Stupid Wife

By luimeliamoments

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¿Te has imaginado casada con alguien que nunca soportaste en la vida? Luisita también lo había imaginado, sin... More

Prólogo.
Capítulo 1. ¿Qué?
Capítulo 2. Volver a la vida.
Capítulo 3. Algunos vídeos.
Capítulo 4. Mi hijo.
Capítulo 5. ¿Un sueño o....?
Capítulo 6. Ella es mi problema.
Capítulo 7. Deseos.
Capítulo 8. Ella me dejará ir.
Capítulo 9. Aniversario.
Capítulo 10. Empezar de nuevo.
Capítulo 11. Siempre que quieras.
Capítulo 12. Ella es increíble.
Capítulo 13. Esposa.
Capítulo 14. Día de nieve.
Capítulo 15. Tentación.
Capítulo 16. Solo un poco de tu corazón.
Capítulo 17. Me gusta cuando me llamas cariño.
Capítulo 18. ¡Esta loca!
Capitulo 19. Clases de conducir.
Capítulo 20. Mi Ame...
Capítulo 21. Something.
Capítulo 22. No me dejes.
Capítulo 23. Todo va a estar bien.
Capítulo 24. Déjame abrazarte.
Capítulo 25. Feliz navidad.
Capítulo 26. Todo lo que ella quiera.
Capítulo 27 - Better than a princess, more than a queen.
Capítulo 28 - Everything.
Capítulo 29 - En mi lugar.
Capítulo 30 - Una oportunidad.
Capítulo 31. Confianza y actitud.
Capítulo 32. ¿Dónde estoy?
Capítulo 33. Esta es mi realidad.
Capítulo 34. Nada supera.
Capítulo 35. Soy tu regalo.
Capítulo 36. Felicidad indefinida.
Capítulo 38. Recuerdos.
Capítulo 39. Destiny.
Epílogo I
Epílogo II
Especial Destiny

Capítulo 37. Pequeña estrella.

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By luimeliamoments

Movimientos rápidos, bien dirigidos y sincronizados, como si ella fuera una chef profesional. Amelia está haciéndolo mejor de lo que esperaba. Lo bueno es que ella aprende con facilidad y sabe hacerlo de la manera que le enseñe.

- Puedes cortar un poco más grueso, amor.

Amelia simplemente asiente y vuelve a cortar las fresas. Vuelvo a apoyar la barbilla en su hombro, estoy abrazada a su espalda como un bebé koala, pero mi mujer no se queja así que probablemente no le estorbo.

Es sábado y decidimos hacer un pastel de fresa. Amelia insistió en encargarse de la preparación, pero quería hacerlo como yo lo hago.

- Toma - abro la boca para aceptar el pedazo de fresa que ella me ofrece. Muerdo la punta de su dedo antes de que lo retire de mi boca y sonrío, masticando la fresa y casi suspiro por el maravilloso sabor - Caníbal.

Termino de masticar la fresa y giro la cabeza para morder el cuello de Amelia, ella se ríe y balancea un poco el cuerpo, como si quisiera despegarme de ella, pero me aferro más fuerte.

- Soy un caníbal, pero eso es toda culpa de la caliente esposa que tengo - Amelia gira un poco la cabeza para mirarme por la esquina del ojo, y esboza una sonrisa como si dijera "no te creo" - Te quiero... - susurro y acerco mi boca a su oreja mientras desciendo mis manos a sus pechos - Mi sexy mujer.

- Traviesa - ella susurra en medio de un suspiro cuando aumento la presión de mis manos en sus pechos. Capturo el lóbulo de su oreja entre mis dientes y succiono lentamente - Luisita...

- ¿Ves? Eres irresistible.

- Sigue así y este pastel no estará listo pronto.

- Está bien - vuelvo a apoyar la barbilla en su hombro - Me comportare.

//

Después de que Amelia, Louis y yo prácticamente devoramos el pastel de fresas, que tengo que confesar, estaba delicioso, inclusive los besos que les dimos mientras nuestro hijo se duchaba. Los tres fuimos a su cuarto a jugar a los astronautas. ¿Por insistencia de Lou? No. Quien decidió jugar eso fue mi esposa, esa misma, mi súper madura mujer de treinta y un años.

Pero me gusta eso de ella. Si Amelia fuera una de esas personas muy serias probablemente no seríamos tan compatibles. Debido a que, no soy la persona más madura en la tierra. Especialmente cuando me junto con mi hijo. Somos el trío perfecto.

