Stupid Wife

By luimeliamoments

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¿Te has imaginado casada con alguien que nunca soportaste en la vida? Luisita también lo había imaginado, sin... More

Prólogo.
Capítulo 1. ¿Qué?
Capítulo 2. Volver a la vida.
Capítulo 3. Algunos vídeos.
Capítulo 4. Mi hijo.
Capítulo 5. ¿Un sueño o....?
Capítulo 6. Ella es mi problema.
Capítulo 7. Deseos.
Capítulo 8. Ella me dejará ir.
Capítulo 9. Aniversario.
Capítulo 10. Empezar de nuevo.
Capítulo 11. Siempre que quieras.
Capítulo 12. Ella es increíble.
Capítulo 13. Esposa.
Capítulo 14. Día de nieve.
Capítulo 15. Tentación.
Capítulo 17. Me gusta cuando me llamas cariño.
Capítulo 18. ¡Esta loca!
Capitulo 19. Clases de conducir.
Capítulo 20. Mi Ame...
Capítulo 21. Something.
Capítulo 22. No me dejes.
Capítulo 23. Todo va a estar bien.
Capítulo 24. Déjame abrazarte.
Capítulo 25. Feliz navidad.
Capítulo 26. Todo lo que ella quiera.
Capítulo 27 - Better than a princess, more than a queen.
Capítulo 28 - Everything.
Capítulo 29 - En mi lugar.
Capítulo 30 - Una oportunidad.
Capítulo 31. Confianza y actitud.
Capítulo 32. ¿Dónde estoy?
Capítulo 33. Esta es mi realidad.
Capítulo 34. Nada supera.
Capítulo 35. Soy tu regalo.
Capítulo 36. Felicidad indefinida.
Capítulo 37. Pequeña estrella.
Capítulo 38. Recuerdos.
Capítulo 39. Destiny.
Epílogo I
Epílogo II
Especial Destiny

Capítulo 16. Solo un poco de tu corazón.

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By luimeliamoments

Es sábado por la mañana, Amelia vino a despertarme para arreglar mi maleta ya que nos iríamos pronto a Miami. Estoy ansiosa, lo confieso.

- ¿Lista?

Y hablando de Amelia... Miro hacia atrás y la veo, trae un beanie, un enorme abrigo negro, sus labios pintados de rojo, que se separaron en cuanto me regala una sonrisa. Sonrio de vuelta y tomo mi maleta.

- Sí, podemos irnos.

Se escuchan pasos en el corredor y luego Louis entra en la habitación por debajo de las piernas de Amelia, ella lo mira y deja escapar una risa, atrapándolo entre sus piernas.

- Mamá, no lo hagas - él gruñe y trata de soltarse, puedo ver que Amelia no lo está sosteniendo firmemente, sólo ligeramente - Mami, ayúdame - suplica y me mira con los ojos brillantes en busca de ayuda, suspiro y dejo caer la maleta en el suelo.

- Suéltalo, Ame - le digo con la mayor calma posible y en cuestión de segundos lo suelta, Louis dispara de ella y corre hacia mí, agarrando mis piernas. Me agacho y lo atrapo en mi regazo - Listo, estás a salvo.

- Gracias, mami.

- De nada, hijo -  beso su frente y luego Louis apoya la cabeza en mi hombro, miro a Amelia y la veo con una enorme sonrisa en su rostro - ¿Qué pasa?

- Emm, nada, nada. ¿Podemos irnos entonces?

- ¡Sí! - Louis grita emocionado, lo que nos provoca una risa.

Amelia se encarga de bajar mi maleta ya que traigo a Louis en mi regazo. Luego estamos entrando en un taxi para irnos al aeropuerto.

Aquí vamos, Miami.

//

Nunca me han gustado los aviones, así que dormí durante todo el vuelo. Louis parece estar con la batería al ciento por ciento, y también feliz porque vera a sus abuelos.

- Aquí hace un poco de calor, por si quieres quitarte tu abrigo o bufanda - Amelia dijo antes de desembarcar el avión.

