«Sueña, después de tantas dificultades vas a poder florecer»
Después de ser atrapado con las manos en la masa, el ambiente se tornó algo incómodo, cuando cruzaban miradas solo soltaban risitas nerviosas y aunque Win trataba de evitar sus pensamientos repetitivos, simplemente no podía, el hecho de que haya encontrado a su casi novio husmeando en su ropa interior lo avergonzaba, pero por alguna extraña razón, también lo hacía sentir especial.
— Ya acomodé las cobijas, P'... Espero estés cómodo, yo dormiré en la sala. — Tenía sus lindas mejillitas teñidas con un leve color rosa, el cuál le hacía ver tan tierno que el gran Alfa se debilitó ante lo hermoso que era Win, se acercó al más bajo para poder tomarlo en sus brazos y después dar un pequeño beso en los gorditos labios que lo caracterizaban tanto.
— Por favor abrígate, uhm... De nuevo te ofrezco unas disculpas por haber tocado tu ropa interior, fue... Inevitable.
— No te preocupes P'... No sabías donde estaban las cobijas, no hay problema. — Una sonrisita coqueta y tímida se formó en los labios rositas de el Omega, los cuáles fueron besados con cariño por parte del Alfa.
Sus boquitas empezaron a besarse con lentitud, creando pequeños chasquidos que se escuchaban en la habitación, las manos más grandes fueron a la cintura contraria para poder tener mejor acceso a la hora de dar caricias. Se separaron con lentitud, pues aunque no querían, dependían del oxígeno el cuál les llegó a faltar por lo largo que fue el beso, ambos se sonrieron con tímidez, sin saber que decir.
— Y-yo... Iré a dormir.
— Si, anda, y por favor abrígate, no quiero que mañana tengas un resfriado.
— Claro que me abrigaré, solo por ti. — Arrugó su naricita con dulzura, haciendo que el azabache soltara una risa por la ternura que tenía antes sus ojos. — Buenas noches P'Baii, sueña con los angelitos.
— Soñaré contigo. — Antes de que Win se fuera, plantó un beso fugaz en los preciosos belfos, dueño que salió corriendo de la habitación con su corazón a mil.
Win sabía que esa noche no podría dormir por varias razones, tenía a su Alfa en su cama, eso lo emocionaba pues el aroma de Bright se quedaría al menos tres días impregnado entre sus sábanas. Pero había algo que quería hacer desde hace mucho y aunque no encontró el valor para hacerlo antes, ahora lo haría, en su pecho sentía una terrible presión la cuál lo hacía dudar de lo que estaba por hacer, tomó el teléfono de su hogar con sus manos temblorosas, observando de manera indecisa las teclas numéricas, hasta que por fin, marcó el número que se sabía de memoria desde que era un niño en kínder, puesto a que sus maestras le obligaban a aprender los números de sus tutores y ahora lo agradecía.
Escuchó el típico sonido de la línea en espera, cosa que lo hizo poner aún más nervioso, sentía incluso sus ojos cristalizarse por la terrible ansiedad que estaba sintiendo, era el cumpleaños de su padre.
— ¿Bueno..? — Se escuchó la voz de una mujer de mediana edad que se escuchaba algo cansada, pues era casi media noche.
— Mami... Hola... — Susurró mientras veía a un punto fijo de la habitación, escuchó un suspiro pesado por el otro lado de la línea.
— ¿Qué quieres? — Preguntó la brusca voz que hizo al pequeño cachorro volverse pequeño y temblar en su sitio.
— Yo solo marcaba para saber cómo están, los extraño m-mucho... Además es cumpleaños de papá y so... — Su voz estaba quebrada, y que su progenitora le haya cortado la palabra no ayudaba mucho con sus nervios.
— Exacto, es el cumpleaños de tu padre y no quiero que este día que iba muy bien se arruine porque un inservible e inútil bastardo lo llame. — Habló la mujer entre susurros llenos de cólera.
Los ojos del pequeño Omega se cristalizaron de una manera exagerada, nublando por completo su vista y sintiendo como las lágrimas empezaban a derramar por si solas, su corazón punzaba de manera dolorosa y su pequeño lobo se estaba haciendo bolita en su interior.
— Y-yo lo siento mami.... No era mi intención arruinarlo c-como siempre... — Aguantando con cada palabra su llanto, quería y necesitaba un poco de amor abrazador para él. — D-de verdad lo lamento...
— Si de verdad lo lamentas, no vuelvas a llamar otra vez, tú no eres mi hijo, así que deja de llamarme "mami" ridículo Omega, madura. — Gruñó. — Tienes 19, compórtate como lo que eres, un adulto, además.... Yo solo tengo un hijo, el cuál si me pudo dar nietos y si sirve en esta vida.
