POLIAMOR MILITAR [+18]

By Yuliana_Arias

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¿Qué ocurre cuando no sabes que carrera elegir? La respuesta es fácil ¿No?. La pelirroja italiana Roma Bianci... More

Antes de leer
| Sipnosis |
| Capítulo 1 |
| Capítulo 2 |
| Capítulo 3 |
| Capítulo 4 |
| Capítulo 5 |
| Capítulo 6 |
| Capítulo 7 |
| Capítulo 8 |
| Capítulo 9 |
| Capítulo 10 |
| Capítulo 11 |
| Capítulo 12 |
| Capítulo 13 |
| Capítulo 14 |
| Capítulo 15 |
| Capítulo 16 |
| Capítulo 17 |
| Capítulo 18 |
| Capítulo 19 |
| Capítulo 20 |
| Capítulo 21 |
| Capítulo 22 |
| Capítulo 23 |
| Capítulo 24 |
| Capítulo 25 |
| Capítulo 26 |
| Capítulo 27 |
| Capítulo 28 |
| Capítulo 29 |
| Capítulo 30 |
| Capítulo 31 |
| Capítulo 32 |
| Capítulo 33 |
| Capítulo 34 |
| Capítulo 35 |
| Capítulo 36 |
| Capítulo 37 |
| Capítulo 38 |
| Capítulo 39 |
| Capítulo 40 |
| Extra | Novitis Dan
| Capítulo 41 |
| Capítulo 42 |
| Capítulo 43 |
| Capítulo 44 |
| Capítulo 46 |
| Epílogo |
|Segundo libro |

| Capítulo 45 |

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By Yuliana_Arias

Roma.

—  ¿Llegan muy tarde? —  Pregunté mirándolos con un puchero.

—  Estaremos aquí antes de media noche, lo prometo —  Dijo Dan abrazándome.

—  Está bien, estoy ansiosa por abrir los regalos —  Señalé el montón de regalos que estaban debajo del árbol.

Ya teníamos todo preparado para este 24 de diciembre, pero el Kuit llamó a mis chicos diciéndoles que tenían un caso urgente en las oficinas de la FMEU.

—  Compramos algo que te hará mucha ilusión —  Sonrió Wes haciendo que Ángel y Raven bufaran.

—  Tenemos que irnos —  Se acercó Ángel y dejó un caliente beso en mis labios.

—  Los quiero —  Dije después de besar a cada uno.

—  ¡Nosotros a ti! —  Respondió Jack desde la entrada principal para luego escucharse un portazo.

—  Nos quedamos solos —  Dije mirando a Queso que estaba hecho bolita en el sofá.

El reloj marcaba las 8:00 P.M. cuando me acosté al lado de Queso, no tenía que preocuparme por la cena, ya que Wes se encargó desde temprano en cocinar un pavo al horno, el cual únicamente yo tenía que sacarlo cuando el horno sonara. Luego de cuarenta y cinco minutos la alarma del horno sonó, me levanté con Queso siguiéndome y saqué el pavo del horno el cual olía de maravilla. Volví a la sala y me acosté en el sofá mirando el fuego de la chimenea, mis ojos no tardaron en cerrarse ante el ambiente de tranquilidad.

—  Conejita —  Susurró una voz muy lejana —  Conejita —  volvió a susurrar mientras sentía un leve empujón en mi hombro —  Conejita, vamos a cenar —  Sentí un cosquilleo en mi mejilla el cual me hizo removerme.

—  ¡Roma! —  El grito de Raven me sobresaltó haciendo que mis ojos se abran de golpe y quede sentada en el sofá.

—  ¿Qué pasa? —  Dije mirándolo preocupada y asustada mientras mi mano acaricia levemente mi pecho tratando de calmar mi respiración.

—  A cenar —  Gruñó mirándome.

—  Porque me levantas as... —  Gruñí mientras lo miraba, apreté mis labios al ver lo que traía puesto.

—  Si te ríes me lo quito y lo tiro a la chimenea —  Gruñó dando la vuelta y saliendo de la sala. Una suave risa a mi derecha me hizo voltear la cabeza en esa dirección, Dan estaba agachado a un lado del sofá.