Sólo asiento y me quito mi abrigo y bufanda, guardo ambos en el bolsillo delantero de la bolsa y estiro mi mano para Amelia, ella sonríe sorprendida y sólo toma mi mano, después la de Louis. Salimos los tres juntos y en pocos minutos estábamos en el medio del aeropuerto, Amelia dijo que su padre debería estar por allí esperando por nosotros.

- ¿Tus padres saben acerca de mi amnesia?

- Ahora saben - dijo Amelia - No se los dije antes porque ya sabes, mis padres estaban demasiado ocupados.

Su voz era sarcasmo puro, aunque podía identificar un poco de dolor. Elegí con quedarme callada, Amelia parecía tener algunos problemas personales que implican a sus padres y no me siento con derecho de entrometerme. Cuando llegamos a la entrada del aeropuerto, ella miró a su alrededor y cuando encontró a su padre, le dio un apretón a mi mano para avisarme.

Sólo entonces me di cuenta de que aun teníamos las manos entrelazadas, pero no rompí el contacto, y sorprendentemente una sonrisa aparece en mis labios mientras caminamos hacia donde esta Tomás Ledesma.

- ¡Abuelo! - Louis exclama una vez que llegamos lo suficientemente cerca para verlo.

Tomás sonríe enormemente al ver a su nieto y sin importarle sus pantalones caros, coloca la rodilla en el suelo y abre los brazos. Lo analizo, el cabello cortó, cabello bien peinado y un poco gris, le da un aire más serio y no lleva barba. Louis agarra el cuello de su abuelo, que sonríe y lo abraza de nuevo.

- Te extrañe mi pequeño - Amelia suelta mi mano y me avisa que recogerá las maletas del carrito. Me quedo allí esperándola que volviera o al menos hasta que Tomás nota mi presencia - Luisita, es bueno verte - él extiende su mano hacia mí y sonrío antes de apretar su mano extendida.

- Volví - Amelia aparece a nuestro lado, observo que ya no tiene el enorme abrigo, sólo el beanie se mantiene en su cabeza - Hola papá.

- Hola cariño.

Amelia extiende su mano para su padre, pero en lugar de apretarla, Tomás la toma fuerte y tira de ella hacia él, dándole un abrazo de oso. Los dos se entregan a ese medio abrazo, ya que Louis todavía está en los brazos de Tomás.

Después de un rato los dos se separan, Tomás mira a Amelia con una gran sonrisa y ella mira al suelo, pero veo una pequeña sonrisa en sus labios.

- ¿Dónde está la abuela?

- La abuela Devoción te está esperando en casa, ella no puede esperar a verte, ¿sabes? - Louis se agita en el regazo de Tomás, él abre la puerta del pasajero y coloca al pequeño adentro - ¿Vamos?

- Sí, sí - respondo un poco perdida.

Amelia agarra nuestras maletas y espera a que Tomás abra el maletero para guardarlas. Después de guardarlos debidamente, entramos al coche. El camino a casa de los Ledesma no fue silencioso gracias a Louis, que hablaba sin parar mostrando toda su emoción por el fin de semana.

Me estaba casi quedando dormida cuando sentí el coche deteniéndose, Louis ya no hablaba tanto y Amelia se mantuvo en silencio mirando las calles. Espero que Tomás estacione el coche y me suelto del cinturón de seguridad.

- Abre la puerta, abuelo - Louis pide cuando el carro está estacionado.

Tomás deja escapar una risa por la emoción del pequeño y luego oigo las puertas siendo desbloqueadas, Louis abre la suya y salta fuera del coche. Sonrío al observarlo corriendo hacia la enorme mansión.

- ¿Vamos? - Amelia me llama, la miro sonreír, esta vez con menos felicidad. O ella estaba cansada, o por lo menos eso aparenta. Sólo asiento y abro la puerta, siento la brisa caliente golpear mi cara y tomo una respiración profunda.

Por primera vez me siento en casa, confieso que extrañaba el clima de Miami. Es extraño recordar haber vivido aquí en mi niñez y parte de mi adolescencia y despertar en un país diferente, con diferentes calles, clima diferente... todo diferente, incluso yo misma. Es todavía confuso, realmente quiero ser capaz de recordar, pero es tan exhaustivo y sólo han pasado tres semanas.

- Bienvenida de vuelta.

