BE HOPE

By itszJenna

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Brisa es una joven trabajadora y segura de sí misma, que tuvo que superar obstáculos enormes para llegar dond... More

PREFACIO
Nota de Autora
SORPRESA COLOR ESMERALDA
DOLOROSO DE RECORDAR
ESAS ESTRELLAS
EXPERIENCIAS DESOLADORAS
CUMPLIENDO
SORPRESAS TOTALMENTE INESPERADAS
VOLVIENDO AL PASADO
EDINBURGO...
SENTIMIENTOS REVOLTOSOS
FUEGOS ARTIFICIALES
CUANDO TODO LO QUE SUBE TIENE QUE BAJAR...
¡NO ESTOY CELOSA!
EN MIAMI...
EL PERDÓN Y LAS GRACIAS
UNA BODA Y DOS ARRESTOS
COMPLICACIONES...
TODO TIENE SOLUCIÓN...
El Final De Algo, El Comienzo De Otra Cosa.
EPÍLOGO
#MyWattysChoice
Agradecimientos Forevah
NOTA DE AUTORA

ÉRASE UNA VEZ UNA TRISTE HISTORIA

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By itszJenna

 "Lo único que sabemos es lo que nos sorprende:

que todo pasa como si no hubiera pasado".

Silvia Ocampo

Era primavera, del invierno solo quedaban pequeños gajos de nieve y recuerdos de las fiestas navideñas; en aquellos días volvía todo a su curso, las clases, los trabajos, los días libres ya se habían esfumado como si fueran aire y ahora las responsabilidades caían ante todos. Yo estaba contenta de volver a clases, pues extrañaba estar ocupada y perder rápido el tiempo, las vacaciones no habían sido demasiado divertidas, había viajado a ver a mi abuela, la cual falleció antes de poder celebrar año nuevo. Por ello quería distracción, algo que me mantuviera alejada de la realidad.

Pensé que todo volvería a ser sonrisas, al ver a mis amigas, pero todo se convirtió en un horrible pozo negro del cual casi no salgo.

Mi padre era policía, uno de los mejores de la ciudad. Hubo un atraco y a pesar de su protección fue disparado en la columna, quedando en silla de ruedas, obviamente eso se podía operar, pero salía demasiado caro en Inglaterra, así que viajaron al extranjero mientras yo cuidaba a Aiden, DJ y Carrie, que eran mucho más pequeños que ahora. Afortunadamente la operación salió muy bien y estaban por volver, pero...

«Esta mañana un avión con destino a Londres fue encontrado en un prado totalmente destrozado, no hubo supervivientes, cerca de cien personas perdieron su vida en este siniestro»

Quedé en estado de shock, lo primero que se me ocurrió fue tomar a los niños y salir a casa de mi mejor amigo Chase, quien vivía a unas cuadras de mi casa. Chase me abrió enseguida, aunque ni si quiera me miró ya que también miraba las noticias, donde salía la lista y las imágenes de los fallecidos.

Lo siento, Brisa.—Me abrazó tan fuerte que aún recuerdo como me ahogaba.

¿Qué sientes? No, ellos están bien, seguro que ese no era su vuelo...

Sabes que si lo eran, Brisa —replicó mirándome con sorpresa.

Yo no quería creer, no quería ver la realidad.

¡Que no! ¡Ellos están bien!

¡No lo están!¡Deja de mentirte! —me gritó totalmente iracundo.

No sabes lo que dices, no eres más que un idiot...

Mi cara voló a la izquierda, me había dado una bofetada Mi mejilla comenzó a escocer y las lágrimas que intentaba ocultar empezaron a desbordarse.

Siento haberte golpeado, pero debes reaccionar, cariño, ¡acaban de salir sus fotos en las noticias, lo has visto!

Prefería no haber visto nada.—Rompí en llanto y él me abrazó lo más fuerte que pudo mientras mi mundo se derrumbaba en segundos.

Estuve un buen rato allí, con Chase abrazándome y consolando mi incesante llanto. Pero, aunque parezca algo extraño, me detuve... me detuve por una sola razón, la razón que me iba a hacer llorar más si no la remediaba pronto.

