Stupid Wife

By luimeliamoments

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¿Te has imaginado casada con alguien que nunca soportaste en la vida? Luisita también lo había imaginado, sin... More

Prólogo.
Capítulo 1. ¿Qué?
Capítulo 2. Volver a la vida.
Capítulo 3. Algunos vídeos.
Capítulo 4. Mi hijo.
Capítulo 5. ¿Un sueño o....?
Capítulo 6. Ella es mi problema.
Capítulo 7. Deseos.
Capítulo 8. Ella me dejará ir.
Capítulo 9. Aniversario.
Capítulo 11. Siempre que quieras.
Capítulo 12. Ella es increíble.
Capítulo 13. Esposa.
Capítulo 14. Día de nieve.
Capítulo 15. Tentación.
Capítulo 16. Solo un poco de tu corazón.
Capítulo 17. Me gusta cuando me llamas cariño.
Capítulo 18. ¡Esta loca!
Capitulo 19. Clases de conducir.
Capítulo 20. Mi Ame...
Capítulo 21. Something.
Capítulo 22. No me dejes.
Capítulo 23. Todo va a estar bien.
Capítulo 24. Déjame abrazarte.
Capítulo 25. Feliz navidad.
Capítulo 26. Todo lo que ella quiera.
Capítulo 27 - Better than a princess, more than a queen.
Capítulo 28 - Everything.
Capítulo 29 - En mi lugar.
Capítulo 30 - Una oportunidad.
Capítulo 31. Confianza y actitud.
Capítulo 32. ¿Dónde estoy?
Capítulo 33. Esta es mi realidad.
Capítulo 34. Nada supera.
Capítulo 35. Soy tu regalo.
Capítulo 36. Felicidad indefinida.
Capítulo 37. Pequeña estrella.
Capítulo 38. Recuerdos.
Capítulo 39. Destiny.
Epílogo I
Epílogo II
Especial Destiny

Capítulo 10. Empezar de nuevo.

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By luimeliamoments

- Dime que esto es una broma Marina, por favor - imploro sintiendo mis hombros pesados, como si tuviera el mundo en ellos.

Marina suspira y sacude la cabeza, cierro los ojos y pongo mis manos en la cara.

- Sabíamos que no lo recordarías... - oigo a María comentar, pero estoy muy ocupada con mi preocupación. ¿Dónde está Amelia? - Entonces, Marina y yo decimos venir.

- Creímos que Amelia estaría aquí - dijo Marina.

- No - froto las manos en mi rostro y suspiro - Ella se ha ido hace un par de minutos.

- Hey Luisita, no estés así - Marina me tira a sus brazos y agarro automáticamente su cintura, por lo que mi cabeza está en sus pechos - No es tu culpa que no recuerdes la fecha de hoy, Amelia lo sabe.

- Lo sé, es sólo que... - se me forma un nudo en la garganta - Deberías haber visto cómo estaba, nunca vi a Amelia tan triste como ahora. Ella se fue de aquí llorando y desde ayer está así. Yo no sé, yo...

- Ay, hermana - María me abraza junto a Marina, de nuevo estoy llorando debido a Amelia.

No puedo explicarlo, ya no es el odio que sentía antes, diría que tengo algún tipo de afecto por ella, y verla triste por mí me hace muy mal. No sé qué más hacer, trato de hacer las cosas de manera correcta, pero de una manera u otra todo acaba saliendo mal.

¿Por qué todo tiene que ser tan complicado?

Marina acaricia mi pelo mientras María dice frases para tranquilizarme, es importante contar con mi mejor amiga y mi hermana a mi lado, creo que no podría soportar todo esto sin las dos.

Minutos después logré calmarme, ambas me enviaron a tomarme un baño mientras prepararían algo de comer. Sólo obedecí y me desvestí para entrar al cuarto de baño, cuando entre bajo el agua casi caigo al suelo, sentía mi cuerpo más ligero.

- ¿Luisi?

