con gente bailando.

A los segundos de entrar, Cary empujó a los otros dos a sentarse en uno de los sofás cercanos al grupo, yo avancé lentamente hacia la barra, algo insegura pero viendo la manera más fácil que tenía de conocer a alguien. A los segundos de sentarme, noté que después de un titubeo, Azura fue y se sentó con el grupo, así que me quedé tranquila y me pedí una bebida que parecía bastante bonita y me sacaba un leve porcentaje del dinero que tenía en la mochila. La cual casi revoleo de satisfacción, llevar una mochila con todas tus pertenencias en la espalda toda la tarde era ciertamente insatisfactorio.

Estuve un rato mirando el lugar, en realidad dando vueltas con la mirada para distraerme mientras pensaba cómo hablar con alguien, sobre todo con la mujer que tenía al lado. La observé de reojo, y su rasgo más notorio era su cabellera roja vino, que estaba atada en un rodete prolijo y dejaba escapar un mechón que cruzaba su frente y le daba el aspecto de alguien frío y prolijo. Usaba un tapado que tenía la forma de un vestido sin volado, rojo con detalles y botones dorados, en conjunto con un gorro con detalles y zapatos negros. Desesperada, pensando que realmente no sabía cómo encajar con esa mujer, le dí un sorbo a lo que había pedido, cosa que casi me hizo vomitar y dejó mis orejas rojas.

—¿Habías probado ese trago anteriormente?—preguntó la pelirroja a mi lado, haciendo que me sorprenda más y que el mal sabor de antes quede en segundo plano. Minutos perdidos pensando en cómo hablarle, e irónicamente me habló para cuando quedé en ridículo.

—La verdad que no—respondí entre risas, algo nerviosa, pero tentada por la situación.

—Es un whisky bastante barato, imagino que es tu primera vez probando alcohol, ¿no?

—La verdad que sí—comenté, haciéndonos reír a ambas después del silencio en el que me dí cuenta que había respondido exactamente igual que antes. Sin querer que se cortara la conversación, decidí preguntar la primera cosa que se me ocurrió preguntar—¿La tuya es mejor?

—¿Quieres probar?—preguntó ofreciendo la pajita de la que tomaba su bebida. Asentí sin titubear mucho, acercando mi silla a la suya y al fin sintiendo un ambiente tranquilo en el que hablar era cómodo.

—Está muy bueno—comenté con énfasis, atontada, sabiendo que había bebido algo con alcohol, pero siendo tan dulce que parecía un jugo con mucho sabor.

—Un vino con pomelo para la señorita, por favor—pidió la mujer al mesero, para luego volverme a ver con una sonrisa leve pero firme en su cara.

—No no, por favor, no tengo cómo pagarte—exclamé, sorprendida de que esta mujer me comprara una bebida sólo porque me había gustado.

—En los bares, usualmente, cuando quieres conocer a alguien le compras una bebida—explicó la pelirroja con seguridad, como si supiese que la verdad nunca había estado en algún lugar como ese. Al ver mi cara de sorpresa, sonrió y me pasó la bebida que habían dejado en la mesa hacía un rato—. Mi nombre es Vanessa.

—El mío es Casey—respondí con una creciente sonrisa, aceptando la bebida que se me ofrecía.

Al final, no sé si pasaron minutos u horas, pero hablamos un montón de todo lo que se nos pasó por la mente. Ella era una mujer que tenía un emprendimiento y ganaba algo de plata, y para cuando me preguntó qué hacía, no sabía cómo responderle. Sin embargo, ella notó que no podía responder, y dijo que no era necesario decirlo si no podía. Realmente aprecié el gesto.

Sin embargo, el secretismo no duró mucho. La verdad es que no podía responder ninguna pregunta básica sin contar mi historia, ni siquiera de dónde era, así que en algún momento, la terminé contando, obviamente evitando decir que mis nuevos amigos eran híbridos, tapando la realidad diciendo que nunca antes habíamos hablado. No me esperaba la reacción que tuvo ella al enterarse de mi vida.

—Ven a dormir a mi casa—dejó escapar Vanessa con sus dientes apretados, haciendo que su labial rojo los resalte, y las cejas que parecían querer tocarse entre sí.

—¿Que?—respondí con un tono exageradamente agudo, hasta diría que ocultaba miedo o indignación en el mismo. Al notar que mi tono no era positivo, Vanessa sacudió su cabeza como si se hubiese dado cuenta que habló rápido, algo avergonzada, y al parecer decidió explicarse bien.

—Lo que sufriste es abuso. No sé si cuenta como abuso al trabajador, pero de que violaron tus derechos de libertad y te pagaron como si fueras una esclava, lo hicieron. A tí y a todos tus amigos. Yo tengo una casa bastante grande, no creo que entren cinco personas, pero tengo una cama de más. Es injusto que pases la noche en la calle por un trabajo en el que tendrías que haber ganado bastante plata.

—Si bien es cierto lo que decis...—murmuré en respuesta, la verdad, no me vendría mal una cama, pero habíamos salido juntos con el grupo, y lo lógico era que siguiéramos juntos—. No. No puedo aceptarlo, no puedo dejarlos solos.

—Al menos déjame ofrecerte un trabajo—propuso después de hacer una mueca con sus labios, que daba a entender que estaba entre mosqueada por mis modales y desesperada por hacer algo.

Estaba a punto de considerarlo, cuando Azura irrumpió mi campo visual, luciendo bastante preocupada pero alegre a la vez.

—Casey, ¿podemos hablar por un minuto a solas?

Sin pensar, asentí y murmuré a Vanessa que me espere un minuto, apartándome con ella a una esquina del bar.