Los niños...

¿Qué? —me preguntó extrañado.

Me alejarán de ellos, nos separarán.—Me alejé de él y observé a mis pequeños.

Eso no lo sabes, Brisa.

A ver, ¿cuántas probabilidades ves en que un bebé y dos niños pequeños queden juntos? La gente adopta a los niños, los adolescentes como yo quedamos fuera, lo sabes.

No supo que decirme, pues tenía la razón, esa era la cruda realidad, yo tenía más edad de la que querían los padres adoptivos. Me iban a alejar de ellos, ya era suficiente dolor el de la muerte de mis padres, no quería perder a toda mi familia y quedar en otro lugar, sin verlos nunca más.

No te entiendo, Brisa, te acabas de enterar de la muerte de tus padres y tu solo pensando en que adoptarán a tus hermanos —comentó con molestia.

Prefiero pensar en que no los veré más, que en que mis padres... Que mis padres ya no estén.

Deberías ser egoísta alguna que otra vez, ¿lo sabes? Tanta generosidad y empatía te matará —dijo.

Necesito irme de la ciudad, mañana, necesito que nadie me encuentre... Si me encuentran nos separarán.

Brisa, espera, no seas tan precipitada no...

¡Me alejarán de ellos, ¿entiendes eso?! Me voy y punto —bramé.

Estaba muy alterada, todo me estaba retumbando repetidas veces en la cabeza y no podía dejar de pensar, tampoco podía dejar el dolor atrás, estaba sucediendo todo demasiado rápido y yo solo quería que todo fuera en calma, sin tener que sufrir después.

Está bien, está bien, cálmate... Yo te ayudaré, conseguiré tu pasaje de tren y una identidad falsa.

Le prometiste a papá que no lo harías de nuevo...

Esto lo hago por ti, no lo haré más, pero no quiero que te vayas y no pueda encontrarte.

Me miró con esa intensidad que hacía rendirse a cualquiera y no me negué. No quería alejarme de él.

Solo eso me conseguirás, yo buscaré lugar para dormir cuando esté allí...

Después de que hablé con él, corrí hacia mi casa con los niños y comencé a guardar todo lo que pude, no quería que a ellos les faltasen cosas. Por suerte alcanzaban las maletas para todo lo que debía llevar.

Al siguiente día recibí el aviso de Chase, ya había conseguido todo. No me hacía mucha gracia lo que hacía, pues eso le trajo problemas en el pasado y si no hubiera sido por mis padres no hubiera sobrevivido a ellos, pero ¿qué otra opción tenía? Me preguntarían por mis padres si llevaba mi identidad real encima.

Gracias.—Llevaba una hora repitiendo esa palabra, no podía parar, lo que estaba haciendo por mi era un favor enorme, era casi imposible de devolver.

La despedida fue triste, reveladora, pero necesaria, solo esperaba poder saber de él de nuevo y que todo fuera bien para ambos.

Esta ciudad y yo no empezamos con buen pie, pues no conocía nada, debía preguntar a la gente que me miraba por ir sola con tres niños pequeños, también estaban los cuchicheos de las señoras en algunas ocasiones y las burlas por parte de gente de mi edad, pensando que yo cometí tres errores que arruinaron mi vida, cuando la realidad era otra. A pesar de todo, a pesar del dolor de mi pérdida seguí porque ellos no merecían que le diera importancia a las tonterías, merecían un lugar donde dormir. Eso fue bastante costoso de encontrar, pues al principio no usé mi identidad falsa y cada vez que me presentaba a un lugar de acogida de estudiantes me decían que no aceptaban niños tan pequeños y que iban a llamar a la seguridad social, obviamente yo salía corriendo.

Pasaron varias semanas y yo dejé de dormir, el dinero que tenía se fundió y no tenía más alimentos para darles. Te preguntarás, ¿y tu? Yo no comía, se lo daba todo a ellos. Ellos eran más importantes, necesitaban más cuidados.