- Amelia... - exclamo al sentirla tomarme por los hombros y mirarme con esos ojos tan cerca de mí, ella me acaricia con sus dedos y sonríe con dulzura.

Miro por el rabillo del ojo sus manos en mí, Amelia parece darse cuenta y me suelta. Lamento que haya hecho eso, creo que sus toques me dan algún tipo de seguridad.

- ¿Extrañaste aquí? - pregunta dando un paso atrás, asiento con la cabeza y Amelia señala que debemos ir hacia la entrada de la casa de sus padres, y la acompaño.

- Lo extrañe bastante en realidad - coloco las manos en los bolsillos de mis pantalones y me encojo de hombros, Amelia está de la misma forma que yo, pero su cabeza en alto y una postura ejemplar.

Se ve tan tensa mientras yo toda descuidada. Se da cuenta de que estoy riendo, ella me mira con una ceja levantada.

- ¿Qué es tan gracioso?

- Nada, es sólo que... - paso la lengua por mis labios - Somos tan opuestas.

- ¿Cómo? ¿En qué sentido?

- Mira como estamos - apunto hacía mí y después a ella, Amelia se paraliza en su lugar y me mira sin entender - Caminas toda segura de ti misma, como si estuvieras en una pasarela y la gente te admirara, mientras yo camino toda desgarbada, queriendo pasar desapercibida por la gente.

- Oh... Entiendo - suspiro y relajo mis hombros, me levanto ligeramente para estar de pie correctamente - Creo que eso es normal, ¿sabes? Todavía te sientes como una adolescente, aún tienes esa habilidad de ser medio callada y extremadamente tímida.

- Cierto.

- Así que creo que es normal - nos quedamos en silencio, miro hacia abajo y pateo algunas piedras sueltas por allí. Oigo a Amelia soltar una risa nasal y la miró - ¿Sabes que es gracioso?

- ¿Qué cosa?

- Antes, cuando estábamos en la escuela, conseguías ser tu misma conmigo. Es decir, eras tranquila con tus amigas, cuando otra persona de la escuela se acercaba a ti aún seguías tranquila, pero cuando era yo, tú actuabas... de esa forma.

- Era medio grosera.

- Un poco - ella se muerde el labio inferior y coloca sus manos atrás - Pero me encantaba verte enojada, en serio. Siempre me pareció linda tu cara de "aléjate de mí, estúpida."

Empezamos a reír de la nada, recordé aquellos viejos tiempos y Amelia parecía hacer lo mismo. Estábamos tan envueltas en nuestra burbuja privada que no notamos la presencia de una tercera persona, la oímos cuando carraspeo con la garganta.

- Veo que las cosas aquí fuera parecen divertidas - Devoción. Esa voz era inconfundible.

Me volteo rápidamente hacia ella, no parece haber cambiado casi nada, solo el color de su cabello es más oscuro de lo que puedo recordar. Su rostro también no está tan joven de lo que recuerdo, a pesar de que era raro verla por la escuela.

- Hola Luisita - Devoción abre los brazos con una enorme sonrisa en sus labios.

Miro de soslayo a Amelia, que se encoge de hombros y me mira como si me pidiera disculpa por alguna cosa. Doy un paso hacia adelante y abrazo a Devoción.

- Mamá, no la aprietes mucho - casi agradezco a Amelia por pedir eso, el agarre de Devoción estaba empezando a ser incomodo. Sentí una mano empujándome hacia atrás, era Amelia alejándome de su madre - Ella te extraño - me explica y susurra una disculpa, le sonrío para demostrarle que está todo bien.

- Vamos, entren - Devoción dice, asiento con la cabeza y entro a su casa - ¿No vas a hablar conmigo? ¿Dónde está la educación que te di?

Miro por encima del hombro y veo a Amelia con los ojos abiertos y la cara comenzando a ponerse roja en cuanto su madre la apretaba con fuerza. Mantengo mi risa, siento algo chocar contra mis piernas, miro hacia abajo y veo al pequeño saltarín que tengo como hijo.

- Mami, ven conmigo a conocer a Duke. ¡Ven!

Y así sin más ni menos tiro de mí para presentarme al tal Duke, que por fin descubrí que es un enorme perro todo peludo.

