Stupid Wife

By luimeliamoments

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¿Te has imaginado casada con alguien que nunca soportaste en la vida? Luisita también lo había imaginado, sin... More

Prólogo.
Capítulo 1. ¿Qué?
Capítulo 2. Volver a la vida.
Capítulo 3. Algunos vídeos.
Capítulo 4. Mi hijo.
Capítulo 5. ¿Un sueño o....?
Capítulo 6. Ella es mi problema.
Capítulo 7. Deseos.
Capítulo 8. Ella me dejará ir.
Capítulo 9. Aniversario.
Capítulo 10. Empezar de nuevo.
Capítulo 11. Siempre que quieras.
Capítulo 12. Ella es increíble.
Capítulo 13. Esposa.
Capítulo 14. Día de nieve.
Capítulo 15. Tentación.
Capítulo 16. Solo un poco de tu corazón.
Capítulo 17. Me gusta cuando me llamas cariño.
Capítulo 18. ¡Esta loca!
Capitulo 19. Clases de conducir.
Capítulo 21. Something.
Capítulo 22. No me dejes.
Capítulo 23. Todo va a estar bien.
Capítulo 24. Déjame abrazarte.
Capítulo 25. Feliz navidad.
Capítulo 26. Todo lo que ella quiera.
Capítulo 27 - Better than a princess, more than a queen.
Capítulo 28 - Everything.
Capítulo 29 - En mi lugar.
Capítulo 30 - Una oportunidad.
Capítulo 31. Confianza y actitud.
Capítulo 32. ¿Dónde estoy?
Capítulo 33. Esta es mi realidad.
Capítulo 34. Nada supera.
Capítulo 35. Soy tu regalo.
Capítulo 36. Felicidad indefinida.
Capítulo 37. Pequeña estrella.
Capítulo 38. Recuerdos.
Capítulo 39. Destiny.
Epílogo I
Epílogo II
Especial Destiny

Capítulo 20. Mi Ame...

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By luimeliamoments

Martes – 2 de Diciembre de 2022

Estoy en el consultorio de la Dra. Rocío, Amelia hoy no pudo traerme, tenía algo que ver en su estudio. Louis fue a pasar el día a la casa de Marina, Toni quería pasar el día con él según mi mejor amiga.

Hablando del estudio de Amelia, tengo que recordar pedirle que me lleve, tengo curiosidad en conocer su ambiente de trabajo. Pero volviendo a la consulta, estaba sola, sí, es un progreso. No totalmente ya que vine en taxi, y bien, Amelia me dio la dirección. Pero ya es algo, ¿verdad?

- Y entonces Luisita, ¿cómo van las cosas? - la Dra. Rocío pregunta al sentarse en la silla junto a mí, tiene aquella enorme sonrisa, sentada de piernas cruzadas y su portapapeles en su regazo.

Una cosa a la que me estoy acostumbrando es a esa sonrisa, Amelia no ha venido hoy y sin embargo no deja de sonreír. Tal vez le gusta desfilar con esos dientes blancos alrededor, si la ven ella siempre está muy feliz. O tal vez demasiado triste, quien sabe.

- ¿En el sentido general? - pregunto y ella siente, poniéndose las gafas. Respiro profundo, las imágenes del fin de semana comienzan a pasar en mi mente y aparece una gran sonrisa en mis labios. Eso no paso desapercibido por la doctora - Esta cada vez mejor.

- ¿Y esa enorme sonrisa? - ella baja la cabeza y me mira sobre las gafas, mi rostro comienza a ruborizarse y la Dra. Rocío suelta una risita.

- Es que... Todo parece estar mejorando.

- Me doy cuenta - comenta sonriendo. Sonrío de nuevo - ¿Y las cosas con Amelia? ¿También están mejor?

Como si aún fuese posible, mi sonrisa se ensancha aún más. ¿Cómo recordarla sin dejar de sonreír? Estoy impresionada de sentirme tan bien en relación a Amelia con tan poco tiempo de vivir juntas, civilizadamente hablando. Es sólo... Vivir con ella es tan fácil.

- Ella es la razón de está sonrisa - me encuentro diciendo sin siquiera pensarlo.

El rostro de la Dra. Rocío se torna sorprendida al oírme decir aquello, la última vez que nos vimos a mí todavía no me gustaba mucho la presencia de Amelia. Es curioso como las cosas pueden cambiar de una noche, o algunas noches. ¿No es así?