—Hey, Cassey, conocimos a otros híbridos. Nos lo mostraron, son el grupo que estaba sentado en los sofás. Quieren que vivamos con ellos por unas semanas para entrenar bien nuestras transformaciones y ayudarnos a conseguir un trabajo, pero no quieren traerte porque eres humana—me explicó con una voz ahogada, otra vez con esa mezcla de sentimientos entre ansiedad y emoción—. Si vienes y les explicas, por ahí te dejan. No hay manera de que te quedes aparte de esto, así que quisiera poder presentarte a ellos y demostrarles que sos buena.

En ese momento, estaba bastante impactada. No sabía ni cómo se habían dado cuenta de que ellos eran híbridos, y mi mayor miedo era que el grupo les hubiese mentido, pero como les habían mostrado, decidí confiar en Azura. La imagen de Vanessa vino a mi mente, y me di cuenta de que tanto como ellos necesitaban aprender a ser híbridos, yo necesitaba aprender a ser humana.

—Azura, a mí también me ofrecieron un lugar en el que dormir, y me ofrecieron enseñarme algunas cosas de la ciudad porque conté mi historia—dije acordándome de ella mencionando ir a dar un paseo por la ciudad—. Hagamos una cosa. Creo que es buena idea que al menos por esta noche durmamos separadas. Mañana podemos volver aquí y reencontrarnos, por la tarde o la noche, no importa. ¿Te parece bien hacerlo así?

—Si... ¿Pero vas a estar segura? Yo puedo defenderme, pero tú...

—No tendré tu misma fuerza o físico, pero sé escaparme y sé lo que es un policía, a pesar de nunca haber visto una estación. Estaré bien.

—Bueno. Si estas bien, yo estoy bien con eso—contestó, entre preocupada y emocionada. Me causó una emoción agradable saber que al menos alguien de los cuatro, realmente se preocupaba por mi.

—Bien, nos veremos—dije, convenciéndome de hacer la locura que estaba a punto de hacer. La abracé sin contexto, recibiendo unos brazos dudosos y casi sin fuerzas de su parte, pero no importaba. Esa persona me acababa de dar más cercanía en dos días de la que tuve en toda mi vida, por lo que quería asegurarme de tratarla bien. A pesar de volverla a ver en un día, nadie sabía lo que nos deparaba el destino, por lo que por más que nunca empecé contacto físico en mi vida, el momento lo ameritaba.

Sin más, volví al lugar en donde me esperaba la pelirroja con una sonrisa bastante cuestionable, menos relajada de lo que había estado anteriormente. Sin embargo, sin cuestionar demasiado, agarré la mochila que había apoyado en el suelo del bar, y me senté con la misma entre mis piernas.

—Tu amiga es realmente grande—comentó de manera casual, dando un tono neutral que sabiendo lo que la gente prejuiciosa podría pensar de su cuerpo, me sonó muy mal.

—Si—contesté con un tono frío y prejuicioso, correspondiendo a su aura de dejar en claro lo que uno piensa con pocas palabras.

—No, no me malinterpretes, no era en mal sentido—se explicó luciendo algo sorprendida, pero logrando relajar mi expresión.

—Entonces sí, es realmente grande—comenté con una sonrisa—. Hey... ¿Aún te importaría tener a alguien durmiendo en tu casa? Si es necesario puedo ayudar con deberes, o-

—No se te ocurra—respondió con una sonrisa, sacudiendo sus manos para acentuar su buen estado de ánimo—. Si quieres, podemos ir yendo a mi casa. Sería lindo hacerte conocer tu habitación o la casa en general, y jugar un buen partido de chinchón para conocernos mejor.

—Me parece excelente, pero ¿qué es el chinchón?

—Te mostraré en casa—comentó con otra sonrisa cálida, levantándose del lugar tras terminar el trago.

—Genial, espera que pago.

—Ya pagué tu bebida—dijo con seguridad, haciendo que la sonrisa dura de hace un rato vuelva a aparecer en su cara. Ya había entendido el por qué esa sonrisa rara al volver al asiento. Sin poder evitarlo, me reí por lo bajo y coloqué bien la mochila en mis hombros.

Al caminar unos pasos logré ver cómo el grupo de personas bastante particulares también se estaba yendo del bar con mis recientes amigos, una de ellas muy llamativa ya que tenía todo el pelo, incluyendo cualquier bello como cejas o pestañas, blancas. Azura intentaba verme y era casi empujada por Marcos, el cual parecía querer irse, y al ver que estaba algo ansiosa por verme, le sonreí y saludé con mi mano antes de dejar de verla, logrando, al parecer, mejorar su expresión.

Sin mucho más, miré a Vanessa que me esperaba con paciencia, y un asentimiento bastó para que nos vayamos juntas. Algo que encontraba reconfortante en ella, era el entendimiento mutuo y silencioso que teníamos. Al salir de la puerta, me sentí más bien entrando en algo, algo completamente nuevo que tenía que explorar. La humanidad.

GuAniC- Holaa! Al fin pude lanzar el capítulo, que la verdad vengo escribiendo desde hace una locura. Creo que lo más difícil fue, como siempre, incluir la cantidad de cambios que hay en los primeros capítulos sin que suene forzado. ¿A ustedes qué les pareció? Esperando que se hayan divertido, les mando abrazos virtuales a todos. Nos leeremos pronto <3

Continue Reading

You'll Also Like

67.7K 8.5K 20
Jungkook es echado de su casa junto a su pequeño hijo de apenas 1 año, su anterior Alfa tomó la decisión de correrlo al llevar a una nueva Omega a su...
1.7M 118K 84
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
59.6M 1.2M 15
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...
1M 47.2K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...