Pero pronto vamos a ser un cuarteto. Estoy segura de eso.

¿La vida podría ser más bella que eso?

- Mamá estás robando.

- No lo hago. ¡No sabes defender tu nave espacial!

Amelia y Louis están discutiendo, porque de acuerdo con mi hijo ella está robando, y de acuerdo con mi esposa nuestro hijo no sabe cómo defenderse. Estoy sin reacción al verlos pelear como si fueran hermanos, que ni siquiera podía reír. Pero la situación es muy divertida. Debido a que es muy raro ver una madre e hijo peleando por culpa de un juego.

- Ya no quiero jugar.

- Ni yo - Amelia rebate y cruza los brazos de la misma forma que Louis, los dos tienen mala cara y un enorme puchero en sus labios.

Boquiabierta niego con la cabeza, sin creer que todo eso está pasando. ¡Por Dios! Parecen dos niños. Más bien, mi querida esposa consigue ser peor que nuestro hijo en la categoría de "berrinchuda".

- ¿Van a parar con eso o les tengo que dar un castigo? - ni si quiera me escuchan, continúan intercambiando miradas de enojo. Tengo dos niños en casa. Estoy perdida - ¡Amelia Ledesma y Louis Gómez Ledesma!

- Hola, mami.

- Hola, Luisi.

- Se supone que era un juego y ya consiguieron arruinarlo todo - los dos abren la boca para rebatir, pero sólo levanto la mano, mandándolos que se callen - Ni una palabra, ya han hablado mucho está noche - dejo la nave espacial que estaba en mi mano y el muñeco de astronauta también - Ustedes dos van a limpiar todo este lío, me voy a dormir, y si escucho un solo ruido de ustedes...

No termino de hablar y los miro fijamente, los veo tragar duro y sólo asienten con la cabeza antes de levantarse y comenzar a recoger todo. Sonrío de brazos cruzados, observando. Por lo menos son obedientes.

Me pregunto cómo será cuando Amelia y yo tengamos más que un niño. Será por lo menos divertido ver este tipo de cosas pasando.

Domingo, 15 de marzo de 2023 – 09:30 am.

El día apenas ha comenzado y los tres ya estamos de pie en pleno domingo, y no es por trabajo o algo así. Es simplemente uno de los peores días de mi vida hasta ahora y, ¿la razón de eso? Simple, Amelia se va a Dubái hoy, y no estará de vuelta en dos semanas y media.

Recé tanto para que el tiempo no pasara tan rápido, para que no llegara este día. Pero por desgracia llego, y ahora estamos aquí, llegando al aeropuerto. Louis se ve tan abatido como yo, Amelia está animada porque conseguirá un buen dinero, pensé que ella también se sentiría así.

Odio las despedidas, y por más que ya estaba adaptada a mi nueva vida, no me quería distanciar de Amelia ahora. Y creo que nunca.

Ambas hemos creado una conexión tan fuerte, es como si yo no fuera capaz de andar sola sin tenerla atrás de mí para sostenerme si tropiezo. Lo sé, debería ser menos independiente de ella. Pero, ¿cómo podría serlo? Amelia es increíble, hace que todo parezca fácil y lo mejor de todo es que me da la mayor seguridad posible.

No sé cómo serán estás semanas sin ella a mi lado.

- Es casi la hora de mi vuelo - Amelia comenta mientras tiraba de su maleta.

Suspiro, colocando las manos en los bolsillos de mi abrigo. Louis está parado a mi lado sosteniendo mi brazo y con la cabeza apoyada en mi cadera. Él debe ser quien más resiente el viaje de Amelia.

- Con ustedes dos mirándome así es difícil despedirme.

Veo sus ojos comenzar a cristalizarse, siento los míos arder y un nudo en mi garganta. Tengo un deseo absurdo de llorar, pero trato de ser fuerte, por lo menos hasta que tenga que irse.

- No queremos que te vayas, mamá - Louis se queja incluso sin mirar su rostro, sé que ya está llorando por el tono de su voz.

Amelia respira profundamente, se gira para dejar la maleta y luego se arrodilla frente a nuestro hijo. Él rápidamente me suelta y agarra el cuello de mi esposa. Me muerdo el labio para no dejar que mis labios tiemblen, si eso sucede, no seré capaz de dejar de llorar.