- ¡En el armario! - grito y luego María entra al armario, sonrió para ella que me sonríe de vuelta, esa sonrisa disimulada de pregunta.

Conozco a mi hermana, sé que quiere preguntarme si estoy mejor, pero sé que no lo hará sin mi permiso.

- Ven a comer, los sándwiches están listos - avisa y termino de vestirme, mantengo el cabello en una cola de caballo con una cinta, sonrió a mi propio reflejo.

Estoy usando una camiseta del Atlético de Madrid, uno de los que más utilizan Amelia, tiene su esencia en él y es muy bueno. ¡Como me gustan las camisetas!

- Hm, sé de quién es esa camiseta.

Volteo hacia María sonriendo torpemente y ella entrecierra los ojos.

- Es mia - digo rápidamente.

- No, tú no tienes - levanto las cejas con sorpresa - Pero es casi tuya de todos modos.

- ¿Por qué?

- Siempre has tenido la manía de usar la ropa de Amelia, especialmente las camisetas del Atlético de Madrid y bueno, ni hablar de sus sweaters.

- Ella tiene buen gusto con la ropa - me encojo de hombros, un intento fallido de justificarme - No me mires así, ¿hice mal en tomar su camiseta sin su permiso?

- Obvio no, estoy segura de que Amelia estará feliz de verte vestida con su ropa - María cruza sus brazos debajo de sus pechos y me mira de pies a cabeza y luego fija su mirada en mi cara - ¿Estoy mal o estás intentando en mejorar las cosas?

Deje salir un largo suspiro, muerdo la esquina izquierda de mi labio.

- Estoy tratando - admito y ella sonríe grande - ¿Lo estoy haciendo bien?

María deja escapar una risita y se vuelve para salir del armario, pero cuando llega a la puerta me mira.

- Bueno, eso es un comienzo. Sigue así - dijo y salió del closet.

Me quedo allí parada sonriendo como si hubiera sacado una buena calificación es una prueba difícil. Estoy en el camino correcto, tal vez poco a poco Amelia y yo podamos iniciar una buena amistad.

Espero que sí, realmente quiero hacer que funcione. Por ella, mis padres, Ian, Louis y por mi también.

Esta es mi vida, voy a adaptarme a ella.

//

Me siento en la mesa al lado de María, Marina está hablando con alguien por móvil. Pongo un poco de leche caliente en mi taza.

- Me llamó Ian, dijo que Amelia está con ellos en el centro, en la zona de juegos - miro curiosa hacia ella - Toni y Louis, los cuatro se encuentran en los bolos.

Marina se une a mi hermana y pasamos nuestro aperitivo en medio de risas y chistes.

Tengo la suerte de tenerlas conmigo. Soy muy afortunada.

//

Ahora estamos en la habitación, Marina y María hablan de algunos momentos que tuvimos juntas y en familia, vacaciones y viajes que hicimos juntas. Estoy en silencio escuchándolas a las dos hablar sin parar, me siento mejor al saber estás cosas. A pesar de que mi mente está vagando lejos.

- Creo que alguien viajo a otro mundo.

- Yo también, creo que estamos hablando con las paredes. ¡Luisita!

Salto en el sofá al escuchar el grito de Marina, la miro con miedo.

- Me matarás del corazón un día - refunfuño cruzando los brazos y me tiró contra el respaldo del sofá.

Marina hace clic con su lengua y María se ríe de mi ceño fruncido.

- Dramática - ella dice y pongo los ojos - ¿En qué tanto pensabas?

Me paro a analizar y me levanto del sofá con una enorme sonrisa. Es exactamente lo que necesito.

- ¡Eso es! - exclamo sin dejar de sonreír y miro a las dos, que se me quedaron mirando fijamente - Voy a necesitar mucho ayuda de las dos.

María y Marina se miraron y volvieron a mirarme con curiosidad. Todavía seguía sonriendo.

Esta fue la mejor idea que tuve.