—  Los obligué —  Sonreí al ver su pijama de unicornio mientras que la de Raven era de un dragón negro.

—  ¿Todos tienen pijama? —  Pregunté mirando a Dan y este asintió, no dudé en levantarme corriendo en dirección a la cocina donde se escuchaban murmullos. Coloqué mis dos manos en la boca con fuerza para no reírme al verlos a todos envueltos en pijamas.

Jack tenía una pijama de oso panda, Wes era un gatito amarillo y el de Ángel era un cocodrilo.

Wes al verme entrar me sonrió al igual que Jack, pero Ángel y Raven me miraron mal. Sentía que en cualquier momento iba a estallar por aguantarme las ganas de reír.

—  Adelante, ríete —  Gruñó Ángel pasando por mi lado con el pavo en sus manos. Como si fuera una orden solté mis manos de mi boca y las carcajadas resonaron con fuerza por todo el lugar, mientras más los veía más me reía y por si fuera poco Wes, Jack y Dan se unieron a mis carcajadas.

—  Si te sigues riendo te vas a orinar —  Gruñó Raven y no estaba equivocado, tomé respiraciones profundas para calmar mi risa. Luego de cinco minutos que me calmé, Dan me dio un vaso de agua en cuál no dudé en tomarme.

—  Se ven muy tiernos —  Dije para animarlos mientras me sentaba en el comedor.

—  ¿Gracias? —  Respondió mirándome a los ojos Ángel. Le sonreí en grande haciendo que una esquina de sus labios levemente se levantara. Suspiró y negó con la cabeza mientras se levantaban a repartir el pavo.

—  Gracias, cariño —  Dije al ver que Raven me sirvió una copa de vino.

Sonreí con nostalgia al vernos cenar conmigo como una familia, reímos y halagamos la cena que preparó Wes hasta que fue media noche.

—  ¡Vamos! —  Agarré emocionada la mano de Jack y lo llevé corriendo hasta la sala. Nos sentamos en el suelo mientras esperábamos a mis demás chicos.

—  Estás hermosa —  Dijo Jack mirándome, fruncí el ceño confundida.

—  Estoy como siempre —  Respondí mirando mi pijama de León y las garras que cubrían mis pies —  No tengo nada en especial hoy.

—  Siempre estás hermosa —  Sonrió a lo cual yo me sonrojé.

—  No le mientas, cuando se levanta se ve horrible, parece un espantapájaros —  Dijo burlón Ángel entrando a la sala con mis demás chicos a su espalda.

—  Grosero —  Dije mirándolo mal. Dan se sentó a mi lado y tomó mi mandíbula dejando un pequeño beso en mis labios.

—  No le creas, siempre estás hermosa —  Susurró sobre mis labios, sonreí.

—  Regalos —  Señalé debajo del árbol haciéndolos reír.

—  Niña consentida y caprichosa —  Dijo jalando Raven un mechón de mi cabello.

—  ¿Hoy es el día de hacerle bullying a Roma? —  Fruncí el ceño y ellos volvieron a reír.

—  Toma —  Dijo Ángel lanzándole un regalo a Jack.

Entre todos nos repartimos regalos, algunos caros, otros baratos y algunos muy tiernos. Al final solo quedan cinco pequeñas cajas las cuales eran de mí, para ellos. Con los nervios a flor de piel agarré las cajas y se las entregué para que las abrieran al mismo tiempo. Cuando ellos miraron el contenido se quedaron en silencio por qué sabían muy bien el significado del regalo.

En la cinco cajas brillaban cinco anillos de oro rosa exactamente iguales al que me regalaron mis padres.

—  Roma —  Susurró conmocionado Dan. Saqué mi cadena dónde colgaban mis anillos y miré fijamente un anillo en especial.

Después de su momento de impresión comenzaron a sacarlos de las cajas.