- ¿Entonces se están llevando bien ahora? - afirmo frenéticamente con la cabeza - Eso está muy bien, muy bien.

- Fuimos a pasar el fin de semana con sus padres.

- ¿Y cómo fue?

- Increíble - comienzo a recordar nuestro tiempo juntas en nuestra casa del árbol. Sí, nuestra. A pesar de que no recuerdo aquel lugar, esa casa ya se gano un espacio enorme en mi vida - Ella me llevo a un sitio muy especial para las dos, es tan hermoso - suspiro de manera tonta, una pequeña sonrisa en mis labios - Nos besamos.

- ¿Y cómo fue?

- No podría haber pedido un primer beso mejor que aquel.

Y realmente no podía.

//

Después de la consulta con la Dra. Rocío, me despedí de ella y llamé al mismo taxista que Amelia me dio el número, ella dijo que era extremadamente fiable y que siempre lo llame cuando sea necesario. Su nombre es Ronald, es un señor agradable. Y hablando de Amelia mi móvil me avisa de su llamada.

- ¿Si?

- ¿Cariño? Eh... ¿Ha terminado la consulta?

- Sí, acabo de salir de su oficina - salgo del elevador y camino por el hall del edificio - Estoy fuera del edificio ahora.

- ¿Fue todo bien? ¿Conseguiste llegar a tiempo?

- Sí, fue todo genial. Y si lo conseguí, no fue tan difícil.

La oigo suspirar del otro lado. Me gusta esa preocupación que tiene conmigo, sé que es grande debido a mi pérdida de memoria. Pero a Amelia parece que le gusta cuidar de las personas que quiere.

- Bueno... ¿Quieres que vaya por ti?

- No es necesario, Ronald dijo que estaría aquí en unos minutos.

- ¿Estás segura?

- Sí, Ame. No necesitas preocuparte - oigo algunas voces del otro lado de la línea - ¿Has comido algo? Es casi la hora de almorzar.

- Comí una manzana hace algunos minutitos, dentro de poco iré a almorzar con Natalia - nos quedamos en silencio durante unos segundos - Me gustaría almorzar contigo, me gusta más tu comida que la del restaurante de aquí cerca.

- Mmm... En la noche preparare algo para ti, ¿alguna cosa en especial? - al mirar a mi izquierda veo el taxi del Sr. Ronald estacionarse cerca de mí, asiento con la cabeza hacia él y camino a su dirección.

- Cualquier cosa, cariño.

¿Por qué esté tonto corazón se acelera cuando me llama así?

- ¿Hola? ¿Luisita?

- Aqui estoy. Perdón es que justo había llegado el taxi - entro y el Sr. Ronald, me sonríe y espera a que cierre la puerta para irnos.

- Háblame que te echo de menos... mucho.

Su voz suena demasiado ronca, por lo que todo dentro de mí se derrite, hipotéticamente hablando. Es como si todos mis órganos entraran en algún tipo de colapso, o algo así. Es sólo una sensación nueva, o único sentimiento fuerte que he tenido en la vida antes de que todo esto ocurriera, fue la pequeña pasión platónica que tuve por Alexandra, pero por Amelia... Las cosas son completamente diferentes.

Es intenso... real, demasiado real.

- También te echo de menos Ame.

Y lo hago... Especialmente echo de menos sus caricias.

//

Estaba terminando de preparar la cena cuando escuche que se abría la puerta principal, luego las voces animadas de Louis y Amelia se escuchan en el ambiente silencioso. Todo mejora con los dos estando en la casa, sola aquí el día entero me siento deprimida.

Continuó agitando a fuego lento para que no se pase. Durante la tarde estuve pensando que preparar para la cena y decidí hacer Gazpacho andaluz.

- Mmm... Huele maravilloso - escucho la voz de Amelia en la cocina, continuó concentrada en lo que estoy haciendo.

Sus pasos se escuchan más cerca y después siento su presencia detrás de mí. ¿Cómo puedo sentir el calor que emana de ella sin ni siquiera tocarme?

- ¿Estás haciendo Gazpacho?

- Hmmm.

