Odio Irresistible [+18] © 30...

By imsaramoon

9.1M 539K 316K

Kate y Elliot son vecinos, nunca se han visto pero se odian. Kate ama poner música a todo volumen, Elliot odi... More

Sinopsis
•Personajes•
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 19 | parte II
Capítulo 20.
Capítulo 20 parte II
Capítulo 21
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 27 parte II
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 34 parte II
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42
Capítulo 42 parte II
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47 |Parte I
Capítulo 47 parte II | Final
SEGUNDA PARTE OI.
PREVENTA YA DISPONIBLE ⬇️

Capítulo 31 parte II

129K 7.2K 5.5K
By imsaramoon

|No suena como una mala idea |

E L L I O T.

«No te rindas conmigo»

Me quedo unos segundos en silencio procesando sus palabras, pensando en el significado que hay detrás de lo que ha dicho, en el pequeño paso que supone. Y pese a que es inevitable sorprenderme, ni si quiera tengo que plantearme mi respuesta. Lo tengo claro, mucho más de lo que me gustaría.

—No voy a hacerlo. No contigo, Kate —respondo con sinceridad—, jamás.

—¿Estás seguro de eso? —susurra cabizbaja, sin mirarme.

Las palabras salen por mi boca mucho antes de que pueda pensarlo:

—No he estado más seguro de algo en toda mi vida.

Sus ojos asciende hacia los míos llenos de las lágrimas que intenta contener y una extraña sensación me revuelve el estómago cuando esto sucede. No entiendo su reacción, ni mucho menos la forma en la que me afecta ver como en su rostro se refleja una mezcla de emociones que solo consiguen confundirme.

Me acerco a ella con cuidado, como si mi cercanía pudiese hacerle daño, como si pudiese romperla más de lo que está.

Con precaución pongo mis manos en sus mejillas antes de hablar:

—Ey, cariño. Vamos ¿estás bien? —Sujeto su rostro con suavidad, mirándola a los ojos.

Ella niega lentamente enmarcando una sonrisa débil en los labios, una que por alguna razón me destroza sin necesidad de más.

—¿Podemos hacer como si esto no hubiese sucedido? —la voz rota tiembla levemente sobre sus labios acompañando a las lágrimas que caen en silencio—, no estoy lista, Elliot. No para procesar esto.

—Kate...

—Por favor —suplica en un hilo de voz—, sé que soy complicada pero, necesito que me entiendas. Me duele esto, Knight. Me duele pensar de más.

Aprieto los labios sintiendo como un tirón me desgarra el pecho, aquella sensación abrumadora se esparce por todo mi cuerpo obligándome a apretar la mandíbula. Me trago las emociones. Todo aquello que me gustaría decir se queda camuflado en el leve gesto de mi cabeza asintiendo.

No puedo hacerlo. No puedo decirle que no debe tener miedo conmigo, que me moriría antes de hacerle daño de cualquier forma. Quiero decirle tantas cosas, joder.

Kate se llena los pulmones de aire en lo que parece un intento por recomponerse, por levantar de nuevo las barreras que hay entre nosotros. Tengo que apretar las manos para no dejarme llevar por lo que siento por frenar todos los impulsos y todo lo que ella no está lista para escuchar.

¿Desde cuando esto se ha vuelto tan complicado?

—¿Qué quieres hacer? —me pregunta casi en un susurro, cambiando de tema.

—No lo sé, Kate —las palabras salen toscas, delatándome al instante.

Su mirada se suaviza al darse cuenta de mi cambio de actitud. Intento mantenerme neutral pero me cuesta cuando se trata de ella, no puedo ocultarle como me siento, de una forma u otra sabe cómo verlo.

—Elliot...Olvida lo de antes ¿vale? —Se muerde el labio con nerviosismo—, estoy bien, de verdad que sí. No te preocupes.

Inhalo lentamente tratando de calmarme, de ignorar todo lo que se abre paso de forma abrupta y desordenada.

Tras unos cuantos segundos en silencio lo consigo o al meno eso es lo que quiero creer.

—Es tu cumpleaños, Kate. —Suelto el aire retenido en un murmuro—, dime tú que quieres hacer.