//

Ir al supermercado con estas dos es una tarea casi imposible, querían llevarse todo y nada al mismo tiempo. Y ellas son dos mujeres maduras, casadas y con hijos, deberían saber que comprar. Pero no, consiguen ser más indecisas que yo, que tengo la madurez de un adolescente.

Pero aún asi, fuimos capaz de comprar todo lo que quería, opte por cosas simples, pero refinado. Estoy dispuesta a hacer la mejor cena de mi vida.

- Ya he decidido que vamos a hacer. Marina, ¿puedes limpiar los camarones por mí? Por favor - ella me mira con incredulidad y pone las bolsas de mercado sobre el mostrador.

- ¿Por qué justo yo? Manda a tu hermana.

María abrió la boca y sacude la cabeza con prontitud.

- No, no. Voy a hacer el postre, te toca el camarón.

- Por favor Marina, necesito ayuda.

- ¡Uf! Te odio, las odio a las dos en realidad - mientras se queja toma la bolsa con el camarón y la arroja al fregadero - Yo no nací para hacer este tipo de cosas.

- Deja de quejarte - voy hacia ella y le doy un beso en la mejilla - Eres la mejor, te quiero amiga.

- Me halagas, Doris.

- ¡Oye! - la empujo un poco - Que mala.

- Deja de llorar y vamos a empezar con esto.

Manos a la obra ahora, tengo que tener todo listo justo antes de que Amelia llegue a casa.

//

Con la ayuda de mi hermana y de mi amiga todo estuvo listo en unas dos horas. Decidí hacer Risotto de camarones con crema y ensalada griega. Marina dijo que a Amelia le encanta y María, preparo una tarta de fresas con nutella, ella y mi amiga dicen que es el postre preferido de Amelia.

- Quedó perfecto - Marina dice al terminar de ordenar la mesa del comedor, ella tomó nuestra mejor vajilla y compró velas.

Estoy empezando a sentir que esto es un poco demasiado. Sólo quería una cena agradable con Amelia, esto parece más una cena romántica.

- No sé, ¿no parece esto ex...

- ¿Exagerado? - María completa y asiento con la cabeza, miro a ella que se para a mi lado y analiza la mesa - No, después de todo, sería exagerado si hubieras comprado un nuevo conjunto de ropa hoy, además a Amelia le gusta este tipo de cosas.

- ¿Cena a la luz de las velas?

- Cena a la luz de las velas contigo, amiga - Marina dice risueña y por alguna razón me ruborizo.

Terminamos de preparar las cosas y María prácticamente me ordenó que fuera a arreglarme.

Louis no vendría a casa hoy, Marina ya había hablando con Ian para que llevara a mi hijo directamente a su casa, no me opongo, creo que Amelia y yo realmente necesitamos estar a solas para hablar mejor.

Espero que todo salga bien, quiero al menos tener un dialogo con ella.

Es todo o nada.

//

Dejo la habitación y voy directamente al armario, Marina y María se habían ido, me advirtieron que se iban cuando todavía estaba en el baño.

Me siento extremadamente nerviosa. Opto por una falda blanca y una blusa negra con blanco. Elegí una ropa interior al azar, de color blanca y me vestí. Sonrío a mi reflejo en el espejo y empiezo a pensar que hacer con mi pelo. Después de un tiempo decido que sólo me haré una cola de caballo, dejando unos mechones de pelo suelto en la parte delantera.

Mirándome, me doy cuenta de que me veo como una adolescente de nuevo. Voy a mi parte del armario y busco mi estuche de maquillaje, Amelia me había mostrado dónde está. Si bien no es necesario tener tanto maquillaje, recuerdo que solamente solía usar la base, delineador de ojos y rímel.

De todos modos tendría que aprender a maquillarme más, no soy más una niña.

Me maquillo ligeramente, simplemente resaltando mis ojos. Termino y me pongo un poco de Dolce & Gabbana The One, sospecho que ha sido un regalo de Amelia, todavía estaba en la caja cuando lo encontré la semana pasada, no la había visto antes.

