Quizás algún día

By Flavia-AM

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Él tiene mucho dinero y yo trabajo en un simple restaurante, bueno trabajaba, o trabajo... ¿trabajaba? No, no... More

PERSONAJES
SINOPSIS
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By Flavia-AM

Las palabras se me agolpan en la garganta al escucharlo decir eso.

Mi respiración se acelera y la excitación recorre mi cuerpo de una manera increíble, joder ¿Quién se calienta tan rápido? Estoy segura que solo yo.

—¿Q-qué? —es lo único que sale de mis labios, sale en un murmuro lento y tortuoso, como si hubiera perdido la facilidad de hablar.

—Creo que lo escuchaste muy bien, y para ser sincero no es un creo, es un quiero.

Oh jodida mierda.

—¿Te has drogado? —pregunto intentando pasar por debajo de su brazo, pero la presión de su cuerpo contra el mío no me lo permite.

—No.

—Invítame de lo que te has fumado porque de verdad algo tienes que haber consumido para...

—No me he drogado, no he tomado ni he consumido ningún estupefaciente de dudosa procedencia, lo único que sé es que necesito follar y te juro que la falda que llevas puesta me está matando.

—Bueno, si andas tan necesitado de follar deberías utilizar tu manito para tranquilizar tus ganas porque no pienso acostarme contigo.

—Ya lo hicimos una vez ¿Por qué no habría segunda?

—Porque, para empezar, la primera vez que follamos ni siquiera sabía que serías mi jefe, además eso no tiene nada que ver, ese día tenía ganas y listo.

—¿Y ahora no?

—No.

Mentirosaaa.

Desde antes que me diga que "Cree que quiere follar conmigo" yo ya estaba como horno antes de meter un pastel, es decir pre-calentada.

Vale, estoy diciendo muchas tonterías y todo es porque el rubio idiota que tengo en frente mío no me deja pensar con claridad.

Se separa de mí, dándome la oportunidad de salir de aquí pero no me muevo, al contrario, me acerco más a su cuerpo.

¿Habrá consecuencias si me dejo llevar por la calentura?

Si.

¿Me importa?

Mucho, pero tampoco quiero pensar en eso.

—Al carajo —mascullo antes de tomarlo por la corbata, que jamás había visto que llevara, y acercarlo a mi rostro para posteriormente chocar mis labios con los suyos.

Sus movimientos no son suaves, son todo lo contrario, salvajes, candentes y moja bragas. Sin contar que sus manos hacen un buen trabajo, tocando mi cintura por encima de mi blusa mientras inclino mi pelvis buscando más contacto.

Mi mano suelta su corbata y sube a su cuello dejando leves caricias en ese lugar antes de que mi mano baje por su brazo, bueno básicamente mi mano termina encima del bulto de su pantalón, incitándolo a seguir con sus caricias en mi cintura y sus labios guiando los míos.

Su mano sube a mi cuello haciendo una leve presión en esa parte, sin lastimarme solo calentándome más y más.

Separo mi espalda de la pared haciendo que el rubio camine de espaldas, sin separar mis labios de los suyos, cuando sus piernas chocan con mi silla, hago que se siente antes de yo sentarme a horcajadas sobre el, dando leves movimientos que hacen que mi feminidad pueda sentir su masculinidad aun cubierta por su pantalón.

Despego nuestros labios para poder respirar, pero no me dejo mover, lo miro directamente a los ojos viendo como sus pupilas se agrandan casi ocupando todo su iris verde.

Mis manos se encargan de desabrochar su cinturón y su pantalón, metiendo mi mano entre su bóxer, sintiendo la tibieza de su miembro, sintiendo las venas de este.

Jodida madre.

Jadeo moviendo más rápido mis caderas antes de liberar su erección y sonreírle.

—Entonces...

—¿Tienes condón? —pregunto mirándolo.

Se levanta un poco y saca su billetera sacando un preservativo antes de que me dé una sonrisa lobuna.

