๐Ž๐”๐‘ ๐’๐”๐Œ๐Œ๐„๐‘ | Kim Sun...

By BluebxrryHoonie

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| "Nunca dejes que nadie te borre esa sonrisa del rostro. Ni siquiera yo. Ni siquiera esto". El mejor verano... More

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Night out

9 de Junio de 2022

...

Tocó el timbre esperando no haberse equivocado de número. Por mensaje, Sunoo le dijo que bajaría directamente al escucharlo, así que se apartó de la puerta y se quedó al lado esperando a que bajara.

Había optado por un conjunto que constaba de un top y una falda, ambos de color azul celeste con pequeños lunares blancos. Y como zapatos, unas sandalias que cubrían su empeine y tobillo con algo de plataforma. Había recogido su melena castaña oscura en un moño despreocupado y llevaba en las manos una chaqueta fina que no creía utilizar. A pesar de ser de noche, la escencia del verano seguía presente y el calor le encendía las mejillas, por si la idea de salir sola con Sunoo no era suficiente para enrojecerlas.

Todo estaba bastante oscuro y la idea de ir a algún lugar le resultaba aún más tentadora, aunque no tenía ni idea de qué era lo que Sunoo había planeado.

El viento escaso y cálido le azotaba las piernas mientras esperaba, y comenzaba a creer que aquel sofoco repentino se debía más bien a los nervios de la situación, y a que no podía esperar a ver a Sunoo bajar las escaleras y abrir la puerta principal del lugar para encontrarse con ella. Miraba de reojo para ver si lograba encontrarlo bajando, y lo hizo.

Sunoo llevaba un pantalón vaquero corto y una camiseta blanca y sencilla de manga corta, además de unas deportivas. Su cabello iba perdiendo color de nuevo con cada lavado, pero de momento, mantenía el tono rosa palo que tanto le gustaba a Sophie. Iba bien peinado, pero cuando abrió la puerta el viento se encargó de mover tan solo un poco su flequillo. Sunoo se quejó, y Sophie no pudo evitar soltar una pequeña risa que hizo que él se percatara de su presencia. Entonces ambos guardaron silencio hasta que él esbozó una pequeña sonrisa enternecedora.

-Hola. -se acercó y analizó el conjunto que llevaba-. Vaya...

-¿Te gusta? -preguntó ella, reincorporándose y dejando atrás la pared en la que estaba apoyada.

-Desde luego. -sonrió tímido-. Cuanto más te miro, más perfecta me pareces. -negó con la cabeza, evitando su mirada. Sophie, entre los pensamientos distractivos que corrían por su mente al escuchar aquello, pudo lograr ver un pequeño tono rojizo cubrir las mejillas de Sunoo, con tanta intensidad que se percibía incluso en la oscuridad.

-Tonterías. Eso debería decirlo yo -afirmó ella, haciendo que Sunoo negara con un semblante serio.

-Te aseguro que no te ves con los mismos ojos con los que te veo yo -dijo.

Sophie creía que iba a explotar, y que todo lo que sentía desde un principio por él comenzaba a multiplicarse. No, a triplicarse. Que de cada sentimiento surgían muchos más y que descubría emociones de las cuales nunca supo su existencia.

-Bueno... -rió tímida-. ¿A dónde vamos?

-A la playa, pero no al mar. Ven y lo verás. -extendió la mano.

Sophie, curiosa y con los nervios a flor de piel, la tomó dejándose guiar por él.
Comenzó a andar, a atravesar carreteras desiertas y caminar sobre aceras sin saber bien a dónde iba, con su vista fija en el agarre de sus manos que a Sunoo tanto le costó forjar hacía dos días, y que en ese momento mantenía con firmeza y lo ofreció sin problema alguno.
¿Se había estado preparando para ese momento? Sophie no podía reírse ante aquello, pues ella no fue menos. Su mente reprodujo mil y una situaciones perfectad en las que podría encontrarse al aceptar salir con Sunoo, y en todas y cada una de ellas se sentía enérgica e imposible de calmar por dentro, aunque por fuera aparentara estar completamente tranquila. Simplemente como en ese preciso instante.

No supo cuándo, pero habían llegado. Sin embargo, cuando fue a alzar la vista, Sunoo se puso frente a ella haciendo que lo único que viera fuera su cuello y parte de su cara. Lo miró a los ojos cuestionándose qué pasaba, por qué solo podía ver la arena que se encontraba bajo ellos, a lo que Sunoo rió enternecido.

-Antes de nada, quiero preguntarte algo, porque en la nota se me olvidó -agarró su otra mano, teniendo ambas cogidas, se acercó un poco más mirándola a los ojos y se puso serio-, ¿te gustaría tener una cita conmigo?

"Una cita".
Para ella, aquel era un término de lo más especial. Había tenido muchas, por supuesto, incluso tuvo propuestas que no aceptó, pero ninguna por parte de él, de Kim Sunoo.
Alguien tan cercano y lejano al mismo tiempo, alguien que le parecía irreal e inalcanzable.