Frunce el ceño en el momento que me escucha.

—Para empezar, quiero que quites esa cara —intenta bromear, sin éxito.

—Esta es mi cara, no puedo quitarla —rebato alzando una ceja.

Ella niega de forma enérgica, moviendo su cabeza hacia los lados.

—No, para nada. Tu cara normal es cuando sonríes —sentencia convencida.

—Esa cara solo la pongo cuando te miro a ti.

La vergüenza asciende con rapidez a sus mejillas, haciendo que el color carmesí se esparza por todo su rostro. Es entonces que soy consciente de lo que acabo de decir, de lo directo que ha sonado pero no me importa. Al fin y al cabo, no es mentira.

—Ahora me estás mirando —comenta afrentada—, y sigues igual de serio, mentiroso.

Su comentario provoca que una breve sonrisa se dibuje sobre mi boca. Apenas son unos segundos pero, es suficiente para que su rostro se ilumine ante el gesto.

—¿Ves? Tenía razón. Estabas serio —me vacila cruzando los brazos—, y ahora vuelves a estarlo.

—No estoy serio, Márquez.

Se inclina sobre el asiento con cautela sin dejar de mirarme a los ojos, con los labios fruncidos en una sonrisa divertida. Su rostro queda peligrosamente cerca del mío cuando habla:

—Si que lo estás, Knight.

El tono de su voz ha cambiado ligeramente y tengo que hacer un esfuerzo por ignorar lo que siento cuando su aliento impacta sobre mi boca.

—No, no lo estoy.

—Que sí, mírate.

—No.

—¿Quieres ver que rápido consigo que se te quite esa cara? —susurra con malicia.

—Kate...—pronuncio con severidad en una advertencia—, cuidado con lo que haces, no te vayas a arrepentir...

—Quien tenga miedo de morir que no nazca —susurra sobre mis labios.

La rubia se aprovecha de la cercanía que nos une. Y mientras la picardía se instaura sobre su boca sus manos se posicionan sobre mi pecho con suavidad, no titubea en el contacto, sabe perfectamente lo que hace y cómo hacerlo. Sus dedos se mueven con timidez de forma ingenua pero, el ambiente pierde cada ápice de inocencia cuando ella asciende hasta el hueco al descubierto de mi cuello, haciéndome perder el control. Su tacto sobre mi piel lo empeora todo. Desliza las yemas con lentitud mirándome a los ojos de forma devastadora, provocando que lo que hace segundos sentía se torne en fuego, quemándolo todo.

Es inevitable, se me acaba la paciencia.

—Maldita sea, Kate. —Agarro sus muñecas separándola de mí—, no me toques así.

—¿Qué? ¿Por qué? —inquiere con falsa confusión, sin dejar de mirarme—, si no estoy haciendo nada malo...

Le devuelvo la mirada, clavando mi vista en ella con seriedad.

—Pues no lo hagas más —contesto con frustración.

—¿Y que pasa si no te hago caso? ¿Qué harás? —me reta con media sonrisa.

—Si vuelves a hacerlo no me voy a aguantar más, Kate. Te voy a arrancar ese maldito vestido y...

—¿Y...? —me da pie a seguir.

—Te voy a follar hasta que recuerdes porque es mala idea jugar con mi autocontrol.

—No suena como una mala idea, la verdad.

Me muerdo el labio con fuerza cuando la escucho. Esta noche me está volviendo loco en todos los sentidos de la palabra.

—Mi amor, no sabes bien lo que estás haciendo.

Kate se encoje de hombros.

—Pues espero descubrirlo esta noche...

Justo cuando pronuncia las palabras abre la puerta del coche. Antes de bajarse dirige sus ojos de nuevo hacia mí enmarcado una expresión maliciosa cargada de intención

—De momento...Vamos dentro. Que ya sé que quiero hacer por mi cumpleaños.

La insoportable música comercial suena a todo volumen en la sala acompañando a las cegadoras luces de neón.

Tomo aire tratando de mentalizarme y recordar a lo que realmente hemos venido.

La pista está abarrotada de gente y no puedo evitar sentirme un poco hostigado en este ambiente. Hace años que no salgo a una discoteca así pero ha sido imposible negarme. Kate ha tirado de mí en contra de mi voluntad con tanto animo que antes de que pudiese darme cuenta ya estaba aquí, con ella a mi lado.

