Vidas cruzadas: El ciclo. #3...

By AbbyCon2B

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Muchas cosas han sucedido en la vida de los Morgan, pero la aventura no termina. Su historia está por enfrent... More

NOTA DE LA AUTORA Y MÁS.
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AGRADECIMIENTOS.

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By AbbyCon2B

5 de mayo 1890.
White Oak, Minnesota.

Marie estaba en una nueva zona del campo esa mañana, aprovechando el bello color del cielo para pintar en su cuaderno sentada sobre un tronco en la colina. Creía que estaba en un lugar tranquilo y donde nadie podría molestarla, pero su figura era más que visible desde White Oak y Rylan podía reconocerla, aunque estuvieran a kilómetros. La vio en el tronco cuando salió de su casa para ir al trabajo y no pudo contenerse, se colgó el bolso al hombro, trepó en su caballo y anduvo hasta ella.

—Hace tiempo no te veía por aquí, rubia —le comentó al llegar en su caballo.

Ella no lo miró, su atención estaba puesta en seguir dibujando y resultaba más fácil ignorarlo.

—¿Qué pasó? ¿Me extrañabas?

Rylan se rio y bajó para acercarse a ella y bloquearle (intencionalmente) toda la vista del campo frente a la colina. La irritación de Marie creció.

—Oh, sí, por poco dejo de respirar sin tu arrogante e insoportable presencia. ¿Qué sería de mi vida sin la pequeña víbora para recordarme que tan pobre soy?

—Pobre y estorboso te falto agregar —señaló al ver que no se apartaba—. ¿A qué has venido, Blackwood? Claramente disfrutas de molestarme.

—¿La verdad? Sí, lo disfruto, pero también esta este asunto —. Se sentó en el tronco junto a ella y dejó el sombrero en el suelo a sus pies—. Tu padre cree que pasar tiempo conmigo te hará feliz.

—¿Mi padre?

—Ajá, porque ya sabes, como soy un encanto y todo eso —. Le sonrió con elegancia y Marie arrugó la nariz—. Esta es la parte en la que coincides conmigo.

—Apestas.

—A flores, porque me bañé —. Le guiñó un ojo y ella lo empujó con ambas manos cuando se acercó—. Alguien despertó gruñona esta mañana...Ah, no, espera...Tu despiertas así todas las mañanas.

—¿Por qué mi padre te pediría que pases tiempo conmigo?

—No lo sé, quizás quiera casarnos...Sí, creo que fue eso lo que dijo.

—Mientes —. Se rio y empezó a recoger sus cosas—. Mi padre jamás permitiría que un bueno para nada esté conmigo.

—¿Te refieres a un hombre trabajador que ha progresado en la vida con mucho esfuerzo y dolor?

Marie se puso de pie colgándose el bolso al hombro y sostuvo el libro contra su pecho. No quería seguir soportando su presencia, no quería seguir viéndolo y lo odiaba por siquiera acercarse. También quería saber qué mierda pensaba su padre cuando le había pedido a Rylan que se acercara a ella ¿Qué acaso no la conocía? Odiaba hablar con hombres como Rylan, olían mal (durante sus jornadas de trabajo lo cual a Marie poco le importaba) y eran groseros.

—¿Sabes por qué tu padre me pidió que me acercara a ti? —. Se detuvo, solo porque la respuesta era de su interés y lo miró. Rylan se puso de pie y sacudió su sombrero—. Porqué nadie te soporta, todo el mundo te odia, incluso hay gente en Rochester que no soporta escuchar de ti. Se ríen a tus espaldas de lo horrible persona que eres y tu padre se cansó de escucharlos, pero como eres una perra orgullosa que no reconoce el buen padre que tiene y lo tratas mal cada vez que quiere ayudarte, me pidió a mí, pues soy el único que le importa una mierda lo que digas y no se enoja con tu asqueroso comportamiento. Deberías valorar más el padre que tienes, víbora, mi padre te habría dado una paliza hasta enseñarte por las malas a respetar y muchos hombres te sacarían a patadas de sus casas por malagradecida.

—Tengo amigos...Y gente que me quiere.

—¿Sí? ¿Quién? —. Se acercó a ella y Marie retrocedió—. ¿Tus hermanas? Ellas solo sienten lastima por ti y no quieren decirte la verdad, por favor, que ni siquiera tus hermanos te soportan ¿y sabes por qué? Porque eres una perra arrogante y malcriada, te crees mejor que todos nosotros partiéndonos el culo para ganarnos lo que tenemos, mientras que tú, naciste en cuna de oro y no tuviste que luchar por una mierda. ¿Quieres ser como tu madre? No le llegas ni a los talones, tu madre es como una Diosa para todos esos hombres que tu desprecias, incluso para mí. La amamos porque nos cuida, nos trata bien y ella ha luchado por todo lo que tiene, ¿tu? Tu no mereces nada.

Sostuvo su mirada cuando la notó al borde de las lágrimas y se colocó el sombrero.

—Puedes llorar todo lo que quieras, rubia, no cambiará que nade te quiera, pero si realmente quieres cambiar eso, puedes ir a verme al campo de maíz cualquier día y te enseñaré algo de trabajo duro y humildad.

Cuando Rylan se marchó en su caballo, Marie tragó con fuerza y se fue corriendo hacia su casa. Entró golpeando la puerta y subió las escaleras llorando e ignorando a su madre cuando la llamó. Olivia subió corriendo detrás de ella.

—Marie, mi amor, ¿Qué tienes?

—¿Por qué soy así, mamá? ¿Por qué? —. Se abrazó a sí misma, caminando en círculos por el dormitorio y lanzó su bolso hacia la cama—. ¿Por qué no puedo ser más como Zenia? Todo el mundo ama a Zenia.

—Porque tu eres tu y eso no tiene nada de malo, cariño.

—¡Tiene todo de malo! No me gusta como soy, no me gusta...Todo el mundo me odia y no tengo amigos...Nadie jamás va a amarme, nadie —. Olivia se acercó a ella para abrazarla y Marie se aferró a su cintura y lloró con más fuerza en su cuello—. Solo quiero que alguien me quiera.

—Asumo que no es al amor de mamá y papá al que te refieres —. Negó contra su hombro y Olivia le peinó el cabello y suspiró—. ¿Por qué esta reacción? ¿Qué lo provocó?

—Blackwood, me dijo cosas muy crueles...Cosas que creo merezco porque yo he sido muy cruel con todos también, pero no sé cómo cambiar. Quiero cambiar y lo intento, pero nunca lo consigo.

—¿Blackwood? ¿Qué haces hablando con ese muchacho?

