Forzando el Amor [Ya en Fisic...

By _Kelly_B

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Matthew Collins un millonario excéntrico que aún vive del dinero de sus padres, vive de fiesta en fiesta y ve... More

Sinopsis
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EPÍLOGO
Extra I
EXTRA II
PERSONAJES.
Nueva Novela.
Extra III
Extra IV

39.

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By _Kelly_B

MATTHEW.

— Creo que te Amo —

No podía ni creer lo que había salido de mis labios, todos estaban en silencio en la oficina y sentía tenso el cuerpo de Katherin bajo mi abrazo.

— ¿Qué? — escuché el susurro de Kathe, y me alejé de ella sin ser capaz de mirar su rostro.

— Que creo que tengo hambre — sonreí forzadamente, — Entonces, ¿Vamos a comer o bajo solo? — mamá se me quedó mirando mal mientras negaba con la cabeza y papá tenía la mano en su frente.

— Me parece buena idea, pero si estás invitando, tú pagas. — Katherin fue quien rompió la tensión.

— bueno iré a buscar a Jonathan, tal vez también quiera, ya saben, comer y eso — salí cerrando atrás de mí y me recosté en la puerta. Idiota.

— Discúlpalo linda, es que se me cayó de los brazos cuando estaba chiquito — fue lo último que escuche antes de retirarme del lugar.

✶⊶⊷⊶⊷⊶⊷⊷❍⊶⊷⊶⊷⊷⊶⊷✶

Han pasado dos semanas desde aquel encuentro en la oficina de Katherin, nos manteníamos al tanto de cualquier información que nos pudiera ser útil acerca de ese tal William Drake, quien casualmente se encontraba en Nueva York, con Jonathan habíamos hablado del tema, él estaba dispuesto a ayudarme en todo lo relacionado a la búsqueda de la verdad, más ahora que teníamos nuevas pistas que seguir.

Con Katherin íbamos bien, no se había tocado el tema de mis palabras en la oficina, y era un tema que no me sentía muy a gusto de tocar, estaba seguro que por más que tuviéramos un gusto mutuo aún faltaba mucho para que fuera amor.

Todos los días la acompañaba al hospital a la tarde, y me quedaba con Amelia mientras Kathe hacía sus secciones de terapia física en su brazo.

Teníamos largas charlas con Amelia, era una mujer muy interesante, y tenía muchas anécdotas que contarme sobre la infancia de Kathe, también aprovechaba para sacarle más información de sus gustos y demás.

El día de hoy estaba lluvioso y frío, cosa que aproveche para entrar sin ser visto por las enfermeras, dos tazas grandes de chocolate con bagels con crema, a pedido de Amelia, quien se encontraba con enormes deseos de comer eso, nos sentamos en la camilla y disfrutamos nuestro manjar mientras Kathe terminaba.

— Que bueno que Steven salió, no me dejaría comer nada de esto —

— ¿No puedes comerlo? — no quería ser el responsable que enfermara más.

— No, pero solo una vez no me hará daño, la comida del hospital es asquerosa — le asentí con la cabeza.

— Bueno, tiene mi número de teléfono, cuando quiera algo especial solo tiene que llamarme, eso sí, no tan seguido o afectará su salud —

— Eres tan dulce cielo, ahora sé porque Katherin se enamoró de ti — si supiera mi señora, si supiera.

Terminamos de comer y salí a tirar las evidencias de nuestra travesura, si Steven nos descubría iba a golpearme.

A lo lejos vi a Kathe, se encontraba sin su cabestrillo hablando animadamente con un doctor, quien se estaba pasando de listo tocando el brazo de mi mujer, me acerque a ellos y rodee a Katherin con mi brazo.

— Ya acabaste tu terapia mi amor —

— Matt, justo acabo de terminar — se giró un poco mirándome y aproveché para tomar sus labios en un corto beso.

— Él es el Doctor Simons, es quien realiza mi terapia física — el tipo me extendió su mano y yo la tome apretando con fuerza.

— Solo llámame Mark, estamos en confianza Kathe — ay si istimis un cinfiinsi, idiota.

— Gracias por cuidar de mi esposa Doctor — el tipo abrió sus ojos y sonreí internamente.

— ¿Eres casada? —

— ¿Que acaso los anillos en su dedo no lo dejan claro? — pregunté un poco cabreado.

— Como sea, tienes mi número Kathe, llámame si te sientes mal, o si me aceptas esa invitación al café — me sonrió con suficiencia y se retiró del lugar antes de poder replicarlo cualquier cosa.

— No quiero que hagas más terapias aquí, buscaremos otro lugar — ella rodó los ojos.

— No porque estés celoso voy a cambiar de doctor, me agrada Mark — la fulmine con la mirada. — Seguiré mis terapias aquí te guste o no, tú decides si sigues acompañándome o no — dijo encogiéndose de hombros mientras caminaba al cuarto de Amelia.

✶⊶⊷⊶⊷⊶⊷⊷❍⊶⊷⊶⊷⊷⊶⊷✶

La sesión de fotos del día hoy estaba estresante, no hacían más que maquillar y desmaquillar mi rostro, gritar órdenes como locos y tenía a una nueva maquillista que se me insinuaba a cada momento, y aprovechaba hasta la más mínima posibilidad para tocarme o rozarme la entrepierna.

En otros momentos no me hubiera importado, y ya me la hubiera cogido en el camerino, pero ahora tenía a Katherin, y no había nadie que se comparara con ella.

Corrí por los pasillos que daban al taller de costura, si tenía suerte podría esconderme en ese lugar por un momento, antes de girar hacía el lugar choque con un pequeño cuerpo, que casi cae al suelo si no logro detenerlo a tiempo.