— Y-yo leí que a veces el celo tardaba en llegar p-por...
— Sean cuáles sean las razones, no me importa, tu vida no me importa.
— M-madre encontré trabajo, pronto viajaré para visitarlos y les llevaré muchos regalos... — Trataba de retener su llanto, quería ser como su madre pedía, más maduro, pero simplemente no podía, sus manitos estaban hechas puños sobre su polera, y trataba de asimilar todo lo que estaba sucediendo, no entendía como un día tan hermoso estaba finalizando con algo tan triste. No escuchó respuesta alguna, la línea se cortó, pasaron segundos y minutos, en los cuáles su llanto se podía escuchar cada vez más fuerte en la pequeña sala, dirigió sus manitas a su boca para cubrirse y así, oprimir sus sollozos, rogando de no ser escuchado.
Sintió unas manos rodear su cintura en el momento exacto que sus piernas flaquearon, fue arrastrado a su habitación por los brazos del Alfa que empezaba a soltar su aroma para poder tranquilizar el llanto contrario, cosa que logró de a poco, Win sorbía su naricita rojiza justo en la puntita, podía sentir la mirada de Bright sobre él, se sentía todo lo peor de una persona, cobarde, pequeño, inmaduro, no podía encontrar nada bueno en él.
Bright no lo soportaba, no toleraba ver a su Omega de esa manera, necesitaba saber las razones por las que su familia lo trataba así, pero no podía ser insistente, eso haría sentir peor al cachorro, así que lo que único que hizo fue rodear el pequeño y frágil cuerpo de Win, pegándolo al suyo para poder consolarlo, podía sentir como su lobo gruñía de coraje por el llanto del menor, a partir de ahora siempre odiaría observar lágrimas en los lindos ojitos de Win, a menos que sea de felicidad.
— Ya, corazón, por favor calma, estoy contigo y no te voy a dejar. — Murmuró en el oído contrario, oyendo como de a poco los sollozos se calmaban y dejaban de ser audibles, eso lo logró tranquilizar a él también.
— L-lo siento... Yo no quería...
— No debes pedir disculpas, tú no has hecho nada malo bebé, ¿si? Solo quiero que me expliques lo que pasa para poder ayudarte en lo que pueda. — Animó.
— Solo tuve una pelea con mi madre, no es nada.
— ¿No es nada? Winnie estabas llorando hace unos minutos, confío en ti, pero no puedo creerte cuando dices que no fue nada. — Suspiró con suavidad, repartiendo pequeños besos en el rostro ruborizado, que ahora solo soltaba suaves y pequeños sollozos ahora más calmados.
— E-ella aún está molesta conmigo... — No iba a correr el riesgo de que Bright se enterara, eso sería una tragedia, jamás se perdonaría el que por su culpa se alejara la única persona que lo quería, se sentía tan completo con el Alfa, no quería ser soltado, no de nuevo.
— Ah, bebé, no sé que fue lo que haya pasado entre ustedes dos, pero créeme que te apoyaré en todo lo que necesites, si algún día me quieres contar lo que sucede estaré aquí para escucharte, me ganaré tu confianza.
— Yo sí confió en ti P'Baii, solo tengo mucho miedo pero... Algún día lo sabrás todo. — La última frase fue un susurro casi inaudible. — No deberías estar con alguien como yo. — Su nariz picó y su voz se empezó a quebrar, anunciando que se avecinaban nuevas lágrimas.
— ¿Quién eres tú entonces? Déjame conocerte, déjame estar contigo, quiero ser tu confidente, quiero ser tu consuelo y tu paño de lágrimas, quiero ser tuyo, quiero que seas mío.
— N-no lo entiendes, nadie lo entiende Bright... Ya no quiero hablar más, por favor duerme. — De nuevo, rompió en un llanto silencioso. — No quiero que te alejes de mí, tengo miedo.
— No debes sentir miedo conmigo, yo no me alejaré de ti, te aceptaré con todo y te querré de la misma manera, te lo prometo.
— ¿L-lo prometes? — Levantó su mirada, sus ojitos estaba hinchaditos, podía transmitir la tristeza a través de su mirada.
— Te lo prometo. — Habló con seguridad el azabache, acercando sus manos al rostro de Win para poder limpiar con delicadeza las lágrimas que derramaban por las mejillas redonditas, plantó un suave beso en los gorditos y dulces labios que tanto le gustaba, para después suspirar. — Ha sido una noche pesada, es hora de que esos preciosos ojitos descansen, mañana será día de trabajo para ambos. — Ambos esbozaron una sonrisa.
Asintió. — Si, si te falta algo me avisas... Estaré en la sala.
— Claro que no, tú dormirás aquí, conmigo, necesito proteger al Omega más lindo que existe.