El día en que al fin encontré un lugar donde parecía que no había nadie que pudiera acusarme. Era un callejón algo frío pero afortunadamente traía varias mantas y se me había ocurrido la genial idea de comprar una tienda de acampar para pasar algunas noches.

No recuerdo qué hora era, pero era de madrugada, preparé la tienda de campaña e hice dormir a los niños mientras yo revisaba y vigilaba todo el lugar. Hacía tanto frío aquellos días, estaba tan cansada, tan exhausta que mis párpados se cerraron. Cuando sentí aquel ruido pensé lo peor y mis ojos podrías haberse salido de sus órbitas, lo primero de lo que me aseguré fue de que los niños estuvieran bien, lo estaban así que suspiré en paz.

Perdón por asustarte, chica, solo quería darte esto —dijo una voz.

Miré hacía delante y me encontré con un hombre viejo, de pelo canoso, vestimenta rotosa y una sonrisa sin dientes. Me ofrecía tarros de comida y bebida.

¿Por qué me da esto?

Eres una niña, necesitas alimento, y esos pequeños comerán esto mejor que yo —le respondió sin quitar esa sonrisa podrida de su rostro.

Se lo agradezco muchísimo.—Aquella sonrisa que él tenía se me contagió, por fin algo bueno me sucedía.

Desde ese momento aquel señor se convirtió en un gran amigo, pasé unas semanas en el callejón, consiguiendo comida con su ayuda y escuchando las anécdotas de su anterior vida. Se llamaba Elio, era un inmigrante italiano, un explorador al que después de un fraude dejaron en la ruina y tuvo que habituarse a la vida en la calle, aunque sinceramente parecía feliz a pesar de la decadencia. Eso me dio un motivo para seguir allí y ver que a pesar de las circunstancias se podía llegar a tener una vida. De unas semanas duró dos meses mi estadía allí y estaba muy a gusto a pesar de que no siempre conseguía comer y que mi peso estaba bajando cada vez más. Siempre me sentí culpable por haber estado feliz en esos momentos, ya que cuando la situación es inestable todo lo que sube tiene que bajar.

Una de las tantas noches en las que me quedé dormida mientras Elio me cantaba en su idioma natal, abrí los ojos y solo había llantos, olor a podrido y demasiado silencio. Al mirar a mi al rededor vi que Elio estaba muerto en sus mantas salpicadas en sangre y que los niños no estaban. De repente se escuchó el llanto de Carrie, así que me guié por ella, y la encontré en manos de otro hombre de ropas rotosas, el cual la castigaba a pellizcones mientras Aiden y DJ intentaban quitársela de sus manos.

¡Déjalos en paz! —grité llamando su atención.

Una risa salió de sus labios, tan asquerosa y malvada como las de un demonio. Sabía que sus intenciones no eran nada buenas, pero quería salvarlos a ellos.

Bien, pero debes darme algo a cambio...

Lo que quieras te lo daré.

Sonrió triunfador y pude respirar tranquila, pensé que querría nuestra comida y todas nuestras pertenencias así que le alejé de allí para darle lo que quería.

¿Dónde vas? —Tomó fuertemente mi brazo y me atrajo hacia él— Tienes que darme lo dicho, tu no te mueves.

Estaba tan cerca de él que podía sentir su asqueroso aliento y su prominente erección. Entendí todo cuando comenzó a tocarme, intentar explorar mi cuerpo como si fuera su paraíso, ¡quince años tenía!¡A esa edad no tenía ni pechos, era demasiado delgada!¡Aún no entiendo cómo podía ser deseable para aquel hombre! No quería entregarme así, lo golpeé con mis manos y esquivé todos sus intentos de besos, lo malo de defenderme es que no acabó como yo esperaba... No... No abusó de mi, al menos no sexualmente, solo se enfadó y me pegó una paliza. Suerte que los niños estaban a salvo, pues se escondieron enseguida que Carrie fue liberada de aquel hombre y salieron cuando tocó el amanecer en el cielo y me encontraron allí.

