blåøyde omega ;; trillizos!po...

By alexanderkirigan

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Draco ha sido entregado a una manada salvaje como oferta de paz. Será mordido y reclamado por los trillizos P... More

Prólogo
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By alexanderkirigan

Draco nunca había visto un árbol genealógico noruego.

Miraba los elegantes retratos y los nombres escritos en tinta sobre el pergamino. La vela a su lado le daba mejor visibilidad, con sus dedos tocó los bordes del desgastado pergamino y le gustó el tacto. Era una hoja muy larga, se enrollaba para poder guardarlo y a Draco le sorprendía el largo linaje.

"Es impresionante." Murmuró Draco, y miró a Rob. "¿Cómo es que lo tienes?"

"Ragnar es un gran cazador, es el mejor de toda la tribu. Se lleva bien con Evans, se conocen desde niños." Rob secaba los frascos con un trapo, los iba dejando en la caja de madera a medida que los iba limpiando. "Aunque creo que eso ya lo sabías."

"¿Ragnar te dio esto?"

"Sí." Asintió Rob sin mostrar interés. Frunció el ceño y puso un frasco cerca de la luz de la vela para comprobar que no había ni polvo ni suciedad.

Una sonrisa curvó los labios de omega embarazado, fue pequeña pero curiosa. Rob solía mirar mal a Draco cuando Draco sacaba el tema de Ragnar, Rob respondía y naturalmente el omega sonreía de esa manera traviesa.

Rob le dio con el trapo en el hombro, muy suavemente, y Draco se rio.

"Más leer y menos imaginar."

Draco lo hizo, aunque la pequeña sonrisa siguió en sus labios. La familia de los trillizos provenía de un gran linaje de alfas, Rob tenía razón.

"¿Quién es ella?" Le preguntó a Rob, y el alfa se inclinó para mirar.

Era muchacha pálida con una mirada serena pero elegante. Los ojos los tenía de color azul y su barbilla era puntiaguda, aunque sus mejillas eran bastante regordetas. Llevaba el pelo trenzado y recogido en un moño bajo, y Draco  no pudo evitar recordar a su madre. Su madre solía decir que al principio deseaba tener una niña, pero que en cuanto vio a Draco por primera vez cambió de idea, y un bebé le pareció de lo más perfecto.

Ella era bastante antigua en cuanto a costumbres, Draco no estaba de acuerdo muchas veces y eso los enzarzaba en una pelea. Su madre era muy sensible, y solía llorar a la primera que Draco alzaba la voz o decía algo tan simple como '¡Déjame, mamá, no quiero hablar contigo ahora!'.

Su madre estaba a favor de la sumisión, y aunque su padre los intentó criar a él y a su hermano en un ambiente libre, su madre le inculcó esos estrictos comportamientos de omega sumiso. Después llegó Thomas y su mandato, y a veces Draco pensaba que su hermano terminó teniendo esos ideales por su propia madre. La quería, pero eso no significaba que apoyara sus ideas.

"Charlotta de Hiberlist." Respondió Rob. "Tatarabuela de Harry, James y Evans. Ella fue la única descendiente de su padre, y aunque nació omega lideró a la tribu."

"¿En serio?" Draco sintió una inmensa ola de admiración por esa mujer. Ella se veía tan firme y tan inteligente, y a la vez tan joven.

"Es la única omega en todo el árbol genealógico que llegó a liderar." Rob dejó el trapo sobre la cama. "Su padre falleció cuando ella tenía dieciocho, tuvo que sacar adelante a toda su manada."

"¿Con sólo dieciocho?" Draco lo miró con lástima. "Sólo habrían pasado unos dos años después de su primer celo..."

Rob frunció los labios en comprensión. Señaló con su dedo el bonito y pequeño retrato de Charlotta y deslizó su dedo a un lado.

"Él es Aleksander, del Suroeste." Toqueteó con su dedo índice el retrato dos veces. "Era seis años mayor que ella. Se enlazó con él poco después de tomar poder."

"¿Por qué tan pronto, quería enlazarte tan temprano?" Frunció el ceño.