Se lo quito y lo abro con mis manos antes de deslizarlo por su longitud, antes de que me pueda deslizar por su miembro me toma por los muslos y de un movimiento rápido me deja sentada en el escritorio, levantando por completo mi falda y rompiendo mis bragas en el proceso, mirándome con una jodida mirada que hace que mis piernas tiemblen.

—¿Cómo te gusta Heather? —pregunta deslizando sus manos por mis muslos hasta llegar a mi feminidad, tocando mi punto débil mientras mi respiración se entrecorta— Duro..., suave, lento, rápido...

—Como tú quieras —jadeo perdiéndome en sus ojos verdes y sus pupilas completamente dilatadas mientras me habla con una normalidad sorprendente, como si no estuviera abierta de piernas en su escritorio a punto de ser follada por él.

—No sé trata de cómo yo quiera, se trata de cómo lo disfrutes y si a ti te gusta, pues a mí me encanta.

Sus palabras logran crear impacto haciendo que me caliente y sienta jodida satisfacción al saber que es un hombre que le importa el placer de la otra persona, aunque debería de ser completamente normal.

Me acerco a su cuello besándolo lentamente, antes de subir y susurrar cerca de su oído.

—Me gusta que me follen duro Jayden.

De una sola estocada se hunde en mi haciendo que me aferre a sus hombros y jadee intentando no hacer ruido, joder.

¿En qué momento me dejó de importar que hay un ascensor compartido y libre?

Olvido todas las preocupaciones y me centro en la excitación y su cuerpo junto al mío, el choque de nuestras pieles y mis jadeos junto a los de él hacen que la oficina no tenga ningún tipo de silencio.

—Joder, Jayden...

Sus manos se encargan de desabrochar mi blusa y bajar mi brasier sin desabrocharlo, dejando a la vista mis pechos expuestos.

Sus labios se pierden en mis cimas erizadas y mis manos suben a su cabello, halando algunos mechones de cabello mientras mis piernas rodean su cadera, chocando mis talones con su espalda baja haciendo que se hunda más en mí.

Los movimientos continuos, más los toques de su cuerpo al mío, la atención de sus labios en cada pedazo de miel expuesta, los susurros que decían lo bien que se sentía follarme por segunda vez y todo eso hizo que mis piernas empezaran a temblar, sintiendo el nudo apretarse en mi vientre y soltándose de manera agresiva, llevándome a un orgasmo genial, mientras los labios de Jayden no dejaban los mis.

No tarda en correrse, cayendo rendido encima mío, apoyando su frente en mi pecho

—Carajo —mi respiración agitada hace contraste con la de él

Cuando se separa de mi cuerpo, saliendo de mí y caminando hacia el cuarto de baño de mi oficina yo aprovecho para arreglas mi falda y mi camisa, poniendo todo en su lugar, entornando los ojos al ver las bragas rotas de un lado en el piso, cuando estoy por recogerlas la voz del rubio se hace presente en el lugar.

—Esas me las quedo yo —entorno los ojos recogiéndolas y lanzándolas, las agarra en el aire y le sonrío.

—Es tu pago —sonrío con altanería, doy dos palmaditas en su pecho intentado pasar por su lado.

Recuerdo cuando Agus me dijo que la mejor manera de bajarle el ego a un hombre es hiriendo este mismo, recuerdo cuando dijo que esta manera era la mejor de deshacerme de ellos, pero al parecer con Jayden no es así. Él toma mi brazo deteniéndome y poniéndome nuevamente frente a él.

—Espérame aquí, nos vamos ahora mismo.

Entorno los ojos.

—No gracias.

—Heather espérame aquí.

—¿Para qué? Tengo cosas más importantes que hacer y realmente ya estoy satisfecha...

—Yo creo que para que estés completamente satisfecha falta que mi boca se hunda entre tus lindas piernas —sonríe pasando su mano por mi cintura—, y no lo hare aquí, así que, si deseas llegar a tu punto máximo de placer, me esperarás para poder irnos y hacer que te corras una y otra vez hasta que no puedas caminar.