//

En un dado momento Amelia se unió a nosotros y los cuatros corrimos y jugamos en el jardín. Nunca me sentí tan feliz como en ese momento, quiero decir, después de todo lo que sucedió, ese fue el momento más feliz que puedo recordar haber tenido. Sólo dejamos de jugar cuando Devoción vino a advertirnos que el almuerzo estaba listo.

El almuerzo estaba siendo tranquilo, claro que quien más hablaba era Louis, al pequeño le gusta hablar. Creo que lo aprendió de mi.

Todo parecía ir muy bien.

- ¿Y tú, Amelia? No piensas en volver a la universidad, ¿verdad? Tienes treinta años, hija, pero todavía hay tiempo de tener un...

- Mamá, no empieces de nuevo. Hemos hablado miles y miles de veces sobre eso.

Miro a Amelia a mi lado, ella ve a su madre de una manera tan fría que siento como si esa mirada fuera para mí. Nunca la había visto tan seria antes. Devoción suelta sus cubiertos en su plato, haciendo que el ruido resuene a través del comedor. Tomo la servilleta y limpio las esquinas de mi boca, todos están en silencio mientras Amelia continua fusilando a su madre con la mirada.

- Amelia cariño, ¿qué tipo de futuro deseas darle a tu hijo? Necesitas un buen trabajo, un trabajo de verdad, digno.

Es posible sentir la tensión allí, a mi lado Amelia parece estar a punto de explotar o algo así, la veo apretar los cubiertos en sus manos, sus nudillos empiezan a perder color. Ella baja la cabeza y hace clic con su lengua, casi sin darme cuenta, coloco una mano en su muslo izquierdo, ella me mira, su expresión se suaviza en cuanto me ve sonreír para ella.

Veo a Amelia tragar saliva, como si se hubiera tragado toda su rabia.

- Perdí el apetito - dice y gentilmente retira mi mano de su muslo, pero acaricia mis dedos y le devuelvo la sonrisa.

Amelia se levanta y antes de salir lanza una última mirada para Devoción, que mira decepcionada a su hija. Tomás esta con las manos levantadas mientras masajea sus sienes.

- Hemos hablado sobre eso Devi, es por eso que Amelia no viene a visitarnos como antes.

- No me juzgues por querer que mi hija sea alguien digna y tenga un trabajo decente - Devoción rebate, con una postura de "tengo razón" - Ser fotógrafa no es un trabajo, eso es una mancha en la historia de esta familia.

Me veo forzada a tragarme mi risa. Honestamente tengo ganas de defender a Amelia, pero es mejor ir tras ella para que ella no haga alguna estupidez.

- Voy a hablar con ella, disculpen - aviso y me levanto, Tomás me sonríe y le devuelvo la sonrisa antes de comenzar a alejarme de allí.

Devoción no parece haber cambiado ni un poco su manera de ser, ella no parece nada satisfecha con que lo que su hija escogió para hacer el resto de su vida.

¿Pero no ve lo feliz que esta Amelia haciendo lo que hace?

Al llegar a la sala miro a todos lados, es obvio que no la encontré ya que está casa parece más un laberinto. Pero al ver la puerta de frente medio abierta, deduzco que salió por allí.

No la veo al principio, pero pronto veo una morena apoyada en el coche donde Tomás fue a buscarnos. Suspiro y camino en esa dirección.

- ¿Ame? - la llamo tan pronto como llego a estar lo suficientemente cerca, escucho a Amelia liberar el aire de los pulmones y se levanta lentamente, alejándose del coche. Se da la vuelta, recuesta la cadera en el capó y me mira.

- Mi madre me molesta a veces con esa historia.

- Sí... Lo imagine - Amelia deja escapar una risita y se cruza de brazos, me acerco un poco más a ella - ¿Estás más tranquila?

- Más o menos - hace una mueca y inhala aire para sus pulmones, muerdo mi labio inferior y voy hacia ella, paro frente a ella mientras Amelia me mira sin comprender.