"Sus tíos no estaban de acuerdo con que ella gobernara. La obligaron a enlazarse, era dejar que un alfa la controlara o renunciar al puesto como Líder de Manada." Rob miró a Draco brevemente.

Draco miró a Rob.

"¿Fue un lazo feliz?"

El alfa abrió un poco los labios, pero dudó.

"No lo sé." Admitió Rob. "Pero en mi opinión, no creo que ella fuera muy feliz rodeada de alfas que querían quitarle el puesto y enlazada con un hombre que no conocía, y que era seis años mayor que ella. "

"¿Cómo murió?"

Rob lo miró fijamente, parecía no querer responder a esa pregunta, al menos no en aquel momento. Draco también lo miró a los ojos, y esperó la respuesta de Rob.

"Murió en el parto." Murmuró Rob finalmente. "Tenía veinte años."

La garganta de Draco se secó, y su estómago se revolvió. Rob notó cómo Draco cogió un poco de aire.

"Eso es imposible." Le dijo Draco, y volvió a mirar el árbol genealógico. "Aquí hay tres hijos más. Es imposible que ella muriera a los veinte años y en su primer parto."

"Ella murió, no su marido." Rob lo miró, y Draco sintió algo amargo en su lengua. El médico desvió su mirada hacia los dibujos en tinta vieja. "Son hijos ilegítimos, hijos fuera de una unión. Las madres eran amantes, pero se les reconocieron como hijos legítimos por ser alfas."

"¿Por qué?"

"Los alfas son el pico más alto de la sociedad." Rob se encogió de hombros. "Preferían falsificar antes que manchar su honor."

"Pero el hijo de Charlotta lideró, ¿no?"

"Era una cría cuando su madre murió, Aleksander lideró la manada hasta que él cumplió los dieciocho." Rob señaló. "Harald segundo, hijo de Charlotta de Hiberlist. Es el abuelo de los padres de tus hijos, el tatarabuelo de tus cachorros. Exilió a su padre el segundo día que subió al mando."

"Le guardaba rencor." Murmuró Draco.

"Lo llamaban Harald El Loco." Rob frunció los labios. "Se enlazó con Seren, de Oslo. Su amante era un alfa como él."

"¿Cómo sabes esas cosas?"

"Me gusta leer." Rob se encogió de hombros. "Y Ragnar sabe toda la historia, se ha ido pasando de generación a generación." Se pasó una mano por los rizos para peinarlos a un lado, su mejilla derecha estaba sucia por el carbón y la ceniza por la chimenea. "Tuvo cuatro hijos; el primero Jakob, el segundo Klas, el tercero James y el más pequeño Loke."

"¿Por qué no lideraron ni Jakob ni Klas?"

"Bueno" Hizo una mueca. ", Jakob y Klas se pelearon por el título. Jakob degolló a Klas, dos días después la culpa lo consumió y se quitó la vida. James heredó el título, aunque Ragnar dice que Loke estuvo a punto de ser el líder."

"Dios." Murmuró Draco con horror. Le horrorizó pensar que sus cachorros podrían llegar a eso, a matarse entre hermanos por tal de subir al poder.

"Y después James se enlazó con una omega del sur." Rob bufó con cansancio y se frotó los ojos con las manos. Draco quiso decirle que tenía las manos sucias y que sólo se ensuciaría más, pero fue muy tarde. "Tuvieron tres cachorros que ahora van a ser padres. Conmovedora familia, ¿verdad?"

"No tenía ni idea." Murmuró Draco con inquietud. Miró de nuevo el pergamino, sintió aún más lástima por Charlotta.

Rob lo miró confundido.

"¿No sabías nada de la familia de tus alfas?"

"No suelen hablar de familia." Admitió Draco, y pareció triste y decepcionado. "Al menos no conmigo. Parece que todo el mundo conoce a la familia de mis alfas menos yo."

El ambiente se volvió más agrio, y entonces Rob supo que aquello había deprimido demasiado a Draco. Había creído que los trillizos le habían hablado a Draco sobre su familia, no pudo evitar sentirse culpable por haber causado la tristeza de Draco, aunque no tuviera la verdadera culpa.

