Creo que este es uno de mis mejores imaginas a mi parecer. Espero que lo disfruten.
Y espero que tú también lo disfrutes panesito 🍞🔥
Rousy1220
Una sorpresilla las va a estar esperando al final de este imaginas, la gente que me sigue en Instagram sabe a lo que me refiero.
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Ella sabe que su esposo había tenido un día agotador en el trabajo, y que de seguro le pediría uno de sus "masajes mágicos". Sólo que esta vez pide algo más. Mientras se pone su pijama recuerda las palabras que usó.
"Necesito uno de tus masajes, cariño".
Claro, no había problema con eso. ¿A quién no le gusta eliminar el dolor de su espalda después de un día cansado? Pero he aquí el conflicto.
"Con final feliz incluido, por favor".
El color rojizo en sus mejillas no había desaparecido desde que le dijo eso. Al igual que él quiere deshacerse del estrés, del trabajo y de los problemas simplemente teniendo un poco de acción. Pero eso es algo que no se podía permitir mientras sus hijos estuvieran despiertos, no correría el riesgo de ser posiblemente escuchados o aún peor, interrumpidos por el toque de la puerta. Como pasó la última vez.
"Mami, abran la puerta" decía el mayor de los pequeños, hablando por los otros dos. Los tres con sus lindas pijamas, sosteniendo sus peluches y frotando sus ojos del cansancio.
En ese instante estaban justo en el coito. Ambos se preocuparon.
"¿Q-Qué sucede?" respondió el rizado fingiendo una voz adormecida. Cuando en realidad estaba más despierto y activo que nunca.
"Queremos dormir con ustedes porque nuestras lámparas no encienden" explicó el chiquillo. No podían dormir sin tener alguna lámpara encendida.
Jackson maldijo en voz baja. Ni siquiera había alcanzado su orgasmo aún.
"Tendrás que ir a encargarte de eso, Romeo" se burla tomándole por los hombros, sacando su miembro de su interior.
Después de ponerse la ropa nuevamente, sale del cuarto sin antes darle un beso en la frente a su chica, quien estaba envuelta en las sábanas. "En un momento vuelvo, pequeña". Ella sólo asintió.
"No vayas a enfriarte" le pidió haciendo que sonriera.
Tardó un buen rato arreglando las tres lámparas. Todos los focos estaban fundidos, como si alguien lo hubiera hecho a propósito para arruinar la noche con su chica. Tuvo que ir fuera de la casa a buscar algunas bombillas. Las cambió. Arropó a sus pequeños y les deseó dulces sueños. Por suerte esta vez estaban tan cansados que no pidieron que les leyeran un cuento, cayeron rendidos en cuanto recostaron sus cabezas en las almohadas.
Así que aprovechando eso regresó rápido a la habitación. Su chica le estaba dando la espalda, acostada sobre el lecho. Puso seguro a la puerta. Se retiró la ropa de forma veloz, quedando nuevamente desnudo. Subió a la cama y le abrazó por detrás, sintiendo la linda calidez que emanaba su cuerpo, amaba esa sensación. Su polla haciendo contacto con su trasero.
"¿En qué nos quedamos?" habló de manera seductora dando lamidas a su cuello.
No hubo respuesta.
"¿Nena? ¿Sigues despierta?" cuestiona moviéndole un poco.
Después de percatarse de que se había quedado dormida esperándole decide que dormiría también, pues mañana había muchas cosas por hacer.
Ella lo había comprobado con el paso del tiempo. Si Michael no escogía los peores momentos para tener sexo era alguien que terminaba interrumpiéndolos. Mala suerte, supone.
Luego de haber rechazado cruelmente su petición de tener algo de acción esta noche, se dirige al cuarto de sus pequeños. En primer lugar, ellos ni siquiera deberían de estar despiertos a estas horas; pero habían tomado la mala costumbre de dormirse hasta tarde. Complicando aún más el poder tener algo de tiempo con su marido.
Ella se retira de la habitación cuando por fin se quedan dormidos. Tuvo que leerles más de dos cuentos en esta ocasión. Lo bueno es que consiguió hacerlos descansar. No les hace ningún bien estar despiertos tan noche.
Baja las escaleras en busca de su pareja. Sólo para preguntarle si le gustaría algo de cenar. Pero se lleva una gran sorpresa al encontrarlo borracho, tirado en el sofá de la sala con los pies encima de la mesa. Michael no era ningún santo, y al igual que muchos disfrutaba de beber, pero era rara la vez que tomaba tanto hasta el punto de emborracharse.
(Obvio la imagen es falsa, pero me encanta)
La botella de vino que les habían regalado tiene menos de la mitad de su contenido. Michael fue sirviéndose de poco a poco en un vaso hasta que terminó así. Aunque no duda que también haya tomado directamente de la botella.
—Baja los pies de la mesa, por favor —le pide gentilmente—. Sabes que odio que hagas eso, Michael.
Jackson sin comprender mucho lo que decía bajó los pies de la mesa.