— ¡P'Baii!
— Nada de quejas, pequeño cachorro. — Soltó pequeñas risas al ver como en el rostro del castaño se formaba un lindo y precioso puchero, cuál no dudó en besar.
Una vez ambos cuerpos bajo las sábanas, se pegaron como imanes en una abrazo el cuál los tuvo tan cómodos que decidieron dormir así, ambos mezclando sus aromas y respirándose el uno al otro.
Bright no podía haber dormido tan bien como esa noche, más aún por las palabras que recibió de los labios de Win, su Alfa correteaba y saltaba, sabiendo con claridad que el Omega también estaba de esa manera, un cariño mutuo.
— Bright, me estoy enamorando de ti.
[...]
El amanecer llegó, los ojitos marrones claros se abrieron de a poco gracias a los pequeños rayos de sol que entraban por los pequeños espacios de las cortinas, al sentir esos fuertes brazos y ese aroma que tanto le encantaba, no pudo evitar sonreír de felicidad, removiéndose con emoción en su sitio, sin darse cuenta que había despertado a su lindo azabache, el cuál se unió con las sonrisas.
Se levantaron juntos para poder vestirse, obviamente en habitaciones separadas para poder tener privacidad, tomaron un rápido desayuno, Bright se ofreció en llevar al menor a la cafetería, y este, obviamente no pudo negarse, en pocos minutos ya iban rumbo al trabajo de Win, ambos escuchaban música por la radio del auto y tarareaban la canción que se transmitía, ambos dándose cuenta de que sus voces hacían armonías muy lindas, la manito del Omega estaba unida a la mano más grande, la cuál estaba puesta en la palanca de maniobras para evitar accidentes.
— ¿Te sientes mejor? — Habló Bright.
— Mucho mejor, hubieron veces en las que no podía hablar con nadie sobre cómo me sentía, siempre estaré agradecido contigo y por tu preocupación hacia mi sentir, en verdad gracias P'. — Habló con sinceridad, acercándose a dar un pequeño beso en la mejilla del Alfa.
— No debes agradecerme, haría muchas cosas por ti.
Llegaron a su destino, se despidieron con lindo y cariñoso beso en los labios, aunque Bright sea jefe y dueño de la cafetería, ya no le importaba esa tonta regla donde no se permitían amoríos, pensó que la quitaría pronto para no oprimir a sus trabajadores y que sean un poco libres, comprendió que el amor cuando pasa, pasa.
Cuando el Omega ingreso a su trabajo y saludó a sus compañeros, recibió soniditos de ambulancia como respuesta y algunos comentarios algo graciosos de sus compañeros Omegas, como; "¿Y que se siente tener como cortejo a un guapo como el Jefe Chiva-aree?" "El Jefe Vachirawit, se ve rudo, pobre Winnie, de seguro acaba adolorido." "¿Es tu sugar daddy?" No pudo evitar reír con lo último, pero tenía que defender a su casi novio, así lo hizo.
— P'Bright no es tan viejo, solo es un poquito mayor que yo. — Defendió con un puchero, mientras se ponía su uniforme que tanto le gustaba, su delantal rosa pastel y su gorrito.
Su día jornal transcurrió tan bien, que de nuevo las horas se sintieron como segundos, todo fue alegre, a ratos recibía algunas bromas y de nuevo los soniditos de ambulancia, los cuáles le hacían sonrojar, pero no podía hacer nada ni contradecir, su Jefe le gustaba mucho y eso no lo iba a negar.
Se preparó para firmar el horario al finalizar su jornada, ya tenía su bolso en sus manos, hasta que sintió como una manito tocaba su hombro, se dió la vuelta y vio a uno de sus compañeros Alfa.
— Oh, P'San, ¿pasa algo?
— Si, necesito ir al baño pero me toca atender la mesa 5, ¿podrías hacerlo por mí? ¡Por favor! La propina irá para ti, yo sé que eres una buena persona Winnie, anda, porfavor. — Win no pudo evitar soltar algunas risitas al ver a su mayor en apuros, solo asintió, para después ver como su mayor salía disparado a los servicios higiénicos, suspiró un poco, sintiéndose también algo mal pues haría esperar unos minutos a Bright, pero quería ayudar a su compañero, así que se puso su delantal de nuevo y caminó a aquella mesa con una dulce sonrisa, donde había una pareja esperando.
— Bienvenidos a la cafetería, ¿cuáles serán sus pedidos?
— Para mí una torta de chocolate y un frappe de oreo. — Habló uno de los dos, al parecer el Omega, el cuál tenía una linda sonrisa de ojos.
— Para mí solo un café americano.
— Bien, ¿qué nombre el escribo al frappe?