Estoy encantada, este olor es maravilloso.

//

Cuando estoy a punto de bajar el último peldaño de la escalera, escucho el sonido de la manija de la puerta, en cuestión de segundos la puerta se abre y entra una tentativa Amelia.

Ella no advirtió mi presencia aquí todavía.

Estoy cerca de ella, Amelia quita su abrigo de color crema y cierra la puerta, cuando se vuelve a colgar el abrigo se asusta al verme ahí.

- Que susto, mujer. Pareces un fantasma - ella se lleva una mano al pecho en el lado izquierdo y se masajea la zona. Esbozo una sonrisa torpemente y coloco mis manos atrás.

- De hecho, eres tú quien parece más un fantasma - hablo sin pensar y amplio mis ojos cuando me doy cuenta, pero me relajo cuando oigo reír a Amelia - Fue sin querer.

- Lo sé, nunca has sabido controlar tu impulso de hablar sin pensar - se encoge de hombros y se agacha a desatar sus botas - Louis va a dormir en casa de Ian, espero que no te importe.

- Esta todo bien.

Ya lo sabía.

Amelia desata sus dos botas y las tira, empujándolos hacia el borde de la puerta. Cuando vuelve a ponerse de pie, hace una pausa en su lugar y me mira ¿sorprendida? ¿Admirada? ¿Espantada? No sé distinguir esa mirada.

Ella me mira cuatro veces de arriba y abajo, siento que me sonrojaba hasta el cuello. Su intensa mirada en mi me intimida.

- Mierda - ella susurra, lo sé porque he leído sus labios - Wow... te ves maravillosa, Luisita, mi Dios.

En ese momento Amelia se ve un poco, embobada, no sabe que palabra utilizar para describirme, pero su mandíbula muestra lo impresionada que está. Me atrevería a decir que me siento feliz bajo su mirada.

- G-gracias - agradezco extrañamente tímida y miro hacia otro lado, agachando la cabeza.

Escucho a Amelia murmurar algo inaudible y luego suspiro. Levanto la cabeza y la miro, ella se rasca la cabeza torpemente. Ella parece no saber que decir o hacer.

- ¿Puedes venir conmigo? - le pregunto vacilante, Amelia me mira sorprendida y parece librar una batalla consigo misma.

- ¿A dónde?

- Al comedor - respondo y camino junto a ella, cuando miro por encima del hombro, Amelia sigue de pie en el mismo lugar - No es necesario que dudes, no te matare o algo así, sólo prepare la cena - explico y se ve aliviada - No has cenado ¿o sí?

- Uh, no, no - responde con prontitud y luego presiona sus labios, casi sonrió por su timidez - Ahora que lo mencionas me doy cuenta de que estoy realmente hambrienta - admite, mordisqueando su labio inferior.

Le lanzo una sonrisa y asiento para ella para que me acompañe. Camino controlando mi respiración, el comedor parece más lejano.

- Yo... - trato de decir algo, pero antes de que pueda, ella me interrumpe.

- ¿¡Qué significa esto!? - parece exasperada, me vuelvo para mirarla encuentro en su rostro una expresión incrédula.

Trago en seco, de repente la atmósfera poco amigable se desmorona.

- Hmm, ¿una cena? - vuelvo a preguntar y desvió la mirada, no quiero tener que hacerle frente.

- Sé que es una cena, Luisita, quiero decir... La mesa está puesta y las ¿velas? - por el rabillo del ojo la veo acercarse a la mesa - No puedo creerlo, lo estás haciendo por lástima, ¿verdad? Por qué si es así, Luisita no tienes la necesidad de hacer esto sólo porque te sientes...

No concluye su frase, me atrevo a mirarla y notó cuan exasperada y nerviosa está. No parece enojada, parece herida. ¡Maldita sea! No puedo, no puedo hacer nada bien.