—Él me habla y ahora parece ser que papá se lo pidió —. Olivia parpadeó atónita—. Lo sé, yo tampoco me lo creí al comienzo... ¿Pero y sí es verdad? ¿Y sí papá se cansó de mí?

—Ay, mi amor, tu padre te adora ¿sí? Y aunque las cosas estén complicadas entre ustedes dos, no dejará de amarte. No hagas caso a lo que Rylan te diga, él es un hombre...especial —. La llevó hacia la cama y se sentó a su lado—. Cambiar cosas de nosotros mismos que no nos gustan es difícil, yo soy demasiado terca y lo he sido toda mi vida y aunque a veces me estresa lo terca que soy, es una cualidad de mí de la cual me cuesta deshacerme.

—Pero mi carácter aleja a las personas y no quiero estar sola, mamá.

—Entonces debes atreverte a confiar un poquito más en la gente, está bien tener tus pensamientos, pero a veces es mejor reservarse algunas cosas y ser amable.

—¿Pero y sí me lastiman? ¿Y si complotan en mi contra?

—Esa cabecita tuya es la única complotando en tu contra, mi amor, debes ignorar esos pensamientos catastróficos que no te llevan a ningún lado y arriesgarte un poco más. Aquí tienes dos opciones; o corres el riesgo de que te lastimen un par de veces y te hagan muy feliz en otras o te aíslas por completo y te quedas sola.

—No quiero estar sola.

—Entonces intenta ahuyentar esos pensamientos paranoicos y dar pequeños pasos para confiar en la gente. Has amigos.

—Todo el mundo me odia.

—No, mi amor, de seguro debe haber alguien que hable contigo.

—Pues Blackwood —señaló con decepción—. Y no me agrada.

—¿Siquiera lo conoces? —. Negó, pero tampoco consideraba que fuera necesario conocerle, su simple presencia era un estorbo—. Entonces no sabes si no te agrada. Rylan no es un mal hombre, aunque debes tener presente que es muy honesto, así que mejor no le hagas preguntas cuyas respuestas no deseas oír ¿sí? Pero es un muchacho de confianza y más aun si tu padre le ha permitido acercarse a ti para charlar.

—Siento que papá me odia... ¿Crees que él me perdone algún día?

—Eres su hija, mi amor, tu padre te perdonó todos tus errores desde antes que nacieras, créeme, él no puede guardarte resentimientos.

Cuando Olivia se marchó, Marie estaba más tranquila, pero conservaba esa angustia en su pecho por todas las cosas que Blackwood le había dicho. Él era honesto, su madre se lo había dicho y, por lo tanto, no tenía motivo alguno para mentir respecto a todo lo que había soltado en la colina. Palabras crueles, pero que dolían más porque Marie sabía que eran ciertas.

Olivia bajó las escaleras de regreso a sus actividades y estaba por sentarse en el sofá junto a Jonathan, para hablarle respecto a Blackwood cuando el mayordomo Horsfall entró en el salón anunciando que Jazmín les visitaba.

—Espero no llegar en mal momento.

—En lo absoluto, solo descansábamos un rato ¿Qué necesitas?

Jazmín miró hacia Jonathan y estrujó la cartera en sus manos.

—Esperaba poder hablar con usted...a solas si no es molestia.

Jonathan suspiró al tomar eso como una clara señal de que era mal tercio en ese salón y cerró el libro que leía.

—Iré a dormir otro rato dado que no me dejan trabajar o hacer nada.

—No seas exagerado, pues hacer muchas cosas menos trabajar.

—Así no sirve.

Abandonó el salón y Jazmín cerró la puerta para ir a sentarse junto a Olivia en el sofá. Estaba nerviosa y se le notaba mucho más ahora que solo eran ellas. Olivia frunció el ceño y le sonrió.

—¿Todo en orden?

—No estoy segura...Necesito contarle algo, pero debe prometer que no le dirá a Adrian, me odiaría si se enterará que le estoy contando esto —. Olivia se giró hacia ella intrigada—. Cuando nos casamos me hizo prometer que los asuntos matrimoniales serían solo entre nosotros y nadie más y ahora claramente estoy rompiendo esa promesa, pero no puedo acudir a mi madre sin que me aleje de Adrian para siempre.

—Comienzas a asustarme, querida.

Se estaba asustando a sí misma y no sabía como poner sus pensamientos en palabras.

—¿Usted sabe que Rian y Adrian solían...Ya sabe?

—¿Salir? Sí, estuvieron juntos de jóvenes.

—Pues...Cuando se reunieron ellos...Las cosas como que no quedaron del todo atrás y se besaron —. Olivia se cubrió la boca horrorizada y se puso de pie enfurecida—. Por favor, no le diga nada a Adrian, de verdad que si se entera no volverá a confiar en mi nunca más.

—Te engañó...No puedo creerlo, lo esperaría de cualquiera de mis hijos, pero no de Adrian, Dios...

—Por favor, no nos adelantemos tanto, yo no lo considero engaño si veo arrepentimiento y honestidad de su parte y es lo que vi cuando él me confesó lo sucedido. Lo veo más como un error. Mi padre engañó a mi madre cuando yo era niña, se disculpó y volvió a engañarla, sé identificar cuando una persona realmente lo lamenta o solo endulza el oído y conozco a Adrian, él no es la clase de hombre que traiciona el amor de alguien.

Se detuvo esperando que Olivia se volviera a sentar y se calmara y luego retomó.

—No puedo decir que me sorprendió que sucediera tampoco, cuando nos casamos siempre supe que él seguía amando a Rian...Temía ser el remplazo, pero al mismo tiempo sentía que me merecía serlo...

—¿Merecerlo? Nadie merece eso, Jazmín y mucho menos tú, eres una increíble persona.

—No lo soy —susurró—. Cometí un grave error hace m-muchos años y es un error que he lamentado desde entonces...Me odiará cuando se lo diga, pero necesito ayuda y usted es la única mujer en quién confío.

Olivia esperó en silencio, no muy segura de que debía esperar de ella en esos momentos y cuando Jazmín empezó a hablar se sintió traicionada. Una pequeña parte de ella se distanció en ese momento y no supo si alguna vez sería capaz de perdonarla.

—Rian y Adrian terminaron por mi culpa, señora —sollozó—...Años atrás cuando sospechaba que ellos dos estaban juntos, antes de que Adrian me lo confesara, le escribí al padre de Rian de forma anónima expresándole mis sospechas...Fue estúpido e inmaduro de mi parte, mucho antes de que comprendiera lo que realmente significaba ser homosexual y cuando mis deseos de estar con Adrian eran tan fuertes que decidí ser egoísta. No sabía ni imaginaba al peligro que los exponía y definitivamente no esperaba que Adrian acabara tan destrozado cuando Rian le dejó, cuando hice todo aquello, parte de mi creyó que sin Rian él finalmente me vería como una mujer.