"Oye, no." Rob puso una mano en la espalda baja de Draco, el omega lo miró. "Estoy seguro de que ellos no te han hablado de nada de esto porque se avergüenzan de su familia."

"¿Tú crees?" Inquirió el omega preocupado. Toqueteó los bordes de pergamino con inseguridad.

"Yo tampoco me sentiría orgulloso de una familia así." Dijo Rob, y Draco le creyó.

Draco bajó la mirada y dejó el pergamino. Se toqueteó las uñas con sus pequeñas manos, y Rob se fijó en su perfil.

De alguna le recordaba a Charlotta. Draco era fuerte, aunque él no lo creyese. No todos los omegas lo habrían afrontado todo con tanta facilidad, hacía falta fuerza y Draco la tenía. Pensó que Draco parecía un auténtico omega de linaje puro, tenía unos rasgos de omega muy finos y bien estructurados. Era como Charlotta, pero a la vez diferente. Ella había aceptado su futuro como Draco lo había hecho, pero ella no pudo revelarse contra todos y Draco sí que lo había hecho.

Había puesto firme a James, había ablandado a Harry y Evans se había convertido en su caballero personal. Draco tenía buenas ideas, y un buen corazón. Supo entonces que si Draco llegaba a liderar y gobernar la manada, todos allí serían felices y la verdadera medicina no asustaría tanto a la gente. No morirían tantos omegas, ni tantos alfas ni tantos cachorros.

La medicina no tendría que esconderse, y todo aquello podría ser un lugar mejor.

"No quiero sufrir." Murmuró Draco, y se llevó una mano a su abultado vientre. Miró a Rob, y Rob lo miró a los ojos. "Tengo miedo a sufrir y morir. No quiero que mis hijos lleguen a este mundo y yo tenga que irme."

"No morirás." Le aseguró Rob con confianza y firmeza. "El parto es un calvario, pero tú más que nadie lo podrás superar. Has estado superando cada obstáculo y aguantando la presión, esto del parto será como una brisa para ti."

Draco sonrió un poco, pero fue tristemente. Su sonrisa aun así era preciosa, y elegante.

"Morir en un parto tampoco es honorable." Dijo el omega. "Si muero en el parto, prométeme que vas a cuidarlos por mí."

"Draco, no digas eso." Pidió Rob con dureza, odiaba esas conversaciones.

"Necesito que me digas que te encargarás de que crezcan en el ambiente que se merecen." Espetó Draco. "Uno amoroso y hogareño. Rob, si yo no estoy aquí no voy a poder abrazarlos. Quiero saber que tú estarías ahí para ellos."

"Lo estaré, y los estaré protegiendo aunque tengan treinta años." El alfa lo miró a los ojos. "Pero Draco, no vas a morir. Me niego a pensar que eso es una posibilidad."

"En el hipotético caso de que yo muriera" Murmuró Draco. ", ¿mis alfas volverían a enlazarse?"

Un pequeño silencio llenó el aire. Rob lo miraba en silencio, y parecía estar conteniendo algo.

"Rob." Insistió Draco .

"Según el tratado que se firma cuando se sube al mando, la sangre va antes que el amor romántico." Lo soltó finalmente. Rob parecía disgustado con aquel tema. Draco lo miró con calma, y esperando que continuara. "Si pasara..."

"Si yo muero." Asintió Draco.

"Si murieses, cosa que no va a pasar," Dijo Rob entre dientes, muy seriamente. "Harry deberá enlazarse con otro omega, y tener más hijos."

Draco no dijo nada, se limitó a mirar a Rob. Mentiría si dijese que aquello no le había dolido profundamente, pero se mantuvo serio y bajó los ojos hacia sus manos. Se tocó el vientre, y trató de no pensar en un posible futuro donde sus hijos tuvieran que convivir con otra omega que sería su madre, y con hermanos que no eran de su misma sangre.

Si pensaba demasiado, la espiral de pensamientos volvería y entonces no pararía.

"Así que no tengo ningún titulo." Musitó Draco finalmente, plano. "Sólo soy el vientre que le da calor a los cachorros, ¿no?"

"Ellos te quieren."