- Amelia no, no es nada de eso, entendiste mal - empiezo a tratar de explicar. Ella moja los labios y me mira - No lo hice por compasión, ¡cielos! En realidad no se, sólo quería, q-quería... yo solo...

- ¿Recompensarme por tu falta de memoria debido a que estoy sufriendo? Luisita no tienes que hacer esto.

- ¡Déjame hablar, coño! - exclamo, Amelia levanta las cejas sorprendida. Respiro y paso las manos por mi pelo - No lo hice por lástima, pero quiero compensarte, sí - ella abre su boca para decir algo, pero le hago un gesto para que se calle - He sido mala persona contigo por idioteces del pasado, quiero entenderme contigo, quiero redimirme por ser grosera durante esas dos semanas.

Su expresión se suaviza y su cara de herida pasa a sorprendida.

- ¿Qué es esto? ¿Qué tipo de cena es?

Me detengo a pensar un poco, nos miramos la una a la otra durante unos segundos en silencio.

- ¿Recomienzo? Sí, eso es. Un nuevo comienzo.

- ¿Recomienzo? - hace unas pocas señales con la mano, moviéndolas en círculos y apunta entre nosotras.

- Un tipo de recomienzo... Dos personas que se reconocen - ella se cruza de brazos - Quiero saber más sobre mí, de todo...

- Entiendo - de todos modos parece estar más tranquila, Amelia ve la mesa y después me mira fijamente - ¿Podemos comer entonces? Tengo mucha hambre - confiesa torpemente y se rasca la cabeza, Louis hace lo mismo cuando está avergonzado.

Me paro a pensar y pienso que para que Amelia tuviera tanta hambre es porque probablemente no ha estado comiendo bien. Pienso en regañarla pero decido no hacerlo.

- Ven, vamos. Puedes sentarte yo...

- Te ayudo - me interrumpe y sonríe amablemente, le devuelvo la sonrisa y simplemente le doy la espalda y voy a buscar la cena.

- Esta bien. Lleva esto - le entrego la bandeja.

- Se ve delicioso - oigo comentar a Amelia y la miro - ¿Marina y María estuvieron aquí?

- Sí - contestó con torpeza y la oigo soltar una risita nasal.

Dejamos la comida en la mesa, me vuelvo a recoger el vino que había comprado Marina.

- Déjame ver... ¿Risotto de camarones? Es que lo huelo hasta aquí aunque la bandeja siga tapada - pregunta y asiento sonriendo.

- Tienes buen olfato - alabo y me sonríe tímidamente. Agarro la botella de vino y arrugo la frente. ¿Cómo lo abro?

- ¿Problemas allí? - la oigo preguntar, es evidente la sonrisa en su voz - Dámelo, déjame hacerlo - pide educadamente y le entrego la botella.

Magistralmente Amelia lo abre, sonríe orgullosa de sus habilidades. Sólo me río de su rostro de felicidad.

- No estoy acostumbrada a estas botellas, nunca bebí en mi vida - hace una pausa y corrijo - No recuerdo haber bebido en mi vida antes.

- No eres una gran bebedora, en realidad - Amelia dijo mientras servía vino en las dos copas - Sólo tomabas cuando había una fiesta importante o cuando salimos con los demás. Y no te gusta cualquier tipo de botella que tiene corcho.

- Es muy difícil - refunfuño frustrada y se ríe.

Amelia está mucho mejor ahora, su sonrisa viene fácil... y me gusta el sonido de su risa. Es linda, se ve como un bebé, y me calma. Es extraño, pero agradable.

- Toma lentamente - aconseja y me muestra como hacer.

Amelia se lleva la copa a los labios, exentos de cualquier labial y da un pequeño sorbo, luego suspira. Memorizo sus movimientos y hago lo mismo. El sabor es dulce, un poco amargo al final. Me gusta.

- Muy rico - dice mirandome.

- ¿En serio? - Amelia asiente y toma otro sorbo de vino.