—Oh, Dios...

—Y lo hizo, me vio como a una mujer y se enamoró de mí, pero el precio...Lastimé a las dos personas más importantes en mi vida y no he podido perdonarme desde entonces, intenté enmendar mi error cuidando de Adrian, protegiéndole, pero parte de él siempre ha extrañado a Rian, aunque me ame y sé que lo hace, Rian tiene otro pedazo de su corazón y sin él yo jamás podré completarlo. Por eso decidí que los tres podríamos estar juntos, ser felices...Pero me encuentro ante la difícil situación de que...No sé si podré mantener mi traición como un secreto por mucho más tiempo, no cuando ambos son tan considerados y amables conmigo y se preocupan por mi bienestar antes que el de ellos. Yo no hice eso...Los lastimé.

Olivia apartó la mirada sin saber que decir al respecto.

—Y estando los tres juntos...Encuentro que es algo que me gusta más de lo que esperaba, es emocionante y me gusta verlos juntos...No sé por qué me gusta tanto, pero lo disfruto y no sé si esté mal que lo disfrute. ¿Debería decirle a Adrian la verdad?

—No —espetó, aunque le doliera hacerlo—. Por lo que más quieras, no le digas a Adrian lo que hiciste, jamás. Es un secreto que tu y yo nos llevaremos a la tumba ¿me escuchas? Adrian jamás te lo perdonaría y se sentiría tan traicionado que no me sorprendería te dejara.

Sintió las lágrimas en sus ojos y la culpa y el arrepentimiento.

Sabía que había tomado una decisión inmadura en aquellos años y que por su culpa dos personas que amaba mucho habían sufrido. Nunca había hablado de ese secreto con nadie, tampoco había dado señal alguna de haber participado en lo sucedido, se lo había guardado bien. Demasiado bien. Pero el regreso de Rian le traía la culpa y el sentimiento de que era una especie de castigo. Dios le recordaba lo que había hecho, como había traicionado a sus dos amigos, lastimándolos por su propio egoísmo y ahora le dejaba en sus manos el poder de hacerlos felices o volver a lastimarlos.

—¿Tu eres feliz con este arreglo que han hecho?

—Sí, muy feliz. Me alegra ver que he podido enmendar mi error y Adrian sigue amándome. Realmente lo amo, señora y no quiero perderle, pero...Sé que no merezco su amor.

—Tal vez la versión que eras hace algunos años no lo merece, pero has cambiado ahora, Jazmín y eres una buena mujer. Continua con esto que tienen, toma la situación como una oportunidad que Dios te ha dado para enmendar tu error y tener una vida feliz. La mujer que eras de joven era inmadura y claramente hizo algo estúpido que lastimó a dos buenas personas, pero ahora pueden ser felices los tres y eso es lo que importa.

—¿Y sí descubre lo que hice?

—¿Alguien más sabe de este asunto? —. Negó inmediatamente—. Entonces no lo sabrá, porque yo no le diré y tu tampoco. Créeme que decirle solo le provocaría una herida muy profunda que jamás podremos reparar y no hay necesidad de provocar guerra donde ya hay paz. Adrian los ama a ambos y los tiene a ambos, tú amas a Adrian y estás con él y Rian con Adrian, así que creo todos consiguieron lo que querían al final.

—¿Pero a qué precio? Adrian y Rian sufrieron demasiado por mi culpa y Rian perdió a su familia...Sé que Rian me odiaría si se lo dijera, pero siento que debo hacerlo.

—Jazmín, de verdad no te lo aconsejo. Viniste a mi por un consejo y ese es el que te doy. Aprovecha la felicidad que los tres han conseguido juntos, permíteles tener una vida como pareja que contigo será más difícil la gente sospeche y sé feliz. Dejemos el pasado atrás, si les dices la verdad no solo los lastimaras y los perderás, sino que ellos ni siquiera podrán estar juntos, porque la gente sospechará.

Olivia tenía razón y por eso sentía que hablar con ella era la decisión correcta. No quería lastimarlos más de lo que ya les había lastimado años atrás, tampoco quería perder a Adrian, no cuando lo amaba tanto y se sentía tan bien a su lado y verlo con Rian le gustaba. No solo aquel beso le había parecido excitante, sino que además los notaba felices y sentía cierta paz al verlos así. Quizás le costaría un poco adaptarse a todo el asunto del sexo compartido y su vergüenza, pero veía un futuro para los tres. Un futuro feliz.

—¿Me odia?

—Oh, no, cariño, me duele saber que hicieras eso más aun sabiendo lo mucho que Adrian sufrió, pero quiero creer eres una nueva mujer ahora y has aprendido de tus errores —. Cuando Olivia le apretó suavemente las manos, una lágrima se deslizó por su mejilla—. Adrian te ama mucho y no dudo que tu lo amas a él, continúen su vida como han hecho hasta el momento y deja que el pasado se olvide.

—Realmente quiero hacerlos feliz.

—Y sé que tu puedes, querida, solo no olvides atender tu propia felicidad también. Creo que podrías hablar con Harvie de este tema, él sabe mucho sobre relaciones como esta y podría darte algunos consejos.

Tomó el consejo de Olivia y no solo habló con Harvie del tema, sino que también decidió enterrar el pasado y olvidarlo. Olivia tenía razón, Dios les había dado una segunda oportunidad para que los tres pudieran ser felices y lo correcto era aprovecharla en lugar de amargarse la vida trayendo cosas que ya habían sucedido y no tenían remedio. Además, debía pensar en sus hijos, si Adrian descubría la verdad sin duda no la perdonaría, la traición que ella había cometido era demasiado grande y dolorosa y sí él la dejaba...Sus hijos sufrirían.

Después de la charla con Olivia y unos buenos consejos de Harvie sobre como mantener a los tres felices y la igualdad dentro de la relación, regresó a la casa donde Adrian se había quedado con los niños. No le sorprendió que al entrar el salón fuera un caos absoluto, siempre que Adrian se quedaba a sola con los niños, una guerra parecía tomar lugar en la sala. Construían un fuerte con los almohadones y algunas mantas y desordenaban hasta el último rincón.

Adrian asomó por detrás de la carpa con telas que habían construido y maldijo.

—Pensé que demorarías un poco más —confesó mientras cruzaba por debajo del fuerte para llegar a ella—. Iba a limpiar todo...