Mis piernas se aflojan intentando no desfallecer.

—Que quede claro que solo te esperaré porque si tu amiguito hace un buen trabajo puedo deducir que tu boca lo hará mejor.

Paso por su lado caminando hacia el cuarto de baño y no puedo evitar mirar mi reflejo al espejo al sentir mis mejillas calientes.

Joder.

Acabo.

De.

Follar.

Con.

Jayden...

De nuevo.

Respiro antes de lavar mi rostro intentando refrescarme para volver a salir hacia la oficina. No me sorprende encontrar a Jayden, sentado en mi escritorio, con los brazos cruzados en su pecho.

Suspiro viendo mi reloj y fijándome que ya está a punto de ser las 8 de la noche, mi hora de salida.

—Vámonos —dice caminando delante de mí.

—Aún falta para mi hora de salida.

—Y yo soy el jefe, y te estoy diciendo que nos vamos.

Bufo tomando mi bolso y caminando detrás de él, entrando al ascensor.

Apenas las puertas se cierran el rubio se acerca más a mí, chocando su abdomen con mi espalda.

No me incómoda realmente, porque hay un consentimiento de por medio.

—Por cierto —carraspeo para seguir hablando—, le debo una disculpa.

El me mira con una ceja enarcada.

—El día sábado que vi a una persona del pasado entré en pánico y tras ese pánico terminé diciendo tonterías, como la de que usted era mi pareja sentimental, lamento eso.

—Debería soltar el pasado entonces.

—Lo he hecho —no sé ni siquiera porque comento esto con él, pero qué más da, ya abrí la boca—, solo que al ser una persona que marco mucho mi pasado, de manera negativa lamentablemente, es un poco fuerte y abrumador verlo después de tantas cosas negativas.

—¿Me entrometo mucho si pregunto qué pasó?

—En realidad sí.

Al ver su rostro serio al escucharme, rio.

Mi risa al parecer lo toma desprevenido ya que mira mis labios directamente. Cuando estoy a punto de hablar nuevamente, las puertas del ascensor se abren permitiéndonos salir.

Saludo a Ana con mi mano y Jayden ni siquiera le da las buenas noches, solo sale del lugar como si no hubiera visto a nadie.

—Nos vemos mañana Ana.

—Nos vemos señorita Heather.

—Solo Heather.

—Nos vemos mañana Heather.

Sonrío saliendo del lugar y viendo al rubio que me espera parado al lado de su moto.

—No me pienso subir ahí —digo parándome frente a él con los brazos cruzados.

—Ni que fueras a morir por subir.

—Nunca me he subido a una que recuerde y realmente valoro mi vida.

—No morirás, no es para tanto.

Me la pienso un momento antes de asentir y aceptar el casco que me ofrece, lo tomo y lo paso por mi cabeza.

El sube primero acomodándose en el lugar y luego lo hago yo, para no morir en el intento tengo que apoyarme de su hombro así que lo hago intentando separarme lo más rápido posible.

—Rodéame con los brazos —demanda.

—¿Para?

—Haces muchas preguntas, pero es para que no te mates en caso que dé una vuelta.

Bien, por ahora quiero seguir viviendo así que hago caso pasando mis brazos por su abdomen y uniendo mis manos cuando chocan.

—¿Así?

—Exactamente así.

No tarda en encender el medio de transporte y comenzar a conducir. Ni siquiera sé dónde me lleva solo sé que si muero hoy le tienen que echar la culpa al rubio idiota y problemático que me está llevando.

Pasamos muchas calles de manera rápida, realmente no me fijo mucho en el camino ya que cierro los ojos intentando que no me dé un paro cardiaco al sentir la velocidad en la que vamos.

—Baja la velocidad imbécil, que no quiero morir —mascullo cerca de su oído y él no dice nada, pero baja la velocidad de apoco.