- ¿Marina lo ha elegido? - esta vez soy yo quien asiente con la cabeza - Tenía que ser, ella es la mejor.

Después de otro sorbo de vino, Amelia y yo empezamos a comer. Ella elogió varias veces mi cocina, me quedé muy satisfecha con ella.

- Tu talento se mantiene intacto - ella dijo después de limpiarse las comisuras de los labios con la servilleta - Estuvo maravilloso.

- Gracias - agradezco incapaz de dejar de sonreír.

//

Ya casi terminamos la cena, hace unos minutos note a Amelia más suelta. Tal vez está empezando a emborracharse.

-... Ese día fue divertido. Marina quería matar a todo el que trató de calmarla, Ian estaba más nervioso que toda la familia y nuestros amigos.

Ella está hablando del día que nació Toni. No puedo dejar de reír ante la idea de Marina en trabajo de parto tratando de matar a todos y Ian corriendo en el hospital porque tenía miedo de entrar a la sala y ser asesinado por su esposa.

-... Pero por lo demás era muy feliz, nunca había visto a mi hermano llorar y sonreír tanto como ese día.

- Me lo imagino - tomo un sorbo de vino y coloco la copa sobre la mesa. Amelia toma la botella y vuelve a llenar la copa con el vino.

- Hemos pasado por muchas cosas.

- Quiero saber todo, cualquier cosa.

- Hmm - Amelia traga el vino en su boca y apoya los codos sobre la mesa - Después podemos ver los vídeos de Lou, el día de su nacimiento, su primera palabra, sus primeros pasos... Su primera caída en bicicleta - sugiere y se encoge de hombros, bebiendo más vino.

Creo que debo detenerla, Amelia ya parece fuera de sí, pero parece tan alegre. No quiero cortar su momento de felicidad, no ahora.

- Me muero de ganas de recordar todo sin tener que mirar los videos - comento abatida, ella me mira con pena y suelta su copa sobre la mesa - No me gusta esta puta amnesia.

- Es recíproco - miro a Amelia que tiene de nuevo la botella en la mano - La amnesia es una mierda.

- Sí - suspiro - Una total mierda.

Volvimos a hablar de momentos del pasado, Amelia ha tenido momentos divertidos y otras un poco tensos. Por ejemplo, cuando Ian casi tuvo un accidente de tráfico en la carretera durante el viaje a otra ciudad, Amelia dijo que estaba lloviendo mucho y el coche giro en la pista.

- Amelia, sé que esto no es el mejor momento para preguntar... - atraigo su atención - ...pero ¿cómo fue nuestro primer beso? - pregunto medio insegura, ella le da un último pequeño trago a su copa de vino y se aclara la garganta, enderezándose en la silla.

- Fue una situación muy divertida - suelta una risita floja y mira un punto dijo detrás de mí, su mirada es nostálgica - Acabábamos de salir de la clase de gimnasia, mi clase había jugado voleibol contra la tuya - toma un sorbo y hago lo mismo - Cuando todos se duchaban me escondí en un rincón esperando para otras de mis bromas. Lo curioso es que también habías planeado una broma para mí. Así que me quede allí esperando alrededor de una hora, hasta que decidí irme. Cuando salí de mi escondite, choque contigo - se detiene riendo en voz alta y termino haciendo lo mismo, a pesar de que no puedo recordarlo - Casi hicimos la misma pregunta y comenzamos a discutir - se moja los labios y apoya los codos sobre la mesa - Estábamos tan distraídas en nuestra discusión que no nos dimos cuenta del tiempo.

- ¿Nos quedamos encerradas? - me atrevo a preguntar porque tengo una idea de lo que ha sucedido.

- Exactamente - Amelia sonríe y asiente con la cabeza - Empezaste a gritarme que era mi culpa, pero no te habías dado cuenta de que todavía estaba parada en la esquina. Entonces apagaron las luces, y dejame decirte que en ese tiempo yo tenía serios problemas con la oscuridad - confiesa y alzó las cejas, sorprendida al oír esto.