—Gracias, cariño.
Ella se pone a ordenar el desastre que había hecho. Acomodando en su lugar los cojines que había tirado al piso y limpiando la suciedad que quedó en la mesa.
—¿Vas a cenar?
Le pregunta poniéndose frente a él mientras aún sigue ordenando. El rizado responde con un sí.
Justo cuando estaba por cerrar la botella el corcho se le resbala de las manos. Se voltea, con fastidio tiene que inclinarse para poder recogerlo.
—Joder, que buena vista.
Habla mordiéndose los labios, viendo su gran trasero frente a sus ojos. Bajando su mano y tocándose la entrepierna.
La chica había olvidado que tenía a Michael justo detrás. Así que rápidamente vuelve a su posición inicial y baja un poco más los diminutos shorts de su pijama, caminando hacia la cocina con el rostro ardiendo en llamas.
Michael tenía sus días de calentura de vez en cuando. Pero cuando estaba borracho se superaba.
—¿Qué quieres cenar?
Le cuestiona sin dejar de estar avergonzada. Preparando los sartenes para cocinarle algo. Estaba tan ocupada en eso que cuando iba a voltear a ver a Michael este ya estaba detrás de ella. Puede sentir su respiración caliente golpeando en su cuello desnudo. Él la abraza por la cintura y comienza a dejar besos en su hombro. Sus ricos labios la pusieron nerviosa, esperando no caer en la ardiente tentación.
Se apartó de ella y admiró su retaguardia.
—¿Q-Qué vas a cenar, Michael?
Vuelve a preguntarle con una voz titubeante, sin querer voltear atrás. Michael es capaz de estar desnudo justo ahora, y si así fuera no podría negar más su grande deseo.
—Estoy viendo dos grandes trozos de carne que me gustaría comerme.
Habla con un tono pícaro, y de acuerdo con lo que dijo, le suelta una nalgada.
Si ella pensaba que sólo estaba caliente ahora sabía que en realidad estaba ardiendo en llamas. Siempre que está demasiado excitado suele azotar su trasero en repetidas ocasiones, justo como lo estaba haciendo ahora.
—¿Hasta cuando piensas ignorarme?
Dice restregando su entrepierna en su trasero. ¿Tan rápido había obtenido una erección?
—Michael...
Trata de hablar la chica, pero es interrumpida al sentir su mano posicionarse en su boca, haciendo que callara.
—Tu esposo necesita que lo atiendan.
Susurra en su oído, tomándole de las caderas y arrimándose contra ella para que pudiera sentir lo que le había estado esperando durante mucho tiempo.
Le toma de la mano y hace que de la vuelta. Cuando ella se digna a abrir los ojos puede ver su pecho desnudo, su camisa estaba abierta. No tuvo mucho tiempo mirando, ya que rápido Michael captura sus labios y trata de hacerla caer. La guía por la cocina, sosteniéndose de los muebles hasta llegar a la sala.
Jackson se sienta en el sofá de piernas abiertas y hace que su pareja se siente encima. Sigue besándola, y con una sola mano toma sus muñecas para que no pudiera escapar. Los primeros instantes la chica trata de safarse. Pero al moverse de un lado a otro lo único que consigue es poner su miembro más parado, y por consiguiente, ponerlo más caliente. Pareciera que le había tendido una trampa.
Sin dejar de sostener sus muñecas hace que ella colocara sus piernas a los costados de su cadera.
—Quiero coger —espeta con brusquedad, soltándole un golpe a su trasero—. Ahora.
El comportamiento infantil de Jackson estaba colmando la paciencia de su pareja. Debió de haber escondido esa botella de vino antes de que topara con ella.
—Tu faceta de "rey del pop" no hará que simplemente con chasquear los dedos me tengas rendida a tus pies a punto de follarme, Michael.
Masculla enfadada. Normalmente Michael es una persona muy respetuosa. Si no estuviera ebrio con sólo decirle un "no" bastaba para que dejara de insistir en tener relaciones por un tiempo. Perdió el control. Y amaba que se pusiera así, pero hay que reconocer que ahora no es un buen momento para hacerlo, sus hijos están justo en el piso de arriba, por dios.
—Yo quería hacerlo por las buenas —dice acariciando su cintura—, pero creo que tendré que tomar medidas drásticas.
Antes de que la chica pueda procesar lo que su pareja acababa de decir, Jackson la carga como si de un costal de papas se tratase. Ella comienza a golpear su espalda, pidiendo que la bajara. En el estado en el que está, no cree que sea capaz de sostenerse en sus dos pies por mucho tiempo.
—¿A dónde vamos?
Le cuestiona con una voz temblorosa al ver que salieron de la casa.
—Ya debes de saberlo —responde mientras sigue caminando—. Al único lugar donde puedo hacerte mía sin que nadie pueda escuchar tus gritos.
Se estaba refiriendo a los bungalós que había alrededor de la casa principal. Recuerda haber hecho el amor con él un par de veces en cada una de las pequeñas casas, fue una apuesta.