Con calma descruzo sus brazos, tomo su mano y la pongo en mi cintura, evito mirar sus ojos, sé que se centran en mí, pero si la miro ahora voy a perder el valor. Abrazo sus hombros y apoyo mi cadera en la suya, luego siento sus brazos tirando de mí contra su cuerpo. La colisión inesperada me hace gemir involuntariamente, Amelia respira profundo y me aprieta un poco más.

- ¿Y ahora? - le susurro al oído, Amelia huele mi cabello y esconde su rostro en el hueco de mi cuello.

- Mucho mejor.

Una sonrisa surge en mis labios, cierro los ojos y relajo mi cuerpo contra el suyo. Ella acaricia suavemente mi cintura, su toque es ligero, de una manera que me deja relajada.

- ¿Quieres salir de aquí? - me pregunta

- ¿Salir de aquí?

- Sí, ven conmigo a dar un paseo.

Me aparto un poco de ella, Amelia me mira con un brillo de felicidad en sus ojos.

Voy a la Luna si ella me lo pide de esa manera.

- ¿A dónde vamos? - pregunto.

Ella sonríe, pero no era una sonrisa cualquiera. Era una de sus más grandes y bellas sonrisas y era imposible no sonreír con ella, incluso sin saber el motivo exacto.

- Vamos a nuestro lugar.

//

Amelia tomo uno de los coches en el garage, sin decir nada o ni siquiera darme una pista, ella salió a las calles de Miami. Preferí no preguntar nada, pero estaba claro su emoción. No dejo de tamborilear los dedos ningún segundo, y también siempre estaba sonriendo y tarareando.

Era divertido verla así y no como antes, Amelia parecía una adolescente de nuevo. No recuerdo haberla visto tan emocionada con algo.

- ¿Ya llegamos?

- Acabamos de llegar - ella responde, miro al frente y estoy sorprendida de ver los altos muros y la puerta de madera también alta - Haz hecho la misma expresión que cuando viniste aquí por primera vez, dijiste que parecía ser un internado.

- Y realmente lo parece.

Ella se ríe y asiente con la cabeza, Amelia para el coche delante de la puerta y pulsa un botón en la columna lateral.

- Señorita Ledesma, cuánto tiempo.

- Sr. Thompson, tenía tiempo sin venir aquí.

La puerta comenzó a abrirse, Amelia puso en marcha el coche de nuevo. Coloco mi rostro en la ventana para mirar, parece una casa de campo. No sé.

- ¿Quién vive aquí?

- Nadie - miro a Amelia, que parece concentrada en ir alrededor de la fuente en el centro del carril - Este lugar es mío, es nuestro de hecho, estás casada conmigo entonces...

- Oh... - suelto media aturdida con su revelación, Amelia estaciona el coche y desbloquea las puertas. Me quito el cinturón de seguridad y ella hace lo mismo.

- ¿Quieres conocer la casa?

- Sí.

Salimos del coche juntas, Amelia endereza el cuello de su camisa, pero veo que quedo mal. Sólo me río y me mira fijamente.

- ¿Qué pasa? - mira hacia abajo a su ropa. Niego con la cabeza y voy hacia ella para arreglarle el cuello.

- Estaba mal acomodado - aclaro.

Amelia asiente con la cabeza y me da las gracias. En silencio entramos a la casa, entramos a la sala y puedo ver cuán grande es el lugar por dentro. La decoración es medio rustica, dejando el lugar con un aire de realeza.

Amelia me lleva a conocer las habitaciones, tiene cuatro suites allí, las habitaciones son grandes, la cocina es enorme, tiene un salón con una mesa de billar y otra de ping pong. También una biblioteca con muchos libros, tuve la tentación de sentarme y tomar algo para leer.

La casa no era exageradamente grande, sólo era cómodamente grande. Amelia dijo que solíamos pasar aquí los veranos, por el lago y la piscina.

- Aquí es hermoso - elogio a medida que caminamos en el patio, Amelia me quería mostrar el lago. La miro que está observando el suelo mientras caminamos.

- Sí, bastante - respira profundo, sonriendo - Me encanta ese olor a naturaleza - Amelia se ve tan relajada ahora, creo que fue una gran elección venir aquí.

Llegamos al lago y Amelia me reta a conseguir golpear la piedra. Obviamente ella gano, siempre he sido mala en este juego.