—Seguro que sí —. Dejó las llaves en la mesa y se quitó el bonnet al tiempo que él la besaba—. ¿A qué jugaban?

—Oh, ya sabes, mismos juegos de siempre...Dragones y brujas—. Agitó una mano sin importancia y se rascó la nuca al mirar hacia el desorden—. Probablemente debería ordenar.

—Yo iré preparando el almuerzo.

Los escuchó continuar con sus juegos desde la cocina y se rio.

Definitivamente no podía arruinar esa felicidad trayendo recuerdos del pasado que ya no podían cambiar, pero podía construir una nueva felicidad para todos, más fuerte y pura que nunca. Adrian estaría completo si los tenía a ambos, ella encontraría su redención y Rian finalmente podría ser feliz con el hombre al que amaba. Todos ganaban y nadie debía terminar con un corazón roto o decepciones.

—¿Qué almorzaremos hoy? —preguntó desde el salón mientras ordenaba.

—Creo que haré carne asada y para la cena planeaba hacer pollo con champiñones.

—Mmm —. Adrian miró hacia la cocina algo nervioso y asomó para poder verla—. A Rian no le gustan los champiñones.

—Oh, eso no lo sabía. ¿Vieiras a la plancha?

—Nada que sea del agua mejor, no le gusta. Perdón, ya estoy molestando demasiado, mejor cocina lo que quieras y ya, que se conforme.

—No, no, está bien que me digas —. Tomó la carne que Adrian le había traído de la bodega y empezó a condimentarla—. La idea es que los tres estemos cómodos y si Rian vendrá a cenar debe disfrutar la cena como nosotros. ¿Qué preparo? ¿Qué le gusta?

—Cualquier otra cosa que no sea marina estará bien.

Metió la carne en el horno y tomó algunas verduras para hacer una ensalada.

—Entonces puedo hacer unos raviolis ¿Qué dices? A ambos les encanta la pasta ¿o no? —. Asintió con una sonrisa y se acercó para abrazarla—. Estás muy alegre hoy.

—Estoy feliz...Todo esto me hace feliz.

Se giró en sus brazos para mirarlo y sonrió.

—Mereces ser feliz, mi amor.

—¿Tu eres feliz? Quiero que lo seas —aseguró mientras le acariciaba la mejilla—. Y si esto te lastima, lo dejaré, nena, Rian entenderá.

—No hace falta llegar a esos extremos, lo que yo necesito para ser feliz es que tu lo seas y que nos comunicemos con honestidad respecto a todo este asunto de estar juntos los tres —. Se inclinó para besarla y ella se aferró a él con más fuerza—. Te amo mucho.

—Yo a ti, amor y tengo un buen presentimiento con todo esto. Siento que podríamos congeniar muy bien los tres juntos, especialmente después de anoche, sé que te gustó lo que viste —. Su rostro enrojecido ante su sonrisa traviesa y tuvo que darle la espalda para seguir cocinando y ocultarse—. ¿Te excitó?

—Adrian, los niños te escucharán.

—Están en su mundo —. Besó su hombro desnudo y ascendió hacia su cuello—. Dime, amor, ¿te gustó?

Se mordió el labio al sentir como sus labios le erizaban la piel detrás del oído y asintió lentamente. Adrian sonrió y mordió su cuello con gentileza.

—Traviesa, me gusta ese nuevo lado tuyo.

—¡Papi, destuian nuestro castillo! —chilló Evette desde el salón y corrió entornó a la carpa de mantas con su hermana Denisse.

—¿Lo van a destruir? Oh, no ¿contra quién nos enfrentamos?

—¡Los monstruos! —gritó Denisse—. Muchos monstruos gigantes.

Jazmín los vio empezar otro juego y una sonrisa se pintó en sus labios. Realmente sentía que se había ganado la lotería al tener a un hombre como Adrian en su vida y él la hacía feliz. Verlo feliz la hacía feliz.

Tuvieron un día tranquilo, Adrian se marchó después del almuerzo para atender algunas cosas en la empresa mientras su padre estaba de vacaciones y regresó poco antes de que Rian llegara, se dio un baño y puso la mesa para que los niños cenaran primero y se fueran a dormir.

Jazmín pasó su día limpiando y empezó a hacer la pasta con tiempo para que la masa reposara en la mesa de la cocina. Tuvo que trabajar el doble cuidando de Devon mientras siguiera herido, su pierna lo volvía dependiente, necesitaba ayuda para moverse de un lugar a otro y si quería ir al baño y Jazmín apenas podía cargar con él por las escaleras, así que era toda una tarea.

Con Adrian en la casa se volvía más fácil, pues era Adrian quien lo cargaba y él podía pasearse por la casa con Devon en brazos sin que le molestara y así Devon no se aburría.

—¿Te duele? —preguntó Adrian mirando hacia su pierna.

—No y Harvie dice que podré volver a caminar muy pronto.

Jazmín acostó a los niños después de la cena y Adrian lavó los platos que habían usado y los acomodó otra vez en la mesa para ellos tres. Trajo dos copas y un vaso para Jazmín, subió una botella de vino de la bodega y dejó la jarra con jugo de frutas para ella. Estaba terminando de encender las luces para alumbrar el salón cuando llamaron a la puerta y él fue a abrirle.

Rian estaba con un traje elegante como de costumbre, aunque parecía haber puesto más esmero en verse formal y se había afeitado un poco para traer la barba más ordenada. En sus manos tenía un ramo de flores.

Adrian se hizo a un lado para permitirle ingresar y cuando cerró la puerta, Rian lo miró durante un segundo de indecisión y luego se inclinó hacia sus labios y se detuvo esperando su aprobación. Fue un beso breve y algo tímido, pero era algo que los alegraba a ambos.

—Traje estas flores para Jazmín —explicó y Adrian lo siguió hacia el salón—. Imaginé que le gustarían para decorar la casa.

No se equivocaba, Jazmín se emocionó al ver las flores y empezó a repartirlas en sus jarrones decorados para que no se murieran. Mientras ella se ocupaba en eso con gran emoción, Rian se regresó hacia Adrian y sacó una caja de chocolates del bolsillo interior de su chaqueta.

—Esto es para ti, sé que nunca te gustó que te regalaran flores porque se mueren y eso, pensé que aprovecharías más algo dulce.

Adrian no pudo contener su sonrisa y asintió.

—Chocolate crocante, mi favorito. Gracias.

Se quedaron en la cocina acompañando a Jazmín mientras ella terminaba de preparar la cena y el silencio los puso nerviosos a los tres mientras intercambiaban algunas miradas sin saber que hacer. No se sentía como otras cenas que habían tenido en el mes pasado, esa cena parecía más personal e íntima, los niños no estaban presentes, se habían besado la noche anterior y era innegable a esa altura que Rian deseaba a Adrian tanto como Adrian los deseaba a ambos.

