Stupid Wife

By luimeliamoments

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¿Te has imaginado casada con alguien que nunca soportaste en la vida? Luisita también lo había imaginado, sin... More

Prólogo.
Capítulo 1. ¿Qué?
Capítulo 2. Volver a la vida.
Capítulo 3. Algunos vídeos.
Capítulo 4. Mi hijo.
Capítulo 5. ¿Un sueño o....?
Capítulo 6. Ella es mi problema.
Capítulo 7. Deseos.
Capítulo 8. Ella me dejará ir.
Capítulo 9. Aniversario.
Capítulo 10. Empezar de nuevo.
Capítulo 11. Siempre que quieras.
Capítulo 12. Ella es increíble.
Capítulo 13. Esposa.
Capítulo 14. Día de nieve.
Capítulo 15. Tentación.
Capítulo 16. Solo un poco de tu corazón.
Capítulo 17. Me gusta cuando me llamas cariño.
Capítulo 18. ¡Esta loca!
Capítulo 20. Mi Ame...
Capítulo 21. Something.
Capítulo 22. No me dejes.
Capítulo 23. Todo va a estar bien.
Capítulo 24. Déjame abrazarte.
Capítulo 25. Feliz navidad.
Capítulo 26. Todo lo que ella quiera.
Capítulo 27 - Better than a princess, more than a queen.
Capítulo 28 - Everything.
Capítulo 29 - En mi lugar.
Capítulo 30 - Una oportunidad.
Capítulo 31. Confianza y actitud.
Capítulo 32. ¿Dónde estoy?
Capítulo 33. Esta es mi realidad.
Capítulo 34. Nada supera.
Capítulo 35. Soy tu regalo.
Capítulo 36. Felicidad indefinida.
Capítulo 37. Pequeña estrella.
Capítulo 38. Recuerdos.
Capítulo 39. Destiny.
Epílogo I
Epílogo II
Especial Destiny

Capitulo 19. Clases de conducir.

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By luimeliamoments

Domingo – 30 de Noviembre 2022

Estoy sentada en la casa en el porche lateral que tiene ese enorme sitio. Con una taza de chocolate caliente en mis manos mientras observo a Amelia y Louis jugar con Duke, ellos insistieron en traer al gran perro aquí. No me uní a ellos porque estoy cansada y porque también mentalmente hablando, después de lo que vi en la casa del árbol, no me siento totalmente sobria.

- ¡Cuidado, Lou! - Amelia le grita al pequeño, que está corriendo tan rápido como puede mientras que Duke corre tras él, creo que él quiere la pelota en la mano de Louis.

Observando aquel momento es imposible no sonreír, es decir, es mi familia. Y tal vez no tiene mucho sentido, pero esa es la imagen de mi presente y futuro. Me gusta eso, creo que no podría pedir mejores personas en mi vida.

Es mi familia, ¿entienden eso? Mía.

Crecí escuchando a las personas decir que existe el amor a primera vista, mis padres siempre dijeron que existe pasión a primera vista, el amor surge con el tiempo y la convivencia. Cuando conocí a Amelia descubrí un nuevo sentimiento a primera vista, antipatía. Y el odio llego con el tiempo y la convivencia. Lo recuerdo bien, como si fuera ayer que nos conocimos.

Llegué tarde a la primera clase, estaba caminando por los pasillos de forma apresurada. Llevaba dos malditos trabajos en la mano, uno de historia y el otro de química y física. Estaba sorprendida de que logre hacer el de química y física ya que siempre fui pésima en esa materia.

Recuerdo que estaba cruzando el último pasillo y entonces choque con alguien. ¿Le han pasado que pegas con alguien de frente con tanta fuerza que te vas hacia atrás? Pues me sucedió, los trabajos volaron de mi mano. Gruñí de dolor, cuando abrí los ojos y vi que todos, pero todos sin excepciones, estaban completamente mojados por uno liquido azul.

Me levante desesperada y mientras trataba de recogerlos oí aquella voz irritante. "Calma rubita, calma." También recuerdo que comencé a gritarle a Amelia, pero empeoró cuando ella trato de "arreglar" las cosas ofreciéndome un beso. Mi primera reacción era escupir en su cara, estaba hirviendo de la rabia y la criatura estaba tratando de besarme.

Desde ese día ella me perseguía, los primeros días trato de disculparse, pero con el tiempo las disculpas evolucionaron a tormentos, trampas. Odiaba a Amelia Ledesma más que a cualquier cosa en la tierra. Pero ahora pienso.. ¿Todo ese odio? ¿Aquella ansia? ¿La antipatía? Se está convirtiendo en afecto, admiración y... Otra cosa.