"La sangre va antes." Dijo. "Según ellos."

Se quedaron callados unos segundos, no fue un silencio incómodo. Draco se mantuvo sumido en sus pensamientos, y Rob también lo hizo.

"¿Mis hijos tampoco me pertenecen plenamente?"

Rob se frotó las manos y se removió en su sitio.

"No." Confesó después. "La verdad es que no."

"Ya." Draco alzó las cejas y suspiró. "No sé por qué, pero tuve el presentimiento de que sería así."

"Lo siento."

"¿Por qué?" Cuestionó Draco.

"Me gustaría decirte algo para poder alegrarte, o al menos para que esta mierda de ley no te afecte tanto." Admitió el alfa. "Te diría que no te preocuparas, pero los dos sabemos que eso es imposible. Creo que lo mejor es recurrir al 'Lo siento', es sincero y transmites tu simpatía."

"Es duro saber que estás gestando hijos, pero que no van a ser tuyos. Y que si mueres, te los van a quitar." Draco se removió en su sitio, se sentó más cerca de Rob en la cama, y Rob le pasó un brazo por sus estrechos hombros. Draco apoyó su cabeza en el pecho de su mejor amigo. "Como si fueran una propiedad, o un objeto."

"Lo siento." Volvió a repetir Rob.

"Deja de decirme eso, eres el que mejor me trata." Draco frotó su mejilla en el pecho de Rob, el olor a jazmín floreció e impregnó la sala. Draco se llenó los pulmones de jazmines. "Me duele pensar que ven a mis hijos de esa manera, que todos lo ven así."

"Si fueran mis hijos, también me dolería." Murmuró el médico. "No debería haberte contado nada de esto."

"Sí que debías hacerlo, en el fondo lo sabes." Le respondió Draco. "Gracias por contármelo."

Rob había presionado un beso en la frente de Draco, a Draco le hizo cosquillas la barba apenas crecida del alfa. Prefirieron recurrir al silencio.

(...)

Harry estaba firmando tratados cuando Draco entró. El alfa los leía con tranquilidad, lo mantenían ocupado y eso evitaba que pensara que su omega no lo quería cerca.

Cuando oyó la puerta abrirse de golpe se sorprendió, cuando vio a su omega caminando hacia él se desconcertó. Dejó la tinta a un lado, y miró a Draco con genuina sorpresa.

"Mi luna." Murmuró Harry.

"Quiero tomar decisiones en esta tribu." Indicó el omega muy firmemente. Se quedó delante del escritorio de su alfa, lo miró a los ojos directamente y continuó. "Quiero ganarme mi lugar en esta tribu, quiero que el pueblo también me reconozca a mí."

"El pueblo ya te reconoce." Dijo Harry, que estaba sumamente sorprendido y desconcertado por el repentino cambio de actitud. Draco pasaba horas solo en su habitación y Harry apenas podía sacarle una mísera palabra. "Cariño, eres mi omega."

"Yo no quiero ser sólo el omega del alfa." Expresó, y alzó sus brazos a ambos costados con exasperación. "Harry, ¿piensas que me hacía feliz estar encerrado al principio del embarazo? Quiero ser independiente, quiero tomar mis propias decisiones y no quiero depender de ti para todo. Quiero poder comprarme un maldito pañuelo y no necesitar pedirte dinero."

"¿Por qué ibas a necesitar un pañuelo?" Inquirió su alfa. "Draco, ya tienes muchos pañuelos aquí. Soy tu alfa, cualquier cosa que necesitas puedo comprártela y—."

"¡De eso se trata!" Exclamó. "Harry, tengo buenas ideas. Sé que piensas que mi manada es primitiva, pero allí aprendí muchas cosas. Por ejemplo, montar a caballo. ¿Sabes que es mucho más eficaz ir a caballo? Puedes cargar cosas en el caballo y viajar, tal vez tardas más pero es mejor que ir transformado. Aprendí a montar a caballo a los trece, llevo aprendiendo a hacerlo desde toda la vida."

"Draco." Pidió Harry, y suspiró y se masajeó las sienes con los dedos.