Cuando creo que la velocidad ya es adecuada, abro mis ojos lentamente pero el rubio insoportable vuelve a aumentar la velocidad.

La respiración se me corta, pero no digo nada. Cuando se detenga soy capaz de romperle el rostro. La moto se detiene poco a poco, y eso me da a entender que hemos llegado donde sea que se supone que me ha traído.

Mis ojos curiosos suben a ver dónde nos hemos detenido y sorprendo al ver que estamos en un edificio.

—¿Dónde se supone que estamos? —pregunto y me ignora categóricamente, pero sigo hablando— ¿Es un motel? —pregunto divertida, él me mira negando, pero sigue sin responder— ¿Me quieres matar y me has traído a un lugar lejano donde no haya sospechosos? Vaya, nunca pensé ser tan mala follando como para que me quieran matar después de...

—Es mi apartamento —habla para que me calle de una vez.

No digo nada más mientras lo sigo, habla algo que no escucho con el recepcionista antes de hacer que caminemos hacia el ascensor.

Aprovecho que no estamos hablando para sacar mi móvil y avisarle a mi amigo que demorare en llegar a casa.

Heather: Tardaré en llegar a casa, luego te cuento.

Agus: Vaya, vaya... pues aprovecharé para traer a un amigo a casa.

Heather: No lo hagan en el sofá, asqueroso. Dígnate a llegar a tu habitación.

Agus: El lugar no es el importante cuando la medida es desesperada.

Heather: Créate dichos más buenos, disfruta tu noche.

Agus: Tu igual pequeña pecadora.

Suelto una pequeña risita al leer el mensaje de mi amigo y Jayden me mira, cuando el ascensor se detiene y se abren las puertas nos deja en un pasillo. Caminamos fuera del lugar y me sorprendo al ver que el rubio pone un pequeño código en la mini pantalla que hay al lado de la puerta la cual no tarda en abrirse.

—Entra —dice haciéndose a un lado, entro al lugar mientras jugueteo con el cierre de mi bolso.

—Se supone que me... —cierra la puerta de golpe antes de acercarse a mí y tomar mi rostro entre sus manos, chocando sus labios junto a los míos y moviéndolos con desesperación, le sigo el ritmo mientras me aferro a sus hombros cuando retrocede dejándonos caer en el sillón, mis piernas lo rodean mientras siento la presión de sus pantalones.

Se separa de mí y lo miro indignada por separarse justo ahora.

—Iré por unas cosas, quiero que al regresar estés sin ningún tipo de ropa cubriendo tu cuerpo y estés abierta de piernas, lista para que pueda probarte de todas las maneras en las que quiero hacerlo.

Se levanta y desaparece por un pasillo. Suspiro pensando en si hacerle caso y quitarme la ropa o dejar que venga y ver cuáles son las consecuencias de no hacerle caso.

Me siento en el sillón esperando que llegue mientras observo el lugar con detenimiento. Paredes blancas con adornos negros y grises, todo es muy simple realmente, pero no deja de ser elegante.

—¿Por qué sigues con ropa? —pregunta su voz cerca de mi oído, besando mi cuello y tocando mis pechos por encima de mi ropa.

—No lo sé —murmuro mordiendo mi labio levemente—, quizás estoy esperando que me la saques tú mismo.

Puedo sentir su sonrisa chocando con mi cuello antes de que sus manos vayan al inicio de mi blusa y la saque por mi cabeza mientras toca cada parte de mi cuerpo.

Cuando no siento su presencia atrás mía me percato que ahora está delante de mí, se arrodilla en el piso y su sonrisa se amplía al tomar el inicio de mi falsa y romperla de un solo tirón.

—Mierda Jayden —jadeo.

—Te quiero probar... joder castaña estás muy húmeda.

Castaña.

¿Desde cuándo tengo apodos a la segunda vez de follar?

No digo nada me encargo de disfrutas su toques y roces, mientras sus labios se pierden entre mis piernas, dejando leves besos en mis muslos internos. Mi cabeza cae hacia atrás cuando siento sus labios en mi centro.