Todavía no quiero nombrarlo, tengo miedo de precipitarme y terminar mal.

Pero una cosa es cierta, me gusta Amelia, y cada día me gusta más. Sin contar que ella me hace sentir segura, ninguna persona en el mundo, además de mis padres me da la seguridad que ella me trasmite. Ella es especial, tenemos una conexión fuerte.

- ¡Alicia! - Amelia me saca de mis pensamientos, parpadeo un par de veces para enfocar mi visión y me encuentro con sus ojos fijos en mi cara. Ella sonríe, sus manos están en mis rodillas - ¿Volviste del país de las maravillas?

- Estaba recordando algunas cosas - sonrío con torpeza, ella acaricia mis rodillas con sus pulgares y luego sella nuestros labios.

Suelto el aire por la nariz al sentir el toque suave de su boca en la mía, podía sentir mis labios hormiguear. Tomo su rostro con una mano, la otra toma los rizos de su nuca, tirando de ellos ligeramente para luego acariciar su cuero cabelludo con las puntas de los dedos.

- ¿Quieres hablar sobre esos recuerdos? - pregunta al romper nuestro beso, demoro un poco en reaccionar porque todavía estoy medio perdida por el beso.

Sus besos son muy tranquilos y relajantes, debe ser mejor que un orgasmo. ¡Mierda! ¿Por qué compare sus besos con un orgasmo?

Tengo que aprender a controlarme cuando este con ella.

- Estaba recordando cuando nos conocimos, ¿recuerdas? - suelto una risita y Amelia me acompaña, a lo lejos puedo oír la voz de Louis llamando a Duke, enseguida se escuchan sus ladridos.

El clima está fresco, y aún nos queda algo de tiempo para estar aquí antes de irnos. No quiero irme, me siento bien en este sitio. Me siento en casa.

- ¿Cómo olvidarlo? Siempre estabas estresada - se sienta a mi lado y apoya las manos en el extenso banco donde estoy sentada - Pensé que me matarías ese día.

- Te lo merecías, sinceramente - Amelia se ríe, muerdo mi labio inferior en cuando la observo reír.

Sus ojos cerrados, la cabeza ligeramente inclinada hacia atrás, las arrugas en la comisuras de sus ojos. Y el sonido... Ah, el sonido de su risa.

- Cuando vi mis trabajos cubiertos de aquella cosa extraña, Amelia, quería frotar tu cara en ellos. Lo juro.

- Sé que querías - deja de reír poco a poco, se limpia las comisuras de los ojos con los dedos - Trate de aliviar la situación bromeando contigo, pero te lo tomaste demasiado enserio.

- No parecías estar bromeando.

Y no lo parecía, ella me aprisiono contra un casillero.

- Para ser sincera, no estaba bromeando del todo, si hubieras aceptado, ten por seguro que te habría besado. Pero cuando empezaste a ponerte roja y a soltar palabrotas desconocidas para mí, me di cuenta que tenía que irme antes de que me mataras.

- Que exagerada - dejo la taza en el banco, un poco lejos de mí. Me giro ligeramente a un lado y pongo mis piernas encima de las piernas de Amelia, ella me mira y hace clic con su lengua - ¿Te importa? Si quieres las quito.

- No - pone sus manos en mis piernas, una en el muslo y la otra en el tobillo - No las quites - acaricia el tobillo con su mano izquierda, con la derecha sostiene mi hombro y me tira hacia adelante, indicando que quiere que me acerque. Fácilmente lo hago, apoyando la cabeza en el hueco de su cuello. Amelia huele mi cabello y besa mi cabeza - Realmente no me importa.

A mí mucho menos... Es una gran sensación tener su cuerpo junto al mío.

//

Lunes – 1 de Diciembre 2022

La despedida con los padres de Amelia demoro, Louis no parecía muy alegre de irnos, y Tomás no quería dejarlo ir, prácticamente imploro que pasara algunos días allí mientras estaba de vacaciones. Amelia estuvo de acuerdo, pero no ahora porque teníamos que aprovechar nuestro hijo un poco ya que tenemos más tiempo para eso.

Estaba tranquila, pero mi voluntad era negarme. A pesar de que era egoísta, es sólo que... me gusta mucho estar con él, y ahora que me estoy acostumbrando a la idea de ser madre, no quiero separarme de él. Al menos no todavía.

El viaje a casa fue muy rápido, llegamos durante la madrugada. Así que acabamos durmiendo los tres juntos en mi habitación y de Amelia, lo confieso, fue genial dormir con ellos.