—¿No te parece un temazo? —grita intentando que la escuche por encima de la música.

Frunzo el ceño y niego en respuesta.

La canción que suena es la típica pegajosa de letra cuestionable que no dejan de quemar en la radio a todas horas, esa que te sabes aunque nunca la hayas escuchado a voluntad.

Mi musa rueda los ojos ignorándome por completo. Se limita a seguir cantando a pleno pulmón, sin preocuparse de más, con una energía envidiable.

Se da la vuelta, dándome la espalda. Cuando menos me lo espero ella contonea sus caderas con libertad al ritmo de la melodía, y yo me pierdo en ese movimiento, en la forma en la que el vestido que trae puesto se le sube unos centímetros. Ella parece darse cuenta de donde se fija mi mirada, ya que una sonrisa se abre paso en su boca mientras se acerca a mí, sin dejar de moverse, balanceándose de una forma increíble.

Cuando su cuerpo queda totalmente pegado al mío, hunde su labios con audacia en mi cuello haciendo que me agache un poco. Kate desvía el contacto hacía mi oído dando paso a su voz:

—¿Sabes como se verían mis caderas más bonitas? Con tus manos sobre ellas, mientras bailamos.

Una sonrisa ladina se plasma sobre mis labios cuando la escucho decir aquello. Me gusta que me diga lo que piensa, que no tenga filtros conmigo.

—¿Estás intentando proponerme algo? —le susurro al oído, jugando con la cercanía—, de todas formas, no te equivoques, mi amor. Tus caderas como mejor se ven son encima de mí, mientras te mueves.

La rubia me agarra por la camisa atrayéndome hacia ella, con tanta fuerza que nuestros rostros quedan a centímetros de distancia, tan cerca que es una tortura. Ella continúa moviéndose mientras tira de mí dentro de la pista. Puedo sentir como sus labios rozan brevemente los míos cuando entona una parte de la canción que suena.

Tengo ganas de morderle la boca cuando lo hace. De hacer mucho más en realidad.

—¿Sabes lo que acabas de cantar? —hablo por encima de la música.

—Puede ser...¿debería saberlo? —me responde alzando la voz.

Pongo mis manos alrededor de su cintura y de forma ágil le doy la vuelta pegando sus caderas contra mí. Puedo sentir como su piel se eriza en el momento que siente mis manos apartándole el pelo y mis labios subir por su cuello en un recorrido tortuoso hasta el oído.

—Si le cantas a alguien sobre lo flexible que eres en la cama, quizás sí.

—Quizás quería que lo supieras... —insinúa pegándose más contra mí.

—Bueno, mi amor. En ese caso creo que necesito una representación un poco más gráfica —respondo contra su cuello deslizando mi boca.

Ella echa hacia atrás el cuello en una carcajada que se ve ahogada por el beat de la música. La posición en la que queda me da una visión perfecta de su escote, incluso puedo ver como el encaje rojo de su sujetador asoma discretamente por la apertura. Tengo que controlar todas las cosas indecentes que se me pasan por la cabeza al verla así.

Deslizo con cautela mi dedo índice por su cuello haciendo que sus ojos se cierren al instante ante el tacto de mis manos recorriendo las zonas cubiertas por el maquillaje. La forma en la que ella se estremece contra mi cuerpo hace que el pantalón comience a apretarme más de lo normal.

Ahora mismo solo tengo ganas de sacarla de aquí. Quiero llevarla a cualquier lugar donde sea decente arrancarle toda la ropa, quiero hacerla disfrutar toda la noche, que no tenga tiempo de pensar en nada que no sea la forma en la que yo la hago sentir. Tengo ganas de hacerlo desde que la he visto aparecer.

—¿Eres consciente del poder que tienes sobre mí? —le susurro—, ¿de cómo me pones sin necesidad de tocarme?

Ella se muerde el labio aun sin abrir los ojos.

—Ya te lo he dicho. No eres el único que sabe jugar, Knight.

Kate se separa lentamente, dándose la vuelta para mirarme. Sus ojos me recorren de arriba abajo sin pudor.