- No lo creo.

- Pues deberías, así que mientras gritabas y me insultabas, me acurruque contra los casilleros teniendo un ataque de pánico. Te llevo al menos veinte minutos para que te fijaras en mí en el suelo, el vestuario tenía una luz tenue, pero el uniforme blanco destacaba en la oscuridad - se recuesta en la parte posterior de la silla y rodea el borde de la copa con su dedo índice - Me llamabas y no respondía, no podía hacer nada que no fuera estar encogida en la esquina. Así que empecé a desesperarme, ahí te diste cuenta que no estaba fingiendo y que de verdad estaba mal. Trataste de calmarme de muchas maneras, una de esas tentativa, me tiraste con fuerza de la cintura y hiciste que cayéramos en el suelo, tú debajo y yo encima de ti.

- ¿No te hice daño?

- Un poco - se encoge de hombros - Me estaba metiendo debajo de ti y estabas impaciente, después hiciste algo que ninguna de nosotras esperaba.

- ¿Yo te bese?

Ella asiente con la cabeza.

- Prácticamente abusaste de mi boca con la tuya.

- Oh Dios mío - me encojo en mi silla y siento mi cara calentarse, no me acuerdo de haber sido tan descarada en la escuela.

- Sí, oh mi Dios - se río de mi vergüenza, pongo los ojos, ocultando mi cara con las manos - Pero funcionó, estaba más tranquila. Trate de decirte eso, pero te apartaste de mí sólo para mirarme y luego me volviste a besar - sonríe enormemente, como si recordara ese día - Fue el mejor beso de mi vida.

- Y... - resoplo - ¿Y después? ¿Qué sucedió?

- Bueno... - ella se retuerce en su asiento - El portero de la escuela abrió el vestuario, pregunto si estábamos bien y sólo corriste sin mirar atrás. Le explique lo que había sucedido, tuve que mentirle y decirle que la estabas pasando mal - le da un poco de risa - Después comenzaste a ignorarme, hice todo lo posible para hablar contigo, pero siempre huías. Fue entonces cuando me acerque a Marina, que iba a salir con mi hermano, por lo que terminamos en convertirnos en amigas. Con su ayuda pude hablar contigo.

- ¿Qué hizo ella para convencerme de hablar contigo?

- Te amenazó con cortar tu cabello.

- Bueno, suena como ella.

Ella deja escapar una risa nasal y toma de nuevo la botella de vino, me doy cuenta de que ya está casi vacía. Miro a Amelia, lo confieso, la estoy admirando. Nunca pare de notar adecuadamente lo hermosa que es, es imposible negarlo.

- Quiero recordar - hablo bruscamente y ella para de llenar su copa y me mira, sus ojos están entrecerrados.

Sí, ella está ebria.

- ¿Qué quieres recordar? Puedo contarte.

- Todo - suspiro y pongo un mechón de pelo detrás de la oreja - Recordar los momentos divertidos, momentos familiares, cuando me embarace de Lou, la emoción de sentir como crecía dentro de mí y la felicidad que sentí cuando nació. Cosas así - Amelia abre la boca y baja un poco la cabeza, creo que esperaba más cosas - Y Amelia... - atraigo su atención y ella me mira antes de servir más vino - Quiero recordar lo de nosotras, todo lo que pasamos, realmente quiero, lo deseo.

La botella de vino se desliza de su mano y explota en el suelo, haciendo un fuerte sonido de rotura de vidrio que resuena a través de la sala del comedor. Los ojos de Amelia se ensanchan y empuja la silla hacia atrás, pero terminó tirando el mantel con ella haciendo que los platos caigan. Todavía pude sostener la bandeja con lo que quedaba de la cena. Ella se ve como que no sabe qué hacer.