- Oh, Dios mío, eres la mejor - coloca sus manos en mi cintura y su vientre queda en mi trasero, antes de que tenga cualquier tipo de reacción la siento besar mi nuca, que está expuesto por la cola de caballo que me hice.

Una corriente eléctrica desciende por mi espalda, erizando el vello de mis brazos. Siento el aire caliente de su boca en mi piel.

¿Por qué tengo la impresión de que ella está sonriendo?

- Ve-ve a lavarte las manos, o tomar una ducha. No sé...  - pido casi desesperada.

Amelia suelta una risita al notar lo nerviosa que me dejo un simple beso. Pongo los ojos, tratando de mantenerme enfocada en lo que estoy haciendo. Finalmente me suelta y casi celebro y agradezco. Es un poco difícil pensar con claridad con esa mujer tan cerca de mí.

- Ya vuelvo - la oigo decir y luego sale de la cocina.

Suspiro aliviada por finalmente estar libre de aquella tentación en persona. Libre por ahora... Pero al menos puedo respirar.

Durante la cena Louis me cuenta como fue pasar la tarde con Toni, él dijo que lo paso jugando videojuegos y fútbol con Ian. Me la pase prácticamente todo el tiempo sonriendo, es tan bueno verlo todo feliz. A veces sólo quiero mirarlo, todavía no recuerdo la sensación de cargarlo dentro de mí, pero tenemos una conexión fuerte.

Sólo quiero recordar todo, ¿entienden? Saber cómo me sentí cuando lo tuve en mis brazos por primera vez, como fue que Amelia reacciono cuando lo vio, como lo hicimos durante su período de recién nacido. Quiero recordar todo.

//

Después de la cena, fuimos a la sala, por insistencia de Amelia, quien insistió en que viéramos una película de animación: Mi villano favorito, sinceramente no recuerdo haberla visto pero Amelia me aseguro que es divertida.

Estamos los tres tumbados en el sofá, por alguna razón del destino no sabía que se abría y se convertía en un sofá cama. Louis está entre nosotras, su cabeza descansa en la barriga de Amelia, que acaricia sus cabellos rubios. Ni siquiera le prestó atención a la película, prefiero entretenerme viendo a los dos. Me gusta esto, me gusta mucho.

Siempre me imagine tener una familia cuando creciera, tener por lo menos un par de niños y una esposa bonita. Bueno, todavía no tengo un par de niños, pero ¿quién sabe de aquí a un tiempo?

- Mamá, ¿podemos ver la película de Capitán América después? - escucho que le pregunta a Amelia.

- Por supuesto pequeño.

Una enorme sonrisa aparece en mis labios. De repente me siento orgullosa. Sí, orgullosa. Orgullosa de mi familia, de tener todo lo que quería. Una esposa que descubrí, y continuó descubriendo que es increíble, un hijo increíble. Una casa maravillosa, una vida estable. Tengo todo eso, con Amelia obviamente.

No recuerdo como logré tener todo eso, pero eso es un mero detalles por sobre todas las cosas buenas. Si por alguna razón esta es una segunda oportunidad debo aprovechar todo lo que tengo, no lo desperdiciare.

Después de la película de animación, a la cual no preste ninguna atención alguna ya que sólo continué observando la interacción de los dos a mi lado, Amelia se levanto para colocar la película que Louis pidió.

Ambos parecían muy contentos de ver esa película. De vez en cuando pienso que, Amelia y Louis terminan teniendo la misma edad. Confieso que es precioso ver cuando cambia cuando está con nuestro hijo.

Nuestro hijo... Eso es tan sorprendente.

//

- ¿Vas a dormir ahora? - Amelia pregunta cuando se pone de pie, se agacha para recoger a Louis que está dormido profundamente todo acurrucado en el sofá. Es una miniatura de ella.

- Todavía no tengo sueño.

- Esta bien - carga al pequeño y se pega a su cuerpo - ¿Puedo bajar a ver la televisión contigo después de que lo ponga en la cama?

Le sonrío, es lindo verla de manera tímida. Es decir, de vez en cuando veo reflejos de la Amelia antigua. Principalmente ahora que ella insiste en lanzarme miradas fugares, y toques inesperados un tanto atrevidos. Y la he pillado varias veces mirando mi culo.

Navego por los canales mientras espero a que Amelia vuelva. Unos minutos después oigo pasos en la escalera, en cuestión de segundos ella pasa frente a mí y se sienta a mi lado en el sofá. La miro.