—Ven, anda. —Agarra mi mano, entrelazando sus dedos con los míos—, creo que hoy eres tú el que necesita un chupito.

La freno en seco tirando de ella. La rubia voltea hacia mí, analizándome con confusión sin entender porque no la sigo.

—No suelo beber alcohol —aclaro a lo que ella rueda los ojos con fastidio.

—Venga, por fi...—insiste—, es mi cumpleaños. Brinda conmigo como regalo... —chantajea frunciendo los labios en un puchero.

Suelto un suspiro ante su expresión y ella sonríe victoriosa a sabiendas de lo incapaz que soy de decirle que no.

No obstante no cedo tan fácilmente, antes de aceptar tanteo sus intenciones:

—¿Eso es lo que quieres de regalo? —contraataco con ironía—, mira que yo tenía pensadas un par de cosas mucho mejores...

La de los ojos marrones se muerde el interior de la mejilla con nerviosismo cuando me escucha.

—En realidad...Quiero otra cosa de regalo —sus ojos suben hacía mí—, ¿me prometes aceptar?

Puedo hacerme una ligera idea de lo que esa mente macabra maquina pero, aún así me aventuro a preguntar, quiero que sea ella la que lo diga. Que no tenga vergüenza conmigo.

—¿Qué es lo que quieres? Pídemelo.

—Vas a negarte.

—Inténtalo. No pierdes nada por probar.

Ella frunce levemente el ceño.

—Si te lo digo no aceptarás, al menos seguro que no sin alcohol de por medio.

—¿Pretendes emborracharme, mi amor? —murmuro divertido.

—Ni si quiera me dejas intentarlo —rebate con indignación, alzando una ceja—, eres un aburrido, Elliot.

Aprieto los labios mientras niego con la cabeza, ella me sostiene la mirada con socarronería y no puedo evitarlo. En un movimiento ágil pongo mis manos sobre su cintura, rodeándola con mis brazos.

—Anoche no parecías aburrirte conmigo, todo lo contrario. Te lo pasabas muy bien —le susurro al oído con picardía.

Ella abre los ojos de golpe y de forma inesperada me empuja alejándome un par de centímetros.

—Vale, sí tú no quieres bailar conmigo no pasa nada... —me grita por encima de la música—, me buscaré a otro que sí que quiera hacerlo —sentencia sacándome la lengua de forma infantil

Antes de que pueda darme cuenta ella ya está a unos metros de distancia, andando hacía el centro de la pista. De forma oportuna el DJ cambia la canción a una mucho más lenta y sensual. En los labios de mi musa se dibuja una sonrisa traviesa cuando los primeros acordes de un remix de The Weekend comienzan a sonar por los altavoces.

Kate se ubica de forma estratégica para que pueda verla y cuando la letra de la canción hace acto de presencia también lo hacen sus movimientos, con la promesa de arrebatarme el poco control que conservo. Se mueve totalmente al compás, dejando que el beat de la música acompañe la danza de sus caderas. Ella no se da cuenta pero varias personas a su alrededor se quedan viéndola mientras baila con los ojos cerrados. Se mueve sin miedo, dejando que su cuerpo fluya al ritmo de aquella melodía, disfrutando de cada paso.

No soy la excepción, me quedo mirándola embobado. Apreciando lo jodidamente sexy y preciosa que se ve bailando de esa forma, apreciando todo el poder que no es consciente que tiene.

Estoy a punto de desechar mi orgullo y acercarme a ella cuando una chica se pega a mí bailando con descaro. Intento separarme pero insiste de forma intrusiva. Lo cierto, es que ni si quiera la miro. Todos mis sentidos están focalizados en mi musa.

Estoy tratando de apartarme de nuevo en el momento que Kate se da cuenta de lo que pasa. Un ápice de celos recorre sus mejillas al reparar en la escena y no puedo evitar reírme al ver como comienza a bailar de forma mucho más insinuante, pasándose las manos por el cuerpo, deslizando sus dedos hasta el pelo.

Todo va bien y es divertido hasta que un idiota se acerca a ella mucho más de la cuenta, siguiendo el movimiento de su cuerpo, intentando poner las manos en sus caderas...