- Cariño, cariño - Amelia murmura contra el cabello de nuestro hijo. Louis llora en voz baja, pero es posible escucharlo desde el cuello de mi esposa - No llores, campeón - ella acaricia su espalda, llevo una mano a mi boca para amortiguar el sonido de los sollozos que quieren escapar de mí - Mamá no tardara, y cuando vuelva, voy a traerte un montón de regalos.

- No quiero regalos - Louis dice entre sollozos más violentos, las lágrimas escurren por mis mejillas. Amelia se levanta del suelo con el pequeño en sus brazos - Te quiero, mamá. No vayas, quédate aquí conmigo.

- Ya hemos hablado sobre esto - miro el rostro de Amelia y veo sus lágrimas. Louis comienza a murmura cosas inaudibles en medio del llanto compulsivo y mi mujer lo abraza con más fuerza - No te pongas así, cariño. Estás haciendo daño a mamá.

Me acerco a los dos y acaricio la espalda del pequeño, Amelia me mira por encima del hombro de él y me tira más cerca, haciendo que los abrace.

//

Calmar a Louis fue un poco más difícil de lo que debería haber sido, él no quería de forma alguna alejarse de Amelia y estaba muy cerca de la hora de su vuelo. Mi esposa y yo probamos de todas las maneras posibles e imposibles, para hacerlo dejar de llorar al menos un poco. A dura apenas conseguimos que se calmara. Y ahora estamos los tres sentados esperando la llamada para el vuelo.

- Te vas a cuidar, ¿cierto? - pregunto mirando a Amelia, ella sonríe y acaricia mi mano con su pulgar. Louis está sentado en su regazo, frente a ella, agarrado como si fuera un bebé koala.

- Lo haré, cariño - tira de mi mano a su boca y deposita un beso sobre la parte superior - Espero que también te cuides y a nuestro pequeño - agacha un poco la cabeza para besar la parte superior de la cabeza de Louis - Tus padres dijeron que puedes quedarte con ellos si quieres.

- Increíble. Hablas más con mis padres que yo - Amelia se ríe - Me las arreglare, además es mejor que me cuide yo sola.

- Creo que esto será bueno, ¿sabes? Para que aprendas a lidiar mejor con la vida de madre.

- También lo creo - pongo mi cabeza en su hombro libre, ya que el otro Louis lo está usando como almohada - Te voy a echar de menos.

- Y yo a ti - Amelia usa la mano que estaba en mi hombro para levantar mi rostro y besarme de una manera tranquila y totalmente apasionada.

Su lengua parece dar masajes en la mía, sus labios siempre tan suaves parecen más suaves ahora, y mucho más deliciosos. Succiono su labio inferior, sintiéndola suspirar en mi boca. Estiro el cuello para besarla con más facilidad. Amelia agarra mi cabello y tira levemente, jalándome. Gruño al sentirla chupar mi lengua con fuerza para luego volver a besarme, con más ganas que antes.

Era como si fuera el último beso. Bueno, de cualquier forma sería nuestro último beso por un tiempito.

Por lo menos hasta que regrese a casa y pueda besarla hasta quedar con los labios entumecidos.

//

Las despedidas no son y nunca serán fáciles. No sé si decir que me duele más ver a Amelia llorando de rodillas en medio del aeropuerto agarrada a Louis, o nuestro hijo, los sollozos de Louis, implorando que no se vaya. Pero ¿cómo no iba a ir? Era una cosa del trabajo, Amelia no iba porque quería vacaciones. Sé cuando ama hacer eso y de poder cuidar de nosotros dos.

Cuando el vuelo de Amelia fue llamado por última vez, pensé que Louis se pondría mal de tanto llorar. Siempre supe que ella y él eran muy unidos, pero ver aquello sólo me confirmaba que es mucho más fuerte de lo que pensaba la conexión que ellos tienen.

Incluso durante el viaje a casa, él simplemente no dejaba de llorar, lloró tanto que termino dormido en el asiento trasero del coche.

Todo está en silencio. Es raro llegar a nuestra casa y no escuchar las risas de Amelia y Louis mientras ven televisión o juegan. No tiene ni una hora que abordo el vuelo y la nostalgia está comenzando a doler.

El pequeño en mi regazo parece ajeno a todo, perdido en su sueño, no tan tranquilo en mis brazos. Esbozo una pequeña sonrisa por la imagen adormecida de mi hijo. Tan hermoso y sereno, como un pequeño ángel.