— Gulf Kanawut.
— Bien, en unos minutos traerán su pedido. — Hizo una suave reverencia y volvió a la cocina, donde estaba esperando su compañero. — ¡Listo! Aquí está el pedido, a la próxima no tomes tanta agua. — Bromeó Win, riendo con su compañero, el cuál le agradeció.
— Gracias por tu ayuda Winnie, te debo una, ahora anda, acaba de entrar tu Alfa a buscarte, mh.
Win se puso atento, efectivamente, el aroma de Bright llegó a sus fosas nasales de repente, haciéndole saltar de emoción, se despidió rápido y salió de la cocina hacia la recepción, tomó su bolso y buscó con la mirada al causante de sus sonrisas.
Por otro lado, el Alfa frunció su ceño de repente al sentir ese aroma que en un pasado le encantaba, pero ahora solo sintió náuseas, asco, su lobo sintió asco, por más que trataba de no sentir resentimiento, simplemente era inevitable.
— P'Bright... — Esa voz, esa detestable voz.
— ¿Necesitas algo? — Preguntó con indiferencia.
— No... Solo... Quería saber cómo estabas.
— ¿Por qué eso te importaría?
— Sé que te molesta verme de nuevo, pero quiero que me escuches.
— No Gulf, yo no voy a escucharte, y aunque lo hiciera, ¿de qué serviría? Gulf estoy esperando a alguien, por favor no vuelvas a hablarme, nosotros somos desconocidos desde hace más de un mes. — El Alfa no quería que Win llegará justo en ese momento, quería evitarle momentos incómodos, pero a veces el mundo estaba en su contra, observó cómo el pequeño y precioso cuerpecito de Winnie corría a sus brazos, una sonrisa inconsciente se formó en sus labios y de inmediato, sujetó por la cintura al castaño.
— ¡P'! Discúlpame por hacerte esperar, tenía que atender a- ¡Oh! A él. — Cuando Win vio a su cliente parado al frente le sonrió con ternura, estaba acostumbrado a tratar con amabilidad y sonreírle sin dobles intenciones a los que frecuentaban en la cafetería, ya era parte de él. — ¿Se conocen?
Bright negó. — No, solo quería preguntarme algo, bebé, vamos a mi casa, ¿si? Tenemos una clase pendiente.
— ¡Si! Vamos, estoy emocionado. — Y sin poder despedirse, fue arrastrado por su mayor hasta la salida. — Alfa tonto, no dejaste que me despidiera. — Reclamó con una mini rabieta una vez ambos ya estuvieron en el auto.
— No creo que te quieras despedir de mi ex. — Respondió soltando una pequeña risa al ver el cambio de expresión tan gracioso de su Omega.
— ¿Él te fue infiel? Me bajaré y le morderé muy fuerte, quiero morderle.
Pero antes de que pudiera abrir la puerta del auto, este ya había empezado a andar.
— Tú no morderas a nadie Omega travieso.
— ¡Pero-!
— Pero nada, no quiero que lastimes tus colmillitos, ahora dame un beso. — La vista del Alfa estaba fijada en la pista, pero aún así correspondió el piquito en los labios que le dió el lindo Omega.
— No le morderé, pero cuando vea al señor Gulf en la cafetería le voy a gruñir.
— Eso está mejor, aunque solo deberías ignorarlo corazón, no vale la pena decirle algo.
— Tengo que defenderte de todos P'Bright, así que si le gruñeré.
— Diría que me das miedo, pero en realidad me das ternura.
— ¡P'!
— Está bien, está bien, me das miedo.
— Así me gusta.
El camino fue igual de feliz, Win aplaudía y cantaba al ritmo de la música como un precioso cachorro, haciendo reír a su mayor de la ternura, disfrutaba hacer sonreír a Bright, eso era señal de que estaba haciendo feliz al hombre que empezaba a enamorarlo, y no dejaría de hacerlo.
— Winnie.
— ¿Mh?
— También me estoy enamorando de ti.
«Cuéntale a la luna sobre mí... Dile que yo estaba dispuesto a navegar el inmenso mar por ti»
Nota de adapta-autora:
¡Hola bamboos!
Quisiera que comprendan que Win es una persona insegura, inseguridades que su propia madre y familia crearon en él con el maltrato tanto psicológico como físico. Quiero que lo entiendan porque de ello trata esto, con el paso de los capítulos se darán cuenta. Además, he visto en las otras adaptaciones como en la historia original, comentarios como: "Me estresa que Jin (en este caso sería Win) sea tan infantil". Pero solo deben analizar el contenido de la historia para darse cuenta el porque de su actitud.
Bien, hasta la próxima. Espero este capítulo haya sido de su agrado :)
StarSanz04.