- ¿Qué vamos a ver? - pregunto volviendo a mirar la televisión. No hay nada interesante que me llame la atención.

- Lo que sea, siempre y cuando me quede aquí a tu lado, por mí lo que sea.

Increíblemente como mis mejillas comienzan a calentarse. ¿Por qué tengo que ser tan... Yo en esos momentos? Sólo quiero no sentirme de esa forma a su alrededor. Tan... idiota. Parezco una adolescente enamorada por primera vez.

- ¿Entonces podemos sólo... conversar?

- Puede ser - dice y apago la televisión. Me siento mejor en el sofá, me giro de lado para mirarla. Ella hace lo mismo, su cabeza apoyada en su brazo - Dime ¿cómo fue la consulta de hoy? - pregunta y tomo un respiro antes de comenzar a contarle sobre la consulta, no omito ningún detalle, ni siquiera el hecho de que ella ha sido asunto en la consulta.

Amelia parecía gustarle bastante oír todo aquello ya que no paraba de sonreír. Después que termine de contarle sobre mi emocionante día, es su turno de contar sobre el suyo. Escucho atentamente, admito que me distraje diversas veces por quedarme observando su rostro, sus expresiones y principalmente su forma linda de no conseguir hablar sin gesticular. En serio, ella mueve sus manos todo el tiempo. Pero es adorable, así como ella.

Joder, me volvi una tonta sentimental.

Amelia y yo estamos recordando los viejos tiempos. Hablamos de todo y nada al mismo tiempo, a veces divagamos juntas. Pero estamos riéndonos mucho. Es bueno hablar del pasado, incluso si es un poco extraño para mí ya que técnicamente el pasado es mi presente, mi mente estaba en blanco.

Confuso, ¿no es así? Lo sé.

- Ah, Luisi... Aquellos tiempos eran muy divertidos y más ver tu cara cuando te llama rubita.

- ¿Sabías que odiaba que me dijeras así?

- ¿En serio? - ella deja de reír y me mira inquisitivamente.

- Cuando me llamabas así antes, yo... - me da un poco de risa - Sentía ganas de matarte.

Y era cierto, cuando caminaba en la escuela y escuchaba a Amelia llamarme rubita, cerraba los ojos pidiendo morir.

- ¿De verdad?

- Sí, siempre parecías estar burlándote. Pero confieso que ahora me gusta mucho más cuando me llamas Luisi... Es lindo.

Su rostro se vuelve a iluminar y aparece una enorme sonrisa en sus labios.

- Me gusta llamarte así.

- Me gusta como suena viniendo de ti - digo con una sonrisa en los labios, ell también sonríe.

- Luisi.. - susurra con aquella maldita voz ronca que estremece a cualquier persona a metros de distancia.

La miro y suspiro, encantada con la sonrisa que me regala.

- Ame..  - le devuelvo.

- ¿Sabias que al inicio de nuestra relacion me llamabas así?

- ¿De verdad?

- Hmmm..  me sentía unica cada vez que me llamabas Ame, así, de esa forma - revela sonriendo.

Ahora entiendo su reacción cuando hace unos días la llame así.

- ¿Y por qué deje de hacerlo?

Ella sonríe aun más y baja su cabeza. Sus mejillas comienzan a adquirir un tono rojo.

- Supongo que fue porque comenzaste a llamarme amor - juega con sus dedos, y ahora soy yo la que siente que mis mejillas estan adquiriendo el mismo color que las de ella.

- Ame yo....

- No pasa Luisi, de verdad. Siendo sincerada prefiero que me digas Ame, es único y exclusivo y suena jodidamente bien viniendo de ti.

Tal vez por la animación del momento, o simplemente el hecho de que su sonrisa me encanta, por alguna razón voy a parar a su regazo, con las rodillas apoyadas en el sofá al lado de sus muslos.

Amelia toma mi cintura y delicadamente nos besamos, ella acaricia mi cadera mientras yo tomo su nuca acariciando sus rizos. Me gusta eso, me gusta tirar de sus rizos y sentirla suspirar en mi boca, como si pidiera más.

Nos quedamos en ese beso durante un buen tiempo, al final sonreímos en medio de él, de vez en cuando ella muerde mi labio inferior, chupándolo.