- Ahora seremos sólo nosotros dos, cariño - susurro la última parte, la opresión en mi pecho haciéndome ahogar un poco.

Cierro la puerta detrás de mí, cierro los ojos varias veces para ahuyentar las lágrimas que comienzan a acumularse en las esquinas. Todavía no es el momento de estar así, sólo serán dos semanas y media. Van a pasar rápido.

- Eso espero - suspiro.

//

Domingo, 22 de marzo de 2023

Si pudiera escoger la peor semana de mi vida desde el día que desperté sin memoria, escojo está última semana. Pensé que me acostumbraría a la ausencia de Amelia conforme pasaban los días, pero todo aquí me recuerda a ella, absolutamente todo.

Si me siento en el sofá a ver televisión, la recuerdo acostada a mi lado, riendo y haciendo comentarios estúpidos sobre los comerciales. Si voy a la ducha, veo nuestra bañera y recuerdo cuantas veces ella me provoco mientras me lavaba los dientes y ella tomaba su baño. Echo de menos su toque, sus besos, sus caricias... Su olor. ¡Ah! Su olor... Parece que toda esta casa tiene su perfume natural. Ni cambiar las sábanas de la cama cambio algo.

Tengo ganas de mandar a Louis a empacar e ir al aeropuerto, tomar el primer vuelo a Dubái e ir a encontrar a mi amor. Pero no puedo hacer eso, aunque las ganas sean realmente enormes.

Nos hablamos constantemente, Amelia se queja de todos los días de calor infernal allí. Dice que cuando llega al hotel lo primero que hace es arrancar toda su ropa y quedar completamente desnuda. Me encantaría estar allí para presenciar esos momentos.

- Mami.. ¿Mamá ya llamo?

- Todavía no, hijo - empujo la silla del computador un poco hacia atrás, permitiendo que Louis se suba a mi regazo. Hoy hablaremos por videollamada con Amelia, para matar un poco la nostalgia - Ella dijo que tomaría un baño antes.

Louis sólo asiente, comprensivo.

En cuestión de pocos minutos aparece el nombre de Amelia en la pantalla del computador, contesto rápidamente y en segundos la imagen de mi bella esposa, aún más hermosa con el rostro libre de maquillaje y sus rizos recogido en un moño alto.

Amelia asiente para nosotros, una enorme sonrisa en su rostro. Louis se agita en mi regazo y comienza a llamarla y a mandar besos para ella.

//

- Ahora me tengo que ir, pequeño. No olvides lo que hablamos, ¿ok? Y obedece a tu madre.

- Está bien - Louis concuerda abatido por tener que despedirse de Amelia - Te quiero mucho, mamá.

- Te quiero mucho más, pequeño - envía un beso para él, que manda otro de vuelta. Los dos se despiden y le digo a Louis que vaya a tomar un baño, porque es casi su hora de dormir - Ahora sólo nosotras dos, Luna.

- Pensé que tenías que irte.

- Y tengo, si - bufa, completamente frustrada - Te echo tanto de menos, cariño. Es horrible dormir y despertar sin ti.

- Créeme, siento tu dolor - la miro cómplice, Amelia tiene un puchero adorable en sus labios. Quiero morderlo, ella es tan adorable - Todavía faltan doce días, no sé si voy aguantar esperar todo ese tiempo.

- Ni me digas. No sabes lo difícil que es estar sin ti y Lou aquí. Me siento desplazada por la mayoría de las personas aquí hablan árabe y yo no - hace una cara de confusión, termino riendo - Es muy extraño.

- Me lo imagino.

- Cuando vuelva, no me despegare de ti ni un segundo.

- Eso no será un problema, amor - le sonrío y me inclino hacia adelante, acercándome a la pantalla. No pretendo quejarme de eso de todos modos.

Veo los ojos de Amelia vacilar un poco y se enfocan en un punto fijo, miro hacia abajo y mi sonrisa aumenta aún más al ver que está viendo mis pechos, que debido a la línea del escote de la blusa se pueden ver.

- No veo la hora de volver a casa - suspira resignada y yo sonrío aun más.

Viernes, 3 de abril de 2023

POV Amelia Ledesma Gómez

Nunca fue tan bueno volver como lo siento ahora. Por suerte me las arregle para reservar un vuelo que llega poco después que Louis sale de la escuela, es decir, puedo matar el anhelo de su carita y mi mujer al mismo tiempo. Es maravilloso, ¿no? No se imaginan cuanto.