• • • • • •

Hemos terminado hace algunos minutos, joder estoy realmente cansada. Fue mucho, y muy bueno realmente.

Ambos llevamos un buen tiempo acostados en el sillón, puedo notar la respiración tranquila del rubio y me levanto lentamente buscando mi blusa y poniéndomela de manera rápida, mi falda en el piso luce destrozada así que sonrío al ver el bóxer de Jayden tirado, lo tomo y me lo pongo, buscando mi abrigo, que me queda por debajo del muslo, así que me lo pongo mientras tomo mi bolso y saco una libreta y un lapicero.

"Me llevé tu bóxer, tú te quedaste con mis bragas y rompiste mi falda así que estamos a mano ;) Nos vemos mañana en el trabajo rubio antipático"

Él me dijo castaña, pues yo le digo rubio.

Dejo la nota en la mesa de centro del salón y vuelvo a guardar mis cosas, arreglo mi cabello viéndome en la cámara de mi móvil, me sorprendo al ver que el reloj marca las 3 de la mañana.

Carajo, se supone que llegamos a las ocho y cuarenta a su departamento.

Me pongo mis zapatos antes de salir a toda velocidad del lugar, llamo desde mi móvil a un aplicativo de taxi y no tarda en llegar y dejarme en el apartamento.

Abro la puerta y me sorprendo al ver a Agus acostado en el sillón, con los brazos cruzados y la cabeza recostada en una almohada.

—Hola —murmuro acercándome a donde esta y moviendo su brazo levemente—, Agus, ya llegué.

Sus ojos se abren lentamente y me mira con detenimiento.

—Ya llegaste.

—Así es, venga, ve a tu cama para que puedas descansar cómodo.

Asiente aun un poco perdido así que lo ayudo a llegar a su habitación, no tarda en acurrucarse y quedarse dormido nuevamente, yo salgo de su habitación y camino a la mía, desvistiéndome y metiéndome a la ducha para poder descansar fresca.

Pongo mi alarma a las siete de la mañana y no tardo en recostarme y quedarme completamente dormida.

• • • • • •

Parece que no he dormido una mierda.

Bufo terminando de tapar mis ojeras y tomar mis cosas para salir de casa, tomo un taxi y el dolor de cabeza comienza cuando veo que ya son ocho y treinta, genial, voy treinta minutos tarde.

El taxi se detiene y veo a Jayden ahí parado mirándome con los brazos cruzados.

—Disculpa la demora, no hay excusa solo me quedé dormida.

Intento pasar por su lado, pero me detiene.

—Hoy no será un día laboral.

—¿Y eso por...?

Se encoge de hombros.

—Ayer nos quedamos hasta muy tarde y...

—¿Has cancelado todo el trabajo de una empresa solo porque me quede hasta muy tarde despierta? —pregunto lentamente.

—¿Eso está mal?

—¿Qué se supone que te pasa? —chillo—, no tuviste que haber hecho eso, joder Jayden... A ver...

—Ya no hay vuelta atrás, solo ve a tu casa a descansar. Te ves cansada.

Entorno los ojos, bufando y mirándolo negando con la cabeza.

—Oye Heather ¿Te parece bonito irte de casa de con quien has follado mucho dejando solo una nota?

Mis mejillas se calientan levemente antes de darme media vuelta intentando irme.

—Aún no hemos terminado de hablar.

—Solo follamos Jayden, nada más, solo... solo me tenía que ir.

—Y no digo lo contrario, solo fue raro levantarme sin encontrar a una castaña como de un metro sesenta, que nunca se calla y es insoportable.

—Imbécil... y no mido un metro sesenta.

—Pues parece.

Entorno los ojos ignorándolo y tomando mi móvil para llamar a Agus y preguntarle si puedo ir a la empresa para poder ver a Andrew.

—¿Dónde vas? —pregunta.