Por el momento estoy sentada en el porche, tratando de concentrarme en este libro, ni siquiera recuerdo el nombre, mientras espero a que Amelia y Louis regresen, fueron a buscar los resultados finales del pequeño. El clima en la ciudad está mejor hoy, no demasiado caliente, aunque haya sol, pero no es demasiado frío tampoco.

El clima es agradable, para tomarte un baño en la piscina, pero no estoy con el estado de ánimo para nadar. De hecho, prefiero estar comiendo porquerías todo el día.

- ¡Mami, mami!

Miro a un lado a tiempo para ver al pequeño corriendo hacia mí, me siento correctamente, dejo el libro a un lado y abro los brazos para el pequeño.

- Hola mi amor - beso su pelo y lo huelo.

Él está hablando cosas muy rápido, trato de seguirlo pero por su forma apresurada me distraigo. En momentos como este me hace ver cuán parecido es a mí, animado e imperativo. Igual que yo cuando era pequeña. Y confieso, aún soy así a veces. Por lo menos todavía estaba en mi adolescencia.

- Mamá, muéstraselo - me suelta y va corriendo hacia Amelia, la toma de la mano y tira de ella hacia mi dirección. Amelia se ríe y me mira, por lo que termino riendo.

- ¿Qué tienes que mostrarme?

- La boleta, aquí - Amelia me entrega un sobre blanco y rápidamente lo abro - Todas sus calificaciones son excelentes, creo que alguien merece una recompensa.

Estoy sorprendida de ver que todas las notas son A. Miro a Amelia y la veo con el pequeño sentado en sus hombros. Le sonrío y aplaudo un poco. Tengo un hijo inteligente, no podía espera menos siendo hijo de quien es.

Modestia aparte, por supuesto.

- Yo también lo pienso - guardo la boleta dentro del sobre y me pongo de pie - ¿Qué quieres, Lou?

- ¡Pizza! Mucha pizza.

¿No lo dije? Ese es mi hijo.

//

Amelia decidió ir al mercado a comprar pizzas. El almuerzo y la merienda fue pizza, nuestra tarde fue muy agradable y terminamos jugando sobre el piso de la sala. Unos poco minutos después Louis acabo dormido, Amelia lo llevo a su cuarto.

- Creo que va a despertar mañana por la mañana o más tarde - Amelia dice cuando regresa de la habitación - Él estaba contento por el día de hoy, tenía semanas que no hacíamos algo como esto - la miro curiosa - Ya sabes. Las cosas en familia, los tres juntos.

- ¿En serio?

- Sí - ella se sienta en el sofá junto a mí y se acuesta, bajo mis piernas del sofá y coloca la cabeza en mi regazo - ¿Quieres hacer algo ahora?

Quiero besarte.

- Uh, no sé...

- Ah, se me olvidaba avisarte, a pesar de que no te acuerdas de todos modos. Tu coche ya está bien de nuevo, lo había llevado al taller.

- No recuerdo saber conducir. Es más tampoco recuerdo haber aprendido un día.

- Oh... Es cierto - nos quedamos en silencio un rato, hasta que ella habla de nuevo - ¿Quieres volver a aprender a conducir? Te enseñare si quieres.

- No sé... - estoy insegura, nunca antes estuve detrás de un volante porque me moría de miedo. De hecho siempre preferí andar en cualquier tipo de transporte, incluso bicicleta.

Amelia se levanta de mi regazo en un salto, me asusto un poco con su inesperado movimiento.

- ¿Vamos? Lo necesitaras, no siempre estaré aquí para llevarte, además necesitas conocer las calles.

- Tienes razón... pero no sé, tengo miedo.

Amelia sonrió, como si supiera que yo diría eso. Se acerca a mí y me toma la cara entre las manos, sella nuestros labios lentamente dos veces antes de cubrir su boca con la mía. Iniciando un beso lento, con calma, ella mete su lengua en mi boca. Moviéndola dentro con mucho cuidado, como si estuviera lamiendo un helado, y saboreándolo. Mis manos van a su cintura, y dejo que guie el beso, me siento entumecida.

- ¿Confías en mí? - pregunta en un susurro, alejándose un poco de mi rostro y mira mis ojos. No puedo hablar por lo que sólo asiento con la cabeza.

Sí, confío en ella. Confío con mi vida.

- Pero, ¿qué pasa con Louis?

- Él tiene el sueño pesado, y sólo iremos alrededor de la cuadra. ¿Qué tal?

Me detengo a pensar, no sé si debo, pero no puede pasar nada malo en unos pocos minutos. Por otra parte voy a estar con Amelia, seguramente ella podrá revertir la situación si algo sale mal.