—  Soy tu cielo, R y W —  Leyó Wes el interior del anillo, en cada uno de los anillos decía soy tu conejita, soy tu linda, soy tu mujer y soy tu reina, con una R y la inicial del nombre de cada uno de mis chicos.

—  ¿Estás segura? —  Preguntó Raven.

Primer y único amor.

—  Lo estoy —  Respondí sin dudarlo, ellos deslizaron los anillos en sus dedos los cuales encajaban perfectos.

Y así terminó nuestra navidad entre besos, risas y follad... Ya saben.

***

Dan.

—  ¡Nos están esperando hace una hora, Roma! —  Gritó Ángel desesperado.

—  ¡Te dije que ya bajo! —  Gritó mi conejita desde el piso superior. Suspiré y acomodé mi manga del traje.

—  ¡Eso me lo dijiste hace quince minutos! —  Volvió a gritar Ángel y alcancé a ver la vena de su frente y cuello.

—  Que gruñón —  Se escuchó a Roma murmurar mientras sus tacones resonaban por las escaleras. Al verla sentí que el aire abandonó mi cuerpo, un vestido verde oscuro cubría sus deliciosas curvas, su cabello rizado y rojizo estaba suelto y relucía a todo su esplendor, su maquillaje era suave lo cual me gustó, ya que estaba perfecta. Ángel quien al verla parece que el enfado se esfumó de todo su interior, se acercó y le tendió la mano para ayudarla en los últimos escalones. Me parecía muy tierna que aún usando tacones se veía pequeña a nuestro lado.

—  Estás preciosa —  halago a mi conejita.

—  Ustedes están muy guapos —  Dijo dejando un beso en cada uno.

—  Vamos, mi madre debe estar preocupada —  Dijo Jack tomando delicadamente la mano de Roma y saliendo del pent - house con nosotros siguiéndolos.

Todos estábamos vestidos de traje para celebrar el fin de año y aparte el cumpleaños de Wes, nuestros padres nos invitaron a una cena familiar y obviamente mi madre recalcando mil veces que si no llevábamos a Roma no nos dejaría entrar.

Sonreí abriendo el lado del conductor y me adentré en él escuchando un bufido de parte de Ángel quien le encantaba conducir, Roma se sentó de copiloto por órdenes de Raven.

En medio del camino escuché mi teléfono sonar el cual contesté y lo coloqué en manos libres.

—  Hola mi bebé —  Sonreí al escuchar la voz de mamá.

—  Hola madre, ya vamos en camino —  Respondí.

—  Me alegro escuchar eso, ya estaba un poco preocupada —  Suspiró con alivio.

—  No te preocupes solo tuvimos algunos inconvenientes —  miré de reojo a Roma quien sonrió inocente.

—  Espero no se hayan olvidado de traer a Roma por qué no pondrán un pie en esta casa si ella no viene con ustedes —  Tragué saliva al escuchar su voz seria y mi conejita rio.

—  No te preocupes mamá, Roma va a mi lado —  Respondí nervioso.

—  Bien, aquí los espero, ya llegaron los invitados —  Soltó un bufido —  Tu tía Grisella trajo a Brianda la cual no estaba invitada —  Al escuchar ese nombre hice una mueca al igual que mis hermanos —  Si no se comporta no dudaré en sacarla de mi casa —  Gruñó y es de ahí donde vienen los gruñidos de Ángel.

—  Adiós mamá, ya estamos llegando —  Dije al ver que faltaban pocas calles para llegar a la mansión de mis padres.

—  Adiós cariño —  Dijo y colgó la llamada

—  ¿Quién es Brianda? —  Preguntó Roma y yo sonreí al escuchar su tono de voz celoso.

—  Estudiamos con ella en la escuela y es un poco irritante —  Dijo con una mueca Jack.

—  Llegamos —  Dije entrando por unas rejas que dieron paso a un enorme jardín con una fuente en medio, fuera de la mansión había varios coches de lujo aparcados.

—  Es muy lindo —  Dijo Roma mirando todo el lugar. Aparqué al lado del coche de mi tío mientras Jack ayudaba a Roma a bajar de la camioneta.