—¿Cómo estuvo tu día? —preguntó Adrian finalmente para romper el silencio.

—Tranquilo, solo estuve en casa con los niños y leí un rato. ¿Ustedes?

—Yo fui al trabajo.

—Yo estuve limpiando y cocinando —. Volcó el agua con los raviolis en el colador y los colocó en la fuente con la salsa—. Esto de estar embarazada me tiene con muchas ganas de cocinar, no sé por qué.

—Oh, Helena está embarazada —. Ambos se enderezaron para mirarlo como si la noticia les hubiera golpeado. Rian se rio—. Pero no es mío, ella quiere decir que sí, pero no la he tocado desde su último embarazo hace dos años, así que claramente no es mío.

—Oh, Dios... ¿Tiene un amante?

Se encogió de hombros sin importancia mientras Jazmín lo miraba atónita.

—Me tomó por sorpresa, no lo negaré, no es muy típico de ella, pero eso parece.

—¿Y te molesta? —inquirió Adrian.

—¿Molestarme? Joder, no, estoy feliz. Finalmente dejará de repudiarme por todo y ya no tengo que tocarla para que quede embarazada, este otro hombre puede hacer el trabajo por mí.

—Ten cuidado no vayan a notar que el niño no se te parece —aconsejó Jazmín y llevó la fuente con la comida hacia la mesa—. No que te vaya a afectar mucho si descubren que te engañó, pero igual mejor evitar rumores.

Adrian corrió la silla para Jazmín y Rian esperó junto a la silla de Adrian para sostenerla por él y ayudarle a sentarse. El gesto lo sonrojó, Rian siempre había sido muy atento con él y ciertas cosas parecían no haber cambiado.

—Ya he pensado lo de los rumores, pero mientras ella sea feliz, yo estoy tranquilo, además eso me da más libertades para estar con ustedes.

—Oh, entonces podrías quedarte esta noche ¿no?

Adrian se arrepintió de sus palabras apenas dejaron su boca y empezó a negar a modo de disculpa cuando miró hacia Jazmín. Ella forzó una sonrisa y se encogió de hombros.

—Sí...Es...Es un buen plan, para...para conocernos mejor como pareja ¿qué dices?

Rian se sintió sorprendido con la propuesta, pero mentiría si decía que no le alegraba.

—Yo...Me gustaría mucho, si no les molesta.

Empezaron a comer con calma y la conversación fue bastante informal. Charlaron del trabajo, de sus hijos, no volvieron a tocar el tema de Helena y terminaron hablando de arte y literatura, un tema que le interesaba a los tres y en el cual eran muy apasionados.

—Deberían volver a pintar, como en los viejos tiempos —sugirió Jazmín—. Se les daba muy bien y ambos querían terminar en un museo, aun pueden.

—Ya estoy muy viejo para eso —descartó Rian.

—Ay, por favor, tienes treinta y cinco años, aun estás a tiempo. Ambos lo están.

—Pero no tenemos tiempo, Jazmín —explicó Adrian.

—Aprovechen los minutos que tengan, ahora la empresa no está muy activa ¿o me equivoco? Puedes aprovechar y retomar el arte, quizás hasta puedas convertirla en tu carrera principal si te funciona.

Adrian notó que Rian parecía estar apoyando la idea de Jazmín y lo miró sorprendido.

—Tu coincidías conmigo cuando dije que no tenemos tiempo.

—Ya, pero...Tiene un punto ¿no? Yo estoy sin trabajo y tu tienes menos trabajo, podríamos aprovechar —. Jazmín asintió con una enorme sonrisa—. Como en los viejos tiempos ¿no?

A Adrian seguía sin parecerle una buena idea, pintar era un sueño al que había renunciado hacía demasiado tiempo para poder enfocarse en cuidar de Jazmín y sus hijos, no quería volver a eso, pues renunciar a su sueño había sido difícil y angustiante, pero con ambos de acuerdo, casi parecía grosero no intentar apoyarlos.

Se encogió de hombros, cediendo y forzó una sonrisa.

La comida estaba deliciosa y Rian se terminó el vino en su copa esperando que le ayudara a relajarse un poco. Estaba demasiado nervioso, todos lo estaban y aunque ellos dos podían permitirse un poco de alcohol para ahuyentar las penas, Jazmín estaba limitada a jugo de frutas, aunque quisiera un poco de vino Adrian no se lo permitiría y lo confirmó cuando Rian intentó convidarla.

—No puede tomar estando embarazada.

—¿No? No sabía eso, Helena tomó en todos sus embarazos.

—No es bueno —explicó Adrian tomando la botella de las manos de Rian para servir lo que quedaba en sus dos copas—. Harvie me lo explicó, por eso no toma durante un embarazo.

Adrian era demasiado sobreprotector de ella cuando estaba embarazada, especialmente una vez el vientre comenzaba a notarse y el bebé ya estaba más avanzado. Durante su último embarazo Adrian había llegado tan lejos con su sobreprotección que había trasladado el dormitorio hacia la planta baja, para que ella no tuviera que subir y bajar escaleras con su vientre. Le gustaba que la cuidara de esa forma y ahora que Rian estaba con ellos, le gustaba saber que Rian sobreprotegería a Adrian y lo consentiría también.

Cuando terminaron de comer, Jazmín se llevó la fuente de la comida y ellos le trajeron los platos y cubiertos y se regresaron hacia el comedor. Adrian limpió la mesa con un trapo y cuando se enderezó para volver a la cocina, sonrió al encontrarse con Rian bloqueándole el camino.

—Te he extrañado mucho —. Le provocó cosquillas en el estomago que le dijera eso y dejó el trapo en la mesa para recibirlo cuando él se acercó a besarlo—. Te he extrañado demasiado.

—Yo a ti —susurró en sus labios y dejó que su lengua entrara a su encuentro—. Desearía no haberte alejado todos estos años, podría haber estado para ti en los momentos difíciles, pero fui egoísta y te dejé solo.

—No, me lo merecía por dejarte, tendría que haber dejado que mi padre me matara, pero jamás tendría que haber renunciado a ti.

—No digas eso, por favor —suplicó y lo abrazó—. Me alegra que tomaras la decisión difícil porque si te hubieran hecho daño yo...No habría sido capaz de soportarlo.