Al entrar al aeropuerto, comienzo a buscar a Luisita y Louis, primero no los veo en medio de todas las personas que pasan por allí, pero luego los veo. Mi esposa y mi hijo también me están buscando, no demora mucho para que sus ojos marrones se encuentren con los míos. Incluso de lejos veo la sonrisa casi rasgar la cara de Luisita, ella le dice algo a Louis y apunta a mi dirección. El pequeño demora un poco para encontrarme, asiento para él y suelto la maleta cuando él comienza a correr hacia mí.

- ¡Uh! - exclamo cuando su cuerpo choca con el mío, el golpe fue tan fuerte que me desequilibre un poco. Siento como todo vuelve a tener sentido, como si mi corazón finalmente latiera otra vez. Sin duda, no existe nada mejor que volver a casa - Te extrañe, mi amor. Dios mío, que abrazo tan fuerte.

- Nunca más te vayas, mamá. Nunca más - escucharlo implorar con tanta desesperación en su voz me hace sentir mal.

Entiendo que es muy pequeño para entender mis razones para haber viajado, pero un día entenderá. Pero, no sé si haré otro viaje como ese, incluso si el dinero es bueno. ¿O tal vez puedo ir con ellos? Fue terrible estar sin mi familia.

- Te prometo que nunca más lo haré.

Louis se aleja un poco de mí, lo miró y él levanta su pequeña mano con el dedo meñique levantado. Sus ojos enrojecidos y el puchero en sus labios lo hacen adorable.

Sin dudas es una clara miniatura de Luisita.

-¿Por la garrita?

- Por la garrita, cariño - entrelazo nuestros dedos y le sonrío - Creciste, ehh.

- Mami dice que ya estoy del tamaño de un hombrecito - empina su nariz y hace una pose de "hombre", termino riendo y desordeno su pelo.

- ¿Hay espacio para mí también?

Me alejo un poco de Louis y miro a la bella mujer que estaba un poco por delante de nosotros. Mi corazón se dispara dentro de mi pecho, extrañe tanto a mi esposa. Louis me da espacio, como si supiera lo que iba a hacer. Me pongo de pie, pero antes de ir hacia Luisita, mis ojos caen a algo en sus manos. Un enorme ramo de rosas rojas.

- Luisita... - siento mis ojos lagrimear, mi mujer sonríe y camina hacia mí.

- Bienvenida, mi amor - ella me extiende el ramo y lo tomo rápidamente, lo alzo hasta mi nariz y después inhalo el aroma de las rosas.

Una vez más miro a Luisita, ella me mira con una sonrisa apasionada y los ojos brillantes. Abro los brazos y no demora más que meros milisegundos para que mi esposa agarre mi cuello.

- Que delicioso abrazo - murmuro en su cabello.

Luisita me está apretando con más fuerza que debería, tanto que ya esta doliendo un poco. Pero no me importa, la extrañe tanto que en realidad no me importa ser sofocada ahora.

- No sabe cuánto extrañe sentir esto - frota su rostro en mi cuello, es posible oírla inhalando mi perfume, como si quisiera matar la nostalgia con el - No llores, cariño.

- Yo-yo - ella tartamudea, apretándome más contra ella. Siento dos manitas en mi mano y siento a alguien coger el ramo, miro por encima del hombro de Luisita y hago una señal positiva a Louis - Te quiero, te quiero, te quiero.

Luisita repite sin parar mientras comienza a distribuir besos por toda mi cara, sonrío a través de las lágrimas y tiro hacia arriba, haciendo que envuelva mi cintura con sus piernas. Mi esposa sostiene mi cara con sus manos y presiona sus labios contra los míos. Suspiro, sintiendo como si una tonelada dejara mi cuerpo. Me siento ligera y feliz, más feliz de lo que un día imagine estar.

Había pasado tanto tiempo desde que no era recibida de esa forma. ¡Y por Dios! ¿Cuántos años tenía que Luisita no me daban flores? Ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que ella hizo tal cosa.

El año pasado, cuando no estábamos bien en nuestro matrimonio, cuando viajaba por trabajo, a ella parecía no importarle. Era medio secas las despedidas, y más seca en mis regresos.

Pero gracias a Dios todo está mejor ahora.

Tengo mi vida de vuelta, y tengo que decir, es mejor que antes. Parece que Luisita está mucho más cariñosa y amorosa de lo que era.

Bueno, de cualquier forma, no podría pedir más que esto. Un hijo y una esposa que me aman.