—  Mi padre quería darle la mejor vida a mi madre y digamos que tal vez exageró un poco, ya que solo éramos siete en la familia y ahora solo son ellos tres —  Le dijo Wes a Roma quien sonrió con ternura.

—  Es lindo de su parte —  Dijo Roma caminando a nuestro lado.

—  Lo es —  Respondió Raven oprimiendo el timbre de la mansión.

—  ¡Llegaron mis bebés¡—  Escuché El grito de mi madre mientras abría la puerta.

—  Ya no somos unos bebés —  Gruñó Ángel mientras se inclinaba hacia adelante para que nuestra madre dejara un beso en su mejilla.

—  Siempre serán mis bebés —  Sonrió —  ¿Dónde está mi nuera favorita? —  Gruñó mamá al no verla, inmediatamente Ángel se hizo a un lado y dejó ver a mi conejita —  Ahí estás, aunque eres mi única nuera —  Se acercó para abrazarla.

—  Me alegra volver a verla señora Verónica —  Sonrió Roma respondiendo al abrazo de mi madre, mi madre la miró con una ceja alzada —  Vero —  Corrigió y mi madre sonrió haciéndonos pasar.

Toda la mansión estaba decorada de navidad, sonreí recordando mi niñez junto a mis hermanos en este lugar. Llegamos a la inmensa sala donde estaba toda mi familia, los saludamos y le presentamos a Roma como nuestra pareja.

—  Eres muy linda —  Dijo Mila mi sobrina de tres años que jalaba levemente el vestido de Roma.

—  Tú eres más linda, corazón. ¿Cómo te llamas? —  Dijo Roma agachándose a su altura.

—  Mila —  Respondió sonrojada la niña de cabello rubio — Wow, tus ojos — Dijo mirando el par de ojos azules de mi conejita.

—  Es un hermoso nombre al igual que tú, princesa —  Sonreí al ver por primera vez a Roma interactuar con un niño. Mila se despidió al escuchar como la llamaban desde otro lugar. Caminamos hasta unas sillas vacías.

—  Soy Brianda —  Dijo sonriéndole falsamente a mi conejita —  Que bueno volverlos a ver chicos, asentí en su dirección.

—  Un placer, soy Roma —  Sonrió mi conejita, todos tomamos asiento y nos incluimos en las conversaciones.

—  y tú ¿Cuántos años tienes? — Preguntó  Brianda a Roma.

—  Ya casi cumplo los 22 —  Respondió Roma mirándola.

—  Que bien —  Miró a mi chica de arriba a abajo —  ¿A qué te dedicas? —  Preguntó.

—  Soy militar —  Respondió orgullosa y Ángel la miró sonriendo.

—  Wow paren el mundo, acabo de llegar y veo a mi primo Ángel alias el gruñón sonreírle a una mujer —  Dijo mi primo Alex entrando a la sala llamando la atención de todos, Ángel le dio una mirada de muerte —  Y ahí está el que yo conozco —  Sonrió mirando la cara seria de Ángel antes de mirar a Roma y acercarse —  Un placer, soy Alex —  le extendió la mano a Roma.

—  Roma Bianci —  Dijo Roma dándole la mano y Alex no dudó en planta un beso en ella.

—  Italiana, me gusta —  Sonrió mientras le guiñaba un ojo, Roma inmediatamente se soltó y se removió incómoda. Mi primo Alex aunque le gustaban los hombres también le encantaba coquetearles a las mujeres sin un fin.

—  No la molestes Alex —  Dije mirándolo.

—  Que cabello tan lindo tienes —  Dijo mirándola mientras tomaba asiento al lado de Ángel.

—  Yo creo que es un fastidio tener ese cabello, ya que se le hacen nudos muy fácil —  Dijo Brianda mirándola.

—  Solo hay que saberlo cuidar —  Respondió Roma mirándola seria, sé que lo que más ama de ella son sus rizos rojizos.

—  ¿Estás teñida? —  Preguntó Brianda.

—  No —  Respondió incomoda Roma.