— Matthew ¿Qué hac...? — no le di tiempo de terminar la pregunta, le tapé la boca y la empujé dentro de un cuarto que se encontraba en el pasillo. Era tan pequeño que apenas cabíamos los dos bien pegaditos.

Unos gritos femeninos se escucharon por el pasillo llamando mi nombre, podía asegurar lo que fuera a que era esa asquerosa mujer, que mientras me cambiaba entro a mi camerino y decidió meterme mano sin previo aviso.

— Lo siento amor, pero ya me tienen arto, no he podido ni descansar que ya me tienen bajo el lente de la cámara de nuevo — le hable entre susurros por si la bruja se encontraba por ahí.

— Es tu trabajo ¿Sabes? — susurro casi en mi cuello, nuestros cuerpos estaban tan pegados que podía sentir la calidez de su pecho sobre el mío.

— Lo sé, pero me encanta el hecho de estar aquí, contigo — me moví un poco rozando mi centro que estaba despertando contra su pierna.

— Será mejor que salgamos — me susurró, mientas yo ponía mis manos sobre sus caderas para acercarla más a mí, si es que era posible.

Ella apoyo sus manos en mi pecho y para mí sorpresa, sentí como se ponía de puntas y me besaba, era muy rara la vez que era ella quien me besaba y no iba a desaprovechar el momento.

Cuando sentí que nos faltó el aire bajé mis besos directo a su cuello escuchando sus suspiros, mis manos que antes se encontraban en sus caderas, ahora habían tomado camino más hacía el sur, hasta llegar al borde de la falda, dónde pude adentrarlas sin problemas, mientras iba tocando sus muslos, aprovechaba para subir más y más la falda.

En el momento que mis manos se posaron en sus nalgas hice un poco de presión y ella con un pequeño salto rodeo sus piernas en mis caderas, el roce de nuestros sexos nos hizo jadear, la apoyé contra la pared mientras insistentemente movía mis caderas buscando más roce.

Me aleje un poco para desabrochar su blusa y empezar a dejar besos en sus pechos, algunas mordidas que dejaban marcas rojas en esas zonas.

"Mía y solo mía" pensé mientras pasaba mi lengua por una de las marcas que acababa de hacer en su cuello.

Me deshice de su blusa por completo, y su sostén negro salió a volar a algún lado de la pequeña habitación, lo que me dio más acceso a saborear sus dulces pechos como si fuera un pequeño hambriento. Sus manos desprendieron los botones de mi camisa para pasar a tocar mi abdomen desnudo, su toque cálido me hacía perder la razón, con un hábil movimiento termine de enrollar la falda en sus caderas y apoyada contra la misma pared deje caer sus piernas para alejarme un poco y quitarme la camisa.

Bese su cuello, pecho y abdomen hasta llegar a la parte baja de su cuerpo retirando lentamente su ropa interior, lamiendo y besando esa zona la escuchaba jadear y reprimir sus gemidos, sus uñas se clavaban en mis hombros y en ocasiones sus manos hablaban mis cabellos, levantaba un poco la vista para verla morder sus labios evitando hacer algún sonido.

— No te contengas mi amor, quiero escucharte —

— No es el mejor... Ahh... Lugar.... Para que me escuchen... Mmm —

— Tienes razón —

mi erección dolía en mis pantalones, ya no podía aguantar más, en una rápida maniobra baje mi pantalón junto a mi bóxer, tome una de las piernas de Katherin poniéndola alrededor de mi cadera y tome sus labios de forma brusca y hambrienta y en medio del beso me adentre en su cálido interior. Nuestros gemidos quedaron amortiguados entre besos hasta quedar sin aire.

Lo que al principio fueron embestidas lentas y certeras poco a poco fueron aumentando la velocidad hasta ser rápidas y erráticas.

Sentía las uñas de Katherin marcar mi espalda continuamente, mientras gemia quedamente en mi oído, era lo más excitante que había hasta el momento.

— M....Matthew —

Un par de embestidas más fueron suficientes para que ambos alcanzaríamos un orgasmo fenomenal, sentía como sus paredes me absorbían mientras derramaba todo mi ser en su interior, mientras nuestros gemidos eran ahogados en nuestros labios.

Katherin apoyo su cabeza sobre mi hombro respirando agitada, mientras mis piernas temblaban por la intensidad de nuestro orgasmo, afortunadamente tenía una pared atrás de ella sosteniéndola.

— Eso fue... Wow — le dije mientras hacía pequeños movimientos con las caderas.

Quería seguir alargando nuestro momento, quería quedarme en su interior eternamente, sin que nadie nos molestara, pero desafortunadamente teníamos obligaciones que cumplir.

— Mmm — gimió al sentir uno de mis movimientos.

— No quiero salir más de esta habitación —

— Debemos hacerlo — suspiré apoyando mi cabeza sobre la suya.

— Sabes bien que después de que salgamos de aquí no vas a volver a dejar que te toqué — le dije a modo de reproche.

— Puedes intentarlo — eso parecía una autorización, besé sus labios y lentamente salí de su interior.

— Entonces te veré a la salida mi dulce princesa, esta noche no te dejare dormir — ella sonrió mientras buscaba su ropa.

— Que sea una promesa — le guiñe el ojo y en silencio nos ayudamos a vestir mutuamente.

Antes de salir la abrace contra mi pecho, definitivamente me había enamorado de mi esposa, ahora solo faltaba saber si ella sentía lo mismo por mí, sin embargo, no me animaba a confesarme a ella de nuevo, el miedo al rechazo era más grande en ese momento.

— Te veo a la salida — repetí mientras besaba sus dulces labios. —Te quiero —

Antes de escuchar su respuesta abrí la puerta y salí rápidamente del lugar.

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