¿Hay una vida mejor que eso?

Sábado, 11 de abril del 2023

Hoy es el día, el gran día.

Puede ser que Luisita esté más nerviosa que yo. Es decir, ella definitivamente está más nerviosa que yo. Y mucho más ansiosa también. Creo que mi esposa todavía no se da cuenta que no estoy embarazada. Estoy lidiando mejor con esa situación, creo que la positividad de que todos creen que está vez va a funcionar me hizo creerlo.

¡Cielos! Creo que nunca he querido tanto algo en mi vida.

- ¿Amor? - miro hacia atrás y veo a Luisitta venir hacia mí ya debidamente arreglada. Le sonrío - ¿Te sientes bien? ¿Quieres comer algo? ¿Beber agua? - dispara un montón de preguntas mientras verifica mi temperatura por millonésima vez - ¿De qué te ríes?

- De ti - lo confieso, sin dejar de reír. Ver a Luisita toda preocupada de esa manera me hizo pensar en cómo va a ser cuando esté embarazada de verdad - Cariño... - sostengo sus manos que aún estaban tomando mi temperatura - Estoy bien - beso sus dedos suavemente - Y todavía no estoy embarazada.

- Lo sé, es sólo que...

- Estás nerviosa - la tiro contra mí, Luisita esconde el rostro entre mis senos y abraza mi cintura. Beso la parte superior de su cabeza y acaricio su espalda - Quédate tranquila. Todo estará bien.

- Tiene que funcionar - su voz salió medio amortiguada por estar con la cara, literalmente, enterrada entre mis pechos - Quiero esto, tanto.

- Lo sé, Luna - la abrazo con fuerza - Todo va a salir bien y podrás cuidar de mí.

- Me gustaría mucho eso.

Yo también cariño. Yo también.

//

Llegamos a la clínica donde ocurriría el proceso de fertilización. Luisita y yo habíamos hecho todo lo que era necesario para que se pudiera hacer. Mi mujer parece más ansiosa que antes. Estamos en la sala de espera, luego de que la Dra. Sterling nos atienda podremos dar inicio a otro tratamiento para aumentar nuestra familia.

Espero todo vaya bien.

- ¿Quieres algo de comer? ¿Beber agua?

- No, Luisi - controlo el impulso de reír y sonreírle. Está siendo tan adorable verla toda preocupada. Sostengo su mano sobre mi muslo y entrelazo nuestros dedos - Sólo estoy ansiosa.

- También lo estoy un poco - la miro con las cejas arqueadas, esta vez no puedo evitar reír - Está bien, un poco más de lo normal - todavía la sigo contemplando, Luisita revira los ojos y me muestra la lengua - Estoy bastante, tanto que podría salir gritando por las calles. ¿Está mejor para ti?

- Mucho mejor - me da un golpecito en el brazo con su mano libre, riendo.

- Señoras Ledesma Gómez - la Dra. Sterling finalmente aparece, Luisita casi salta de la silla de espera. Le sonrío a la doctora que llevara a cabo el proceso - Es un placer verlas.

- El placer en nuestro, Dra. Sterling - Luisita y yo estrechamos la mano de la Dra.

- Podemos ir, es su turno - nos llama después de recoger un portapapeles con su secretaria.

Intercambio una mirada con Luisita antes de acompañar a la Dra. Sterling por los pasillos de la clínica. Creo que ahora mis nervios está comenzando a afectarme un poco, siento mis piernas medio flojas, las manos sudando y el corazón desbocado dentro de mi pecho. La Dra. Sterling va explicando otra vez como ocurrirá el proceso, mi esposa parece muy atenta a lo que la doctora está hablando mientras me concentro en no ponerme mal y desmayarme de la ansiedad.

//

Finalmente estamos de vuelta al hotel, todo fue perfectamente bien y ahora tengo que tomar medicamentos que la doctora recomendó y ser muy cuidadosa. Soy como un conejillo de indias y si ese proceso funciona conmigo, entonces será un gran avance en la medicina. Pero sobre todo, estaré realizando el sueño de finalmente ser madre y darle un hijo a mi esposa.

Y hablando de ella, hace algunos minutos Luisita fue a la cocina a preparar algo para que coma, porque según ella he estado mucho tiempo sin comer. Mi esposa ha sido un poco sofocante, pero jamás me quejaría de ello, hacia tanto tiempo que no me trataba de esa manera que ahora todo lo que quiero es ser mimada y cuidada por ella.