- Así no, sigue así y me ganaras.

- Nunca gano en esto, apesto para lanzar piedras - cruzo los brazos de mala gana, Amelia se ríe y continua guiándonos a través de ese camino de tierra estrecho.

Caminamos lado a lado, el silencio es tan grande que es posible escuchar el sonido de los pájaros y los grillos. Pero está lejos de ser malo, hasta es un silencio cómodo.

- ¿A dónde vamos?

- A ningún lugar - levanto las cejas y miro confusa a Amelia - Hemos llegado en realidad - sonríe tímida y apunta a algún lugar atrás de mí, me volteo rápidamente y miro hacia donde está apuntando.

¡Mierda!

- ¿La casa de la foto? La del recuerdo - estoy de pie frente a la misma casa de árbol de la foto que Amelia me dio.

Abro la boca de sorpresa, todo a su alrededor estaba limpio, la hierba corta y la casa parecía haber sido pintada hace poco ya que la pintura parece nueva, no hay suciedad o una marca aparente.

- ¿Qué recuerdo? - Amelia pregunta confundida.

Cierro la boca y los ojos, suspiro. Sabía que debería haberle contado sobre los destellos de memoria, pero se me olvido. O simplemente tenía miedo de decirle.

- ¿Podemos subir? - decido cambiar de tema, miro hacia atrás a tiempo para ver a Amelia torciendo la boca, se encoge de hombros y asiente con la cabeza.

Sonrío animada, realmente quiero ver ese lugar que parece ser tan especial para las dos.

Con cuidado subo las escaleras, miro hacia abajo y veo a Amelia subiendo atrás de mí, al llegar a la cima, requiero de fuerza para subir. Espero que ella suba para poder entrar.

- ¿Qué pasa? - me pregunta

- Nada, sólo quería esperarte - me encojo de hombros y sonrío torpemente, Amelia también sonríe, después hace una señal para que avance y abra la puerta.

Respiro profundo y agarro la manija, antes de abrir lo miro, su mirada me incita a que entre. Giro la manija y poco a poco abro la puerta, dentro todo esta oscuro.

- Déjame que... Listo.

Y de repente todo se aclara en la casa del árbol, la primera cosa que noto es el colchón en el suelo, no había cama, sólo un colchón. Un baúl de tamaño medio en la esquina de la pared y, por último, era imposible no ver el enorme mural lleno de fotos.

- Aquí es... maravilloso.

- Es uno de mis lugares favorito - la miro, Amelia parece nostálgica mirando a su alrededor. Ella sonríe y camina hacia la pared de fotos - Hay muchos buenos recuerdos aquí.

- Amelia, tengo que decirte algo - creo que este es un buen momento para hablar sobre mis recuerdos.

Se vuelve rápidamente hacia mí, su expresión revela curiosidad, pero también un poco de nerviosismo. Tomo una respiración profunda, mojo mis labios con la punta de mi lengua inconscientemente buscando las palabras para hablarle de los flashbacks de una manera en la que no se enoje conmigo por habérselo ocultado durante ese tiempo.

- ¿Sucedió algo? ¿Hice algo mal?

- No Amelia, no - la detengo antes de que comience a desesperarse, ella presiona sus labios y me mira asustada - No te lo dije, en realidad hace poco lo he hablado con la Dra. Rocío. Por supuesto que María y Marina lo saben...

- Por favor, me estas matando. Dime...

- Amelia, recordé algunas cosas.

- ¿¡Qué!?

- No fueron cosas megas importantes, sólo un recuerdo fue realmente importante, pero tuve pequeños destellos de memoria.

- ¿Recordaste algo? - ella me interrumpe, suelto el aire de mis pulmones y asiento con mi cabeza - Espera... ¡Oh, Dios mío Luisita! Recordaste, quiero decir... Mierda, tú recor- maldición, ni siquiera puedo pensar con claridad. Espera... Oh joder...

Amelia gesticula sin parar murmurando para sí misma, es adorable verla toda nerviosa, sus cejas fruncidas, sus labios siendo presionados algunas veces y finalmente, la forma en que mueve las manos.