—A la empresa del padre de Agus.

—Deberías ir a tu casa a descansar.

Niego.

—Ya se me quito el sueño, quiero ir a visitar a un amigo y para eso tengo que ir a la empresa de los Black.

—Venga sube, te llevo justo iba para allá.

—No creo que sea necesario yo puedo tomar un taxi.

—Vamos al mismo lugar, no creo que sea necesario que tomes un taxi.

Me la pienso un momento antes de asentir.

—Bien.

Ambos subimos al auto y llegamos rápidamente al lugar de trabajo de mis amigos.

Andrew está afuera del lugar, mientras fuma un cigarrillo y lo miro con una ceja enarcada.

—¿Qué haces fumando Andrew? —pregunto acercándome a él con Jayden detrás de mí.

—Hola querida Heather ¿Estas amargada? ¿No conseguiste con quien folla...? —se queda callado cuando ve detrás mío—. Ah bueno.

—No seas idiota, es mi jefe —miento descaradamente—, pero lo pregunté enserio ¿Qué haces fumando? Me habías dicho que te dijeron que tenías que dejar de fumar.

Se encoge de hombros.

—La ansiedad no es fácil de manejar.

—Y lo sé, pero... Sabes, no hablemos de eso ahora, vine a verte y conversar contigo.

—Genial, ya me habías olvidado.

—Nos hemos visto hace unos días, no seas dramático.

Ríe negando antes de hacerme una señal con la cabeza.

—Vamos adentro.

Asiento.

—Bien, anda adelantándote.

Mira a Jayden, luego a mí y se acerca a mi oído para susurrar.

—No follen aquí que hay cámaras, pecadora.

Mis mejillas se calientan y él se separa de mi con una sonrisa divertida, se pierde dentro de las instalaciones y yo doy media vuelta para mirar a el rubio.

—Gracias por traerme y por... bueno por cancelar el trabajo de toda una empresa —sonrío divertida antes de mover mi mano en señal de despedida y dar media vuelta para entrar al lugar.

—No sales de aquí hasta contarnos todo —dicen Agus y Andrew al mismo tiempo cuando entro a la cafetería de la empresa.

—Creo que mejor daré media vuelta y me iré.

—¡Ni se te atreva Heather Abril Levine Wilson!

—Vuelve a decirme Abril y te rompo la cara, idiota.

—¿Por qué no te gusta? Si es un nombre muy lindo —comenta Andrew— Abril... suena lindo.

—No le gusta porque el idiota de su ex y sus padres le dicen así.

—Bueno si ese es el caso te seguiré diciendo Heather, o antipática o chica que se folla a su jefe.

—¡No me follo a mi jefe!

—No claro que no, por eso llega a las tres de la mañana, se despierta diciendo que le duelen las piernas...

—Vale Agus, cállate o te bloqueare de mi vida.

—Inténtalo pequeña pecadora.

—Creo que me iré a vivir con Andrew.

—En mi camita siempre habrá espacio para una sexy...

—Eh, eh, eh, no intentes seducir a mi mejor amiga para que viva contigo.

Rio divertida mientras Andrew nos sirve una taza de café a cada uno.

Mi móvil comienza a sonar y en la pantalla aparece el nombre de mi madre. Suspiro antes de levantarme de mi asiento.

—Ya vuelvo, iré a hablar afuera.

Ellos asienten y me apresuro a contestar mientras camino a toda velocidad hacia afuera.

—Hola —saludo un poco extrañada por su llamada.

—Hola hija.

—Eh hola...

—¿Cómo estás?

—Bien... ¿Y tú?

—Bien —todo esto es muy incómodo.

—¿Qué ha pasado? —pregunto intentando salir de la conversación lo más rápido posible.

—Verás... El domingo vino a la casa Oliver...

—Bien, no me digas más, colgare la llamada mamá.

—No, no, solo... solo intentaba decir que él nos dijo unas cosas que bueno...