- Creo que está bien.... - estoy de acuerdo, finalmente, vacilante. Amelia sonríe y lo celebra haciendo un pequeño baile rápido, niego con la cabeza - Pero necesitaras calma conmigo, soy medio lenta.

- Sí, lo sé - se levanta del sofá y me tira hacia ella - ¿Quién crees que te enseño a manejar la primera vez?

Bueno, eso no me lo esperaba... pensé que había aprendido con mi padre. Una cosa más a la lista de cosas que aprendí con Amelia Ledesma.

- ¿Y cuál de los dos es mío? - pregunto dirigiendo la mirada entre el coche grande negro que Amelia siempre usa, o el chico estacionado del otro lado que está cubierto.

Amelia no dice nada y pasa por el coche más grande, para el lado del más chico, la acompaño y espero a que descubra el coche debajo de aquella lona gris.

- Este es tu coche.

Poco a poco fue revelando un coche blanco, convertible y... ¡Puta mierda! Maravilloso. Mi boca se abrió mientras yo observaba aquel coche. Recuerdo que Marina dijo que Amelia me había regalado uno.

- Es...

- ¿Decepcionada?

- ¡Obviamente no! - respondo rápidamente y Amelia se ríe de mi reacción.

Me acerco al coche y paso los dedos sobre el capó. O me quiere demasiado, o hizo un gran lío como para darme este coche.

- Lo compré para ti a medio de este año, viene directamente de Alemania.

- No deberías haber pagado nada barato, más viniendo de otro país.

- Eres mi esposa, Luisita, no me importa gastar dinero contigo - la miro, se encoge de hombros como si no fuera la gran cosa.

Lo dije, Amelia no ha cambiado, sigue exagerando las cosas. Aunque no debo ser ingrata, porque es un coche muy bonito y muy lujoso.

- ¿Y entonces? ¿Quieres dar un paseo?

- Por supuesto.

Ella pide un segundo y entra a la casa, vuelve corriendo con algo en sus manos, los tira a mi dirección y cuando los agarro puedo ver que es la llave de mi coche. Mi coche... No puedo creerlo.

//

- El cinturón de seguridad - tiro de él y me lo pongo de forma correcta - Ahora tienes que ponerlo en marcha, así... - Amelia comienza a explicarme lo que debo hacer y cómo.

Ella es mandona, muy mandona. Antes pensaba que yo era la mandona de la casa, pero ella es mucho más que yo. Estoy tratando de seguir cada orden, soy torpe y media lenta, tendrá que ser muy paciente conmigo.

- ¿Estas segura de que verdad en su momento aprendí a conducir? - comienzo a dudar de mi misma.

- Con calma, con calma, con calma - repite como un mantra mientras siento que el coche va hacia atrás, Amelia todavía está a mi lado, dándome espacio para que esté más tranquila.

- ¿De verdad he aprendido? - la miro.

- ¡Luisita, los ojos en el espejo retrovisor!

Creo que hable demasiado pronto. Hago lo que manda y miro el espejo retrovisor, por suerte no está pasando ninguna persona, y el movimiento de los coches casi siempre son nulos. Amelia sigue dándome órdenes, al menos ella no está gritando.

- Lo estás haciendo bien - ella elogia cuando consigo conducir el coche de forma correcta. Sonrío por mi propio merito. No es tan difícil.

- ¿Voy directo?

- Sí, cuando lleguemos a la esquina disminuye la velocidad, después activa la direccional izquierda - me gusta como coordina, mis manos están sudando, pero se mantienen firme en el volante. Lo sostengo con tanta fuerza que mis dedos están casi sin color - No hay necesidad de girar tan duro, Luisita. ¡Oh mierda!

El coche muere cuando tiro del pedal del embrague, el grito de Amelia me asusta. La miro con los ojos muy abiertos, ella está tomando una respiración profunda, como si buscara calma. Bien, creo que metí la pata.

- Lo siento.

- Todo bien, esta todo bien - ahora parece más tranquila - Perdóname por gritar, yo sólo... pensé que íbamos a chocar.

- Creo que es mejor ir a casa, no puedo hacerlo. Es que no puedo creer que un día aprendí a hacerlo.

- ¡Hey! ¡Hey! No te desanimes, puedes hacerlo - coloca su mano en mi muslo derecho y acaricia - Vamos de nuevo, con calma. Sabes que puedes hacerlo, ya lo hiciste una vez - la miro y sonrío, es bueno ser consolada por ella - Toma una respiración profunda y vamos antes que... ¡Joder!

- ¡Oh joder! - las dos saltamos cuando escuchamos como los coches detrás de nosotras nos apuran, el susto nos hizo reír.

