Alastor siempre ha aborrecido sentir felicidad que no tenga que ver con hacer miserable a otros demonios o cuando un plan suyo sale bien. Sin embargo, desde que conoció a Charlie, y se hicieron pareja, la ha experimentado más de lo que le hubiese gustado en un principio.
Antes de conocerla en persona no la consideraba importancia, y con la idea del hotel su imagen de ella empeoró.
Y cuando la conoció su opinión no cambió, la encontró ingenua y tonta, sin mencionar su irritante y patético optimismo.
Pero también era divertida.
No sabía si era porque fue la única ahí que no lo rechazó a pesar de ser alguien peligroso, muy tonto de su parte, o que ella apoyará sus locas ideas como la de incluir personal al hotel o bailar con él felizmente, pero eso hizo que no le pareciera tan insoportable como anteriormente tenía una percepción de ella.
Pasar tiempo con Charlie le era agradable y se sentía de alguna forma... cómodo, o eso creía, hasta que se hicieron pareja fue cuando que descubrió que sentía una felicidad genuina que no pensó experimentar jamás.
Ahora lo que antes le parecía molesto o tonto de Charlie, lo encontraba sumamente adorable y eso lo hacía feliz.
Ella lo hacía feliz.