Al llegar al bungaló más cercano Jackson trabó la puerta para que no se le ocurriera huir. La recostó en la cama y antes de que se moviera de nuevo amarra sus muñecas al respaldo de la cama usando una de sus prendas. Por la posición en la que la puso sabe que es lo quiere hacer.
—Esta noche no podrás escapar de mí.
Sostiene con su voz ronca. Entre tanto, puede escuchar sus pasos alrededor de la casa, como si estuviera buscando algo. Luego lo oye acercarse a la cama. En una de sus manos lleva un pequeño envase con lubricante. Y en la otra carga esa botella de vino.
—¡¿Traes ese vino de nuevo?!
Le reprende enojada. Cómo si no estuviera ya demasiado borracho, y quiere seguir bebiendo.
—Silencio —decreta azotando su trasero—. Recuerda que tú eres la que está atada. Cuando me ates tú darás las órdenes. Pero esta vez me toca a mí.
Entre besos en la espalda le quita toda la parte de abajo, lanzándola fuera de la cama. Cuando está ebrio no tiene tiempo para rodeos, va directo a lo que quiere. Y eso era su trasero.
Él recarga su cabeza en la pila de almohadas que había hecho en la cama hace un momento, teniendo una buena perspectiva de su retaguardia. Acaricia su erección por encima del pantalón para después retirarlo acompañado de su ropa interior. Empieza a masturbarse tan plácidamente que hasta daba envidia lo mucho que lo disfrutaba.
—¿Y qué? ¿Piensas estar todo el rato jalándotela viendo mi culo?
—No realmente. De hecho, te traje para algo más.
Dos de sus dedos viajan hasta su feminidad. Revisando que estuviere tan mojada como para no lastimarla. Sorprendentemente, a pesar de que ella se mostrara molesta todo este tiempo, sus líquidos se deslizaban incluso sobre sus muslos interiores.
—Pensé que estabas enojada conmigo.
Se burla viendo esa grande cantidad de lubricante esparcido por su intimidad.
Michael se acomoda de piernas abiertas, y hace lo mismo con su chica, quien estaba bocabajo. En verdad que está excitado, porque quiere jugar en una de sus posiciones favoritas. Donde ella podría controlar a su antojo el ritmo de las penetraciones y él podría disfrutar de ver como su gran trasero rebotaba con cada estocada.
—Quiero mi final feliz, por favor.
Dispuesta al fin a darle el placer que tanto había estado necesitando, se acomoda bien entre sus piernas y de una manera ágil introduce su miembro dentro de ella, sin poder evitar soltar un gemido. Por un momento había olvidado como se sentía tener su pene entre sus paredes.
Comienza lento, tratando de hacer que terminara de calentarse. Jackson le toma de la caderas, empujándola hacia él para que fuera más rápido. Amaba la forma en que su trasero saltaba sobre su erección. Solía poner música de ambiente mientras hacia sus actividades diarias, pero a la hora de tener sexo eso no era escencial. Escuchar sus pieles chocando entre sí era toda la música que necesitaba para alegrarle el día completo.
—Justo así.
Gime con una voz grave, cómo suele ser cuando está bastante cachondo. La chica acelera sus movimientos, queriendo sentirlo cada vez más rápido. Michael le suelta una nalgada, pidiendo indirectamente que no se detuviera.
Los gemidos de su chica lo estaban poniendo salvaje. Ella se mecía de delante hacia atrás. Saltaba y saltaba sin parar encima de su miembro, soltando varios jadeos. De repente, el ritmo disminuye. Había hecho eso para tomar algo de aire, estaba demasiado agitada y ya llevaba mucho tiempo moviéndose.
—Creo que es mi turno.
Habla teniendo piedad de ella al ver lo cansada que estaba. Se pone de rodillas y toma un sorbo de vino. Vuelve a introducir su pene, pero en esta ocasión de manera más firme y constante, sobre todo dura.
Los jadeos de su pareja aumentan, llegando al punto de convertirse en gritos llenos de placer.
—Oh, ¿eso se siente bien?
—¡Joder, sí, papi!
—¿Ah, sí?
Suelta más golpes a su retaguardia, tratando de igualar el color rojizo en ambas mejillas. Dejando marcadas sus manos como signo de propiedad.
—Que no se te olvide atender a tu marido de nuevo ¿quedó claro?
—¡No lo olvidaré! ¡Carajo!
—Más te vale. Ya has visto lo que ocurre si no lo haces.
—Si así te vas a poner cada vez que no lo haga mejor lo olvidaré.
—Pequeña traviesa.
Ríe sin permitirle descansar ni un sólo segundo. Siguiendo ese ritmo fue como alcanzaron su orgasmo. Una noche de liberación para ambos. Quien diría que todo esto haya sido producto de haber bebido de más.
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Aquí un nuevo dibujito.
Amo esa frase, han de saberlo bien.
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Espero que les haya gustado, pequeñas! ❤🔥