- Listo - Luisita entra a la habitación con una bandeja de madera en sus manos, sonrío para ella y rápidamente me siento en la cama. Mi esposa para a mi lado en la cama y posiciona la bandeja sobre mis piernas - Hice sopa de verduras, será bueno para mantenerte fuerte.

- Hmm, se ve bien - sólo entonces me doy cuenta de que tengo hambre.

Mi boca se hace agua al mirar el plato de sopa delante de mí. Luisita da la vuelta a la cama y se sienta a mi lado, toma un paño y lo coloca en mi blusa.

- Luisi, no soy Louis - bromeo riendo porque me está tratando como un niño. Ella me saca la lengua y me roba un beso.

- Déjame cuidar de ti, aburrida - levanto las manos en señal de rendición, dándole la libertad completa para que pueda hacer lo que quiera.

Luisita retira la cuchara de mi mano y ella misma llena la cuchara de sopa y la lleva a su boca para soplar el líquido caliente. Me siento completamente tonta y totalmente más enamorada de esta mujer.

- Abre la boca.

Hago lo que manda y Luisita mete la cuchara en mi boca, capturo el líquido con mi boca y automáticamente cierro los ojos para sentir el delicioso sabor. ¡Pfff! La comida de Luisita es maravillosa.

De hecho, ella más. Debo haber hecho algo muy bueno en otra vida para haber sido recompensada con Luisita ahora. Hemos pasado por tantas cosas juntas, nunca me di por vencida, porque en el fondo sabía que ella es mi persona. Con quien voy a compartir años al lado, hasta el final, la persona que construyó una familia y a quien quiero más que a nada.

No me arrepiento de nada sobre nosotras. Tal vez si hubiera hecho algo diferente las cosas podrían no haber sucedido de esta manera.

No me veo sin Luisita, no existe una Amelia sin esa pequeña luna.

No hay felicidad sin esa mujer, porque ella es mi felicidad.

Martes, 27 de abril de 2023

Termino de encender las velas y ajusto el mantel de la mesa. Me alejo y sonrío a mi gran obra. Espero que a mi esposa le guste.

Conseguí convencer a María de quedarse con Louis al menos esta noche, es un día especial, no porque sea una fecha conmemorativa, sólo quiero una noche romántica con mi esposa y contarle las novedades.

Luisita no tiene idea de que prepare una cena romántica para las dos, conseguí ser lo más discreta posible, y Marina me ayudo bastante llevando a mi esposa a dar una vuelta después de que saliera del trabajo.

Es casi la hora de que llegue, estoy a punto de comprobar el horario en el reloj, pero no es necesario, fuera de la casa se pueden escuchar las voces de Luisita y Marina. Desato el delantal y lo pongo sobre la encimera de la cocina, arreglo mi ropa y voy hacia la puerta principal. No demora más que unos segundos para que mi esposa abra la puerta, se ríe, pero se detiene al verme parada allí.

- ¿Amor? - me saluda medio confusa mientras retira la bolsa de su hombro. Luisita mira por encima de mis hombros y alrededor de la casa, parece desconfiada - ¿Es una broma tuya y de Lou?

- No - voy hacia ella y tomo su bolso, lo cuelgo enseguida. Hago lo mismo con su abrigo, Luisita continúa mirándome sin entender nada - Prepare nuestra cena.

- Gracias a Dios, estoy muy hambrienta. Marina no me alimento - gruñe, un pequeño puchero en sus labios. Sostengo su barbilla y sellos nuestros labios un par de veces - No hay nada mejor que volver a casa y ser recibida así - ella murmura contra mis labios, abrazando mi cuello. Intercambiamos unos cuantos besos hasta que ella se aleja, levantando la nariz, tratando de identificar el olor. Le sonrío - ¿Has hecho carne asada?

- Lo hice, si.

- ¡Oh, que delicia! Te quiero, te quiero - me llena de besos antes de soltarme y correr en dirección a la cocina. Niego con la cabeza y sigo el mismo camino que ella. Me encuentro con una Luisita parada cerca de la puerta, mirando fijamente la mesa - Dime que no olvide alguna fecha especial.

- No...

- ¿Dónde está Louis?

- Con María..

- ¡Oh Dios mío! - Luisita lleva las manos a su boca y me mira con los ojos muy abiertos - Hoy es el aniversario de alguna cosa, ¿verdad?