Rian le acarició el cabello, abrazándolo con fuerza y Adrian se ocultó en su cuello con los ojos apretados y respiró su aroma. Separarse había sido un momento difícil en sus vidas, pero volver a estar juntos les abría nuevas oportunidades para los tres, quizás no podrían tener una vida libre de prejuicios caminando juntos por las calles sin ocultarse, pero al menos podían ser felices en la intimida y era algo a lo que Rian tendrían que conformarse por el resto de su vida. Jamás podría sostener la mano de Adrian en público, jamás podría besarlo, estaba condenado a amarlo en secreto o morir por ello, pero no podía morir sin ponerlo a él en peligro y por eso, elegía amarlo en secreto.

Cuando Jazmín regresó de la cocina, Adrian la atrajo hacia sus brazos sin apartarse de Rian y ella le envolvió la cintura.

—¿Y sí dejamos el pasado atrás? —les propuso—. Podemos enfocarnos en el futuro.

Asintieron y ella se relajó contra el cuerpo de Adrian.

Cuando ella se apartó y retrocedió unos pasos, pudo ver como Rian tiraba de Adrian para volver a besarlo y él se entregaba a su boca sin resistencia alguna. Había algo emocionante en verlos que no terminaba de entender y le asustaba, Harvie le había dicho que era normal, que algunas personas disfrutaban de ver a otras tener relaciones, pero ella nunca se había sabido ser de esas personas...Aunque bueno, nunca había visto a nadie teniendo relaciones antes. Su acceso a algo relacionado con el sexo era únicamente lo que hacía con Adrian en la cama, bastante convencional a diferencia de todo lo que Rian podía aportar.

Lo escuchó gemir y le pareció el gemido más jodidamente excitante que jamás hubiera escuchado y le apenó estar sintiéndose de esa forma, tan húmeda entre las piernas.

Cuando ellos se apartaron, regresó en sí parpadeando y se obligó a desviar la mirada y buscar algo interesante para hacer.

—¿Tan rápido? —susurró Adrian bajando la vista hacia el pantalón de Rian.

Él forzó una sonrisa algo apenado.

—Me voy a sentar a llorar, joder, que vergüenza.

—Para nada —. Lo besó otra vez y repartió más besos por su mejilla antes de apartarse—. Debe ser el tiempo que ha pasado.

Asintió y se excusó para ir al baño a limpiarse.

Adrian sentía el calor en todo su cuerpo, que no sabía si se debía a los besos de Rian y Jazmín admirándoles o el alcohol. Seguro era una mezcla de ambas.

Se acercó a ella para abrazarla desde la espalda y sonrió.

—Estás roja, ángel ¿te gusta mirar? —. Se obligó a negar con la boca demasiado temblorosa como para decir una palabra sin arruinarlo todo—. A mí me gusta tocarte, podemos hacer ambas cosas ahora ¿no?

—¿Estaré enferma?

—Claro que no, soy un hombre moderno, tengo la influencia de Harvie ¿recuerdas? Para mí es normal —. Le desabrochó el vestido para que pudiera quedarse con la camisola y ella se abanicó—. Exploraremos más de ese gusto, honestamente creo que los tres estamos haciendo cosas muy nuevas con todo esto. Yo nunca estuve en un trío, escuché de eso y conocí un grupo de personas nómadas que hacían orgías, pero nunca participé en una.

—Yo tampoco...Y mucho menos imaginé que algún día estaría en esta situación.

Se rieron y cuando le quitó el vestido se lo colgó en el brazo y tomó su mano para llevarla al dormitorio.

—Creo que ninguno lo imagino, pero sí estamos felices vale la pena intentarlo. ¿Tu eres feliz?

—Sabes que sí, amor, me encanta verte feliz y me encanta que lo nuestro no haya cambiado. Y admito que tengo mucha curiosidad con todo...Todo esto.

Se quedaron en el dormitorio y Jazmín se sentó a los pies de la cama mientras él se quitaba la camisa. Cuando Rian asomó en el dormitorio, llamando a la puerta, Jazmín pensó en cubrirse por la vergüenza a pesar de estar con la camisola.

—Tomé prestado un pantalón tuyo, espero no sea molestia —. Adrian negó y Rian les sonrió a ambos—. Bueno, ¿en qué dormitorio me quedo? ¿Abajo?

Adrian se encogió de hombros y dejó que Jazmín le respondiera y eso a ella le gustaba. Le gustaba que la dejaran decidir y tomaran en cuenta su opinión, aunque al mismo tiempo la ponía nerviosa porque sentía en sus manos quedaban todas las decisiones difíciles.

—¿Q-quieres... ¿Quieres dormir aquí? —. Rian se mostró sorprendido y Adrian la miró a través del espejo—. Digo...Ya que...Ya que vamos a estar juntos es lo más justo ¿no?

Empezó a asentir, apoyando su decisión y miró hacia Adrian confirmando que él quería. Él se acomodo en el centro, con Jazmín a su izquierda y Rian a la derecha y cuando los tres se acostaron sobre las mantas, se quedaron en silencios mirando hacia el techo, con solo una lámpara para alumbrarles.

—Al menos la cama es grande —susurro Rian y se rieron—. Sé que no saldré volando por la noche.

—Adrian será el más cómodo.

—Envídienme —murmuró con cierta arrogancia y volvieron a reírse—. Esto es raro.

—Muy raro —confirmaron y Rian agregó.

—No comprendo como la gente le hace, me está dando algo de vergüenza.

—Al menos sé que no soy la única.

Jugaron con sus pies, formando una pequeña guerra para ver quien tenía más fuerza y volvieron a quedarse en silencio, mirando el techo.

—Creo que lo estamos pensando demasiado ¿no? —comentó Adrian—. Quizás deberíamos dejar que todo fluya.

—Fue lo que Harvie me dijo.

Ambos la miraron.

—¿Harvie? —inquirió Rian—. ¿Hablaste con Harvie de esto?

—¿Qué? Ustedes siempre hablaban con él cuando necesitaban consejos, pensé que ahora yo también podía hacerlo.

—Tiene razón —coincidió Adrian—. ¿Qué te dijo Harvie?

—Muchas cosas, sabe mucho del tema —. Agitó los dedos de los pies intentando ocupar su mente en algo más y no en el hecho de que estaba acostada en la cama con dos hombres, su marido y su mejor amigo—. Me dijo que las relaciones poliamorosas son ilegales en esta fecha y me lo aclaró unas mil veces, así que eso ya quedó claro, pero también me dijo que comenzar una relación de este tipo es difícil, primero se debe romper con las creencias monogámicas que la sociedad nos inculca y debemos superar las inseguridades y los celos que eso trae.

—Lo cual estuvimos haciendo durante todo este mes ¿no? —concluyó Adrian y ambos asintieron.

—¿Y que más te dijo?

