Yuji Itadori ∞
Nop! Tengo que volver a las 4 en punto, adiós chicos! — con un beso de despedida los dejaste atrás.
Por otro lado, Itadori volvía a su mundo incógnito donde las dudas lo carcomían.
¿Por qué siempre escapabas?
¿ Por qué nunca te quedabas con ellos?
¿ Con él?
¿ Tal vez te sentías incómoda?
¿Podría ser una opción?
¿Tal vez no le querías?
¿ Tal vez era demasiado inmaduro o tonto para ti?
Y es que siempre pero siempre te retirabas cuando el tiempo de vivir su preciada juventud se acercaba.
siempre revisando el celular y en específico, una sola persona.
Un nombre que nunca alcanzaba a leer.
Pero había notado algo y es que aquel nombre tenía muchos corazones al lado....
Muchos corazones.
Al día siguiente se repetían las secuencias.
Junto a los demás hechiceros, reías y parloteabas. De vez en cuando sacabas el teléfono para revisar el chat.
De repente tu ceño se fruncía.
Pero luego de unos minutos se relajaba.
Y volvías a carcajear en la conversación.
— Ahora estás libre? — cuestionaba Nobara con deseo en los ojos
— Eh, tendría que verlo — respondiste desinteresada — Tsk! No hay señal aquí..... — movías tu celular por el aire esperando algún cambio.
— Es que estamos de picnic genia — opinaba Maki — Ve al salón si necesitas internet
— Vuelvo en un momento!
Y ahí estabas.
Otra vez.
Escapando de todos.
A veces sentía que lo mirabas con algo de diferencia, pero no negativamente.
Es más.
Cada vez que te pillaba mirándolo, estabas suave y sonriente.
Eso lo hacía sentir bien después de todo.
Digo, eras su amor más deseado.
A ese punto en el que ya no importa lo que hagas, aunque seas la villana de la historia.
De que te robaste el corazón de Yuji, te lo robaste.
Sin embargo, incluso con las palabras en la punta de la lengua, siempre, siempre huías.
es como si le tuvieras fobia al amor
o a ser amada.
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No quería imaginarse lo peor pero.... Y si
...
No. Imposible, no.
Negó con su cabeza repetidas veces luego de verte correr.
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Pero y si.... Tenías a otra persona?
Y si no querías acercarte a él porque era muy obvio?
Y si....
Y si....
Y si es tan estricto que te maltrata con tal de que salgas con él?
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.
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No, no no, es imposible, no serías el tipo de novia que se guarda esas cosas, no.
Definitivamente no, tú ni siquiera saldrías con alguien así... No ...
No....
No era necesario seguirte para confirmar que un fantasma no te cogiese de las patas y te encerrara en el armario, no...
No....
No..... No lo haría
Pero como es Yuji Itadori, lo hizo.
Y con mucha alegría de descubrir su misterio mental psicótico paranoico.
¿que si se cuestionó si eso estaba bien?
pero por supuesto
que no!
Visualmente, lo encontrabas ahí mismo, afuera de la puerta agachado, esperando a oírte conversar.
Pero nada.
El número marcando sonaba y sonaba, pero nunca sucedía nada.
Se notaba porque te oía quejarte en español.
Y aunque Itadori había aprendido el idioma solo por ti, le costaba mucho hablarlo.
" Alo? "
" Hola! Hola hola.... " Respondiste en un suspiro
"Qué está necesitando?"
"Soy yo Blanca... La ___ "
.
.
.
"Ah! ___, buenas! Cómo estás? Pasó algo?" Incitó rápidamente.
"Tiene el celular apagado?" Cuestionaste.
"No, está encendido... Tiene batería, por qué?"
"No me contesta... Hay alguien atendiendo?"
"Están en hora de almuerzo corazón, perdón..."
"Voy para allá." Cortaste
.
.
.
Itadori estaba muy confundido.
Quién era ella?
Quién se supone, tenía el teléfono apagado y por qué era tan grave?
No le quedaba tiempo para pensar, pues se escondió detras del enorme tarro de basura para que no le vieras al salir.
Al parecer era algo serio y no le gustaba quedarse con la duda.
Mañana si o si, descubriría la verdad del caso.