- ¡Amelia! - grito para detener su monólogo, ella se calla y me mira con los ojos muy abiertos, puedo verlos comenzar a cristalizarse - Respira - ella obedece rápidamente, buscando aliento con fuerza y lo suelta en cuestión de segundos - Ven aquí - la llamo y me siento en el borde del colchón, es suave.

El olor de las sábanas se eleva, parecen haber sido cambiadas hace poco, tal vez alguien que cuida el sitio las remplaza. Amelia no tarda nada en sentarse a mi lado. Le sonrío y me estiro un poco para sostener sus manos, están heladas y sudorosas.

- Recordé algunas cosas, algunos de ellos eran sólo conversaciones y algunos momentos. Pero recordé una importante.

- ¿Del nacimiento de nuestro hijo?

- Hm, no, por desgracia - su expresión cae, ella deja escapar un "oh" bajo y tuerce la boca - Pero recordé un día, ¿recuerdas la foto que me diste en nuestro aniversario de bodas?

- Lo recuerdo.

- Recordé unos pocos días antes de la boda, estábamos aquí e intercambiamos anillos.

- ¿Re-recordaste? - asiento con la cabeza, su rostro se vuelve a iluminar - Oh... ¡Espera!

- ¿Qué vas a hacer? - pregunto curiosa al verla levantarse del colchón, Amelia hace una seña con la mano para que espere.

Ella va al baúl que vi anteriormente, y rueda algo en su cerradura, creo que tiene contraseña. Ella lo abre y busca en su interior, Amelia sonríe enormemente y saca una caja de hierro color dorada, también una radio portátil. Frunzo el ceño.

- Sabía que estaban aquí - cierra el baúl, deja la radio en la cima de el y regresa a donde estoy con la caja dorada en sus manos - Teníamos miedo de perderlos, así que los mantuvimos aquí algunos meses por precaución - me acerco más a ella, Amelia abre la caja y saca dos anillos, mi boca se abre al verlos - Quiero hacer una petición.

Abro mis ojos al oír eso, Amelia levanta la cabeza y me mira, su sonrisa muere lentamente al ver mi expresión.

- Oh no, no es como si fuera a pedirte que nos volvamos a casar - ella dice a toda prisa, sonriendo torpemente después. Juro que la escuche susurrar "todavía no" - ¿Baila conmigo?

- ¿Ese es el pedido?

- Parte de ella - explica y se encoge de hombros, sonrío para ella y acepto.

Amelia guarda los anillos y se levanta, extiende sus manos y me ayuda a levantarme. Ella pide que espere y va a la radio portátil. Pacientemente espero a que elija una canción, cuando finalmente escoge me mira y me llama con un dedo.

I don't ever ask you where you've been...
(Nunca te pregunto dónde has estado...)

Una voz femenina comienza a resonar, Amelia toma mis manos y acerca su cuerpo al mío. Paso mi brazo izquierdo detrás de su cuello, la mano derecha un poco en el aire, rodeada por su mano. Agarra mi cintura y dejo que ella guie nuestros baile, da un paso a un lado, y da vuelta en el mismo lugar. Lentamente nos gira, mantenemos el contacto visual todo el tiempo.

Just a little bit of your heart
(Solo un poco de tu corazón)
Just a little bit of your heart
(Solo un poco de tu corazón)
Just a little bit is all I'm asking for...
(Solo un poquito es todo lo que pido...)

Comienzo a escuchar la letra y siento como si cada palabra fuera un cuchillo enterrándose en mi corazón lentamente. Es como si estuviera conversando conmigo a través de la canción, y veo en sus ojos un brillo como si me pidiera que entendiera.

Seguimos bailando, pero en un momento ella baja la cabeza, me tira hacia ella y coloca su barbilla en mi hombro. Inhalo con fuerza, sintiendo el suave aroma de su cabello invadir mi nariz. Recuesto mi cabeza en ella y dejo que nos guie todavía.

Estoy tan distraída que no note antes que ella susurraba las letras de la canción, su voz es ronca, a veces se le corta la voz como si tuviera una bola en su garganta. La presiono contra mí, tratando de consolarla.

Si alguien me dijera en el pasado que hoy estaría casada con Amelia Ledesma, bailando con ella mientras trato de consolarla, estoy segura de que internaría a la persona en el mejor hospital psiquiátrico del mundo.