—Que el...ya saben...el acto en sí puede ser algo incómodo al comienzo, pero si se logran superar todos los obstáculos puede volverse una experiencia muy excitante, incluso más que el...acto convencional. Él lo dijo con palabras mucho más explicitas, por cierto.

—Así es Harvie.

—Me dijo que la comunicación y honestidad es lo más importante y que no necesariamente todos debemos amarnos o llevarnos bien para que funcione, en nuestro caso Adrian es quién mantiene la relación unida entre los tres y por lo tanto Adrian es con quien debemos llevarnos, Rian y yo no necesitamos ser amigos, aunque serlos obviamente favorece la comunicación. Dijo que podemos probar distintas dinámicas hasta dar con la que más no guste.

—¿Dijo que clase de dinámicas?

—Pues mencionó algunos ejemplos, podemos permitir que estemos con Adrian incluso si el otro no está presente o prohibirlo, que sea una regla a no cruzar.

—Yo creo que permitirlo está bien ¿no? —sugirió Rian y Adrian se encogió de hombros a la espera de que Jazmín respondiera.

—Sí, porque...O sea, creo que también está bien que podamos tener nuestros momentos a solas con Adrian y esas cosas ¿no? Pero que sea igualitario, si pasas tiempo a solas con Rian, luego debes pasarlo conmigo y eso...

—Me parece excelente.

—Realmente estamos haciendo esto —susurró Rian y sacudió a Adrian desde el hombro con una enorme sonrisa—. Es emocionante.

—Shh, finge angustia al menos —. Se rieron y Rian lo besó en hombro desnudo—. Va a funcionar, sé que sí.

Jazmín asintió y se giró hacia ellos para poder mirarlos.

—Pero si funciona y se vuelve un estilo de vida ¿qué haremos con los niños? Tarde o temprano se darán cuenta y tendremos que hablarlo con ellos.

—Podemos esperar a que sean más grandes —sugirió Adrian y le acarició la mejilla—. A esta edad son cosas que ellos no entienden y no deberían estresarles.

La besó lentamente, acariciando sus labios con la punta de su lengua y ella suspiró en su boca y le peinó las ondas color chocolate. Cuando se apartó, volvieron a quedarse en la cama, mirando hacia el techo en silencio, sin saber que hacer a continuación. No tenían sueño así que dormir casi parecía una broma, pero, aunque las ganas de tocarse eran fuertes, ninguno sabía cómo empezar.

La piel de Adrian se erizó cuando sintió la mano de Rian acariciando su muslo por sobre el pantalón y no se movió al comienzo. Sintió que Rian se giraba de lado para mirarlo y encontró sus ojos atentos en cada detalle de su cuerpo. Sus dedos trazaron las cicatrices en su torso y descendieron lentamente hacia su ombligo, donde el vello crecía y se perdía debajo del pantalón.

Reunió el valor para besarlo, sin pensárselo demasiado como habían hablado y Adrian respondió a su llegada, aferrándole el rostro con ambas manos. Jazmín los miró y se mordió el labio inferior conteniendo la respiración. Nunca antes había visto a dos hombres besarse o tocarse, nunca lo había imaginado siquiera y ahora descubría que era mucho más excitante de lo que jamás habría podido imaginar. Apretó los muslos cuando notó como la mano de Rian descendía hacia la entrepierna de Adrian y vio que lo apretaba por sobre el pantalón. La respuesta de Adrian fue gemir en su boca y tomó nota, ella nunca lo había tocado de esa forma y sentía que ahora podía aprender mucho más sobre el cuerpo de Adrian e incluso sobre el suyo propio.

Cuando Rian descendió por el cuello con besos, Adrian giró el rostro para mirarla y le acarició la mejilla enrojecida. Ella disfrutaba observando, aunque le avergonzara reconocerlo, disfrutaba de todas las nuevas experiencias que durante toda una vida le habían dicho eran prohibidas. Adrian la atrajo hacia sus labios y no se resistió de inclinarse para besarlo mientras la lengua de Rian le lamía un pezón y descendía por su torso. Decidió imitarlo y juntos besaron sus pezones y descendieron con besos hacia su vientre. Rian sonrió y la miró de reojo.

—Nunca imaginé que te vería en esto, Jazmín.

—No lo menciones o me tiraré por la ventana —aseguró roja de la vergüenza.

Se rieron y Adrian se mordió el labio conteniendo un gemido y estrujo las mantas de la cama. La mano de Rian masajeándolo por sobre la ropa le volvía loco y los besos de ambos en su torso o como sus lenguas humedecían su piel eran demasiado. Terminó deteniéndolos antes de poder continuar y se encontró intentando recordar como respirar.

—¿No te gustó? —inquirió Jazmín con cierta preocupación.

—Por el contrario, me gusta demasiado.

Invirtió lugares, acorralándola contra la cama y la besó mientras Rian se pegaba a su espalda y besaba su cuello robándole gemidos. Lo sintió apretándose contra sus glúteos y se empujó contra Jazmín para frotarse entre sus piernas. Ella gimió y cerró los ojos al sentir las manos de Adrian acariciando sus piernas por debajo de la camisola. Llegó a su sexo y sus dedos se deslizaron entre toda la humedad.

—Joder, mi amor, nunca habías estado tan húmeda, ahora me siento insultado.

—Perdón —susurró apenada.

Adrian se rio besando su cuello y le empujó las mangas de la camisola.

—Solo bromeo, nena, me encanta.

—No me desnudes, por favor, me da pena —murmuró y Adrian le subió las mangas de la camisola otra vez.

—No miraré, Jazmín —aseguró Rian mientras besaba el cuello de Adrian—. Estoy concentrado en otra cosa.

Adrian sonrió y se sentó en la cama con Rian a su espalda. Sus besos en el cuello lo debilitaban y le encendían demasiado. Acarició su cabello con los ojos cerrados y se mordió el labio al disfrutar de su atención.

Regresó su atención hacia Jazmín y coló su mano debajo de la camisola para tocarla. La masturbó lentamente, viéndola gemir y removerse debajo de sus caricias, con su atención puesta en la forma como Rian lo tocaba a él.

Cuando retiró los dedos de su interior, se los llevó a la boca para saborearlos y luego inclinó su cuerpo hacia ella para besarla. Se acostó de lado con ella y Rian a su espalda y durante los siguientes minutos se besaron y se tocaron sin ir más lejos. Rian se apretaba contra su trasero, frotándose de formas que lo volvían loco y él se frotaba contra Jazmín, deleitándose con sus gemidos y su respiración acelerada.

—Quítate el pantalón, Adrian, por favor...

