El vaivén sobre las piernas del pelinegro es tan placentera como la de la primera ronda, en esta ocasión JungKook se deleita con mis senos usando su boca con ellos, mis manos se enredan en su cabello, mis caderas no detienen sus movimientos y su miembro en mi interior llena aquel vacío entre mis piernas, mis gemidos llenan la habitación, no sabía que podía moverme así, hay un espejo cerca del armario que apunta hacia la cama permitiéndome tener una visión excitante. JungKook se encuentra de espaldas al espejo, su espalda se ve tentadora teniendo algunas marcas rojas, mi cabello castaño generalmente es ondulado pero aquel aspecto despeinado me da un toque salvaje o eso me parece, mis ojos que suelen ser sumisos e ingenuos a veces tienen un brillo malicioso combinado con la picardía que nunca había visto. Puedo ver como mi rostro se contrae por las olas de placer, no dejo de moverme olvidando el tiempo y la realidad.
La presión en mi vientre advierte que estoy llegando al final, deposito besos en el cuello de JungKook y él abraza mi cuerpo, los movimientos se hacen más rápidos buscando alcanzar ese clímax, esta vez juntos llegamos al segundo orgasmo. No soy la única sudorosa, JungKook respira agitado, me gusta como se ve luego del sexo, sus labios están hinchados, sus mejillas son rojas, al tocarlas se sienten calientes.
Coloca su frente con la mía haciéndome sentir una extraña sensación de seguridad, como si...me sintiera cómoda con él aquí. JungKook me recuesta en la cama, se deshace del preservativo arrojándolo a la basura como hizo con el anterior, nos cubre a ambos con las sábanas y me siento rara, pero también cansada. No tengo mucha fuerza para mover mis piernas.
—Esta vez...quiero que lo hagas tú—dice. Lo miro sin entender, nuestras respiraciones se van normalizando apenas, JungKook toma mi mano y la lleva debajo de las sábanas, mis ojos se abren como platos cuando veo lo que quiere que haga.
—Nunca lo he hecho.
—Sigue mi mano—baja las sábanas exponiendo su miembro grande por las dos veces anteriores. Sus dedos me muestran como tocarlo y acariciarlo, se mueve de arriba abajo estirándolo, mi mano obedece y JungKook gime con una sonrisa ladina. Creo que le gusta. Su mano se aleja dejando que haga el trabajo allí, lo veo inclinar su cabeza hacia atrás y no resisto mucho, doy un corto beso a su boca, el chico acaricia mi muslo mientras beso su cuello sin dejar de mover mi mano en su miembro, lo siento duro entre mis dedos. JungKook también me brinda placer penetrándome con sus dedos. De repente el cuarto vuelve a llenarse con gemidos de ambos, sonreímos siendo cómplices de lo que hacemos.
El sexo puede ser sucio pero también es divertido.
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—Sook está preocupada por mí, sabe que es raro que falte a clases y...—sigo leyendo el mensaje—Dice que se preocupó más al no verme en la habitación.
—Tu amiga es algo exagerada, ¿No crees?
Ambos estamos en el comedor tomando el desayuno, JungKook me dio su camisa holgada queriendo verme con ella puesta, debajo tenía mi ropa interior. Él tiene su torso desnudo, luego de ese amanecer tan acalorado nuestros estómagos rugieron.
— ¿Cómo pudiste dar esa excusa en la universidad?
—YoonGi se encargó.
— ¿YoonGi?
—Acaba tu desayuno, iré a darme un baño—se levanta tomando su plato y vaso.
—JungKook...
—Acaba tu desayuno—ordena con voz dura. Supongo que de nuevo caigo en la realidad, que él haya sido dulce en mi primera vez no significa que lo será después de eso.
Para empezar ni siquiera somos pareja.
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La oficina de JungKook tiene una ventana con cortinas desplegables, el sol entra por ella, miro alrededor jugando con el teléfono en mi mano. Veo la foto de los amigos del chico en el escritorio, ese tal YoonGi no me agrada nada. En mi teléfono busco el número de Jimin para escribirle, me llevo la sorpresa de no verlo, ni siquiera escribiendo en los contactos aparece, mucho menos en las últimas llamadas. ¿En qué momento borré su número? El teléfono suena con una llamada entrante.
— ¿Hola?
— ¿Dónde estás metida?
—Tranquila, avisé a la dirección.
