Shut Up| Will Byers

By nvtheo

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-No creí que saldrías, creí que te quedarías otro año. ¿Dime ya te domesticaron? -Calla Byers ... More

Chapter 1
Chapter 2
Chapter 4
Chapter 5
Chapter 6
Chapter 7
Chapter 8
Chapter 9
Chapter 10
Chapter 11
Chapter 12
Chapter 13
Chapter 14
Chapter 15
Chapter 16
Chapter 17
Chapter 18
Chapter 19
Chapter 20

Chapter 3

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By nvtheo


—No pisaste este lugar dos años, y creí que no volverías a cruzar esa puerta—habló Hopper

—¿De qué otra manera te vería?

Jim pegó la nuca de Aslan y suspirando se adentró para hacer el papeleo correspondiente y así sacarlo de la estación de policía.

Hacía semanas, luego de la incómoda salida con los amigos de Byers menor, que había ido a visitar a Hopper. Aunque el encuentro fue un poco incómodo. Jim y quien creía que era la bibliotecaria de Hawkins se encontraban en la cama del hombre, para suerte del menor, tapados.

Lo evitó por unos días, queriendo que esa imagen se borrara de su mente.

—Maldito, eso dolió—

La mujer que iba pasando por ahí se detuvo y empezó a inspeccionarlo

—Aslan Harrington ¿No estás un poco pronto por aquí?—pregunto arqueando una ceja

—¿Y hacerte esperar, Florense? Esos no son buenos modales.

La mujer mayor sonrió. Añorando el regreso del niño que una vez fue

—Bienvenido a casa, hijo

Tal vez era el olor a café, el humo de los cigarrillos o el sonido de la máquina de golosinas al caer una de estas, que lograba hacerlo sentir eso, esa sensación de pertenencia. Aquel lugar, desordenado y abatido por los años, era sinónimo de hogar.

Volví —pensó Harrington, sintiéndose tan bien en aquel lugar. Con aquellas personas.

Después de un breve intercambio, la mujer le ofreció un jugo de naranja y algunos sándwiches de jamón y queso, que estaba seguro de que se encontraban hace semanas en el pequeño refrigerador, pero eso lo hacía más especial.

—Hey amigo, ¿Quieres jugar?—le preguntó a un hombre no más de 40 años, quien estaba sentado a su lado.

—Claro—dijo simple Ash

Aquel hombre mostraba signos de haber consumido alcohol, pero aquello no hizo más que divertirlo.

Y lo primero que vio Jim al salir de su oficina fue a Aslan y a un sujeto mayor jugar con sus manos. Aparentemente, quien perdiera, se quedaría con el último sándwich.

—Me divertí, Tony. Lo repetimos uno de estos días

—Seguro, Asher. Usualmente, estoy aquí de viernes a lunes

Se notaba que el jefe no quería que hablaran, ya que insistía arrastrándolo hacia afuera

—¡Entonces vendré!—tuvo que gritar porque ya se encontraba en la puerta principal de la estación, siendo jalado por Jim

—Qué agradable niño—dijo el señor de dudosa higiene

Al llegar a fuera, Hopper abrazó al preadolescente.

—¿Desde cuándo sabes entablar conversaciones con extraños? —Y es que el pequeño niño que conoció era retraído, y no podías sacarle ni un «hola»

—Aprendí mucho en la correccional... Allí, era hablar o hablar—pensó un poco las palabras que le diría, y dudó en decirlas, pero finalmente lo hizo—. Lo extrañé, señor

Era difícil ver a Hopper, y no porque estuviese ocupado atrapando criminales, más bien era el papeleo lo que le impedía salir de la estación, eso y que Florence lo amenazaba

—Y yo a ti—carraspeo separándose un poco. Aun así, lo abrazo de los hombros—Bueno, yo invito hoy. Vamos por unas hamburguesas, Benny ha estado preguntado por ti

—¡Benny, apestoso, Harmmond! ¿Sigue haciendo hamburguesas?—Ash soltó una risa emocionada.

Tal vez Jim Hopper era la única persona en salir con Ash a lugares públicos

Jim Hopper se convirtió en la única ancla de normalidad en la vida de Ash, llevándolo a lugares públicos como si fuera un acto sagrado. Era un gesto que Ash valoraba profundamente.

Jim Hopper por mucho tiempo fue el único faro de normalidad en la vida tumultuosa de Ash, tratándose de adultos. Llevándolo a lugares públicos como una forma de resistencia silenciosa contra el estigma que rodeaba al joven, en el pueblo. Aquellos almuerzos compartidos en la bulliciosa hamburguesería del pueblo eran más que simples encuentros casuales; eran momentos de camaradería y aceptación que Ash valoraba profundamente.

Las salidas con Jim siempre se sentían genial. Con música a todo volumen, hablando a gritos. Hoy Hopper se encontraba inusual, indulgente, brindaba a Ash una experiencia única, aunque ambos sabían que era una excepción, pues jamás permitiría un acto delictivo.

Después de disfrutar de unas hamburguesas al mediodía, Hopper lo sorprendió, llevándolo a tomar helado y a visitar lo que él llamaba "escenas del crimen", un robo al señor Jenkins perpetrado por un ave. Y para finalizar la jornada, cerca de las diez de la noche, lo acompañó a comprar cereal a una tienda.

Después de pasar casi todo el día con Hopper, Ash se vio obligado a regresar a la casa de sus padres. La posible ausencia de estos y la certeza de que Steve estaría por ahí, en algún lugar de Hawkins con sus amigos, le recordaron la persistente soledad que lo envolvía en esa gran casa.



