12.

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MATTHEW.

Llegue al apartamento agotado, los ojos me ardían de las luces usadas para la sesión de fotos, además de tener que hacer de nuevo un par de fotos que habían salido mal, fue un día pesado.

Me acerqué a la cocina y encontré un plato con lo que parecía estofado de verduras y carne. Levante el plato y encontré una nota en él, "Hola soy tu cena, caliéntame en el microondas" a medida que me movía por la cocina encontraba más y más notas, cada que tomaba y leía una más enojó me causaban.

"Soy un microondas, aquí calientas tu comida"
"Con este botón enciendes el microondas"
"No olvides quitar el papel antes de calentar la comida"
"Las cucharas van aquí"
"Soy una cuchara, ya sabes que hacer"
"Hola soy una nevera, tu jugo esta adentro, ábreme"
"Bébeme, en un vaso por favor"
"Hola soy un vaso"

Maldita mujer estúpida, tome todas las malditas notas y fui a su habitación, ya me las pagaría.

— ¿Qué mierda es esto? — entre abriendo la puerta de golpe haciéndola sobresaltarse.

— ¡Maldición! — la escuche gritar y tratar de mover algo en la máquina de coser que estaba usando.

— ¿Porque dejas estas estúpidas notas? — no me miraba para nada, — Deja tus estupideces y mírame —

— Matthew ayúdame — su voz se escuchaba entrecortada, como si estuviera a punto de llorar.

— ¿Qué? ¿Quieres que te ayude después de arruinarme la cena? —

— Por favor — su súplica combinada con un sollozo me hizo bajar la guardia y acercarme a ella.

— ¡Demonios! Es que en serio eres estúpida — la aguja de la máquina bajo atravesando su dedo, y era imposible para ella destrabarla.

Tome su mano de manera suave pero firme y quite el seguro de la máquina lo que hizo subir la aguja de forma rápida y salir de su dedo.

— ¡Ay, duele! — revise bien y por suerte fue por el costado y no atravesó su uña.

— Ven, vamos al hospital — tomé un pedazo de tela de la mesa y la envolví en su dedo. — Levántate — ella negó con la cabeza.

— Está bien, muchas gracias por ayudarme, pero cuando me quedé sin trabajo me quedé sin seguro médico, no te preocupes, me pondré una gasa y ya está —

— Haz lo que te plazca — salí y fui a calentar la cena.

Cuando di el primer bocado me sorprendí, Dios, esto estaba delicioso, mucho mejor que lo que cocinaba Sherry, inmediatamente vino a mi mente el dinero que esta mujer se gastaría comprando las cenas mientras estuviese casada conmigo. Terminé de cenar y tiré el plato en el platero antes de ir a mi habitación.

Tome algunas de mis cosas y entre al pequeño baño que teníamos en el apartamento, la tina era tan pequeña que incluso sentado me tocaba flexionar un poco las rodillas. Maldito viejo y maldita mujer.

✶⊶⊷⊶⊷⊶⊷⊷❍⊶⊷⊶⊷⊷⊶⊷✶

—Enserio, deberías ir a tu habitación— me encontraba acostado en la cómoda cama de Katherin, es pequeña, pero super cómoda.

— Déjame en paz, recuerda que vives de mi dinero, yo puedo hacer lo que me plazca en este lugar — la escuche suspirar.

— Al menos ponte algo de ropa — sonreí lascivamente, me encontraba usando únicamente mi bóxer.

— ¿Acaso te pongo nerviosa? — ella bufo sonoramente antes de darse vuelta de nuevo.

— Claro que no, pero me incomoda que estés en mi espacio sin ropa — seguro, ya debía estar acostumbrada a ver hombres sin ropa, después de todo parece muy experimentada.

Forzando el Amor [Ya en Fisico en Librerias y Amazon]Where stories live. Discover now