La rabia y una sensación desconocida me recorren apoderándose de mí de forma inesperada. Me esfuerzo en mantener los estribos, por no dejarme llevar por el sentimiento irracional que se abre paso en mi pecho. Ignoro totalmente a la que se me ha acercado y comienzo a caminar hacia Kate que esboza una sonrisa de superioridad al verme llegar con el ceño fruncido.

Cuando quedo a unos metros de distancia de ella miro a la persona que está detrás de ella de tal manera que se aleja al instante levantando las manos en un gesto de rendición. No hace falta que diga o haga nada, parece captar el mensaje al instante.

—¿Celoso, Knight? —murmura acercándose a mí con una sonrisa.

—¿Celosa, Márquez? —le devuelvo el ataque agarrándola de la cintura.

Ella pega su cuerpo contra mí, torturándome sin ningún tipo de cuidado. Pongo mi manos sobre la parte baja de sus caderas y acompaño el movimiento de su anatomía haciendo que ella suelte un jadeo que solo es audible para mí.

—¿Por qué tendría que estar celosa? —suspira contra mi oído—, no somos nada.

Afianzo mi agarre atrayéndola contra mí, pegando cada centímetro de su cuerpo contra el mío.

—No lo somos porque tú no quieres, que quede claro, mi amor.

—Bueno...¿Soy tu musa, no? —murmura.

—Si tú quisieras serías mucho más.

—¿Cómo qué?

Me muerdo los labios aguantándome lo que pienso, reteniendo de nuevo todo lo que quiero decir. Le doy la vuelta poniéndola de espaldas a mí, pegando su caderas contra las mías, haciéndole sentir todo lo que me provoca. Ella baila contra mí sin vergüenza haciendo que el calor comience a crecer entre nosotros. De forma instintiva subo mis manos hasta su cintura haciendo que cierre los ojos ante el tacto de mis dedos por encima de la tela.

La canción que suena por los altavoces es perfecta para el momento, la letra parece por momentos estar escrita para nosotros, para la situación rara que tenemos.

Aprovecho eso para poner mis labios sobre su oído y susúrrale tal y como ella ha hecho conmigo una parte de la canción:

Just know that I would die for you...Baby, I would die for you —juego con las palabras y sé que mi voz sale ligeramente enronquecida por la excitación que siento.

La piel de su cuerpo se eriza al instante, sus mejillas se han enrojecido y ahora ella es ella quien se gira contra mí, me agarra el rostro desviando la vista hacia mis labios.

—No hagas eso más, Knight —suplica tragando saliva.

—¿Por qué? No es nada malo...—se la devuelvo sin compasión.

—Nunca me han cantado al oído así —reconoce sin separar sus ojos de mi boca—, y menos con un acento tan sexy.

Lo que dice hace que tenga ganas de reírme. Está nerviosa, puedo notarlo por la forma en la que las piernas le fallan y el pecho se le mueve agitado debido a la respiración. Estoy a punto de hablar pero ella no me lo permite. Pone su dedo índice sobre mis labios para enredar sus brazos en mi cuello mientras me mira directamente a los ojos. Su vista desciende de nuevo hacia mis labios y la mía a los de ella. Y cuando la miro sé que no puedo aguantarlo más. Necesito besarla, necesito darle todo.

—Quiero que me beses —susurra contra mi boca—, en todas partes.

—Joder, mi amor —reniego frustrado—. Rhys va a matarme si nos vamos...

—Que le den a Rhys. Es temprano aún.

Es como si al pronunciar su nombre lo hubiésemos invocado. Cuando alzo la vista veo a lo lejos como me busca con desesperación con la mirada pero, no es eso lo que me llama la atención, no.

Lo que llama mi atención es la persona que camina a su lado.

Tiene que ser una broma.

Esto no puede ser en serio.

Instintivamente pongo a Kate detrás de mi espalda cuando veo como ambos avanzan hacia nosotros. La ira absoluta crece desde el fondo de mi ser al ver como una estúpida mueca de suficiencia se enmarca sobre su boca al verme.

Tengo ganas de partirle los dientes de un puñetazo, más aún cuando siento como ella tiembla detrás de mí al darse cuenta de quién es.