- Mi Ame...

- Mi Luisi... - ella susurra a través de un jadeo antes de volverme a besar.

Siento su corazón latiendo en su pecho. Soy de ella, completamente de ella.

Nos miramos, acaricio su cuello lentamente. Amelia levanta las manos un poco más arriba, tirándome hacia ella y dejándome en una posición más cómoda en su regazo. Tal vez yo creo que vamos demasiado rápido, eso sería obvio si fuéramos dos adolescentes todavía, pero técnicamente somos adultas y casadas. Por lo tanto no hay ningún problema, ¿cierto?

También porque a Amelia parece gustarme bastante estos momentos, principalmente cuando estoy en su regazo.

- Amelia, ¿dónde están las fotos de nuestra boda?

Amelia se toma unos segundos para volver a la realidad, su ceño fruncido se va relajando poco a poco.

- Allí, en el mueble de la televisión - apunta para un lado, acompañado con su mirada - ¿Quieres verlas?

- Sí - es posible notar la emoción en mi voz, Amelia sonríe enorme y sella nuestro labios.

Suavemente ella asegura mi cintura y me pone en el sofá, se arrastra hacia adelante y se levanta. Me recuesto en el sofá y la observo. Amelia se arrodilla en el suelo y arrastra una pequeña puerta del mueble, en cuestión de segundos la cierra de nuevo y se levanta. Cuando se da la vuelta hacia mí, puedo ver el álbum con la portada marrón claro en sus manos.

- Aquí, cariño - me extiende el álbum y se sienta a mi lado - ¿Sabías que tuvimos una pequeña discusión en nuestra fiesta de boda?

- ¿En serio?

- Sí - tan pronto como abro el álbum puedo ver nuestros nombres bordado en letras bonitas. Paso el dedo por encima, sintiendo la textura - Yo quería tomar algunas fotos de la fiesta y tú no me querías soltar, me dijiste que teníamos que estar juntas.

- Bueno... ¿Y no era verdad? - rebato rápidamente y Amelia suelta una risita torpe, la miro de soslayo y se encoge de hombros. Niego con la cabeza, con una sonrisa en los labios.

Una cosa que siempre supe de ella era la pasión que tenia por la fotografía. Y admito que siempre fue buena con eso. Las mejores fotos de nuestros bailes y fiestas conmemorativas en la escuela, eran todas merito de ella.

- Sí, era... Pero tenía miedo de que el fotógrafo que contrastaste no hiciera un buen trabajo.

- Déjame adivinar, ¿estuviste encima de él dándole consejos?

- ¿Soy tan predecible? - finge un tono de indignación mientras observo la primera foto. Amelia y yo estamos al lado de la otra, con las caras pegadas y sonrisas enormes en nuestros labios.

Nuestra felicidad está estampada en nuestra mirada, obviamente me casé con ella estando por de más enamorada.

- Me gusta esta foto - señalo la segunda. En ella, Amelia y yo estamos de pie, ella toma mi cintura y me mira sonriendo, mientras yo tenía la cabeza echada hacia atrás y parecía estar riendo de algo que ella dijo.

- Esa siempre fue tu favorita - ella dijo, acercándose para ver la foto - Debido a que fue espontanea, te estaba contando chistes en el momento que nos estaban fotografiando.

Alzo las cejas, no tan sorprendida. Miro a Amelia, que está con su cara cerca a la mía. Sonrío antes de besar su mejilla.

- Siempre quise hacer una foto así, es preciosa - comento maravillada al ver la tercera foto. Amelia me sostenía en el aire por la cintura, yo la abrazo por los hombros y la miro a los ojos. Parecemos perdidas en los ojos la una a la otra.

Seguimos viendo otras fotos, no puedo dejar de sonreír con cada una de ellas. Fue genial ver esas fotos, incluso si no recuerdo ningún momento de ese día, puedo sentir las mariposas en el estomago que debo haber sentido cuando le di el sí a Amelia. Ella brinca todo el tiempo y comenta sobre nuestra vida, principalmente sobre la luna de miel que pasamos en Grecia.

Amelia declaro ese momento como el más agradable de toda nuestra vida juntas, preferí no preguntar el motivo porque era muy claro a lo que se estaba refiriendo. Ella es una pervertida.