—No son moralmente correctas —imito la voz de ella y mi padre cada que se enteraban que salía con mis amigas o amigos a divertirme.

—Hija...

—Si me das a dar tu conversación religiosa y toxica te pido que te la ahorres, todos sabemos que no vivo con ustedes hace mucho y no tienen por qué opinar de mi vida y además...

—¿Tienes novio Heather?

—¿Novio? ¿Yo?

—Oliver nos dijo que cuando te vio en el bar le presentaste a un chico como tu novio, un rubio.

Mierda, mierda y más mierda.

—Tengo que colgar.

—Heather...

—Me tengo que ir, mi jefe me está llamando tengo una reunión.

—Espera, también te llame para avisarte que mañana te esperamos en la casa, es el cumpleaños de tu padre y bueno... ya sabes y lo puedes traer para poder conocerlo.

—Lo pensaré, adiós.

Cuelgo la llamada antes de que pueda decir algo más.

Estoy en un problema, uno muy grande.

Subo mis manos a mi rostro, antes de suspirar y comenzar a pensar en que puedo hacer.

Jayden

Veo a Heather volver a entrar a la empresa hecha una furia, camino fuera de la oficina y me acerco a la cafetería con intención de pedir un café, pero me detengo abruptamente al escuchar la conversación que tienen.

—Y yo presenté a Jayden como mi novio, pero es que claro para estúpida nadie me gana, el hecho es que idiota de Oliver les dijo a mis padres que tengo un nuevo novio ¡Y que es rubio! No podía decir que era pelinegro, así me llevaba a Andrew para fingir —bufa—, saben que es lo peor, que me dice que me invitan mañana a casa por el cumpleaños de mi padre y que lleve a mi novio, maldita sea lo peor que si no voy seguirán fastidiándome la vida, y mis ganas de ir son nulas por muchas razones, una de ellas es que no tengo novio rubio para llevar y la segunda es que el idiota de Oliver siempre va ahí y no me lo quiero cruzar...

—Respira un poco y tranquilízate Heather —le recomienda Agus, su amigo—. A ver podemos buscar una solución...

—No hay solución, creo que tomare en cuenta la opción de cruzar las calles sin ver a los lados.

—No digas tonterías —la regaña su otro amigo.

—Teñimos a Andrew de rubio y listo.

La risa de la castaña inunda el lugar.

—Si claro.

—Con mi cabello no se metan, el negro es mi atractivo para conquistar mujeres.

—¿Cómo cuando me sugeriste que follemos? —entorno los ojos mordiendo mi mejilla interior.

—Eso no fue una sugerencia ni una invitación, fue una... fue un consejo y no te dije que conmigo exactamente.

—Iré a casa chicos, necesito pensar.

La escucho despedirse y me apresuro a regresar a mi lugar anterior fingiendo no haber sido ningún chismoso y mirando mi móvil atentamente como si fuera la cosa más interesante del mundo.

Heather

Las lágrimas quieren adueñarse de mis ojos y es por eso que me apresuro a salir y dejar a mis amigos, el estrés me está matando.

—Señorita Heather —ahora no, por favor...

Volteo mi rostro para fijarme en Jayden, quien me mira con el ceño fruncido.

—¿Qué pasa? —pregunto.

—¿Quiere ir a almorzar? —pregunta haciendo que ahora yo sea quien frunce el ceño.

—Pero... Aún son las diez de la mañana.

—Pues nos vemos a la una de la tarde para almorzar ¿Le parece?

—Bueno yo no lo sé ¿Almuerzo para qué?

—Para hablar de negocios claramente.

—Pues bien ¿Dónde nos vemos?

—La puedo ir a recoger a su casa.

Asiento sin protestar.

—Nos vemos entonces.

Asiente y tomo el primer taxi que se pasa.

Cuando llego al apartamento aprovecho para recostarme un rato en mi cama y poder al menos tener un descanso mental.

Lagrimas comienzan a caer por mis mejillas de manera inmediata cuando siento el cansancio que siento.

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