Forzando el Amor [Ya en Fisic...

By _Kelly_B

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Matthew Collins un millonario excéntrico que aún vive del dinero de sus padres, vive de fiesta en fiesta y ve... More

Sinopsis
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EPÍLOGO
Extra I
EXTRA II
PERSONAJES.
Nueva Novela.
Extra III
Extra IV

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By _Kelly_B

MATTHEW.

Los meses pasan sin que te des cuenta, sin embargo, en mi caso, sí que me di cuenta, pasaron tan lento que pensé que moriría antes de ver nacer a mi hija.

El día que nos dijeron que tendríamos una niña, lleve a Katherin de compras, gaste todos los ahorros que tenía trabajando con mi padre desde que me había casado, solo esperaba que algún día descongelaron mis otras cuentas y usar ese dinero, por el momento debía usar el dinero que tenía.

Compré todo lo necesario para armar la habitación de mi hermosa bebé, y con mucho amor y dedicación pinté la habitación contigua la nuestra de un tono lila con hermosas mariposas con pintura de neón que brillaba en la oscuridad. Todo lo mejor para mí hija.

Kathe me pidió ser quien escogiera el nombre de la pequeña, dijo que era algo muy importante y por ello quería que fuera yo quien decidiera, también dijo que no quería saberlo hasta el día del nacimiento, mientras ese día llegaba la llamábamos "la bebé".

En el quinto mes, por extraño que parezca, Kathe termino irritada y odiando cada una de las cosas que hacía, no podía ni estornudar sin que le molestara, ese mes termine durmiendo en el sofá, con ella odiándome, aún teníamos bastante sexo, pero era para calmar sus hormonas, luego me sacaba de la cama con las palabras "tu rostro me da náuseas" tan dulce mi mujer.

Por ese mismo tiempo, me realicé la prueba de compatibilidad con Amelia, y afortunadamente fui compatible, un par de días luego de la extracción de las células madre, fueron implantadas en Amelia, su cuerpo las había recibido y aceptado a la perfección y ahora se encontraba muy bien de salud, lo que ponía muy feliz a Kathe.

Sus antojos eran siempre a las tres de la mañana, y eran las cosas más extrañas que se pudieran imaginar, una noche tuve que salir a buscar un helado de menta con jarabe de fresa, trozos de manzana picada y galletas oreo, comprar las cosas me tomo más de una hora recorriendo la ciudad, nada fuera de lo normal, el problema vino en el momento de comerlo, vomité todo al verla revolver todo en un tazón y meterlo al microondas, ¡Asqueroso!

Para el séptimo mes sus cambios constantes de humor me sacaban de lugar, había días que se sentía como una gran diva mostrando su panza, y otros dónde lloraba a mares porque se veía gorda, lo peor era llegar al trabajo, la mayoría de veces peleaba con cualquier mujer que tan siquiera volteara su mirada hacia mí.

"Estaba casado y enamorado de esa hija de lucifer"

— Matthew, Matthew — sentía que me movían y me hablaban, pero aun así no podía despertar, me había acostado completamente agotado está noche.

Una sensación fría se apoderó de mi cuerpo y abrí los ojos rápidamente para ver el rostro de Katherin contraído por el dolor con un balde en su mano.

— Hasta que despiertas imbécil, creo que es... Ahhh — se dobló del dolor y rápidamente me levanté de la cama para tomarla en brazos.

En el momento en que la atraje hacia mi cuerpo un líquido caliente mojó mis pies.

— Matthew — me había quedado en shock. — reacciona idiota, ya es hora, ahh —

— Es hora — repetí lentamente — Es hora — miré a Kathe dando una sonrisa y una nueva mueca de dolor me trajo a la realidad, — maldición, ya es hora —

Corrí tan rápido como pude a la habitación de la bebé y saque las maletas que estaban listas, luego tome a mi mujer en brazos y la lleve al auto.

Al llegar al hospital la ingresaron primero mientras yo llenaba todos los documentos necesarios para la llegada de mi hija, de paso, aproveché para llamar a mamá y avisarle.

Dos horas más tarde me encontraba en una habitación con mis mujeres, tenía a mi pequeña en brazos mientras miraba dormir a mi agotada mujer, quien cayó agotada luego de terminar el parto, la entendía, había sido un proceso muy doloroso.

— Hola mi hermosa bebé, eres la nena más hermosa que han visto mis ojos, te amo pequeña, a ti y a tu madre, y sin importar que pase, aquí me tendrás, siempre apoyándote en todo, las amo demasiado —

— También te amamos sexy papi — mire a Kathe quien me miraba sonriente desde la camilla.