Aunque la realidad es otra... Esa idea no es tan absurda como lo sería antes.

En realidad me está empezando a gustar ser su esposa.

- ¿Luisita?

- ¿Si?

Ella se aleja de mí, noto que la música se ha detenido en algún momento, pero estaba tan involucrada en el baile que no me di cuenta antes. Miro a Amelia, sus mejillas estaban un poco húmedas, rápidamente seco sus lágrimas con mis pulgares. Ella cierra los ojos sintiendo mis caricias.

- Quería decirte tantas cosas, pero no puedo y quiero ir con calma - abro la boca para decir algo, pero ella me pide que guarde silencio y lo hago - ¿Prestaste atención a la letra de la canción?

- Sí - respondo un poco confundida.

Amelia levanta las manos hasta su rostro y mira bien a mis ojos, su mirada tan intensa me causa escalofríos.

- Un pedazo de tu corazón, esa es mi petición - ella traga con dificultad - Todo lo que pido es la oportunidad para poder reconquistarte, te quiero a ti, Luisita, no voy a renunciar al amor de mi vida de nuevo. Te necesito, pero tienes que darme esa oportunidad, si me lo permites, haré todo lo posible para volver a reconquistarte.

Su voz no es más que un susurro al final, todas las cosas que ella dijo están haciendo eco en mi mente. Siento mi cuerpo pesar por lo que sus palabras causan en mí. Los ojos de Amelia me miran intensamente, esperanzados. Trago en seco, mi boca comienza a secarse por la intensidad en su mirada.

Trato de decir algo, pero mi voz simplemente no sale. De repente me viene la voz de Ian a la cabeza, de Marina, María, mis padres... Todos lo que me aconsejaron que le diera una oportunidad a Amelia.

- Amelia, yo... yo... - me callo, le devuelvo la mirada con la misma intensidad. El silencio es tan grande que nuestras respiraciones se funden, como una orquesta.

"Acciones, hija, dicen mucho más que las palabras, incluso las pequeñas acciones" , la voz de mi padre hace eco, me dijo eso cuando apenas tenía diez años y nunca lo he olvidado. Y llego el momento en que finalmente esa frase tiene sentido para mí.

Sin querer pensar demasiado, tomo la nuca de Amelia con las dos manos, apretando mis dedos en su carne con tanta fuerza que estoy segura de que quedara una marca. Mi respiración se acelera, no estoy pensando correctamente y cuando nuestros labios finalmente se tocan... siento como si el suelo debajo de mi desapareciera de repente.

Amelia exhala por la nariz con fuerza, mostrando su sorpresa. No hay palabras para definir lo que estoy sintiendo en este momento.

- Luisita... - Amelia dice tan pronto como me alejo, todavía estoy entumecida con sólo un toque de sus labios sobre los míos.

Abro los ojos y la miro, ella parece perdida, pero sus ojos muestran una felicidad inusual.

- Te doy mi corazón entero si me prometes cuidar de él.

Sus ojos se cristalizan, pero por primera vez es por felicidad. Amelia esboza una enorme sonrisa y antes de que pueda tener alguna reacción, ella me besa esta vez. Incluso me tira contra ella repentinamente, su toque es suave. Sus labios son suaves.

Amelia se detuvo, su respiración irregular resuena por el lugar. Lentamente separo mis labios, dándole permiso para que avance. Los pulgares de Amelia presionan mi mandíbula, y ella mueve sus labios, como si acariciara los míos. Poco a poco, con todo el cariño y calma posible.

Nuestro beso no implica lengua, sólo labios, ella suspira unas cuantas veces mientras nos besamos. Todo con la mayor calma posible. No sé cuánto tiempo duro, pero ella finaliza el beso con algunos picotazos, nos sonreímos la una a la otra aun con nuestros labios juntos.

- Te prometo que lo cuidare con mi vida.

Sello nuestros labios de nuevo, siento una necesidad absurda de sentir la suavidad de sus labios sobre los míos. Es como una droga.

No puedo recordar mi primer beso, pero estoy segura de que este es el mejor beso que he recibido en mi vida.

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