"Guarderías para cachorros. Creo que aquí no hay." Dijo Draco, y el omega comenzó a emocionarse al enumerar las ideas. "Los niños juegan aquí a lo salvaje y eso es muy poco prudente, en una guardería las omegas cuidan a los cachorros pequeños y todos juegan con todos. ¿No es maravilloso? Fomenta las amistades y los cachorros socializan desde pequeños."

"Draco, para."

"¡Y la medicina! Harry, me gustaría dedicarme a esto. Durante toda mi vida me han puesto a coser, a tejer y a cantar para ser una buena madre, pero lo mío no es tejer ni coser. Rob me hizo darme cuenta de que esto no es lo que realmente quiero." Le dolió volver a hablar de su amigo, pero también se sintió orgulloso. "Podría curar a tantas personas—."

"Draco, he dicho que ya basta." Harry alzó la voz, y Draco se quedó callado. Miró fijamente a su alfa, y Harry parecía verdaderamente nervioso.

Nunca había esperado que su alfa lo mandase a callar de esa manera, ni siquiera su padre le había hablado de esa forma alguna vez. Se llevó las manos a su vientre, y se tragó sus palabras.

"Draco yo no—." Harry titubeó. Bufó frustrado y se pasó una mano por la boca. "Draco, no puedes hacer eso."

"¿Por qué?" Espetó Draco.

"Un omega nunca ha gobernado." Dijo Harry. "Ni ha gobernado solo ni al lado de su alfa. Sé que no te parece bien, pero mi familia lleva haciendo esto desde hace diez generaciones y..."

"Te equivocas."

Harry lo miró sorprendido, y genuinamente ofendido. Iba con su cabello atado, y Draco supuso que no había dormido muy bien porque estaba de muy mal humor y tenía los ojos un poco hundidos por el cansancio.

"¿Qué?" Cuestionó, porque deseó haber oído mal.

"Te equivocas." Volvió a decir Draco, y respiró hondo, apretó sus pequeñas manos en puños y frunció sus labios indignados. "Tu tatarabuela gobernó, y era una omega. No intentes taparla de tu árbol genealógico, sin ella no estarías aquí."

"Cariño."

"¡No!" Gritó Draco, y Harry se calló. "Estoy tan harto de todo esto, de todo este absurdo control. No quieres que me encierre en mi habitación cuando mi hermano ha muerto, pero tampoco quieres que salga solo. ¡Me dices que si necesito cualquier cosa te lo pida, y te pedí visitar a mi familia! ¿Y qué hiciste tú? ¡Me gritaste, me insultaste, me dijiste que mi línea de sangre era una mierda, insinuaste que toda mi familia era una basura sólo porque mi hermano fue un capullo!" Las lágrimas se le sobresaltaron, y sollozó. "¡Mis padres están muertos y ni siquiera te importó decir que toda mi manada no es más que mierda que no merece ser reconocida!"

"Draco, por favor..."

"¡Cállate!" Sollozó, y se pasó las manos por la cara. Se sentía agobiado, y empezó a rondar por la habitación. "Ni siquiera aquí me siento a salvo, me siento perdido. Estoy llevando a tus hijos y creía conocerte bien, ¡pero ni siquiera me di cuenta de que no sé nada de ti! Creía que conocía al hombre del que estaba enamorado, y no es así. ¡Ni siquiera me conoces, no tienes ni la más mínima idea!"

Los labios de Harry temblaron, la voz murió en la garganta del alfa. Harry no se descompuso, y Draco estaba demasiado ocupado estando furioso como para ver que aquello estaba afectándole.

"Te equivocas, te conozco." Le dijo Harry miserablemente.

"No es verdad." Lloró Draco, y miró a Harry con tristeza. Frunció sus labios, y se intentó secar las lágrimas con las manos, pero fue inútil. "Sabes que no es verdad. La única persona que me conocía está muerta, y se está pudriendo en el puto suelo. Así que por favor, si vas a mentirme sobre algo, que no sea diciéndome que me conoces."