—  ¿Tienes extensiones? Porque he visto que el pelo rizado casi no crece y tú lo tienes muy largo —  Volvió a preguntar la pesada de Brianda.

—  No, no son extensiones —  Respondió mi conejita.

—  ¿Lo puedo tocar?.

—  No es por ser grosera, pero no me gusta que me toquen el cabello —  Dijo Roma mirándola.

—  Eres muy delicada —  Dijo Brianda mirándola con el ceño fruncido, el lugar quedó en silencio al escuchar ese comentario sin sentido.

—  Si fuera delicada no habría matado al jefe de los grillos y tampoco serviría para militar —  Respondió Raven al ver la incomodidad de Roma.

—  ¿Por fin lo atraparon? —  Preguntó papá a lo cual Ángel asintió.

—  Roma lo mató —  Respondió mirándolo.

—  Felicidades, Roma —  Dijo papá mirándola.

—  Gracias señor Brown —  Respondió sonrojada. Faltando dos minutos para media noche nuestra madre ordenó que nos entregaran una copa de champán para hacer el brindis. Todos nos colocamos de pie y elevamos nuestras copas mientras hacíamos una cuenta regresiva de diez segundos.

—  Uno —  Dijimos al unísono dando el brindis y bebiendo el contenido de la copa —  Feliz año, conejita —  La abracé y dejé un beso en sus labios.

—  Feliz año nuevo, conejito —  Me devolvió el beso —  Feliz cumpleaños mi amor —  Escuché como le Susurró a Wes y le daba algo en sus manos, lo felicité al igual que toda la familia los cuales lo inundaron de regalos.

Pasamos al comedor donde había una gran cantidad de comida para todos los familiares, luego de cenar partimos la torta de Wes mientras cantábamos el cumpleaños, ya que la mayoría de los familiares se habían ido mamá nos dijo que nos quedáramos a dormir lo cual aceptamos.

—  Piedra, papel y tijera —  Saqué tijera y celebré al ver que Jack sacaba papel.

—  ¿Qué hacen? —  Preguntó riéndose Roma.

—  Estábamos decidiendo con quién dormirás y te toco conmigo —  Sonreí y la agarré de la mano.

—  Pero es mi cumpleaños —  Lloriqueo Wes —  Debería dormir conmigo —  Roma rio y agarró la mano de Wes mientras los tres caminamos a la habitación.

—  ¿Estos eran tus gustos cuando eras joven? —  Preguntó mientras yo cerraba la puerta y Wes caminaba hasta el baño.

—  Todavía soy joven —  Refuté —  Si, era todo un nerd —  Dije quitándome los botones de la manga de mi traje.

Caminó revisando con curiosidad todo el lugar hasta que llegó a una foto mía con mi hermana, la tomo en sus manos y la detalló de cerca.

—  Era mi hermana —  Dije con nostalgia —  Es la madre de Mila, ella y su esposo fallecieron en un accidente de tráfico —  Respiré al sentir una punzada en mi pecho.

—  Era linda —  Susurró.

—  Si, lo era. Cuando falleció mis padres se hicieron cargo de Mila —  Susurré.

—  ¿La querías mucho, verdad? —  Preguntó aún mirando la foto.

—  La amaba, al igual que amo a mis hermanos, pero con ella era especial —  Me sinceré.

—  Que descansen en paz —  Dijo y yo respondí lo mismo.

—  Ven, te voy a dejar una camisa mía —  Dije tomándola de la mano y adentrándome al armario que estaba lleno de ropa.

Se colocó una camisa que le llegaba hasta las rodillas y salió del armario acostándose al lado de Wes quien estaba a la esquina de la cama, no tardaron en caer dormidos no sin antes decir buenas noches, miré la foto de mi hermana y suspiré mientras me acomodaba al lado de Roma, al sentir mi calor acomodó su cabeza en mi pecho y los pies los entrelazó con los de Wes.

—  Te amo, conejita —  Dije antes de dejar un beso en su coronilla.

***

¿Qué tal este capítulo?

¿Se esperaban ese Te amo?

Voten y comenten si quieren más capítulos

L@s amo

♥️

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