No estaba muerta, solo me había desmayado por los golpes. Posiblemente tenía costillas rotas, la mandíbula descolocada y moretones por todos lados, no era para tanto, pero dolió y mucho. Cuando tuve las fuerzas suficientes me levanté, levanté todas mis cosas mientras Aiden cargaba a la bebé y caminamos.

No me había percatado de que llovía y no tenía tiempo para detenerme y ponerles abrigo, así que continué, suplicando que ninguno se enfermara. Las lágrimas se confundían con las gotas de lluvia y el viento, como si en realidad solo estuviera caminando con la cabeza erguida, cuando parecía que todo me estaba derrumbando, tenía una maldita bola de demolición en mi espalda y como podía, me arrastraba. Carrie comenzó a llorar también, ya tenía hambre y aquel maldito hombre la había llenado de moratones al pellizcarla y los mellizos se dormían mientras caminaban. Pensé que no encontraría ningún lugar que nos resguardara aquel día, pero delante de mi apareció un parque con miles de toboganes y casas de madera, entré a una de las casas de madera, dejé a Carrie, Aiden y DJ allí y luego salí para seguir haciendo la guardia. Me dio igual que mis mejillas se mojaran más de lágrimas que de lluvia, me dio igual el frío que hacía, mis labios mojados y azules por la baja temperatura, me dio igual que se me durmieran los músculos, que mi cabeza fuera a estallar de dolor, solo seguí observando y seguí llorando.

¡Niña! —me gritó una señora.

No quise hacerle caso, solo quería llorar y vigilar en paz, no necesitaba más extraños que me dañaran.

La señora se acercó a mi con preocupación. No tenía más de sesenta años, su rostro tenía minuciosas arrugas y su cabello brillaba como una llamarada ropa, la ropa que portaba era formal, elegante y lujosa, parecía ser de alta sociedad.

Hace un tiempo muy feo para que estés aquí...

No tengo donde ir —gemí.

Me observó durante unos minutos y después dijo:

Te vienes conmigo, no pienso dejarte aquí.

No estoy sola, tengo a más niños conmigo ¿es lo que quiere? —dije intentando asustarla.

¿Más niños? Entonces definitivamente no dejaré que estés aquí, toma a los niños y ven conmigo...

Aunque desconfiaba y tenía miedo, obedecí, solo quería ayuda, quería comer, quería limpiarme, quería volver a estar bien.

Obedecerla fue la mejor decisión que pude tomar, su casa era tan grande que podían vivir veinte personas dentro. Se llamaba Vegonia Bowers y era una heredera de cierta fortuna de hacía veinte años, era una señora muy buena y sencilla a pesar de aquella fortuna que heredó y aunque sé que podía mantenerme, no la dejé, quise pagar mi propia comida y a pesar de haber sufrido abuso de autoridad, golpes de mis jefes e intentos de toqueteo, conseguí un trabajo que me sirvió y también pude sobrellevar el dolor de perder a mis padres. Y mientras Vegonia me ayudaba con los niños y con mis estudios. En pocas semanas del comienzo mi profesor particular descubrió que era superdotada, me avanzaron tres cursos más y así pude usar mi identidad falsa para ir a la universidad.

Después Vegonia enfermó y descubrí que tenía un tumor cerebral, siempre que terminaba de estudiar procuraba cuidarla lo mejor posible. Luego ella me negó a hacerlo, hasta que falleció y me cedió toda su fortuna a mi, la casa que ves fue uno de los gastos que me hizo prometer que haría.

Meses después conocí a Natalia, Rose, Calum y Sean, les conté lo sucedido después de un año, ellos empezaron a ayudarme a cuidar a los niños.

Muchos dirían que mi historia es trágica, horrible, triste, pero yo digo que es una historia real, no la que ponen en los libros, no las que ponen en las películas. Una real, una que viví, una que me hizo aprender y a pesar del dolor no la cambiaría, sino no sería yo. Estoy orgullosa de mi misma y es una de las mejores sensaciones que no había tenido en mucho tiempo.



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