"Te quiero." Murmuró Harry, y Draco no le creyó. "Draco, por favor. Sabes que te quiero." Se levantó de su silla y rodeó el escritorio para acercarse a Draco. "Perdóname, no quería decir eso. Eres mi omega, te quiero y vamos a tener hijos. No me importa de dónde vengas, ni de qué sangre seas. Estaba furioso, ni siquiera pensé en..."

"Mentira, mentira." Draco sorbió su nariz. "No haces más que decirme mentiras. Cállate."

"Yo no te miento." Suplicó Harry.

"Me dijiste que no te importaba la casta de nuestros hijos." Draco lo miró a los ojos. "Me dijiste que querías tener un cachorro omega conmigo, pero sus hermanos serían los que liderarían, ¿no? Aunque él o ella nazca antes que cualquiera de sus hermanos. Eres un mentiroso."

"No sabes la de cosas que he hecho por ti, ¿de verdad crees que las habría hecho si no te quisiera?" Espetó. "Draco, si tuviéramos un hijo o una hija omega..."

La puerta volvió a abrirse, y Blaise traía consigo unos tratados más. Al verlo, Draco sintió más ira, Blaise lo notó.

"Lo siento, no sabía que..." Balbuceó.

Harry agarró a Draco de la cintura, y el omega se irritó aún más. Se removió y pataleó, pero su alfa lo sostuvo contra él y sólo lo miró a los ojos a él. Draco también lo miró, irradiaba un fuerte olor a omega en cinta furioso.

"Déjanos un momento." Ordenó Harry con voz clara, y una parte de Draco sintió un cosquilleo.

"Pero Líder, los tratados..."

"Déjanos." Gruñó, y Draco había olvidado cómo se sentía cuando Harry lo agarraba de esa manera y lo presionaba contra su cuerpo sin hacerle daño.

Blaise los dejó, y Harry y Draco se quedaron otra vez a solas.

"Déjame." Murmuró Draco, su voz tembló un poco.

"Draco, mírame." Le pidió, porque Draco había bajado su mirada. "Mi luna, por favor."

Draco lo hizo.

"Yo te quiero a ti." Le dijo Harry. "Y si lo dudas es porque ahora eres vulnerable y tu cabeza está hecha un lío, pero en el fondo sabes que te quiero y que estoy enamorado de ti. Toda esta situación te está volviendo loco, y una de las razones por las que no quiero que te encierres en ti mismo es para evitar eso."

Harry estiró un brazo, y agarró uno de los tratados. Se lo enseñó a Draco, y Draco lo miró.

"No sé leer noruego." Murmuró.

Harry lo miró a él, después al tratado.

"Es una nueva ley." Explicó. "Aquel que sea el primogénito del Líder, sea omega, alfa o beta, podrá gobernar. No se buscará otro candidato en la familia, y si el Líder muere y el primogénito es menor de veinte, entonces su pareja gobernará por él o ella." Harry miró a su omega brevemente. "Ningún hijo mío omega se quedará sin gobernar, mi luna. No si el sitio le pertenece."

El omega miró a su alfa con sorpresa e incredulidad. Tomó el tratado de las manos de su alfa, y lo miró.

La firma estaba ahí, el elegante nombre de Harry en cursiva y en tinta resaltaba.

"Como el gobierno de tu tatarabuela." Murmuró Draco.

"Pero mejor." Asintió. Su pulgar acarició la cintura de Draco. "Te dije que no me importaba la casta de nuestros cachorros. La ley ha tardado en salir, es... difícil imponer una ley que contradice el mandato de generaciones y recibir el visto bueno de otras manadas."

"Harry, esto es..." Draco sonrió, y quiso llorar.

"Lo que tú querías." Harry besó la frente de Draco, y después sus labios. "El pueblo me sirve a mí, pero yo te sirvo a ti."

Los labios de Draco temblaron.

"No sé qué decir." Lloriqueó. "Es genial." Reconoció.

"Siento no poder hacer que lideres todo esto conmigo." Murmuró. "Pero ni mis hermanos pueden, tienes que entenderlo."

Draco lo supo entonces, Harry había hecho un trabajo espléndido, no iba a exigirle más.

"Lo has hecho por nuestros cachorros."