— Hola amor, despertaste — bese su frente y acerque nuestra hija a su rostro. — Te presento a Maddison Amelia Collins —

— Es un hermoso nombre Matthew — bese sus labios mientras la ponía en sus brazos. — mi pequeña Maddie —

Un rato después teníamos la habitación llena de personas y de regalos, Amelia estaba feliz con su primera nieta en brazos y no tardó en decirme lo mucho que quería unos dos o tres más.

Mamá lloro como Magdalena cuando vio a la pequeña, y papá con toda la delicadeza del mundo la tomo en sus brazos meciéndola y hablándole cosas en susurros.

— Kathe, ¿acaso mi hermano te hizo este bebé mientras dormías? Es la misma cara de él — todo reímos por las ocurrencias de Maggie.

— Kathe, Amelia, me gustaría que fueran a vivir a nuestra casa, al menos por el primer mes de la pequeña, siempre es útil un poco de ayuda los primeros días, mientras te adaptas a ser mamá — les dijo mi padre.

— Yo esto bien con Steven, iré a visitarlos seguido — Amelia vivía con Steven desde que salió del hospital, ya no había nada que se interpusiera en el amor que se tenían.

— Está bien Lucían, nos encantaría ir, muchas gracias por la invitación —

Un par de días después no encontrábamos en casa de mis padres, en la que había sido mi habitación, ahora equipada con un Moisés cómodo y todo lo necesario para mi pequeña Maddie.

Katherin buscaba a mamá para pedirle algunos consejos y Amelia venía todos los días sin falta a ver a nuestra pequeña, Mike estaba muy contento con su prima, y aunque no me gustará quien era su padre, amaba al pequeño monstruo.

Un mes luego del nacimiento de Maddie tuve que volver a trabajar, había mucho por hacer en la empresa, más ahora que Michelle había sido transferida a Milán y ahora se hacía cargo de esa sede.

Así que, muy reacio a dejar a mis dos mujeres, volví al trabajo, el primer día fue completamente doloroso para mí ir a trabajar, no quería dejar mis mujeres, que dormían tanto juntas que ya sentía que se convertían en marmotas.

Lo único que me tranquilizaba era el hecho de que Katherin había decidido estar en casa de mis padres hasta que la pequeña tuviera unos meses más, preferiblemente hasta que nos dijeran que William e Ethan ya habían sido capturados.

Cada mañana mientras desayunábamos mamá salía al patio trasero a tomar el sol con la pequeña Maddie, tiempo que Katherin utilizaba para asearse y realizar algunas cosas antes que la pequeña gritara por su comida, era una glotona.

Los meses pasaron rápido y ya era momento que Kathe volviera a trabajar, la extrañaba a mi lado, ese día alistamos a Maddie para llevarla con nosotros, era nuestro primer día de trabajo juntos luego de casi cuatro meses.

En mi oficina había instalado un pequeño moisés, y en la oficina de Kathe había un corral y cosas suficientes para tenerla siempre a nuestro lado.

Al llegar a la oficina Jen ya se encontraba en su lugar, su pequeño ya tenía seis meses y era un encanto redondo, a menudo nos reunimos con ella.

— Matthew, ven a ayudarme, Maddie no me deja trabajar — el grito de Kathe desde su oficina, combinado con el llanto de Maddie me hicieron dejar mi trabajo a un lado e incorporarme de mi lugar para ir a su encuentro.

— ¿Que sucede mi princesa? Papá está aquí — la tomé en brazos y la caminé un poco por la oficina.

— Lo lamento amor, pero necesito terminar los diseños y adjuntar los gastos necesarios para la campaña de la empresa Wonk —

— No te preocupes linda — la voz de mamá resonó en la oficina y mi pequeña en mis brazos empezó a patalear por ir con su abuela. — Hola mi hermosa Maddie, ¿Quieres ir con los abuelos a tomar sol? — le pregunto a mi hija mientras nos miraba en espera de aprobación.

— Muchas gracias Alice, creo que salir le hará bien, anda un poco desesperada en la oficina —

— No tienes nada que agradecer, iré con Lucían al parque que queda aquí cerca, cuando acabes llámame — deje un beso en la frente de mi hija antes de ver a mamá salir de la oficina.

Una hora más tarde papá entro a la oficina, su aspecto desaliñado me alarmó por completo, además de la sangre que brotaba de su nariz y boca.

— Papa, ¿Que sucedió? — él se puso de rodillas.

— Discúlpame hijo — no entendí nada, Katherin se acercó y con su ayuda llevamos a papá al sofá.

— ¿Qué sucedió Lucían? ¿Porque se encuentra así? —

— Intenté detenerlos, pero no pude, dos de esos hombres me tomaron de los brazos mientras otro me golpeaba, y un par más tomaron a la fuerza a Alice y se la llevaron, junto a la pequeña Maddie — Kathe empezó a llorar con fuerza.

Nuestros días de tranquilidad habían terminado.

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