—Fui a tu cuarto, pero nadie me contestó, te escribí por la mañana y tardaste en responderme—se escucha molesta y preocupada— ¿Te secuestraron?
—No—me burlo de eso—Salí anoche a caminar, me encontré con un amigo y me quedé en su casa, eso es todo, estuvimos hasta tarde hablando así que desperté tarde, olvidé mi alarma...
— ¿Desde cuándo la Ella que conozco hace eso? Oh, Dios mío.
— ¿Qué?
— ¡Estás con Jimin!
— ¡No!
— ¡Lo estás! Por eso faltaste, apuesto a que no hablaron precisamente—insinúa.
—Sook, no todo gira en torno al sexo—ruedo los ojos—Estoy en otro lugar.
—Me asustas.
—Estoy bien.
— ¿Dónde estás?
—Estoy bien.
—Eso no me convence.
—Sook...
— ¡No me digas que estás bien! Me escondes algo, lo sé, lo presiento, ¿Con quién andas, Ella?
Nunca escuchó hablar a JungKook por lo cual no sabe quien es, no quiero meterme en problemas pero debido a ella estoy metida en esto.
—Promete que no le dirás a nadie.
—Prometido.
—Bien—respiro profundo—Estoy en el departamento de Jeon JungKook. ¿Recuerdas al idiota del cine? Ese mismo.
— ¿Te gusta JungKook?—parece...decepcionada.
— ¿Por qué sacas conclusiones precipitadas?
—Tienes mucho que explicarme.
—Prometo hacerlo luego, debo colgar.
— ¡No te salvarás de mí!—cuelgo con una pequeña sonrisa al escucharla. Sook es un caso perdido, ya puedo verla siguiéndome a todos lados hasta que le contara lo que pasó, supongo que pensó que estaba con Jimin ya que me había pedido mi número, lo cual me lleva a pensar en el hecho de que no lo tengo registrado en mi celular.
Me levanto con un respiro profundo teniendo el teléfono en mi mano, doy un pequeño brinco al ver a JungKook en el marco de la puerta vestido y de brazos cruzados. Su cabeza está un poco inclinada, levanta la ceja que tiene el piercing esperando que diga algo.
Entonces noto aquel perfume que me gusta.
—Creo que...debería regresar.
—No recuerdo haber dicho que te podías ir.
Su voz es seria. Pienso en lo dulce que fue conmigo a inicios de la mañana, esta actitud me hace sentir mal, JungKook pasa junto a mí como si no importara, toma asiento en la silla en la que estuve hace segundos, enciende su laptop recostando su espalda de dicha silla.
— ¿No deberías ir a tu universidad?—insinúo.
—No es necesario.
— ¿Le mentiste a tus padres sobre eso?—lo miro curiosa. Su cabello sigue mojado por la ducha, tiene un suéter de tela delgada que resalta su espalda ancha y su pecho fuerte. Cualquier cosa que este chico usa le queda bien, esos Jeans marcan sus lindas piernas—Realmente no estás estudiando, ¿Verdad?
— ¿Qué te hace pensar eso?
Intento pasar por alto su actitud arrogante y molesta. Es como si yo le estorbara ahora.
—Sueles vestirte muy bien, supongo que el dinero está involucrado—mira la pantalla escribiendo su contraseña. Ni siquiera me pone atención—¿Le pagas a tus profesores?
—Tres cosas, Ella. La primera es que deberías tomar otro baño y vestirte, ponte cómoda, ya te dije que estás castigada—escribe algo en el teclado—La segunda, estudio como tú y voy a clases como tú, de vez en cuando es bueno faltar—levanta su mirada con un suspiro—Y la tercera, que me guste vestir bien no significa que compre a todos en mi vida.
— ¿Pagaste en mi universidad para pasar por alto mi falta de hoy?
Rueda sus ojos como si luchara por tenerme paciencia.
—Ve a vestirte, en unos minutos YoonGi y SeokJin vendrán, no quiero que te vean así—me mira de pies a cabeza.
—No tengo ropa aquí.
—Conseguirás algo en el armario para ti.
—Estás ocultándome muchas cosas...
— ¿Y qué esperas que haga o diga?, ¿Te lleno de besos y caricias cuando realmente no soy alguien cariñoso ni amoroso?—siento un nudo en mi garganta por lo cruel pero realista que es. Creo que he sido muy ingenua, lo disfruté, no lo negaré...pero para él fue un momento más—Ve a cambiarte.