- Siempre me gustó la forma en que eras decidida, firme ¿sabes? Toda sería cuando tenías que resolver algo.

- ¿Muy seria?

- Mucho, era algo así como... - ella respira profundo, preparándose para imitarme. Junta sus cejas todo lo que puede y me mira - Amelia Ledesma ¿cuántas veces tengo que mandarte a recoger la toalla mojada en la cama? - su voz es gruesa término riendo por la posa mandona - O puede ser también, Amelia no vamos a salir con este frio para tomarle fotos a la luna.

- Parecía ser mandona.

- Mucho - ella responde prontamente, sonriendo - Cuando estaban construyendo nuestra casa te aseguraste de verlo de cerca, estabas aquí todo el día prácticamente dando órdenes a los hombres a cargo de la construcción - echa la cabeza hacia atrás y ríe - Recuerdo que una vez, te tuve que venir a buscar y uno de los constructores me vino a implorar que no te dejara regresar allí hasta que todo estuviera listo, porque eras demasiado mandona.

- Dios mío, era insoportable.

- Sí señorita Gómez. Pero, ¿sabes qué? Siempre pensé que te veías sexy mandando, principalmente en la cama - dice naturalmente y siento mis mejillas calientes, hasta mis oídos.

Es imposible no sentir vergüenza, por más que sabía que tenemos una vida sexual aparentemente activa, no consigo lidiar con eso, ni siquiera puedo aceptar la realidad de que no soy nada inocente ya. Aunque no recuerdo la sensación de tener relaciones sexuales con alguien, sé lo que es sentirse caliente porque es imposible no excitarte viendo a las porristas como me pasaba en la escuela. Además, no fui una santa durante mi adolescencia, sólo me preservaba para alguien especial. No quería desperdiciarlo.

Pero imaginarme a Amelia y a mí juntas en una cama, completamente desnudas...

- ¡Jesucristo!

- No cariño, soy Amelia.

- Eres una idiota - empujo sus hombros y Amelia cae para atrás, pero me lleva con ella y le caigo encima. Nos mirábamos y sonreíamos, ella me roba un beso o dos - Ame... ¿Echas de menos a la vieja Luisita? Ya sabes... Luisita enamorada de ti, que moría de amor.

- Pero tú eres la Luisita que siempre muere de amor.

- No, no - de repente me siento tímida, diría con miedo. Miedo de no ser suficiente para ella, pienso que cuanto debe extrañar a la Luisita que solía ser - Quiero decir... tu esposa Luisita.

Amelia parece finalmente entender lo que estoy queriendo decir, ella suelta un "Oh" bajo e inclina la cabeza para atrás. Siento una inseguridad hasta ahora desconocida para mí. A pesar de que la tengo a mi lado ayudándome, no sé si ella tiene esperanzas de que vuelva a ser la misma.

Porque, sinceramente, no sé si volver a ser como antes.

- Luisi, voy a ser muy honesta contigo... - mis manos comienzan a sudar, las paso por el sofá para secarlas - Al principio, después de que perdieras la memoria y te volvieras aquella Luisita grosera, echaba mucho de menos a mi Luisita ¿entiendes? Era horrible verte y no poder tocarte, y peor aún, escuchar las cosas que me decías. Tenía miedo y no me dabas consuelo, extrañaba a mi Luisita porque ella me consolaría.

- Perdona por todo.

- Esta todo bien - ella respira profundo - Estamos empezando a entendernos ahora, hasta que pueda ganarte de nuevo - me mira y sonríe - Pero quiero que sepas que no echo de menos a la antigua Luisita, me está gustando conocer esta nueva Luisita.

Oír aquello es como quitar un peso de tres toneladas de los hombros. Mi temor era que ella extrañara a la antigua Luisita y tenía esperanzas de tenerla de vuelta. No quiero decepcionarla de ninguna manera, principalmente porque sé que tal vez, aquella antigua Luisita nunca regresara.

De la misma forma que ella está conociendo una nueva Luisita, yo estoy conociendo una Amelia completamente nueva para mí. Y lo confieso... Estoy adorando conocerla mejor.

Es curioso que incluso sin saber, y en tan poco tiempo, yo sabía que seriamos importantes la una para la otra, algo en mí siempre lo supo y siempre lo sabrá....

Ella es mi persona.

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