— Siempre es lo mismo. Venga! Aunque sea déjanos que te acompañemos! — Insistía Panda tomando tus manos.
— NoNo! qué dices, les cagaré todo el paseo! volveré en un santiamén lo juro! — te separaste tiernamente — No alcanzarán a ver las estrellas si llega Sensei.
— Iré contigo — interrumpió con rapidez
— Ay... No, tranqui Yuji, volveré antes de la-
— Iré contigo.
Ufa.
Temblaste de los nervios.
Y si le habías cagado la diversión a él?
Y si estaba molesto?
Los chicos le habrán dicho algo?
Muy tarde para pensar, ya estaban fuera de toda vegetación, fuera del sonido ambiental, solo sudor y respiraciones profundas dirigiéndose a...
¿El hospital? Pensaba itadori.
— Puedes esperar aquí si quieres... Es un lío entrar.
Negó como un niño pequeño
— iré contigo...
Tal parece que era lo único que podía decirte ese día.
Con aún más ansiedad de lo esperado subías la ascensor de tan grande edificio.
El joven chico se mantenía apegado a la pared exitoso, incluso asustaba un poco.
Entraste a preguntar y no has salido de ahí como en 20 minutos, le tenías los pelos de punta.
ojo que eso en tu país era muy poco tiempo.
— Si si si... Gracias — saliste de un segundo a otro.
Antes de que Itadori pudiera preguntar qué mierda estaba pasando lo tomaste de la muñeca.
— Vamos.
Estabas pálida
Caminabas intentando disimular la rapidez en que tus piernas se movían.
Nerviosa.
Asustada.
Temerosa del futuro, así te veías.
.
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— ___ Qué está pasando ... — preguntó cuando abrías muchas puertas revisando, para luego cerrarlas.
— No.... No.... No.... Aquí tampoco..... — repetías para ti misma
Solo una puerta faltaba.
La habitación que quedaba a la derecha.
Lo recuerdas como si fuera ayer, el olor, el sonido.
Casi la azotas, pero no lo hiciste.
Recuerdas no haberlo hecho pero, qué más da?
Si no hubieras azotado la puerta todo se hubiese arreglado? Era así?
ambos se dieron cuenta entonces.
de que la muerte no discrimina entre santos y pecadores
y toma y toma y toma y sigue tomando sin importancia.
— .... —
Triste noticia.
falleció esa misma tarde.
El shock era incluso desagradable.
—... e-ella... Ella no está- tartamudeo Yuji
—mami? Mamita! Oiga!... No no no, porfa... oiga... Me escucha? Ah? — sabías que no iba a funcionar, en el fondo lo sabías.
Pero no podías quedarte ahí y sentir que no hiciste nada.
No podías.
— Itadori pásame esa caja, rápido, por favor
Suplicaste, en su idioma menos mal.
Con temblor en las manos te entregó el kit completo.
— lla-llamaré abajo... — murmuró corriendo despabilado.
— me cago en la mierda, me cago en la — trataste con todas tus fuerzas de inyectar la respectiva vacuna en su brazo, pero tu fuerza lo impedía — aaahgg por favor! Por favor por favor por favor.....
El líquido entró.
— Viejita! Oiga! Mami! Me escucha? — movías su cuerpo, tomabas su pulso, levantabas sus piernas, nada.
La desesperación te tomó por sorpresa.
Llorabas sin darte cuenta.
No. No llorabas. Gritabas sin darte cuenta.
En una esquina de la habitación.
Viendo ahora sí, con una mejor determinación el rostro pálido y las extremidades moradas de tu vieja...
Tu Yaya.
Tu madre y padre y hermana y amiga y ángel.
O eso era en sus últimos momentos de vida.
Ahora, solo carne, en un hospital barato, en una ciudad cara de un continente asiático.
Itadori miraba todo traumado, tu rostro en muecas, como si sufrieras la peor de las torturas y de hecho lo hacías.
Los doctores entraron cual cohetes cuando les avisó, al parecer muchos te conocían ya.
Revisando o más bien dicho, trasladando a tu pariente, mientras otro bulto de los mismos se dedicaba a calmarte.
horrible vista ha de confesar.