Lo que Sophie no sabía, es que Sunoo se sentía igual con respecto a ella. La veía inaccesible para él, y no se esperó encontrarse en esa situación a la que esperaba poder llamar "cita". Ni siquiera pensó que Sophie aceptaría su propuesta escrita en aquella nota.
Pero cuando ella asintió levemente, su mundo se iluminó y se llenó de esperanza.

-Claro -respondió ella.

Sunoo sonrió y le soltó ambas manos para apartarse, dejándole así ver la playa con unas cuantas luces que se apreciaban relativamente cerca de la orilla. Pasearon por encima del puente de tablas de madera que ocupaba la mitad de la extensión de la playa, facilitándoles el paso, y cuando tocaron la arena Sophie se estremeció ante el tacto frío de esta. Además, debido a la cercanía, logró ver mejor lo que Sunoo había preparado: una manta blanca extendida formando un cuadrado sobre la arena, con algunos farolillos alrededor que regalaban luz amarillenta e iluminaban el centro del lugar, donde había una pequeña cesta de la que sobresalía una botella de zumo de naranja y una bolsa dentro de la que se veía un ramillete de uvas, junto a otras cosas que no alcanzaba a ver.

Se fueron acercando más y más. Ella parecía estar tan impresionada como encantada y él observaba su expresión continuamente para comprobar que había elegido bien.

-Estaba entre esto y un parque de atracciones mañana por la tarde -contó mientras se sentaba junto a ella dentro del pequeño recuadro blanco-. Al final pensé que esto era más adecuado y... y....

-¿Romántico? -cuestionó ella, riendo.

-Sí, eso. -Sunoo abrió por completo la cesta y sacó algunas cosas, así como varios vasos de plástico y una bolsa en la que irían dejando los deshechos, para luego tirarlos al contenedor más cercano.

Sophie contempló los alrededores durante un par de minutos mientras le ayudaba. La marea no estaba para nada alterada, al contrario, no había ni una sola ola y daba una sensación de calma increíble. Las ondas de la arena hacían aquello más bonito. A pesar de haber vivido siempre rodeada de aquel entorno, jamás le había parecido tan maravilloso y admirable como en ese momento.
Sunoo cambiaba su visión de las cosas, desde luego.

-Quiero ser directo -comenzó, haciendo que ella lo mirara de inmediato y su moño se soltara. El pelo le cayó en la cara y por los lados de esta, haciendo a Sunoo reír-. Deja que te ayude antes.

Se acercó y detuvo el viento poniéndose frente a ella, para así lograr arreglarle los mechones de pelo revueltos y conseguir peinar su pelo lacio, manteniéndolo en su lugar. Después cogió la goma que sostenía su peinado anteriormente y volvió a hacerle el moño, colocándose detrás.
El tacto de sus manos, las caricias indirectas que le daba y la sensación placentera de sus dedos entrelazados con su cabello hacían que Sophie quisiera vivir continuamente en una situación semejante.

Volvió a su sitio y continuó mirándola.

-¿Y bien? ¿Qué pasa? -Sophie cruzó sus piernas estiradas, colocando una sobre la otra y manteniendo el contacto visual ignorando por completo sus nervios.

-Me paso los días pensando en ti. Desde que llegaste, no ha habido día en el que mo me haya preguntado cómo es posible que... bueno... -la señaló con ambas manos, extendiendo los brazos hacia ella-. Que seas tan maravillosa. Mírate.

Su sonrisa avergonzada escapaba todavía más con cada palabra que salía de entre sus labios, y las luces de los farolillos hacían que Sophie pudiera ver mejor los colores de sus mejillas. Era tierno, y lo que decía era aún más increíble que su rostro, si cabía.

-Me siento igual -correspondió ella, jugando con el tapón de una botella. Se puso nerviosa de inmediato, y no creía poder mirarle sin reírse o sentir el impulso de querer besarle.

-Es algo que nunca me había pasado -quiso hablar con más normalidad, como cuando mantuvieron su primera conversación relativamente larga, también en la orilla del mar, cuando le aseguró que se llevaría algo maravilloso de aquel viaje, refiriéndose a él mismo-. Por eso me estoy volviendo loco. Nunca he sentido esto.

-Yo tampoco. Me sorprendí mucho cuando te vi por primera vez y sentí... esto.

-¿Y qué crees que es "esto"? -la miró, y sus miradas se cruzaron-. ¿Qué nombre le pondrías?

-Yo... es algo que no he sentido nunca, y puede parecer que el nombre se le queda grande, pero lo cierto es que se le queda pequeño. -se aclaró la garganta-. Diría que es... amor, Sunoo.

Sunoo sonrió y asintió.
-Lo mismo digo. Y nunca habría querido ir tan rápido si no lo hubiera tenido tan claro.

-Desde luego. Yo también lo tengo claro. La cosa es que...

-¿Nunca te has enamorado?

Ella negó. Sophie podía haber vivido una vida de adolescente tan normal como otra, en su país y rodeada de chicos, pero jamás estuvo cerca de sentir lo que Sunoo le provocaba. Jamás se había atrevido a llamar algo "amor" y ahora sabía por qué.

-Déjame hacer de este verano el mejor de tu vida -pidió con su voz calmante y melodiosa.

...

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