"Lo sois todo para mí." Harry le besó la nariz, y Draco sonrió más y arrugó su pequeña nariz de botón. "Lo he hecho por vosotros."

"Pero quiero que me escuches." Impuso Draco, y Harry asintió. "Si vas a... si vas a decidir algo quiero que me lo consultes. Y siempre escucharás mi opinión."

"Por supuesto."

"Y también se lo debes decir a Evans y a James." Draco vaciló. "Seríamos como un Parlamento."

Harry sonrió.

"De acuerdo." Accedió de nuevo.

"Y no quiero que a mis hijos los críe Erika." Draco frunció los labios. "Ni nadie. Y les doy el pecho yo."

"Cariño, tendremos una camada." Murmuró Harry con cuidado. "¿Estás seguro de que no quieres ayuda?"

"Somos cuatro." Draco frunció el ceño. "Ya somos suficientes. Si metemos más gente, esto terminará siendo un circo y no una casa."

"Bien."

"Y Snow necesita una jaula más grande."

"Me parece que estás pidiendo demasiadas cosas, mi luna." Harry sonrió con diversión. "Me exiges mucho y no me das nada a cambio. Deberías pedírmelo."

"Hazme rogar." Lo retó Draco.

"Tal vez lo haga." Harry alzó sus cejas y sonrió.

Draco tarareó y lo meditó.

"Será más tarde, ahora resulta que tienes un papel que ejercer."

Harry gimió disgustado.

"Las reuniones son aburridas." Refunfuñó, y sus manos bajaron hasta las caderas de Draco. "Quédate conmigo, así estás presente en las reuniones."

El rostro de su omega se iluminó de ilusión.

"¿Hablas en serio?" Preguntó con entusiasmo, después se apagó la esperanza. "Pero no tengo un sitio en la reunión."

"Tu sitio está a mi lado." Lo tranquilizó Harry. "Te sentarás en mi regazo, es incluso más exclusivo que un lugar en la reunión. De hecho, es tan exclusivo que es tu asiento personal, nadie más puede sentarse."

Draco sonrió.

"Olvidaba cómo se sentía esto."

"¿El qué?"

"Ser cuidado por ti de esta manera." Draco sintió que las manos de Harry le acariciaron la cintura. "Siento haberme encerrado tantísimo tiempo en mí mismo."

"No fuimos muy empáticos." Confesó Harry. "Yo también lo siento"

Harry se inclinó cuando Draco tiró de sus hombros para darle dos besitos.

"¿De qué se va a hablar en la reunión?" Se interesó.

"Agricultura."

Draco sonrió emocionado, soltó un pequeño chillido de emoción. A Harry le hizo feliz ver a su omega de vuelta, o al menos ver que Draco salía adelante poco a poco.

"Te quiero, Draco." Le dijo Harry, y Draco volvió a sentir las mariposas en su estómago.

"Te quiero, Harry." Murmuró Draco, y jugó con la bufanda de Harry. "Me gusta cuando me dices te quiero."

(...)

El embarazo de Draco le impedía poder vestirse como antes lo hacía.

Antes usaba jerséis y pantalones estrechos de lana, incluso antes podía usar un calzado cerrado y estaba muy cómodo. Ahora su vientre exigía espacio y comodidad, y sus tobillos estaban tan hinchados que le parecían globos.

Se miró al espejo de cuerpo completo, era de noche. El camisón era blanco y muy suave, le llegaba hasta los tobillos y tenía encaje. Las mangas del camisón le escondían las manos y se sentía como si estuviera nadando dentro, era muy cómodo, Pansy había hecho un trabajo excelente.

Se llevó las manos a su vientre, y se puso de perfil para mirarse. Su vientre era enorme, odiaba verse tan gordo.

Vacilante, agarró uno de las almohadas pequeñas de su nido. No era del tamaño de un cachorro, pero serviría para practicar al menos. Tumbó a la almohada y la arrulló en sus brazos como si se tratase de un cachorro. Le costó encontrar una postura que fuera cómoda para él, pero lo logró.

Se volvió a mirar en el espejo, y se sintió ridículo. Su mirada se desvió hacia el pequeño calendario, sus cachorros nacerían a mediados de noviembre. Era un mes demasiado frío, y ya estaban en septiembre.