Lo peor del día?
Descubrió quién era la persona del chat con tantos corazones.
"Morita♥️💝💓💕💝💞💗💌💝💕💗💌💖"
Así le decías a tu mamá.
aparte de sus millones de apodos claro.
Morita...
Si...
Ese era el nombre en el que le llorabas a la camilla ya vacía, el nombre que repetías con nostalgia, el nombre que en ese día gritabas con tanta frecuencia y dolor.
Una imagen imposible de olvidar para el pelirosa
– es hoy no? – se sentó tranquilamente a tu lado, en medio del techo del recinto.
asentiste sonriendo, mientras tocaba tus dedos.
– no es necesario que vayas conmigo... si no quieres – dijiste.
negó mirándote.
– Sabes... ese día y-yo... estaba esperando que todos se fueran para que quedaramos solos, honestamente – murmuró mirando el atardecer.
– querías prácticar conmigo? – te burlaste.
– no...- sus cara se puso rojita - es que... quería confesarte algo.
lo miraste tan pacíficamente que se sintió desfallecer, incapaz de seguir hablando con la mirada en alto.
– No me digas que te gusto – tus ojos brillosos llamaban su atención – No hagas esas bromas...
la confusión lo carcomía.
– Yo no juego con eso. – respondió serio – sí me gustas... y muchísimo, m-me gustas demasiado.
Tu pecho dolió, sin motivo, lo juro.
y te hizo llorar.
Pero al mismo tiempo fue la sensación más agradable que jamás habías tenido.
– pues tienes un horrible gusto – reíste secando tus mocos - Pero... gracias.
gracias?
dijiste gracias?
eso era todo?
pero y... y la parte donde le dices que tú también y que lo quieres como novio?
y la música de fondo?
dios, supieras lo estresado que lo estás dejando con aquellas respuestas tan casuales en ese mismo instante.
– ah... B-bueno la verdad esperaba que... que dijeras algo más, en plan, no sé... cómo lo ves desde tu-
el besito en sus labios lo derritió.
jamás había tocado a una mujer, eso seguro.
que sus dedos hicieran contacto con tu mano era su mejor paso a dar y el mejor.
Dios, como explicar lo bonito que era ese instante de espacio tiempo?
cómo explicar lo afortunado que era? cómo ponerlo en palabras?
el mundo fue sencillamente hecho para que ustedes dos vivieran.
quería otro y otro y si se podía, entonces otro más
y abrazarte y tenerte ahí por siempre solo para confirmar que no era un sueño y si es que era un sueño pues que fuese el mejor de todos.
Pero solo se le salió un "gracias..." de vuelta.
– mi mami siempre me dijo que eras lo correcto – murmuraste cerca de su rostro – Y yo le creí... –
sonrió con tus palabras de forma inconsciente.
– uh? sabes español? – estabas asombrada.
– entiendo más que hablo.... – ambos se burlaron.
y entonces morita tenía razón.
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" ese chico.... es, es bonito, como es que se llamaba?"
" itadori mami"
"los nombres de acá, son tan raros..." reiste en respuesta.
"es que son de japón... así tienen que ser.."
"asi no más pue..." murmuró con la taza de té en las manos "y tu vas enamorada.."
te ahogaste.
"ah? qué? cómo? " tosías con nerviosismo.
Morita pegó una carcajada que retumbó en tus oídos.
"mi niñita.... enamorada.... " repetía para sí misma
"no mami! si no estoy enamorada! " negabas con las orejas rojas.
"entonces es un lío... no seas tonta mija" retó.
" cómo así "
"mire, acérquese y escucheme bien monita.. " tomó tus manos cuando te posaste en la mesa.
"... uste podría vivir cien años y jamás merecer a este chiquillo...."
sentiste el corazón dar mas latidos de lo normal.
"ay.... mami... no me diga esas cosas" sonreíste
"piénselo mijita, los ojos que te pone, ni tu papi me miraba así.... " recordó "te conté una ve que tu papi me regaló una pelota de voley pensado que iba a ser....."
Si, estabas enamorada de Yuji.
Si, querías estae con él para siempre.
No, no te ibas a esforzar en negarlo.
y no, definitivamente no lo merecías.