- No, cariño - sonrío para calmarla - En serio, Luisi, sólo quería hacer algo especial para las dos.

- De acuerdo... - ella da dos pasos atrás, mirándome con recelo - ¿Qué rompiste esta vez? ¿La televisión? ¿El sofá? ¿La puerta del baño otra vez?

- Cariño, no - termino riendo de su cara desconfiada - Es en serio. Sólo quise ser un poco romántica, has sido tan cariñosa, sólo estoy retribuyendo.

Coloco las manos atrás y hago mi mejor carita de ángel. Luisita mantiene la mirada de desconfianza, pero poco a poco su expresión se suaviza, dando lugar a una enorme sonrisa en sus labios.

- Siendo así, me encantó - aplaude animada y da algunos saltos. Como un niño en navidad - ¿Vamos a comer?

- Sí, Luisi, vamos - ella se acerca a mí y tira de mi mano.

Nuestra cena fue muy divertida, ella me contó sobre su día y cómo Marina puede ser aún más molesta cuando está con dolores. Todo el tiempo no conseguí apartar la mirada de su sonrisa, Luisita estaba tan feliz, eso me deja mejor que antes.

Después de la cena, fui a buscar el postre. Pastel de fresa, después de que Luisita me enseño a hacerlo a su manera, simplemente quiero hacerlo todo el tiempo. Mi esposa lo adora y confieso, estaba realmente bueno.

Después de comer el postre, ambas fuimos a la sala para ver algunas películas envueltas en las mantas. Pero me excuse y fui a la habitación para buscar mi regalo.

- Te demorast... - Luisita empieza cuando regreso, pero se calla al ver la caja blanca en mis manos - ¿Qué es eso? - pregunta sonriendo.

- Una cosa que compre para ti - me encojo de hombros, fingiendo que no es gran cosa. Luisita se sienta en forma de indio, sus ojos brilla de curiosidad - Fui a la galería hoy y vi esto, pensé inmediatamente en ti. Entonces la compre, espero te guste.

- Amor... No es necesario - me siento a su lado y le entrego la caja - Gracias - Luisita agradece y sonrío en respuesta.

Pone la caja en su regazo y cuidadosamente deshace el nudo de la tapa, después lo retira, hace lo mismo con la tapa y comienza a desenvolver el regalo.

- Vamos a ver lo que es... - me mira sonriendo y después retira el papel. No pasa mucho para que Luisita finalmente descubra que es. Rápidamente me pongo de pie, observando sus ojos abrirse - Amelia... Esto es...

- Sí, cariño - mis ojos comienzan llenarse de lágrimas.

Luisita me mira boquiabierta y con las manos sobre su boca. Tomo su mano derecha y la llevo a mi vientre, por debajo de la blusa.

- Vamos a ser madres.

Luisita deja la caja al lado, por sus mejillas las lágrimas comienzan a escurrir libremente, conmigo no es diferente. Mi mujer levanta mi blusa, exponiendo mi vientre. Ella acaricia suavemente, como si estuviera tratando de sentir algo. En medio de las lágrimas observo a Luisita arrodillarse delante de mí, me mira a los ojos antes de depositar un largo beso en mi vientre. Le sonrío, acariciando su pelo.

- ¿E-esto es real? - sólo siento, con los labios temblorosos. Luisita deja escapar un sollozo antes de ponerse de pie y abrazarme con fuerza - Gracias, muchas gracias - ella comienza a repetir mientras su llanto se intensifica.

- Cariño, no tienes que agradecerme nada...

- Si, si que te-tengo - me interrumpe entre llantos - Si tengo por-porque a pesar de todo has decidido in-intentar esto y yo-yo.. yo...

- Shhh - la sostengo con fuerza contra mí - Era el sueño de ambas ¿no? Y lo cumplimos cariño - beso su cabeza mientras mis lágrimas no dejan de bajar por mis mejillas.

- Seras mamá.

- Seré mamá, si - mi llanto se intensifica.

- La mamá más guapa de todas.

- Las madres más guapas de todas querras decir.

- Chi.

Nos abrazamos más fuerte si aun cabe y Luisita continúa dándome las gracias, a pesar de que yo debería estar agradeciendo, porque estoy agradecida por todo lo que hizo por mí, y no haberme abandonado en ningún momento.

Por eso creo que soy la mujer más afortunada del mundo.

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Para Kara no había nada más romántico que enviarle notas de amor anónimas a Lena.
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Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...