Le aterraba el parto, no se lo había dicho a nadie más que a Rob, pero le aterraba. Las omegas solían describirlo como algo desgarrador y mortal, muchos morían en el parto; a veces sobrevivía el cachorro, a veces morían los dos.

Oyó pasos detrás de él, y no necesitó girarse para saber quién era. Una de las manos de Harry se quedó en la parte baja de su espalda, la otra fue al redondo vientre del omega. Draco no lo miró, los miró a los dos en el reflejo del espejo. Draco había dejado de acunar a la almohada en sus brazos, ahora simplemente la agarraba.

Su gran alfa se quedó a su lado, y Draco apoyó su cabeza en su brazo. Harry era inmensamente grande, y Draco era pequeño.

"La verdad es que me da miedo." El acento de Harry, ese que lo delataba como nórdico, siempre estaba ahí. "Mucho miedo."

Draco no dijo nada, la mano de Harry acarició la barriga de de Draco.

"Ojalá pudiera soportar el parto por ti." Admitió Harry. "Pero no puedo."

"Ya."

"Si es necesario, traeremos a un médico desde la otra punta del mundo." Le juró Harry con seriedad. "No pienso dejar que nada te pase."

"Me gustaría hablar sobre eso." Dijo Draco. "Sobre lo que pasaría."

"Mi luna..."

"Si muero, no quiero que ninguna omega le haga creer a mis hijos que ella es su madre." Aclaró Draco con firmeza, y miró a Harry. "Si te enlazas con otra omega, no dejaré que ella tape mi nombre. Les hablarás a mis cachorros de mí, y le dirás que su madre fue quien decidió sus nombres."

"No pienso enlazarme con cualquier otro omega." Harry frunció el ceño. "Mucho menos en tu muerte. Ningún hijo más pisará esta cabaña, a no ser que sean nuestros."

"Haremos un tratado." Espetó Draco, y la voz le tembló un poco. "Dejaré los nombres que quiero en caso de que algo salga mal, os permito nombrar a uno si no os gusta ningún nombre, pero el nombre de Rob debe ir en uno de mis cachorros. Firmaré y firmaréis los tres. Quiero que la sangre de mis cachorros sea reconocida, son Potter, pero también tienen sangre de mi manada."

Harry no dijo nada, pareció absolutamente de acuerdo con todo, pero dolido con la posibilidad de que ese tratado fuera necesario en algún futuro.

"Acepto que debas de enlazarte con otra persona porque así lo dicta tu deber." El omega titubeó. "Nuestros cachorros merecen saber las cosas, háblales de tu familia y el linaje, pero hazles saber cómo cambiaste las normas por ellos. Y tienes que cuidar a Snow por mí." Los labios le temblaron, así que los frunció unos segundos. "Pero cuídalo como a un hijo. Necesita ser mimado y atendido, le gusta que le acaricien las orejas y..."

Harry lo abrazó, y Draco también lo hizo, aunque se sorprendió. Sintió que su alfa estaba desprendiendo un olor agrio, y sabía que Harry no era consciente. Lo sintió olisquearlo, pero supo que lo hacía para nada.

"Es un instinto, ¿sabes?" La voz de Harry salió frágil. "Olerte. No puedo hacerlo, pero cada vez que me siento mal siento la necesidad de hacerlo. Y me siento horrible, porque no soy capaz de oler nada."

Los ojos de Harry estaban aguados, y el alfa frunció sus labios.

"Por favor, deja de hablar de esa manera." Pidió miserablemente. "Porque si ni siquiera puedo olerte, ¿quién me va a describir a lo que huelen mis cachorros? Nadie podrá describirme a lo que huele mi cachorro, porque tú eres su madre y tú mejor que nadie los vas a reconocer."

"Harry..."

"Por favor, deja de hablar de esa manera." Insistió, y su voz estaba más rota. "Por favor."

"Vale." Murmuró Draco para calmarlo. "Lo siento."

"Bien."

"Bien."

"Bien." Repitió Harry, y le besó la cabeza a Draco. "Bien."

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