—Pero que pequeño es el mundo ¿no? —exclama con sorna por encima de la música—, feliz cumpleaños, Katerina.

Cierro las manos con fuerza cuando se aproxima a nosotros y retrocedo varios pasos alejando a Kate de él.

—Ni si te ocurra acercarte a ella —advierto entre dientes—, o te juro que esta vez tu nariz no será el único hueso roto.

El tal Marc suelta una carcajada que hace que mi paciencia se evapore, todo lo que ese pedazo de mierda me evoca, el parecido que tiene con mi padre a la hora de actuar, todo eso acaba con mi parte racional. Me acerco a él movido por la furia. Su mirada vacilante no desaparece y estoy a punto de dejarme llevar cuando Rhys se da cuenta de lo que sucede.

Antes de que quede cerca del pelirrojo se pone en medio mirándome con desconcierto.

—¿Os conocéis? —me dice en inglés, niego a lo que él continúa hablando—: ¿Entonces porqué parece que quieres partirle la cara?

—Porque quiero hacerlo —escupo apretando los dientes—, no se merece el aire que respira.

El rubio parpadea incrédulo y puedo ver como la preocupación inunda rapidamente sus facciones.

—Elliot, necesito que me cuentes exactamente qué clase de problemas tienes con él.

—Es el ex de Kate —explico sintiendo como la ira crece desbocada—, la maltrataba... ¿Qué coño haces tú con él?

Mi amigo comienza a maldecir por lo bajo con nerviosismo antes de responder lo que cambiaría por completo la noche.

—Él es el que tiene el reloj. 

¡Holaaa! EN PRIMER LUGAR... ¡FELIZ SAN VALENTÍN!  Sé que es lunes y no viernes pero, esta semana pasada me vacunaron con mi última dosis y soy una desgracidad a la que siempre le da reacción. Si a esto le sumamos un par de problemas personales y el sindrome del impostor que lleva semanas acechandome tenéis la combinación perfecta para que se retrase el capítulo.

La parte que Elliot le canta significa esto:   Ten presente que moriría por ti. Amor, moriría por ti.

He hecho lo que he podido y la verdad. No estoy del todo descontenta con el resultado lo cual es un paso en mi autoestima de mierda, parece que se me está pegando de Kate esto de ser insegura xD

De todos modos...ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO PORFA NO OS OLVIDÉIS DE VOTAR Y COMENTAR SI ES ASÍ. Prometo mejorar las descripciones y los fallos en ediciones futuras. 

Ahora os dejo con mis preguntas...👀♥️

1. ¿Os ha gustado el capítulo? Perdón, necesito saberlo para respirar.🥲♥️

2. ¿Os ha gustado ver como se ponen "celosos"mutuamente?😉👀

3. ¿Os esperabáis lo de Marc? 👁👄👁🔪

4.  ¿Que regalo de cumpleaños esperáis que le de Elliot a Kate? ❤️‍🔥❤️‍🔥

5. ¿Qué pensáis de lo que Kate le ha dicho a Elliot? ¿Y de cómo él se ha sentido? Cada vez empezamos a ver más matices en sus sentimientos...🥺

6.  ¿Que esperáis que pase en el próximo? 👀

¡Nos leemos pronto!

Abrazos cargados de buena vibraaaaaaaa.

Besitos de nuestros sexy escritor que canta en inglés al oído. ❤️‍🔥😏

Continue Reading

You'll Also Like

1K 70 4
La vida de dos adolescentes en su último año de instituto, que a simple vista parecen odiarse, cambia cuando ambos deciden dar rienda suelta a sus se...
1.2M 119K 62
3 variables: Una vida ajetreada, una máquina del tiempo y una regla de oro: No alterar el pasado. Oris descubre que el amor de su vida pertenece a...
778K 42.5K 47
LIBRO DOS DE LA SAGA ÁMAME. Ginger odia a Eros desde el momento en el que él la dejo y le pidió que se deshiciera de su hijo, han pasado dos años y E...
36K 1.4K 23
¿Que pasaría si te sintieras completamente atraída por la prima de tu nueva compañera de trabajo? Descubre la historia de Chiara una artista emergent...