Amelia vuelve a coordinarme y con calma le damos la vuelta a la manzana, estamos cerca de nuestras calle. Miro a los lados antes de entrar a la calle como ella me dijo, con el camino libre continuó. Veo nuestra casa, Amelia me va diciendo para que pueda estacionar el coche en el lugar correcto sin golpear el de ella.

- Así... Muy bien - ella elogia mientras me adentro al garage lentamente - ¿Ves como no es difícil? - terminó distraída y mi manos se desliza sobre el volante, Amelia actúa rápido y toma el control del carro. Presiono el acelerador y el embrague antes de que haga más - ¡Uf! Por poco - ella deja escapar una risita nerviosa, apuesto a que pensaba que chocaría contra su coche.

Recupero el aliento que no me di cuenta que había perdido. Soy una mierda en el volante, definitivamente no debería conducir de nuevo en la vida. Ni quiero pensar si así conducia antes también.

Tiro mi cabeza hacia atrás y cierro los ojos, suelto el cinturón de seguridad para tener un poco más de libertad. Oigo a Amelia hacer lo mismo a mi lado, pero no la miro, tengo que pensar correctamente de nuevo.

- Eso fue de miedo.

- Un poco - ella deja escapar una risita nasal. Amelia se mueve en el asiento del pasajero y se acerca más a mí - Lo has hecho muy bien.

- Dime la verdad, fui una mierda.

- Fue mejor que cuando aprendiste la primera vez, lo juro. Por lo menos mi coche se salvo esta vez, más el de tu padre no tuvo la misma suerte.

- ¿Golpee el coche de mi padre?

- Sí, te iba a demandar - no puedo evitar reír, es una escena divertida de imaginar - Tenemos un montón de tiempo para que te acostumbres otra vez, tranquila.

El silencio cae sobre nosotras, ella sigue acariciando mi cara. Aprovecho su cariño maravilloso, mirándola tan de cerca se ve aún más hermosa. Esos ojos que ahora estan tan verdes, la nariz... ¡Puffff! ¿Quién tiene la nariz tan perfecta? Ella la tiene. Y ni hablar de esa hermosa boca.

Siento mi boca seca. No puedo más.

- Ame, dame un beso...

- ¿Qué? - ella parece sorprendida, es la primera vez que le pido que me bese.

Me inclino hacia adelante, dejando nuestros labios a centímetros de distancia.

- Bésame, bésame ahora.

Y no hay necesidad de volver a pedir que me bese, tomo sus rizos con fuerza, sintiendo sus labios contra los míos. Tan bueno, tan dulce. Ella pone su mano en mi muslo de nuevo, aprieta la parte un poco por debajo de la rodilla, causándome un espasmo. Gimo al sentir que desliza la punta de su lengua en mi labio inferior, insertándola en mi boca y me atrevo a chuparla.

Eso es suficiente para Amelia, su respiración se altera y la mano en mi muslo sube. Me besa con más ganas, como si fuera el último beso. Este acaba de entrar en el top tres de los besos que nos hemos dado hasta ahora. Definitivamente.

- Luisita... - Amelia murmura en medio del beso, aseguro sus rizos con un poco más de fuerza.

Estaba perdida en ese beso como no lo estuve en nuestro primer beso. Pero entonces siento una presión entre mis piernas, algo anormal que no debería estar allí. Amelia chupa mi lengua y otra vez siento aquella presión, ahora más fuerte que antes.

- Oh... Amelia... - trato de romper el beso, pero ella me tira a otro.

Puedo sentirla acariciando donde no debe, abro los ojos y salto hacia atrás, termino chocando con el volante del coche y hago que suene, lo que hace que ella salte para atrás asustada

- ¡Por la santa mierda!

El coche es convertible, pero ni eso consigue disipar el calor que siento. La mirada de Amelia es impresionante, se está recuperando de nuestro momento y del pequeño susto que provocó el claxon del coche.

- Lo siento, lo siento... yo solo... - ella está jadeante, agitando las manos y moviendo la cabeza - Me deje llevar, bastante. No estás enojada conmigo, ¿verdad?

- ¿Por qué? - le pregunto confundida, quiero decir... Las dos nos pasamos un poco de la línea, pero no fue tan grave.

- Traspase tu límite, dije que lo haríamos con calma...

- ¿Así que vamos con calma? - miro a Amelia y sonrío de lado, ella suspira aliviada y sonríe también.

- Sí cariño, con calma - afirma antes de dejar un beso en mi frente y salir del coche.

Ya no estoy segura de si quiero ir con tanta calma...

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