Asintió a las palabras de Rian y se lo quitó rápidamente con su ayuda para quedar desnudo en la cama. Rian se quitó la camisa y lo giró bocabajo para poder descender con besos por su vientre. Se retorció, completamente tenso cuando sintió como Rian lo metía en su boca y fue difícil mantener el silencio en el dormitorio para no anunciarle a todo el mundo lo que hacían.

Jazmín se mordió las uñas al verlo y Adrian le levantó la camisola para seguir tocándola.

—Desnúdate, nena, sin vergüenza, para mí, por favor, quiero verte.

Lo miró a los ojos y se inclinó para besarlo mientras él gemía y Rian lo metía en su boca cada vez más rápido. Se quitó la camisola sin pensárselo mucho más y Adrian alzó la cabeza de la cama para meterse su pezón en la boca y lamerlo. Todavía estaban sensibles por amamantar y el sabor no le gustaba, pero en esos momentos no le importaba y los atendió con la necesidad que sentía encima.

—Te amo —susurró al besarla y tiró de Rian para besarlo a él también—. Te amo.

—También te amo —respondieron los dos.

Se acomodó sobre Jazmín por segunda vez para besar su cuerpo y descender hacia su sexo con las ganas de devorarlo completo ahora que estaba tan húmedo y Rian se acomodó detrás de él y deslizó su lengua entre sus nalgas para humedecerlo y prepararlo. Era demasiado excitante para Adrian que hiciera eso y una sensación que no negaría haber extrañado, pero mezclar la atención de Rian con el sabor de Jazmín en su boca era el paraíso. Era como obtener lo mejor de dos mundos para él solo y le encantaba.

Jazmín se cubrió con una almohada cuando se sintió a segundos de gritar y Adrian no fue más suave. La devoró como no lo había hecho nunca y sus graves gemidos vibraron contra su sensible piel.

—O-oh, D-Dios...A-Adrian...

Tuvo el orgasmo más intenso de su vida y el cuerpo le quedó tembloroso cuando Adrian se apartó relamiéndose los labios. Lo vio besar su vientre y ascender por sus senos hasta llegar a su boca y lo abrazó con fuerza.

—¿Crees que le hará daño al bebé si te hago el amor ahora?

Negó y le peinó el cabello mientras él besaba su cuello.

—¿Cómo hacemos esto? —inquirió Rian.

—Quizás puedo hacerle el amor a ella y luego tu a mí.

Rian asintió y se dejó caer en la cama junto a ellos para no molestarles. Nunca había imaginado que vería a Adrian con una mujer, pero la simple imagen era excitante. De cualquier forma, él era maravilloso. Los vio besarse y sus suaves gemidos inundaron el dormitorio cuando Adrian se adentró lentamente en ella y se movió con calma, procurando no hacerle daño. Jazmín podía decir que era una experiencia vergonzosa sabiendo que Rian estaba justo a su lado, pero detrás de toda esa vergüenza, estaba la excitación de saber que Rian estaba a su lado.

Sus gemidos se hicieron más y más fuertes a medida que las embestidas se aceleraban un poco y cuando ambos alcanzaron el orgasmo, Adrian se empujó por completo en su interior y la besó, susurrando su nombre contra sus labios.

Se apartó con cuidado y gateó sobre la cama para trepar sobre el cuerpo de Rian, dejando besos en el camino que cubrían todo su torso. Rian lo recibió con una sonrisa y acarició su mejilla para besarlo. Se movió lentamente sobre él, frotando sus miembros y Jazmín los miró con la respiración acelerada y las mejillas enrojecidas. Se besaron con sus lenguas enredándose y cuando Adrian se apartó descendió por el torso de Rian hasta llegar a su miembro y llevarlo hacia su boca. Lo humedeció, pues era la única forma de lubricante que tenían y aprovechando lo excitó aún más, hasta que Rian apenas podía contener sus gemidos.

Se entretuvieron con besos y caricias durante un rato, hasta que Adrian pudo volver a tener una erección y entonces se acomodó sobre Rian y este se empujó lentamente en su interior. Después de tanto tiempo, casi se sentía como la primera vez, dolía, incomodaba y no tener lubricante solo empeoraba todo, por eso soltó un quejido y se enterró en el cuello de Rian abrazándole.

—Perdón...Iré más lento.

—No, no, está bien...Hazlo, me gusta y lo necesito.

Lo besó al soltar un fuerte gemido cuando Rian se empujó en el otro poco y empezó a mover sus caderas para montarlo, dejando que se adentrara por completo y se retirara, provocándole todas esas sensaciones que había olvidado. Realmente no podía comparar la experiencia de dormir con una mujer a dormir con un hombre, eran dos mundos completamente distintos e igual de placenteros. Con una mujer él tomaba el control y le gustaba hacerlo, pero con un hombre le gustaba que tomarán el control y por eso siempre había disfrutado más con Rian que con cualquier desconocido. Con él podía dejar que le hiciera el amor y se adentrara en él sin preocuparse.

Gimió y aceleró los movimientos para montarlo más rápido hasta que ambos alcanzaron el orgasmo. Se besaron y Rian le estrujó las nalgas y gruñó su nombre antes de acabar en su interior.

Cuando Adrian se desplomó entre medio de los dos se sentía débil y adormecido. Había sido una experiencia demasiado intensa y con demasiadas emociones en el medio. Los tres estaban agotados y suspiraron al mismo tiempo.

—¿Y ahora? —susurró Jazmín.

—No lo sé...

Tenían la respiración acelerada y estaban rojos.

—Necesito un baño —comentó Rian.

—Sí, yo también.

—¿Preparo la bañera? —ofreció Jazmín y los dos la miraron.

—Mejor nos damos una ducha.

Rian dejó la cama y Adrian alzó a Jazmín en sus brazos, robándole una risa y fue hacia el baño con ella, apenas pudieron entrar los tres en la ducha, pero sin importar el espacio reducido, estaban cómodos. Adrian en el medio, actuando como una barrera entre sus cuerpos desnudos y recibiendo la atención de ambos, mientras repartía su atención entre ellos.

Cuando terminaron de bañarse, entre risas y casi resbalarse unas doce veces, volvieron a la cama en pijama y se acostaron a dormir. Jazmín debía dormir dándole la espalda a Adrian por su embarazo, así que él se pegó a ella para abrazarla y Rian se pegó a él. Sentir su enorme brazo envolviéndolo le hizo sonreír y llevó una mano hacia atrás para acariciarle la nuca antes de volver a abrazar a Jazmín y cerrar los ojos para dormir.

Nunca en su vida había dormido tan cómodo como esa noche acurrucado entre las dos personas que más amaba.

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