Somnoliento y con la mente aún atrapada en los fragmentos de un sueño, se vistió con dificultad, bajando las escaleras con torpeza. Y al llegar al descanso, tropezó en los escalones faltantes.

Maldiciendo se levantó del duro suelo. ¿Quién carajos tocaba así un día de semana?

Cada paso era un recordatorio de su error al quedarse despierto hasta altas horas de la noche, un hábito que sabía que debía cambiar, especialmente con las clases ya en marcha desde hace meses.

Finalmente, alcanzó la entrada de su casa, donde su mirada cansada se encontró con el calendario cercano. 6 de noviembre de 1983. Definitivamente, había pasado un largo tiempo, desde que comenzaron las clases, debía empezar a ir con regularidad.

Con una mano en la sien abrió la puerta, que era golpeada insistentemente. Con un suspiro, la abrió, revelando a Jonathan Byers, cuya presencia lo descoloco. Esperaba a cualquier otra persona.

—¿Qué?—habló como si no se hubiese pegado el golpe de su vida

—¿Will no está aquí?— preguntó y miro dentro de la casa.

—No. Por qué la pregunta—no llego a terminar la oración porque el mayor lo empujo para entrar

—No te creo—al entrar reviso con ojos de arcón la sala y cocina.

Aslan frunció el entrecejo

—No veo a tu hermano desde hace dos días, no miento. Ahora dime ¿Qué sucede?—habló serio y aun con el ceño fruncido.

Sostuvo los brazos del Byers mayor cuando este se agarró de los cabellos.

Posteriormente de la explicación de Jonathan, ambos salieron hacia el auto del mayor. El Harrington con una camiseta en manos, ya que no llevaba puesta una.

Para el pesar de Jonathan y Joyce, después de pasar por la casa de Mike, Will hacía un pequeño desvío en su camino para dirigirse al hogar de Ash. Ya fuese para devolver un cómic prestado, pedir uno nuevo prestado o simplemente para charlar. Fue entendible que Jonhatan creyera que su hermano estaba con él.

Se dirigieron a todos los lugares sugeridos por el menor, pero no lograron encontrar al castaño.

¡No está en ninguna parte, maldita sea! - exclamó, golpeando el volante con frustración. Estaban detenidos en medio del camino, marcando en el mapa los lugares donde Will no se encontraba

—Jonathan, mírame— insistió, esta vez tomándolo por la nuca para obligarlo a enfrentarlo—Lo encontraremos, ¿de acuerdo? Pegaremos más carteles, preguntaremos a más personas. Estoy seguro de que incluso la gente del pueblo nos ayudará — expresó con la frustración visible en sus ojos—No descansaré, y sé que tú y tu madre tampoco. Haremos todo lo posible. Así que no desesperes, concluyó.

Logró apaciguar un poco a la persona que le interesaba

A la mañana siguiente sentía que había engañado a Jonathan. Will aún no aparecía. Ni tampoco lo hizo a la siguiente mañana a esa.

También supo de la muerte de Benny, aquel hombre que solía molestarlo por cómo le gustaban las papas, había muerto. Suicidio, dijeron los policías, pero le parecía imposible. Pero cuando lo vio la última vez, no había rastro de que pensara en tomar esa decisión, aunque, quién sabe, las personas ocultan bien sus problemas.

—Yo no le diré a mamá que no fuiste estos días a la escuela, si tú no dices que fui a ver a Nancy, ni que hice una fiesta anoche.

Steve lo miraba desde su asiento. Ambos hermanos se encontraban en la cocina. Había logrado empezar a salir con Wheeler hacía un tiempo.

Aslan solo observo su desayuno intacto

El pelinegro se levantó de su asiento, tomo su mochila y skate. Y se propuso salir.

—¿Me puedo comer eso?-pregunto Steve

Lo miro y luego salió de su casa. Su hermano seguía siendo un idiota insensible.

Hoy no iría a buscar por su cuenta, iría a la casa Byers.

Sentía una urgencia palpable por encontrar a Will. Cada segundo sin su compañía se volvía una agonía. Cada historia no compartida era un tormento. La ansiedad lo invadía, sus extremidades inquietas clamaban por actuar. Necesitaba buscarlo, y cuanto antes, mejor. El tiempo corría en su contra, y no podía permitirse demoras.

Llegó rápidamente a casa de su amigo. Fue Joyce quien abrió la puerta, con el cabello desordenado y manchas de comida en la ropa, evidenciando que no estaba bien.

—Entra rápido y ayúdame con esto-extendió un martillo y clavos.

El Harrington menor solo hizo caso.

—¿Esto ayudará a que Will regrese?

—Sí, no. No lose. Tal vez—las manos de la madre de su amigo temblaban mientras colocaba luces de Navidad.

-Hay un sí y un tal vez en esa respuesta, para mí es más que suficiente.

Joyce lo miro y sonrió mientras sus labios tremían.

A los minutos la mujer fue a comprar más luces, dejándolo solo en aquella casa.

Camino hacia la habitación del Byers menor aún con el martillo en mano.

—Will, estoy asustado. No sé dónde estás, ni si estás bien. Mi mente está en blanco, y me aterra. Solo quiero volver, eso es todo lo que necesito ahora mismo. Byers—dijo con una sonrisa apenas perceptible—¿Tan bien te escondes?

Ninguno de los dos sabía, pero estaban uno al frente del otro.



Edit 18.03.24

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