- Bueno, creo que eso es suficiente vino para ti - me levanto de la mesa y voy a la cocina para meter la bandeja en el refrigerador, vuelvo a donde Amelia que sigue paralizada y sin prestar atención al desastre que hizo, le toco el hombro y le digo que se levante.

Amelia obedece sin problemas, pero casi se cayó al suelo, tengo que aferrarme a su cintura. Con gran dificultar, ya que ella tiene más cuerpo que yo, puedo tomarla, voy a nuestra habitación y agradezco que la puerta está abierta.

Coloco a Amelia en la cama y le aviso que ya vuelvo, abro la puerta del baño y también la llave de la ducha. Vuelvo a la habitación y aguanto la risa al ver a Amelia con las piernas arriba, haciendo algún tipo de baile mientras canta una canción sin sentido.

- Amelia, cálmate - le reprocho por no quedarse quieta, ella pone mala cara y se calma. La llevo al baño y la siento en la tapa del retrete, de rodillas delante de ella tomo el dobladillo de su camisa de mangas largas - Levanta los brazos - ella obedece con prontitud y tiro la ropa al cesto de ropas sucias. Me paro y tiro de ella hacia arriba - Desabróchate los pantalones.

- Mira... A mi esposa no le gustara que esté desnuda delante de otra - susurra como si dijera un secreto, pongo los ojos, aunque casi suelto una risa.

Con un esfuerzo se quita los pantalones, después de implorar bastante. Agarro su cintura y voy con ella dentro de la ducha.

//

Minutos después de dejarla en el agua fría, Amelia está encogida en el lavabo de mármol y se estremece como un cachorro mojado. Voy rápido a la habitación a buscar una toalla para ella, vuelvo al cuarto de baño y estiro la toalla hacia ella.

- Aquí tienes, ropa seca - se la entrego y salgo del cuarto de baño para darle privacidad.

Debo recordar de no dejar que Amelia beba mucho.

Oigo la puerta del baño abrirse y sale una Amelia medio dormida. La llevo a la cama y tiro de la manta que estaba bajo las sábanas y no por encima.

- Luisi... - oigo esa voz ronca llamarme y crea un sonido nasal - ¿Te acostaras aquí conmigo?

Me muerdo el labio y dudo, esa pregunta me tomó por sorpresa. No sé si debería dormir con Amelia, la última vez que dormimos juntas fue bastante extraño, a pesar de que me gusto que me abrazara. Sólo suspiro y voy hacia el interruptor para apagar las luces de la habitación y cerrar la puerta.

Me subo a la cama de rodillas y gateo, tiro de la manta y me envuelvo debajo de ella. Estoy indecisa sobre si dormir de espaldas hacia Amelia o boca arriba, pero me decido rapidamente en hacerlo boca arriba.

La habitación esta en un silencio absoluto, me molesta un poco. Amelia parece haberse quedado dormida, oigo su respiración tranquila. Me paro a pensar en el día de hoy, considero abrir mi vida a ella otra vez. Si funciono una vez, puede hacerlo otra vez, ¿verdad?

Voy a dejar que las cosas sucedan, poco a poco.

- ¿Luisita?

Casi salto del susto al oír a Amelia llamarme, vuelvo la cabeza hacia un lado y la miro. Me había olvidado de apagar la luz del baño así que podía ver su rostro.

- Hola... - respondo con timidez.

Ella toma una respiración profunda y se retuerce en la cama, se acerca un poco pero no mucho, lo suficiente para impedir que me sienta incómoda.

- ¿Sabes cuál fue el mayor éxito de mi vida? - su voz suena soñolienta, Amelia parece que está a punto de caer rendida en cualquier momento.

- ¿Cuál? - pregunto curiosa.

- Haberme casado contigo - responde vagamente, bosteza y cierra los ojos.

Estoy mirándola, su respiración se vuelve más tranquila con cada segundo que pasa. Soy consciente de que estoy sonriendo después de escuchar lo que dijo.

Y entonces me di cuenta de que ya había abierto mi vida a Amelia de nuevo.

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