Desde hace semanas intento recordar quién dicen que soy pero no puedo. A veces siento que pertenezco aquí pero un vacío que es más fuerte que yo me inunda y no sé qué hacer para no derrumbarme. Todos dicen que soy fuerte pero no lo soy. Extraño estar en la soledad de mi apartamento compartido con mi primo Clay, extraño a mis amigos, a Nueva York. Lucho por aguantar las lágrimas que se forman en mis ojos pero sinceramente no puedo. Sentada allí en la ventana de la habitación donde Damon me dejó luego de marcharse por unas horas. Lloro cuanto puedo sin detenerme y me abrazo a mí misma. Tomo un diario de cuero marrón que hay encima del escritorio y leo el primer encabezado. "Soy el malo de la historia. Siempre lo he sido. Soy Damon Salvatore y me gusta ser el villano porque disfruto siendolo".
Recuerdo haber escuchado ésa frase. Tengo miedo de ser quién dicen, tengo miedo de salir más herida que como siempre. Quiero huir de la realidad, de quién soy, de todo la oscuridad que me rodea. Tomo unas llaves de la mesita de noche y algunos que otros diarios que parecen que pueden ayudarme a encontrar lo que necesito y bajo al garage. Un Mostage rojo llama mi atención y tiro la mochila. entro al auto arrancándolo.
Suspiro y salgo de la mansión a toda velocidad. Conduzco hasta una dirección que vi en el diario de Damon. Viejos recuerdos de cuando era niña me asaltan. Hora de afrontar los viejos recuerdos y de descubrir quién soy. Según dice en el diario, ésta es mi antigua casa donde viví hace mucho tiempo, una vida que puede que jamás recuerde. Suspiro y entro en la casa. Increíblemente, la llave estaba en el llavero con las del auto. ¿Instinto o idea de Damon? Sigo caminando hasta la sala de estar y veo a Damon recostado en el sofá mientras bebe una botella de Bourbon. Sé que esto fue su idea pero no entiendo por qué traerme aquí si él mismo pudo hacerlo.
-Bon Bon, ¿te divertiste jugando a Sherlock Holmes? -Dice sonriente. Sé que está borracho y se lo dejo pasar.
-Bonnie dímelo, algo dentro de ti pide que me lo cuentes. Sé que tienes miedo y lo comprendo. Después de todo, la gran Bonnie Bennett es vulnerable. -Dice en tono mordaz. Me molesta que sea así de malo conmigo, así que voy hasta él y lo abofeteo. Vuelvo a hacerlo una y otra vez pero no ayuda a sentirme mejor. No quiero regresar a ser quién solía ser.
Golpeo una y otra vez su pecho y él sólo me abraza fuertemente haciéndome daño. Lloro desconsoladamente y me aparto de él. Ya no soporto más peso del que estoy cargando. Quiero irme bien lejos y no regresar nunca más.
-¿A qué me trajiste aquí, Damon? -Digo secándome las lágrimas que desbordan mis mejillas.
-Aquí tienes grimorios y cosas de "boh, te asusté" de todo tu linaje de brujas y blah blah.
-Sinceramente estoy harta de ti, Damon. Entiende que no soy quién dicen que soy.
-Elena no estaría de acuerdo si estuviera escuchando. -Renegó.
-Estoy quebrada, Damon. No puedo hacer nada de lo que todos dicen, no soy una bruja.
-Tienes que hacer que tus poderes vuelvan. Elena depende de ti. -Brama.
-¡No soy un robot! -Grito exasperada. Él me tira con fuerza al sofá y reboto levemente, donde él a velocidad vampírica me muerde.
-Dejáme ir. -Suplico.
-Necesito estar en tu mente. -Dice y siento la fuerza atroz con la que se alimenta de mí.
Duele demasiado pero puedo soportarlo con tal de ayudarlo. Damon quiere de vuelta a la tal Elena y la tendrá. Yo haré lo que haga falta, incluso si muero.